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El blues: la música del alma
from Revista de Antropología y Tradiciones Populares Nº9
by Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares
EL BLUES: LA MÚSICA DEL ALMA Por Juan Manuel de Soto
PREÁMBULOS
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Diferentes estudios en estos últimos años han demostrado que escuchar música tiene muchos y variados beneficios para nuestra salud. Es capaz de cambiarnos el estado de ánimo si estamos tristes, de reducir el estrés y de hacernos sentir mejor. Pensemos que en toda celebración que se precie, en toda fiesta, en toda reunión de amigos, la música siempre está presente, y eso es debido a los efectos positivos que tiene sobre nosotros. Puede aplicarse, de igual forma, en niños y personas de avanzada edad. A estas últimas, algo aparentemente tan nimio como escuchar música puede aliviarles el dolor o les puede servir para ejercitar el oído, evitando así la pérdida de audición.
De igual forma es importante señalar que a los niños la música les mejora la capacidad de la memoria, de atención y de concentración. También consigue estimular la inteligencia de los más pequeños de la casa y mejorar la habilidad de resolver problemas. La música es una perfecta forma de expresarse y a su vez un método muy válido de aprendizaje, ya que incluso mejoran su vocabulario gracias a las letras de las canciones. Despiertan en ellos las ganas de conocer el significado de términos que desconocían. Asociar una actividad en concreto con la música también es síntoma de establecer rutinas, algo que a la larga siempre es positivo.
Últimamente términos como la musicoterapía o la terapia musiconeonatal están en boca de todos. A día de hoy son indiscutibles los beneficios que escuchar melodías tiene en nuestro yo físico, en nuestro yo corporal, pero ¿también en nuestro yo espiritual?
Se tiene constancia, a través de diferente textos encontrados, que ya desde el año 1500 a.C la música tenía una importante influencia sobre el cuerpo humano considerándola como un agente capaz de curarlo, calmar la mente y purificar el alma. Los griegos de la Antigüedad dedicaron gran atención a la música no sólo como instrumento para la educación sino como un recurso estimulante que mejoraba los estados anímicos, la memoria y la concentración. Aristóteles realizó notables aportaciones sobre la naturaleza del sonido y sus efectos sobre las emociones, el carácter, el comportamiento y la salud. El poder terapéutico de la música es incuestionable. Pero, ¿por qué se dice popularmente que la música es considerada como un alimento para el alma?
El Dr. Rolando Benezon define el uso de la música dentro de la curación holística de la persona como una técnica que utiliza el sonido, los instrumentos corporo-sonoro-musicales para establecer una relación entre el terapeuta y paciente o grupos de pacientes, permitiendo a través de ella mejorar la calidad de vida y recuperando y rehabilitando al paciente para la sociedad . De esta forma, es posible reducir la ansiedad a través de la música y sus componentes. Esto aumenta el optimismo, promueve la calma y hace que los pacientes se olviden de la mayoría de sus problemas tantos físicos como emocionales, sociales y cognoscitivos.
Pero entonces ¿Qué es lo que hace que la música tenga un efecto sanador?
La armonía, la melodía y el ritmo tienen un efecto curativo. Escuchar música puede llevar a uno a elevadas alturas de belleza y revelación espiritual. De igual forma, contribuye a la espiritualización del pensamiento en la vida diaria y a mantener una atmósfera elevada que ayude a mantener sano el ambiente.
La música resulta inspirativa y acerca a la conexión con todo lo divino, lo supremo, permitiendo llegar a un mayor entendimiento de las ideas del Alma.
La escritora Mary Baker destacó en su libro Escritos Misceláneos que la música es la armonía del ser; más la música del Alma aporta las únicas melodías que conmueven los acordes del sentimiento y despiertan las cuerdas del arpa del corazón .
Desde los albores de los tiempos, ha estado presente en todas las formas de misticismo y espiritualidad en las diferentes civilizaciones. El espíritu de la música está inmerso en todas las culturas. Hay gran diversidad de grupos y subgrupos de creencias, pensamientos, conceptos, ideas, ritos y actitudes de naturaleza mística que incluyen manifestaciones musicales. Son usadas como puente entre la estructura mental y los estados espirituales de las personas en casi todo lo relacionado con el comportamiento humano.
