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Orientación astronómica de la ermita Santa María de Tobera
from Revista de Antropología y Tradiciones Populares Nº9
by Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares
Otra parte del ritual consiste en echar en la copa un anillo de oro y una lenteja, para avisar a la diosa Fortuna lo que esperamos de ella: dinero y abundancia. Y, ¿dónde dejamos el amor?, esa es otra tradición relativamente moderna: vestir una prenda de ropa interior roja. No hay una versión que podamos dar por auténtica, todas son elucubraciones más o menos aceptables.
El rojo es el símbolo del amor y la pasión; los más arriesgados dicen que data de la Edad Media, aquella época oscura y llena de prohibiciones entre las que se encontraba el no poder vestir de rojo porque era el color del demonio y los más reaccionarios, para llevar la contraria y saltarse la prohibición, se ponían algo de este tono, eso sí, bajo la ropa que estaba expuesta ojos ajenos. Aunque no hay constancia escrita de nada de esto, ha triunfado y ¿por qué lo hacemos?, sencillamente porque ¡Es divertido!
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Uvas y Champán, Preparado para el brindis de fin de año. Foto: Ramos Perera Escena del banquete «La verdadera historia de Alejandro Magno»
Quiero terminar este repaso de nuestras tradiciones con un agradecimiento a todas las personas que se han esforzado por rescatarlas, y felicitando a quienes han conseguido celebrarlas este año, salvaguardando la salud. Está claro que nuestras tradiciones están ahí y no están dispuestas a desaparecer. Ni por motivos políticos, ni religiosos, ni sociales. ¡Tampoco lo conseguirá un virus!
Esperemos juntos un feliz año 2021
Por Luis González Fraga
Al suroeste de la provincia de Álava, entre el condado de Treviño y la provincia de Burgos, se encuentra la ermita de Santa María de Tobera, que es una gran exponente del románico rural tanto por su arquitectura e iconografía. Un dato desconocido sobre este templo es su orientación astronómica y su relación con los elementos decorativos en la fachada del ábside.
Actualmente la ermita pertenece al ayuntamiento de Berantevilla, pero gracias a una inscripción existente en la fachada oeste se conoce que fue el sitio de culto del pueblo Santa María, al menos desde el año 1690 cómo así consta en dicha inscripción. En cuanto a su arquitectura, se trata de una nave con ábside semicircular y toda la cabecera está compuesta por sillares de muy buena factura. El ábside está compuesto por tres secciones claramente delimitadas por sus dos columnas adosadas, en la sección del medio existe una ventana con abertura en aspillera decoradas por tres arquivoltas. La tercera arquivolta que es la más exterior presenta formas de ajedrezado.
La segunda arquivolta está decorada con seis bolas, aunque da la impresión que en sus orígenes pudo contar con siete bolas, lo cierto es que solo existen seis. En el primer baquetón de esta arquivolta hay espacio de sobra para alojar una séptima bola decorativa.
Sin embargo encontramos en su lugar los restos del estuco original de la fachada, que además se conservan en zonas del segundo baquetón de esta arquivolta central, es por ello que solo existen seis, pues en caso que hubiese existido otra bola decorativa, habría dejado algún rastro de su existencia así como su impronta en los restos de estuco que aún quedan en el baquetón, como ocurre con la marca que aparece en la arquivolta central de la ventana sur, que es exactamente igual en estilo.
La primera arquivolta que corresponde a la más interior no presenta decoración. Las tres arquivoltas también han sido reproducidas en el interior del ábside, con la variante de que la arquivolta central está decorada solo por cinco bolas en vez de seis.
En la cornisa de la ábside existen siete canecillos, tres de los cuales representan una temática obscena que ha generado una gran multitud de interpretaciones, concretamente se trata de los canecillos 1, 2 y 5.
El canecillo número tres muestra a un monstruo devorador de personas, de cuya boca sobresale una pierna con una bota. El resto de los canecillos se hayan totalmente arrasados e irreconocibles. Pero existe una cuestión que por lo general se suele obviar y tiene que ver con el simbolismo de los números. En este caso la simbología del número siete que estará representado por el número de canecillos presentes en la ermita. El primero y el quinto muestran una escena de coito, en la que en ambos se ven a una pareja desnuda que se abrazan. El segundo canecillo muestra un hombre masturbándose.
Es ampliamente conocido que este número era ya venerado en la antigua Babilonia por hacer referencia al curso de las cuatro fases de la luna para medir el tiempo, y cada una de las cuales dura siete días. De ahí es que se asocia la idea de la septena con el periodo lleno o completo haciendo referencia al ciclo lunar de 28 días, con el concepto de un todo acabado y perfecto, cuya consumación divina es representada por el 10. Todo ello es consistente en un único número, el siete. Desarrollemos matemáticamente esta idea de una forma muy simple.
La suma de los siete primeros números naturales:
1+2+3+4+5+6+7 = 28
Coincide con el periodo en días del ciclo lunar.
Y la condensación numérica de los días de este ciclo es igual a 10, asociado también al umbral de los ciclos solsticiales.
2+8=10
Como vemos, el número 7 cumple con este principio.
Y si hayamos la décima parte del ciclo lunar (28/10=2.8) la cual corresponde a 2.8 días, encontraremos una curiosa relación numérica entre los canecillos y la decoración que aparece en la arquivolta a central del aspillera del ábside. Pues en la decoración exterior existen seis bolas mientras que en la del interior aparecen cinco. Dos números enteros que componen el número 65.
Resulta que al multiplicar 2.8 por 65, obtenemos el número 182, que corresponde al número de días transcurrido desde el solsticio de invierno el 21 de diciembre, hasta el solsticio de verano el 21 de junio. Por otra parte el eje de la planta de la nave tiene un orientación de 65°, que también coincide el número que componen las seis bolas exteriores y las cinco bolas del interior. ¿Y sabéis cuál es el día en que el sol tiene un azimut de 65° y una elevación de siete grados en correspondencia al número de canecillos que aparecen en esta ermita?
Pues el solsticio de verano cada 21 de junio, momento en el cual un rayo del sol atraviesa la aspillera del ábside e incide sobre algún elemento ubicado en la trayectoria de estos rayos sobre el eje de la planta que aún no ha sido determinado. Pero como vemos, existe una estrecha relación simbólica de algunos elementos decorativos que de la ermita, con la orientación astronómica respecto al sol en los solsticios de verano.
Orientación del eje de la planta
Azimut 65° y elevación de 7° que tiene el sol para el día 21/06/2021
VENT ANA S U R
Gracias a esta orientación, es posible encontrar una interpretación a su iconografía, concretamente con aquella cuya temática obscena encontramos representada en alguno de los canecillos, ya que al igual que en otras culturas, se festejaba este día debido a su asociación con la fertilidad, la cosecha, el deleite de siembra y el cenit de la vida espiritual.