PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
10 de Septiembre de 2023
“El Señor Jesús que está con nosotros "
Prédica dominical del pastor Ock Soo Park
10 de Septiembre de 2023
“El Señor Jesús que está con nosotros "
Prédica dominical del pastor Ock Soo Park
En esta ocasión fuimos nosotros. Ellos, transmitiendo la palabra, cuando realmente tienen mucha televisión pero queremos que ellos tengan televisores y queremos que oren por esa obra. Verdaderamente hemos pasado un momento feliz. El presidente, también personas prestigiosas han oído a personas como yo, se gozaban por la palabra y me sentía agradecido. Vamos a leer la palabra de Hechos 4, del 1 al 22.
1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
“El
”
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,
16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
En el libro de Hechos simplemente eran discípulos de Jesús, eran hombres normales, personas ignorantes, pescadores pero qué maravilloso: llegando el Espíritu Santo, cuando el Señor Jesucristo fue crucificado, después de que resucitó, el Espíritu Santo llegó al corazón de ellos. Ahora en más eran personas distintas. Es decir, en Roma ante los sacerdotes ellos temblaban, deberían de haber temblado delante de ellos pero con toda convicción anunciaban la palabra de Jesús; era maravilloso.
Yo en esta ocasión (disculpen) me subí en un avión muy caro (discúlpenme). A menudo no había avión allí. Uno va y después viene, a veces tarda un día, dos días. Tuvimos que usar el avión privado, que era bastante caro pero pastor Park Young Joon y algunas personas determinaron: “Es importante porque el evangelio es importante”.
Tuvimos el viaje pero más cómodo. Claro, de aquí a allá fuimos, tomamos el avión común y dentro de ese lugar usamos el avión privado. Dos pilotos, una azafata. Había una persona que nos cuidaba. Éramos como 10 y tantos; visitamos aquel país. Nos encontramos con ministros y presidentes de muchos países. Especialmente, aceptando el evangelio que anunciamos, se conmovieron y estuvieron agradecidos.
El Señor Jesús, cuando se encontró con la mujer samaritana, verdaderamente tuvo que ir lejos. Pasando, ellos tuvieron que descansar también (estaban cansados). Se encontró con la mujer samaritana. Yo soy más vil que Jesús. Realmente me subí a un avión de clase. Discúlpenme que les diga esto pero estuvo bueno; tuvimos más tiempo para compartir.
Realmente han abierto el corazón hacia Dios, especialmente por la Expo Busan 2030. Yo fui ahora para realizar esa obra; por la gracia de Dios lo hemos hecho de maravilla. Se maravillaron, estuvieron con nosotros y tuvimos mucho agradecimiento; era maravilloso ver cómo Dios trabajaba en nosotros.
Cuando vemos el mundo que la Biblia nos enseña, el mundo que nosotros vemos es distinto. Nuestro pensamiento. Desde que amanece el sol veo, ahora experimento; dentro de ese límite uno llega a pensar. Dentro de nosotros hay manifestación de educación, de cultura. Uno puede aprender mucho de eso pero el mundo espiritual, el mundo de Dios, no podemos verlo, no podemos tocarlo pero entonces, contrariamente, tenemos que abrir la Biblia. Esta Biblia es un libro maravilloso que nadie puede escribir. De tal manera se cumple y es maravilloso.
Yo tengo realmente una pena delante de mi esposa, es que cuando empezamos la iglesia en Daegu éramos pobres y pasamos hambre en muchas ocasiones. Terminamos el culto de la noche y se iba a la casa; no había ni comida y me sentía apenado. Me quedé allí. En el segundo piso estaba el salón de culto. No quería ir a casa. Me puse a orar. Oramos largo tiempo, de repente ¿cómo ore?