Al igual que la espiritualidad es conducida y modificada por el efecto de las particularidades e interrelaciones sociales. El entorno de las dos está muy ligado a lo estético y a la exteriorización de acciones o sentimientos, aspiraciones o aversiones y cada una de ellas convoca colectivos en torno a aspectos comunes conscientes e inconscientes. Así como las doctrinas tienen sus preceptos morales, cultos y símbolos como canales o modos de asumir la espiritualidad, de esa misma manera los ritmos, la organología, las texturas, géneros y épocas musicales son los modos de manifestar la estética y la emotividad.
De la música y la espiritualidad sabemos sus causas y efectos, pero no su esencia. Podemos definir la música en una sucesión de sonidos, producidos por vibraciones, que tienen altura y timbre pero carece de cuerpo, como la escultura, y de color, como la pintura. Y a diferencia de la palabra, de la literatura, no tiene significado preciso, no puede tenerlo.
Se pueden mencionar algunas facetas espirituales de la música. Decía Schwarzer en su libro Música: el arte de sentir De todas las artes, la música es la más difícil de definir con palabras aunque sabemos que nos acompaña desde la cuna (con las nanas) hasta la tumba (con los réquiems); podemos decir que altera nuestro ánimo, consolándonos, o exaltándonos; que cura nuestro cuerpo, como demuestran las vigentes técnicas de la musicoterapia; y que forma parte en muchas formas de nuestra condición humana así como el lenguaje, la risa y el llanto .
Algunas músicas y religiones pueden catalogarse como estructuras organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras fluyen abiertas, libres sin anclarse de ninguna manera para permanecer vigentes ante los constantes cambios actitudinales de las sociedades o etnias en las que suceden. El ser humano se procura alivios a los posible sinsentidos de su existencia y de esa misma manera acude a la música y a la espiritualidad como una manera de abrigo y aunque no obtiene respuestas palpables de ambas, obtiene una insinuación que de todas maneras le reconforta y acompaña.
Dado que el aire en circulación es necesario para que todos los sistemas y órganos vitales puedan existir y que el sonido es un resultado de toda especie de fricción, que tiene lugar desde el mismo escenario íntimo del átomo, entonces se puede afirmar que en donde haya materia habrá sonido y en donde haya vida habrá música.
Ya en la última década del siglo pasado, en los años 90, y quizás como respuesta a una falta de creatividad en las formas musicales contemporáneas, se inicia un resurgimiento de los llamados estilos clásicos. La música country, por ejemplo, después de unos años de ostracismo, aparece en las listas de ventas de medio mundo consiguiendo que el rock se vuelva instrumentalmente acústico. El jazz se revitaliza bajo las etiquetas de jazz-fusión y acidjazz, y por supuesto el blues reaparece con una fuerza inusitada. Los cantantes de raza negra de este género vuelven a grabar sus viejos temas y a crear otros nuevos. El mercado discográfico se inunda de nuevas versiones de los clásicos, y muchos cantantes ya olvidados, cuentan de nuevo con el favor del público.
ADENTRÁNDONOS
EN EL BLUES
Lo que se convierte en todo un fenómeno. Todo lo que se pasó de moda siempre vuelve de una forma u otra. Muchas veces lo más subversivo que una sociedad, como la que formamos parte, puede hacer es volver a formas artísticas ya casi olvidadas, y esto lo podemos extrapolar a la pintura, el cine, la moda
La música tiene su origen en la búsqueda de lenguaje, en la necesidad de comunicación. Las teorías etnomusicológicas, formuladas sobre todo a partir del último tercio del Siglo XXI, han tenido que ampliar la datación del origen del fenómeno musical del hombre: su capacidad de distinguir diferentes alturas de sonido y la facultad de proceder a la ordenación de estos, nos remontan a hace unos 40.000 años, cuando el Homo Sapiens era capaz de imitar los sonidos de la naturaleza y diferenciarlos de los que constituían la estructura de su lenguaje, fue entonces, con el llamado Homo Musicus, cuando comenzaron a perfilarse las primeras expresiones musicales asociadas a un hecho colectivo: rituales funerarios, cacerías y ceremonias vinculadas a la fertilidad, formando parte de una cotidianidad de la que la música habría entrado a formar parte por derecho propio.
