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Últimos recuerdos antes de despedir el año

Mary Carmen de Vicente

Hace unos meses, repasamos en esta misma revista las fiestas tradicionales que se pudieron celebrar en los primeros meses de 2020. Ya en septiembre, “recorrimos” las de primavera y verano en el boletín de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares. Entonces estábamos expectantes para ver qué ocurriría este otoño. ¡Una verdadera incógnita!

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Aunque la inmensa mayoría no se hayan podido festejar, todos hemos hecho un esfuerzo de imaginación para celebrar nuestras tradiciones otoñales e invernales.

Empezamos octubre con La fuente del vino. Se trata de una tradición, no muy antigua, con una gran acogida. Aunque muy popular en Andalucía, es bastante desconocida en el resto de España. Se celebra en el pueblo granadino de Cadiar.

Corría el año 1967 cuando a unos vecinos se les ocurrió pedir vino a los viticultores de la zona, para hacer una gran fiesta en la que corriese el morapio. Su idea era atraer a más visitantes a la feria de ganado, que se celebraba en el pueblo por estas fechas. Consiguieron más de 1.000 litros, pero ¿cómo lo iban a distribuir? Decidieron hacer una fuente de la que manase el vino y a donde todos los visitantes pudiesen acudir. Fue todo un éxito y decidieron que lo repetirían cada año. Tras la finalización de la feria ganadera derruían la fuente, para volver a construir otra al siguiente año; eso sí, tenía que ser un modelo distinto. Así pasaron varias décadas, hasta que en 2013 se inauguró una fuente -digamos- fija. ¡Una curiosa fiesta!

Hay otra fuente del vino que es una fiesta diaria para los peregrinos que hacen el Camino de Santiago pasando por Irache (Navarra). Tradicionalmente los peregrinos que recalaban en Irache, en busca de ayuda para cuerpo y espíritu, eran atendidos en el hospital por los monjes, quienes además de curar sus heridas y darles cobijo- les ofrecían un vasito de vino como reconstituyente y ¡vaya si les animaba el cuerpo!

En la década de los 90, del pasado siglo XX, las bodegas de Irache decidieron resucitar la idea de los frailes e instalaron una fuente con vino: quien por allí pasa puede servirse a su gusto. Aunque no solo hay vino, porque algunos peregrinos son abstemios; por eso la fuente tiene dos caños uno de agua y otro de vino. Este último mana a razón de 100 litros diarios, según me dijeron los encargados de la bodega, orgullosos de calmar la sed del peregrino y hacer llevadero su camino .

Mary Carmen de Vicente, peregrina del Camino de Santiago, en la fuente del vino de Irache (Navarra). Foto:Ramos Perera

Hay una placa que invita a acercarse a la fuente; dice así:

“Si quieres llegar a Santiago con fuerza y vitalidad, de este gran vino echa un trago brinda por la felicidad”

UNA PARADA EN LEÓN:LAS CANTARERAS

Seguimos al principio del mes y hemos cambiado de comunidad autónoma, para asistir a una tradición que se remonta al siglo XVI.

En esta fiesta se conmemora la victoria cristiana en la Batalla de Clavijo y el legendario tributo de las “cien doncellas”, que los asturleoneses -desde el reinado de Mauregato hasta Ramiro I- entregaban año tras año a los califas cordobeses para mantener la paz. Hay quienes dicen que no existió tal tributo. No sé qué es lo que pretenden ¿acabar con la fiesta?

Veamos en que consiste

La leyenda cuenta que en el reinado de Ramiro I, las jóvenes que iban a ser ofrecidas como tributo a Abderramán II decidieron cortarse una mano (pensaron que al estar mutiladas no serían aceptadas). El rey cristiano, ante aquel acto de valentía, se enfrentó con el musulmán en la batalla de Clavijo y ya sabemos, le derrotó con la ayuda del mismísimo apóstol Santiago.

