De gemelos, culebras y tesmósforos; mitología en Guerrero

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Número 2, febrero de 2008

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OXTOTITLÁN, itinerancias antropológicas


CONTENIDO OXTOTITLAN ITINERANCIAS ANTROPOLÓGICAS

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Universidad Autónoma de Guerrero Unidad Académica de Antropología Social (UAAS)

Número 2 FEBRERO 2008

DIRECTORIO Dr. Arturo Contreras Gómez Rector Dr. Román Ibarra Flores Secretario General Mtro. Mario O. Martínez Rescalvo Director de la UAAS Mtra. Anne Warren Johnson Subdirectora de la UAAS CONSEJO EDITORIAL Dra. Danièle Dehouve Dr. Antonio García de León Griego Dra. Catherine Good Eshelman Antrop. Abel Barrera Hernández

3. EDITORIAL PENSAMIENTO ANTROPOLÓGICO 5. De gemelos, culebras y tesmósforos; mitología en Guerrero / Samuel Villela Flores ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA 12. La montaña de Guerrero: una redefinición / Mario Martínez Rescalvo 22. Trabajo y tributo en las minas de Zumpango / Santos Herrera de la Rosa 28. Una lluvia de palabras en la boda, en el Pueblo de la Lluvia / Gaudencio Mejía Morales 31. Liderazgo y violencia de género en el Guerrero

COMITÉ EDITORIAL Mtra. Anne Warren Johnson Mtro. José Carmen Tapia Gómez Mtro. Mario O. Martínez Rescalvo Mtro. José Jaime Torres Rodríguez Mtro. Ramiro Arroyo Sepúlveda Cuerpo Académico: Antrología Social

indígena / Gisela Espinoza y Rosalba Díaz 36. Identidad, migración y globalización / Antonio Moreno Castañón 44. Prolegómenos, origen social y trascendencia política de la revolucion de Ayutla / José C. Tapia Gómez 58. El municipio como el espacio de disputa por el poder local / José Jaime Torres Rodríguez

Diseño: Lama

A CTIVID ADES A CADEMICAS Y CTIVIDADES CUL TURALES LT

Oxtotitlán, itinerancias antropológicas es una publicación semestral editada y distribuida por la Unidad Académica de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Guerrero. Carretera Chilpancingo-Chilapa, Km. 18.5, Tixtla de Guerrero, Gro. Teléfono (01 754) 47 4 22 02. Registro en trámite Correo electrónico: antropología_uag@yahoo.com

ACADEMIA

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Unidad Académica de Antropología Social (UAAS)

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Universidad Autónoma de Guerrero


EDITORIAL

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Ramiro Arroyo Sepúlveda La gran diversidad cultural y la larga tradición de hechos históricos que caracterizan al estado de Guerrero, lo hace un campo inagotable para el ejercicio de la antropología. Prácticamente en cada una de sus comunidades afloran acontecimientos que reclaman su investigación, en su pasado se encuentran lecciones vivas que dan sentido y cohesión a su sociedad y a su cultura. Es así como la Unidad Académica de Antropología Social (UAAS) de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), se aboca no sólo a la conformación de nuevas generaciones de antropólogos, sino que ello se sustenta en una permanente labor de investigación y difusión de estos hechos.

tecimientos históricos, políticos, conceptuales, identitarios y de género, que forman parte de la esencia de la sociedad guerrerense. Samuel Villela, nos ofrece un ensayo titulado: DE GEMELOS, CULEBRAS Y TESMÓSFOROS; MITOLOGÍA EN GUERRERO. Los mitos abordados en este trabajo, son cuatro: Mitos cosmogónicos, refieren al origen del cosmos y la vida humana. (Los gemelos Sol y Luna). Migraciones, mitos fundacionales a partir de procesos migratorios en los cuales mito e historia se compenetran para dar cuenta de esos procesos. Mitos fundacionales y etnoterritorialidad, que se refieren a la conformación de un etnoterritorio, entendido éste como el espacio apropiado y culturalmente construido, a partir de una determinada porción de tierra, donde un grupo étnico crea un asentamiento habitacional. Otro de los Mitos abordados son sobre el origen de la agricultura y del maíz, que indican que una vez fundado el etnoterritorio y ordenado el cosmos, los hombres necesitan desarrollar una actividad productiva que les permita obtener los bienes de subsistencia, esto es, reproducir su vida material, lo que da pauta a creencias míticas en cuanto al origen de la agricultura y de las semillas básicas.

Aunque reconocemos la amplia gama de aproximaciones antropológicas a la cultura, consideramos pertinente retomar la definición que propone Luís Villoro: «el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, tradiciones y las creencias”. Esta conceptualización nos permite apreciar el amplio campo de estudio y difusión que se requiere para dar a conocer la riqueza de los elementos culturales que se gestan y desarrollan en el territorio guerrerense.

En su análisis, el autor nos señala que “los mitos sirvan como una explicación y justificación de una forma de ver el mundo, de legitimación de un orden social y político, de explicación de cómo surgieron las normas sociales, morales (por la acción ejemplar de los ancestros o fundadores míticos) y por qué deben ser cumplidas y respetadas”. De aquí su importancia.

La práctica académica, e investigativa que se lleva a cabo en la UAAS, se nutre de esta riqueza con la ventaja de que a sus aulas acuden actores dinámicos de los fenómenos culturales estatales, esto es, los alumnos de esta Unidad Académica provienen de las diferentes regiones del estado y pertenecen a diferentes grupos sociales y culturales, todo ello permite que los profesores-investigadores se encuentren en constante comunicación con estos actores y sus comunidades, por lo que se puede afirmar que el ejercicio antropológico que se practica, sea vivo, actuante y de permanente compromiso con su entorno, ello sin descuido de contextos mas amplios como lo son el nacional e incluso con la universalidad de determinados fenómenos globales. Entre sus actividades de difusión, la UAAS cuenta con Oxtotitlán, itinerancias antropológicas, revista de esta institución que es espacio abierto para la divulgación de las ideas, reflexiones e investigaciones que en torno a diversos temas culturales, realizan académicos de la propia Unidad, e intelectuales de probado prestigio nacional e internacional.

Mario O. Martínez Rescalvo, aporta una valiosa colaboración titulada: LA MONTAÑA DE GUERRERO. UNA REDEFINICIÓN. En este ensayo, el autor parte de una pregunta básica: ¿A qué llamamos Región de la Montaña? Para construir una respuesta a esta interrogante, el autor hace un análisis de la delimitación histórico-administrativa de esta región del estado, para continuar con una revisión de las distintas propuestas que han buscado delimitarla. Estas bases analíticas-históricas, lo llevan a plantear una redefinición de la montaña, como región sociocultural y se hace una propuesta de delimitación y de subdivisión en subregiones culturales. Aunado a ello, nos proporciona los cambios más recientes y las nuevas propuestas de remunicipalización que sugieren una nueva configuración. Este trabajo nos muestra como dinámica la realidad guerrerense y la necesidad de estar en un continuo proceso de su conocimiento.

En esta entrega de nuestra revista, se presentan un conjunto de ensayos y artículos que versan sobre fenómenos y problemáticas que dan cuenta de mitos, acon-

En la investigación: TRABAJO Y TRIBUTO EN LAS MINAS DE ZUMPANGO, Santos Herrera de la Rosa, nos muestra las condiciones de explotación a las que se vie-

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ron sujetos los grupos étnicos nahuas en estas actividades económicas desarrolladas en la región centro de la entidad. El estudio parte de una semblanza del pueblo de Zumpango desde la época prehispánica y aborda las actividades mineras en los siglos XVI y XVII y plantea la rendición de tributos como eje del trabajo esclavo, encomendero y asalariado. La amplia documentación en que se sustenta la investigación, la hace imprescindible para cualquier estudioso del tema.

El autor rechaza el conocimiento de la identidad solo como un ejercicio contemplativo, pues sostiene que ”Se puede concebir al sujeto como una síntesis de experiencias, dándose cuenta en el accionar de sus estructuras cognitivas a través de la pasión y emoción demostradas, en la búsqueda de la tan deseada (vida y muerte) identidad que tiene trascendencia y es un desafío de conocimiento que no queda aprisionado, sino que constituye un arma de lucha para opciones y gestación de un nuevo proyecto de vida”.

Un bello ritual es el que documenta Gaudencio Mejía Morales, en su colaboración titulada UNA LLUVIA DE PALABRAS EN LA BODA, EN EL PUEBLO DE LA LLUVIA. En este trabajo se hace una reproducción, traducción/interpretación de las “palabras de la lluvia” que dirige el “embajador”, “casamentero” o “pedidor” cuando está a punto de concluir con su labor al formalizar un matrimonio entre jóvenes ñu´u savi ( mixtecos). El autor nos señala que este ritual, que fue captado en la .comunidad de Potuichán, municipio de Copanatoyac, de la Montaña de Guerrero, es el que mayor relevancia tiene entre la gente de la lluvia, porque participa la comunidad y tiene mas valor que el matrimonio en la iglesia.

El estado de Guerrero, es rico en acontecimientos históricos que han forjado a nuestra nación, tal es el caso de la Revolución de Ayutla, que José C. Tapia Gómez, nos presenta en un minucioso y ampliamente documentado ensayo titulado: PROLEGÓMENOS, ORIGEN SOCIAL Y TRASCENDENCIA POLÍTICA DE LA REVOLUCION DE AYUTLA. Teniendo como guía analítica una serie de preguntas, sobre el origen socio-histórico, las características y consecuencias de este movimiento, así como de los factores socio– políticos que presentaba el actual estado de Guerrero, para que se diera esta Revolución en su territorio, con sus respuestas, Tapia Gómez da cuenta de este movimiento militar y político considerado como la “Segunda Independencia Jurídica” de nuestro país.

LIDERAZGO Y VIOLENCIA DE GENERO EN EL GUERRERO INDIGENA, es un magnifico trabajo realizado con base en un conjunto de entrevistas a profundidad en donde las autoras, Gisela Espinosa y Rosalba Díaz, rastrean el vinculo entre la violencia, la construcción de liderazgos femeninos y las reivindicaciones de género y proyectos de cambio que impulsan las mujeres indígenas de Guerrero.

En el texto se expone cómo en 1854, en este lugar de Guerrero, el General Juan Álvarez, el Coronel Florencio Villarreal y el capitán Vicente Luna (nativo del lugar y con fuerte ascendencia local), firmaron el documento que vendría a derrocar la tiranía de López de Santa Anna. La importancia del ensayo, radica en el análisis histórico que se hace sobre esta revolución, que fue el origen de las Leyes de Reforma y de la Constitución Mexicana de 1857.

El análisis de las entrevistas reseñadas, lleva a las autoras a reflexiones que enriquecen el debate sobre el papel de la mujer en los usos y costumbres entre los pueblos indígenas. Así, sostienen que “Para ellas, ni el derecho positivo ni el consuetudinario garantizan igualdad ni ejercicio de sus derechos ciudadanos” y que “cuando la violencia abandona el mundo secreto, cuando sale de la zona de silencio, cuando se politiza, se convierte en punto de reflexión crítica y permite construir lazos de apoyo entre mujeres”. Así, la violencia antes naturalizada, no sólo se desnaturaliza y se cuestiona, sino que se rechaza y se convierte en un elemento central de la lucha personal y política.

EL MUNICIPIO COMO UN ESPACIO DE DISPUTA POR EL PODER LOCAL, es el ensayo en donde José Jaime Torres Rodríguez, reflexiona sobre el desarrollo histórico del municipio en nuestro país. El análisis muestra cómo este orden de gobierno ha estado subordinado a otros poderes, con la consiguiente pérdida de autonomía, todo ello por efecto de caciquismos, jefes políticos y militares o incluso por dirigencias partidistas. En el texto se muestra cómo los municipios se han conformado en espacios de contiendas políticas, en donde sus luchas forman parte sustantivas de la democracia nacional. En este contexto, el autor ubica las demandas indígenas en torno a sus autonomías, como la forma de que estos puedan acceder al poder local con el objetivo de ser reconocidos como pueblos diferentes, con derecho a ejercer su gobierno y su cultura.

En el ensayo, IDENTIDAD, MIGRACIÓN Y GLOBALIZACIÓN, José Antonio Moreno Castañón, aborda esta temática desde diferentes ámbitos, como lo son, el filosófico, psicológico y antropológico. Explora el impacto que sobre la identidad ha tenido la globalización y con ella los actuales procesos de migración. El autor nos recuerda que “Hoy que vivimos bajo un escenario de globalización en los ámbitos económico, político y social, observamos como aparecen y desaparecen formas de vida, donde se borran distancias, agudizándose las diferencias, parece tener importancia relevante el concepto de identidad, en una búsqueda explicativa ante los movimientos sociales que se presentan”.

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Como se puede observar, todos los ensayos y artículos que en este tercer número de Oxtotitlán se presentan, conservan como eje articulador acontecimientos culturales e históricos que tienen como escenario al territorio guerrerense y a sus gentes. Son documentos que permiten enriquecer el conocimiento de los lectores y buscan su sensibilización, en torno a temas que dan sentido y cohesión a la sociedad guerrerense.

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PENSAMIENTO ANTROPOLÓGICO ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

De gemelos, culebras y tesmósforos; mitología en Guerrero* Samuel Villela Flores En reconocimiento a la fecunda y trascendente obra antropológica de Claude Lévi-Strauss, en el centenario de su nacimiento.

91; Sámano y Ramón, 1992: 44; Serrano, 1952: 175-179; Barlow, 1945: 70-71) y uno sobre la pelea de tigres en Zitlala (Gómez, 2007: 17-19) . Como podrá apreciarse, la mayoría de ellos provienen de la etnia me’phaa. Así mismo, teníamos breves descripciones publicadas en Villela y Jiménez (1998: 68-76) sobre el sustrato mitológico para el ritual a los códices de Petlacala y Coachimalco; de Orozco y Villela (2003: 145, 170) sobre referencias míticas vinculadas a las migraciones nahuas en Coachimalco y sobre el origen del principal santuario en la Montaña, el de Xalpatláhuac. Casi al término de nuestra investigación, hemos recopilado una veintena de mitos2, aunque algunos de ellos son variantes de un cuerpo mítico. Unos fueron localizados en documentos de circulación interna —el de los “México chiquitos”, compilado por Weitlaner (1962:1)— o en tesis que, aunque publicados en el formato correspondiente, son de escasa circulación —una breve secuencia mítica sobre el origen del culto a los San Marquitos entre los amuzgos, de Pablo Castro (1994)—. Un suscinto análisis de sus contenidos y significado es el propósito del presente artículo.

Todos los pueblos del mundo han tenido un sistema de creencias respecto a los orígenes del cosmos, de la vida, de los pueblos, de las normas y costumbres sociales. Dicho sistema conforma la mitología y los mitos “narran como una situación dio lugar a otra, cómo se pobló un mundo despoblado, cómo se transformó el caos en cosmos, cómo los inmortales devinieron mortales, cómo aparecieron las estaciones en un clima donde no las había, cómo la unidad primordial de la humanidad se escindió en una pluralidad de tribus o de naciones, cómo unos seres andróginos se transformaron en hombres y mujeres, etc.” (Turner, 1977: 150). De ahí que los mitos sirvan como una explicación y justificación de una forma de ver el mundo, de legitimación de un orden social y político, de explicación de cómo surgieron las normas sociales, morales (por la acción ejemplar de los ancestros o fundadores míticos) y por qué deben ser cumplidas y respetadas. Respecto a la mitología existente en Guerrero, sobre todo entre las etnias de la principal región indígena del estado, hemos encontrado un pobre panorama de investigación, ya que sólo encontramos 7 mitos publicados: el de la fundación de Malinaltepec (Carrasco, 1995: 276-281; Vega, 1990); los tres compilados por Lemley (1949: 76-78), “El diluvio”, “Dios de la lluvia y dios del fuego” y “El hombre que intercambió lugares con el zopilote”; el de la culebra voladora en Coatepec Costales, Cerro de los Monos y Tlacotepec (Carrasco, 1945: 89-

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Algunos planteamientos teóricos básicos De acuerdo con Barabás (2006: 27), la mitología es “Una de las expresiones centrales de la cosmovisión de las religiones étnicas.”. Es por ello que su estudio nos ha permitido un acercamiento a la comprensión de la cosmogonía y cosmovisión de los principales grupos étnicos de nuestra entidad, así como de algo de la región norte. * Este artículo es un avance de la investigación que, dentro de la temática sobre “Mitología y cosmovisión”, se llevó a cabo dentro del proyecto nacional “Etnografía de las regiones indígenas de México en el nuevo milenio” (CNA-INAH/Conacyt), 2007. Agradezco la colaboración de Esmeralda Herrera y Valentina Glockner, asistentes de investigación, tanto para la recopilación de mitos como para su análisis. Agradezco al Profr. Adulfo Camilo su colaboración para la traducción y compilación de algunos mitos na savi, así como a varios informantes, quienes serán debidamente citados cuando se refiera su aportación. 1 Etnólogo. Dirección de Etnología y Antropología Social-INAH. 2 En este sentido, no pudimos darnos el lujo de escoger entre un acervo significativo de relatos míticos, como en el caso de Olavaria (1990: 9) quien, para su investigación de la mitología yaqui, escogió 11 mitos de entre un acervo de 75.

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Los mitos son historias sagradas o relatos de las acciones emprendidas por los dioses. Son un sistema de creencias sobre hechos que se piensa sucedieron realmente y que han dado origen a las cosas y a normas en las relaciones sociales. Claude Lévi-Strauss, el principal investigador contemporáneo sobre la mitología, ha insistido sobre el carácter sistémico de dichas creencias, por lo cual postula que no es posible el análisis de un solo mito, sino que debe analizársele conjuntamente con todas sus variantes3. Así mismo, junto con otros autores, ha señalado la necesidad de conocer la etnografía de los pueblos y grupos en que se encuentra un determinado corpus4. Dicho en otros términos y de acuerdo con Eliade (1981: 11), la investigación de los mitos en el terreno nos ayuda “a plantear correctamente el problema, es decir, a situar el mito en su contexto socio-religioso original”. Tratando de seguir estas pautas, presentamos una panorámica del grupo de mitos que hemos registrado en Guerrero.

es recurrente a todo un cuerpo mítico en Mesoamérica, así como el sacrificio humano, que los hermanos se esfuerzan en suprimir). Para matarla, han recibido la asesoría de la gallina. Una vez conjurado el peligro, se las ingenian para copular con Tanuca, que era la dueña de la serpiente. Con artilugios, la duermen y el hermano pequeño se da cuenta que su vagina está dentada (otra figura mítica muy universal6 ), por lo cual le rompe los dientes con una tenaza y copula con ella. Previamente a este episodio sexual, el hermano mayor ha subido al cielo por una cuerda, dejando otra pendiendo de una nube y por la cual han descendido los animales; los que cayeron en el pueblo serían los animales domésticos, mientras que los que cayeron fuera serían los animales salvajes. Finalmente, el hermano menor (quien tiene la advocación de la luna) se queda con el ojo derecho de la serpiente, mientras el mayor (con la advocación solar), se queda con el izquierdo; después, sube al cielo por la cuerda colgante y el episodio de los orígenes ha quedado terminado. De acuerdo con el análisis estructural propuesto por Lévi-Strauss, encontramos en el relato anterior y sus variantes los siguiente mitemas (entendidos éstos como los motivos o pasajes que tienen un determinado sentido y que pueden presentarse en algún lugar del relato –en las diferentes versiones de un mismo mito-, sin perder su significación y sentido): Los gemelos, que nacen de un par de huevos o de una madre biológica, son encontrados por otra persona quien los cría Los gemelos se van del hogar y emprenden una serie de aventuras y acciones que permiten conjurar amenazas a un grupo humano (en muchas variantes dan muerte a un animal —serpiente, águila— de siete cabezas, con lo cual se convierten en tesmósforos —héroes culturales—)

Mitos cosmogónicos Varios autores -Olavarría (1990: 43), Florescano (1999: 297)- proponen que una de las formas primarias de los mitos de origen son los mitos cosmogónicos, en tanto refieren el origen del cosmos y la vida humana. En este sentido, encontramos en la Mixteca nahua tlapaneca una de sus formas en el mito de los gemelos Sol y Luna5 . A partir de la compilación de un mito entre los na savi intitulado “Tanuka y la Shikivindavi”, que me fue proporcionada por el colega Antonio Lozano, hemos recopilado varias versiones de dicho cuerpo de creencias. Este relato fue originalmente referido por el Sr. Marcelino Rojas, quien se lo transmitió al cura Maximiliano Gómez, en 1911 en Metlatónoc. Del conocimiento de esta versión nos surgió la inquietud por saber si existía dicha creencia en otras localidades mixtecas. Una variante fue registrada con el Sr. Aurelio Camilo, en Cahuatache, municipio de Xalpatláhuac, el 11 de septiembre del 2007. Otra más, con el título de Navalí Xiquivindavi, fue compilado por Valentina Glockner en Atzompa, municipio de Metlatónoc, en octubre del mismo año. Asimismo, recogimos un par de variantes entre nahuas y me’phaa. En la imposibilidad de presentar los mitos completos, reseñamos en el resumen siguiente los pasajes centrales de la primera variante referida. El mito se inicia con la irrupción de un par de gemelos, que nace de un par de huevos. Ellos emprenden una serie de acciones heroicas que librarán a su pueblo de amenazas. Principalmente, dan muerte a la serpiente Shiquivindavi de siete cabezas, a la cual se sacrificaban doncellas (aparece aquí ya la figura de la serpiente, que

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3 Duch (1998: 171) expresa lo mismo, en los siguientes términos: “Un mito aislado no es significativo, sino que hay que tener en cuenta las variantes literarias e ideológicas que de él nos ofrece la tradición… Es, en consecuencia, la mitología en su conjunto la que ofrece el perfil de los mitos (y, sobre todo, de los personajes míticos concretos.)” 4 “...su análisis [del mito] se realiza recurriendo a elementos del contexto etnográfico” (Scarduelli, 1977: 69). 5 Este tipo de mitos se encuentra más allá del ámbito mesoamericano. Lévi Strauss (1986: 50) refiere un mito sobre estos gemelos en Norteamérica: “Entre los Kootenay, por ejemplo, que viven en las Montañas Rocosas, sólo hay una fecundación, cuya consecuencia es el nacimiento de los gemelos, que más tarde se transformarán uno en Luna y el otro en Sol….” 6 “En un relato toba-pilagá incluido por Lévi-Strauss en Lo crudo y lo cocido, se habla de las mujeres de vagina dentada que bajan del cielo y roban carne a los cazadores. En otro mito de los matako (habitantes del Chaco) el héroe Carancho, valiéndose de una piedra, quitó la letal dentadura vaginal a estos seres, haciendo posible que los hombres pudieran copular. En la versión mítica del origen de las mujeres pilagá registrada por Newbery se indica que comían por la boca ‘y entre las piernas’; el águila enseñaría a desdentarlas (con una piedra, según ha dicho) para que nacieran los primeros pilagá.” (Báez, 2002: 132-133).

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En la ejecución de estas aventuras y acciones heroicas, son auxiliados por animales. Después de eliminar a la amenaza, el hermano menor —Luna— tiene relaciones sexuales con una mujer de vagina dentada. Usando un instrumento (variante en las diversas versiones), le despoja de esos dientes, por lo que los genitales femeninos sangran, inaugurando el ciclo menstrual femenino, asociándolo al ciclo lunar y haciendo posible tanto la instauración de las relaciones sexuales como de la capacidad procreativa de la mujer. Aunque este mito ya no tiene una presencia tan generalizada entre la población, sigue siendo un referente en cuanto a cierto aspectos de la creación. Sol y luna, como deidades celestes, comportan una dualidad y realizan acciones que instauran un orden en el cosmos y en la tierra. La vinculación de Luna con el ciclo menstrual de la mujer y su capacidad genésica sigue estando muy presente en la cosmovisión femenina, tal como nos refiere Esmeralda Herrera (investigación de campo, oct 2007) a partir de testimonio compilado entre los nahuas de Xalpatláhuac:

pio de Cualac —enclavada en la parte norte de la Montaña y que es, a su vez, producto de migraciones nahuas en los siglos XIII-XIV8 —, la coloración sobre la forma serpentina de unas rocas al lado del río dan su nombre a la población. En Coatepec Costales, la formación de poblaciones aparece asociada a la presencia de una culebra voladora que devora a parte de su población, en lo que Carrasco interpretó como una simbolización de la dominación mexica. En el relato migratorio de Tlacotepec, Hueytlacatl —quien junto con Ixquitotzin realiza la migración desde la Costa Grande—, se come un huevo que encuentra, por lo cual se convierte en una serpiente alada (Barlow, op. cit.: 71).Y, en varios lugares de la entidad (Cerro de los Monos, Tlalchapa; Huiziltepec; Coachimalco, municipio de Tlapa) , la culebra aparece vinculada al águila en tanto motivos derivados del topónimo de Tenochtitlan y por lo cual ambas o alguna de ellas aparece dejando huellas en su paso hacia el valle de México, dando pie a la creencia en los “México chiquitos” como poblaciones en las que el águila se paró pero no le gustó, por lo cual deja el lugar. Para ilustrar el mitema principal de este grupo de relatos, transcribimos un parte de la versión que se contaba en Cerro de los Monos (Serrano, Op. Cit. 178):

La luna es mala, dicen que está relacionada con varios males de la mujer sobre todo durante la gestación de un bebé, influye mucho también en el nacimiento, por ejemplo recomiendan tener relaciones con el esposo en luna llena, ésta no es tan mala, si se hace ésto el bebé nacerá en luna llena y será poco enfermizo. Lencha… dice que cuando tuvo su primera regla, soñó que un hombre se metía por la puerta y que la abrazaba fuertemente, después cuando despertó ella estaba con toda su ropa sucia de sangre, se espantó mucho, es por ese motivo que ella si cree que la luna se chinga a las mujeres. Las niñas desde los 12, 13 ó 14 pueden ser visitadas por Luna.

Los ancianos le dijeron [al rey del imperio del Cerro de los Monos] que donde esa águila volviera a sentarse nacería una bella ciudad grande y floreciente; que del cerro del Tequesquite había volado, más que por los flechazos de sus cazadores, porque aquel lugar carecía de agua y que no quería crear una ciudad donde sus habitantes tuvieran que morirse de sed; que en tal virtud, volaría hasta encontrar algún sitio donde hubiera agua en abundancia y que allí haría surgir la ciudad que había dejado petrificada en el Cerro del Tequesquite, y que si él deseaba contarse entre los primeros habitantes que vivirían en ella, que ordenara a su pueblo seguir la ruta que el águila había tomado.

La luna llena no es tan mala como la luna en cuarto menguante, ésa es muy mala porque se puede comer a los bebés, es por ese motivo que algunos bebés nacen con el labio comido7 . También les afecta a los niños cuando son muy llorones, si no se les atiende pueden morir a los tres días de nacidos.

Entonces el cacique de aquel señorío ordenó a su pueblo que sepultara las habitaciones con tierra y piedra y que se dispusiera a seguirlo en una nueva peregrinación que terminaría cuando encontraran la nueva ciudad. Otra de las interesantes expresiones de mitos fundacionales a partir de procesos migratorios la encontramos en Xalpatláhuac, donde se tiene la creencia de que un grupo migrante, proveniente de Axochiapan —en el hoy estado de Morelos—, arribó al lugar donde actualmente se encuentra dicha población. Traigan consigo a

Migraciones La conformación de asentamientos humanos en lo que hoy es la región de la Montaña fue debida, en buena parte, a migraciones históricas cuyo recuerdo ha sido mitificado. También en varias partes del estado de Guerrero encontramos relatos sobre migraciones en los cuales mito e historia se compenetran para dar cuenta de esos procesos. Uno de los mitemas más recurrentes en dichos relatos es la presencia de la culebra. En Coatlaco, munici-

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7 Sol y Luna tienen una relación con la gemelidad y con el labio leporino. Según Lévi-Strauss (op. cit.: 53), dicha relación se establece a partir de la asociación con el labio partido de la liebre y es explicada en los siguientes términos: “…conexiones entre gemelos, personas que nacen con los pies para adelante y personas con los labios partidos... La liebre no es un par de gemelos, sino más bien un par de gemelos incipiente. Aunque sea un individuo completo, tiene un labio partido y está a medio camino de convertirse en gemelos”. 8 Veanse Dehouve (op. cit.), Jiménez y Villela (op. cit.: 41-50).

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Llegan a Tlapa, crecen. Llegan 2 reyes forasteros; luchan con ellos. Queman su pueblos. Deciden partir Se vuelven a introducir bajo tierra; pasan por varios lugares Encuentran veta de oro, para pagar “ante el gobierno”. Ahí se queda Malintze, el dirigente que encabezó la migración. Hacen una “casa larga”11 . Crecen, deciden extender y fundar otros pueblos. Empiezan a desaparecer los hijos. Encuentran que se los comía un águila12 llamada Bìyú àphà, que estaba encima de un árbol. Lo tumban y el árbol cae sobre Malinzte, creando un manantial. Construyen una iglesia . Traen a un juez para que norme la vida social. Se nombran mayordomos y un mayor para que se hagan cargo de la iglesia. Se crea el cargo de comisionados menores para que traigan hojas y flores (ofrenda de manojos) para el santo. Se crea el cargo de fiscal para que hagan la limpieza (de esas hojas y flores) del templo. Se construyó una casa para que aprendieran los muchachos. Traen campana para la iglesia desde Puebla. Descansan en un paraje y ésta desaparece. Funden metal para hacer otra en el pueblo. Extraños llegan a buscar la mina. Uno de los señores tlapanecos se tiende sobre la mina y pide que lo tapen, para impedir que se conozca su ubicación. Así lo hacen.

un pequeño niño quien había venido llorando a lo largo del camino. Al salir de una cañada del río Jale, se detuvieron a descansar a la sombra de un ahuehuete, con lo cual el niño dejó de llorar. Los migrantes interpretaron ésto como una señal de que ahí era el lugar adecuado y fundaron ese pueblo. Este relato tiene una correlación con el mito de creación del santuario al Santo Entierro9, en la misma población (Orozco y Villela, Op. Cit. 170).

Mitos fundacionales y etnoterritorialidad Otro tipo de mitos, muy vinculados a los de migración, son aquellos que refieren la conformación de un etnoterritorio, entendido éste como el espacio apropiado y culturalmente construido, a partir de una determinada porción de tierra, donde un grupo étnico crea un asentamiento habitacional. Dicho etnoterritorio, por lo general, tiene marcas sagradas que lo delimitan y que cargan a dicho espacio de connotaciones propias, por lo cual se convierte en un referente de las identidades étnicas y sociales. Y en dicha delimitación juega un papel importante el papel de los héroes culturales que dieron origen a dicho etnoterritorio, demarcándolo y sacralizándolo con sus actos primigenios. Uno de los mitos más completos de este tipo es el de la fundación de Malinaltepec, por lo cual lo hemos considerado como mito referencial, ya que éste “…sintetiza en un solo relato códigos que encontramos presentes, de manera fragmentaria, en otros más.” (Olavarría, Op. Cit.:94). En tal sentido, tomaremos el relato publicado por Abad Carrasco (Op. Cit. loc. cit.) quien presenta su versión como una síntesis de los relatos que escuchó como miembro de la etnia me’phaa. Este mito es el único y más completo que se ha recopilado, en su género. Otros mitos del mismo tipo sólo se encuentran en su vinculación a rituales y no en forma escrita o literaria. Algunos documentos más nos permiten complementar la información contenida en el mito fundacional de Malinaltepec. Así, tenemos el “Relato de fundación de Malinaltepec”, texto más de tipo histórico, compilado por Dehouve (1995: 103-105) y la información contenida en el mapa-códice de Malinaltepec (Dehouve, Op. Cit. 109-139; Jiménez y Villela, Op. Cit. 158) Los pasajes y mitemas que se desprenden del desglose del relato son los siguientes:

Aunque el relato ameritaría un análisis más detallado, por cuestiones de espacio nos limitaremos a señalar algunos pasajes y mitemas que consideramos relevantes. En principio, es indicativo el que se mencione a la Malinche como el lugar de partida. En muchos relatos míticos, ciertas montañas sagradas son el lugar de donde 9 En este sentido, este mito se enmarca en una tradición “...de episodios aparicionistas de vírgenes y santos que eligen y sacralizan el lugar donde quieren ser venerados y la gente que ha de venerarlos.” (Barabás, op. cit.: 24). 10 Es el mismo motivo que se presenta para la salida de migrantes nahuas hacia la Montaña, desde el valle de México, durante la entronización de la Triple alianza. Véase Dehouve (op. cit.: 82. 11 Oettinger (1980: 110-111) refiere la construcción de la casa comunal en Tlacoapa para que vivan ahí los cargueros mientras dura el tiempo de su desempeño. 12 La figura del águila roba-come-niños o come-hombres, como mitema, se encuentra presente en otros mitos fundacionales: “Como mitema aparece en el ciclo de los gemelos chinantecos, que vencen al águila y le roban los ojos para convertirse en Sol y Luna; y se relata también como parte de las hazañas del chikón Tokosho mazateco quien, al burlar al águila roma-come-niños, hizo posible a su gente residir en el territorio de alta montaña que Dios les había dado a cambio de oro.” (Barabás, op. cit.: 94); “…en algunos mitos pápago y pima aparece la muerte de un águila comehombres” (Olavarría, op. cit.: 68).

Salida desde la Malinche, por las guerras10. Aunque no son sus principales dirigentes, se menciona a los caciques Temilitzin como parte de los componentes primigenios del grupo. Piden ayuda a su dios y se introducen bajo tierra .

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pone la extensión simbólica del acto fundacional desde Malinaltepec hasta Alacatlatzala, con los vínculos míticos que de ello se derivan. Algo similar ocurre en el caso del Lienzo de Moyotepec, perteneciente a la comunidad del mismo nombre, surgida a partir del proceso de expansión de Malinaltepec en el siglo XVIII (Dehouve, 2001: 175), donde en la escena central de dicho documento se percibe una escena fundacional idéntica a la del Lienzo de Malinaltepec. Esto es, un grupo de personajes se encuentran sentados alrededor de una mesa, flanqueados por funcionarios españoles y un sacerdote, en lo que se ha interpretado como el acto de reconocimiento de la propiedad de las tierras comunales por parte de la autoridad colonial. Por lo cual suponemos se reitera aquí la misma presencia de esos tesmósforos. En cuanto al recorrido de demarcación del territorio que encabezan los Temilitzin en el Lienzo de Malinaltepec, tenemos otros referentes míticos del mismo tipo. En Petlacala, durante la petición de lluvias, el tlahmáquetl realiza un recorrido ritual alrededor de un círculo de piedras —simbolizando el círcuito de cerros que delimita a la comunidad— en torno al altar a la cruz del cerro Petlacaltépetl, reiterando el acto fundacional de delimitación del territorio que, según creencia local, fue encabezado por Carlos V, junto con caciques y principales (Oettinger, 1983: 47) quienes, a su vez, están plasmados en el Lienzo de Petlacala.

emergen los ancestros y padres fundadores, por lo cual no es de extrañar que en este relato haya referencia a dicha montaña del valle PueblaTlaxcala. Y vinculado con este mitema, tenemos la introducción bajo tierra para trasladarse y salir en otro lado, con lo cual se establece un vínculo entre lo vinculado a lo celeste, lo alto de la Montaña y el inframundo. Pero quizás los pasajes más sobresalientes son los que refieren la creación de instituciones normativas y políticas. Se trae a un juez para que norme la vida social, se crean cargos en la iglesia, se construye la casa comunal para que ahí vivan los cargueros. Esto es, se instaura el poder comunal y sus instituciones básicas. Así mismo, se construye una casaaula para que los hijos se eduquen y puedan contestar los oficios que manda el gobierno. Resaltan también en el mito ciertas referencias a otros poderes externos. Se enfrentan a dos reyes forasteros (españoles, en una de las versiones), tienen que pagar con oro al gobierno (posiblemente, la relación tributaria con los mexica, lo cual está documentada en la lámina 39 del Códice Mendocino), enfrentan las acechanzas de extranjeros sobre sus recursos minerales. Uno de los motivos centrales en el Lienzo de Malinaltepec complementa la información de este mito. En la periferia de dicho documento se muestra el recorrido fundacional que hacen los caciques Temilitzin, junto con los caciques de pueblos vecinos, para demarcar el territorio. Cómo tesmósforos, los Temilitzin adquieren un aura de sacralidad que permite la consagración del territorio al realizarse el reconocimiento de los linderos; consagración que, en otros lugares, será reiterada en un recorrido ritual que remite a ese tiempo primigenio en que los padres fundadores hicieron dicha demarcación. Personajes reales y/o míticos, los Temilitzin —Diego, Baltasar, Bartolomé, Teresa, Mónica, Juana— aparecen en otros relatos fundacionales. En el “Relato de fundación de Teocuitlapa” (Dehouve, Op. Cit. 102) —población de habla tlapaneca y que se encuentra actualmente en el municipio de Atlixtac, al oriente de la región tlapaneca—, puede leerse lo siguiente: “Yo me llamo Quahiscalera Pili en donde me bauticé Dn Diego Tesmilincin Onde salí de Tesmilican...”. Mientras que, en los Títulos de Alacatlatzala —pueblo mixteco que se disputa la creación del asentamiento original en Malinaltepec—, se menciona entre los fundadores a Diego de Saavedra Themilitzin y Tereza Themilitzin. Lo cual presu-

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Mitos sobre el origen de la agricultura y del maíz Una vez fundado el etnoterritorio y ordenado el cosmos, los hombres necesitan desarrollar una actividad productiva que les permita obtener los bienes de subsistencia, esto es, reproducir su vida material. Es por ello que, como corolario de los mitos anteriormente expuestos, hay también creencias míticas en cuanto al origen de la agricultura y de las semillas básicas. En varias versiones míticas, se refiere la obtención de las semillas a través de animales. En un relato referido por el Sr. Manuel Rivera (Coachimalco, 1º. Nov 2007), se cuenta que el tlacuache, asistido por el cuervo —quien lo lleva cargando—, se dirige hacia un lugar lejano a traer las semillas básicas. Al llegar a una casa donde se encontraba una troje con dichos granos, los sustrae y coloca en su bolsa13, para regresar nuevamente encima del cuervo y entregarlo a los campesinos. Otra versión, dentro de la misma población (Sr. Diego Feliciano, Nov. 2005), refiere que San Marcos —la principal deidad agrícola de 13 El tlacuache es uno de los pocos marsupiales americanos, por lo cual tiene una “bolsa” en el vientre. Quizás por ello su recurrente presencia en la mitología mesoamericana.