“Hay muchas islas en el sur del Pacífico. ¿Qué clase de gente va trabajando? ¿Qué clase de gente son? Ellos, ¿cómo viven? Ellos, ¿qué comen? ¿Quién les predicará el evangelio a ellos? Señor, en el sur del Pacífico, a aquellas personas, permítanos predicar el evangelio”. Nosotros, yendo, realizamos la campaña.
En adelante queremos empezar el canal de televisión en cada país. No podríamos hacer como el canal KBS porque gastaremos mucho dinero pero para que puedan oír la palabra de Dios, un canal. Hemos pensado realmente en la estación de televisión. Hablamos con el hermano Oh Young Jin. Haciendo un canal, este culto, si podemos llevar allá y si se transmite, qué felices estarán los ciudadanos; si ellos reciben la salvación, qué felices estarán. Pensé mucho acerca de ello.
Claro, la mayor felicidad de ellos es la novela coreana. Sí, hay muchos que hablan coreano. En el lugar en donde tienen televisión, sí, lo hablan pero en el lugar en donde no, no. Me surgen pensamientos, tengo tantos proyectos que quiero hacer. No sé ni cómo lo voy a poder hacer todo, ni me imagino.
Hoy, acerca de la iglesia de Gangnam: las personas ¿con qué corazón están viviendo? Cuando se despiertan en la mañana ¿qué es lo primero en que piensan? ¿Qué corazón tienen para resolver aquella dificultad? ¿Fácilmente sabrían que pueden resolverlo mediante Jesús en lugar del dinero?
Yo, cuando me pongo a pensar en eso, las veces que empiezo a predicar: “Ah, tengo que sacar esto, poner esto, sacar esto”; voy luchando. Es muy corto el tiempo del sermón, es casi una hora de sermón que yo doy. Todo el día hablan de las cosas del mundo pero una hora de sermón… Algunos dicen: “Durante una hora ¿cómo que tiene tantas cosas que decir? ¿Es posible?”
Pero realmente, yo tengo tantas cosas que decir. Cuando fui a ese país tenía tantas cosas que decir y había tanta gente que quería oír, entonces estaba feliz. Fui a Kiribati y el presidente de aquel país… ¿Hay alguna foto de Kiribati? Por favor, a ver si la pueden mostrar.
Han preparado un banquete para nosotros. Teniendo comunión con el presidente, era conmovedor, preparamos… El mejor restaurante de Kiribati… Hemos estado agradecidos.
Junto con el misionero, junto con los hermanos, fuimos a almorzar. Comiendo… Yo como
muy rápido; cuando como, ya trago todo. Para comer yo tengo que calcular, pues, hasta cómo comer para hablar. El presidente estaba feliz.
Por último en Fiyi… ¿Ustedes se acuerdan del pastor Jonae? El primo del hermano Jonae hace poco que estuvo como Primer Ministro; nos encontramos y hemos estado agradecidos. Hablando de esto, en mi corazón: “¿Cómo será que el Señor me ha guiado a mí? A un hombre como yo ¿cómo el Señor lo ha formado? ¿Cómo me ha hecho a mí?” Me sentí muy agradecido.
En esta mañana pensé: “¿Qué tengo que decir? Leí esta palabra de la Biblia. En el libro de Hechos, los discípulos de Jesucristo, antes de que se crucifique, todos se escaparon. Pedro se arrepintió y luego de lejos lo seguía. Cuando seguía al Señor Jesús fue junto a la casa de los sacerdotes. Pedro no podía entrar, Juan podía entrar. Le habló a la muchacha y luego Pedro entró y la muchacha le dijo a Pedro:
—Tú eres discípulo de Jesús.
—Yo no conozco a tal hombre. Esa es la figura de Pedro tal como es, así de manera cruda lo han expresado en la Biblia. Luego oyó que cantaba el gallo y vemos la figura de cómo Pedro llora después de que canta el gallo. Es tan igual a nosotros; no, no sé cómo. Luego Dios va formando a Pedro.