Esa es la leyenda y esta esta su presentación

Jóvenes leonesas, vestidas a la usanza del Medievo, hacen un recorrido desde la plaza del Ayuntamiento hasta la Catedral. El desfile lo abre la llamada sotadera , que representa a la mujer mora que aleccionaba a las doncellas cristianas en las costumbres musulmanas. Ella es la que marca el ritmo y el grupo de cristianas baila durante todo el recorrido.Antes de iniciar lo hay un cruce de palabras entre la autoridad civil y la religiosa. Es un discurso plagado de gracejo e ironía, que hace las delicias del público concentrado en la plaza. Hay constancia de estas celebraciones, desde hace siglos, por testimonios de Fray Anastasio de Lobera en 1596, de Francisco Cabeza de Vaca en 1693 o de Gaspar Melchor de Jovellanos en 1794. En la antigüedad se celebraba en la festividad de la Asunción de María, entre el 14 y 16 de agosto, y desde el 1986 se viene haciendo el domingo anterior al día de san Froilán (5 de octubre), patrón de la ciudad.

Hay otras hipótesis sobre estas celebraciones, algunos investigadores opinan que el origen de esta fiesta está en las Cerealias , homenaje de culto a Ceres, diosa romana de la agricultura y la fecundidad. Si tenemos en cuenta que la ciudad de León fue fundada por los romanos, bien puede darse un sincretismo entre ambos rituales. Si las doncellas romanas hacían su ofrenda a Ceres, en la cristiandad la ofrenda es a la Virgen María. Esta tradición tiene paralelismos con otras que se celebran en España, con el mismo trasfondo histórico, en distintas épocas del año: Las Móndidas de San Pedro Manrique (Soria) el 24 de junio, día de San Juan; Las Mondas de Talavera de la Reina (Toledo), el sábado posterior a la Semana Santa y Las Cien Doncellas en Sorzano (La Rioja), el tercer domingo de mayo.

Fiesta de “Las Cantareras”, León . Imagen: David Gustavo López

12 DE OCTUBRE, LA FIESTA DE EL PILAR DE ZARAGOZA

Las fiestas zaragozanas en conmemoración de la Virgen del Pilar, son de las más populares en España, quienes nunca han ido también las conocen porque año tras año se hacen reportajes en televisión.

La Ofrenda de flores y la Ofrenda de frutos, convocan a cientos de personas que, ataviadas con el traje regional, hacen sus dádivas a la Pilarica. Pero hay otra tradición bastante menos conocida que se realiza al atardecer del día 13; el Rosario de Cristal.

Una solemne procesión con gran participación ciudadana que, desde el siglo XIX, recorre el centro histórico de Zaragoza rezando el rosario. Lo espectacular de esta manifestación de fe son las carrozas de cristal policromado y los faroles iluminados, que simbolizan los padrenuestros, avemarías, glorias y las letanías del rosario. Constituye una procesión con un reconocido valor artístico, seguida por un público devoto y emocionado.

Farol 4º misterio glorioso. Foto: Ana Olivera Poll

Quien no haya tenido oportunidad de presenciar esta increíble y emotiva procesión, puede contemplar las carrozas y faroles en el Museo de los Faroles y el Rosario de Cristal. No es lo mismo, pero se ve la grandiosidad de este patrimonio aragonés.

Procesión del Rosario de Cristal, Zaragoza.Devotos zaragozanos en la procesión. Foto: Ana Olivera Poll

Despedimos octubre con una costumbre que se ha introducido con fuerza en España y que se celebra la víspera de Todos los Santos, me refiero a Halloween. Es una fiesta de infancia y juventud. Los niños son quienes más disfrutan con sus disfraces, salen de sus casas pertrechados con una bolsita en donde recoger las respuestas dadivosas a su truco o trato . El nombre procede de la palabra inglesa All Hallows' Eve, antiguo nombre usado para denominar la víspera de la festividad cristiana de Todos los Santos . Halloween viene a sustituir la fiesta celta de El Samaín , en la que los pueblos se despedían del buen tiempo; era considerada como el año nuevo celta . Creían que esa noche los muertos regresaban para llevarse con ellos a algún vivo, y por esa razón la gente se disfrazaba para ocultar su identidad y despistar al fantasma.

Sea como sea, hoy en día es una fiesta que está alcanzando mucha popularidad, en la que participan miles de personas en toda España. Cada año, muchos grupitos de niños llaman a la puerta de nuestras casas: “¡Truco o trato”! Algunos incluso entonan una de las muchas versiones que hay para esta petición, a veces en inglés y otras en español (versión libre).