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pero éste está custodiado por las Tzikatanas (hormigas grandes). Con engaños, el tigre verde las distrae mientras el amarillo sustrae las semillas de los alimentos fundamentales. Pero Tlalok [sic] los descubre y les manda rayos, viento y lluvia. Los tigres rodaron cuesta abajo para huir, pero en ese trayecto se perdieron las semillas, por lo cual el tigre amarillo le reclamó al verde y empezaron a pelear. La pelea duro varios días, ante lo cual los del pueblo se dieron cuenta que las semillas estaban germinando, con lo cual los dioses perdonaron a los hombres.

Dentro de este pequeño grupo de mitos, podremos distinguir algunos mitemas. Uno de ellos, muy notorio, es la ubicación de los granos y mantenimientos en un lugar lejano —en un reino, más allá del mar, en algunas versiones—, de difícil acceso —un lugar a donde el tlacuache tiene que valerse de la ayuda de un ave para trasladarse hasta allá—, dentro de un cerro o cueva o, finalmente, en posesión de una deidad e ente numinoso, como San Marcos, quien entregará la semilla como un don. Otro mitema es el de los animales auxiliadores —el tlacuache, las hormigas, el tigre/jaguar—, quienes ayudarán al hombre a conseguir los granos, ya mediante hurtos o peticiones explícitas del don. Como premisa del contenido mítico, tenemos una situación de hambre, de apremio, de necesidad por parte del hombre para satisfacer una necesidad básica.

Claude Lévi-Strauss au Brésil sur les bords du Machado 1935-1939

la Montaña— se introdujo en una cueva y, auxiliado por el tigre, sustrajo las semillas. Una versión más donde aparece San Marcos como el que otorga el don de los mantenimientos es la referida por la Sra. Francisca Guzmán, de Coatlaco, en compilación realizada por Esmeralda Herrera en noviembre de 2007. Ahí, también aparece el tlacuache quien, junto con la cocolita y la chilasca —hormigas—, van a pedirle el alimento —maíz— ante el hambre que sufren. La obtención de las semillas básicas se encuentra relacionada, en otras variantes míticas, con los mitos de privación. Tal es el caso del mito me’phaa compilado por Abad Carrasco, intitulado “La Montaña y la Costa” donde la pareja primordial —Totonaxa, el rayo y su mujer, Sabenaxa— tuvieron desavenencias por la forma en que se cosecharon las mazorcas en la milpa, por lo cual la mujer se fue a vivir a la Costa, llevándose las mejores semillas y dejando a Totonaxa las de más larga y difícil maduración. En torno a estas versiones sobre el origen del maíz, que ha sido obtenido desde un lugar lejano o donde San Marcos ha intervenido para su obtención, tenemos una de las figuras más emblemáticas en el actual folklore guerrerense: el jaguar/tigre. Ya mencionábamos que, en una de las versiones narradas en Coachimalco, es el tigre quien acompaña a San Marcos al interior de la cueva, para obtener dicho grano. Y ello es compatible con la propia iconografía del evangelista cristiano, ya que tiene a su lado a un león que, en el imaginario étnico de los pueblos de la Montaña, es resemantizado en la figura del jaguar/tigre. De ahí que en otras versiones míticas, el tigre también aparezca vinculado a la obtención del alimento básico. En Zitlala, donde para la petición de lluvias se lleva a cabo un combate ritual entre tigres de sus diferentes barrios, se cuenta (Gómez, 2007: 19) que:

Breve recapitulación A través de las líneas precedentes hemos mostrado una suscinta panorámica de la mitología guerrerense, donde mitos consmogónicos —sobre todo, el de los gemelos Sol y Luna—, fundacionales —a partir de procesos migratorios y de la creación de etnoterritorios por la acción de tesmósforos— y de origen de la agricultura y del maíz nos permiten adentrarnos en un terreno intrínseco de la cosmovisión de los principales grupos étnicos de la entidad, así como de parte de las creencias en la región norte. El conocimiento de esta mitología, en tanto explicación de orígenes del cosmos, del etnoterritorio, de las pautas e instituciones sociales, de los mantenimientos, nos permite entender muchas de las actuales manifestaciones en la religiosidad y ritualidad popular, ya que en el mito se suceden hechos y acciones de la deidad y los tesmósforos desde un tiempo primordial que será reiterado tanto en el ritual como en ciertas prácticas sociales. El contenido mítico da sentido y significación, haciendo inteligibles prácticas rituales y sociales que de otro modo nos parecerían indescifrables, permitiendo entenderlas en una lógica que da coherencia y certidumbre. Además de constituir una serie de bellos y elaborados relatos, el conocimiento de la mitología nos propor-

Ante una situación de hambre y desamparo, Akatl y Sihuatsin engendran a un tigre verde y uno amarillo, respectivamente. Ellos serían sus nahuales, quienes deciden ayudar a los hombres. Tratan de entrar al tonakaltepetl

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ciona llaves y claves para que, dentro de la investigación etnológica, entendamos algo más de lo específico de la otredad y de la cosmovisión. Conformada por elementos cognitivos, la mitología nos permitirá entender algo más de los procesos con los cuales algunos sectores de la población se explican el mundo, la vida, la relación con las deidades y con lo sagrado. En el tintero se han quedado otro grupo de mitos que tienen que ver con los orígenes de la ofrenda y de otras prácticas sociales y rituales. Pero de ellos daremos cuenta en una próxima publicación en proceso. Por ahora, sólo resta esperar que el presente trabajo provoque inquietud entre los interesados para seguir recopilando y procesando ese material mítico que se nos va diluyendo entre las manos, por efecto de la modernidad. Pero, aún cuando hemos visto que algunos mitos ya sólo se retienen entre la población mayor, vemos que otros perviven e, incluso, se revitalizan por efectos de la confrontación interétnica —el caso del mito en Xalpatláhuac, que ha sido esgrimido por los nahuas para tratar de legitimar su continuidad en el poder local, ahora perdida—.

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

LA MONTAÑA DE GUERRERO Una redefinición* 1

Mario O. Martínez Rescalvo Introducción A partir de la Mixteca-Nahua-Tlapaneca de Maurilio Muñoz, publicada en 1963 por el Instituto Nacional Indigenista (INI), se ha buscado delimitar lo que ahora todos conocemos como Región de la Montaña. Desde entonces muchos lo hemos intentado, sin embargo, no ha habido acuerdo en cuanto a qué municipios la conforman. Algunos —quizá los más— lo han hecho a partir de ciertas características geográficas y económicas, otros, agregan a éstas aspectos socioculturales, conjugan historia, geografía y cultura. En ese marco, a partir de una revisión histórica, este ensayo busca responder la siguiente pregunta: ¿A qué llamamos Región de la Montaña? La región a la que hacemos referencia se caracteriza por concentrar la mayoría de población indígena en la entidad, en particular los tres pueblos que le dan su nombre y también, por la extrema pobreza en la que viven, así como por la profunda degradación de su medio natural. El trabajo se expone en cuatro partes: 1) Su conformación histórica, donde se analiza su delimitación histórico-administrativa, 2) La región y sus subdivisiones, apartado en el que se revisan y discuten las distintas propuestas que han buscado delimitarla con el propósito de marcar su extensión, 3) Una redefinición, parte en la que se le define como región sociocultural y se hace una propuesta de delimitación y de subdivisión en subregiones culturales y 4) Los últimos cambios y la nueva configuración regional, donde se esbozan los cambios más recientes y las nuevas propuestas de remunicipalización que sugieren una nueva configuración.

Foto: Alejandrino González Reyes.

del estado de Guerrero (36.9%) y se distribuyen en numerosos pueblos del norte, centro y oriente. Los mixtecos (28.3%) por su parte se localizan en el extremo oriente, en la colindancia con los estados de Oaxaca y Puebla, con sus hermanos de esas entidades conforman históricamente una extensa área o región conocida como La Mixteca. Lo mismo puede decirse de tlapanecos (24.8%) y amuzgos (9.4%) ubicados muy claramente en el mapa guerrerense. Operativamente se ha procedido a definir los límites de estos pueblos en función de la distribución espacial de su población hablante. Sin embargo, hay que tener claro que el criterio lingüístico no es suficiente, si bien la lengua es un referente cultural importante existen otros elementos que les dan mayor identidad, por ejemplo las formas de organización social comunitaria, el origen o pasado común y sobre todo la autoadscripción. Esto significa que al usar fuentes censales es preciso proceder con cautela pues en muchas comunidades en las que ya no se reportan hablantes de tal o cual lengua, no implica negar su carácter eminentemente indígena. La Región de la Montaña se caracteriza por albergar en su seno a la mayoría de la población indígena de

Marco contextual Por principio se presenta el marco contextual de este trabajo. En primer lugar su característica más sobresaliente: la presencia de los pueblos indios. Como sabemos, cuatro pueblos originarios han sobrevivido en la entidad: nahuas, ñu savi (mixtecos), me’pháá (tlapanecos) y nanncue ñomndaa (amuzgos). Los nahuas constituyen el grupo étnico más numeroso y extendido

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* Ponencia presentada en la Primera Mesa Redonda “El conocimiento antropológico e histórico sobre Guerrero a principios del Siglo XXI”, junio de 2004. 1 Profesor-Investigador de la Unidad Académica de Antropología Social de la UAG. Actualmente Director de la UAAS.

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tencia de un orden jerárquico entre los centros de población (Tlapa, Huamuxtitlán, Olinalá, Malinaltepec), que favorecen el complejo de relaciones que los articulan entre sí, contribuyendo a mantener una cohesión interna de la región. Asumimos que el espacio o territorio de La Montaña está organizado en función de cuatro centros: uno rector —Tlapa—, que concentra la mayor actividad política-administrativa, económica y religiosa; dos centros mestizos secundarios —Huamuxtitlán y Olinalá— con jerarquías equivalentes en términos de su influencia económica. Uno más, Malinaltepec en el corazón de la sierra con influencia política y económica en los pueblos tlapanecos y mixtecos del sur de Tlapa. En los estudios regionales, sobre todo los de corte económico, se asume que el espacio está organizado en función de un determinado centro rector.5 Tlapa reúne esa característica, sin embargo, su distinción en este caso respecto a Huamuxtitlán, Olinalá y Malinaltepec es de carácter histórico. La primacía de la ciudad de Tlapa respecto a las otras tres tiene ese carácter, tanto por su función en la consolidación del reino de Tlachinollan —truncada por la conquista mexica—, por haber sido cabecera de la provincia tributaria de Tlappan, así como por su preponderancia en la colonia y en todo el siglo XIX. De ahí deviene su actual jerarquía.

la entidad, salvo los amuzgos los otros tres pueblos ocupan espacios importantes visiblemente señalados: los nahuas, el centro-norte de la región; los mixtecos, la parte oriental; los tlapanecos, el sur. En segundo lugar, hablamos de Área y Región. Términos que muchas veces usamos indistintamente, es decir, como sinónimos, sin embargo, aunque ambos tienen una base geográfica, cada uno de ellos posee implicaciones de distinto orden. La discusión en torno de esto es muy amplia y aún sigue siendo de gran trascendencia. Ha involucrado de manera sobresaliente a antropólogos, geógrafos, economistas e historiadores. Cada uno desde su perspectiva ha enriquecido estos conceptos, de tal suerte que en el estudio de una determinada “región” se da la confluencia de las ciencias sociales, permitiendo su análisis desde una perspectiva interdisciplinaria. Me limito aquí a este enfoque: una visión integradora de las distintas perspectivas, no obstante, me declaro en continuo aprendizaje en virtud del constante cambio —distintas acepciones— que sufren estos términos.2 Por ejemplo, una de ellos, vinculada a la escuela norteamericana de antropología utiliza el concepto de área para denominar la extensión de distribución geográfica de determinados rasgos considerados como característicos de una misma tradición cultural, de ahí que se hable de área cultural. Por otro lado, el concepto de región en su sentido más integrador, permite la comprensión de los procesos e interrelaciones en los que han estado inmersos distintos grupos o sectores de población que comparten un determinado espacio físico y procesos históricos que cristalizan en una determinada configuración cultural. Dice Andrés Fábregas que el uso del concepto de región nos permite “…la comprensión de las historias y las tradiciones culturales en el ámbito concreto en donde acontecen…”3 En términos generales se puede decir que la mayor parte de los estudios se derivan del concepto de región y de éste resulta el de área. Es decir, “cuando la región se demarca y caracteriza por el mayor grado de homogeneidad, se arriba al concepto de área cultural…”. Otros términos usados en sentido descendente son los de subregión o microregión.4 Para el caso de La Montaña de Guerrero, se intenta además de considerar sus contrastantes paisajes naturales explicar su conformación, resultante de un largo proceso histórico común. Por un lado, cierta homogeneidad geográfica, económica y cultural, por otro, una diferenciación al interior que tiene que ver con la caracterización del medio físico, su condición étnica y con la exis-

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I. La conformación histórica regional La Montaña, llamada también Mixteca-nahuatlapaneca o Región de Tlapa, ocupó alguna vez todo el oriente de Guerrero. En la época prehispánica así como en la era colonial su conformación trascendió sus actuales linderos. Su jurisdicción tuvo entonces una extensión mayor: toda lo que hoy conocemos como La Montaña y la parte norte de la Costa Chica (San Luis y Azoyú); igual en el siglo XIX: como parte del Estado de Puebla el Distrito de Tlapa comprendió los partidos de Tlapa y Ometepec. Es decir, todo un conjunto que constituye actualmente toda la parte oriental de Guerrero. Danièle Dehouve (2002) ha estudiado con detalle la historia económica de este conjunto. 2 Hay coincidencia en ese sentido con quienes plantean que no existe una definición unívoca del término de región, por el contrario lo que lo caracteriza es la polisemia, sin que esto quiera decir dispersión multiplicada de significados, sino que en ella existen puntos de contacto, coincidencias entre los diversos acercamientos teóricos al concepto. Véase por ejemplo Rafael Torres Sánchez. “La región y sus alrededores” en Ojarasca, núm. 13, México, octubre de 1992, pp. 13-18. Andrés Fábregas Puig, El concepto de región en la literatura antropológica, GECH/CEFIDCH/DIF-CH/ICHC, Chiapas, 1992, p. 2 4 Roberto Cervantes Delgado, Sobre regiones y áreas culturales (documento para su discusión) multicopiado, 1992, p. 2 5 Carol Smith,“Sistemas económicos regionales: modelos geográficos y problemas socioeconómicos combinados” en Pedro Pérez Herrero (Coord.), Región e Historia en México (1700-1850), Instituto Mora/UAM, México, 1991, pp 37-98.

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su carácter distintivo El Códice relata también la historia de su caída ante la fuerza de los guerreros de la Triple Alianza, lo que convirtió al antiguo reino en la provincia tributaria de Tlappan o Tlauhpa con 14 pueblos encabezados por Tlapa. Tras la caída de Tenochtitlan, la llegada de los españoles a la provincia ocurre presumiblemente el año de 1522. Al principio los conquistadores se ajustan a la estructura del imperio azteca para obtener el tributo, estructura que poco a poco sería sustituida por el sistema de encomiendas y lo que fue la provincia tributaria de Tlauhpa pasó a ser la encomienda de Tlapa. Por su anterior tributación en que sobresalía el oro en barras y en polvo fue apartada por el propio Cortés, aunque parece que nunca la usufructuó. Su tamaño contrastó con las pequeñas encomiendas de Olinalá y Huamuxtitlán. La primera, constituida con lo que fue la provincia de Quiauhteopan, estaba ubicada en los municipios de Olinalá y Cualac, quedando una porción menor en el estado de Puebla. La de Huamuxtitlán más de la mitad de su extensión ocupaba los actuales municipios de Huamuxtitlán y Xochihuehuetlán y la otra parte en Puebla. Esta encomienda fue una pequeña porción de la provincia de Yohualtepec. Con el virreinato se reorganizó a la población indígena en alcaldías mayores y repúblicas de indios. En los albores de la colonia la provincia de Tlappan quedó comprendida en el Ayuntamiento de San Luís, recién fundado por Pedro de Alvarado al sur de la provincia, permaneciendo en él hasta 1531 en que es abandonado por los españoles y el ayuntamiento se desintegra. Será en 1579 que Tlapa alcanza la categoría de alcaldía mayor, un siglo después y hasta la descripción que dejó Villaseñor y Sánchez hacia 1745, su jurisdicción comprendía todo su actual territorio y la parte norte de la Costa Chica. En 1786, la Corona realizó grandes reformas económicas y territoriales, de tal manera que en ese año la Nueva España quedó dividida en 12 intendencias. Tlapa perteneció en un principio a la Intendencia de México. Permaneció ahí hasta 1792, fecha en la que la subdelegación de Tlapa pasó a pertenecer a la intendencia de Puebla. Al alcanzarse la independencia, esta jurisdicción quedó incluida en la provincia de Puebla, siendo aceptada por el Congreso Constituyente de 1824 ya como Estado.8 La región que nos ocupa pasó a formar parte del

Códice Azoyú

Su territorio es muy rico en información arqueológica, antropológica, lingüística, histórica y etnohistórica y nos da cuenta de una ocupación humana que se remonta a 4000 años, en la que encontramos la presencia de elementos olmecas. Las exploraciones arqueológicas aunque escasas, proporcionan información de la que se pueden desprender importantes datos sobre la organización social y las relaciones que mantenía con otros pueblos de Mesoamérica, particularmente con las grandes ciudades del Altiplano como Teotihuacan y Tula, y con la Mixteca Baja de Oaxaca. Destaca el sitio de Tetmilincan —en el actual municipio de Atlixtac— que fue una fortaleza con funciones ceremoniales que tuvo una gran importancia regional 150 años antes del establecimiento del reino de Tlachinollan.6 Reino éste que constituye el antecedente más claramente definido de lo que reconocemos en este momento como Región de la Montaña. En el Códice Azoyú 17 se relata su historia-testimonio; por él sabemos que en el año 1300 de nuestra era se inicia su constitución como tal, estableciendo su cabecera en la actual ciudad de Tlapa, la cual concentró desde esos tiempos el liderazgo político, económico y religioso, favorecido quizá por la compleja topografía de la región y por su estratégica ubicación. En su etapa de mayor apogeo su territorio era relativamente extenso, abarcando de la porción oriental de lo que actualmente es el estado de Guerrero a la Sierra Madre del Sur, que limita con la mixteca oaxaqueña, extendiéndose hacia las tierras de la Costa Chica a la altura de los municipios actuales de San Luis Acatlán y Azoyú. En este espacio convivieron tlapanecos, mixtecos y nahuas, quienes desde entonces le dieron a la región

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6 Elizabeth Jiménez García. “La arqueología de Tlapa” en Mario O. Martínez Rescalvo (Coord.) Tlapa: origen y memoria histórica, UAG/HAMT, México, 2000, pp. 32.33 7 Constanza Vega, El Códice Azoyú 1, FCE, México, 1991. 8 Cabe mencionar que en los primeros años del México independiente las jurisdicciones territoriales que dividieron al país, unas veces fueron llamadas Provincias y otras Estados o Departamentos.

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estado de Puebla en el que Tlapa según la Constitución local es cabeza de uno de los 25 partidos que lo conforman, este partido incluyó en ese momento a Azoyú y San Luis Acatlán. Hasta la erección del estado de Guerrero en octubre de 1849, Tlapa sería la sede política de uno de los siete departamentos que se dio el gobierno poblano, incluía los partidos de Tlapa y Ometepec, con el añadido de que a partir de ahora al partido de Ometepec se le agregan las parroquias de Azoyú y San Luis Acatlán de la Costa. En la Ley Orgánica provisional para el arreglo interior del Estado de Guerrero que expidió el constituyente de Iguala en 1850, se reconocen los nueve partidos que forman el territorio de la nueva entidad federativa y establece que en lo sucesivo serán conocidos, como distritos. Todas las municipalidades pertenecientes al Partido de Tlapa convertido ahora en Distrito de Morelos, permanecerán en él hasta 1872. Un siglo después, su perímetro administrativo se verá reducido notablemente: en 1872, Atlixtac pasó al Distrito de Álvarez; en 1885 se crea el Distrito de Zaragoza y en 1976 el de La Montaña. Nunca como ahora los límites jurisdiccionales de Tlapa fueron tan estrechos, dependiendo directamente de él solo nueve municipios. Ello se explica en primer lugar con la evolución económica sufrida desde fines del siglo XVIII, es decir, en la Costa, San Luis y Ometepec se desarrollaron y compitieron con Tlapa, quitándole el papel central -de intermediario único entre la meseta central y la costa del Pacífico- en ese amplio territorio. En términos de la regionalización presente, este territorio se dividió en dos: La Costa Chica y La Montaña, conservando Tlapa para esta última el liderazgo políticoadministrativo, económico y religioso. En esta apretada síntesis se ha querido resaltar tres cosas: 1. Desde la conformación del reino de Tlachinollan hasta hoy, con pequeños matices existe un territorio que hoy delimitamos en 19 municipios que comparten una historia común. 2. El hecho reconocido por los etnohistoriadores que la conquista mexica de Tlachinollan, así como la conquista española de la provincia tributaria de Tlappan encontraron una unidad política perfectamente integrada, de tal manera que los ejércitos invasores no tuvieron que librar más batallas que la desplegada sobre Tlapa, su capital; dice Raúl Vélez “Con el sometimiento de la cabecera, todos los pueblos que de él dependían, así como sus sujetos también se sometieron.”9 No fue el caso

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de otras provincias en las que la conquista tuvo que darse pueblo por pueblo. Al hablar de esta región, siempre consideramos su composición pluriétnica ligada a un pasado común, es decir, a una historia compartida. Sin embargo, el hecho de que nahuas, ñu savi y me’pháás se distribuyan y compartan una extensión geográfica habitada por gente de distinto origen étnico, no imposibilita distinguir las características que le son propias a cada uno ellos, como la lengua, el modo como se relacionan con los otros pueblos y sobre todo la vieja y constante interrelación con los mestizos de las cabeceras mencionadas.

II. La región y sus subdivisiones Al hacer una revisión de las distintas propuestas que ha habido y que buscan delimitar a la región con el propósito de marcar su extensión, no es fácil encontrar coincidencias entre ellas, incluso en algunos casos se le hace mención sin precisar sus límites y extensión geográfica. Ello es consecuencia de los múltiples criterios y finalidades que entran en juego en su definición y demarcación territorial. Al respecto, dice Beatriz Canabal que La Montaña de Guerrero “es una porción de territorio que unos autores delimitan geográficamente haciéndola coincidir con un número determinado de municipios” pero significa mas bien una “región que es concebida de acuerdo con las necesidades, vivencias o subjetividad del o los que la pretenden definir.”10 Sin embargo, no puede obviarse que la historia compartida le ha dado a sus habitantes una identidad regional que se fue construyendo tras cientos de años, no obstante incluso los matices que le dan la pertenencia a cierta área y a cierto grupo étnico. Básicamente destacan dos tipos de estudios en el conjunto de documentos revisados: los realizados por académicos y aquellos que tienen un carácter oficial en el sentido de que están orientados a las acciones de planeación y desarrollo. Cabe señalar, que en la historia de la regionalización del estado de Guerrero, el primero quizá en intentarlo fue Moisés T. de la Peña quien en su clásico Guerrero Económico agrupó a los municipios en tres grandes regiones: La Costa, La Tierra Caliente y la Sierra; La Montaña formaba parte, en ese intento de clasificación de esta última. Poco después, un trabajo pionero que combinó ambos aspectos fue el realizado en 1954 por Alfonso Fabila 9 Raúl Vélez Calvo, “Los habitantes prehispánicos” en Mario O. Martínez Rescalvo, Op. Cit., p. 55 10 Beatriz Canabal Cristiani , Los caminos de la Montaña. Formas de reproducción social en la montaña de Guerrero, UAM-X/CIESAS/MAP, México, 2001, pp. 17-18.

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y Carlos Tejeda, quienes con el fin de recabar información que sirviera de base para la planificación de los trabajos de un Centro Coordinador, recorrieron la Montaña. Fue el primer intento por clasificar a lo que se empezó en llamar mixteca-nahua-tlapaneca. En esa clasificación, además de incluir las características físicas y los aspectos socioeconómicos, se toman en cuenta los criterios culturales y lingüísticos; se consideraban veinte municipios, todos ellos pertenecientes a los distritos de Álvarez, Morelos y Zaragoza. En 1963, el INI publica la célebre Mixteca-NahuaTlapaneca de Maurilio Muñoz, quien junto a Salomón Nahmad retoma y completa, con datos referentes a la demografía y a la industria de la palma, la información recabada por Fabila y Tejeda. A partir de este texto hay un reconocimiento de la existencia per se de la región y como bien lo observó Marcos Matías, sin mayores discusiones académicas quedó establecida, sobre todo para los antropólogos la susodicha Región de la Montaña.11 Empero, esta afirmación tiene que matizarse. Danièle Dehouve en 1967, en su primer acercamiento a la región la hacia corresponder más o menos con el distrito de Morelos;12 Marion Oettinger por su parte la asume en “líneas muy generales” sin precisar límites municipales.13 No es el caso de Mastache y Morett14 y de Manuel Ríos15 quienes adoptan claramente la regionalización propuesta por Maurilio Muñoz. Estos dos trabajos destacan porque mezclando indicadores socioeconómicos con observación directa producto del trabajo de campo, son ejemplo de la búsqueda teórica y metodológica de cómo acercarse más a la situación de los pueblos indígenas de la Montaña. A principios de los ochenta, Ma. Teresa Sepúlveda al presentar “Subáreas culturales de los nahuas de Guerrero”, advirtió de la heterogeneidad cultural de este grupo; aplicando los criterios: geográfico-ecológico, de tradición y proceso de desarrollo histórico, cuantitativo y cualitativo, distinguió en Guerrero cuatro subáreas culturales: La Montaña, La Sierra Central y la Cuenca Superior del Río Balsas, La Sierra Norte y la Tierra Caliente. Apoyada en los censos de población, caracterizó estas subáreas a través de una mayor o menor concentración de población indígena en general y de población nahua en particular y finalmente sólo escogió a la economía, a la indumentaria y adorno femenino y, a la religión como los elementos cualitativos (culturales) que distinguen una subárea de otra.16 La subárea cultural nahua de La Montaña comprendía 17 municipios excluyendo de ésta a Chilapa, Copalillo y Zitlala. Cabe señalar que dicha autora incluía en esta subárea a municipios como Alcozauca y Malinaltepec

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cuya población absoluta mayor era mixteca y tlapaneca respectivamente. Incluía por igual a los de Atlamajalcingo del Monte, Tlacoapa y Tlalixtaquilla, municipios que no contaban con población nahua. Se supone que lo consideró así porque en comparación, los nahuas constituyen la mayoría en la subárea señalada, lo que implica que al igual que los otros pueblos indígenas, se distribuyen y comparten una extensión geográfica no sólo habitada por gente del mismo grupo étnico. En suma, podemos observar que en estos trabajos se marcan ciertos límites, composición o elementos específicos según la temática estudiada; en algunos de ellos la delimitación no necesariamente coincide con los límites municipales. Casi diez años después, Martínez y Obregón presentan un estudio socioeconómico, histórico y cultural en el que describen aspectos de la estructura económica así como las relaciones existentes entre actividades económicas y particularidades culturales que se generan. Su trabajo considera también solo a 17 municipios, no contemplando a Chilapa, Copalillo y Zitlala.17 A principios de 1992, el Programa de Aprovechamiento Integral de Recursos (PAIR) de la UNAM, presenta el documento “Incorporación de criterios ambientales a la planeación en la Región de la Montaña de Guerrero” en el que de acuerdo a la “caracterización natural” que realizan, la consideran integrada por 16 municipios. El PAIR/UNAM produjo muchos trabajos más, en uno de ellos proponen para la región 4 subregiones agrícolas: frutícola, maicera, forestal y cafetícola. En 1997, Marcos Matías Alonso retoma la regionalización propuesta por Maurilio Muñoz, es decir, considera los 20 municipios. Revisa críticamente otras propuestas y en su trabajo plantea una microregionalización con sus respectivas subregiones, considerando tanto las características culturales y lingüísticas como el perfil geoeconómico. Rescata el conocimiento popular al subdividir a la región en Montaña Baja, Montaña Media y Montaña Alta, pero acota diciendo que en términos generales “la Montaña es una unidad, compuesta por varias 11 Marcos Matías Alonso, La agricultura indígena en la Montaña de Guerrero, Plaza y Valdés, México, 1997, pp. 24.25 12 Danièle Dehouve, El tequio de los santos y la competencia entre los mercaderes, INI, México, 1976, p. 34 13 Marion Oettinger, Una comunidad tlapaneca, sus linderos sociales y territoriales, INI, México, 1980, p. 39 14 Alba Guadalupe Mastache Flores y Elia Nora Morett Sánchez, El trabajo de la palma en la región de la Montaña, Guerrero, UAG, 1982. 15 Manuel Ríos Morales, Régimen Capitalista e Indígenas en la Región de la Montaña, UAG, 1983. 16 Ma. Teresa Sepúlveda “Subáreas culturales de los nahuas de Guerrero” en Primer encuentro nahua: los nahuas de hoy, INAH (Cuadernos de trabajo no. 7), México, 1989, pp. 171-195. 17 Mario O. Martínez Rescalvo y Jorge R. Obregón Téllez, La Montaña de Guerrero: Economía, Historia y Sociedad, INI/UAG, México, 1991.

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dichos criterios se han impuesto a otro tipo de consideraciones como la lengua, la cultura, etc. Sin embargo, en el gobierno de Alejandro Cervantes Delgado (1981–1987) por medio de la Coordinación de Planeación del Desarrollo Socioeconómico del Estado de Guerrero (COPLADEG), se hizo una propuesta de regionalización que consideraba tanto las condiciones físico-naturales o geográficas como las sociales y económicas, propuesta que tomaba en cuenta la hecha por Luna Mayani en 1976. Desde entonces esta es la regionalización que prevalece. Para el caso que nos ocupa puede señalarse que la regionalización adoptada delimitó a la región de la Montaña en 17 municipios. A finales de los setenta, se publicó el Programa Integral de Desarrollo de la Montaña de Guerrero. Este trabajo incluye un diagnóstico socioeconómico así como una programación y presupuestación de inversiones. Consideraba los 20 municipios propuestos por Muñoz, agrupándolos con fines productivos y de inversión en cuatro subregiones. Otras instituciones de investigación que han realizado estudios en la región como el Colegio de Posgraduados y el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), procedieron en primer lugar a definir sus áreas de influencia. Ambas han coincidido en el agrupamiento municipal. El primero, al poner en operación en 1980 el Plan Montaña de Tlapa a través del Centro de Enseñanza, Investigación y Capacitación para el Desarrollo Agrícola Regional (Ceicadar) consideró 16 municipios —excluyó a Ahuacuotzingo— y los agrupó en seis unidades de temporal que se usaron como formas operativas de las estrategias de acción agrícola del equipo multidisciplinario. Por su parte el INIA estableció en 1981 el Campo Agrícola Auxiliar de la Montaña de Guerrero (Caemongue) cuyos investigadores identificaron un “macrosistema regional” conformado por 11 municipios de la Región Centro en la que incluían a Ahuacuotzingo, Chilapa y Zitlala y los 16 municipios de la Región de la Montaña. En este caso los criterios de regionalización adoptados tenían que ver con las características físicas pues consideraban clima, edafología, topografía, precipitación pluvial, temperatura y altitudes. Considero que éstos son los trabajos más importantes que se han realizado sobre La Montaña tanto de carácter académico como de carácter oficial en los que se intenta una demarcación. En unos y otros encontramos mayor coincidencia al considerar a la Montaña de Guerrero integrada por los siguientes municipios:

partes; es necesario entenderla y conocerla sin aislarla, separarla o fragmentarla.”18 El trabajo de Beatriz Canabal y su equipo fue publicado en el 2001. Tiene entre otros, a las formas de reproducción social en La montaña de Guerrero como eje analítico. En la introducción argumenta su conceptualización de región sociocultural, señalando que en el enfoque de su trabajo la región se conforma “por la presencia de distintos procesos sociales, sin una temporalidad ni territorialidad precisas,”19 de tal manera que reconoce que la mayoría de los autores aceptan 17 municipios, “sobre todo cuando hacen referencia a la Montaña Alta y cuando se hace alusión a aquellos municipios cuya vida económica, social y política gira en torno a Tlapa como su ciudad centro-rector”. Sin embargo —dice—, “las relaciones sociales de los habitantes de la montaña no se limitan por supuesto a este ámbito geográfico y mantienen relaciones también con otros municipios ubicados en espacios regionales vecinos como los de la Costa Montaña y la Montaña Baja donde sobresale la ciudad de Chilapa, otro importante centro montañero.”20 Destaca 4 subregiones económicas, históricas y culturales. Por otra parte, en los estudios de carácter oficial, orientados al diseño de programas de desarrollo, la región aparece como unidad de acción de políticas publicas y la delimitación se define por la agrupación de determinados municipios en unidades político-administrativas, las llamadas regiones geoeconómicas. Cabe señalar que la regionalización del Estado de Guerrero tal como la conocemos actualmente tuvo su primera justificación a mediados de los setenta pues en esos años se empezaron a reconocer seis grandes regiones. Actualmente se reconocen siete pues por su importancia Acapulco —que estaba integrada a la Costa Chica— pasó a constituir una sola. Aquí solo diremos que la conformación regional y municipal que se ha dado esta entidad ha obedecido a criterios económico-geográficos y a consideraciones de tipo político principalmente;

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18 Marcos Matías Alonso, Op. Cit. p. 31 19 Beatriz Canabal Cristiani, Op. Cit. p. 16 20 Ibíd., pp. 17-18

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Acatepec, Alcozauca, Alpoyeca, Atlamajalcingo del Monte, Atlixtac, Copanatoyac, Cualac, Huamuxtitlán, Malinaltepec (ahora también Iliatenco), Metlatónoc (además Cochoapa el grande), Olinalá, Tlacoapa, Tlalixtaquilla, Tlapa, Xalpatláhuac, Xochihuehuetlán y Zapotitlán Tablas. Por otra parte, podemos observar que los distintos textos muestran las dificultades que se tienen para empatar la delimitación de la región o sus subdivisiones con los límites municipales; es decir, la heterogeneidad que existe al interior y entre los municipios: diferenciación topográfica, climática, usos de suelo, patrones de distribución de población, jerarquía entre centro de población y relaciones de intercambio, así como la diferenciación étnica y lingüística. No obstante estas dificultades, la mayor parte de las delimitaciones se ajusta a la división municipal. Tlapa es un buen ejemplo de la heterogeneidad al interior del municipio. Por su topografía está dividida en su porción serrana (bosque y selva baja) y otra que ocupa una pequeña área irrigada. Esta distinción es importante porque explica los contrastes culturales y la diversidad de actividades económicas desarrolladas por sus habitantes, lo mismo que las distintas relaciones establecidas entre localidades de su jurisdicción y de otras vecinas. La porción centro-oriente de este municipio se caracteriza por su pequeño valle irrigado. La población se concentra en la cabecera municipal. En contraste, las porciones norte, sur y poniente tienen un relieve accidentado, en sus tierras predominan centros de población indígena que basan su economía en actividades artesanales y en labores agrícolas y de pastoreo. Destaca la diferencia en su composición étnica, la población indígena es mayoritaria en el municipio con un porcentaje cercano al 60%, siendo mayoría los nahuas, en segundo lugar los mixtecos y los tlapanecos en tercero. Sin embargo, los mestizos predominan en la cabecera y son ellos quienes mantienen el poder económico y político.

través de las cuales se manifiesta la adscripción y el sentido de pertenencia a la región. Me parece que desde un punto de vista geográfico, la propuesta de Matías Alonso es adecuada pues tradicionalmente se ha hablado de Montaña baja, Montaña media y Montaña alta y, en ese sentido Chilapa, Zitlala, Ahuacuotzingo y Atlixtac estarían comprendidas dentro de la primera.21 Sin embargo, la identidad regional que nace de la historia compartida —mítica incluso—, del reconocimiento de un espacio al que sus habitantes expresan de diferentes formas su pertenencia, que es resultado de cientos de años de caminarlo, reconocerlo, recrearlo y amarlo —por subjetivo que parezca—, es claro en el territorio que hemos delimitado. Y no es cuestión de que uno lo desee o lo quiera así. Difícilmente un habitante de Metlatonoc, de Malina o de Alcozauca identificará a Chilapa —por ejemplo— como parte de “su región”. Si los encontramos en los campos de Sinaloa, en las playas de Acapulco o en las plazas más importantes de Guerrero y del país, desempeñando las más variopintas actividades y les preguntamos de dónde son, invariablemente dirán: de Tlapa, el centro que resume el territorio

III. Una redefinición Con este ensayo he querido sintetizar el trabajo que he desarrollado en La región de la Montaña, básicamente de carácter histórico y socioeconómico y retomo como es evidente el realizado por otros colegas. Me ha interesado el estudio de la etnohistoria, la concepción del territorio y de una estructura cosmogónica ritual que genera una red de relaciones que le han dado cohesión comunitaria —por ejemplo el ciclo agrícola ritual y sus diferentes fases en torno al desarrollo de la planta del maíz—, y de diversos aspectos que dan cuenta de las modalidades a

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21 A la Montaña media —de acuerdo con dicho autor— corresponden los municipios de Alcozauca, Alpoyeca, Copanatoyac, Cualac, Huamuxtitlán, Olinalá, Tlalixtaquilla, Tlapa, Xalpatlahuac y Xochihuehuetlán y a la Montaña alta, Acatepec, Atlamajalcingo del Monte, Malinaltepec, Metlatonoc, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas (Matías, 1997: 31-32).

