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ÍTALO RIVAS, CHOFER DE CAMIONES EN SALVADOR:
Lo que era un sueño de niño hoy es una realidad. Sus primeros pasos fueron como chofer de una pala cargadora en la mina subterránea y con la transformación que vive Salvador pasó a los CAEX, tras perfeccionarse en Andina y Radomiro Tomic.
Corría la década de los ochenta y en las polvorientas calles de Maipú un pequeño lleno de ilusiones jugaba con un camión minero. Echaba tierra y piedras una y otra vez a la tolva del juguete, bajo el implacable sol del verano. Ítalo Rivas (42) tenía un sueño y se juró cumplirlo algún día.
Años más tarde, aquel soñador niño maipucino ahora con 29 años, ajustaba su casco con linterna, sus botas y su auto rescatador. Estaba a pocos minutos de entrar por primera vez a una mina subterránea en El Salvador. Una nueva vida comenzaba para él.
“El día que me subí por primera vez a un CAEX fue como un regalo de Navidad.
Recordé cuando niño jugaba tardes enteras en Maipú, junto a mis camiones de juguete”
El mundo subterra lo atrajo de inmediato y más aún cuando subió por primera vez a un scoop, sacando mineral en cada turno. Su vida cambió. Forjó una familia, tuvo dos hijos y se afianzó en el poblado minero. “Es imposible vivir en El Salvador y no ser de Cobresal”, dice mientras acompaña a su hijo Vicente al Estadio El Cobre, entusiasmado con la campaña del equipo de fútbol.
A fines de 2022 se enteró de que la mina subterránea cerraría. Primero vino la angustia, pero después se convenció de que había que seguir “dándole al cerro desde otra mirada”, según cuenta. Se perfeccionó ingresando al curso para manejar los camiones CAEX, aquellos mismos con los que jugaba de niño.
“Viajé a Andina y Radomiro Tomic para perfeccionarme en un proceso hermoso. Ya tenemos la certificación en nuestras manos y ha sido muy satisfactorio, tanto en lo personal como en lo familiar”, señala.
Ítalo se siente un hombre feliz y realizado. Está contento. Hoy es monitor de sus excolegas de la mina subterránea y trabaja sacando piedras del proyecto Rajo Inca. “El día que me subí por primera vez a un CAEX fue como un regalo de Navidad. Recordé cuando niño jugaba tardes enteras en Maipú, junto a mis camiones de juguete y ahora a estos gigantes los manejo yo. Y eso me hace inmensamente feliz”, concluye agradecido de lo que el cerro le ha regalado en estos años.
SORAYA LAVANDEROS: LA MUJER A CARGO DE QUE RAJO
Inca En Salvador Comience A Producir Cobre
A sus 30 años tiene como misión remover cientos de toneladas de rocas que permitirán dar continuidad a la división por otro medio siglo.
“Ser mujer para mí no significa ninguna dificultad, pero por supuesto, sé que soy parte del quiebre de este paradigma, en este desafío que tiene el género femenino de ser parte del mundo minero”.
Soraya Lavanderos se mueve con soltura en el cerro Indio Muerto. Sabe que con sus pasos está haciendo historia. Es la primera ingeniera de producción a cargo de abrir el Rajo Inca, el megaproyecto minero que dará 47 años de vida a la emblemática operación de Salvador.
Pero esa inmensa responsabilidad no la complica. A sus
30 años, esta joven oriunda de la Región de Coquimbo y apasionada de la minería va y viene con tranquilidad en el terreno. Pareciera ser su hábitat natural. Da instrucciones, sube a una fase, toma la radio y se reúne con su equipo; baja a otra fase, con su mano despeja la tierra y proyecta un improvisado plano para explicar a su gente el próximo paso. Soraya repite una y otra vez que es feliz en la minería.
“La equidad no se trata de darle más importancia a un género. Se trata de respetar a las personas por su calidad como profesionales. Ser mujer para mí no significa ninguna dificultad, pero por supuesto, sé que soy parte del quiebre de este paradigma, en este desafío que tiene el género femenino de ser parte del mundo minero”, señala convencida a más de 2.700 de altura, con el desierto de Atacama de fondo.
Soraya llegó en 2018 como memorista y, rápidamente, por su calidad profesional, fue ganando espacios. Primero en la mina subterránea, allí donde el sol no llegaba yí donde hasta hace pocas décadas una mujer no podía entrar, pues “atraía la mala suerte”, según decía un torpe y machista dicho minero.
Luego, pasó del mundo subterra al rajo abierto. En ese lugar es respetada por sus colegas y jefatura, pues se lo ha ganado con excelencia. Tiene a su cargo todo el personal interior de la mina y su trabajo se enfoca en dar continuidad operacional, es decir, que aquellos camiones gigantes llamados CAEX, de más de 8 metros de altura, sean capaces de remover toneladas de rocas para finalizar lo antes posible la apertura del rajo y comenzar a producir cobre.
“Mi mensaje a las mujeres es que se atrevan. Este es un mundo bonito, desafiante y que ofrece oportunidades”, sentencia esta joven minera, cuya pasión contagia. Es la nueva generación de mujeres que continúa haciendo historia en la industria.