En casa siempre tenemos un cesto lleno de chuches para poder obsequiarles. Este año hemos salido a recibirles con mascarillas, porque , a pesar de la pandemia también han venido grupitos. Lo cierto es que la participación ha sido considerablemente menor; también hay que decir que la actitud festiva era la de siempre. Además, saben que no se van con las manos vacías.

Trick or treat, trick or treat, Give me something good to eat. If you don’t, I don’t care, I will give you a good scare. Truco o trato, truco o trato, dame algo rico de comer. Si no tienes, no me importa, un buen susto te daré.

Truco o Trato Llega noviembre y la festividad de Todos los Santos.

Quienes gozamos de cierta edad sin duda recordamos como en nuestras casas, esa noche, se ponían lamparillas de aceite para rogar por nuestros difuntos. Una lamparilla por cada persona fallecida, cuyo pábilo ardía prácticamente durante toda la noche. Una vez encendidas esas mariposas , el padre de familia rezaba una oración y cerraba diciendo: Requiem aeternam dona eis, Domine, et

lux perpetua luceat eis, requiescat in pace

(concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua, que en paz descansen)… y todos a la cama.

Hoy se ha perdido esta tradición, aunque sé de algunas personas nostálgicas que continúan con la costumbre; de hecho todavía se pueden encontrar a la venta las cajitas con lamparillas.

También siguen siendo días de dulces: buñuelos de viento, huesitos de santo y tampoco pueden faltar las castañas asadas.

Una tradición generalizada en toda España era ir al teatro a ver Don Juan Tenorio . Siempre estaba en cartel por esas fechas, año tras año; no importaba cuantás veces lo hubiésemos visto. En mi juventud tenía categoría de rito. Todos los Santos y Don Juan Tenorio iban al unísono.

1 de noviembre - Pilar Solé asando castañas (Reus, Tarragona)

¿SANTOS Y PECADORES A LA PAR?, ¿DESDE CUÁNDO?

La anterior representación teatral nada tiene que ver con los autos sacramentales de la Edad Media por estas fechas, como el baile de la muerte , en donde la parca vagaba en busca de almas. Cuando en 1844 José Zorrilla publica Don Juan Tenorio , retorna a la literatura aquel personaje del siglo XVII que Tirso de Molina describe en su Burlador de Sevilla , en donde los difuntos tienen un destacado papel. Y este es el motivo, a juicio de los críticos literarios, por el cual hacia la mitad del siglo XIX se empieza a representar, en la fecha de Todos los Santos, la obra de Zorrilla. Algún que otro cementerio de nuestra geografía nacional fue el lugar elegido (uno de ellos es el del Poblenou barcelonés) con la vacilante luz de las antorchas, los diálogos cobran un tempo especial y sobrecogedor.

En Guadalajara hay otra forma de representación: El Tenorio Mendocino.

ESTA ES LA HISTORIA DEL TENORIO MENDOCINO.

A principios de la década de los 80 del pasado siglo XX, se creó en Guadalajara la Asociación de Amigos de la Capa. Solían reunirse la noche del 31 de octubre, para imponer la capa a nuevos miembros; ellos decían que ese día capaban nuevos socios. A lo largo de la cena -entre risas y bromas, dada la noche que era- recitaban versos de la insigne obra de Zorrilla. Transcurrió el tiempo y se volvió tradición; hace treinta años empezaron, con todo el rigor, a representar la obra por las calles y edificios de la ciudad.

En esta espectacular puesta en escena participan ----casi exclusivamente- vecinos de Guadalajara ataviados a la usanza de la época, gracias al empuje de este grupo, hoy integrada en la Asociación Gentes de Guadalajara. Más de un centenar de guadalajareños se convierten en personajes de

Zorrilla.