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“el territorio regional puede fungir también como espacio de distribución de la cultura etnográfica, es decir, de una variedad de instituciones y prácticas simbólicas... como la música, la danza, los trajes regionales, determinados productos agrícolas o artesanales, las ferias, los mercados y centros de peregrinación, etc.”23 Proponemos su subdivisión en términos de subregiones culturales: nahua, ñu sabi y me’pháá.24 No ha sido fácil llegar a esta definición y delimitación de La región de la montaña. Sus características sociales y culturales han dado lugar a propuestas analíticas y de acción pública desde los primeros años de política indigenista, desde entonces esta región ha sido un campo de dicha acción (Fabila/Tejeda y Muñoz, Copladeg, Coplamar, etc.). Esta situación también ha influido en el reconocimiento por parte de los propios habitantes, quienes sin negar la pertenencia a un territorio mayor, La Montaña, se adscriben en primer término a su ámbito local, su comunidad y en segundo lugar, antes de reconocerse en ese espacio incluyente -la Montaña- más allá de su comunidad, esta el sentido de pertenencia a una de estas tres subregiones. En conclusión diría Giménez, “la región se caracteriza internamente por una dialéctica de unidad y diversidad. Se manifiesta como un haz de micro regiones, como un entramado de matrias.”25 La propuesta toma en cuenta las diferencias del medio físico pero sobre todo se reconocen las distinciones culturales entre las comunidades de dichas porciones. En términos físicos la región se encuentra entre la Depresión del río Balsas y el Océano Pacífico, entre ellas emerge imponente la Sierra Madre del Sur, el gran macizo montañoso cuya orografía condiciona en gran medida no solo las características naturales, sino también su historia, su economía y las relaciones sociales. Estas tres formaciones juegan un importante papel en la configuración regional: al norte, el río Tlapaneco que irriga las escasas tierras planas que se extienden desde Tlapa hasta Xochihuehuetlán pasando por Alpoyeca y Huamuxtitlán, desemboca en el río Mezcala, el cual desemboca a su vez en el Balsas. En el sur los ríos pertenecen a dos cuencas de la costa del Pacífico: el Marquelia y el Papagayo.

mayor, “La Montaña”. Ello por supuesto, no limita las relaciones sociales establecidas de antaño con sus vecinos. Muchas comunidades de Acatepec, Atlixtac y Zapotitlán convergen no solo en el gran tianguis dominical de Chilapa, también de manera cotidiana. Al sur, los municipios tlapanecos y mixtecos mantienen igualmente, relaciones permanentes con los municipios norteños de la Costa Chica, señaladamente con Ayutla, San Luis Acatlán, Igualapa y Tlacoachistlahuaca. Así pues, las relaciones con los vecinos no han decaído ni variado mucho, al contrario muchas se han intensificado. Para nuestro estudio partimos de su conformación histórica a partir del establecimiento del reino de Tlachinollan hasta su actual delimitación. Es decir, ajustamos esta propuesta de demarcación a los limites municipales actuales, nuestra delimitación abarca un total de 19 de los 81 municipios del estado de Guerrero, en los que se concentra el 46.7 % del total de los hablantes de lenguas indígenas en la entidad, según cifras censales del 2000. La consideramos una región sociocultural. La Montaña, como todo territorio es producto del medio ambiente, de la historia y la cultura y como decía el maestro Bonfil Batalla al definir la región sociocultural, es “la expresión espacial en un momento dado, de un proceso histórico particular...”22 . Gilberto Giménez quien también ha trabajado este concepto, no la reduce a su dimensión ecológica, demográfica, económica o política, dice que

22 Guillermo Bonfil Batalla, “La región cultural en México: Problemas y Criterios” en Seminario sobre regiones y desarrollo en México, IIS, UNAM, México, 1973. 23 Gilberto Giménez. “Territorio, cultura e identidades. La región sociocultural” en Rocío Rosales Ortega (coord.) Globalización y regiones en México, FCPSUNAM/Miguel Ángel Porrúa, México, 2000, pp. 38-39. 24 La subregión nahua estaría integrada por los municipios de Cualac, Huamuxtitlán, Olinalá, Tlapa y Xochihuehuetlán, la subregión mixteca por Alcozauca, Alpoyeca, Atlamajalcingo del Monte, Cochoapa el Grande, Copanatoyac, Metlatonoc, Tlalixtaquilla y Xalpatláhuac, y la subregión tlapaneca por Acatepec, Atlixtac, Iliatenco, Malinaltepec, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas. 25 Ibíd., p. 43

Huitzilopochtli

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Los pueblos ocupan tierras en distintas altitudes cuya composición de suelos, disponibilidad de agua y otros recursos naturales han influido de manera importante en la variación de las estrategias de sobrevivencia que se observan a lo largo y ancho de la región. Por la topografía tan irregular, la altura promedio no se puede precisar pero se puede señalar que varía entre los 1100 y 1750 msnm. En la parte serrana hay una importante presencia de áreas forestales que no obstante el avanzado grado de deterioro tiene posibilidades de integrarse a la vida económica de las comunidades dueñas del recurso. Hasta hoy, poco les ha quedado de esta explotación que ha estado y está en manos de particulares. La agricultura de temporal y la práctica de la ganadería extensiva son actividades estrechamente vinculadas y generalizadas. En la parte de La Cañada26 predominan las tierras planas y se caracteriza por su mayor irrigación. El río Tlapaneco recorre desde Tlapa hasta Xochihuehuatlán. A pesar de ello, las áreas de cultivo de sus pueblos localizados en tierras altas no se benefician de esta condición, del modo como sucede en las tierras del valle de Tlapa, Alpoyeca y Huamuxtitlán. Por lo que en los pueblos de la Cañada, lo mismo que en los pueblos del Sur predomina el cultivo de maíz de temporal. Haciendo una distinción a groso modo entre pueblos indígenas, sean nahuas, ñu savi o me´phás y otros fundamentalmente mestizos, en función de sus labores agrícolas, observamos con claridad que las mejores tierras (muy pocas, por cierto) las acapararon estos últimos. Los pueblos indígenas sobre todo los de la montaña alta se distinguen por el cultivo del café (Malinaltepec e Iliatenco sobre todo). La potencialidad forestal ha sido fuente de conflicto entre los mismos propietarios del recurso, quienes han salido beneficiados son los madereros.

de enervantes es un hongo que siempre está a punto de estallar. El círculo perverso de pobreza-narcotráfico-violencia se ha acentuado, pues desde el poder no se redimensionan socialmente estos problemas y se responde con la militarización, con las consecuencias que todos sabemos: la continua violación de los derechos humanos. Cabe agregar que la región, desde enero de 1994 —fecha del levantamiento zapatista— se convirtió en zona estratégica para la “seguridad nacional” por la presencia de los pueblos indios. Tlapa experimentó una transformación sin precedente a partir de la primera mitad de los años setenta, transformación desencadenada por la crisis en el campo y por la llegada de la Secretaría de Obras Públicas que impulsó los caminos de mano de obra. Estos hechos desencadenaron un proceso cuyo resultado habría de ser el gran crecimiento de la ciudad, alimentado por la inmigración que en una importante proporción provino de pueblos circunvecinos. De menos de 10 mil habitantes que tenía en 1970, la ciudad pasó en el 2000 a cerca de 32 mil, con cálculos de una población flotante de más de 20 mil habitantes. De esa forma desde la década de los setenta se sentaron las bases para el actual patrón de distribución poblacional en este municipio: la concentración de más de la mitad de la población municipal en la zona urbana. La razón de su elevado crecimiento —a diferencia de Huamuxtitlán, Olinalá y Malinaltepec— está ligada a la migración masiva procedente de pueblos y ranchos vecinos y de todos los municipios de la región, sin descartar los del propio estado y de otros lugares del país, llevada a cabo paulatinamente durante los últimos treinta años. Este proceso trajo consigo un fuerte crecimiento del sector servicios, estatales y privados y la intensificación de la actividad comercial. Proceso que además del crecimiento de la población, trajo consigo el aumento de escuelas, sin que la diversificación del mercado de trabajo regional se correspondiera con este desarrollo, ¿cómo influyó esto en la organización de las familias y en la vida cotidiana de esta ciudad y de los pueblos circunvecinos? Creo que no hay todavía un trabajo que de respuesta clara a esta pregunta. Entre los cambios ocurridos en los últimos años, no pueden dejar de mencionarse los movimientos migratorios estacionales al norte del país, y a diversos lugares de los Estados Unidos de Norteamérica, temporales o permanentes estos. Nueva York —entre otros—, es el sueño de muchos jóvenes sin alternativas en la re-

IV. Los últimos cambios y la nueva configuración regional Para concluir esbozaremos algunos cambios que a lo largo de los últimos cincuenta años han incidido en las dinámicas intra e interregionales y en la configuración de la región. A partir del trabajo de Maurilio Muñoz se ha coincidido en señalar como una característica regional su carácter pluricultural. A cuarenta y cinco años de ese estudio aunque no ha desaparecido la pobreza extrema, la región ha tenido transformaciones socioeconómicas, políticas y culturales que han modificado en distinto grado la organización de las comunidades y la vida cotidiana de la población. La migración se volvió masiva y el cultivo

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26 La Cañada es una microregión que comprende a los pueblos de la ribera del río Tlapaneco, se extiende desde Atlamajac del municipio de Tlapa hasta los límites de Xochihuehuetlán.

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Chilixtlahuaca de Metlatónoc. La separación de Iliatenco de Malinaltepec, Cochoapa el Grande de Metlatonoc, Marquelia y Juchitán de Azoyú constituyen un ejemplo de estas demandas; son estos, ejemplos concretos de la nueva configuración que se vislumbra. El Rincón y Chilixtlahuaca de alcanzar su erección como municipios, serían parte de la “nueva región”; lo que quedara de Malinaltepec y Metlatónoc permanecerían en la región de la Montaña. Un caso aparte es el municipio en rebeldía Rancho Nuevo de la Democracia autoformado en 1995 con comunidades de Metlatónoc y Tlacoachistlahuaca que en la práctica viene funcionando con sus propias autoridades y reclama desde entonces ser reconocido oficialmente La nueva configuración territorial estaría retomando los viejos circuitos de intercambio, nunca cancelados pero aprovechando actualmente las nuevas vías de comunicación, lo que por las características naturales de esta área la haría una zona socioeconómica de importancia. Sería pues un poco aventurado decir cuál va a ser el futuro de la región en la coyuntura actual en que los pueblos indígenas están tomando sus propias decisiones, la creación de nuevos municipios no es remota; se habla de lograr una mayor autonomía lo que implicaría una nueva distribución territorial y administrativa, y una diferente aplicación de los recursos para el desarrollo social.

gión; la posibilidad de una vida mejor, el ganar dólares y ayudar a los que se quedan es la opción, pues no hay mucho para donde hacerse. Muchas familias ahora dependen de las remesas de sus familiares. Ello por supuesto ha incidido en la composición y organización de los grupos domésticos, de las familias y las comunidades; así mismo en el modo como se reincorporan a la vida de los pueblos. Algunos colegas han estudiado estos cambios y la diferenciación regional. Por otra parte, los nuevos procesos sociales están obligando a una nueva configuración territorial, en donde por ejemplo ya se habla de una región intermedia o subregión que sería la Costa-Montaña que tentativamente estaría integrada por los municipios de Acatepec, Tlacoapa, Malinaltepec, Iliatenco, Metlatónoc y Cochoapa el Grande por la Montaña, y Ayutla, Azoyú, San Luis Acatlán, Igualapa y Tlacoachistlahuaca por la Costa Chica, teniendo como principal centro de intercambio a la ciudad de San Luis Acatlán. Del parteaguas de la sierra hacia las planicies costeras se ha intensificado una relación económica entre los pueblos ubicados en esa área. Esta “nueva región” cuya propuesta no está consensada todavía, traería consigo el desmembramiento de algunos municipios, que independientemente de que en el futuro, esta nueva región pueda ser reconocida oficialmente, las demandas de remunicipalización ahí están: El Rincón de Malinaltepec; Pueblo Hidalgo de San Luis Acatlán;

BIBLIOGRAFÍA

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Trabajo y tributo en las minas de Zumpango, siglo XVI Santos Herrera de la Rosa Introducción

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ción novohispana. Por último se realizaron algunas entrevistas en esa comunidad.

En este ensayo trato de explicar, a grandes rasgos, el papel que jugaron algunos grupos étnicos americanos, específicamente los nahuas, en la reproducción del capital de origen industrial y comercial, que desde las minas de Zumpango y a través de un programa de colonización, debía apropiarse de los recursos y medios de producción, como lo venía haciendo en otros centros mineros de América, con base a la explotación intensiva y extensiva de la fuerza de trabajo indígena. Al ser interpretado el hombre americano como “indio” era despojado de su tierra, de su dignidad humana y de sus medios de producción. La extracción de minerales que, junto con los ingenios y haciendas eran las formas mercantilistas de expoliación de recursos para beneficiar a las metrópolis europeas. Es decir, no interesaba el desarrollo del México conquistado, ni de sus pobladores, tan sólo el hecho de acumular riqueza. Para dar a conocer esta problemática, en este estudio se busca caracterizar la compleja estructura que requería la empresa minera a nivel de medios de trabajo y producción, para la extracción del mineral, así como el mantenimiento y explotación de mano de obra, enfatizando en ambas instancias el papel que jugaron y siguen jugando los pueblos indígenas de Guerrero. El trabajo de investigación se basó fundamentalmente en el análisis de fuentes directas y de primera mano como son la consulta de los Ramos: Indios, Mercedes Reales, General de Parte, Ordenanzas, Reales Cédulas Duplicadas y Hospital de Jesús en el Archivo General de la Nación, La Relación Geográfica de Zumpango y un mapa indígena tradicional (1582). También se revisaron obras abocadas al estudio de la minería en México (época colonial) y su importancia en la forma-

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Pueblos y minas El pueblo de Zumpango, ubicado en la parte central de la entidad y su establecimiento originario, data del período prehispánico. Bajo el reinado de Moctezuma Ilhuicamina, quinto Huey Tlatoani de la Triple Alianza, cuyo gobierno abarcó de 1440 a 1460, el área de Zumpango le quedó totalmente subordinada. En aquel entonces, su localidad pertenecía a la jurisdicción de Tepecoacuilco, sujeta a la Triple Alianza, como lo exhiben la Matricula de Tributos y el Códice Mendocino, en donde se plasma el tributo al que estaban obligados; abarcó desde la cuenca media del Río Balsas hasta Tlalcozautitlan. Una vez conquistado el Imperio Mexica en 1521, Tixtla y Zumpango se rindieron un año más tarde, posiblemente en 1522. El pueblo de Zumpango estuvo comprendido dentro de la jurisdicción del Arzobispado de México que se encuentra a 45 leguas (225 kilómetros) hacia el norte, en donde residía la Real Audiencia de la ahora Nueva España y hacia el sur a 3 leguas (15 kilómetros) de Tixtla.

El área de Zumpango Zumpango se encuentra asentada en un lugar llano, cercado por todas partes de sierras y cerros muy altos; contaba con 10 estancias tributarias, las cuales acudían a la doctrina y servicio personal; en algunos años, cuando llovía mucho, cosechaban mucho maíz que era el sustento básico de los naturales. Tenía clima cálido, muy seco, de pocas aguas, sin sereno ni humedad. Llovía poco, las aguas eran malas, porque eran gordas y salobres; ha sido tierra de muchos temblores y de muchos mosquitos.2 1 Etnohistoriador. Profesor-Investigador de la Unidad Académica de Antropología Social, Universidad Autónoma de Guerrero. 2 Francisco, Del Paso y Troncos. Papeles de la Nueva España, Geografía y Estadística, 1579-1582, Tomo No. 6, Madrid, Establecimiento Tip, 1905, pp. 314.

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Con respecto a sus pobladores indios, tuvo sujetos 400 tributarios aproximadamente; antiguamente en este lugar hubo una gran población y poco a poco fueron disminuyendo debido por las mortandades de sarampión y otras enfermedades causadas en esta provincia.3 Por su orden, estuvo formado como pueblo de españoles, por sus calles derechas, como se exhibe en la pintura anexa a este trabajo; la lengua que hablaban era la mexica o náhuatl, aunque no tan pulida como la mexicana.4 En tiempo de su gentilidad estuvieron sujetos a Moctezuma, Rey que fue de la ahora Nueva España, y le servía este pueblo de llevarle esclavos de los que tomaban en la guerra, esto le llevaban en reconocimiento.5 Antiguamente los indígenas de esta provincia sacaban oro en polvo, con el cual pagaban sus tributos a sus señores. Más tarde este tributo se siguió aportando a los encomenderos.6 Peter Gerhard nos dice que antes de 1530, ya existía Alcalde Mayor en las minas de Zumpango, aunque el registro de tal nombramiento data al término de este mismo año. En 1588 la Alcaldía Mayor de Zumpango comprendía en su distrito y jurisdicción el área de Chilapa, Tlapa y el propio Zumpango El mismo autor menciona que en ese mismo año, ya existía un sacerdote secular en el Real minero de San Martín de Zumpango y que para 1570 existían dos parroquias seculares, una en Zumpango, incluyendo a Huitziltepec y Oapan y otra en San Martín Tixtla y Mochitlán. A pesar de la existencia de esas parroquias, los naturales de Zultepec y Zumpango enviaron una carta al Rey para suplicarle que por haber poco culto en las minas, se fundara una abadía y que se presentara como Abad al bachiller Pedro Gómez Maraver de Oaxaca. Solicitud hecha en México el 20 de febrero, 1545. 7 Desde el punto de vista civil, la Alcaldía Mayor de las minas de Zumpango fue creada en 1532 y restablecida en 1552, fue una alcaldía mixta, su distrito y jurisdicción comprendió a cinco cabeceras: Chilapa, Huitziltepec, Mochitlán, Tixtla y el propio Zumpango; desde el punto de vista eclesiástico: Chilapa, Tixtla, Mochitlán y Tlapa pertenecieron al obispado de Tlaxcala, Zumpango, Huitziltepec y Oapan pertenecieron al arzobispado de México hasta a mediados del siglo XIX. En 1560, el Alcalde Mayor de Zumpango y Chilapa funcionaron como corregidores de Tlapa y dejaron de ejercer ese cargo hasta 1579; a partir de 1600, las provincias de Zumpango, Huitziltepec y Mochitlán pasaron a formar parte de la Alcaldía Mayor de Acapulco. Las entidades políticas en la Nueva España, fueron conformadas a través de la disminución demográfica y

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es ahí en donde se trasladaban las fundaciones eclesiásticas y con esto se generaba que el gobierno civil se desplazara a otro lugar, como sucedió con el Alcalde Mayor de las minas de Zumpango, que al disminuirse la producción minera, se trasladó a la provincia de Chilapa, este cambio fue propiciado a consecuencia de la limitación y prohibición de la mano de obra indígena esclava, por la catástrofe causado por las epidemias traídas por los españoles, así como por la explotación atroz a la que fueron sometidos, en la tributación en especie, trabajo y dinero.8 Por las Relaciones sabemos que en 1582 el alcalde Mayor de Zumpango era Gonzalo Bazán, quien generalmente residía en Chilapa, Tixtla y en menor tiempo en Zumpango, debido a lo áspero del clima y al abandono de las minas propiciada por la prohibición del Virrey Antonio de Mendoza, de utilizar mano de obra indígena esclava. Sin embargo, en 1602 se emitió una Real Cédula en la que se ordena que a los negros y mulatos libres se les empleara en las minas, principalmente a aquellos individuos que cometieran algún delito. Al mismo tiempo, algunas estancias tributarias del sur del río Balsas que pertenecían a la jurisdicción de Tepecoacuilco fueron separadas de la provincia de Zumpango y pasadas a Iguala. A partir de 1600, estas provincias se dividieron en dos cabeceras muy importantes: por un lado la provincia de Chilapa que pasa a formar parte de su propia jurisdicción y Alcaldía Mayor y por el

3 Ibid., p. 315. 4 Ibid. 5 Ibid. p. 317. 6 Ibid. p. 320. 7 Francisco del Paso y Troncoso, Epistolario de la Nueva España. Tomo 4, México, Biblioteca Histórica Mexicana, p. 148. 8 René Acuña, Introducción a las relaciones geográficas del siglo XVI, México, UNAM, 1986, pp. 191-192.

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otro, los poblados de Tixtla, Zumpango, Mochitlán, Hutziltepec y Oapan pasaron a formar parte de la jurisdicción y Alcaldía Mayor del Puerto de Acapulco. El número de tributarios existentes en esta provincia, era de 400 aproximadamente, como consta en la Relación. Como la actividad minera era casi nula, el Alcalde mayor trasladó su residencia y la del gobierno civil al pueblo de Chilapa, por ser de mejor temple, más abundante de todas las cosas y por haber monasterio de religiosos del orden Agustino De acuerdo a la misma Relación, la provincia de Zumpango se encontraba a 3 leguas (15 kms.) del pueblo de Tixtla (habitaban en ella 2 vecinos españoles y los demás eran naturales); de ahí, Chilapa se encuentra a 5 leguas (25 kms.) (habitaban en ella 10 vecinos españoles). Limita hacia la parte de adelante, con el poblado de Tixtla; por la parte sur limita con la cabecera del Oapan, que se encuentra a 8 leguas (40 kms.) de este pueblo; por el poniente limita con tierras de Tepecoacuilco, que se encuentra a 5 leguas (25 kilómetros); por la parte del medio día, hacia la parte sur limita con Anacuilco que se encuentra a 20 o 25 leguas (100 ó 125 kms.) y hacia el puerto de Acapulco a 20 leguas (100 kilómetros) con la provincia de Yopitzinco.

en ellas algunos indios naboríos y que estas minas se encontraban a 5 leguas (25 kilómetros) de este pueblo. Así mismo se han descubierto y descubren otras minas de cobre y hierro en éste término de Zumpango, existen minas que ahora se labran como es el caso de las minas de San Pedro y San Pedrito (Mezcala), la Valenciana, (Xochipala), etc., y otras que se labraron como es el caso del Cerro de San Martín de Zumpango, éstas minas se encontraban en sierras muy altas, muy frías, montuosas y de buenas aguas.9 En 1530, se explotaron las minas de plata de Zumpango y hacia 1534, las vetas de plata de Taxco. Los indígenas adquirían el oro en las regiones del sur, la plata se obtenía en Taxco y Zumpango y el cobre en Zacatula y Michoacán, también se comerciaba con obsidiana y sal. Carlos Prieto, al dar a conocer un listado de las primeras minas que explotaron los españoles, señala que la explotación minera en la región de Zumpango, se inició en 1530. Por último mencionaremos a Luis Rodríguez, originario de Valladolid, España, el afirma que las minas de Zumpango, fueron las primeras minas de que sacaron plata los españoles y que por su industria se benefició el metal que se encontró por estas tierras, hasta sacar la plata limpia, aunque también Rodrigo de Tamara, afirmaba que el fue el primer descubridor de las Minas del Cerro de San Martín de Zumpango, del Cerro Rico de Taxco, Nexapa y Culiacán. Los primeros mineros españoles citados en el Diccionario Autobiográfico de Francisco Icaza: siete pertenecieron a la provincia de Taxco, cinco a la de Sultepec, cuatro a Zumpango, tres a Oaxaca y dos a Chiautla. El mismo autor cita a Juan Xaramillo, quien también trabajó la minería y quien también afirmaba que su tío Diego Xaramillo fue uno de los primeros que descubrieron minas en Zumpango. A partir de 1550, las empresas mineras modificaron su sistema laboral debido a factores como: la prohibición de hacer esclavos indios en 1542, la supresión de los servicios personales en las encomiendas en 1549, el derrumbe dramático de la población indígena causada por la gran epidemia en los años de 1545-1547 y la liberación de miles de indios entre 1550-1560. Los mineros del centro y sur del actual Estado de Guerrero utilizaron como fuente de Trabajo a los indios de repartimiento, como es el caso de los centro mineros de Taxco, Zultepec, Zumpango, Tlalpujahua, Temascaltepec y Pachuca.

La minería en Zumpango De acuerdo con Hendrich (1940), quien pudo identificar en la región del Rio Balsas antes de la llegada de los españoles, un buen número de minas como: el kaolín arcilloso, alumbre, cobre nativo, hierro y en menor cantidad plata y oro. Por esta región ya se estaban trabajando las minas, aunque de manera muy rudimentaria ya que se utilizaban instrumentos improvisados como picos, azadones, barretas, coas, maderas afiladas, entre otros. El nombre de este pueblo surge a partir del descubrimiento de los mantos metalíferos hechos por Rodrigo de Tamara en el Cerro de San Martín, es el quién pone al poblado el nombre de “Zumpango de las Minas”. En esta provincia siempre hubo clérigos y los pobladores siempre fueron administrados por ellos, algunos ancianos comentan que el primer señor que habitó en este pueblo, se llamó Cuicantecuhtli, que significa, “señor Cantor”. En término de este pueblo de Zumpango se descubrieron, unas minas de plata y oro, el descubridor fue Diego Xaramillo, conquistador y encomendero que fue de este pueblo: hubo en ella una gran población de españoles, debido a esas grandes riquezas minerales que tenía y por quitarles a los esclavos por mandato de su majestad, se dejaron de labrar y despoblar, que sólo quedaron

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9 Francisco del Paso y Troncoso, Papeles de la Nuevas España, Geografía y Estadística, 1579-1582, op. cit. p. 317.

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población indígena y el surgimiento de una nueva formación socioeconómica.10 En 1530 se da un proceso de destrucción del antiguo sistema de organización de trabajo, sustracción del excedente de los pueblos, el progresivo debilitamiento del sistema de autosuficiencia y reproducción de los grupos indígenas. El acto de trabajar perdió su sentido ritual y religioso, dejó de ser una forma de comunión con las divinidades y fuerzas sobrenaturales de vida y se convirtió en una acción gratuita, sin sentido, extenuante y aterradora Gran parte de los bienes que producía el indígena le fueron arrebatados para beneficiar a los hombres que destruían sus formas tradicionales de vida y atentaban contra su existencia.

La gran mayoría de la clase trabajadora provenía de la misma jurisdicción o estancias tributarias que estaban sujetas a esta Alcaldía mayor de Zumpango. Hubo otras comunidades que también enviaban mano de obra indígena a estas minas, como el caso de Tlapa, Chilapa, Tixtla, Oapan, Huitziltepec, Chilpancingo, Huitzilac, Tepecoacuilco, Acapulco y otros poblados que se encontraban cercanos a la costa del mar del sur; también tuvo ciertas relaciones con otros centros mineros como: Taxco, Iguala, Huitzuco, Temascaltepec, Zayula y Sultepec. (Provincias que se han manifestado en casi todos los documentos encontrados sobre las minas de Zumpango). La fuerza de trabajo indígena estuvo conformada por indios naboríos o indios libres que de manera voluntaria, trabajaban permanentemente en las empresas españolas a cambio de un jornal y de medios de subsistencias, fueron estos antiguos esclavos y sus descendientes, que durante dos o tres décadas se habían acostumbrado al trabajo y al contacto con los españoles y que habían perdido sus vínculos económicos y sociales con las aldeas campesinas. Podemos decir que la fuerza de trabajo no solamente se utilizó en la explotación de las minas, sino también en la construcción de graneros en las costas, construcción de iglesias, agricultura, ganadería, construcción de grandes calzadas, arriería de mercadería sobre productos de la tierra y las trasladadas de España, servidores domésticos (esclavos), el servicio personal a que fueron sometidos a cambio de sus tributos en especie que antiguamente aportaban y por último, sobre el hilado de algodón que los macehuales de Tlapa fueron sometidos. Con respecto a las fuerzas productivas, el primer siglo de la colonia marca una destrucción masiva de la

Tributo José Miranda, sostiene que el tributo “tuvo su origen y fundamento en la creación de los oficios y servicios necesarios para la existencia colectiva”, ya que con ella contrajo una división social del trabajo y ocasionó la distinción y jerarquización de sus oficios “y el sostenimiento de las clases superiores.” 11 Durante los primeros 20 años, la mayor parte del tributo fue apropiada por personas privadas. Con el tiempo la corona fue afirmando su dominio, mermando la prepotencia de los encomenderos y sosteniendo a los funcionarios. El tributo suministró a los encomenderos recursos materiales y mano de obra indígena, constituyeron en los primeros tiempos de la Colonia la base principal de sus empresas, tanto en capital como en trabajo. Mediante esas empresas, alimentadas con las prestaciones materiales y personales de los indios, los encomenderos realizaron un transito de la economía, natural propia de los indígenas, a la economía monetaria, propia de la Colonia. El tributo fue el instrumento esencial de los encomenderos y facilitó un tránsito que permitió la constitución de una nueva economía o la integración de los elementos económicos americanos y europeos. 12 El tributo se llevó a cabo de “tres maneras muy importantes”: Imperial, Regional y Local. Imperial: Se refiere al tributo que las provincias tributarias, entregaban al Emperador Moctezuma Ilhuicamina.

10 Enrique Florescano et. al., La clase obrera en México, Siglo XXI, 1980, pp.29-33. 11 José, Miranda, El tributo indígena en la Nueva España. El Colegio de México, 1980, pp. 22-23. 12 Ibid.

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plata. Cientos, miles de indígenas fueron convertidos en esclavos y obligados a trabajar en la extracción de metales preciosos, decenas de pueblos fueron coaccionados a dar trabajadores, cargadores, materias primas y alimentos en las áreas de explotación minera.

Regional: Se refieren a los tributos que los pueblos sujetos entregaban al señorío de Tepecoacuilco. Local: Se refiere al tributo que las estancias tributarias entregaban al señor de Zumpango. El tributo que los indígenas podían entregar era en productos agrícolas (cacao, algodón, chía, huauhtli, etc.), en mercancías y servicios personales. “Debían pagar tributo todos los indígenas comuneros, los que trabajaban en las minas, huertas, estancias, obrajes, carreterías, arriería de recuas, construcción de graneros. Quedando exentos de esa contribución los caciques, sus primogénitos, los alcaldes, cantores sacristanes y las mujeres de cualquier edad que fueran.” “En 1547 se ordenó que tributaran también todos los negros, negras, mulatas y mulatos libres. Y en 1580 se puso la orden, en que debían tributar todos los adultos casados de 25-55 años y las viudas y solteras debían pagar medio tributo.”13 “En la época Colonial, el tributo era el ingreso principal de la Corona. El indio pagaba además diezmos sobre productos de tipo español, como ganado, trigo, seda o tierras que pertenecían a los colonizadores. La comunidad estaba obligada a contribuir directamente o a través de sus cajas comunales al sostenimiento de los religiosos e iglesias. Las comunidades debían rendir servicios en trabajos para toda clase de obras públicas y eclesiásticas. Por medio del repartimiento se forzó a los indígenas a trabajar en la erección de edificios públicos, iglesias, caminos, puentes y sistemas de desagüe.”14 Sabemos que la encomienda estuvo estrechamente ligada a la minería puesto que la mano de obra indígena complementaria solo la podían facilitar los encomenderos, que además disponían de mantenimientos que no les costaba dinero alguno y eran facilitados a precios muy por debajo del mercado. Los gastos en herramientas, ropa y comida eran aportados por los indios de las encomiendas. La encomienda era el ejercicio del derecho a servirse de los indios en cuantas necesidades tuviera el encomendero, tanto para mantener su status de caballero-hijodalgo, que exigía construirse una casa y mantenerse bien servida; la encomienda fue decisiva en el asentamiento de la república de los españoles, llegando incluso a participar los indios encomendados en las acciones de pacificación de otros grupos indígenas; los indios de servicios eran usados en todas las actividades domésticas, traer agua, leña, hierba, cuidado de los animales domésticos, envío de avisos, limpieza y para amamantar a los hijos de españoles. A partir de 1530, los productos del tributo fueron orientados por los encomenderos a extracción de oro y

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Conclusión El exceso de explotación de la fuerza de trabajo provocó la disminución de la población tanto de Zumpango, como de otros poblados que aportaban el servicio de tequio en el trabajo de explotación de los minerales. Si bien los indígenas trataron de resistir a la carga tributaria impuesta a través de costumbres dietéticas de tipo energético, como masticar y consumir cacao, el hecho de que fueran tratados como esclavos y bestias de carga y de que se tratara enriquecerse, acumular riqueza y ampliar el capital de la empresa con base más que a las técnicas de explotación ni manera y beneficio del metal en la sobre explotación de la fuerza de trabajo, hizo que al momento que se les restringe el acceso indiscriminado y excesivo de la población indígena, por que estaba ya en entre dicho su existencia, es entonces cuando los mineros deciden abandonar la empresa. Por otra parte las comunidades no sólo se quejaban ante el Virrey, Rey y las audiencias de esa situación de la sobre explotación que afectaba a su población y a la vida de la comunidad y a su relación tributaria con la corona, sino que también trataron de bloquearla, entorpeciendo el acceso de bastimentos y dejando de trabajar los campos agrícolas que la sostenían a manera de manos caídas. Estancias tributarias de Zumpango 1. Xiuhamolla 2. Xilhuaztlan 3. ayotzinapan 4. Temotzinco 5. Apoecan 6. Quaolotitlan 7. Iztapan 8. Chilpancingo 9. Temetztlátzompango 10. Amayxtlahuacan 11. Ayotzinapan-Temotzinco 12. Tzumpango-México

2 leguas (10 kilómetros) 1 legua (5 kilómetros) 3 leguas (15 kilómetros) 1 legua (5 kilómetros) 3 leguas (15 kilómetros) 1 legua (5 kilómetros) 1 legua (5 kilómetros) 2 leguas (10 kilómetros) 5 leguas (25 kilómetros) 12 leguas (60 kilómetros) 2 leguas (10 kilómetros) 45 leguas (225 kilómetros)

7 tributarios 20 tributarios 4 tributarios 22 tributarios 6 tributarios 31 tributarios 26 tributarios 102 tributarios 42 tributarios 111 tributarios 0 tributarios 163 tributarios

13 Enrique Semo. Historia del Capitalismo en México. Los Orígenes 1521-1763, ERA, pp. 14-17. 14 Ibid.

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MAPA INDIGENA TRADICIONAL (1582)

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Una lluvia de palabras en la boda, en el Pueblo de la Lluvia Gaudencio Mejía Morales Nadie puede vivir solo en esta vida, porque también como la dulce fruta, con el tiempo también se amarga.

güenza para él y una derrota para el joven pretendiente de la mujer amada que lo hace a través de sus padres. Y en efecto, la voz de los padres y es la voz de los jóvenes en tiempos no muy lejanos. El casamentero como comúnmente se le conoce, hace uso del único recurso, el arte de la palabra. Irá a la conquista de los padres y familiares cercanos de la joven. Juntará su palabra con la de ellos. El primer acercamiento, una primera contestación es sinónimo de buen camino, que se camina por sendero correcto.