Estudiosos como Leo Frobenius y Constantin Brailoiu nos recuerdan que el hombre, que concebía el cielo como una bóveda de piedra, deseaba dominar la emisión de sonidos para que resonara en él y abarcara todo su territorio. El origen de la música es desconocido, ya que inicialmente no se utilizaban instrumentos musicales para interpretarla, sino la voz humana, o la percusión corporal, que no dejan huella en el registro arqueológico. Se puede inferir que la música se descubrió en un momento similar a la aparición del lenguaje. Puede decirse que nació al prolongar y elevar los sonidos del lenguaje.
El concepto de música tiene muchas acepciones, pero la que más se acerca a su significado es la del arte de combinar los sonidos en una sucesión temporal. Es una de las artes más valoradas por la sociedad y es la que más presencia tiene en el desarrollo de nuestra vida diaria.
¿Pero . cual es el origen de la música Blues?
Su origen estuvo marcado por los cantos propios de las comunidades y tribus del África Occidental que fueron llevadas a Estados Unidos para trabajar como esclavos en los campos de cultivo, durante los primeros años del siglo XVII.
Aquella mezcla de cantos africanos tradicionales y los himnos religiosos que los negros adoptaron, junto con la religión cristiana que les fue inculcada a su llegada a América, dieron como resultado muchos de los elementos característicos del blues. Estos esclavos, trajeron consigo su capital cultural inmaterial (música, religión, costumbres tradicionales), que era lo único que el hombre blanco conquistador no les podía arrebatar tras su captura, cautiverio y comercialización.
Origen
Todo ello, más la experiencia en las interminables jornadas laborales de sol a sol, principalmente en plantaciones de algodón, tabaco y maíz que se extendían por los estados del sur estadounidense, trajeron como consecuencia la utilización del canto como forma de liberación (y luego con su revalorización, de arte), incluso, después de la abolición total de la esclavitud en EE.UU. fechada en 1865.
Existieron tres estilos de canto que interpretaron los afroamericanos desde el siglo XIX que conservaron los timbres, tonos y ritmos africanos, y que fueron las semillas del blues a inicios del siglo XX:
• spirituals: salmos religiosos que se entonaban en las iglesias protestantes.
• hollers: grito de campo a capela, que tenían a un cantante interpretando para sí mismo.
• work songs: asociados a los esclavos agrícolas, eran ritmos uniformes con frases improvisadas por una voz solista y un estribillo en el que existía una respuesta por parte de un grupo de personas -canción de llamada y respuesta-, cuyos cantos contenían temáticas que aludían a los problemas y las labores cotidianas.
Así es como comienza a nacer, fruto de la esclavitud y del auto-rescate de las raíces (más por necesidad que por un acto patrimonial), el llamado hijo maldito del Mississippi: el Blues.
Desde el punto de vista antropológico es básico conocer las características básicas que nos permitan diferenciar una canción de blues de una canción de jazz, por ejemplo. Aunque en muchos casos, y debido a la evolución de los géneros, dicha distinción es complicada. A continuación se enumerarán algunos rasgos propios del blues:
• El blues (cuyo significado es melancolía o tristeza) es un género musical vocal e instrumental, basado en la utilización de un patrón repetitivo, que suele seguir una estructura de doce compases. • Este patrón repetitivo es llamado patrón de llamada y respuesta, tanto en la música como en las letras, son indicativos de la herencia africanaoccidental de este género.
• Un rasgo característico del blues es el uso extensivo de las técnicas "expresivas" de la guitarra (bend, vibrato, slide), que posteriormente influirían en solos de estilos como el rock. El blues influyó en la música popular estadounidense y occidental en general, llegando a formar parte de géneros musicales como el ragtime, jazz, bluegrass, rhythm and blues, rock and roll, funk, heavy metal, hip-hop, música country y canciones pop.