Cartel del Tenorio Mendocino, Guadalajara

Al estar distribuidos por toda la ciudad, hay diferentes personas que representan el mismo papel: varios hacen de Don Juan, de Luis Mejías, de Brígida, o de Inés Y a este Tenorio le pusieron apellido y le llamaron El Tenorio Mendocino porque utilizan muchos de los edificios que la familia Mendoza tenía en la ciudad: Palacio del Infantado, Palacio de la Cotilla, Palacio de Antonio Mendoza, Iglesia y Claustro del convento de La Piedad La ciudad entera es un gran teatro.

Este año ha sido diferente, debido a la pandemia. Para respetar las normas sanitarias, este acontecimiento itinerante tan popular (junto con su carnaval, el más preeminente en el panorama cultural de la ciudad), no se ha podido celebrar en los lugares habituales. Las representaciones han tenido lugar en el teatro Buero Vallejo. La adaptación a un espacio cerrado ha sido todo un reto, tanto para los participantes como para su directora, Abigail Tomey. ¡Un reto culminado con éxito!

9 DE NOVIEMBRE, A MADRID

Los menos jóvenes sabemos que el día de la Virgen de la Almudena sí había colegio. No fue declarada patrona de la ciudad hasta el 1 de julio de 1977, por el papa Pablo VI.

No hay celebraciones espectaculares, como cabría esperar al tratarse de la capital del Estado. No tienen esa grandiosidad de las fiestas patronales de otras grandes ciudades españolas, como acabamos de ver con las conmemoraciones zaragozanas del Pilar. En Madrid se celebra mucho más la popular Virgen de la Paloma. Como en todas las festividades religiosas, se celebra misa, procesión (desde la Plaza Mayor a la Catedral), y ofrendas de flores a la Virgen. Curiosamente una de ellas está reservada a las mujeres que se llaman Almudena. En 2020, ni procesión, ni ofrenda: la prudencia ha sido la protagonista de este año.

Por último, recordar que la denominación de Almudena proviene del árabe Al Mudayna (la ciudadela). El porqué del nombre está en la leyenda. Nos cuenta que en el año 712 la villa estaba a punto de caer bajo la dominación árabe. Ante la inminente amenaza, un grupo de devotos escondió la imagen de la Virgen en un lienzo de la muralla para protegerla y que no fuese profanada por los infieles. Según la tradición la trajo el apóstol Santiago en el año 38 d.C., a su llegada a la Península. Esa talla desapareció en un incendio y la actual es de finales del siglo XV, atribuida a Juan de Borgoña.

En los últimos años se ha establecido una dulce costumbre gastronómica. En 1978, hicieron un concurso entre los pasteleros para tratar de crear una especialidad típica de las fiestas patronales. La Almudena no tenía un dulce (como san Isidro y sus rosquillas o san Antón y sus panecillos). Al pastel ganador le dieron el nombre de Corona de la Almudena, que es muy parecida al tradicional Roscón de Reyes. Aunque se consume bastante, no ha alcanzado el éxito de sus reales compañeros .

Aparición de la Virgen de La Almudena – grabado antiguo

Otra de las celebraciones madrileñas que tendría que haber tenido lugar en noviembre es la Romería de San Eugenio. En torno al día 15, se celebra en El Pardo este festejo popular, rescatado en 1993 por activas asociaciones castizas, y al que esta revista ya dedicó un artículo monográfico.

Socias de la Sociedad española de Antropología y Tradiciones Populares en la Romeria de San Eugenio. Foto: Ana Olivera Poll Corriendo los Cacharros, Icod de los Vinos, Tenerife

FINALES DE NOVIEMBRE: SALTEMOS DESDE LA PENÍNSULA A LAS ISLAS CANARIAS.

