Una historia de lobos

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UNA HISTORIA DE LOBOS Una noche fría de Diciembre, en un pueblo perdido entre las montañas…

Un chico dormía en su casa. Se despertó para ir al baño, se acostó otra vez y notó que algo había cambiado. No se sentía normal, había algo diferente. El chico se durmió, pero en una hora se despertó y había cambiado más; se volvió a dormir y nuevamente se despertó al cabo de un rato. ¡Le habían crecido pelo y garras! ¡Sus dientes eran muy grandes!


Fue a un médico, que le dijo que no tenía cura. El chico prometió que no volvería a salir de su casa y se fue corriendo. La gente llamaba a la puerta, pero nadie les abría. Un día tiraron la puerta y lo descubrieron. El chico corrió por toda la casa y se escapó saltando por una ventana. Pero los hombres continuaron siguiéndole, hasta que se perdió en la montaña. Convertido ya en lobo, en mitad de la noche, nadie le perseguía. Al darse cuenta de que había luna llena, sin quererlo, soltó un aullido.

Se dio cuenta de que su aspecto era cada vez más parecido al de un lobo. De repente, se encontró con una manada de lobos y decidió unirse a ellos. Sentía mucha sed.


Llegaron a un lago y, al verse reflejado en el agua, comprobó que era completamente un lobo. Se quedó pensativo un momento, bebió y se fue con los demás.

El niño-lobo se encontraba muy bien, pero quería ser niño nuevamente. Así que decidió investigar y descubrió que en el cielo había luna llena. Unos cazadores descubrieron la manada de lobos y fueron a por ellos. El chico, asustado, salió corriendo y se adentró en una pequeña cueva entre las montañas.


Allí vio una luz muy extraña y fue a ver qué era. Siguió la luz y encontró un hombre con barba, un traje de estrellas y una varita mágica. El señor le dijo que se fuera de la cueva o lo mataría. El mago, como tenía mucha hambre, pensó en matarlo. Decidió hacerlo puesto que si no moriría él; pero justo antes de ello un lobo de la manada apareció de la nada y le dio un bocado en la mano al mago, quitándole la varita. El mago se enfadó, pero el lobo, sin querer, lanzó un hechizo contra un espejo y, al rebotar, alcanzó al mago, que inmediatamente murió. El niño-lobo se lo agradeció.


El niño se sentía muy cómodo con los lobos, pero cada vez tenía más ganas de ser otra vez un ser humano, así que siguió investigando. Pasaron los días y todavía no era humano. Sus amigos lo buscaron por el campo. Él, al verlos, saltó hacia ellos, pero aterrorizados, huyeron corriendo. El niño, muy triste y con lágrimas en sus ojos, siguió a su mejor amigo, Jorge, hasta su casa, para que comprendiera que era su amigo. El pobre, todavía con lágrimas en los ojos porque Jorge no lo reconocía, volvió a la montaña más triste aún. Cuando llegó a la manada, comprendió que sus amigos no lo reconocían porque era un lobo. El niño, correteando por la montaña con su manada, vio una pequeña ardillita. Se acercó a ella y se sorprendió al escucharla hablar. Cuando estaba hablando con la ardilla, su voz le pareció muy familiar. ¡Era su amigo Jorge, que se había transformado en ardilla! Así que se fueron juntos. El lobo le preguntó que porqué era una ardilla y su amigo le dijo que se había convertido él. Jorge era huérfano, así que había decidido irse con su amigo, pero… Cuando se acercaron a la charca, un caimán les persiguió durante más de una hora. Jorge y él decidieron volver a transformarse en humanos, porque estaban más a gusto así. Encontraron un señor muy simpático que sabía lo que les había pasado y… ¡tenía la cura! Los chicos se quedaron pensando un buen rato. Tras valorar los inconvenientes y ventajas de cada opción, decidieron seguir con la apariencia de animal. Sería una vida nueva y sin preocupaciones. Así que se hicieron una casa y vivieron más felices que una perdiz. Autores: Celia, Pablo, Alejandra, Marta, Andrea, Adriano y Miguel

CEIP Condesa de las Quemadas (Córdoba)


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