• La forma original de las letras de blues consistió, probablemente, en una única línea repetida tres veces. Más adelante, la estructura actual, basada en una única repetición de una línea seguida por una línea final, se convirtió en estándar. Estas líneas solían ser cantadas siguiendo un patrón más cercano a una conversación rítmica que a una melodía.
• Los primeros blues, con frecuencia, tomaban la forma de una narración la cual solía transmitir mediante la voz del cantante sus penas personales en un mundo de cruda realidad: «un amor perdido, la crueldad de los agentes de policía, la opresión de los blancos y los tiempos difíciles».
Características
Gran parte de los blues más antiguos contienen letras más realistas a diferencia de la mayoría de la música popular que se grababa por aquellos tiempos.
Ej. Un verso muy popular en la época decía:
La tristeza en una profunda y dolorosa enfermedad del corazón.
La tristeza en una profunda y dolorosa enfermedad del corazón.
Es como una tuberculosis, que acaba contigo poco a poco.
• Todas las canciones del blues presentan un momento de guitarra ya sea largo o corto; el canto es opcional. Los géneros asociados al blues comparten un pequeño número de características similares, debido a que este género musical adopta su forma de las características personales de cada artista que lo interpreta.
A lo largo del siglo pasado, ha habido grandes y rutilantes estrellas que han interpretado las mejores melodías blues. Existen una gran cantidad de compositores e intérpretes, y haciendo gala de la subjetividad que lleva consigo el enumerar algunos de ellos, cabría señalar los siguientes: Sin duda su gran envergadura jugo a su favor, pues su metro noventa y siete de altura y casi 130 kilos de peso le dotaron de unas facultades únicas
Alejado de la atmósfera de alcohol, juego y mujeres propia de ambientes cercanos al Blues, es uno de los no muy abundantes ejemplos de artista de este género que fue siempre profesional, luchó por pagarse una educación y que no pasó penurias.
Su sonido rotundo siempre se ha comparado como al de una locomotora acercándose o como a un montón de presos picando piedra bajo el sol. Eso dicen los entendidos.
Hasta 1983 que falleció tuvo una carrera constante y nunca dejó de tocar. En la década de los 40 se ganó la reputación entre los músicos, en la de los 50 el reconocimiento del público negro y se disputó el trono del Blues con Howlin Wolf, en los 60 y gracias a los Bluesman ingleses se dió a conocer en Europa entre el público blanco, y tras unos años más flojos en los 70 finalmente vivió sus últimos 5 años de vida recibiendo homenajes y reconocimiento de todo el mundo del Blues como la Leyenda que ya era.
Las grandes figuras del blues Howlin Wolf
Nacido en 1910 en Mississippi. No ha habido nadie que haya sido capaz de cantar como él en el mundo del Blues, con una voz singular e irrepetible. Siendo además un guitarrista y armonicista excepciona
Muddy Waters
Nacido también en Mississippi en 1915. Tiene una de las voces más reconocibles de este estilo musical, un timbre de voz único de barítono, inimitable. Ha sido de las figuras indiscutibles del Blues y su influencia en la historia de la música moderna ha sido tremenda.
B. B. King
B.B.King es el Blues. Uno de los artistas más prolíficos y una de las voces más reconocibles de este estilo siendo seguramente el músico que más ha influenciado dentro del Blues en los últimos 50 años.
Riley B.King nace en 1925 en Mississippi y desde los años 50 hasta hace apenas 4 años, se ha mantenido como cabeza visible del género.
Siempre acompañado de su guitarra, a apodada Lucille que tocaba de manera sutil y nunca en exceso, consiguió sacar así mucho más partido de su voz, cargada de matices y con unos agudos que al principio de su carrera eran brillantes y al alcance de pocos. King fue también reconocido por su prolífica nómina de actuaciones en directo, con un promedio de 250 o 300 conciertos anuales durante la década de 1970.