En Icod de los Vinos y Puerto de la Cruz, en el fecundo Valle de la Orotava, celebran la Fiesta de Los Cacharros. Aunque en la actualidad no tiene el auge del pasado siglo XX, los Ayuntamientos y Asociaciones vecinales están tratando de recuperarla y quieren lograr que alcance la fuerza de antaño. Se trata de una fiesta altamente estentórea; no porque haya petardos como las mascletás valencianas, sino por el estruendo que produce el resonar de los cientos de cacharros que son arrastrados por las calles. Todo objeto metálico, grande o pequeño, vale para correr los cacharros: cafeteras, ollas, sartenes, latas de conserva Los días anteriores a la fiesta, que se celebra el día de san Andrés (29 de noviembre), niños y mayores provistos de un buen alambre toman sus enseres para insertarlos, uno tras otro, y formar una divertida ristra. Hasta en los cochecitos de los bebés pueden verse cacharritos no van a ser menos que las motos y coches que los atan a sus parachoques. Hay quienes ven en esta costumbre un origen mágico; dicen que se hacía para ahuyentar a las brujas. Aunque hay otra versión más terrenal: la víspera de san Andrés los bodegueros de la zona tenían que lavar sus tinajas para dejarlas bien limpias, antes de dar entrada al vino joven; para ello hacían rodar cuesta abajo los toneles hasta la orilla del mar, donde los limpiaban con agua salada. El ruido que generaban, sería el germen de lo que se reproduce hoy en día.

Vamos a terminar el año: diciembre

Qué duda cabe que las fiestas por excelencia de diciembre son las de la Navidad. En el último boletín de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares, se dedica a esta temática ( Personajes generosos de la Navidad y Ornamentos florales de Navidad ). Aun así, en algunas zonas de nuestra geografía, no permiten que eclipsen sus tradiciones.

Empezamos el mes festejando la Constitución y la Inmaculada Concepción. A todos nos viene a la cabeza: ¡Puente! ¿a dónde nos vamos? (este año, sin grandes desplazamientos, pero con toda su personalidad festiva). El visigodo rey Wamba ya es citado, en el Concilio de Toledo (año 675), como defensor de la Purísima

Concepción;

con posterioridad enarbolaron el estandarte de la Inmaculada desde Jaime I hasta Felipe II; aunque no fue declarado Dogma de fe hasta 1854, por el papa Pío IX (en su Ineffabilis Deus).

Inmaculada Concepción – Bartolomé Esteban Murillo- Museo de El Prado, Madrid

¿POR QUÉ LA INMACULADA CONCEPCIÓN ES PATRONA DE LA INFANTERÍA ESPAÑOLA?

Cuentan las crónicas un hecho acaecido en la llamada Guerra de los ochenta años . El 7 de diciembre de 1585, un destacamento de los tercios españoles se hallaba en una situación altamente peligrosa, sitiados por la escuadra de los Países Bajos, en la isla de Bommel -entre los ríos Mosa y Waak- y carecían de víveres para la supervivencia. Los holandeses les propusieron la rendición, pero los orgullosos tercios españoles no la aceptaron: Preferimos la muerte a la deshonra . Ante esta airada respuesta, sus enemigos abrieron los diques de contención de los ríos e inundaron la zona en donde se encontraban los españoles; estos retrocedieron hacia el montículo de Empel, la única elevación del terreno en donde pudieron refugiarse.

Empezaban a cavar trincheras para su protección, cuando uno de los soldados de los tercios encontró algo que le impedía seguir ahondando en la tierra. Era una pintura con la imagen de la Inmaculada. ¡Aquello era una señal divina!

Hacía un frío tan intenso que se helaron las aguas del río, lo que permitió al ejército español caminar sobre el hielo, atacar por sorpresa a los enemigos y conseguir una contundente derrota. Las crónicas cuentan que el almirante Hohenlohe-Neuenstein, clamando al cielo exclamó: Parece que Dios es español al obrar tan grande milagro». Era el amanecer del día 8 de diciembre. Este episodio recibe el nombre de el milagro de Empel .

Fue la reina regente María Cristina de Habsburgo quien -por este motivo- dictó una real orden declarándola Patrona del Arma de Infantería.

Ya hemos visitado Canarias. En diciembre, cambiamos al Archipiélago Balear

En Mallorca hay una fiesta muy popular desde finales del siglo XIV, aunque poco conocida fuera de las Baleares, debido quizás a la fecha en que se celebra: la noche del 24 de diciembre. En las iglesias mallorquinas no solo se asiste a la Misa del Gallo, hay una tradición declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, El

Canto de la Sibila.