Regina Morales Morales

En el pueblo de la lluvia, casarse es un ritual de compromiso profundo Se inicia desde que el joven mancebo lanza la mirada a la mujer de sus sueños, a la que considera será su única y futura mujer con quien compartirá el resto de su vida. De cierta forma existe un apalabramiento mediante la mirada furtiva o una palabra de alabo ya sea por el camino, en el río cuando la doncella va a lavar la ropa o cuando va por el agua. Y es que para el amor siempre habrá un pretexto y el tiempo resultará siempre reducido. Luego, se cuenta, el joven hablará con su padre y su madre, aunque muchas veces el joven es previamente inducido para fijar su mirada a la mujer que consideran será la futura nuera. Los padres se preparan. En un tiempo no muy lejano, llevaban pan, chocolate, refresco, aguardiente y lo que tuvieran al alcance. Esta especie de ofrenda cambia conforme cambian los tiempos. Pero lo determinante será la intermediación del pedidor, que también se conoce como “embajador”. Es considerado un hombre sabio y virtuoso de la palabra. Hará uso de ella para convencer a los padres de la presunta novia. El embajador de la palabra, llega de madrugada, en el corazón de la aurora, con los primeros cantos de los gallos. No le importará la cantidad de perros que ladren por su camino, porque sabrá callarlos para que sea escuchada su palabra. Tocará la puerta con una vara. Se prepara para hablar con el corazón, con su sabiduría. Reza, habla de los santos y las santas. Contará la vida de nuestros primeros padres y primeras madres que un día se unieron en santo matrimonio. No cejará, no retrocederá. Su arte de convencimiento está en juego. Un no de los padres de la joven, será ver-

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“Vuelva mañana”. Es un alivio, es una proximidad Un embajador del matrimonio, es un tozudo. Vuelve cuantas noches sean necesarias. Hasta que la familia sea aceptada en la casa, hasta que el joven vea la mirada directa a los ojos de la mujer de sus sueños. Hasta lograr que los familiares de la mujer y hombre joven, se unan en matrimonio. Entonces se fija la fecha, hacen cuenta de la cantidad de invitados y familiares que estarán en la fiesta matrimonial, y hacen también los cálculos de los gastos que erogará la familia del novio. También, por supuesto, se fija la dote. Es la costumbre matrimonial de la gente de las comunidades del pueblo de la lluvia, que persiste en muchas comunidades. En otras está en franca decadencia. Los menos, quizá, han distorsionado su propia cultura ancestral, el embajador es espécimen raro de la historia, que primero “une en secreto” la palabra de las familias, que se refiere en la noche, después será público. A continuación reproduzco una traducción/interpretación de las “palabras de la lluvia”, de respeto, que dirige el “embajador”, “casamentero” o “pedidor” cuando está a punto de concluir con su labor al formalizar un matrimonio. Juntar las vidas de un hombre y una mujer en “santo matrimonio” ‘por el resto de sus vidas y a quienes se les

1 Maestro en Derecho. Actualmente asesor a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Delegación Guerrero.

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Acuérdense que cuando llegamos a este mundo no cargamos con nada. en este mundo aprendemos lo que es bueno y lo que es malo. Si pensamos en cosas buenas cosas buenas vendrán con nosotros. Si pensamos en la maldad la maldad vendrá a nosotros.

exige no engañar a la justicia, al comisario, a la comunidad, a los padres y al creador. Por cierto, este ritual es el que mayor relevancia tiene entre las comunidades de la gente de la lluvia, porque participa la comunidad con su palabra que dura horas. Tiene más valor que el matrimonio en la iglesia.

Palabras de un embajador o pedidor a los que se unen en matrimonio2:

Hoy dan su consentimiento ¡Qué hermoso es el camino del creador! ¡Qué hermosa es la vida en unidad!

Grande sea su corazón de todos ustedes primero la madre y primero el padre en este gran día de compromiso

Solo les pedimos que no vayan a engañar a la justicia de nuestros primeros padres no vayan a engañar a los abuelos y abuelas no vayan a engañar al pueblo

Primero el Creador. Primero los abuelos y las abuelas Hoy se produjo la palabra y el ambiente hoy sobre sus espaldas cargan con una gran responsabilidad, con ustedes mismos y con la vida.

Un hombre tiene un camino con una mujer una mujer tiene un camino con un hombre esta es la palabra buena

Aquí están los que tienen sed, y desean calor en su lecho. por qué no tener el corazón contento hoy por qué no tener el corazón grande el Creador está alegre y alegres estamos todos

Nadie puede vivir sólo en esta vida, porque como la dulce fruta con el tiempo también se amarga. ¡Que larga sea la vida que vivan juntos, ahora que son una sola casa! Una sola mesa un solo plato una sola jícara un solo mecapal una sola palabra un solo lecho una sola casa

Aquí está el hombre y la mujer que desean fuego en su hogar aquí está la mujer y el hombre que unen su palabra y su camino Hoy se unen con palabra de respeto, palabra de siempre no palabra de uno, ni de dos, ni tres días. Los une una palabra para siempre. Se alegrará el hombre... se alegrará la mujer. Que estas palabras se graben en su mente primero el creador y después nosotros

De hoy en adelante sólo tienen una sola palabra en diálogo permanente

Aquí se unen ustedes y juntan sus familias antes la palabra los unió en secreto, ahora es palabra pública no es palabra de oscuridad, es palabra nacida de la luz del día

Cierren sus oídos y sus bocas a las palabras hirientes y necias pongan su mente, su oído, sus ojos, sus palabras al remojo. Es la mejor enseñanza para sus futuros hijos.

La Palabra, es palabra de siempre. No espanten su trato. No tuerzan su camino

¡Qué vivan sin problemas y sin enfermedades! ¡Qué vivan con bien y con alegría!, para que la alegría también esté con nosotros ¡Qué alegre esté el Creador! ¡Qué estén alegres los viejos y las abuelas!

Se han ganado la suerte de encontrarse con la que compartirán las cosas buenas de la vida. Que nunca caiga la maldad sobre sus espaldas agarren cosas buenas por el camino que hoy toman que este sea un compromiso de siempre y no sea un compromiso para que de un lado ande la mujer y por el otro lado ande el hombre

¡Qué no se meta la envidia y la maldad en su casa! ¡Qué aire fresco recorra por su lecho! ¡Qué la claridad y la frescura imperen en su mente! ¡Qué vivan felices, libres de enfermedades y libres de problemas!

Este es compromiso que asumen ante el creador y ante los abuelos no olviden y corten lo que hoy formalizan

2 Diciembre 1991, comunidad de Potuichán, Municipio de Copanatoyac. Montaña de Guerrero/pensamiento ñu´u savi recopilado por Gaudencio Mejía.

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No tendrás mujer para herirla no tendrás un hombre para maltratarlo

Requisitos generales de los trabajos para publicar en Ostotitlán: Itinerancias de la Antropología

No hagas el mal para ella no hagas el mal para él si alegres están hoy, alegres deberán conservarse mañana

1. 2. 3. 4.

Cuida de la piel tierna de tu mujer, porque todos somos fruto de la piel tierna de una mujer Que nadie sea más que otro, ayúdense siempre, vivan con tranquilidad y frescura Larga sea la vida que vivan juntos sin enfermedad y sin problemas Que el amor que hoy los une, les acompañe para siempre...

Vals de los enamorados y unidos hasta siempre No salieron jamás del vergel del abrazo. Y ante el rojo rosal de los besos rodaron. Huracanes quisieron con rencor separarlos. Y las hachas tajantes, y los rígidos rayos. Aumentaron la tierra de las pálidas manos. Precipicios midieron, por el viento impulsados entre bocas deshechas. Recorrieron naufragios, cada vez más profundos en sus cuerpos sus brazos.

Tamaño carta. Fuente: Arial / 12 puntos. Título a 14 puntos en altas y bajas y centrado. Nombre del autor a 12 puntos, alineado a la derecha después del título. Incorporar en nota al pie datos adicionales del autor (formación, cargo, etc.). 5. Texto justificado, con sangría para cada nuevo párrafo. 6. Interlineado 1.5, sin espacios entre párrafos, con doble espacio entre secciones, en su caso. 7. Títulos de secciones a 12 puntos y en negritas, altas y bajas, alineados a la izquierda. 8. Extensión: Para artículos de investigación y ensayos, entre 10-20 cuartillas. Para reseñas, máximo de 3 cuartillas. 9. Las citas se realizarán a pie de página y con numeración consecutiva. Las referencias bibliográficas deberán incorporarse al final de artículo en el siguiente orden: a. Para libros: Durkheim, Emile, Las formas elementales de la vida religiosa, Schapire, Buenos Aires, 1968 (1912). b. Si existen varios autores, después del primero el orden cambia de la siguiente forma: Lomnitz, Larissa, Claudio Lomnitz Adler e Ilya Adler, “El fondo de la forma: Actos públicos de la campaña presidencial del PRI, 1988”, Nueva Antropología 38, México, pp. 45-82. c. Si se menciona al editor, compilador o coordinador de una obra se señala entre paréntesis después del nombre mediante las indicaciones (ed.), (comp.) o (coord.). d. Si hay título de capítulo, irá entre comillas antes del título de la obra: Ianni, Octavio, “El laberinto latinoamericano”, Hacia nuevos modelos de relaciones interculturales, Guillermo Bonfil Batalla (ed.), CONACULTA, México, 1993, pp. 235-25. 10. Mapas, tablas o gráficos deberán numerarse e indicar la fuente. Para fotografías, indicar el nombre del fotógrafo. Los artículos podrán entregarse en la Dirección de la Unidad Académica de Antropología Social de la UAG o al siguiente correo electrónico: antropología_uag@yahoo.com.mx.

Perseguidos, hundidos por un gran desamparo de recuerdos y lunas, de noviembres y marzos, aventados se vieron, pero siempre abrazados.

Los trabajos recibidos serán sometidos a revisión por el Consejo Editorial de la revista, tomando en cuenta su rigor académico y relevancia en el marco de la investigación antropológica. Los autores deberán revisar cuidadosamente la redacción y ortografía de sus artículos.

Miguel Hernández

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Liderazgo y violencia de género en el Guerrero indígena Gisela Espinosa y Rosalba Díaz

Una concepción que separa tajantemente los espacios público y privado, que jerarquiza el primero sobre el segundo y que los asigna con criterio sexista: lo público masculino, lo privado femenino; opera como mecanismo de exclusión contra las mujeres; de modo que, aunque las leyes pregonen igualdad de derechos, en la práctica, ellas ha sido ciudadanas de segunda. La exclusión opera contra todas, pero no todas la sufren en el mismo grado. Las indígenas enfrentan una compleja problemática: pues por un lado, junto con sus compañeros cuestionan la supuesta homogeneidad étnica y cultural de la nación, y evidencian que la mestizofilia condujo a la exclusión de los pueblos y las culturas indígenas, y que reconstruir la nación exige aceptar la diferencia y legitimidad de formas de vida y de ciudadanía surgidas de una matriz civilizatoria distinta a occidente; pero por otro, ellas también han descubierto que no basta reconocer los derechos colectivos y la autonomía de sus pueblos, pues sus sistemas normativos contienen costumbres buenas y costumbres malas, elementos culturales que merecen defenderse y otros que deben criticarse y transformarse. Para ellas, ni el derecho positivo ni el consuetudinario garantizan igualdad ni ejercicio de sus derechos ciudadanos. Desde hace décadas, mujeres de las cuatro regiones indígenas del estado de Guerrero, han participado en procesos organizativos y luchas de sus pueblos: primero, diluidas en un beligerante movimiento campesino; luego, como parte del movimiento que transformó el “Encuentro de Dos Mundos” en una celebración combativa de los 500 años de resistencia indígena; más adelante, como actrices emergentes cuando, en el marco del movimiento con identidades étnicas que cobra fuerza a raiz de 1994, se intensifican las reuniones, grupos, redes y luchas de mujeres indígenas.

Foto: Alejandrino González Reyes.

Introducción Con base en un conjunto de entrevistas en profundidad, aquí se rastrea el vínculo entre la violencia, la construcción de liderazgos femeninos y las reivindicaciones de género y proyectos de cambio que impulsan mujeres indígenas de Guerrero. Al desatarse la violencia, como una medida extrema para someter a las mujeres, se expresan con brutalidad las relaciones de poder entre los géneros, pero la violencia no siempre logra desalentar a las indígenas, y cuando se ejerce contra las que se atreven a irrumpir en el espacio público y tienen capacidad de dirección, también se convierte en materia prima de su rebeldía y eje del que surgen cierto tipo de reivindicaciones sociales y de género que perfilan otro mundo posible para mujeres y varones. Incursionar en el espacio público, aquel donde se discuten y deciden los asuntos de interés común, donde se construye la ciudadanía mediante muy diversas formas de participación social, y donde se ejercen los derechos políticos, no es cosa fácil para las mujeres en general, tampoco lo es para mujeres indígenas, pues constituye una transgresión al orden simbólico y a la organización social de los géneros; a los conceptos de masculinidad y feminidad y a los espacios que culturalmente se asignan a varones y mujeres.

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1 Rosalba Díaz es egresada del Posgrado en Desarrollo Rural (nivel maestría), de la UAM-Xochimilco y profesora en la Unidad Académica de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Guerrero; Gisela Espinosa es doctora en antropología y coordinadora del Posgrado en Desarrollo Rural de la UAM-Xochimilco.

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me dice: “A mi no me importa el hombre que tú quieras, manco o como esté, pero nunca que te pegue. No, hija, no permitas eso.” 2 . Otro caso es el de una de las encargadas de la casa de salud de Ometepec gestionada y manejada por integrantes de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas. Delfina Benito, de origen mixteco, ilustra el vínculo entre violencia física familiar y proyecto social. Habla Delfina Benito: Ahora enfocamos más a lo de violencia porque por ejemplo, en mi comunidad, hace un año a una señora la golpeó su esposo, la golpeó pues en todo el cuerpo y estaba bien embarazada. Le fue a dejar las tortillas al campo y que le dice: “Venga a comer, ya están las tortillas”. Ah, que agarra el señor un palo de los más gruesos, porque estaba cortando y que le da a la señora. Y yo le pregunto: “¿Qué te pasó?”. —No me pasó nada, mi esposo me pegó. Nomás yo llegué con las tortillas y nomás por eso me pegó. —Está mal —le digo— y tú ¿cómo piensas? ¿quieres seguir así con él?, ¿tú quieres seguir con esa situación como está? Dice: “Es que yo tengo ocho hijos, y ya después no sé adónde voy ¿qué voy hacer?” —Está mal —le digo—. Oye, él te golpea y en esa condición que estás. No queda de otra, vamos a Igualapa, vamos a poner una demanda. La gente de por ahí tenia temor de sacarla de la comunidad, entonces llega un carro de volteo que llevaba grava y oyamel y me fui con ella a la Judicatura. Nos citaron con el señor para el otro día con el juez. Dice él que ella iba a golpearlo a él y no sé qué. Y yo digo: “No. Tú di porqué te trata él así, tú di el motivo.” —Él me está corriendo, no me quiere y me golpea. O sea me está corriendo, me golpea para que ya me vaya. Dice entonces el cínico: “No, es que yo le pego porque ella no me lava, ella no sabe hacer las cosas”. Y le digo al juez: “No señor, él le pega por esta situación. Aunque él diga otra cosa, la realidad es que le pega quizá porque él quiere que ella se vaya. Si el quiere dejarla que se dejen, pero que no la golpe así, mire como viene”. El juez le dice a él: ¿Por qué la está golpeando? Está mal. Ya no la debe de golpear ni a sus hijos. Ya no debes volver hacer eso, ya no le pegues porque mira en que condiciones está ella. Y quien sabe que tanto más le dijo. Y como la autoridad también es hombre le dice a ella: “Tú debes darle de comer, lávale y todo”. Porque ella es la culpable. Siempre la mujer es la culpable. Así que la bañó en sangre y la autoridad le pidió que le sirviera bien, que le lavara, y nomás le dijo que ya no le pegara, pues. Por eso en la casa de salud enfocamos la violencia de las mujeres que sufren como trapo pues.

Estos procesos organizativos han tenido particular resonancia en Guerrero, donde mujeres amuzgas, tlapanecas, mixtecas y nahuas, han puesto en primer plano, como nunca antes, problemas de género que enfrentan por ser mujeres indígenas; y desarrollan propuestas y proyectos para atenuar éstas y otras desigualdades. Varios de estos procesos confluyen en la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas (CGMI), cuyos antecedentes datan de 1997 aunque se constituya formalmente hasta 2003. El proceso de construcción de la CGMI y de sus líderes, ilustra los retos y logros de las mujeres, especialmente, la forma en que se relaciona la violencia con la acción y los proyecto sociales que ellas impulsan. Si por violencia de género entendemos todo acto que, basado en la diferencia de género, produzca o pueda producir daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, incluyendo la amenaza de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad; ocurra en la vida pública o en la privada (Declaración de la ONU sobre la Eliminación de la Violencia en Contra de la Mujer, citado en INSP, 2003); entonces podemos afirmar que la construcción de liderazgos de mujeres indígenas está marcada por la violencia de género. Pero también está marcada por la desnaturalización de la violencia, por una percepción distinta de estos hechos, y por la intención expresa de modificar esta forma de relación. Así como en las historias de vida de las líderes se guardan sufrimientos que la vergüenza torna indecibles; de eso innombrable, también surgen rebeldías, otros imaginarios sociales soñados por estas mujeres, proyectos que incluyen ya la lucha contra esta mala hierba.

Golpes y rebeldías Martha Sánchez Néstor, una de las principales líderes de la CGMI y del movimiento de mujeres indígenas en México, relata sus experiencias sobre violencia:

Otra líder, amuzga y con 14 hijos, narra la violencia sexual y el daño psicológico que sufrió en carne propia por participar en un colectivo de artesanas:

Recuerdo cosas muy desagradables de violencia intrafamiliar, de mi papá con mi mamá. El despertar de noche, y mi mamá huyendo; eso era cuando éramos niños, ya cuando éramos mayores mis hermanos se metían a defender. Al otro día mi mamá y mi abuelo recrimininándole a mi papá todo lo que había pasado. Recuerdo a mi papá no contestando nada, mudo, mudo; pero tampoco era que no volviera a pasar… Esa fue una historia muy díficil que vivió mi mamá. ¿Por qué le pegaba? La cuestión del machismo era una situación muy complicada. Como mi mamá fue madre soltera (antes de conocer a su papá) y cuando él la encuentra hacen la vida juntos; mi mamá era muy bonita físicamente y como mi papá se iba mucho al monte, quince días se iba… Yo creo que mi papá nunca pudo superar que mi mamá tuviera un hijo. Cuando yo iba creciendo le decía: “Pero papá, usted tenía ojos para ver que mi mamá tenía un hijo”. Luego ya se rebeló mi mamá. Ella ahora

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Mi esposo no se empeñaba mucho para trabajar, para ayudarme con mis hijos yo buscaba incrementar mi sentido, mi aprendizaje, quería aprender más quizá para ayudar a otras mujeres que vivían en la misma manera que yo vivía. Fue muy difícil, porque cuando empecé a salir con las artesanas de la comunidad al municipio, cuando ya empecé a participar aquí a nivel nacional fue muy difícil, tuve muchos problemas en mi casa, con mi esposo, porque decía mi esposo: “A ver ¿a qué vas,? ¿qué es lo que buscas?, si aquí tienes la tortilla, hay chile para comer ¿qué es lo que

2 Madrid, Esther y Juan Manuel Aurrecoechea (2003), “Vida de gitana” en Juan Manuel Aurrecoechea (coord.) Voces de mujeres, Instituto Nacional de las Mujeres, México.

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En 1998, cuando por fin pude participar, me sentía bien, que iba adelante, que me estaba liberando de ser sólo mamá. Ese era mi sueño aunque a mi esposo no le gustara. Yo ya podía decidir, ir; ya tenía como esa libertad de aprender lo que me estuve perdiendo durante mis años de juventud, desde el 1979 hasta 1998, es mucho ¿no?.”

A ella le costó mucho trabajo salir del maltrato y la prohibición, recuerdan sus compañeras que en una marcha del Consejo Guerrerense 500 años al Distrito Federal, su esposo la golpeó en pleno zócalo por sentarse a descansar junto a un compañero. Pese a ello, su participación en la organización indígena y en la coordinadora de mujeres, le abrieron otra perspectiva de las relaciones humanas y de los derechos de las mujeres. La violencia sexual y de Estado, frecuentemente unidas, es otra de las formas de eliminar o amedrentar a mujeres que participan en movimientos sociopolíticos y llegan a tener presencia y capacidad de liderazgo. Hermelinda Tiburcio, mixteca de la Costa Chica-Montaña, cuenta el hecho y destaca el vínculo entre éste y la lucha de las mujeres: Había mucha violencia contra Rancho Nuevo de la Democracia. En 1998, entró el ejército a Barrio Nuevo de San José y fueron violadas dos mujeres y asesinados dos compañeros indígenas. Entonces ahí comenzó mi lucha: defender el derecho de los pueblos indios y de las mujeres indígenas. En 1999 denunciamos estas violaciones y fui perseguida por el ejército y por el gobierno de Guerrero. Entonces me dio miedo y me quise salir del movimiento, pero ya no pude porque había mucha amenaza: si salía era peligro y si me quedaba también. Me quedé por las mujeres, es cierto que había mucha violencia del gobierno hacia la gente, pero también mucha violencia de pareja. En marzo de 99 me pusieron una parada en el camino; yo iba en una camioneta y echaron bala, me tiraron pero no me tocó. Me fui al monte. Siempre hay riesgos por estar dentro de una organización, encabezar a un determinado grupo. En junio del 99 llegó un hombre vestido civil pero sí, era corte militar, era del ejército. Yo siento que creyó que era una señora grande de edad y cuando me vio (tenía 20, 22 años) no creyó que yo era, porque me preguntó como en dos ocasiones que si yo era Hermelinda Tiburcio Cayetano y le dije que sí; que si era de tal comunidad y le dije que sí; que si yo conocía esto y aquello, y sí. Sacó la pistola, pero se puso tan nervioso que no sé qué pasó, pero se salió corriendo. Estuvo así enfrente de mí, junto a mí, pero cuando quiso dispararme no pudo. La pistola no disparó o no era mi destino.

Foto: Alejandrino González Reyes.

buscas? ¿no te llenas? ¿O vas a buscar hombre? ¿Por qué tienes que andar siguiendo a esas mujeres.” Y yo le decía: “Es que Martha me invitó y tengo que ir, es que a mi me interesa pues, lo que yo voy a aprender.” Él siempre me estaba molestando: “oyes ¿por qué te arreglas?, se me hace que andas con los hombres, por eso te arreglas”. “No, es que a mí me gusta arreglarme”. Eso era lo que él me quitaba. Un día me llegó hasta a violar porque decía: “Tú te vas a buscar hombres, pero aquí tengo lo que tú quieres. Tú sales a eso por eso cuando vienes ya no quieres nada conmigo, porque allá quién sabe con cuantos te revolcaste”. Yo quería buscar realmente la manera de como salir de esa violencia, porque yo vivía en la violencia, mi marido me maltrataba; también trataba de aprender para ayudar a otras mujeres que a lo mejor estaban igual que yo.

Enemesia no sólo impulsó la organización de artesanas, también tuvo a su cargo la casa de salud de Ometepec que asume el reto de la lucha contra la violencia. Una luchadora social que enfrentó la violencia familiar, hoy es delegada de La Montaña de Guerrero en la Secretaría de la Mujer, y allí lleva su idea de que las cosas cambien. Esposa de un líder (ya fallecido) del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, Domitila Rosendo narra:

Desprestigiar a las mujeres es una forma de violencia dentro de las organizaciones mixtas, violencia que se exhacerba cuando dejan el papel de calladas y serviciales compañeras. Habla Libni Iracema Dircio Chautla, joven nahua del centro de Guerrero:

La relación con mi esposo ¡híjole! Pues al inicio fue difícil, realmente yo lo peleé, discutí mucho para que él me permitiera estar en la organización. De tanto exigir fue cuando ya me dice: “¡Órale! ¿Quieres una organización? ¡Sale! te voy a ayudar”. Me ayudó en eso, no tanto porque quisiera, sino por la presión que sentía del magisterio.

Estos señores (de la organización) dijeron bastantes cosas contra nosotras, cosas así muy difíciles. Fue una experiencia en lo personal muy triste porque en verdad íbamos bien. Su enojo era porque decidimos constituirnos en una organización de mujeres. Entonces se originó allí un conflicto interno. Cuando suceden esas cosas uno opta mejor por retirar-

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se porque si confrontas está difícil. Mejor dejamos ahí. No quisimos que las compañeras se confrontaran, por salud también de ellas. Dejamos ahí un tiempo nuestra participación. No se podía. Había cuestiones negativas que te afectaban la salud emocional y todo.

participa en la policía comunitaria de san Luis Acatlán, muestra la preocupación por legislar con perspectiva de género: La primera vez que participé en la policía comunitaria dijeron los compañeros: “qué bueno que estén las compañeras, eso es importante, queremos acompañamiento porque hay casos que no podemos resolver y qué bueno que las compañeras estén presentes porque siempre hemos querido eso.” Sin embargo, las mujeres tienen que pelear ese espacio. Llegamos a las comunidades, convocamos a las compañeras y les preguntamos si era importante que estuviéramos en la polícia comunitaria, en la mesa de procuración de justicia. Las mujeres dicen que sí, porque ellas sufrían muchos atropellos, a veces abusos de autoridad. Los comisarios las detienen más de 24 horas sin ninguna justificación ¿de qué delito se les acusa, cuál es el delito que cometió? Así sale la propuesta de un taller de capacitación a las compañeras delegadas para que cuando estén en la mesa de procuración de justicia tengan elementos y argumentos. Yo les comentaba que no todas las compañeras conocen los acuerdos y leyes nacionales e internacionales (…). Yo les dije: “podemos aplicar la ley revolucionaria (de las mujeres zapatistas), pero nos preguntamos ¿qué contexto tiene la ley revolucionaria que nos pueda ayudar en fortalecer la procuración de justicia en San Luis Acatlán? Y vimos que no era suficiente.

La difusión y reflexión sobre los derechos ha propiciado la desnaturalización de la violencia. Habla Ubali Guerrero, otra dirigente nahua del norte del estado. Al principio era pura capacitación en temas como derechos humanos. Derechos humanos abarca mucho, es un tema muy amplio. Nosotras lo que vimos fue sobre la violación. Al principio, nosotras lo veíamos como algo natural, porque se daba mucho: se robaban a las muchachas y casándose con el robador terminaba ese robo. Ahí se arreglaba todo el problema. Pero nosotras empezamos a ver y a discutir que no era la solución. Y eso en el mejor de los casos, porque en el peor, el violador pagaba: a veces 5 mil ó 700 pesos, dependiendo de lo grave. De acuerdo a la costumbre con eso quedaba saldada la cuenta: el violador ya no tenía que casarse; nomás era el pago, el pago a la mujer, a la familia para cubrir el gasto, para saldar el daño. Temas como ese comenzamos a ver que no eran normales. Aparte de la violencia, violencia que existe mucho en las comunidades, nos capacitábamos en el tema éste tan discutido de los usos y costumbres. No ha sido tan fácil, porque ni nosotras mismas como mujeres ¿cómo explicarla? Decía una compañera maestra que es de la organización, que ni nosotras como maestras sabíamos que teníamos derechos. No ha sido fácil. Por lo menos con algunas compañeras hemos ido creando conciencia, han ido asimilando. Prácticamente en todos los casos, la lucha contra la violencia se articula a otras reflexiones y proyectos, no se da de manera aislada o exclusiva, sino enmedio una lucha multifacética de mujeres. Otra vez el testimonio de Ubali Guerrero, que habla desde su experiencia en la zona norte del estado: Por ejemplo en Copalillo, nosotras nomás íbamos cuando tomaban los ayuntamientos. Cuando se dio una lucha muy fuerte por el poder para derrocar al PRI (Partido Revolucionario Institucional), a lo mejor, de mil manifestantes ochocientas éramos mujeres y doscientos hombres. Con esas cosas, nosotras empezamos a ver que la mujer tenía que tener ese reconocimiento. No nomás la participación, sino el reconocimiento. Nos ha costado mucho, pero sí quisiera decir que un poquito hemos logrado. Ya por lo menos la organización y las compañeras tienen un reconocimiento en sus comunidades, ya se les consulta. En las cuestiones de salud, educación, por lo menos se están ganando ese reconocimiento en la misma comunidad.

Foto: Alejandrino González Reyes.

Conclusiones La mayor parte, si no es que todas las mujeres indígenas que han logrado participar en el espacio públlico, las que han desplegado su capacidad organizativa en

También en la procuración de justicia se introduce la reflexión sobre desigualdad de género y violencia. El testimonio de Felícitas Martínez, indígena tlapaneca que

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manera individual y en colectivo; y a introducir en sus propios proyectos, la lucha contra la violencia como uno de los ejes de su acción política. Y es que cuando las indígenas empiezan a participar en encuentros y reuniones, entran en contacto con sus pares y descubren que la violencia no sólo viene de arriba sino que surge en todos los espacios y relaciones; que no es un caso aislado o único, sino experiencia común y cotidiana; que no es sólo violencia física sino que adopta múltiples formas; que, aunque es muy común que la ejerzan los varones, no es privativa de ellos, también hay mujeres que oponen una gran catidad de obstáclos cuando una mujer participa en la vida pública y empieza a destacar y a ser líder. Cuando la violencia abandona el mundo secreto, cuando sale de la zona de silencio, cuando se politiza, se convierte en punto de reflexión crítica y permite construir lazos de apoyo entre mujeres. Así, la violencia antes naturalizada, no sólo se desnaturaliza y se cuestiona, sino que se rechaza y se convierte en un elemento central de la lucha personal y política. La articulación de este eje de lucha a otros proyectos sociales impulsados por mujeres, es una constante en la experiencia de Guerrero: sea a proyectos productivos, de salud, de procuración de justicia, de desarrollo social, de capacitación sobre derechos indígenas, humanos y de mujeres. Y destaca la importancia de conocer y apropiarse de los derechos de las mujeres como un punto clave en esta lucha indígena, pues sin duda, el pasar de la reflexión sobre el problema y la formulación de reivindicaciones, a la elaboración de leyes y a la exigencia de derechos, indica que la lucha contra la violencia no sólo apunta a la construcción de relaciones de género más equitativas y de respeto, sino a la construcción de ciudadanas.

procesos sociales, las que los encabezan, sea la instalación de un molino de nixtamal o la procuración de justicia en la comunidad, han conocido en carne propia o de cerca y de manera directa, muy diversas formas de violencia contra las mujeres: violencia física, golpes y torturas; sexual, violaciones; psicológica, desprestigio, descalificación y amenaza; de Estado, intimidación o muerte; sus verdugos han sido generalmente varones, sean sus compañeros de vida; sus compañeros de lucha dentro de organizaciones mixtas; sus enemigos políticos y de clase. La violencia se halla entre los recuerdos y experiencias primarias, no es algo aledaño o periférico de sus vidas. La Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas se construye a la par que algunas de sus integrantes se desarrollan como líderes; pero la simultáneidad de estos procesos, que cuando se trata de liderazgos masculinos fluyen con naturalidad y gozan de la admiración y el apoyo social, cuando se trata de dirigencias femeninas están sembrados de cardos, de violencia y rechazo social. Casi todas las indígenas que logran reconocimiento social, político, cargos de representación, interlocución con autoridades, trato con varones que no son familiares, movilidad física y recursos propios, ha tenido que beber de un amargo cáliz, sufrir violencia psicológica, simbólica, emocional o física por el hecho de participar y dirigir. En este sentido, la construcción de liderazgos femeninos indígenas tiene retos y costos muy distintos a los que enfrentan los varones; si bien muchas de ellas ya sufrían de violencia desde el seno familiar, e incluso la consideraban natural, una vez que empiezan a participar en en el plano social o político, a salir de casa, se recrudece y se generaliza. Cierto que la excepción hace la regla, y hay casos excepcionales, pero es una constante el que las indígenas enfrenten la oposición y la violencia no sólo familiar y de pareja, sino comunitaria y de Estado, antes de poder afirmar su papel activo y directivo en espacios públicos sociales y políticos. Si para muchas, participar y destacar como promotoras, organizadoras o líderes acentúa la violencia contra ellas, justo porque se salen del carril, por salir de casa y asumir funciones que social y culturalmente se creen destinadas a varones; es también su participación social y el descubrimieto de que tienen o pueden desarrollar capacidades y habilidades en los espacios públicos, políticos y sociales de la colectividad; es el gusto y el deseo de conocer, probar y hacer más; es el contacto con discursos libertarios y utopías y, sobre todo, la reflexión sobre los derechos de las mujeres que logran abordar en muchos de estos espacios; lo que permite que empiecen a cuestionar y a quitarse de encima el yugo que las somete, a desnaturalizar la violencia que se ejerce contra ellas; lo que las lleva a defenderse, primero de

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BIBLIOGRAFÍA

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Madrid, Aurrecoechea, Esther y Juan Manuel Aurrecoechea, “Vida de gitana” en Juan Manuel Aurrecoechea (coord.) Voces de mujeres, Instituto Nacional de las Mujeres, México, 2003. INSP, Encuesta nacional sobre violencia contra las mujeres 2003, Instituto Nacional de Salud Pública, México, 2003.

ENTREVISTAS

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Martínez Solano, Felícitas (2006), realizada por Gisela Espinosa y Rosalba Díaz, 30 de abril. Morales Pablo, Enemesia, (2006), realizada por Rosalba Díaz y Gisela Espinosa, 30 de abril. Rosendo Hidalgo, Domitila (2006), realizada por Margarita Nemecio, 24 de mayo. Sánchez Néstor, Martha (2006), realizada por Gisela Espinosa y Karina Ochoa, 10 de febrero. Tiburcio Cayetano, Hermelinda (2006), realizada por Rosalba Díaz, Gisela Espinosa, Margarita Nemecio y Karina Ochoa, 27 de abril.

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Identidad, migración y globalización José Antonio Moreno Castañón

El análisis de la identidad, es interesante considerando las grandes aportaciones que se han dado sobre ella. Cassirer, Ricoeur, Taylor, Bourdieu, Certeau y Clifford Geertz, aportan toda una sistematización de ideas sobre la búsqueda de una autonomía humana, que va en contra de actitudes alienantes de sujetos que se consideran superiores (modelos colonizadores), que ocultan su egocentrismo, y se pronuncian como líderes de una racionalidad capitalista instrumental y técnica de sometimiento, aculturación e imposición colonizadora.2 Cassirer elabora una profunda teorización de los mitos y de la filosofía de las formas simbólicas, donde lo real y lo ideal parecen confundirse en el desarrollo del mundo intelectual. Es decir, da una explicación del origen entre el mundo escindido de la espiritualidad y la materialidad, que se torna confusa en la lógica racionalista de la acumulación de capital con sus implicaciones, en cuanto a valores éticos – morales universales como el respeto, la libertad, la equidad, la justicia, la solidaridad, entre otros principios de vida comunitaria que se han venido deteriorando hoy en día. Hoy encontramos que las palabras que son esenciales para pensar la problemática de los valores y de la identidad han perdido su sentido. Parece vivirse una época sin referentes para la acción moral. ¿Cómo pensar una identidad sin referentes históricos, y sin la posibilidad de encontrar en lo cotidiano un lugar donde puedan proyectarse? ¿Cómo hacerlo, si la voluntad individual y social se ve manipulada y controlada? Nuestra sociedad surge bajo el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el pensamiento racional. Este desarrollo tiene sus orígenes en la Europa durante los siglos XVII y XVIII.3 El despertar de la cultura industrial occidental estuvo basada por la Ilustración (época de pensadores que entablaban un lucha tenaz contra la religión, para transformar a través de un orientación diferente la vida práctica).