Pero no solo los hombres fueron las grandes estrellas del género, es importante resaltar el papel de la mujer, y en concreto de dos de los pilares del Blues, quizás desconocidas a día de hoy por el gran público, pero que en su momento gozaron de gran fama y prestigio. Destacar además, que ambas tuvieron sendas experiencias espirituales que las hicieron transformar su vida y convertirse en las figuras que llegarían a ser.
Bessie Smith
Pero no solo los hombres fueron las grandes estrellas del género, es importante resaltar el papel de la mujer, y en concreto de dos de los pilares del Blues, quizás desconocidas a día de hoy por el gran público, pero que en su momento gozaron de gran fama y prestigio.
Destacar además, que ambas tuvieron sendas experiencias espirituales que las hicieron transformar su vida y convertirse en las figuras que llegarían a ser.
Bessie Smith nació en Tennessee en 1894 y fue conocida como la "Emperatriz del blues", siendo la cantante de blues más popular de los años 20 y 30 y la más influyente en los cantantes que la siguieron. Huérfana a muy tierna edad, saltó a las calles para ganarse la vida; según algunos de sus biógrafos comenzó a cantar en las aceras para llevar algo de dinero a su hogar, formado por cinco hermanos más.
El primer empleo de Smith fue de bailarina en la compañía Moses Stokes, comenzando a desarrollar su propio espectáculo alrededor de 1913, en el teatro "81" de Atlanta. Unos años más tarde fue descubierta en un club Alabama, por Frank Walter, y de ahí al estrellato.
En 1923 llegó al vender 750 mil copias; su voz plena de matices, potente y clara hizo lucir como graznidos la de sus rivales; en poco más de una década llegó a ser la cantante negra mejor pagada y su grabación de St. Louis Blues, con Louis Amstrong, fue considerada la mejor de los años veinte.
Aunque su sueño duró hasta la Gran Depresión; cayeron los contratos, el vodevil cerró puertas y Bessie volvió a ser una cantante negra en un mundo de blancos. Como las empresas discográficas le cerraron las puertas, Bessie decidió retomar las giras y en los estados sureños mantuvo su popularidad, gracias a su reconversión en los nuevos géneros de la época, como el swing.
Pese a ello, la pesadilla económica nunca pasó, jamás volvieron los buenos tiempos y los años posteriores marcaron el declive de la artista. La competencia de la radio, los musicales de Hollywood y la escasa popularidad del blues clásico le dieron la puntada final.
Al cabo de nueve años Columbia Records rescindió el contrato con Bessie; de las 160 canciones grabadas y los millones de discos vendidos, ella solo recibió una pequeña fracción de dinero, el resto engordó los bolsillos de los empresarios.
Faltaba lo peor. La noche del 26 de septiembre de 1937, en un estado de total embriaguez, en una estrecha callejuela de Mississippi, el auto en que viajaba chocó contra un camión y el impacto le partió las costillas y un brazo. Tenía 43 años. Nunca recuperó la conciencia y murió sin recibir ayuda médica porque según algunas versiones en un hospital para blancos la rechazaron por ser negra.
Bessie, tuvo una infancia complicada, teniendo que mendigar en la calle para poder subsistir y poder alimentar así a sus cinco hermanos. De esa época data el siguiente episodio. Cuentan sus biógrafos, que una noche que Bessie llegaba de pedir en la acera durante más de 16 horas, al llegar a la pequeña habitación en la que vivía junto con el resto de sus hermanos, se encontró una luz resplandeciente en la puerta. En ese momento ella pensó que quizá fuera el hambre lo que la provocaba esa visión, pero según narra, este ángel (término con el que ella se referiría a posteriori a esta visión al contar esta experiencia a lo largo de su vida) la tranquilizó tan sólo sonriéndola. La experiencia apenas duró unos segundos, pero según contó la propia Bessie, a partir de ese momento solo una idea la empezó a rondar la cabeza; debía cantar para ganarse la vida. Hasta ese día nunca se lo había planteado, y a partir de ese momento, atribuyó su inició en el mundo del Blues a la visita de ese ser lleno de energía.
Willie Mae Thornton
Se la conoció "Big Mama" Thornton debido a su tamaño y su poderosa voz es, por derecho propio, una de las mujeres más importantes del Blues.