Lo que hemos leído hoy en Hechos 4: cuando Jesús murió crucificándose, resucitó y empieza Hechos, eso vemos. Después de que resucitó el Señor Jesús, subió al cielo; después de que subió, cuando se encuentra con Jesús, Pedro cambia. Jesús, cuando resucitó, Pedro estaba con los discípulos y Jesús lo viene a buscar a Pedro.
Cuando al último Pedro sigue a Jesús, la muchacha le dice: “¿Tú no eres discípulo de él?” Negó; así estuvo, ¿verdad? Tenía mucha, mucha vergüenza, Pedro. Se pone a pensar: “Hombre como yo ¿qué voy a ser apóstol? Yo ¿cómo voy a ser…? Ay, ¿discípulo de Jesús? Yo no”.
Hay momentos en que los pastores dicen eso. Yo también, no siempre pero también a mí me ocurre. “¿Será que yo realmente soy digno de ser pastor? ¿Cómo yo voy a ser pastor? Yo ¿para qué me convertí en pastor?” Cuando yo me veo a mí mismo: “Si les cuento todo ello, ah, los miembros no van a oírme a mí. ‘Ah, ese pastor Ock Soo Park es un falso’”. Entonces un poquito expreso eso.
También Pedro tuvo aquellas ocasiones como nosotros. Jesús resucitó y se manifestó. Estaba así, atontado y Jesús pasó de largo, luego Pedro se pone a pensar: “¿Cómo yo soy discípulo de Jesús? Dije que no lo conocía, negué al Señor Jesús”. Pedro en su corazón se decepcionó, por más que se ponía a pensar: “Hombre como yo, ¿cómo voy a ser discípulo de Jesús? El colmo. ¡No, yo no. ¿Cómo que yo voy a ser discípulo? Yo no!” Estaba bien atormentado. Pedro: “No, no se puede. Realmente el gusano debe comer de las hojas. Yo soy un discípulo. No, no, yo no soy un discípulo, yo soy un pescador”. Él dejó todo y fue a Galilea para pescar. Los discípulos que estaban con él:
—Pedro, ¿a dónde vas?
—Yo voy a pescar.
—Despiértate. Jesús resucitó. ¿Cómo que te vas a ir a pescar? Tenemos que anunciar el evangelio.
—Conmigo no se puede, conmigo no se puede.
—Pero ¿qué piensas hacer? No, vamos a… Ya, renuncia a eso, vamos a predicar el evangelio –deberían haber dicho esto–. Yo también, yo también. Mejor vamos a pescar, mejor. Vamos, vamos.
Ni siquiera uno pudieron pescar toda la noche. Amaneció, no pudieron ni pescar uno siquiera. “Antes hemos podido pescar pero parece que los peces nos conocieron, parece que recibieron alguna información de nosotros y por culpa de nosotros ni los peces vienen”. Nada les salía. Jesús se aparece allí.
—¿Hay pez?
—No, no hay.
—Tiren a la derecha la red.
Conforme a la palabra de Jesús habían tirado a la derecha. Mirando eso: “Es Jesús”. Fueron corriendo; Pedro, nadando. Cuando se fijó estaba Jesús en la costa. Había puesto, sí, el fuego, había peces. En silencio estaban desayunando con Jesús. Después de que terminaron de comer:
—Hijo de Jonás, Simón, ¿tú me amas más que estos?
Yo no sé cómo Jesús puede preguntar ello. Podría preguntar otra cosa pero es algo tan difícil. ¿Cómo deberían de responder?
—Yo amo a Jesús.
—Pero ¿para qué te escapaste si me amas?
—Sí, realmente no concuerda, pues. Yo… Pero yo, yo a pesar de eso amo a Jesús.
—Pero tú te escapaste.
—No, estás mal, estás equivocado.
Pero Jesús le pregunta:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que todos?
—Sí, obviamente lo amo. Si no soy yo ¿quién le va a amar? Yo le amo.