Cartel del Canto de la Sibila, Palma de Mallorca. Foto: Ramos Perera

En el Concilio de Trento se prohibieron las representaciones dentro de los templos y esta fue una de las que la Iglesia suprimió, pero mallorquines y sardos hicieron caso omiso (al igual que los ilicitanos con el Misteri). Desde el siglo XIV se oyen, en las iglesias mallorquinas, versos como estos:

Ans del Judici l Anticrist vindrà i a tot lo món turment darà, i se farà com Déu servir i qui no el crega farà morir.

Sibila – Capilla Sixtina, Roma

Las sibilas eran las figuras por excelencia del oráculo griego. Concretamente Eritrea era la encargada de anunciar el nacimiento de Jesucristo y preconizar el Fin del Mundo. El Cristianismo la adoptó para atemorizar a los creyentes con la visión del Apocalipsis (en los frescos de la Capilla Sixtina están estas profetisas) y esto es lo que se representa en este simbólico drama litúrgico. Puede sorprender que tales artes adivinatorias fueran avaladas por el clero, pero así era en la antigüedad cristiana, que daba crédito al poder profético de algunas mujeres (“El Cant de la Sibil·la la nit de Nadal a Mallorca”, Manuel Sanchís Guarner, 1953)

El acto consiste en un canto gregoriano a capela interpretado por una voz blanca. Originalmente, tras la conquista de Jaime I, eran seis sacerdotes quienes cantaban; con el tiempo, fueron sustituidos por un nin cantador. Actualmente es una chica la que interpreta ese canto profético en el que se relata la llegada del Juicio Final. La Sibila, vestida con túnica y capa; coronada y con una espada entre las manos, finaliza su recorrido trazando con su espada una cruz en el aire.

Los mallorquines han logrado mantener su singular rito en este año tan dificultoso para las tradiciones populares. Adaptado, claro, pero lo han conseguido: con cambios de horario por el toque de queda, entrada escalonada hasta completar un máximo de 400 personas en la Seu (porcentaje que supone el 30% del aforo, al igual que se ha hecho en el Monasterio de Lluch o la Iglesia de la Mercè)... una bella muestra representativa de los miles y miles de personas que siguieron el cántico de su sibil·la, ya que este año se retransmitió en vivo, por streaming. La catedral enmudeció ante las palabras del prefecto, que señaló el rito de este 2020 como especialmente significativo «por los tiempos que estamos viviendo, que parecen apocalípticos».

LOS SANTOS INOCENTES, DE ORIGEN LITÚRGICO

Esta fiesta se celebra el 28 de diciembre, equidistante entre la Navidad y el Fin de Año. Es en recuerdo de los Santos Inocentes, aquellos niños menores de dos años, a quienes Herodes mandó degollar por temor a que el llamado Rey de los judíos le fuese a destronar. No parece que el recuerdo de esta efeméride sea el más propicio para gastar bromas.

En realidad es un caso paradigmático de lo que se denominan ritos de inversión de valores; enlaza con aquellos que los ancestrales agricultores de la tierra, realizaban para provocar a la naturaleza y lograr que ofreciese temperaturas benignas en la estación más dura del año. Los romanos, durante los siete días anteriores al solsticio de invierno, celebraban unas sonadas fiestas en honor de Saturno, en las que toda locura estaba permitida, incluso las bromas pesadas. Estas bromas "saturnales", provocaban tantos excesos entre la gente del pueblo, que 500 años a. C. El emperador Tarquino las prohibió; pero la costumbre estaba tan arraigada, que el senado romano la tuvo que restablecer.

En la Edad Media, los auxiliares de las iglesias rescataron las saturnales y toman forma las fiestas de los locos . La mayoría lo celebraban con motivo de los Santos Inocentes, bajo cuya tutela se acogen los monaguillos. Junto con los puericantores, elegían de entre ellos a un obispillo . Después hacían dentro del templo una parodia de los actos eclesiásticos, que presidía el obispo.

El elegido se vestía con hábito, mitra y anillo. Se sentaba en la silla episcopal para oficiar, predicar, bendecir y administrar la confirmación, mientras que sus compañeros no se quedaban cortos en extravagancias.