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Nos vemos envueltos en la mayor incomunicación habida y por haber, con carencias de normas en una desbordante influencia de medios masivos de comunicación que conllevan un estimulo narcotizante-distorsionante, que implica pérdida de acciones efectivas y conscientes de los individuos. Esto es parte de un engranaje instrumentalizado por la lógica de un capitalismo tan aberrante que tiene como aliado a la globalización mundial en todos los ámbitos de la vida humana. De lo que se trata hoy, cuando se habla de identidad cultural, es aceptar al otro como parte necesaria para

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1 Docente UA de Antropología Social de la UAG. 2 Sandra Cantoral Uriza. Identidad, cultura y educación, p. 161. 3 Giddens, Anthony. Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. Ed. Taurus. 2000, p. 13.

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sí mismo y para toda una comunidad. Mantenernos en la indiferencia es sólo posible para un pensamiento que no le interesa actuar, y que se observa minimizado por el status que vive. De ahí que la acción humana requiere de proyectos que la orienten de forma imprescindible y responsable, desde los espacios donde se encuentre cualquier individuo consciente de su papel como sujeto histórico y social, que tiene que incidir en transformaciones efectivas en campos como la educación, la política, la economía, la cultura, la ciencia, entre otros muchos ámbitos de la sociedad que vivimos. Considero que no hay valor para pensar el todo, porque se duda en poder transformarlo, se trata de seguir intentándolo. El primer camino será reencontrar el sentido de la experiencia de pertenecer a una comunidad sabiendo que los sistemas de exclusión son tan fuertes que han llegado a erosionar las bases mismas de la cultura. Se trata de configurar la realidad que vivimos. Se escuchan voces que claman seguridad, respeto, orden, que quieren ser tolerantes sin verse maltratadas. Estos son rasgos inconfundibles de una identidad que no quiere verse asfixiada y desea superar la desagradable idea de que el otro, por ser otro, es un enemigo. La ideología tecnócrata solo busca alimentarse a costa de cualquier sacrificio humano. Desde hace varias décadas se había visualizado el peligro de la tecnocratización de la vida. Lo que ayer era inminente, hoy es real; si bien ha surgido grupos contestatarios que privilegian la vida por sobre los adelantos tecnológicos, esto aún es insuficiente desde una perspectiva humanitaria y ecológica. Si la ideología deforma, se trata de alcanzar la convicción, desde uno mismo, de que las soluciones de los problemas son posibles sin soluciones irracionales o teñidas de odio, sino sujetas a un respeto por la vida por sobre todo las cosas. La estructura simbólica de la memoria social (experiencia), se encuentra representada en las ideologías. Estas son las que difunden los acontecimientos constitutivos de la identidad de las comunidades, de lo que se desprende su carácter preservante, legitimante e integrador. La identidad se ha venido estudiando desde hace varias décadas, como un recurso de análisis en las ciencias sociales, y en particular por la antropología. Hoy que vivimos bajo un escenario de globalización en los ámbitos económico, político y social, observamos como aparecen y desaparecen formas de vida, donde se borran distancias, agudizándose las diferencias, parece tener importancia relevante el concepto de identidad, en una búsqueda explicativa ante los movimientos sociales que se presentan.4

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La globalización está influyendo en nuestra vida diaria, tanto como en cada acontecimiento que se está sucediendo en todo rincón del planeta. Las mujeres están reclamando autonomía para entrar al mercado laboral. La familia tradicional se ve amenazada por sus contradicciones internas. La religión está sufriendo cambios. El fundamentalismo surge ante el derrumbe de costumbres y tradiciones. En el ámbito de la religión, la identidad étnica y el nacionalismo, se ven protegidos en una tradición renovada de inseguridad y violencia. La identificación de categorías que nos permitan explicar el mundo que hoy vivimos, se está dando a partir de nuevas características que comparten sujetos y grupos sociales emergentes que requieren mejores condiciones de vida. La noción del concepto identidad sigue siendo controvertida, aunque hay esfuerzos por definirla a partir de las diferencias sociales y culturales, en un mundo que tiende a la globalización en todos los ámbitos de la vida. La identidad explicada desde la experiencia se ha podido estructurar sobre preguntas como: ¿quién soy? ¿quién soy frente al otro? No basta con ello, es necesario analizar cómo se reconstruye la especificidad del sujeto con los demás sujetos. Dicha especificidad se puede percibir a través de la dimensión ideológica que conlleva la presencia de parámetros como tiempo y el espacio. Esto significa que la reconstrucción significativa de la identidad se ha venido modificando e incorporando a nuevas formas de vida. La filosofía ha abordado a la identidad desde distintas perspectivas y en contextos históricos determinados por grandes acontecimientos. La psicología le ha otorgado atención, en cuanto al estudio de procesos individuales. La antropología que anteriormente la trató de describir bajo procesos culturales, hoy ha tenido que confor-

4 José Carlos Aguado y María Ana Portal. “Tiempo, espacio e identidad social.” Alteridades, p. 31.

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afectan no se reducen a un espacio concreto, sino que se expanden a todas partes. El mundo en el que nos encontramos no se parece al que pronosticaron algunos de los grandes filósofos de la ilustración. La tendencia que se suponía haría más segura la vida con el progreso de la ciencia y la tecnología, han tenido un efecto negativo. Cambios como el climático, ponen en riesgo la vida humana. El calentamiento global afecta tanto a ricos como a pobres. La globalización está reestructurando y resignificando nuestros modos de vida de manera profunda. Influye en nuestra vida cotidiana, tanto como en los eventos que se presentan nivel mundial. Es también una razón de la recreación de identidades culturales nuevas que han irrumpido en diferentes partes del mundo.5 Para algunos, tal vez la globalización no sea una palabra agradable, pero dadas las condiciones sociales, políticas y económicas, que estamos viviendo y que afectan cualquier aspecto más mínimo de lo que hacemos, nos vemos impulsados a un orden global que nadie comprende del todo, pero que hace que todos sintamos su efectos. El saber situarse ante la realidad es hoy y siempre una responsabilidad, no sólo como un desafío pendiente, sino donde el sujeto social trascienda las exigencias valoricas, a través de un accionar deliberado de toma de conciencia. Ahí tiene lugar la idea de praxis que debe relacionar el reconocimiento del sujeto social con la viabilidad histórica, donde se manifiestan recortes de una experiencia acumulada para impulsar proyectos de posibilidad social. La exigencia de colocación ante las circunstancias del sujeto en su condición histórica, es opción de vida personal y social. Esto significa romper con la tendencia a cosificar la realidad como una simple exterioridad que envuelve de forma inexorable, para resignificar los ámbitos político, económico, cultural, dándoles un sentido posible diferente. El hombre aunque parte de su propia naturaleza tiene que comprender lo que le rodea, dando sentido a su existir, para descubrir a la historia personal y colectiva (memoria social e histórica) desde su papel como sujeto que está obligado a resignificar o a reconstruir los diversos ámbitos que tienen un gran sentido para su vida. La reflexión crítica y de resignificación, debe estar orientada a ubicar al sujeto desde su propia tensión o quiebre, de su negación a partir de considerarse bajo parámetros de sumisión y subordinación que lo inutilizan como una identidad quieta de un mundo cosificado, donde prevalece el egoísmo y la competencia en todos los

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mar un cuerpo teórico, apoyado por ciencias como la sociología, la política, entre otras. De un aspecto descriptivo que la reducía a definir rasgos distintivos, pasó a la consideración de la situación mundial que implica un esfuerzo mayor por comprender las prácticas simbólicas, como una red de relaciones sociales en movimiento, donde se presentan y se recrean mecanismos cada vez más complejos de un orden cultural y económico donde se manifiestan contradicciones de toda índole. El paso hacia el siglo XXI es un proceso histórico que ha traído cambios ideológicos, culturales, económicos y políticos, que han alcanzado proporciones insospechadas. Hoy todo espectador de este nuevo escenario mundial, puede percatarse de las nuevas tendencias que apuntan hacia la universalización de ciertos valores. En lo político los reclamos por la democracia, la libertad y los procesos electorales. En lo económico la integración de un mercado mundial, la creación de mercados comunes, la internacionalización del capital, entre otros aspectos. En lo cultural la expansión de los medios masivos de comunicación, nuevos hábitos de consumo, modos de vida, etc. Todo lo anterior, nos da una idea de que vivimos en un mundo distinto. Los cambios que nos

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5 Giddens, Op. Cit., p.14

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aspectos. Hoy la identificación de un sujeto minimizado y atado a la lógica de un capitalismo racionalista, exige como diría Hugo Zemelman, un sujeto con conciencia histórica que trascienda desafíos propios de los espacios donde se encuentra. Por ejemplo, hoy los maestros son una opción de vida, para que a partir de una didáctica no parametral en lo educativo, sean los impulsores de cambios con su propia actitud a mejorar las condiciones humanas de enseñanza en la aulas, ya que se está perdiendo la potenciación del estudiante como un sujeto sujetado por lo medios electrónicos modernos de un mundo globalizado. Paralelamente al proceso de globalización económica, también somos protagonistas de un proceso de globalización de la cultura y de prácticas sociales que conducen a la resignificación de conceptos y valores.6 Los medios de comunicación como otras actividades que están relacionadas con la ciencia y la tecnología, contribuyen a que cada vez el individuo esté más integrado a una comunidad sin territorio propio. Esto tiene consecuencias claras en el sentimiento de identidad, que ya no se define tanto por la nacionalidad sino más bien por la pertenencia a grupos que se constituyen independientemente de la proximidad física, en torno a intereses comunes, uno de ellos es el consumo. Un ejemplo evidente, es nuestra juventud, que está consumiendo o aspirando a consumir: ropa, música y los mismos alimentos de las grandes urbes. De ahí que García Canclini, señale que: los estudios de consumo cultural en diversos países muestran que en las nuevas generaciones, las identidades son menos organizadas por los símbolos de la historia patria que por los de Hollywood o la moda. Lo anterior pone en evidencia, que para ser ciudadano significa para gran parte de las personas, tener derecho a poseer aquello que otros poseen. El tipo de ciudadanía se refiere a prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia. Y lo que da sentido de pertenencia hoy, es la posibilidad de tener acceso a lo mismo que otro grupo de referencia, en materia de bienes y servicios. Esta posesión de bienes se da a partir del consumo, definido por Canclini como: “el conjunto de procesos socioculturales por los cuales se realiza la apropiación y la utilización de los productos”. Estos están a disposición en cualquier parte y pueden ser consumidos de diversas formas. El nivel del comercio mundial, es mucho mayor de lo que ha sido jamás y abarca un espacio, más amplio de bienes y servicios. La diferencia se puede observar en el nivel de flujos financieros y de capitales. En la nueva economía electrónica global, los gestores de fondos, bancos, empresas, al igual que millones de inversionistas individuales, están transfiriendo cantidades enormes de capital de un lado del mundo a otro, con el

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simple movimiento de unas teclas en una computadora, vía Internet. La globalización de la cultura lleva a la exigencia del derecho al consumo. El hombre de hoy es un ciudadano que exige movilidad social, accediendo a los lugares de consumo como: centros comerciales o supermercados, aunque sea sólo para realizar compras pequeñas, o simplemente para observar y consumir con los ojos los productos que se presentan en los estantes de una tienda de lujo y ostentación. Estos condicionamientos que impone el sistema económico, llevan a observar que el hombre actual se interesa más por lo que tiene que consumir, que por lo que pasa en su mundo en cuanto a cultura política. Si bien es cierto, que se presentan movimientos esporádicos para conseguir servicios asistenciales como agua y clínicas de salud para resolver asuntos inmediatos y locales, estos no se dirigen a realizar cambios profundos o estructurales que repercutan para toda una población que sufre por estas necesidades básicas y colectivas. Hoy hasta en lo que se refiere a la formación escolar, no se reclama por un derecho pleno a la educación, sino que se hace para pedir una acreditación o un certificado que sirve como medio para ingresar a un mundo de

6 Hugo Zemelman. Necesidad de conciencia, 2002, p. 77.

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cionan placer y hacen que se sienta participe de un mundo soñado. Desde la antigüedad la especie humana, manifestaba indicios de migración. Salía de su lugar de origen para buscar tanto alimentos como vivienda en otros espacios. Los fenómenos naturales o sociales han hecho emigrar a grandes contingentes. Las sequías, las guerras, las persecuciones raciales o ideológicas son motivos fuertes para el fenómeno de la migración. Hoy el proceso de la globalización favorece a las migraciones, al mismo tiempo que expande el abanico de motivaciones de los grupos sociales que salen de sus lugares de origen. Muchas personas aún teniendo satisfechas sus condiciones de vida, apelan a la emigración para conseguir un lugar en los mercados de consumo de las grandes ciudades. La globalización no sólo concierne a los grandes sistemas, como el orden financiero mundial controlado por organismos internacionales como el FMI, Banco Mundial, entre otros. Es un fenómeno que influye en los aspectos más íntimos y personales de nuestra vida. Las grandes discusiones que se están entablando en varios países, sobre valores familiares, no están apartadas de las influencias globalizadoras. Los sistemas familiares tradicionales se ven afectados por las exigencias de las mujeres por una mayor igualdad. Esto ha creado una gran transformación en la vida diaria; consecuencias que se están manifestando en todo el mundo, desde ámbitos laborales hasta espacios políticos. La globalización es un elemento del resurgir de nuevas identidades culturales locales en diferentes partes de nuestro planeta. La globalización de la economía hace que las personas se desplacen a las grandes urbes, para saborear las mieles de las oportunidades ofrecidas por el capital internacional, para disfrutar los avances tecnológicos en lo que a comunicaciones se refiere, aún con desplazamientos a grandes distancias, pero también manteniendo un contacto de identidad con sus familias, impensable hasta hace algunas décadas. La migración se viene presentando como un fenómeno económico innegable en la vida de nuestras comunidades rurales, como resultado de un proceso histórico por la influencia de factores capitalistas como la competencia en un mercado mundial, que se ven apoyados también por aspectos educacionales y por los medios de comunicación que vienen fabricando imágenes ideales sobre las ciudades. Por ello, muchas personas del medio rural, piensan que la única alternativa de desarrollo es vivir en la ciudad, que sólo ahí encontrará la satisfacción a todo sueño esperado.7 A pesar de algunos beneficios se observan consecuencias nefastas culturalmente, ya que cambian mu-

mejores salarios. Por ejemplo cuando preguntamos a un estudiante, ¿qué carrera prefieres? Señala casi automáticamente, “bueno, la que me de la oportunidad de tener más dinero, como…” El fenómeno del consumo es muy complejo, ya que implica relaciones de dominación, pero también de imitación. Es precisamente el mimetismo cultural un aspecto importante para el consumo. De ahí que alguno estudiosos señalen que además de la búsqueda de imitación o compensación, el consumo sea una elección consciente de las personas y dependa de su cultura. Hoy se observa en cualquier espacio urbano, que la compra de autos y de otros productos suntuarios y de lujo va en aumento, como resultado de las ofertas de las diversas tiendas y empresas comerciales. Se manifiesta el consumo como una forma de reconocimiento social, ante una sociedad que se ve agredida y sometida a un tren de vida que se conduce a un consumismo aberrante y sin control. Observaciones como estas y muchas más, coinciden con la teoría del consumo simbólico de Bourdieu. No se trata apenas de consumir, sino de mostrar que tipo de bienes se es capaz de consumir. Cuanto más caro, diferente y novedoso, más próximo del consumo sobresaliente; cuanto más alejado de lo básico y esencial para sobrevivir, más gratificante, más próximo de la dimensión estética Parece que hoy el consumo de bienes básicos para la subsistencia cotidiana, no satisface al individuo consumidor. La propaganda de los medios masivos de comunicación, se han internado hasta las comunidades rurales más apartadas. Como consecuencia de ello, muchas personas están emigrando hacia las ciudades donde los centros comerciales ponen de moda cualquier producto, que confusamente hacen creer que da un status de privilegio a toda persona. El consumo tiene un aspecto simbólico y de ostentación de status, pero también hay otra dimensión que se puede descubrir en el ser humano, la hedonística, es decir la que busca el placer. El consumo permite placer, mejorar las condiciones de vida, y también da gratificación psicológica. La simple observación del producto en los aparadores o vidrieras de las grandes tiendas, remite al individuo a la ilusión del consumo. Se refleja un placer estético en la mirada, como si estuviese viendo un cuadro de un bello paisaje. Estudios de migración del espacio rural al urbano, demuestran que hay personas que prefieren vivir mal en la ciudad, en lugar de quedarse en su medio natural, aspiran a salir de lo cotidiano del medio rural para llegar a la ciudad que los confunde con ofertas de bienes y servicios. Aunque una persona no pueda comprar, la sola ilusión de que puede llegar a hacerlo, el simple consumo estético de luces, novedades de ropa o discos, le propor-

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7 Giddens, Op. Cit., p. 24.

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cimientos que vive individual y colectivamente. Espacio donde se observan formas más simples y complejas de un ser simbólico, que es a la vez real y con posibilidades de impulsar una nueva racionalidad trascendente en sus propias circunstancias de desarrollo colectivo como conciencia social. El reconocimiento de las diferencias culturales no tiene fronteras para la construcción social de la realidad ya que podemos retomar aspectos de la filosofía, antropología, sociología, pedagogía y la literatura, para propiciar el compromiso y responsabilidad históricos, de una memoria sensible que nos puede permitir la racionalidad crítica a través de un diálogo efectivo y coherente con las necesidades sociales del espacio determinado y vivido del sujeto epistémico (Zemelman), como ser ontológico (con valores) y cognoscente de sí mismo y de los acontecimientos que desarrolla con los demás. Hoy nos damos cuenta de la diversidad de expresiones culturales que manifiestan su propia racionalidad a través de luchas sociales, que buscan ser reconocidas por la oficialidad o política de un gobierno autoritario y dictatorial. Esto lo venimos observando desde esa memoria histórica y significativa de las identidades mestizas en América Latina. El proceso reflexivo de diálogo abierto, tiene que proponer un enfrentamiento crítico contra el ocultamiento del doble discurso, contra la ética

chas formas de manifestaciones culturales, tanto en lo familiar como en lo comunitario; es decir, se va perdiendo la esencia de una identidad originaria. La identidad cultural está considerada por un conjunto de características que permiten distinguir a un grupo humano del resto de la sociedad, por un conjunto de aspectos que lo autodefinen como tal. Cualquier cultura se define a sí misma en relación, o hasta en oposición a otras culturas. La gente que cree pertenecer a la misma cultura, tienen esa idea porque se basan parcialmente en un conjunto de normas comunes; pero la apreciación de tales códigos comunes es posible solamente mediante la confrontación con otras culturas. Aún con estas consideraciones, para muchas personas la idea de identidad es motivo de vergüenza y desconocimiento de sus propias raíces. De ahí que la dinámica de una autodefinición cultural implica un contacto continuo entre culturas. Esas relaciones nunca son de igualdad, dado que nunca se manifiestan de forma aislada, es decir, la complicada red de relaciones creada por la superposición de relaciones políticas, económicas, científicas y culturales, convierte cualquier relación entre dos culturas en una relación desigual. Siempre se observa una cultura dominante, o una práctica cultural dominante. El carácter desigual de las relaciones interculturales, es decir, el hecho de que la construcción de la identidad está ligada a relaciones de poder desiguales, implica que esa construcción puede considerarse ideológica; ya que al establecer su identidad, una práctica cultural construye, reproduce o subvierte los intereses sociales y las relaciones de poder. La forma más evidente en que se muestra la identificación de los individuos con una cultura, es la aceptación de los valores éticos y morales que actúan como soportes y referentes para preservar el orden de la sociedad. Su aceptación y cumplimiento hacen más soportable las tareas que los individuos deben cumplir y que a la vez, conserva al grupo, limita la acción del indiferente y el peligro de los disidentes. Todos debemos impulsar compromisos morales que trasciendan las preocupaciones y riñas triviales de nuestra vida cotidiana. Necesitamos estar dispuestos a hacer una defensa activa de los valores universales, allí donde estén poco desarrollados o en peligro. Nuestra moralidad debe estar guiada por la pasión, ya que ninguno tendría algo por lo que vivir sino tuviéramos algo por lo que merezca la pena morir. La vinculación de ideas en el ámbito educativo, nos permite replantear diferencias o similitudes al reconsiderar el concepto cultura, como una categoría que nos ubica en el campo del autorreconocimiento del sujeto con una historia en un espacio social determinado por los aconte-

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epistemicamente con el diálogo sobre los absurdos y la obviedad de las formas de explotación que denigran la naturaleza humana.8 En la expresión de pensamientos, actitudes y emociones se encuentran y observan desencuentros, desajustes y quiebres coyunturales de lenguajes que manifiestan silencios, rabias y sentimientos producto de procesos de represión y sometimiento vividos y presentes en una memoria histórica no sólo familiar, sino también de un camino de explotación en nuestra América Latina. Hoy tenemos la posibilidad de romper cadenas, a través de un proceso educativo, que recupere la dignidad humana, que fue sometida por la barbarie colonialista, y que aún desea seguir manteniendo su curso de hegemonía y despojo de los más elementales medios de vida plenamente humanos. Se tiene la oportunidad con los docentes y estudiantes de propiciar e impulsar con nuestra práctica cotidiana, el fortalecimiento de la identidad, desde el compromiso y responsabilidad, en el reconocimiento de una memoria sensible de conciencia social, que permita la reflexión racional con una crítica subversiva en un diálogo efectivo de las formas de organización político – social en los espacios concretos donde tenemos que asumir formas autónomas de autoaprendizajes en el espacio educativo y no educativo donde captamos al sujeto epistémico, con sus valores y principios, como conocedor de su propio proceso de formación educativa. La búsqueda deliberada por encontrar nuestra identidad, nos lleva a visualizar un horizonte cultural de esperanza, rico de experiencias, conocimientos e intuiciones vividos, para reconocer y resignificar las diferencias y crear las condiciones subjetivas en el cambio de actitudes que posibiliten proyectos políticos educativos de emancipación histórico – social, que transforme con sentido de historicidad la opresión sufrida y permita el paso a un presente potencial (Zemelman) que permita e impulse una mirada hacia un porvenir u horizonte liberado de paradigmas esclavizantes. La lucha contra la degradación humana por parte del dominio del imperialismo mundial, con antecedentes sufridos con la conquista española, no puede ser reducida simplemente a un discurso político y manipulador (medios masivos de comunicación). Se tiene que actuar tomando conciencia para combatir los estereotipos, fetiches de un mundo mágico donde se oculta la corrupción de una racionalidad técnica capitalista e instrumental que sirve a los que detentan el poder político y económico.

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moralizante de una racionalidad que no trasciende lo dado, y que es apoyada por una hegemonía neoliberal que cada vez se coloca en el auto desprecio e intolerancia de sí misma. De ahí el reconocimiento de las subjetividades de estudiantes y profesores que se van puliendo y/o afinando en el ámbito educativo, en torno a relaciones de poder que se van transformando en búsqueda de relaciones de justicia y equidad, de cultivo de valores ético-morales que se ven desplegados significativamente a través de luchas cotidianas de resistencia desde las aulas, los centros de trabajo, hasta en la misma sociedad, donde es necesario impulsar una estrategia política-pedagógica con compromiso desde los primeros años de formación básica en la familia y en la escuela. La expresividad o conciencia de la fidelidad del individuo hacia sí mismo, se rescata de la posibilidad de que el sujeto ya no dependa de normas externas (leyes establecidas por un sistema autoritario decadente), determinaciones religiosas (normas y principios establecidos para la sumisión), para asumir una identidad impulsando la capacidad creadora en su práctica como sujeto epistémico (conocedor y conciente de sí mismo y de su potencialidad). Lo significativo del proceso de transformación humana, se observa desde la búsqueda limpia y natural de la memoria histórica, de la cual se comprende

8 Hugo Zemelman. Los horizontes de la razón. Colegio de México, 1992, p. 9.

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tencia (vivencias) y significado (aprendizajes), entre acción y pensamiento, transformando la subjetividad en un terreno fértil para impulsar un nuevo horizonte de una realidad posible de convertirse en contenido de nuevas experiencias. Se puede concebir al sujeto como una síntesis de experiencias, dándose cuenta en el accionar de sus estructuras cognitivas a través de la pasión y emoción demostradas, en la búsqueda de la tan deseada (vida y muerte) identidad que tiene trascendencia y es un desafío de conocimiento que no queda aprisionado, sino que constituye un arma de lucha para opciones y gestación de un nuevo proyecto de vida. De los muchos cambios que ocurren en el mundo, parece que ninguno supera en importancia a los que tienen lugar en nuestra propia vida (familia, relaciones sociales, matrimonio y sexualidad). Se muestra una transformación mundial, en el cómo nos concebimos a nosotros mismos, y cómo constituimos lazos y relaciones con los demás miembros de nuestra sociedad. Estos aspectos avanzan desigualmente en diferentes regiones y culturas, pero a su vez con muchas resistencias y desajustes coyunturales. Nos vemos envueltos en un torbellino de cambios que están llegando hasta el corazón mismo de nuestra esencia emocional. Muchos países, en la actualidad tienen un fuerte debate sobre la igualdad sexual, y el futuro de la familia. De ahí que las transformaciones que están afectando al ámbito personal y emocional, van mucho más allá de las fronteras de cualquier país; ya que encontramos pautas similares, que sólo varían por el grado y contexto cultural en el que se desarrollan. Hoy nos debemos sensibilizar aún más, dejando a un lado a la lógica racional del capitalismo, para apreciar la articulación dialéctica que representan las categorías de identidad, cultura y educación; que son las que posibilitan romper con fronteras obstaculizantes, para impulsar al sujeto no sólo individual sino colectivo y darle sentido humano a su diario quehacer como miembro de la sociedad que vivimos.

Muchos de nosotros nos sentimos presionados por fuerzas sobre las que no tenemos poder alguno. Como diría Giddens: ¿podremos volver a imponer nuestra voluntad sobre ellas? Yo señalaría que sí, al igual que él. La incertidumbre e impotencia que enfrentamos no es muestra de las deficiencias personales, sino que es producto de las deficiencias de nuestras instituciones. Necesitamos resignificar y reconstruir las que ya tenemos, o crear otras nuevas. La globalización no debe ser un complemento en nuestras vidas; es un giro en las propias circunstancias vividas. Es una forma particular en la que vivimos ahora. El conflicto de la racionalidad capitalista, abre la posibilidad de replantearnos el encuentro de la identidad deseada y el reconocimiento de nuestro mestizaje, en donde se presenta el dolor de la conquista castrante. La recuperación de los valores ético – morales formados desde nuestra infancia y la importancia de las tradiciones y costumbres desarrolladas en ese espacio temporal determinado, es una abierta oportunidad de lucha por el poder y el reconocimiento del “nosotros”, del sujeto colectivo (la legitimación del otro en la convivencia: Maturana), y no de la racionalidad egocéntrica, neurótica y euro céntrica que pierde la identidad del sujeto, en una maraña que entreteje el capital con sus medios sugestivos de los medios de comunicación que manipulan las conciencias de quienes buscan la sobre vivencia a partir de la satisfacción de necesidades básicas y elementales. Con el aporte de una epistemología del presente potencial del doctor Hugo Zemelman, el análisis de la realidad histórico – contextual va adquiriendo sentido y significado en los sujetos que construyen su identidad, en la recuperación de los recortes vividos coyunturalmente en su propia historia dada, dándose y por darse. En esos espacios se observa la complejidad de una historia personal y colectiva, que refleja aspectos de emocionalidad, cognitividad y culturalidad que implican una identidad social. Cuando la conciencia intenta ir más allá de lo establecido, eso le permite superar diferencias entre exis-

BIBLIOGRAFÍA

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Prolegómenos, origen social y trascendencia política de la revolucion de Ayutla José C. Tapia Gómez

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cen que el reino de Ayotlán fue fundado por tlapanecas (yopes), aliados con grupos mixtecos mucho antes de la llegada de migraciones nahuas.4 En honor al pueblo de Ayutla, que nos recuerda antiguos reinos indígenas y nos habla de los asentamientos prehispánicos donde se encontraba la vieja Ayotlán, hemos decidido hablar de este territorio hacia el año de 1854, para abordar el movimiento que aquí estalla con sus antecedentes y consecuencias, planteando algunas preguntas iniciales: ¿Cuál fue el origen social de aquella revolución? ¿Cuáles sus características y trascendencia ulterior? Asimismo, ¿por qué tuvo que estallar en ese lugar?; y ¿qué factores socio-políticos condicionaron que la tradición liberal eligiera aquel pueblo y área, escenario de tan importante acontecimiento histórico? Este ensayo forma parte de un estudio más completo de dicho movimiento y tiene como objetivo desmitificar ó reconstruir la historia social y personal de sus protagonistas y líderes.

I. Lo que ofreció el movimiento de Independencia: Introducción

1.1 Promesas insurgentes vs el Plan de Iguala

¿Qué es Ayutla y cuál es su significado revolucionario a mediados del siglo XIX? Como es sabido, es el nombre de un pueblo y su municipio en Guerrero, al que se ha denominado Ayutla de los Libres. ¿Por qué “de los libres”? De acuerdo con la Enciclopedia de los Municipios de México,1 este reconocimiento se origina por el movimiento militar y político allí iniciado, conocido como Revolución de Ayutla, considerado como la Segunda Independencia Jurídica de nuestro país.2 La etimología de Ayutla deviene del náhuatl Ayotlán, de ayotl, tortuga y tlan, abundante, significa “lugar donde abundan las tortugas”; su composición filológica indica que esta población fue fundada por mexicas, aztecas o nahoas, en una fecha desconocida aunque posterior a 1452, período en que la Triple Alianza invade y hace tributar a la región indígena costeña.3 Hay quienes estable-

Talvez resulte ocioso preguntar si la de Ayutla fue ó no una revolución social y política. El primer elemento, quizá no el único, para discernir el origen y naturaleza del movimiento que estalla en Ayutla en 1854, puede atribuirse a las condiciones económicas, políticas y culturales imperantes en el territorio de lo que hoy es Guerrero, agravadas durante el inicio de la segunda mitad del siglo

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* Docente investigador. UA Antropología Social, UAG. 1 Instituto Nacional para el federalismo y el desarrollo Municipal, Gobierno del estado de Guerrero. Enciclopedia de los Municipios de México. 2005. pp. 18-20. 2 Ibíd. p. 21. 3 Elizabeth Jiménez García, et. al. “Época prehispánica” (arqueología), en Historia General de Guerrero, Volumen I, Ediciones INAH-Gob.de Guerrero, México, 1998, p. 93. 4 José Tapia Gómez. “Los mixtecos”, en Miguel Ángel Gutiérrez (Coord): Derecho consuetudinario y derecho positivo entre los mixtecos, amuzgos y afromestizos de la Costa Chica, Guerrero. Ediciones CNDH, México, 1997, pp. 16-17.

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Trigarante a la ciudad de México, en Orizaba, Veracruz, Antonio López de Santa Anna se une a José Joaquín de Herrera y, por su intermedio, se adhiere a la proclamación del Plan de Iguala, recibiendo inmediatamente de Iturbide el grado de coronel. Un año después, Guerrero le otorga el de general por su manifiesta simpatía hacia Iturbide junto al cual inicia carrera política, aunque cuando al proclamarse emperador se distancian. Con éstos antecedentes, puede decirse que la historia dramática de la cumbre, insidias y final de grandes insurgentes populares como Vicente Guerrero comienza treinta y tres años antes de la revuelta de Ayutla en 1854, al instalarse en septiembre de 1821 la Junta Provisional Gubernativa con 38 miembros, marcándose una tendencia que tomó forma de lucha de facciones y terminó en confrontación paulatina entre grupos identificados en su jerga política como yorquinos y escoceses primero, liberales y conservadores a la postre, asistidos por militares ambiciosos de toda laya. Este drama se perfila inicialmente al formularse la Declaración de Independencia de México, y enseguida al nombrarse la Junta y su primera Regencia con cinco integrantes, siendo electos don “Agustín de Iturbide como presidente, Juan O’Donojú, Manuel De la Bárcena, José Isidro Yánez y Manuel Vázquez de León”,7 dejando fuera de la jugada a Guerrero, protagonista admirado al nivel nacional y principal consumador de la independencia. El general entonces comprende y asegura que arriban al poder con Iturbide personajes que nada o muy poco tenían que ver con la lucha social y visión enarbolada por Hidalgo y Morelos, situación que no obstante se vio obligado a aceptar en nombre de la república.

XIX, cuyos exordios provenían de una larga espera social, de antes e inmediatamente posterior al movimiento de independencia, donde los actores político-militares seguían disputándose la república ante la indefinición del proyecto de Nación que sectores empobrecidos (indígenas y campesinos) y de clase media esperaban. Aquellos actores y dirigentes connotados debían darle rumbo al proyecto revolucionario independentista en sus postulados básicos plasmados en los Sentimientos de la Nación de 1813 en Chilpancingo,5 provenientes de los ideales radicales del cura Hidalgo, quien la noche del 15 de septiembre de 1810 en Guanajuato convocó a las armas para combatir a los españoles, que desde hacía tres siglos explotaban y mantenían en la miseria a los mexicanos.6 Ideales que venían de José Ma. Morelos, sacerdote de Churumuco, Nocupétaro y Carácuaro, donde amaba a los feligreses y, con sus pláticas libertarias, los llenaba de esperanzas y presagios de éxito. Eran, pues, los principios políticos de los insurgentes populares que impactaron la conciencia del pueblo de México. Sin embargo, muertos Hidalgo y el gran Morelos, queda la magna tarea de dar continuidad a la guerra a los generales Vicente Guerrero y Juan Álvarez; en el primer caso, a un hombre que apenas conoció las primeras letras y tuvo como principal actividad económica familiar la pequeña agricultura y la arriería, antes de convertirse en genio militar. No obstante, al darse por concluida la lucha y anunciarse los acuerdos de paz durante enero y septiembre de 1821 entre los generales Guerrero (del bando insurgente) e Iturbide, comienzan a concurrir diversos personajes que se aglutinan en torno de ambos, como partidarios reales ó encubiertos de la independencia total de México, respecto del imperio español. En este marco, conviene recordar que en marzo de 1821, siete meses previos a la entrada del Ejercito

José Mancisidor afirma: No se equivocaba Guerrero: El Plan de Iguala no era la expresión de su pensamiento ni de los hombres de 1810. Monarquía contra república, conservación de privilegios contra destrucción de los mismos predicada por Hidalgo y Morelos. Continuidad de una situación histórica que los insurgentes habían soñado destruir. Pero, en cambio, era la Independencia… y luego lo demás. Por eso garantizó con su palabra la conducta de un hombre (Iturbide) en quien pocos creían y muchos dudaban.8

5 Los Sentimientos de la Nación es el documento de 23 puntos que emite Morelos en Chilpancingo, expresando un conjunto de reivindicaciones económicas, sociales y políticas para lograr la plena Independencia de México frente al poder extranjero, el 13 de septiembre 1813. 6 José Gustavo de la Cruz López. “Nacimiento de Vicente Ramón Guerrero Saldaña”, en Vicente Guerrero, el hombre, su historia y su tiempo, citado, p. 25. 7 María Teresa Pavía Millar. “La División territorial y organización política del Sur 1821-1867”; en Historia General de Guerrero, Vol. III. Ediciones INAHGobierno de Guerrero, México, 1998. Pp. 17-18. 8 José Mancisidor. Hidalgo, Morelos, Guerrero. Ediciones Grijalbo, México, 1970, p- 326.