No, no le podía decir eso.
—Señor, usted sabe que yo le amo.
Jesús dice:
—Apacienta mis ovejas, pastorea mis ovejas.
Ese día Pedro se encuentra con Jesús. Había descubierto el corazón de Jesús por primera vez. “Ah, Jesús me conoce a mí. Desde un comienzo era un hombre carente, desde un comienzo yo era un hombre así, yo era realmente un don nadie, yo realmente era una persona cobarde desde un comienzo. ¿Cómo me dice el Señor?
—Apacienta mis ovejas.
—Señor, usted me conoce. ¡Yo lo negué tres veces a usted pero me dice que pastoree. ¿Usted me encarga a sus ovejas a pesar de que yo soy así?!
El corazón de Pedro era muy distinto a Jesús. En el corazón de Jesús no puede menos que derretirse uno. Nosotros somos así a pesar de que creemos en el Señor: “Ya tengo que dejar de ir a la iglesia. Siempre pastor Ock Soo Park grita, grita y dice lo mismo siempre. Ya es la décima segunda vez que oigo esto. No sé cuánto repite. ¿Es posible? ¿Sería que porque no tiene libro el pastor repite tanto?”
Hermanos, el Señor es distinto al pastor Ock Soo Park, es distinto a ustedes, a los hermanos amados. El Señor tiene esperanza en ustedes. “Pedro me negó a mí ahora pero predicará el evangelio por mí. Pedro, a pesar de que me negó, a pesar de que dijo que no me conocía…”
El Señor Jesús no es ese Pedro que ahora se ve sino que está mirando a otro Pedro; de esa manera lo está guiando. Así empieza el libro de Hechos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7; del 1 al 2, ¿cuánto tiempo tarda cuando leemos? Con libro es como cinco minutos. Es hasta el 6, del 1 al 4. Pedro va cambiando. Aquí, cuando llegamos al 4 de Hechos:
1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
Hasta hace un poquito: “Yo voy a ir a pescar, no voy a ir a creer en Jesús. ¿Cómo que yo voy a ser apóstol? Yo soy apenas un pescador”. Sí, claro, es un pescador. “Sí, ¿cómo que yo voy a hacer eso? ¿Cómo que yo voy a ser discípulo de Jesús? ¿Es posible? ¿Para qué? Se encuentra con Jesús. Llegando al 4, Pedro, es increíble cómo predica. En el 1 dice:
Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho [...] esto?
Ellos imaginaron que dicen: “Disculpe”, “Perdón”. Algo maravilloso es que Pedro habla de esta manera. Con toda convicción Pedro va hablando:
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos…
¿Cómo es que habla de manera tan simple? ¿Cómo es que encaja todo cuando el Espíritu Santo llega? Es eso. Cuando leemos la Biblia a veces: “Wow, ¿cómo que hay tal palabra? ¿Por qué yo no sabía esto? Wow, esta palabra es tan buena, es bella esta palabra. Ah, ¿cómo que hubo tal palabra? Mi pecado fue perdonado, wow”.
Yo antes tenía tanta hambre cuando era pequeño. Yo había comido manzanas de la casa ajena, verdaderamente también comía caqui; robé mucho, robé bastante. “¿Cómo que yo voy a ser pastor? Soy un hombre sucio, soy un pecador”. Un día Dios vino a mi corazón, iba guiando mi corazón.
Yo, para recibir la salvación… Yo quería corregir cómo hablaba porque anteriormente hablaba y todos se reían cuando yo hablaba. Me dijo mi hermana: “Ock Soo, tú no tienes que ser pastor”. Sí, yo no pensé ser pastor; no te imaginas, no me imaginé ser pastor pero un día me convertí en pastor y de repente estaba predicando la palabra mediante Dios.