Grabado antiguo de Obispillo y séquito

FIESTAS DE LOCOS: AL AUSPICIO DE LA IGLESIA

Puede extrañar que la Iglesia de la Edad Media permitiese las mofas e irreverencias de estas fiestas. Parece obligado señalar que existe constancia escrita de estos actos en manuscritos de la biblioteca privada del Palacio

Arzobispal de Toledo: “Mientras el clerizón electo permanecía hincado de rodillas, subido a un tablado que se instalaba al efecto, de lo alto se abría una nube y de ella salían muchos ángeles apiñados que le encasquetaban el bonete”.

Y también se recoge en estos documentos otra acción insólita de este día: “Los canónigos y dignidades vestidos de monaguillos traían a los labradores para confirmarlos delante del obispillo, el cual tenía un plato de ceniza o harina con la que les untaba la cara, como rito propiciatorio de la abundancia”. ¡Era una exaltación de la locura!

Algunas descripciones llaman la atención, como la que hace R.P. Flögel al referirse a las libertates decembricae de la que se la conocía como Festum Stultorum:

“En las catedrales se nombraba a un obispo-bufón. Este celebraba entonces un oficio solemne y daba su bendición. Los sacerdotes disfrazados entraban en el coro bailando, saltando y cantando canciones picarescas. Los subdiáconos comían salchichas, jugaban a las cartas y a los dados sobre el altar; en lugar de incienso, quemaban suelas de zapatos viejos y excrementos. Después de la misa, cada cual bailaba y corría por la iglesia a su gusto, y se entregaba a los mayores excesos; algunos se desnudaban por completo. Luego todos subían a carretas cargadas de excrementos y se hacían conducir por la ciudad tirando basuras al pueblo que los acompañaba”.

Las crónicas castellanas reportan el motivo por el que Enrique IV mandó prohibir -a mediados del siglo XV- estos actos: metían en la pila bautismal la cabeza del monaguillo más novato, y le rociaban con miel, asegurándole que antes del año llegaría a ser obispo por la dulzura que iba a poner cuando predicase. Además, no se contentaban con dejarle dentro de la iglesia, sino que a continuación le subían a lomos de un borriquillo y le paseaban alrededor del templo, para después llevarle a la casa del cura, entre risas y coplas grotescas. El sacerdote se limitaba a abrazar al neófito, aunque en ocasiones le mandaba azotar, diciendo que era para que fuese purificado y saliese obispo cuanto antes. Era una broma bastante desagradable. Fueron precisamente estos excesos y abusos los que acabaron con la fiesta, las autoridades eclesiásticas las terminaron prohibiendo.

Lo cierto es que lo anterior son excepciones, ya que la Iglesia consiguió erradicarlo de su seno. Lo que sí se mantuvo es ese carácter guasón en los hogares, y ese día se permitían pequeñas bromas que estaban vetadas el resto del año. Se las hacían a los más ingenuos, de ahí el término inocente , originariamente referido a los más cándidos y confiados.

Si la Iglesia fue culpable de sentenciar a los inocentes , hace dos décadas asociaciones vecinales se han volcado en recuperar la fiesta de los obispillos, que parecía condenada al olvido. Grupos de Burgos, León o Palencia organizan estos actos lúdicos. Los participantes recorren las calles y cantan villancicos ante el Belén, presididos por el niño de la escolanía elegido, que es revestido con capa, mitra y báculo, montado sobre un caballo blanco y acompañado por otros pequeños vestidos con ropas talares (de monaguillos o sacerdotes).

Cada localidad tiene sus particularidades. En el pueblo valenciano de Jalance hay constancia escrita de esta fiesta desde principios del siglo XVII. Los jóvenes que en el año han cumplido los 18 (antes eran los quintos) nombran un alcalde . A primeras horas de la mañana, el verdadero alcalde de la localidad hace entrega al elegido el bastón de mando, y será quien gobierne el municipio durante 24 horas. El alcalde y sus acompañantes van vestidos de forma estrafalaria, llevan las caras pintadas y van bailando, cantando ¡gritando! Los vecinos del pueblo dan dinero a los locos para que hagan lo que les soliciten; normalmente son actos lúdicos y la gente los toma con resignación y buen humor cuando son los elegidos: hacen danzar a parejas que se han enfadado, sacan a bailar a los que jamás lo hacen, suben a las casas de los que no están participando para sacarles a la calle, a los más vergonzosos les hacen recitar, dirigirse a alguna moza todo lo que se les ocurre es bien recibido. En España la mayor parte de los medios de comunicación hacen alguna bromita y tratan de colar al público alguna fabulación más o menos llamativa.Y aun estando sobre aviso, escuchando o leyendo con sumo cuidado las noticias, en ocasiones la información parece tan verosímil que nos creemos ese: "engaño ridículo en que uno cae por descuido o por falta de malicia”, como define el Diccionario de la Lengua Española el vocablo inocentada.