Una de las pocas mujeres que se hizo un merecido hueco en el panorama de la época, un estilo donde predominaron los hombres. Nació en 1926 en Alabama y fue otra historia más de hija de padre predicador y madre cantante de gospel que creció escuchando esa música desde muy pequeña.
Big Mama se dedicó a la música desde muy joven y en el periodo entre 1940 y 1951 pulió sus habilidades como cantante al igual que como armonicista y baterista formando parte de distintos grupos y tocando en locales por el sur de EEUU, pero no fue hasta 1951 cuando firmó su primer gran contrato, con el sello Peacock con quienes estaría hasta 1957.
De esta época es su mayor éxito, el tema "Hound Dog" que grabó en 1952 y que consiguió el número uno de las listas, tema que la hizo ser famosa aunque no le reportó casi dinero. Este tema pasaría luego a la historia por la versión de Elvis Presley, que llegaría a públicos blancos, haciéndose mucho más popular internacionalmente.
A pesar de algún tema puntual, a inicios de los 60 su carrera se había apagado y se instaló en San Francisco donde actuaba en pequeños locales para ganarse la vida sin mucha repercusión. Pero Big Mama fue un hueso duro de roer, tenía una personalidad apabullante, era abiertamente lesbiana, vestía como un hombre, bebía como dos y nunca dejó que nadie le levantara la voz ni que la tomaran el pelo; se dice que llevaba en el bolso siempre un arma y una botella de licor y llegó a exigir su dinero por algún concierto a guantazos e incluso la policía prefería no meterse con ella.
Es a mediados de los 60 con la fiebre que surge en Europa por el Blues y el Soul cuando su carrera vive una segunda juventud y enmarcada en las giras del American Folk and Blues Festival viene a mostrar su arte al viejo continente
Lamentablemente la vida de Big Mama siguió sin mucho cambio a nivel de fama y dinero. A pesar de que cantó hasta el final de sus días en 1984, donde a pesar de mantener su carisma y nivel como cantante se fue consumiendo por el alcohol y problemas de salud perdiendo los kilos que la dieron su apodo y pareciendo una anciana sin haber llegado siquiera a los 60 años.
Comos hemos comentado anteriormente, al iniciarse la década de los 60, Big Mama, pasó grandes dificultades económicas, lo que la renegó a actuar en locales de muy dudosa reputación. Por ello, durante esa época se dedicó a realizar sesiones cual médium profesional a tiempo completo, sirviendo como nexo de unión con el mundo espiritual. Es bien cierto que siempre había tenido cierta percepción y sensibilidad en algunos temas, llegando a experimentar incluso sueños premonitorios en más de una ocasión. Por ello no dudó en sacar la bola de cristal, encender medio centenar de velas, y lucrarse de forma fraudulenta con la práctica de este tipo de mal llamada mediumnidad.
Para concluir este episodio, me gustaría señalar que en sus últimos años de vida, ya en la década de los 80, Big Mama atribuyó el mal estado de salud que tenía como consecuencia de sus adicciones, a la mala vida moral que había llevado usando y engañando a la gente para beneficio propio.
CONCLUSIONES
Como síntesis a todo lo argumentado, podríamos trazar una línea directa que vinculara la música con la espiritualidad, consiguiendo estados alterados de conciencia a través de la repetición de melodías y letras. Por medio de la música podemos adquirir una percepción total del aquí y del ahora, además de procurarnos mejores estados vibracionales, lo que repercutirá de forma sistémica en todo nuestro organismo a nivel físico.
Por todo ello, el blues fue surgiendo como medio de canalización circunstancial como respuesta al sometimiento que las comunidades y tribus africanas llevadas al nuevo continente, como mano de obra barata, recibieron por parte del hombre blanco. El canto fue considerado una forma de conservar su propia identidad, expresando su malestar, y derivando a una sensación de pertenencia grupal acercándoles a sus orígenes.
Son las raíces de un pueblo usado como mercancía. Un pueblo que supo adaptarse a los imperativos de la época, y que sigue conservando todo su bagaje cultural a través del canto, a través del blues.