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En efecto, el antiguo militar realista caracterizado por su sadismo contra los insurgentes, se la había jugado al influjo de sus relaciones militares, amistades políticas y valor en combate, en su afán de controlar el poder contando con el aval del general suriano. No obstante, del lado opuesto estaban los trescientos años de dominación española, el poderío que de ella se derivaba, la autoridad nacida, si no de la bondad de un sistema organizado sobre principios de equidad y justicia, sí de la fuerza y, sobre todo, de la inercia que esa misma fuerza proyectaba.9

Por eso, desde un principio, su entrega a la nación hacía que, contradictoriamente, Guerrero convalidara el poder de Iturbide y Juan O’Donojú —ex virrey y general vuelto al bando iturbidista—, quienes en agosto de 1821 ya habían reformulado el Plan de Iguala promoviendo los denominados tratados de Córdoba en beneficio del ambicioso Agustín, su grupo y el interés de criollos y peninsulares radicados en el país, reconociendo la independencia de la antigua Nueva España para su propia voracidad, mientras el jefe tixtleco se remontaba en el Sur, confinado ya “por su propio desinterés” a lugar secundario que tácitamente tuvo que admitir.10 Eso explica que, enseguida, se le marginó de otros encargos, hasta que le fue otorgada por Iturbide la ex profeso recién creada Capitanía General del Sur en octubre de 1821. ¿Por qué viene esto a colación? Porque si bien Guerrero fue nombrado capitán general y tuvo dominación en sus antiguas zonas de refugio en las que combatió arduamente, finalmente quedó confinado muy lejos del centro en que se tomaban las decisiones políticas primordiales. Ciertamente, “la Capitanía comprendía gran parte de lo que es el estado de Guerrero… las jurisdicciones de Tlapa, Chilapa, Tixtla, Ajuchitlán, Ometepec, Techan, Jamiltepec y Teposcolula”,11 que no eran otra cosa que espacios donde estaban pendientes añoranzas y promesas de lucha, pero también territorios donde confluían insidias, reclamos y envidias de amigos y viejos enemigos.

¿Quiénes eran, entonces, los garantes del cumplimiento de promesas pendientes, plasmadas en los Sentimientos de la Nación desde Chilpancingo y el Plan de Iguala? En verdad, no había instancias ni organizaciones que reivindicaran los antiguos programas de lucha independentista o “derechos sociales” anhelados por los viejos insurgentes, pues la vida política nacional estaba en manos de grupos de masones y faccionalismos que codiciaban el poder por el poder. Ante la ausencia histórica de partidos políticos, los masones se aglutinaban en logias para decidir los destinos de la patria; allí se discutía todo lo concerniente al ámbito gubernamental.13 La explotación socioeconómica prevaleciente en la Nueva España a principios del siglo XIX fue brutal; amplios sectores de la población nativa fueron esclavizados en las minas y haciendas, utilizados como bestias de carga. Les era prohibido acceder a las escuelas, fundar cofradías y realizar reuniones étnicas. Huelga decir que

1.2 Iturbide y las logias masónicas Al ungirse en la Regencia del país como el principal líder, Iturbide se corona de hecho como monarca nacional. Por añadidura, es la época en que:

9 Ibíd., pp. 326-327. 10 Vicente Riva Palacio resume las versiones ya entonces persistentes de los enemigos de Guerrero, quienes se empecinaban en señalar que “su amor propio se sentía humillado delante de las personas que podían advertir los defectos de su educación, los errores de su lenguaje y algunos modales rústicos”; Ver: México a través de los Siglos. Tomo VII, Ediciones Cumbre, S.A., México, 1989, p. 21. 11 María Teresa Pavía Miller. Op. cit., p. 21. 12 Juan Ramos Valenzo. “Centralistas y federalistas, escoceses y yorquinos, Vicente Guerrero contra Nicolás Bravo”, en Vicente Guerrero, el hombre, su historia y su tiempo, Ediciones UAG–Escritores Guerrerenses, Chilpancingo, Guerrero, México, 1999, p. 85. 13 Ibíd.

la opinión pública se encuentra dividida en tres grupos ó partidos: el iturbidista, el borbonista y el republicano liberal: éste era el que tenía ideas más radicales en política. El borbonista reunía a los adeptos a la monarquía moderada y en el iturbidista entraban gente de diversas tendencias, desde liberales moderados hasta absolutistas.12

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en septiembre de 1821 el ex -realista O’Donojú se hallaba investido con el carácter de Capitán General y Jefe Político “aliado de la Independencia”, con la promesa y garantía que los cuerpos adictos al antiguo régimen y las propiedades de los criollos ricos “no sufrieran ultrajes” de ninguna especie. ¡Qué bonito!…, diría Mancisidor:

encabezada por López de Santa Anna y las logias masónicas, que el 19 de marzo de 1823 lograran que el tirano abdique y abandone el país. Debe hacerse hincapié que al darse la caída de Iturbide, Anastasio Bustamante, Gómez Pedraza16 y Juan 0’Donojú, entre otros, aparecen como:

“Así se consumaba la Independencia… ¡Ah, pero había que dejar a salvo lo que a las clases dominantes tanto interesaba! De aquí que el Alcalde primero constitucional de la ciudad de México propusiera que en los tratados acordados con O’Donojú se repitiera el artículo del Plan de Iguala, que no aparecía en ellos, relativo a respetar las propiedades individuales. Ahora, del pensamiento de Hidalgo y de Morelos, nada quedaba en pié. ¿Tierras para los campesinos? ¿Mayores salarios a los trabajadores? ¿Moderación de la opulencia y una mejor distribución de la riqueza? No. Guerrero no podía observar con indiferencia lo que estaba sucediendo. Pero todo lo había sacrificado por ver realizada la independencia nacional”.14

republicanos que se habían declarado por el centralismo, (pero) muchos de ellos no eran (en realidad) republicanos sinceros, sino borbonistas fracasados e iturbidistas que actuaban en forma organizada bajo la dirección de las logias masónicas del rito escocés, establecidas en el país desde 1806. Y ya en la lucha de 1823 (contra el monarca Iturbide) eligieron como jefe a Nicolás Bravo.17

Ya sin el monarca, se constituyó un Supremo Poder Federal que requirió la presencia de algunos líderes nacionales, al tiempo que la Capitanía del Sur pasó a ser Comandancia General. Entonces, Guerrero fue nombrado miembro del llamado Supremo poder, cargo que desempeñó del 31 de marzo de 1823 al 10 de octubre de 1824. Lo curioso es que Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria fueron elegidos propietarios, mientras que el insurgente tixtleco quedó como uno de los suplentes.18 De esa forma, una vez más, el general ocupaba un cargo de segundo plano en el concierto nacional, en contraste con Nicolás Bravo que muy habilidoso aparecía como siempre en los primeros sitios políticos negociados.

Fue así que, sin la presencia de Guerrero y como corolario de desmedidas codicias, se consumó la coronación de Iturbide en calidad de Emperador y de su esposa Ana María como emperatriz de México, hecho que tuvo lugar entre gran pompa y circunstancia el 21 de julio de 1822, con la presencia en la ceremonia de los obispos de Puebla, Durango y Oaxaca. Este acontecimiento vino a contrariar la estirpe rebelde de Guerrero, quien en sus cartas previas con Iturbide sostuvo que prefería morir en combate antes que subordinarse al poder tirano.15 Talvez por ello, y en virtud de haber confiado en el mezquino militar, Guerrero decide marchar hacia las tierras sureñas para observar su comportamiento, a pesar de inconformidades latentes. Parecía satisfecho y condescendiente al volver a su ambiente del sur. Desde aquí, con aparente regocijo, en noviembre de 1822 comunicó al ministro de Estado y Relaciones Interiores y Exteriores que la cabecera de la Capitanía a su cargo residía en la Villa de Chilapa, integrada de nueve partidos incluido San Juan Huetamo, de la Intendencia de Michoacán. Esto significaba que el territorio del jefe suriano se había ampliado hacia la Tierra Caliente; de manera que se mostraba tranquilo e interesado en conducir su área de influencia política y militar. Hasta aquí le llegan noticias de las arbitrariedades cometidas por su “amigo” Don Agustín y de la reaparición de López de Santa Anna, quien junto a Guadalupe Victoria firman el Plan de Casa Mata el 1º febrero de 1823, llamando a los insurgentes a sumarse para derrocar al emperador. Aquella situación lo obligó, con Bravo, a proclamar el Plan de Veracruz y combatir a quien abrazara fervientemente en Acatempan. Cuatro meses después, el tirano fue derrotado por la revolución de Casa Mata,

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1.3 Las “demandas sociales” de Guerrero Pero ¿Qué peleaba Guerrero ante a la Nación que lo hizo distinto en la Capitanía General del Sur frente a Nicolás Bravo, y éste a qué bando realmente pertenecía? La diferencia es que Guerrero fue celoso defensor de los intereses socio-culturales del pueblo mestizo y de los indios pobres, por lo que compartió, junto a otros liberales de avanzada como Lorenzo de Zavala, Miguel Ramos Arizpe (quien redacta el Acta de Independencia y le da forma de proyecto de Constitución en enero de 1824) y Guadalupe Victoria, la proclamación de la primera Carta Magna de México el siguiente 4 de octubre, donde se establece la forma de Gobierno Federalista y se da a la república el nombre de Estados Unidos Mexicanos; asimismo, seis días después es copartícipe en que se declare presidente al general Guadalupe Victoria, expresándose allí, no obstante, una mayoría adversa que determina sea Nicolás Bravo y no Guerrero quien ocupara la Vicepresidencia. Otra vez, el adinerado hacendado de Chilpancingo y Chichihualco, colaborador de los criollos ricos desplazaba al gran insurgente. Incluso, el ordenamiento recién aprobado aunque abolía la esclavitud e in-

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Ciertamente, al darse las elecciones federales y nombrarse a Guadalupe Victoria titular del poder ejecutivo, hubo acuerdos y negociaciones oportunas para adjudicarle la suplencia al general Bravo. Sin embargo, aquella elección fue histórica, pues tuvo participación con bastante poder la logia dirigida por don Nicolás y un grupo de correligionarios, constituidos entonces en una verdadera fuerza política. Empero, este grupo parecía no representar ya el sentimiento socio-político, cultural y económico de los esclavizados, desposeídos y explotados del campo y la ciudad, si es que alguna vez lo habían representado, como lo percibieron los insurgentes genuinos del bando republicano en que se ubicaba Guerrero; para algunos historiadores, el bando aglutinado en el rito escocés, en tanto grupo social era caracterizado como: “núcleo principal del Centralismo, constituido por militares, el alto clero, los terratenientes y la aristocracia… se les acusaba de traicioneros e injustos, que miraban al indigente como estorbo al progreso del país. Habían sido derrotados en las elecciones presidenciales [de 1824] y perdido la dirección del Congreso”.21

Se cree entonces que, en contraparte, para actuar en forma organizada al ser componente del bando republicano federalista, Vicente Guerrero y un grupo de confianza establecieron en 1825 la logia masónica del rito yorquino, siendo nombrado como jefe el general, viendo en ello la oportunidad de crear una especie de partido político al servicio de la república progresista y democrática,22 al mismo tiempo de hacer contrapeso al rito contrario. Sin embargo, ambos grupos llevarán a la confrontación las personalidades de Guerrero y Bravo, que se traducen en enconadas peleas de las logias yorquina y escocesa. Estas luchas de facciones tendrán duras repercusiones en el sur y los proyectos económicos y sociales que representan, particularmente del lado de Guerrero por su ascendencia entre los indígenas y campesinos, situación que se expresa como una disputa por las tierras surianas, por su dirigencia política y proyección nacional. En ese trance, dada viejas relaciones amistosas entre sí, desde 1826 López de Santa Anna se pone a las órdenes de Vicente Guerrero.

corporaba a los indígenas a la categoría de ciudadanos, al ser revisado por los conservadores del grupo escocés terminó lleno de contradicciones, pues quedó impregnado de intolerancia religiosa y consagración de privilegios para el clero y ejército, como lo pidió Juan 0’Donojú.19 En aquella circunstancia, en el año de 1824 y bajo la influencia de los grupos ligado al rito escocés, se decreta el establecimiento de la División Militar del Sur con cuartel en Chilpancingo, cuya jurisdicción abarcó toda la costa, región centro y Tierra Caliente, bajo el mando del general Nicolás Bravo, quien la conservará por mucho tiempo, seguramente como un reto para Vicente Guerrero por si acaso creyera que el sur le pertenecía. Como es sabido, era la época en que el territorio que hoy ocupa nuestra entidad estaba repartida en distritos que correspondían a los estados de Michoacán, México y Puebla, donde la parte poniente pertenecía al primero; Acapulco y Taxco al segundo; y Ometepec y Tlapa al tercero, según lo dispuesto por la Constitución federal, de manera que no se podía nombrar a los poderes ejecutivo, legislativo ni judicial, por no ser una entidad autónoma.20 De allí que la propuesta federal de agrupar a los distritos en departamentos y a través de ellos formar congresos, así como que los ayuntamientos se eligieran por los ciudadanos, viene a generar inquietudes políticas que afectan principalmente a los criollos hacendados ricos, ante los insurgentes revolucionarios del sur, que inician la disputa por este territorio.

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14 José Mancisidor. Op. Cit. pp. 331-332. 15 José María Lafragua. Vicente Guerrero: Consumador de la Independencia. Edición de Cultura y Ciencias Política, México, 1971, p. 31. 16 Gómez Pedraza fue oficial de milicianos del gobierno colonial y contó siempre con el apoyo de los escoceses, el clero y la clase rica de su tiempo; apoyó la aprehensión de Morelos. Ver: Vicente Riva Palacio, Op. Cit., pp. 180 y 211. 17 Juan Ramón Valenzo, “Centralistas y Federalistas…”, en Vicente Guerrero, el hombre, su historia y su tiempo, citado, p. 85. 18 Ibíd., p. 26. 19 José Rogelio Álvarez, (Dir.). Enciclopedia de México, Ts. 3,4 y 8, México, 1977, p. 1O82. 20 Pavía Miller, Op. Cit. pp. 29-30 21 Juan Ramos Valenzo, Op. Cit. p.86. 22 Ibíd.

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En este contexto, en dicho año, de acuerdo con la Ley del Gobierno Político, se conforman en nuestro actual territorio siete departamentos con los 25 partidos existentes, en los precisos momentos en que se agudizaban las diferencias entre Bravo y Guerrero. A pesar de ello, la coyuntura permite que a la nueva reorganización territorial se sume el insurgente coronel Juan Álvarez, quien es partidario de unificar las fuerzas populares y reconocer a los generales que propugnaban constituir la Entidad del Sur con una visión liberal. En dicho ambiente de controversias políticas, en 1827, casi al concluir el régimen de Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo en su calidad de cabeza visible de la logia escocesa se pronuncia en su contra por que éste se niega a tomar partido por su bando masónico y discrepar de algunas de sus políticas de gobierno. Ante ello, Guerrero se levanta para contener la rebelión de Bravo en Tulancingo, Puebla, derrotándola, siendo expatriados sus líderes, entre ellos don Nicolás. Esta acción del general insurgente endurece las relaciones confrontadas de los generales sureños.

De acuerdo con José María Lafragua, los problemas toman un nuevo cariz cuando el general brigadier Isidro Barradas y una fuerza militar española invade nuestro país en 1929, pregonando reestablecer el poderío colonial-peninsular en las tierras mexicanas; dice al respecto que: Con motivo de la invasión formó Guerrero un ejército de reserva, cuyo mando confió al vicepresidente D. Anastasio Bustamante. Aquella reunión de tropas donde se encontraban los militares afectos a Bravo, y donde todos temían el efecto de las reformas que ya comenzaba a indicar el partido dominante (correligionario de Guerrero), con la imprudencia que en todo el mundo caracteriza a los que se llaman progresistas, fue el seno de donde surgió una nueva revolución. El desconcierto de la hacienda pública, las leyes de expulsión (contra Bravo y otros), los abusos cometidos por la administración (ministros) y el odio en lo general al ministro de los Estados Unidos, Poinset, por reputársele autor del rito yorquino y parte muy eficaz en la revolución de la Acordada, eran motivos sobrados para una revuelta. Convínose, en efecto, en proclamar la separación de (Vicente) Guerrero y de aquellos funcionarios que hubieran desmerecido la confianza de la república, adoptándose como frase sacramental el restablecimiento de la Constitución y de las leyes. Todas las revoluciones tienen sus palabras mágicas.24

1.4 Tensión entre yorquinos y escoceses 1.5 Los centralistas dan muerte al proyecto popular En septiembre de 1828 se convocan nuevas elecciones federales, con las candidaturas de Manuel Gómez Pedraza (quien tiene el apoyo de la logia escocesa) frente a Vicente Guerrero y Anastasio Bustamante —otrora militar iturbidista— (respaldados por yorquinos y la masa popular). Las legislaturas estatales mayoritariamente conservadoras intervienen y con maniobras dan el triunfo a Gómez Pedraza. Los partidarios de Guerrero desconocen las elecciones, encabezados por los yorquinos Zavala y José M. Lobato, quienes promueven el Motín de la Acordada, en tanto el general López de Santa Anna se subleva —en Perote, Veracruz— en su favor. Esta coyuntura genera sucesivos disturbios y tumultos que llevan a Gómez Pedraza renunciar al poder, reconociéndose al general Guerrero como Presidente de México el primero de abril de 1829. Aunque su gobierno no tuvo todos los aciertos,23 actuó sin despotismo contando con el apoyo de López de Santa Anna; sin embargo, enfrentó diversos problemas relacionados con la deuda pública, imposibilidad de crear empleos y poca capacidad de negociación ante los empresarios y gobiernos extranjeros, pues obraba en su contra el estigma de general rebelde, que tenía enemistad con terratenientes, el clero regular y la aristocracia enriquecida, amén de que ya había comentarios, en los círculos secretos de su Administración de Gobierno, sobre la posibilidad de echar a andar reformas que modificaran la tenencia de la tierra en manos de grandes latifundistas, los bienes del clero y las canonjías de la aristocracia y el ejército.

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De acuerdo con Lafragua, aquella situación descrita fue aprovechada por el enemigo. Pero la crisis se había agudizado por la voracidad de los yorquinos que se sentían dueños del gobierno de México, por la expulsión de algunos hispanos a los que se relacionó con el movimiento de Barradas, así como la habilidad de los escoceses y la autoridad de Bravo entre la clase político-militar poderosa del momento, quien por cierto el 16 de septiembre de 1829 había sido indultado por Guerrero. Es de esa forma que influido por los conservadores, el propio Congreso federal que ungió en el poder un año antes a Guerrero, le imputa “ineptitud e ilegalidad” y lo desconoce el 18 de diciembre de 1829. Pero ello no es todo: confabulados sus enemigos en el Parlamento acusan al general insurgente impunemente de “incapacidad moral” y de “carecer de las facultades intelectuales y discursivas de un hombre”. Así, el 4 de febrero de 1930, el Congreso expidió el siguiente Decreto: “El C. general Vicente Guerrero tiene imposibilidad de gobernar la República”.25 Ante ésta circunstancia, sobrevino el perjurio de Bustamante, quien con la investidura de Vicepresidente lo desaloja del Ejecutivo mediante las armas; luego el desleal militar asume la titularidad del poder presidencial. Como tal, su primera acción fue llamar a colaborar al centralista conservador Lucas Alamán, quien desde el 23 José María Lafragua. Op. Cit. p. 42. 24 Ibíd. p. 45. 25 Ibíd. pp. 46-47. Ver también a Lafragua, Op. Cit. p. 73.

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pierde instante de trabajar tanto con la pluma como con la fuerza, haber si de algún modo entra Álvarez en partido, y no perdernos la ocasión más preciosa como la presente, de poner a la República en su completa tranquilidad.

Banco de Avío —que él mismo establece— promueve la planificación económica de México sujeta a los intereses del capitalismo criollo y la obtención de créditos extranjeros. El general Guerrero, por su parte, se refugia en las Montañas del Sur e inicia una nueva y adversa guerra civil frente al poder central. Allí, fue fustigado por el contrainsurgente Armijo y perseguido, junto al coronel Juan Álvarez por Nicolás Bravo y Tomás Moreno durante el año de 1830, bajo el mote de “maleantes y facciosos del sur”.26 En esas condiciones, en octubre de este año, desde el Puerto de Acapulco, Guerrero proclamó varios manifiestos llamando a los ciudadanos de México a recobrar la soberanía de sus estados que pretendía vulnerar el centralismo, con palabras que calan hondo en el pueblo de México. Ante ello, desde la cúpula presidencial Anastasio Bustamante financia su captura y ordenará su fusilamiento. Con tal objetivo el 23 de enero de 1831, don Francisco García Conde, Ministro del Gobierno de Bustamante, dirigió un oficio a don Florencio Villarreal, Comandante regional de la Costa Chica, en que le dice:

Las condiciones estaban dadas y los enemigos de Guerrero establecieron el mecanismo traicionero que lo llevó a la muerte el 14 de febrero de 1831 en el estado de Oaxaca, después de una infamante farsa de consejo de guerra. De cualquier forma, aunque fueron pocos los liberales (entre ellos Álvarez) que manifestaron inconformidad por los injustos cargos y la ignominia impuesta al insurgente suriano, quedó en la mente de sus paisanos el sabor de la ingratitud que le ofrendaron muchos compañeros de lucha y aquellos que se apoderaron de los símbolos de la república, como Nicolás Bravo. Bajo este negro panorama, en enero de 1832 nuevamente el general López de Santa Anna se levanta en armas contra Bustamante; éste se va a Veracruz para aplacarlo dejando como sustituto presidencial a don Melchor Múzquiz quien se mantuvo en el puesto durante cinco meses, dada la rebelión lópezsantannista que insurreccionó Texas, San Luís Potosí y otros lugares. Luego el aguerrido militar oportunista y díscolo dio su apoyo al conservador Gómez Pedraza, mismo al que antes combatiera para encumbrar y apoyar a Guerrero; Gómez Pedraza la hizo de presidente por tres meses entre diciembre de 1832 y marzo de 1833. Ya entonces, el inicuo general había dado muestras de siniestras intenciones y poderío inaudito para imponerse a los bandos en pugna. Ahora se ponía del lado de la logia en que militaba Nicolás Bravo. Bajo aquel vergonzoso espectáculo, en marzo de 1833 López de Santa Anna es declarado Presidente de la República. No obstante, argumentando una supuesta enfermedad que lo hace marcharse a su Hacienda Manga de Clavo, en Veracruz, deja el poder en manos de don Valentín Gómez Farías, su Vicepresidente de corte liberal. Sin embargo, desde aquel año López de Santa Anna participa indistintamente en la política al lado de los centralistas y/o los conservadores. Intervino en muchos golpes militares, luchas internas y desaciertos económicos que vivió México. Empero, en su ausencia temporal, Gómez Farías promueve la llamada “Reforma de 1833” en conjunción con el doctor José María Luís Mora, cuyas ideas liberales son entendidas como el antecedente de las reformas juaristas.

El Supremo gobierno ha indicado la proximidad en que se hallaba el faccioso (Vicente) Guerrero de fugarse de Acapulco; he creído que tal vez se dirigía a ese estado, me anticipó órdenes para que tome medidas de precaución.27

Este dato significa la complicidad y conocimiento de causa del señor Florencio Villarreal con el Ministro de Guerra don José Antonio Facio,28 directamente vinculada con la acción que realizó el perverso Francisco Picaluga. Este hecho hace recordar la enemistad de Villarreal con Guerrero y la orden que el Ministro de Guerra le indujo para colaborar con quien traicionó y entregó al general por cincuenta mil pesos oro provenientes del erario público dispuestos por Lucas Alamán. El mismo Nicolás Bravo, con fecha enero 29 de 1831, felicitó a los aprehensores del general Guerrero en los siguientes términos: “Ejércitos del sur: Exc. S. Por el parte que transcribe a V. E. el Comandante Gral. de Oaxaca, Don Francisco García Conde, me ha impuesto que el capitán Don Miguel González aprehendió en el puerto de Sta. Cruz al Gral. Vicente Guerrero, cor. Tapia, Dn. Manuel Zabala y paisanos Miguel de la Cruz y Atií, por cuyo acontecimiento felicito a V. E. y al Exmo. Sr. Vicepresidente, pues tal suceso debe afianzar la paz de la República que dignamente preside”.29

Más todavía. El 2 de febrero del mismo año, Bravo envía otra carta al Ministro de Relaciones Lucas Alamán desde Chilpancingo, con las siguientes palabras:

26 Vicente Riva Palacio, Op. Cit. p. 252. 27 Lafragua, Op. Cit. p. 88. 28 Villarreal llamó pérfido a Guerrero en enero de 1831 y se declaró enemigo irreconciliable de Juan Álvarez, a quien odiaba a muerte. Ver: Riva Palacio, op. cit., T. VIII, pp. 392. 29 Carta de Bravo al Ministro de Guerra y de Marina. En Archivo: Guerra D/ 431. 3/746. Carta original. Enero 29 de 1831. Ver: Vicente Guerrero, el hombre, su historia y su tiempo, AA.VV, citado. pp. 228-229.

En efecto, por el extraordinario que recibí me he impuesto de lo sucedido a Don Vicente, y del modo cómo salió de Acapulco; y ese suceso debe haber arruinado las esperanzas de sus partidarios, por cuyo motivo no

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vez más. Al final, volverá al poder del 20 de abril de 1853 al 9 de agosto de 1855, fecha en que lo derrumbará la revolución que nació en el sur. Sin embargo, mucho se afirma que durante todos estos períodos en que López de Santa Anna no estaba en el poder dejó sentir su influencia en el país, pues tanto liberales como conservadores lo buscaron para que tomara decisiones importantes u ocupara ocasionalmente la presidencia.

1.6 Las reformas de Gómez Farías y Luís Mora El programa reformista de Gómez Farías y Luís Mora se resume en la forma siguiente: libertad de opinión y prensa; abolición de privilegios del clero y la milicia; supresión de instituciones monásticas y negocios civiles del clero; reconocimiento, consolidación y amortización de la deuda pública; reparación de la bancarrota de la propiedad territorial y aumento de propietarios (circulación como riqueza pública, facilidad de subsistencia y adelanto de las clases dirigentes, sin ofender ni tocar en nada el derecho de los particulares); mejora del estado moral de las clases populares por la destrucción del monopolio del clero en la educación pública, difusión de los medios de aprender e inculcación de deberes sociales; abolición de la pena capital por delitos políticos y otros relacionados con asesinatos planeados; garantía de la integridad del territorio por la creación de las colonias que tuvieren por base el idioma, usos y costumbres mexicanas. Ante el descrito “proyecto reformista”, López de Santa Anna no duda en ponerse del lado de los conservadores, con el objetivo de echar por tierra sus iniciativas. Con este fin, en 1834 retorna a la ciudad de México, se instala como Presidente el 6 de enero e instaura la Segunda República Centralista; sin embargo, un año después, el primero de enero de 1835 el general abandona el poder y deja como interino a Miguel Barragán, individuo de talla reaccionaria. En este contexto, el 22 de julio se celebró un Tratado entre los generales Juan Álvarez y Nicolás Bravo, cuyo articulado establece que el líder costeño desistía de su pronunciamiento postulado en la localidad de Texca, municipio de Acapulco, donde cuestiona al gobierno retrógrado de Barragán; éste finalmente duró en el encargo hasta el 2 de marzo de 1836 con el aval de Bravo, siendo sustituido por otro partidario llamado José Justo Corro a partir de aquella fecha y hasta el 18 de abril de 1837. En 1839, López de Santa Anna vuelve a ser proclamado Presidente por cinco meses; luego, entre octubre de 1841 a octubre de 1842, es ungido nuevamente. De marzo a octubre de 1843, sucede lo mismo; de junio a septiembre de 1844, igual. Del 21 al 31 de marzo de 1847 otra vez se reelige; del 20 de mayo al 5 de septiembre del mismo año, otra

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1.7 La oprobiosa presencia de López de Santa Anna Diversos y vergonzantes acontecimientos suscitados desde 1821 a 1854, mostraron que la etapa del llamado ‘México Independiente’, inaugurada con la asunción al poder del general Iturbide, estaba impregnada de trágicas luchas de relevos, donde se alternaron derrotas y victorias entre bandos partidarios y la ignominiosa presencia de militares ó civiles oportunistas y anodinos, como Bustamante, Pedraza y López de Santa Anna, que se adueñan de espacios políticos que debían corresponder a luchadores insurgentes connotados, buscadores de la libertad y real autonomía política de los mexicanos frente a los imperios extranjeros. El primer episodio trágico fue la existencia del Imperio Iturbidista posindependencia convalidado por el propio Guerrero-, que significa en los hechos la derrota de los genuinos ideales insurgentes libertarios; luego, un segundo episodio se expresó como rebelión federalista, que pone fin al imperio de Iturbide y establece el dominio de los liberales cuyas peleas interlogias se intensifican entre 1824-1831, situación que concluye con el desafuero de Guerrero en 1829 por los conservadores, hasta terminar con su asesinato en febrero de 1831, fraguado desde las cúpulas del ejecutivo federal al mando de Bustamante y Alamán. El tercer episodio se da con la llegada al poder de López de Santa Anna, después de derrocar al señor Bustamante en 1832, poniendo en su lugar a Gómez Pedraza, a quien antes combatiera. Un cuarto episodio surge cuando en 1833 López de Santa Anna fue electo Presidente de México, llevando como vicepresidente a Gómez Farías. Entonces, argumentado estar enfermo, López de Santa Anna abandona la presidencia y se refugia en su Hacienda de Veracruz, para no avalar algunas propuesta liberales de reforma presentadas por Gómez Farías; sin embargo, los centralistas lo presionan y hacen regresar en 1834, para proclamarse Presidente, evitar las reformas y ponerse abiertamente del lado de los llamados conservadores durante su mandato hasta 1835.30 El quinto episodio más dramático todavía, ocurre cuando interviene en la guerra con Estados Unidos al 30 Ibíd. p. 98.

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sobresaliente del sur. Lo que los dos generales buscaban era establecer el derecho a gobernar en sus tierras y disputárselas. El nuevo Departamento propuesto incluía a los distritos de Cuernavaca, correspondiente al estado de México; a Tlapa, del departamento de Puebla; Jamiltepec, de Oaxaca y el partido de Huetamo, anexo de Michoacán. Por supuesto, hay rechazo de algunos distritos de integrarse al Departamento de Acapulco y se suscitan rebeliones en Puebla, que objetan al Congreso federal por tal motivo. De ahí que Nicolás Bravo, a la sazón presidente interino de México en 1842, decide disolverlo y erige una Junta Nacional Legislativa que fungió hasta 1843.31 Así, el territorio en disputa continuó en manos de los departamentos de Michoacán, México y Puebla. En este turbio ambiente, en 1844 López de Santa Anna nuevamente se proclama Presidente de México; enseguida intentó implantar una monarquía que provoca un levantamiento popular. El voluble general fue derrocado mediante un golpe de Estado en 1845, organizado por Mariano Paredes y Arriaga, a través del Plan de San Luís; como castigo, fue exiliado en Venezuela ‘de por vida’. En consecuencia, Paredes llega a la Presidencia y nombra como Vicepresidente a Nicolás Bravo. Luego, en 1846, surge otro pronunciamiento llamado de “La Ciudadela” en contra del nuevo gobierno, logrando destituir a los nombrados personajes. Este año EEUU le declara la guerra a México, a fin de que su gobierno reconociera la separación y anexión de Texas a partir del primero de marzo del año anterior, conforme a los acuerdos firmados por López de Santa Anna, además de requerir el pago de supuestos agravios que algunos súbditos estadounidenses habían sufrido en nuestro país, sumados al propósito de querer comprar las provincias mexicanas de Nuevo México y California. Gómez Farías se rehusó a venderlas. En agosto del ‘46, el presidente interino José Mariano Salas puso en vigencia nuevamente la Constitución de 1824, cambiando la denominación de Departamentos por la de estados federados. En tal ambiente, en agosto el federalismo regresa temporalmente al poder. Este mismo año, al volver Gómez Farías a la presidencia, López de Santa Anna le escribe una carta, buscando convencerlo de que estaba otra vez de parte de los republicanos; además, escribió una misiva al gobierno estadounidense al mando de James Polk, prometiéndole que colaboraría para que México amortizara las deudas pendientes y le vendiera el territorio norteño anhelado. Es decir, el hombre fuerte de México se burlaba a su antojo de la bondad nacional.

mando del ejército mexicano, obteniendo algunos triunfos militares (toma de El Álamo), hasta ser hecho prisionero en San Jacinto y remitido a México, donde lo reciben como héroe, no obstante que para lograr su libertad tuvo que firmar documentos en nombre del gobierno que significó la pérdida de más de la mitad del territorio nacional, pues hubo de ceder a los EEUU los actuales Estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, parte de Colorado y Texas. Concluida su hazaña, como siempre que no le convenía, se refugia otra vez en su Hacienda. El convenenciero y entreguista general regresaría al poder a partir de 1837, cuando la gente empezaba a rechazarlo a causa de la pérdida del territorio norteño. Fue entonces que en 1838, al ocurrir la llamada “Guerra de los Pasteles” provocada por los franceses que exigían el pago de una deuda atribuida a daños sufridos en sus negocios y vida privada por sus connacionales en diversos movimientos y guerras, sus ejércitos toman por asalto el Puerto de Veracruz. Frente a esta delicada situación, López de Santa Anna dirige las tropas de México y durante la defensa del territorio jarocho fue herido en una pierna que le amputan. Este acontecimiento y la derrota que infringió a los francos, le traen nuevas glorias al audaz militar, quien será ensoberbecido por el pueblo de México, sin saber que ello lo hacía retornar a sus antiguos fueros. 1.8 Álvarez ante la sombra del dictador En 1841, siendo presidente el traidor Anastasio Bustamante —cargo que detentaba desde 1839—, López de Santa Anna ejecuta otro golpe de Estado en su contra y lo derroca; luego, rechaza la Constitución liberal (de 1824) y se autoproclama Presidente de la República por tercera ocasión con poderes dictatoriales. Durante su gestión que duró menos de un año, escribió una nueva ‘Constitución’ cuyo contenido llamó “Bases Orgánicas”, donde establece el pago de 1,200 pesos por votar, protegiendo, asimismo, los fueros militares y del clero. Además, trató de cambiar la moneda y vendió gran cantidad de recursos naturales “a fin de que el país obtuviera más dinero”. No había, pues, fuerzas democráticas ni republicanas capaces de frenar al tirano, ni reivindicar las luchas sociales del pasado. Algunos estaban en el sur, como el general Juan Álvarez, quien este mismo año, junto a Bravo —Vicepresidente del país— propuso la creación del Departamento de Acapulco para hacerse notar y defender sus áreas de influencia. Para lograrlo, ambos emiten un manifiesto conjunto que tiene como finalidad dar a conocer desacuerdos implícitos entre Álvarez y la cúpula centralista por un lado, y el interés de Bravo en erigirse líder

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31 Ibíd., p. 49.

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cha. Diez días después, el 6 de noviembre el general Juan Álvarez fue nombrado gobernador provisional del nuevo estado y a fines del mes Iguala se constituye en su primera capital. Quizá este hecho haya sido el pago por la ardua lucha de Vicente Guerrero, de dar a los nativos los antiguos espacios del guerrillero y su ejército rebelde; el territorio de sus andanzas: las sierras, valles, montes y montañas, pueblos y ciudades, sus campos de batalla, que conoció como el palmo de sus manos. 1.9 De la ignominia y al olvido social Rememorando, diremos que López de Santa Anna, maniaco y controvertido militar metido a político, ejerció la Presidencia de la República durante once veces. Los períodos intermedios fueron ocupados por distintos personajes que pasaron esporádicamente por el ejecutivo, muchos de ellos sin esperárselo, motivados por las enconadas disputas de los caudillos levantados en armas, en una guerra que parecía una lucha de todos contra todos, donde López de Santa Anna sobresalía por su arrojo, valor militar, audacia y perversidad, actuando en uno u otro bando. Eran los tiempos de la ‘anarquía’ en que muchos políticos llegaban al poder sin saber porqué y otros repetían en el cargo sin muchas dificultades, como Pedro María Anaya, Manuel de la Peña y el mismo José Joaquín de Herrera, quien fungió como Presidente entre 1849 a 1851. En efecto, a José Joaquín de Herrera correspondió observar las elecciones del 5 de enero de 1850, fecha en que fueron electos los diputados al Congreso General, entre ellos el general Nicolás Bravo. Luego desfilaron en la presidencia Mariano Arista, Juan Bautista Ceballos y Manuel María Lombardini, quienes a juicio de los centralistas “no eran capaces de gobernar al país”. En enero de 1853, bajo el argumento de acabar con el desorden y la ‘anarquía’ reinante, los conservadores decidieron establecer un gobierno centralista; “para solucionar los problemas” trajeron del destierro a López de Santa Anna. Agradecido, el ambicioso general convirtió su gobierno en una dictadura: suprimió los derechos y libertades individuales, e impuso su voluntad personal. Vendió a los EEUU el territorio de La Mesilla, cobró impuestos sobre coches, ventanas y perros y, finalmente, hizo que lo llamaran “Alteza Serenísima”; el descontento se generalizó.