Dependiendo de la latitud cambian los días. En Estados Unidos y otros países europeos dedican el primero de abril a las inocentadas. Los antiguos germanos hacían en este día sus ritos en honor del dios Loki, un silfo demoníaco, con unas características muy adecuadas para gastar bromas en su nombre.

El Obispillo de Palencia Fuente. Foto de Miguel A. Rodríguez Terán

Imagen de un manuscrito islandés del siglo XVIII que muestra a Loki con su invento, la red de pesca.

¡Despidamos el 2020! Uvas, rojo, oro y lenteja en la copa de champán

Hay constancia escrita que Antonio Cánovas del Castillo despidió el año 1895 con uvas y champán. Y se empiezan a popularizar a partir de un artículo publicado por Luis Taboada en El Imparcial de 31 de diciembre de 1897. Hay quien asegura que es una costumbre importada de Francia, aunque no parece tan claro. Lo que sí sabemos es que a finales del siglo XIX lo impulsaron los viticultores -unos dicen que eran alicantinos, otros aseguran que eran catalanes- para dar salida a un excedente de sus viñas. ¿Quizás alguno de estos empresarios se inspiró en el país vecino? ¡Puede ser! El hecho es que tuvo tan buena acogida que fue un rotundo éxito el acompañar las campanadas con las uvas. Es una costumbre que han adoptado en México y otros muchos países hispanoamericanos.

Madrid fue la primera ciudad en reunir grupos de personas en la Puerta del Sol, para oír en directo las campanadas del reloj de Gobernación (ese era entonces el edifico gubernamental) y tomar las uvas al unísono. Con el tiempo fueron sumándose otras ciudades hasta que se popularizó en todo el País; en especial desde que empezó a retransmitirse por televisión, en 1962: por supuesto en la primera cadena, ¡no había otra! Hasta entonces tomábamos las uvas al compás de las 12 campanadas de la radio. Ahora podemos elegir entre varias cadenas, con distintos presentadores, pero siempre el mismo reloj.

Imagen Reloj Puerta del Sol. Fuente: distritocastellananorte.com

EL RITUAL COMPLETO Y A LA PATA COJA

«El Imparcial» del 31 de diciembre de 1897 Hay todo un simbolismo asociado a las uvas y el champán. Para entrar con buen pie en el Año Nuevo, debemos permanecer a la pata coja, sobre el pie izquierdo (¡quién pueda!), tal que al concluir la duodécima campanada y la ingesta de la última uva, apoyemos nuestro pie derecho en el suelo. Eso es Entrar con buen pie . Los valores asociados a uno y otro lado del cuerpo proceden de la antigüedad clásica. Para los romanos el pie izquierdo representaba lo peor del ser humano. Por esta razón, sinister hace referencia tanto al lado izquierdo como a lo funesto. Las familias romanas más acomodadas disponían de un sirviente exclusivo para vigilar que nadie entrase en la casa con el pie izquierdo. No muchos podrían hoy permitirse tal lujo, pero son legión los que creen que levantarse con el pie izquierdo atrae la mala suerte (o mala pata). Los testimonios de esta creencia en el pasado, son numerosos: a finales del siglo XVIII el ensayista y poeta inglés Samuel Johnson afirmaba no entrar nunca en su casa con el pie izquierdo porque atraería el mal sobre los que en ella viven . Puede que hoy se haya debilitado la demonización del lado izquierdo, pero sigue en auge el ensalzamiento del derecho. El adjetivo diestro, aplicado al ser humano, sabemos que significa también hábil, experto o sagaz; la quinta acepción del Diccionario de la lengua española entronca con la fortuna: favorable, benigno, venturoso.

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