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Semiótica de la pintura: “Hotel by A Railroad”, de Edward Hopper por Sofía Malissia
Edward Hopper (1882 - 1967), fue un artista pictórico estadounidense del período modernista, se especializó en el retrato urbano y rural con el estilo denominado "Realismo americano". Ha sido llamado el pintor de las escenas americanas, de la luz ydel silencio; de la soledad y el aislamiento. Pertenece a esa categoría de artistas cuyo trabajo es melancólico. En Hotel by a Railroad (Hotel junto a un terraplén de ferrocarril, de 1952), Hopper nos presenta una escena simple y cotidiana de habitación de hotel y con ella una nueva dimensión de la añoranza. Podemos observar dos personas con rostros fantasmales que denotan la falta de comunicación, estos ocupan el mismo espacio, pero aun así la habitación parece desolada. Estas personas se encuentran sumergidas en la abundancia del silencio donde se deben de encontrar con sus miedos más profundos y nos demuestran que para ello no es necesario llegar a lo más oscuro de la noche. La pintura nos invita a hacer un recorrido con la mirada, comenzando en el eje central vertical, que es este hombre de buen porte ensimismado realizando una acción cotidiana, como algo mecánico. Se encuentra de pie mirando fuera de la ventana, su mirada nos lleva al exterior pero su brazo izquierdo flexionado nos apunta y nos desvía la mirada hacia la mujer. Por la ventana vemos las vías del ferrocarril como sinónimo deindustria; Hopper ya con esto nos plasma perfectamente la ciudad americana. Estas nos conducen hasta una ventana cerrada y una pared con líneas oblicuas que nos redirigen al interior de la habitación y nos lleva directamente a la mujer de postura sedentaria, algo erguida, sentada, leyendo un libro que la abstrae de la realidad en la que se encuentra. El personaje de la mujer nos marca o mejor dicho nos agudiza la soledad, por dos razones: en primer lugar, el artista pone a esta mujer de mediana edad vestida con una enagua de un refinado color rosado llegando las horas del mediodía, como si las horasno se le pasaran y ella no pudiera salir de ese mundo de fantasía, ni para vestirse. En segundo lugar el color que porta es asociado a lo femenino y al amor altruista que resulta una disyuntiva con la postura de la mujer y el plano de lo etéreo que se encuentra. En la composición se distingue un equilibrio de líneas y estructuras compositivas, nos encontramos con muebles propios de los años '50 con líneas limpias y geométricas; algunas líneas curvas como el botellón sobre la cajonera, el apoya brazos del sillón o las curvas propias del cuerpo humano generan equilibrio. Hopper, realiza algo muy interesante con la composición de los colores en la imagen, este utiliza la misma paleta de color tanto adentro de la habitación como fuera, esta decisión del artista nos genera una
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superposición del espacio, esa pared de un tono azul grisáceo no es más que una triste metáfora, algo así como “más de lo mismo” no hay más nada, no existe un futuro prominente. Los colores son más bien oscuros con una preponderancia de los azules que ocupan una gran proporción en las paredes, en la ropadel hombre y en el sillón. Colores como el amarillo, lo encontramos en las cortinas que se encuentran abiertas, del mismo color también están las paredes del exterior. El marrón de las vías nos lleva hacia la habitación con el mueble y el espejo que apenas se pueden apreciar unos vagos reflejos cromáticos, y aunque poco presente, el verde aparece dentro de la habitación y en la venta del exterior para aportar algo de vida natural al recuadro, sin embargo y volviendo a ver la pintura el verde lo vemos como un verde musgo y nos encontramos sumergidos en el sombrío y desolado hotel sin salida. La luz, protagonista del cuadro en un día claro y soleado con líneas oblicuas que surcanla pared, ilumina a los personajes como un foco de quirófano que subraya su desgarradora soledad con una misma actitud, de espera absorbidos por sus pensamientos. Esta forma de recibir la luz tensiona la doble naturaleza de la luz espiritual y sensual, donde adquiere un tono de melancolía. Para concluir, para ponerlo en perspectiva, Hopper capta la esencia misma de la soledad: la vida cotidiana. Es uno de los pintores contemporáneos cuyo arte sigue vigente porque no solo refleja gente solitaria, silenciosa que parece que intentan escapar de algo, sino que es un reflejo de un todo, de una sociedad completa. Hotel by a Railroad no es más que la vida mundana llena de vacío, en una habitación que no se encuentra habitada, que no pertenece a nadie, que es de paso como la vida misma.
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