Los líderes surianos, por su lado, seguían apasionados en dar a sus paisanos un territorio propio a la altura de otros estados. Por ello, en mayo del ‘47, al discutirse un proyecto de reformas a la Constitución, se propone una nueva entidad federativa con el nombre de Guerrero; inicialmente el punto fue retirado del debate, pero finalmente se aprobó el día 21. De manera irónica, en1847 López de Santa Anna es nombrado nuevamente Presidente. No obstante, tras la caída de la Ciudad de México frente a las fuerzas invasoras de los EEUU en septiembre, López de Santa Anna huyó cobardemente a Jamaica. Después, en 1848 con la firma de los Tratados de Guadalupe, México es obligado a reconocer la independencia de Nuevo México y California. Con ello se consuma otra vez el despojo de su territorio por el vecino país imperial. En otro ámbito problemático, al seno del Congreso se habían distendido un poco las pugnas entre liberales y conservadores. Por estas fechas, persistían largos debates y continuas discusiones que expresaban resistencias de los estados de México, Michoacán y Puebla, a ceder sus territorios para dar forma a la entidad de Guerrero. El grupo liberal del sur siguió presionando, hasta que este asunto llegó a definirse en la Cámara de Diputados entre el 8 al 20 de octubre de 1849, quedando sancionada finalmente su erección por José Joaquín de Herrera, Ejecutivo federal, el 27 de octubre de aquel año. Su organización constitucional ocurrió desde aquella fe-

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II. Significado de la “Revolución de Ayutla” Muchas preguntas nos asaltan: ¿Por qué tenía que estallar la revolución de Ayutla en ese lugar? ¿Qué factores socio-políticos condicionaron que el reducto liberal

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escogiera al pueblo y territorio de Ayutla como escenario de tan importante acontecimiento histórico? ¿Quiénes representaban ese movimiento? ¿Qué intereses buscaron y qué consiguieron que sirviera al pueblo de México y Guerrero? La historia nos dice que en 1854 el antiguo insurgente general Juan Álvarez,32 se levantó contra la dictadura y los desmanes del señor Antonio López de Santa Anna, al enarbolar el llamado Plan de Ayutla. Este exigía que el dictador dejara el poder y se convocara un nuevo Congreso Constituyente Liberal, que elaborara una nueva Constitución. La “Revolución de Ayutla”, como se conoce a este movimiento, se extendió rápidamente por toda la República. Vale recordar que fue en Ayutla donde el coronel Florencio Villarreal33 y el capitán Vicente Luna (nativo del lugar y con fuerte ascendencia local), firmaron el documento que vendría a derrocar la tiranía de López de Santa Anna.34 Aquel Plan originalmente redactado en la hacienda La Providencia35 fue, once días después de firmarse y promulgarse en Ayutla por el coronel Florencio Villarreal, reformado en Acapulco por Ignacio Comonfort. Pero ¿Quién era el señor Villarreal? ¿Porqué él firmaba el inicio del estallido revolucionario y planteaba las reivindicaciones principales de las exigencias sociales e históricas del movimiento de independencia? Era el mismo, aquel que tuvo conocimiento de los pasos de Vicente Guerrero en Acapulco, por mandato del Ministro de Guerra, para la vigilancia del traidor Picaluga en 1831.

De acuerdo con el ilustre maestro Mario De la Cueva: Los autores del singular documento invitaban a tres personas históricas, Nicolás Bravo, general Juan Álvarez y Tomás Moreno, para que asumieran la dirección del movimiento; hicieron un cumplido elogio del ejército y del comercio y prometieron, al triunfo de la revolución, convocar a un congreso constituyente, que habría de crear la organización social y política que reclamaba México.38

Días después del primero de marzo y por intervención directa del coronel retirado Ignacio Comonfort —quien hasta un mes antes había sido Administrador de la Aduana Marítima por encargo del gobierno de López de Santa Anna, adscrito en Acapulco—, se modifican algunos principios contenidos en el Documento, arguyendo que los actores de la revolución —es decir, sus líderes— “no querían prejuzgar sobre la forma futura del Estado —federal ó unitario (centralista)—, pues era ésta una cuestión que exclusivamente pertenecía a la soberanía nacional”. De esa forma, Comonfort toma distancia inmediata de las consecuencias liberales que podían resultar del movimiento popular nacional,39 y de las viejas demandas pendientes que seguían exigiendo sobretodo los indígenas y campesinos en todos los estados de la República. 2.2 El carácter social y político del movimiento Seguramente por eso don Mario De la Cueva evoca una expresión de Edmundo O’Gorman, quien sugiere que

2.1 El nuevo estallido con marca liberal El estallido surgió del centro de Ayotlan,36 antiguo, pequeño y poco conocido poblado guerrerense, que resonará en todos los rincones de la república, pues su nombre será pronunciado a lo largo del territorio nacional, a la par que muchos mexicanos se adhieren a sus postulados de libertad, y al tiempo que se incrementa la repugnancia contra el traidor López de Santa Anna. ¿Cuál era entonces el contenido del Plan de Ayutla y por qué el pueblo se adhiere a la lucha? Como se sabe, hubo razones elementales que llevaron a los guerrerenses el tener que sumarse a esa revolución. Ciertamente, fue el coronel Villarreal, quien recibe el nombramiento de Comandante en Jefe de las fuerzas reunidas, así como un grupo de seguidores, muchos de ellos “carentes de relieve” antes y después de la aparición del Plan, quienes declaran que:37

32 Juan Álvarez contaba entonces con 74 años de edad, radicado en su Hacienda la Providencia, municipio de Acapulco, Guerrero. 33 Florencio Villarreal nació en la habana, Cuba, hijo de españoles, coronel iturbidista, llegó a Guerrero por invitación de Bravo para hostigar al coronel Juan Álvarez en 1831. 34 Ver: Plan de Ayutla; en David Cienfuegos Salgado: Guerrero, una Visión Histórica. Edición del Gobierno del estado de Guerrero. México, 2000. Pp. 357-363. 35 A ésta reunión celebrada en Texca el 27 de febrero de 1854 concurrieron Trinidad Gómez, Diego Álvarez, Eligio Romero y Rafael Barrientos, donde se redactan los artículos de lo que sería el Plan de Ayutla estableciendo que cesaban en el ejercicio del poder público, don Antonio López de Santa Anna y los demás funcionarios que como él, hubieran desmerecido la confianza de los pueblos ó se opusieran al Plan. Arreglado y corregido se envía al coronel Villarreal. Ver: Vicente Riva Palacio. Op. Cit. Tomo VIII, p. 396. 36 Álvarez concebía que la revuelta debía aparecer como inconformidad de los militares situados en Ayutla y Acapulco, evitando así que él apareciera como instigador personal del movimiento insurreccional contra el general López de Santa Ana. 37 Dicha declaración deriva de los acuerdos tomados en la hacienda la Providencia, donde estuvo presente Ignacio Comonfort, Juan Álvarez y su hijo Diego, entre otros líderes. 38 Mario de la Cueva. Prólogo al libro La revolución y el Plan de Ayutla. UNAM, México, 1981. p. IX. 39 De acuerdo con Anselmo de la Portilla en: Historia de la revolución en México contra la dictadura del general Santa Anna 1853-1855, México Imprenta de Vicente García Torres, pp. X-XIII, citado por David Cienfuegos Salgado, Guerrero: una visión histórica, pp. 354-356, muestra cómo Comonfort escribe al Ministro de Hacienda, en febrero de 1854, que había sido destituido indebidamente del cargo. Como respuesta, el Ministro le contesta que fue quitado del puesto por que había traicionado al gobierno de López de Santa Anna, hecho que lo decide habilidosamente apoyar la lucha de Juan Álvarez.

Cesaban en el ejercicio del poder público, don Antonio López de Santa Anna y los demás funcionarios que como él, hubieran desmerecido la confianza de los pueblos ó se opusieran al Plan.

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percusión fue notable en los estados de Zacatecas, México, Guanajuato, Querétaro, Coahuila, Jalisco, Colima y Nuevo León.

el Plan de Ayutla “encierra una paradoja”. Para 0´Gorman, no debe obviarse en el movimiento “su origen (…) sumamente gris [pues se trató de] un pronunciamiento más en la larga lista de los sucedidos en la primera mitad del siglo (XIX)”; lo que hace suponer al citado autor que su contenido haya sido semejante al de otros muchos planes de aquella época. Desde ésta perspectiva, se trató de un “nuevo ofrecimiento” de convocar a un Congreso Constituyente que debía organizar definitivamente al pueblo de México en torno a un determinado y hegemónico proyecto democrático de Estado-nación. No obstante, si nos atenemos a ésta reflexión de O’Gorman revisada por De la Cueva, algunos historiadores de aquella época y otros de nuestros días insistirían en tomar al Plan de Ayutla como punto de referencia de los más importantes acontecimientos de la historia política del siglo que corría. Visto así y tomándolo en serio, compartiríamos con el segundo la propuesta de afirmar que el Plan fue la expresión de una auténtica revolución social y política que se había gestado en la conciencia del pueblo mexicano y cuyos primeros brotes ya se habían producido en la figura principal de Juan Álvarez, viejo liberal que se hizo querer por los indios, no tanto como Villarreal,40 al estar sublevados contra el gobierno Lópezsantannista. De esta suerte, el Plan sería “el primer estandarte de la revolución (liberal) que dio a México su estructura y fisonomía definitivas”.41 Visto en su forma, el mayor mérito parecía recaer en el viejo Florencio Villarreal y el capitán Vicente Luna, que se asocian en Ayutla, uniendo a los paisanos para integrar ejércitos irregulares, con el objetivo de “acabar con el caudillo tropical” y dictador que imponía sus caprichos en la ciudad de México ó en su Rancho de Veracruz. ¡Cuánta ironía! Había una inquietud generalizada en el país que despreciaba a los entreguistas y sus secuaces, el clero latifundista, la burguesía criolla y los militares enriquecidos del erario público y los recursos naturales. En realidad el pueblo de Guerrero y México confiaba en Álvarez, por su talla liberal y por sus ligas con los veteranos insurgentes indomables. Talvez menos en los antiguos contrainsurgentes.42 López de Santa Anna cansó al México bronco; la guerra prendió contra sus abusos y arbitrariedades, la corrupción del clero y los privilegios del ejército. El movimiento estalló en el pueblo de Ayutla, Guerrero, porque allí tenía influencia don Juan Álvarez entre los indios mixtecos y tlapanecos, dando valor moral y confianza a sus luchas, ya que anteriormente había apoyado otras etnias en la baja y alta Montaña contra los latifundistas. A ella se suman Tomás Moreno43 , antiguo aliado del centralismo e Ignacio Comonfort, de dudosas intenciones, incendiándose primeramente el estado. Pronto, su re-

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2.3 La caída del viejo tirano: triunfo de los liberales Al crecer el movimiento, el gobierno tiránico fue derrocado el 13 de agosto de 1855; el dictador sale de México y se refugia en La Habana. Con el triunfo de la revolución, llega al poder una nueva generación de liberales, casi todos civiles. Bajo el apoyo de las fuerzas armadas asociadas al Plan, el 4 de octubre de 1855 fue electo presidente interino de la República el general Juan Álvarez, que se establece provisionalmente en Cuernavaca. Como tal, entró en la ciudad de México el día 15 del mismo mes, siendo recibido en la Catedral metropolitana con un solemne Te Deum. Su gabinete se integró con: Melchor Ocampo en Relaciones Exteriores; Benito Juárez, Ministro de Justicia, y hombre de confianza de Álvarez; Guillermo Prieto en Hacienda e Ignacio Comonfort en el Ministerio de Guerra. El insurgente atoyaquense convocó a un Congreso que elaboró una nueva Constitución. No obstante, dos meses y medio después (el 18 de diciembre de 1855) por la edad y las fuertes tensiones políticas, renuncia a la presidencia, sustituyéndolo Comonfort. Con Álvarez y durante el gobierno de Comonfort un equipo de liberales preparó y presentó Leyes de Reforma que promovieron cambios en la estructura social, política, militar y eclesiástica del país, tales como: “Ley Juárez” (elaborada por Benito Juárez en 1855), cuyo contenido establecía la supresión de los privilegios del clero y el ejército, declarando además la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; “Ley Lerdo” (elaborada por Miguel Lerdo de Tejada en 1856), donde se obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas procedieran a la venta de casas y terrenos que no estuvieran ocupando a quienes los arrendaban, bajo el supuesto de que dichos bienes producirían mayores riquezas en beneficio de más mexicanos. “Ley Iglesias” (elaborada por José María Iglesias en 1857), que regulaba el cobro de derechos parroquiales. 40 Vicente Riva Palacio insiste en que Villarreal no era apreciado en la Costa Chica por su actitud tiránica y despotismo. Muchos temían el triunfo de la revolución en odio y por miedo al yugo de Villarreal. Ver: México a través de los siglos, Volumen VIII, Ediciones Cumbre, S. A., México, 1989, México, p. 392. 41 David Cienfuegos Salgado, Op. cit., pp. 354-356. 42 Álvarez había decidido ‘aliarse hasta con el diablo’, incluido su antiguo enemigo Villarreal, para acabar con el gobierno dictatorial Lópezsantanista. 43 Tomás Moreno fue aliado de Bravo y en abril de 1830 combatió y detuvo a Guadalupe Victoria entre Tlapa y Tecomatlán, entregándolo a las huestes conservadoras, aunque entonces no fue fusilado pues logró evadirse de sus enemigos. Ver. Vicente Riva Palacio, op. cit. T. VII, p. 249.

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Mural del maestro Arturo García Bustos, palacio de gobierno del estado de Oaxaca.

francesa en mayo de 1862, se presenta al Presidente Juárez para ofrecerle sus servicios en defensa de la patria; el Benemérito lo rechazó. A la par, un grupo de centralistas se erigieron presidentes en forma sucesiva, acusando a Juárez de ‘reelecionista’; figuran entre ellos: Pelagio Antonio Labastida; José Mariano Salas y Juan N. Almonte, quienes aliados con Miguel Miramón, Leonardo Márquez y Tomás Mejía, crearon un fangoso ambiente para enfrentar a don Benito en 1864, entregando el poder al señor Maximiliano de Habsburgo, directamente enviado de Francia por el monarca Napoleón III, para que fungiera como Emperador de México hasta 1867. Frente a ello Juárez se reeligió tres veces entre 1865 y 1872. Entonces, conoce del regreso continuo de López de Santa Anna, tratando de recuperar el poder; con suerte el militar, logró escapar a la pena de muerte en 1867 después de ser recluido en San Juan de Ulúa. Pero Juárez endurece la mano ante la osadía de Miramón y Mejía que instauran el Imperio de Maximiliano y su esposa la emperatriz Carlota, fusilando a los tres hombres en junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, Querétaro, sin que nadie pudiera mediar en su favor.44 Se trataba de escarmentar a quienes pretendieron usurpar el gobierno legítimo, poniendo en peligro a la República federal, y dar un ejemplo a los traidores. La República estaba restaurada; Juárez muere en 1872. El dictador veracruzano pudo entonces regresar al país en 1874, dos años después que fallece el viejo Juárez; diezmado por la edad y sin recursos, murió en la Ciudad de México, el 20 de junio de 1876.

2.4 La Constitución de 1857 Casi un año y medio después del triunfo liberal, el Congreso promulgó la nueva Constitución el 5 de febrero de 1857. La Carta Magna declara la libertad de enseñanza, imprenta, industria, comercio, trabajo y asociación. Volvía a organizar al país como una república federal. Incluye un capítulo dedicado a las garantías individuales y un procedimiento judicial para proteger los derechos, conocido como Ley de amparo. También establece la autonomía de los municipios, que dividen los estados desde un punto de vista político. No obstante, el presidente Comonfort, con el pretexto de que las ideas liberales contenidas en la Constitución provocaban conflictos sociales, decidió no aplicarla y retractarse de ella. Fue entonces que los conservadores, dirigidos por Félix María Zuloaga, se rebelaron abiertamente contra sus preceptos y amenazaron al presidente. Éste intentó negociar con los sublevados pero fracasó; obligado tuvo que dejar la presidencia y finalmente abandonó el país. Lo sustituye el licenciado Benito Juárez, quien enfrenta el gobierno usurpador del conservador Zuloaga en 1858. De 1859 a 1860, otros impostores serán Manuel Robles, José Mariano Salas y Miguel Miramón, que se proclama dos veces Presidente, así como José Ignacio Pavón. Félix María Zuloaga, con su gobierno espurio, pretendió regresar los fueros mal habidos del Lópezsantannismo, el clero y el ejército. Juárez, reivindicando los intereses de la República se interpone y reelige para el período 1861-1865. López de Santa Anna pensó regresar y pelear la primera magistratura. Así, ante la invasión

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44 Lilia Díaz. “El liberalismo militante”; en AA.VV: Historia General de México, Tomo 2, El Colegio de México, 1981, pp. 894-895.

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ciones faccionales entre 1855-1867, recrudeciendo la crisis socio-económica y política arrastrada desde inicios de siglo; que la confrontación política y militar también se expresó en proyectos de desarrollo sin consenso; que si bien la Constitución del ’57, visualizó cambios políticos y sociales de fondo para los mexicanos, como lo anheló el general Guerrero, hacia fines de 1873 se fue perdiendo la visión de un gobierno popular y democrático que incluyera en el desarrollo de la República a las etnias esclavizadas y mestizos explotados Que la muerte de los grandes insurgentes y viejos liberales suscitada en las décadas de 1850 a 1872 puso fin a sus anhelos; se va Bravo en 1854; Álvarez, en 1867,45 y Juárez, en 1872; que Sebastián Lerdo de Tejada, sustituto de Juárez, distó mucho de su ejemplo, aunque ejerció el poder consecutivamente de 1872 a 1876, fecha en que fue derrocado por el legendario general liberal Porfirio Díaz. Recordar que en 1876, Díaz se proclama Presidente, pero cede el poder alternadamente a Juan N. Méndez y José María Iglesias hasta 1877, al erigirse otra vez Ejecutivo, reeligiéndose consecutivamente 7 veces. Entonces, se constituye en dictador de la República, como heredero probo de López de Santa Anna, surgido de las cúpulas del liberalismo decimonónico al que termina negando 45 Ely2 traicionando. de noviembre de 1899 el Congreso de Guerrero decretó la creación del

III. La revolución de Ayutla y sus resultados A los grandes sucesos sociales, culturales o políticos, pocas veces les encontramos explicaciones convincentes y unánimes. Por ello con frecuencia se argumenta que la complejidad de la situación de México en la época transcurrida entre 1821 a 1854, requiere de un análisis histórico-social que supere las tendencias partidistas ‘que la han distorsionado’. Los relatos y narración histórica y etnohistórica moderna deberían mostrar y reproducir la honda división generada en aquellos tiempos, donde los protagonistas dirimieron sus discrepancias en la lucha frontal, diferencias que a veces estaban por encima de los intereses nacionales; la población actual debiera conocer ese pasado pues habría olvidado aquellas luchas, que sólo rememora en fiestas cívico-militares, religiosas y escolares, al estar sumida en el desencanto de casi dos siglos de desventuras donde imperan despóticos y soberbios gobernantes. Conocer por igual que el triunfo liberal hereda fric-

municipio de Florencio Villarreal, en honor a uno de los enemigos de Vicente Guerrero, quien seguramente nunca llegaría a tenerle confianza, pero que Álvarez fue capaz de perdonarlo. En honor a Guerrero, dicho municipio “nunca debió llamarse así”. Ver: Ricardo Infante Padilla, Periódico La Jornada Guerrero, Sección Opinión, 25 de marzo, 2007.

BIBLIOGRAFÍA

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ITINERANCIAS DE LA ANTROPOLOGÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

El Municipio como un espacio de disputa por el poder local José Jaime Torres Rodríguez 1. El municipio como parte de la estructura central de poder

jurídico estatal es creado directamente por los mismos que a él están sometidos, allí donde las normas de conducta de un pueblo son acordadas por el pueblo mismo reunido en asamblea.5

El municipio como institución política-administrativa requiere una autonomía política y económica que acompañada de una fuerte participación ciudadana lo dote no sólo como un ente que integra la Nación desde el ámbito territorial y administrativo, sino con mayores contenidos económicos y sociales.2 El municipio ha ocupado un papel secundario y marginal en el quehacer y cumplimiento de las tareas y fines del Estado. Considero que el municipio se puede fortalecer mayormente mediante una distribución más justa de la riqueza, la homogeneización de las condiciones de vida de los ciudadanos y propiciar espacios más amplios en el activismo ciudadano. Sin embargo, el municipio tiene poca autonomía política, no es autosuficiente y la participación ciudadana tiene pocos cauces legales para ser parte activa en la administración pública, es sólo un ente administrativo que se encuentra supeditado a administraciones superiores y no se les concibe como un ente económico. El término municipio implica desde su origen, autonomía. La autonomía parte del marco constitucional y se configura por medio de un núcleo básico que se compone por elementos subjetivos, objetivos, financieros y de controles garantizados por la constitución. La autonomía presenta dos caras, la política y la económica; dentro de la cual el elemento de la participación ciudadana es factor imprescindible. Con estas premisas el municipio se establece dentro del marco del Estado de Derecho por tanto deben ser útiles para el logro de la justicia social y para disminuir las desigualdades humanas. Es por esto que la lucha por la autonomía es una lucha que forma parte de otra más amplia que es la democracia.3 La lucha por la autonomía es, ante todo, una lucha por la democratización de la administración local y no debe separarse de la lucha por la participación del pueblo en la formación de la voluntad estatal.4 La idea de la democracia, es la idea de la libertad en el sentido de autonomía y autodeterminación política, su expresión relativamente más pura se encuentra allí donde el orden

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El Municipio como ente territorial básico del Estado, juega o puede jugar un papel preponderante, siempre y cuando cuente con los recursos económico-financieros suficientes, lo cual contribuiría a proporcionar a la ciudadanía satisfactores y servicios que mejoren su nivel de vida. La autonomía de esta manera es política y administración, conceptos inseparables del aspecto financiero porque conforman las bases para desarrollar las actividades de la participación política, de la distribución del poder y la riqueza para lograr mejores condiciones de vida, que en conjunto forman los instrumentos básicos e indispensables de la democracia.6

1 Profesor-Investigador de la Unidad Académica de Antropología Social de la UAG. 2 La constitución federal también reconoce territorio a los municipios, principalmente en su artículo 115, fracciones III y V. En el primer caso se establece que estos órganos de gobierno tendrán a su cargo los servicios que determinen las legislaturas locales, según sus condiciones territoriales, socioeconómicas y su capacidad administrativa y financiera; en el segundo caso se faculta para participar en la creación y administración de sus reservas territoriales. 3 Uno de los conceptos más acabados de la autonomía local lo constituye, indudablemente el que contiene la Carta Europea de la Autonomía Local (fechada el 15 de octubre de 1985, cobrando vigencia en España el 1 de marzo de 1989), la cual conceptualiza a la Autonomía como el derecho y la capacidad efectiva de las corporaciones locales para ordenar y gestionar una parte importante de los asuntos públicos dentro del marco de la ley, bajo su propia responsabilidad y en beneficio de sus habitantes (apartado primero). Este derecho se ejerce por medio de asambleas o consejos debiendo ser electos en cualquier forma de participación directa de los ciudadanos (preferentemente por sufragio libre, secreto, igual, directo y universal; referéndum o cualquier otra vía legal: es disposición abierta). Estas asambleas o consejos podrán disponer de órganos ejecutivos responsables ante ellos mismos (apartado segundo). Covarrubias Dueñas, José de Jesús. Autonomía municipal en México, Porrúa, México, 1998: 40. 4 Hans, Kelsen. Teoría General del Estado, F.C.E., México, 1983:.204. 5Hans, Kelsen. Esencia y Valor de la Democracia, Guadarrama, Madrid, 1977: 128-137. 6 La soberanía que le corresponde a la Nación, “reside esencial y originalmente en el pueblo, todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo el tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno (artículo 39); el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, o por los poderes de los entes federados (estados) respecto de sus regímenes interiores, conforme a la constitución y la de los mismos estados, que en ningún caso, podrán contravenir las estipulaciones del pacto federal. (artículo 41).

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propiedad y, finalmente, aumentó la polarización social.9 La vida pública de México en la primera mitad del siglo XIX quedó rápidamente envuelta en una atmósfera de anarquía y de impotencia de la autoridad central. Los pueblos y regiones que pudieron, vivieron fuera del entorno constitucional, en una libertad de facto y con la debilidad crónica de los gobiernos nacionales. La situación de debilidad del Estado independiente permitió que, en la práctica, muchos pueblos indios mantuvieran sus antiguas formas de autoridad y propiedad y además, propició el surgimiento de numerosos caciques regionales, civiles y militares, que por más de medio siglo fueron los verdaderos amos y señores del México político; fue la ley de los caciques la que constituyó el verdadero entorno en el que se desarrolló la vida política de los municipios y de México en su conjunto.10 Los municipios fueron sometidos a un proceso de subordinación. Las jefaturas políticas y el juez de distrito fueron los instrumentos principales para lograr el control de la vida municipal. Esto provocó que en el porfiriato, el municipio perdiera su independencia política y también sus principales fuentes de ingreso.11 El jefe político alcanzó entonces la cúspide de su poder y de su integración en la estructura oligárquica de dominación. Los municipios, fueron efectivamente controlados por esas jefaturas políticas que podían disponer de las fuerzas rurales y militares de su región.12 Los jefes políticos resultaron ser un excelente instrumento del poder central para destruir las libertades de facto que habían logrado preservar o incrementar los pueblos y para subordinar toda la organización municipal a los intereses de los respectivos gobernadores. Durante la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza promulgó la ley del municipio libre como base de la división territorial y de la organización política de la República. La ley establecía que la elección de las au-

Mural del maestro Arturo García Bustos, palacio de gobierno del estado de Oaxaca.

El municipio desde el punto de vista administrativo es la forma básica de organizar la convivencia de una sociedad amplia y compleja; en lo político es el cimiento o punto de arranque de su estructura de poder. Desde esta doble perspectiva, se puede considerar, o incluso definir, como un sistema político-administrativo subnacional con base geográfica, cuyo entorno está formado por otros sistemas más amplios y que obedecen a imperativos distintos y a veces antagónicos. Estos sistemas mayores son: a) el regional o estatal, b) el nacional y, en ciertos casos, c) el internacional.7 La nación mexicana tras la proclamación de la independencia en 1821 reconoció a la institución municipal en los mismos términos en que lo había hecho la constitución de 1812, mantuvo el principio que abolía las viejas diferencias institucionales entre repúblicas de indios y de españoles, pues su meta era homogeneizar políticamente al gran conjunto social, y hacer de todos los mexicanos ciudadanos de una sola y única república, con iguales derechos y obligaciones. Los resultados reales de esta ficción jurídica que de golpe hizo iguales a todos los que habían sido desiguales por tres siglos, fueron particularmente desventajosas para la parte más numerosa y débil de la sociedad: los indios, pues en la práctica quedaron en situación más vulnerable, ya que la distinción original entre indígenas y no indígenas, conllevaba para los primeros la protección de la Corona.8 La igualdad jurídica pero no económica y cultural de los habitantes del México independiente, eliminó de hecho una buena parte de la autonomía tradicional de las antiguas repúblicas de indios, privatizó muchas de sus propiedades comunales, alentó aún más la concentración de la

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7 Meyer, Lorenzo, “El municipio mexicano al final del siglo XX. Historia, obstáculos y posibilidades”, en: Mauricio Merino. En busca de la democracia municipal, El Colegio de México, México,1998. 8 Véase a Escalante, Fernando, Ciudadanos imaginarios, El Colegio de México, México, 1992. 9 Lira, Andrés, “Comunidades indígenas frente a la ciudad de México”, en: Tenochtitlán y Tlatelolco, sus pueblos y barrios, 1812-1919, El Colegio de México, México 1983: 23-88; Hernández, Alicia, La tradición republicana del buen gobierno, El Colegio de México, México 1993: 62-74. 10 Pastor F., Rodolfo, “Desamortización, regionalización del poder y guerra de castas, 1822 a 1862: Un ensayo de interpretación”, en: Jorge Padua y Alain Vanneph (comps.), Poder local, poder regional, El Colegio de México/CEMCA, México, 1986: 89-105 y Rodríguez Lapuente, Manuel, “Comentario a las ponencias de Sergio Elías Gutiérrez y Thierry Linck”, en: Boehm Lameiras, El municipio en México, Colegio de Michoacán, México, 1987. 11 Lira, Andrés, “Idea y realidad en la formación constitucional del municipio”, en: Boehm de Lameiras…1987. 12 Rabasa, Emilio, La constitución y la dictadura, Porrúa, México, 1968: 226229.

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oficial fue equivalente a la elección y esta última se transformó en un mero formalismo. Podemos decir que el lugar de los jefes políticos lo había tomado el partido de Estado.13 De esta forma, para mediados del siglo, el municipio era tan poco libre como lo había sido bajo el antiguo régimen y la transferencia de recursos de los gobiernos estatal y federal al municipio se convirtió en un instrumento de control político muy efectivo.

2. El control municipal por el partido de Estado El sistema político mexicano tenia su base en un régimen presidencialista, donde el poder ejecutivo estaba por encima de los otros dos poderes (legislativo y judicial), el ejecutivo federal ejercía poderes constitucionales y meta constitucionales, estos últimos los ejercía por medio del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El Presidente de la República tenia el control de las designaciones de gobernadores, diputados federales, senadores y presidentes municipales importantes, el centralismo del sistema se reflejaba porque también los gobernadores tenían el control para designar a diputados locales y presidencias municipales dentro de su estado. De esta forma, el Estado ejercía y ejerce un fuerte control sobre los espacios municipales en base a disposiciones legales y prácticas extralegales tanto de los funcionarios del partido y estatales como de las delegaciones del ejecutivo federal. Una vez constituido el partido de Estado en 1929, el control sobre el municipio fue rápido y total. Las elecciones sin competencia fueron la regla, y las pocas ocasiones en que surgió una oposición, se le impidió el acceso al ayuntamiento. Fue hasta 1946 cuando por fin se dio el primer caso, en el México posrevolucionario, de un ayuntamiento en manos de la oposición. En mayo de 1937 surgió en la ciudad de León, la Unión Nacional Sinarquista, organización política de aspiración nacional y de claro origen cristero, cuya presencia política fue fundamental en la ciudad de León, Guanajuato. En 1945 la oposición municipal de esa ciudad guanajuatense logró dar forma a la Unión Cívica Leonesa (UCL), un verdadero partido político municipal con influencia sinarquista. La UCL hizo que en ese año la disputa por el gobierno local se transformara en una elección competida. No obstante que el PRM14 usó su maquinaria al estilo tradicional para sacar adelante a su candidato, la

toridades municipales sería popular y directa, y desaparecerían todas las instancias intermedias entre el ayuntamiento y el gobierno estatal, es decir las jefaturas políticas. Más tarde, esta ley sirvió de base al artículo 115 de la Constitución que se elaboró y se promulgó en Querétaro en 1917. El artículo 115 constitucional reconocía la libertad municipal, pero no establecía las bases materiales: los recursos económicos que deberían ponerse en manos de los ayuntamientos, dejando a las legislaturas estatales la resolución del problema. Esto fue un fuerte candado para la libertad municipal. Al terminar la revolución, la vida municipal se regía menos por las leyes y más por el poder de los nuevos caciques, que en buena medida eran los jefes militares revolucionarios en las regiones. Más tarde, el régimen fue implementando un proceso de centralización política. Poco a poco el Partido Nacional Revolucionario (PNR) implantó una férrea disciplina dentro de la élite en el poder, y su fuerza centralizadora y autoritaria se impuso a todo lo largo y ancho del sistema político en general y de la estructura municipal en particular. Desde entonces, y por mucho tiempo, quedó claro que para obtener un puesto en los ayuntamientos era necesario hacerlo bajo la bandera del partido de estado. La candidatura del partido

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13 Meyer, Lorenzo, “El municipio mexicano…1998. 14 El Partido de la Revolución Mexicana (PRM) es descendiente directo del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

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existencia de un viejo partido de estado, y es justamente por esto que generalmente los procesos políticos significativos a nivel municipal son protagonizados por las diversas fuerzas que conviven al interior del PRI. Un principio del partido alrededor del cual se organiza la vida política del municipio es el clientelismo, debido a esto las movilizaciones son más corporativas que ciudadanas. El partido, busca cooptar tanto a los líderes como a los movimientos lo cual impide que la ciudadanía emerja y adquiera la capacidad de control sobre las acciones de sus autoridades para exigirles cuentas de manera efectiva. En los últimos años, esta situación ha empezado a modificarse como consecuencia del surgimiento de una competencia entre partidos y con ella de una conciencia ciudadana que despierta la participación de la población en los asuntos municipales.

votación resultó tan abrumadora a favor de Carlos A. Obregón candidato de la UCL que el fraude fue imposible, sin embargo el gobernador estatal se negó a recocer el triunfo del candidato de la oposición. La UCL, en respuesta, organizó un paro cívico el 2 de enero de 1946 que resultó un éxito total en la ciudad, tras el paro se organizaron manifestaciones pacíficas multitudinarias frente al palacio municipal que fueron reprimidas por la autoridad militar. El saldo de la represión fue de 27 muertos y 60 heridos.15 Después de la represión el gobierno nombró una junta municipal, pero nuevamente la ciudadanía, dentro y fuera del estado, tuvo una fuerte reacción que obligó al presidente Ávila Camacho a tomar directamente en sus manos el conflicto municipal. El ejecutivo federal aceptó en febrero de 1946, que Carlos A. Obregón tomara posición de la presidencia municipal de León.16 Sin embargo, cuando el ayuntamiento terminó su periodo, la acción gubernamental ya había logrado dividir a la UCL y el partido de Estado recuperó el municipio perdido. Otro caso importante ocurrió en la ciudad de San Luís Potosí en 1959, en reacción contra el dominio caciquil de Gonzalo N. Santos surgió el Movimiento Cívico Potosino (MCP) encabezado por el doctor Salvador Nava, este fue el segundo triunfo de la oposición en el ámbito municipal a nivel nacional, cabe señalar que el doctor Nava siguió siendo miembro del PRI y sólo se opuso al candidato impuesto por el partido. Veintidós años después, el navismo volvió a emerger, y en 1983 se lanzó en pos de su segunda victoria municipal en la capital potosina. De nuevo logró su objetivo, pero esta vez como opositor declarado. Esta administración fue más difícil que la primera, pues los gobiernos estatal y federal intentaron abiertamente ahogar económicamente al ayuntamiento rebelde. La crisis del modelo económico y político y el descontento generalizado hizo soplar con más fuerza los vientos de oposición, a nivel estatal y nacional en 1971 el Partido Acción Nacional (PAN) ya había logrado que se reconocieran tres triunfos municipales en Chihuahua,17 y para el año de 1983, el mismo partido se había transformado en la primera fuerza del estado al ganar 10 municipios incluidos la capital y Ciudad Juárez. Mientras que el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) gobernaba Ensenada y Baja California. En la actualidad más del 10 por ciento de las municipalidades se encuentra en manos de la oposición, dentro de este porcentaje se encuentran muchos de los municipios más importantes como las ciudades capitales de los estados. Sin embargo, aun con estos triunfos de la oposición en diversos estados del país, la vida política municipal del México contemporáneo está determinada por la

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Aunque, la victoria de los partidos opositores da un nuevo significado a la política local, muchas veces, para la oposición como gobierno le es difícil generar la organización y energía suficientes para movilizar a la sociedad civil local y romper con las inercias generadas a lo largo de 70 años de monopolio de poder. Esto hace que toda oposición sufra un cierto desgaste al transformarse en gobierno y poner en práctica sus proyectos. Pero el desgaste es mayor cuando se tiene que enfrentar a un aparato enorme y lleno de recursos legítimos e ilegítimos, como son los de un partido de Estado dispuesto a recuperar los espacios municipales perdidos. Para la oposición cada victoria requiere de un gasto desproporcionado de energía y de recursos para neutralizar la desigualdad estructural en que se da la competencia. En los municipios controlados por la oposición, los poderes estatal y federal se han combinado con relativa efectividad para magnificar los errores administrativos y políticos de la oposición, y de esta manera, hacer que 15 Meyer Lorenzo, “El municipio mexicano…1998. 16 Trueba, Alfonso, La batalla de León por el municipio libre, Campeador, México, 1954. 17 Los municipios de Ojinaga, Julimes y Belisario Domínguez.

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los intereses ciudadanos y de los grupos locales retornen al clientelismo tradicional. Esto ha propiciado que el municipio se convierta en el escenario donde se ha empezado a dar la alternancia en el poder. Esta competencia y alternancia va del plano municipal al estatal. No obstante, debemos señalar que el municipio con auténtica competencia partidista es aún la excepción y no la regla, debido a que la competencia partidista electoral se da en condiciones muy desiguales. La desigualdad manifiesta en la mayoría de los municipios demuestra que una vida local democrática pasa necesariamente por la creación de un sistema político menos centralista y más democrático.

participación social particulares, pero al mismo tiempo, tiene características similares, dado que los municipios están inmersos en un sistema político común, tienen una legislación uniforme y necesitan cumplir con un conjunto de reglas generales para todos. Es a nivel municipal donde se empieza a tejer de forma generalizada una red de nuevas experiencias de gobierno que están desarticulando las viejas formas caciquiles de representación de intereses y de partido prácticamente único y se va construyendo como un proceso irreversible, con ritmos y tiempos desiguales un país con una exigencia democrática y una ciudadanía con creciente preocupación por la cuestión pública.18 La dinámica de los acontecimientos locales a partir de la década de los ochenta ha generado una serie de cambios en el sistema político mexicano que marcan el ritmo de una posible transición democrática. Estos movimientos para lograr mayor democracia municipal poco a poco a partir de los ochenta van dejando de ser excepciones y se empiezan a convertir en una cadena, en un nuevo modo de gobernar y participar. La dualidad entre las reglas constitucionales que daban sustento legal y legitimidad al poder y las reglas no escritas con las que se operaba en la práctica, ahora generan conflictos graves. De igual forma la relación entre los diferentes niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, que respetaban las particularidades de cada territorio, siempre y cuando siguieran vigentes las estructuras de control, autoridad y las jerarquías con las que el gobierno y su partido mantenían la paz parece que están en crisis. Me parece que los municipios se encuentran en un proceso acelerado de cambio político donde existen diversas experiencias que indican que el municipio se empieza a volver un espacio de confrontación de intereses y problemas de una sociedad que se vuelve más compleja. Aunque todavía la estabilidad del gobierno municipal depende de factores externos al propio municipio, que contaminan su desempeño cotidiano, como son el gobierno estatal, el congreso del estado y la federación por medio de sus diferentes agencias de desarrollo o de los diferentes programas de gobierno, me parece que es la red de relaciones que cruza los poderes reales, caciquiles o patrimoniales, los que se oponen con mayor medida a un cambio. Los cambios políticos en los municipios se deben a diferentes causas tales como acontecimientos extraor-

3. El municipio despierta a la competencia electoral

En México la reciente preocupación de los científicos sociales por los gobiernos municipales, o por la participación de la sociedad en este nivel de gobierno, posiblemente vaya de la mano con el aumento de la competencia electoral y con la alternacia de partidos en dicho nivel gubernamental. Hasta hace dos décadas, la complejidad de los ayuntamientos no pasaba por formas plurales de interacción social, hoy existe un cambio, y el punto de partida para analizarlo es la relación de la ciudadanía con su ayuntamiento. Es un fenómeno reciente y complejo porque la diferencia social y económica de los municipios genera respuestas políticas y formas de

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18 Aziz Nassif, Alberto. “Municipio y transición política: una pareja en formación”, en Mauricio Merino (cord.) En busca de la democracia municipal, El Colegio de México, 1994.

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der la hegemonía del control político del poder. En los últimos años ha crecido el número de municipios ganados en elecciones por la oposición lo que ha ocasionado una paulatina caída para el PRI y una nueva geografía electoral. La competencia electoral en los municipios del país se ha incrementado, en los principales municipios urbanos del país ha habido un mayor número de partidos que compiten en los procesos electorales y una mayor cobertura total de los mismos. Durante el gobierno de Carlos Salinas (1988-1994), a la resistencia cívica se agregó la violencia postelectoral. El avance del PAN en varias ciudades marcó una tendencia que dominó durante toda la década pasada. Los actos de resistencia opositora frente a los fraudes electorales en varios municipios del país se convirtieron en casos emblemáticos. Ejemplos como los de Ciudad Juárez, Mérida, Guanajuato y Chihuahua fueron el estandarte de la sociedad civil que reclamaba comicios limpios. En contraste la violencia postelectoral cobró varios muertos especialmente en aquellos municipios en donde el Partido de la Revolución Democrática (PRD) avanzó. En Michoacán, Chiapas, Guerrero y el Estado de México. Lo que significa que el gobierno en ese sexenio puso en marcha un plan de democracia selectiva donde los triunfos del PAN eran negociados para reconocerse y los del PRD eran negados y muchas veces usurpados, para no permitirle un avance. La importancia estratégica que adquirieron los comicios municipales en el sexenio (1994-2000) hablan de una transición desde la periferia al centro. A diferencia de los comicios federales y de la mayoría de las elecciones estatales para renovar las gobernaturas, en los procesos electorales municipales se han dado con mayor vigor la competencia partidaria. Esto es significativo porque tan sólo hace seis años, el PRI era el único aparato político con capacidad para registrar candidatos en todos los municipios del país. Hoy, ese extraño privilegio que le da su carácter de partido oficial o de gobierno ya no es exclusivo del PRI. Los triunfos del Partido Acción Nacional en muchas de las capitales de los estados del país y el aumento de los triunfos del PRD en los diversos procesos electorales de los últimos años, plantea el riesgo real de que el Partido Revolucionario Institucional pierda las capitales de varias de las entidades estatales de la República. De esta manera, el fenómeno de la alternancia en el poder municipal ha venido consolidándose en este nivel de gobierno. La alternancia del poder municipal entre los distintos partidos políticos, puede ser una de las salidas principales hacia nuevos y promisorios horizontes de la vida municipal, son las elecciones municipales com-

dinarios, terremotos, tragedias, excesos de las autoridades, la existencia de nuevos cuadros políticos, el fortalecimientos de los grupos de oposición y su vinculación con algún partido político de oposición o con el trabajo social de las llamadas comunidades eclesiásticas de base o con las organizaciones campesinas independientes o los gremios de empresarios, entre otros. Sin embargo, es la voluntad de cambio la que rompe con el sentimiento de inevitabilidad para enfrentar a los caciques regionales que dan y reparten, que son generosos y paternalistas, y que han operado con las tradiciones culturales y políticas de la región. Este proceso de cambio es generalmente pacífico, pero existen muchos casos conflictivos que han llegado a la violencia. En varias regiones, aun se libran batallas a veces violentas, entre los nuevos gobiernos y los viejos actores que no se resignan a perder el poder. En este sentido, el municipio con gobierno opositor vive constantemente bajo la presión de la federación, el gobierno estatal o los caciques locales. La ayuda que le brindan al PRI les permite recuperar ayuntamientos que habían perdido, en esta recuperación invierte una fuerte derrama de recursos mediante los cuales se trata de revertir la opinión de la población hacia el partido y de obstaculizar la labor de los gobiernos municipales de oposición, moviéndose entre el pragmatismo y la ética. Aunque, parece ser que estos casos de obstaculación sistemática a los municipios surgidos de la oposición han dejado de ser la regla, para dar paso a la alternancia que día a día se fortalece y se generaliza en este nivel de gobierno. Cada vez más municipios están sujetos a la alternancia. Sin negar que la vida política y partidaria en el nivel local tiene perfiles singulares, es posible reconocer en el mapa del país la existencia de varios formatos de sistema de partidos, que en los últimos diez años muestran cambios sorprendentes que difícilmente se podrán revertir. Además, debemos reconocer que lo que se está fracturando es el sistema de partido de Estado, que sin embargo, conserva expresiones caciquiles regionales y locales, que siguen vivas por estar conectadas a estructuras estatales de poder y al mismo partido oficial. Estas expresiones pueden ser muy diferentes de una región a otra, o de un nivel estatal a uno municipal, pero finalmente tienen vínculos que las hacen parte de una estructura nacional de un mismo partido. De esta manera, la disputa electoral por los municipios se ha convertido en el más poderoso y complejo proceso de transición del modelo de partido único a un sistema de partidos competitivo. Es en los comicios municipales donde el PRI se encuentra en riesgo de per-

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petidas las que estimulan el ejercicio de los derechos políticos y el interés por los asuntos públicos de la administración local, le otorgan un sentido diferente al acto de votar y alientan el compromiso cívico con el quehacer y el programa del ayuntamiento, abandonando los rituales electorales del sistema y el trámite pragmático clientelar del voto. En síntesis, la alternancia en los municipios es una realidad que se expande y que tal vez sea la única forma de generar mejores condiciones de gobierno en ese nivel, aunque tampoco hay que atribuir de forma automática que la alternancia sea equivalente de buen gobierno en el sentido democrático que lo hemos expresado antes.

Los problemas políticos en el país obligaron que a partir de 1990, se hablará de una Reforma de Estado y con ella de un Nuevo Federalismo que diera impulso a nuevas relaciones entre los diferentes niveles de gobierno y mayor espacio de acción a los municipios. Aunque considero que el nuevo federalismo debe surgir del reconocimiento de los espacios de autonomía de las comunidades políticas y del respeto a los universos de competencia de cada uno de los ordenes gubernamentales, a fin de articular, armónica y eficazmente, la soberanía de los estados y la autonomía y libertad de los municipios con la facultad constitucional de gobierno. La distribución de los recursos obtenidos por la recaudación fiscal debe contemplar e incluir criterios como grado de marginación, extensión territorial, nivel de gasto y rezago industrial en la fórmula para calcular el monto de las asignaciones para cada estado y municipio. Además, transferir a los estados y municipios el cobro de impuestos por el consumo de gasolina y derivados del petróleo; la administración de puentes federales y casetas de peaje; establecer impuestos por actividades turísticas; crear un fondo adicional para aquellas entidades que destinan la mayor parte de sus recursos a rubros como educación, salud y vivienda, con el fin de apoyar su desarrollo industrial y avanzar en la descentralización del gasto público en rubros como la salud, comunicaciones y transportes, agua y desarrollo social.20 La verdadera democratización del país atraviesa forzosamente por la consolidación del nuevo federalismo, basado en la municipalización del sistema nacional de coordinación fiscal, la descentralización total del gasto público de carácter social y productivo (educación, salud, etc.), la transferencia de fuentes impositivas a estados y municipios, y la descentralización fiscal. El Nuevo Federalismo debe significar más democracia, unidad nacional, política social, desarrollo municipal y regional, control social y fundamentalmente combate contra la desigualdad. También debe solucionar las demandas de los pueblos indígenas reconocer la diferencia, los derechos colectivos y su autonomía.

4. El municipio base del nuevo federalismo Podemos señalar que la federación, fue un vector de modernización frente a los caciques regionales y locales en la construcción de un proyecto nacional, pero en la actualidad ha dejado de operar y se ha revertido. La federación muchas veces, es un factor de imposición, de control y de manipulación política para conservar espacios de poder a costa del desarrollo de las regiones y de los municipios. Es por esto que se hace necesario establecer un nuevo pacto con los municipios, que no sólo pase por la necesidad de desconcentrar recursos, sino que fortalezca la autonomía del municipio. Porque se habla mucho de la autonomía municipal, pero todo el sistema político está estructurado para impedirla. En este sentido, es necesario evaluar la autonomía del municipio en el esquema federal. En términos políticos, porque un municipio democráticamente electo y responsable ante sus ciudadanos representa una alternativa para desarrollar un contrapeso a las estructuras caciquiles que prevalecen en las entidades federativas que quieran seguir controlando sus estados con prácticas antidemocráticas. En términos económicos, porque la autonomía financiera de los municipios y el federalismo pueden ser la base de una política más amplia para combatir la pobreza y revertir el proceso de desigualdad. Finalmente, el federalismo en lo político y lo económico, deberá sustentarse en la actualización del marco legal existente y, tal vez, en la introducción o cambio de instituciones vigentes. El reto es encontrar los mecanismos que se pueden utilizar en México para lograr que los municipios funcionen como una vía de democratización de abajo hacia arriba y para convertir a los ayuntamientos en verdaderos actores autónomos, base de un nuevo pacto federal que cruce la política social, la política económica, la relación del centro con las regiones y, por supuesto, la correlación de fuerzas a partir de cambios más amplios en el sistema político.19

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5. Los municipios indígenas y la autonomía El movimiento indígena nacional tiene entre sus principales demandas el derecho que tienen los pueblos indígenas a la autodeterminación y como expresión de está

19 “La autonomía municipal y la reforma política en México”, en: El Financiero, CIDAC, 28 de octubre, México, 1994: 38 A. 20 “Federalismo el país al revés”, en: Informe especial, El Financiero, 4 de febrero, México, 1996.

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la autonomía. La autonomía se ha convertido en tema central de la reforma de estado y fue una de las demandas principales en las negociaciones entre el Estado y el Ejército Zapatista en San Andrés. El incumplimiento del Estado de los Acuerdos de San Andrés originó por lo menos tres iniciativas de reforma a la Constitución que tienen como base la relación de la federación con los pueblos indígenas. Los pueblos indios demandan el reconocimiento a sus formas de elegir a sus autoridades, hasta ahora en el país existe un pequeño avance. Nos referimos a la modificación en 1995 de la Constitución del estado de Oaxaca en la que por primera vez se reconocieron los usos y costumbres comunitarios para elegir a sus representantes sin la intervención de partidos políticos.21 Lo que dió como resultado que el 72 por ciento de los municipios de la entidad eligieran a sus autoridades por el sistema de usos y costumbres, esto permite vislumbrar la posibilidad de que en otros estados del país se reformen sus constituciones en esta dirección.22 Estas medidas responden parcialmente a la demanda indígena de reconocimiento a las formas de elección de sus representantes, en este caso a nivel local, quedando pendiente las formas e instancias a nivel regional, estatal y nacional. Por el momento el cumplimiento por parte del gobierno federal de los Acuerdos de San Andrés sería el avance más significativo sin ser suficiente en el reconocimiento de la autonomía de los pueblos indígenas.23 El alzamiento del EZLN ayudó a modificar profundamente las condiciones de este compromiso. Las negociaciones de paz tuvieron que desembocar en los mismos temas que México ya había aceptado formalmente en Ginebra desde 1990. Los llamados acuerdos de San Andrés Larráinzar recogieron el articulado del Convenio 169 de la OIT y también fueron formalmente firmados por el gobierno. Sin embargo, el 5 de febrero de 1998 técni-

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camente quedaron cancelados los compromisos del gobierno federal ante los Acuerdos de San Andrés.24 Su futuro quedo en manos del Congreso de la Unión. Las reformas propuestas apuntaban al reconocimiento de las autoridades tradicionales y sus procedimientos de elección, garantizaba a los pueblos indígenas el acceso a la justicia y el reconocimiento de los procedimientos y del derecho consuetudinario por medio de los cuales los miembros de las comunidades indígenas resolvieran los conflictos que pudieran surgir entre ellos, también se proponía reforzar la base económica de los pueblos indígenas, por medio de estrategias y planes diseñados y ejecutados con su colaboración, que aprovecharan sus capacidades y conocimientos, aumentando el valor agregado de sus recursos, mejorando la calidad y la cantidad de la infraestructura y servicios sociales disponibles a nivel local. Se proponía revisar la ley municipal para permitir la creación de municipios indígenas donde la población sea mayoritariamente indígena, y asegurar una adecuada representación indígena en aquellos municipios en los que los indígenas son minoritarios.25 La exigencia al gobierno de cumplir los acuerdos firmados se convirtió en la principal resolución del Congreso Nacional Indígena, y alcanzó un amplio y activo respaldo de la sociedad civil nacional e internacional. Por esta razón, la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) tomó un papel más activo mediante un prolongado proceso de consultas y búsqueda de consensos entre el EZLN y el gobierno federal, la Cocopa elaboró una propuesta de reforma para incorporar a la Constitución General de la República el reconocimiento de los derechos indígenas. Dicha propuesta tomó los aspectos fundamentales de los Acuerdos de San Andrés, adecuando las formulaciones a la técnica jurídica.

21 El texto actual de la constitución del estado de Oaxaca, contiene varios preceptos en materia de derechos indígenas como el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derecho y los derechos a ellos reconocidos como protección, preservación y promoción de sus culturas. 22 Un evento importante dentro de la lucha indígena fue la ratificación del Estado mexicano al Convenio 169 de la OIT que lo comprometió a adecuar su legislación nacional y a emprender acciones de gobierno de acuerdo con las disposiciones del convenio mismo; a informar periódicamente sobre su aplicación, y a responder a observaciones o sugerencias de la Comisión de Expertos en la Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT. El Convenio propone que se respete a estos pueblos en su cultura, religión, organización social y económica y en su identidad propia para que ningún Estado ni grupo se arrogue la facultad de negar la identidad con que ellos se afirman. El término “pueblos” en el convenio parte de la idea esencial de que no son “poblaciones ni sectores sociales”, sino pueblos con identidad y organización propia. 23 Ruiz Mondragón, Laura, “Los pueblos indios en los comicios federales de 1997”, en: Ce Acatl, núm 88, octubre, México, 1997: 43-61. 24 Montemayor, Carlos, “¿Hacia la cancelación de los Acuerdos de San Andrés?” en: El Perfil de La Jornada, suplemento,16 de febrero, México, 1998. 25 “México: forjando un nuevo pacto social”, Organización Internacional del Trabajo, en: Perfil de la Jornada, suplemento, 16 de febrero, México, 1998. 26 López Monjardín, Adriana. “La crisis del diálogo entre el EZLN y el gobierno federal”, en: El Perfil de La Jornada, suplemento, 16 de febrero, México, 1998.

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La negativa del gobierno federal para cumplir con los Acuerdos de San Andrés prueba que el grupo gobernante no puede aceptar marcos jurídicos que reconozcan más derechos que los de el ciudadano, bajo el subterfugio de la igualdad formal ante la ley. Para el grupo gobernante los pueblos no son sujetos de derecho, ni es posible aceptar formas autonómicas en la organización del Estado con base de identidades étnicas. El gobierno federal teme a las autonomías porque rompen con las relaciones corporativas y clientelares que los aparatos gubernamentales y el partido oficial impusieron por décadas a los pueblos indios, la autonomía pone fin a la manipulación de las comunidades en las elecciones, las autonomías se levantan como un obstaculo para el acceso libre del capital a los recursos naturales y estratégicos que se encuentran en las tierras y territorios de los pueblos indios. De igual forma, el gobierno no quiere conceder a un grupo armado la victoria política de lograr una profunda reforma constitucional, tampoco desea alentar que el ejemplo de los pueblos indios sea seguido por otros sujetos políticos de la sociedad mexicana. La autonomía de los pueblos indios establece las condiciones para conformación de un sujeto que aspira al ejercicio pleno de sus derechos políticos como ciudadanos, pero también al ejercicio pleno de los derechos que les configure su condición de pueblos.27 Mientras que la derecha por medio del PAN a impulsado en el norte la idea de autonomía con relación a la recaudación fiscal y las participaciones y aportaciones de la federación. En las zonas más ricas del país, la autonomía comercial y económica es ya un hecho que ha derivado en las facultades de estados y municipios, para contratar deuda externa.28 con la globalización y la integración comercial algunos estados y regiones del norte y occidente establecen ya sus propias alianzas exteriores de manera directa, sin pasar por la intermediación del pacto federal. En cuanto a los pueblos indígenas, el PAN en su iniciativa de reforma a la constitución propone la creación de la figura jurídica de las cartas municipales, las cuales serían elaboradas por las comunidades indígenas y espresarían su autonomía en el ámbito municipal. En estas cartas se definirán las normas de organización social, económica política y cultural, tendrán la facultad de aplicar sus usos y costumbres para la solución

La propuesta de reforma constitucional redactada por la Cocopa parte del reconocimiento y la definición de los pueblos indígenas como sujetos de los derechos consignados en los artículos constitucionales que se propone reformar. Se propone el reconocimiento de las comunidades indígenas como entidades de derecho público, del mismo modo en que ya lo son actualmente los municipios. La propuesta reconoce la autonomía de los pueblos indígenas en el marco del Estado mexicano y precisa los ámbitos políticos, jurídicos y sociales en los que se hará valer dicha autonomía. De esta forma, se reconoce el derecho de los pueblos indios a elegir a sus autoridades de acuerdo con sus tradiciones, y a ejercer sus sistemas normativos propios en ámbitos específicos. También, establece el derecho de los pueblos indígenas al disfrute y aprovechamiento de los recursos naturales en las tierras y los territorios que actualmente ocupan. El 29 de noviembre de 1996 el EZLN acordó aceptar la propuesta presentada por la Cocopa, sin embargo, el gobierno federal rechazó la propuesta de reforma elaborada por la Cocopa. La contrapropuesta de reforma constitucional del gobierno federal en materia de derechos indígenas se niega a redefinir a los pueblos indígenas como sujetos de derecho; niega el reconocimiento a sus sistemas normativos propios y pretende reducirlos al estatus de usos y costumbres, limita sus derechos a elegir sus gobernantes de acuerdo a sus propias tradiciones, así como los derechos a la libre asociación de las comunidades y los municipios indígenas. Omite también, todo reconocimiento al derecho de los pueblos indígenas a sus tierras y territorios y a los recursos naturales que en ellos se encuentren. Pretende subordinar el ejercicio de los derechos constitucionales a una legislación secundaria, inexistente en unos casos y restrictiva en otros.26

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27 López y Rivas, Gilberto, “Los significados de San Andrés”, en: El Perfil de La Jornada, suplemento, 16 de febrero, México, 1998. 28 El federalismo político y representación equitativa de los estados en el pacto federal, independientemente de su territorio, población o participación económica, significaron la base ideológica de la integración de la República. El desarrollo más o menos homogéneo del país al integrar la política fiscal y los mecanismos de compensación tributaria y de distribución del producto nacional y al sistema educativo general.

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de sus conflictos internos y en la elección de sus autoridades.29 Las cartas deberán respetar la unidad nacional, las garantías individuales, los derechos humanos y las formas democráticas de acceso al poder, finalmente deberán presentarse a los Congresos locales para su aprobación. La propuesta olvida que los usos y costumbres, el derecho jurídico y las formas culturales de estos pueblos no se pueden esquematizar, que su codificación y redacción limitaría los márgenes de libertad en que se mueven las comunidades, el consenso comunitario ya no definiría las situaciones, sino un documento que se convertiría en un mecanismo de control del Estado sobre los pueblos indígenas, en este sentido los pueblos indígenas no sólo tienen el derecho de ser incorporados como sujetos políticos sino de participar en la construcción del país. Por otra parte, el tema de la autonomía indígena ha planteado una serie de discusiones sobre el concepto. El régimen de autonomía indígena se plantea como parte del régimen jurídico del Estado nacional, por lo que es necesario que el sistema jurídico mexicano se modifique para dar cabida al régimen de autonomía. Este régimen se define por cuatro aspectos: 1. Un régimen especial dentro de la organización del Estado Nacional (régimen autonómico). 2. Reconocimiento de un territorio delimitado. 3. Un autogobierno donde se definan competencias y funciones, y 4. una juridicción especial como reconocimiento a un sistema jurídico autonómico pluriétnico.30

de sus representantes. Se ha planteado la reestructuración de las circunscripciones plurinominales con el fin de lograr la elección de representantes indígenas. Una propuesta frecuente es que en los municipios con alto porcentaje de población indígena, puedan postular candidatos a cargos de elección popular de acuerdo a sus usos y costumbres, esta propuesta se ha puesto en práctica, como ya he mencionado, en el estado de Oaxaca. En las regiones indígenas el espacio comunitario es de vital importancia en ella descansan muchos de los valores culturales de los pueblos indios como son la posesión comunal de la tierra, validados por documentos de diferentes épocas; el trabajo colectivo, expresado en diversas formas y ampliamente divulgado por los etnólogos; el gobierno comunal que nos remite a unos de los aspectos más complejos y dinámicos de los pueblos indios donde están expresadas sus particularidades y tradiciones, estudiados también ampliamente, y la fiesta que expresa los rituales comunales en los que se sintetizan los valores culturales y la continuidad de una tradición histórica, todos ellos como aspectos que sintetizan los complejos componentes de la identidad étnica que se viven cotidianamente en la comunidad.32

La autonomía indígena en su implementación material u operativa podría optar por la comunidad, el municipio o la región, aunque éstas no estén reconocidas jurídicamente. Todo esto, sin embargo, no es fácil, pues hay comunidades indígenas que desde el punto de vista administrativo pertenecen a municipios mestizos o pluriétnicos y regiones con municipios con una diversidad étnica. Es necesario crear la figura de municipio indio, donde los municipios indios pueden agruparse para formar regiones autonómas étnicas o pluriétnicas.31 Aunque, hay que reconocer que se trata de un problema que no sólo es indígena, sino de la sociedad en su conjunto. Otro camino que sigue el movimiento indígena tiene que ver con la demanda de distintas organizaciones indígenas por una mayor participación en los cargos de representación en todos los niveles, desde los cargos municipales hasta los órganos legislativos, tanto federales como locales, incluyendo el Senado de la República. También han propuesto una redistritación, tanto anivel local como federal, en la que se garantice la presencia

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29 Iniciativas de las Reformas Constitucionales sobre los Acuerdos de San Andrés, Grupo Parlamentario del PAN, La Jornada, 16 de marzo, México, 1998: 18. 30 Cruz Rueda, Elisa, “La autonomía indígena y el municipio. Una visión del movimiento indígena”, en: Ce-Acatl, núm. 95, julio, México, 1998: 33-50. 31 Los municipios mexicanos, de acuerdo con las circunstancias geográficas y procesos históricos y económicos o industriales que se han dado en diversos estados, han adquirido características diversas, por lo que no pueden definirse tajantemente. Además del grave desequilibrio regional en relación al tipo y tamaño de municipios, la heterogeneidad municipal se expresa en la extensión territorial, en los índices de marginación, en las capacidades técnicas y políticas para autoadministrarse y en la riqueza de su hábitat. Es por esto, que toda propuesta de reforma municipal como políticas de descentralización deben concebirse a partir de esta diversidad. En cuanto al municipio en general debe cambiarse la estructura presidencialista que prevalece en los municipios respetando el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a darse las formas de autogobierno que decidan, los concejos municipales deben ser respetados y reconocidos, con las formas de organización y distribución de las tareas que decidan en cada pueblo. Cruz Rueda, Elisa, “Hacia una reforma municipal incluyente”, en: Ce Acatl, núm. 93, abril, México, 1998: 47-53. 32 Medina, Andrés, “Autonomía y derechos de los pueblos indios”, en: Memoria, núm. 65, abril, México, 1994: 12-15.

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municipio y utilizan los usos y costumbres para gobernarse y elegir sus autoridades. Nosotros en este estudio ponemos énfasis en la lucha por el control municipal, si bien es cierto que estas luchas tienen regularmente su origen en las comunidades, el controlar el poder en ese espacio comunitario no garantiza el control de sus recursos, ni la atención a sus demandas. En este sentido, el acceder al poder municipal les permite satisfacer en lo posible sus necesidades inmediatas. En cuanto a la participación indígena en los procesos electorales podemos notar que aunque el conjunto de la nación está representado pluralmente por distintos partidos, en los municipios con alto porcentaje de población indígena los resultados electorales favorecieron al PRI en una proporción mayor al 50 por ciento, mientras que tanto el PRD y PAN sólo han venido aumentado poco a poco sus votos. Los resultados electorales en los 37 distritos federales electorales que se caracterizan por tener el 30 por ciento o más de población indígena, en la elección federal de 1997, 36 distritos fueron ganados por el PRI mientras que el PRD sólo se adjudico uno. De esta forma casi la totalidad de los distritos indígenas será representado por el PRI (97.3%), aunque habrá que decir que no obstante ser considerados distritos indígenas, no necesariamente son representados por indígenas o intereses indígenas, sino que los porcentajes presentados sólo se refieren al comportamiento de los partidos políticos en zonas indígenas, que como vemos se manifiesta con un predominio unipartidista. 33 La autonomía debe ser vista como una forma de acceso a la democracia dentro de las diversas regiones indígenas. Con la reivindicación de su diferencia los indígenas tienen la esperanza de una nueva historia nacional en donde ellos estén incluidos como parte de la nación.34 La constante violación de los derechos de los pueblos indios obligó a los indígenas a buscar nuevas formas de resistencia. En muchas regiones la disputa por acceder al poder municipal fue la respuesta a los siglos de agravios, en muchos casos se impugnó al modelo centralista y al partido de Estado. Los pueblos indios rompieron el sentimiento de inevitabilidad con diferentes estrategias desde la lucha legal electoral hasta el levantamiento armado o la lucha política. Es importante mencionar que en varias experiencias de gobiernos locales indígenas ha sido muy importante la participación de las Comunidades Eclesiásticas de Base de la iglesia católica progresista.

Foto: Lorenzo Armendáriz, Fonoteca INI.

Estas comunidades en su relación con las estructuras de poder del sistema político nacional se ven constantemente agredidas es por esto que exigen su reconocimiento como entes autónomos, que les permita la apertura de los espacios necesarios para la reproducción de su tradición cultural y de su identidad étnica, para establecer programas de desarrollo económico y social de educación, de salud, de difusión y protección de sus lenguas y que impulse su propio proyecto y formas de vida. El municipio representa para estas comunidades una fuente de despotismo de caciques tanto mestizos como indígenas que lo utilizan como herramienta para ejercer control económico, social y político. Las agencias municipales de las comunidades que son ámbitos inmediatos donde los habitantes de la comunidad buscan resolver sus problemas, cuentan con un mínimo reconocimiento oficial, no cuentan con atribuciones de decisión y muchas veces sus autoridades son nombradas por la presidencia municipal sin la participación de la comunidad ocasionando conflictos. En otras regiones indias, como la región mixe de Oaxaca, la comunidad ejerce, por medio de los usos y costumbres, el control del gobierno, la elección de sus autoridades las realiza por medio de asambleas sin necesidad de partidos políticos en cierto sentido ejercen una autonomía con respecto al municipio, sin embargo la ayuda y apoyo de éste es casi nula, muchos de los conflictos se deben a estas causas. La autonomía existe dentro de la comunidad, sin embargo, si no tuvieran la necesidad de relacionarse con el Estado para fines financieros y políticos no necesitaría incluso su reconocimiento. Algunas veces, las comunidades logran el control del

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33 Ruiz Mondragón, Laura, “Los pueblos indios en los comicios federales de 1997”, en: Ce Acatl, núm 88, octubre de 1997, p. 43-61, México. 34 Aguilar Rivera, José Antonio, “Democracia y autonomía étnica”, en: El Financiero, 27 de junio, México, 1994: 64.

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Los casos más interesantes en esta dirección, lo constituyen las movilizaciones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional como la campaña “Paz con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indios”, donde la población indígena además de romper el cerco militar que les había tendido el gobierno, se reunió en asamblea y nombró nuevas autoridades y declaró nuevos municipios y territorios en rebeldía. Por la vía de los hechos, amparados en las leyes de la Constitución Política de México y el Convenio 169 de la OIT. Aunque no fueron los primeros municipios que se declararon autónomos, este hecho fue trascendente en la historia del movimiento indígena, fue relevante porque a partir de estos hechos muchos municipios y regiones indígenas en el país reclamaron su derecho a la autonomía.35 Finalmente, el problema que plantean los pueblos indígenas está relacionado con la apertura democrática a nivel nacional. La democracia constituye un acuerdo básico entre los miembros de una comunidad política

sobre cómo expresar sus desacuerdos culturales y sus diferencias étnicas. Como nunca antes, la democracia política debe impulsarse como vínculo entre los mexicanos de diversas regiones y orígenes étnicos y culturales para que exista una pluralidad cultural que enriquezca a la nación. Antes debe haber un consenso básico sobre las formas legítimas de expresar la autonomía y dejar atrás la idea de los Estados autoritarios que pretenden desaparecer las diferencias de sus pobladores e imponer una idea homogénea de lo que la nación es o debe ser. En este contexto, la lucha indígena por la autonomía converge con el movimiento nacional por la democracia y encuentra simpatía en varios sectores de la sociedad civil, que consideran que nada es más legítimo que el derecho de una comunidad a regir sus propios destinos.

35 Valladares, Laura. La lucha por un poder alternativo. Los casos de los municipios autónomos zapatistas y las RAP en Chiapas”, ponencia presentada en el IV Coloquio de Investigación Interno del Doctorado de la ENAH, enero 1999.

BIBLIOGRAFÍA

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Noticias Anne Warren Johnson participó en la investigación colectiva Género, pobreza y violencia en el Estado de Guerrero

Donación de acerbo especializado en antropología y etnohistoria al Centro de Documentación en Antropología e Historia

Conclusión de la investigación colectiva y publicación del libro Género, pobreza y violencia en el Estado de Guerrero donde participó la maestra Anne Warren Johnson, profesora-investigadora de la UAAS, junto con otras destacadas académicas. El libro ha sido publicado por la Secretaría de la Mujer.

Se ha recibido en donación parte de la biblioteca particular del Mtro. Felipe Flores Dorantes. Acerbo especializado en antropología y etnohistoria, que sin duda enriquecerá al Centro de Documentación en Antropología e Historia de nuestra unidad académica.

ACADEMIA AN Autoevaluación y Reforma no hanTL sido interrumpidos N I A T L Los trabajos Autoevaluación y de Reforma no han sido interrumpidos T en O N I T en la que estamosTinmersos, si nuestra Unidad, laAdocencia y la investigación X L la continuidad no bien han dificultado nos hace dejar de lado elOpropósito que O T T I buscamos. Desde mayo del año 2007 se iniciaron los trabajosXde autoevaluación, T los equipos de trabajo que han abordadoOde manera armónica conformándose O las 10 T X categorías que se exigen según la metodología de las CIEES. O Nde En relación a los N trabajos de la Reforma de nuestros Planes y Programas A A L N estudio hemos continuado con las tareas. Se concluyó la primera y T segunda L A I T parte con la elaboración de un documento relacionado con los Fundamentos del I L T T T Plan de Estudios y el Diseño de Objetivos y Perfiles; teniendo Opendiente la I O T T terceraTy cuarta parte, referente a la Selección y Organización de Contenidos y X O X de los Programas. En el Diseño esto se está trabajando actualmente. O T O X O OXTOTITLÁN, itinerancias antropológicas

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ACTIVIDADES ACADÉMICAS Y CULTURALES 6 de febrero a las 12:00 horas CONFERENCIA: Los pueblos indígenas y su derecho a la autonomía y a la libre determinación Gaudencio Mejía Morales. CNDI. Especialista en Derecho Indígena quien ha sido representante de la ONU en Guatemala y Bolivia. Aula del primer año, Unidad Académica de Antropología Social Tixtla de Guerrero, Gro.

27 de febrero a las 10:00 horas CONFERENCIA: Entre el mestizo y el ladino: los proyectos nacionales de México y Guatemala en los años veinte. María del Carmen Díaz. Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Latinoamericanista, UNAM y Universidad de Costa Rica. Aula del primer año, Unidad Académica de Antropología Social Tixtla de Guerrero, Gro.

31 de marzo, 1 y 2 de abril a las 18:00 horas Unidad Académica de Antropología Social de la UAG El Taller Libre de Arte José Clemente Orozco y Museo Regional de Guerrero HOMENAJE A ENRIQUE ESCALONA Y MUESTRA DE CINE DOCUMENTAL 31 de marzo: Tlacuilo 1 de abril: Ángeles y Arcángeles 2 de abril: Símbolos patrios Sala de los Gobernadores, Museo Regional de Guerrero 3 de mayo a las 12:00 horas Unidad Académica de Antropología Social de la UAG y Universidad Pedagógica Nacional subsede Tlapa, invitan a la PRESENTACIÓN DEL LIBRO La ofrenda sacrificial entre los tlapanecos de Guerrero de Danièle Dehouve Con la participación de Abel Barrera Hernández, Abad Carrasco Zúñiga, Mario Martínez Rescalvo y la autora Auditorio de la Universidad Pedagógica Nacional. Tlapa de Comonfort, Gro.

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