Anteriormente los sacerdotes y escribas habían matado a Jesús. Pedro tenía miedo de ellos, tenía temor pero ahora para nada les tenía miedo. Sí, a pesar de que vaya a la cárcel, para nada tenía miedo porque Jesús es mucho más grandioso que ellos. “Jesús cuando quiera me puede sacar de la cárcel y me puede dirigir, cuanto fuese tiene ese poder. ¿Qué tanto si me atrapan? El Señor Jesús, si me deja libre, voy a andar libre y si me deja vivo, yo voy a andar vivo”.
Ahora, más que el temor hacia ellos, tenía una fe grandiosa hacia el Señor Jesús. Wow. Pedro, había ocasiones en que actuaba de esta manera, wow. Hubo ocasiones en que Juan actuó de esta manera. Toda su vida parecía que Noé sería así.
El Señor Jesús, cuando uno descubre cómo le va guiando… Es grandioso el amor del Señor; uno siente tanta gracia. Aparte de Jesús, ah, ¿qué tanto tendría uno que decir? Nada, nada. Realmente hay tantas cosas que decir de Jesús pero algo maravilloso: yo soy un don nadie.
El gobierno de Kiribati había entregado un terreno al misionero Yoon Tae Young. Yo me fui a ver cómo es. En medio del mar vemos cómo está extendido ahora el asfalto. Al lado de ese asfalto hay un terreno. No es terreno, es un poquito terreno en medio del mar.
Yo en esta ocasión fui junto con el hermano que trabaja en el canal. Queremos hacer un canal de televisión en la isla del Pacífico. No sabemos cuánto costará. No será así, perfecto como KBS, no será como debe de ser, pequeñito. Vamos a poner un canal y quien sea que fuera pueda oír la palabra de la Biblia; eso es lo que estamos planificando con el anciano Oh Young Jin.
“A ver, tienes que poner el presupuesto. Quiero tener un canal de televisión. No todo a la vez sino poniéndole un poquito de música coreana, también películas coreanas, les encantan; las historietas coreanas les encantan, tienen tanta popularidad. Queremos luego que la popularidad número uno sea la palabra, queremos que ustedes oren por ella.
No voy a poder ir siempre a ese país a predicar. Sería bueno que puedan oírlo una vez, de nuevo y así pero en un canal. Qué bueno si ellos oyen el sermón del domingo, qué bueno si oyen la canción del coro, qué bueno si ellos oyen cómo los hermanos testifican pero esto es increíble: no es que hemos tratado de hacer esto pero nuestra misión, de manera maravillosa va trabajando.
Ayer antes de venir… El pastor Jonae, su primo es el ministro de Fiyi. El gobierno anterior tenía relaciones con China y China dijo: “Cierra la embajada de Corea”. La esposa de Jonae era embajadora pero su primo se quedó como Primer Ministro; yo conocía bien a él. Luego el ministro de Educación vino en busca de mí. Yo le dije a él:
—Le voy a decir al Primer Ministro. El Ministro está muy ocupado. Yo tengo que trabajar con usted: hagamos la charla de la mentalidad, trabajemos en cosas de IYF
estaba contento–. Por favor que hable, que diga el Primer Ministro… –Estaba muy ocupado el Primer Ministro. Vino antes de la campaña, hablamos y le dije al Primer Ministro–: Me encontré con el Ministro de Educación. Es difícil que me encuentre con usted, entonces me encontré con el ministro. Quiero empezar la charla de la mentalidad con todos los estudiantes. Si usted habla así, queremos traer al ministro de Educación a Corea, formarlo y embellecer este país. –El ministro dijo:
—Sí, yo voy a dar las órdenes –me sentí apenado. Yo no puedo decir: “Erige a tal persona, pon a tal persona”. Yo me sentía apenado. Yo no estoy haciendo política pero el Primer Ministro estaba feliz. Él dijo–: No me encontré con el Ministro pero hoy me voy a encontrar.
—Para que vaya a Corea, para mostrarle Lincoln y cómo educamos. En ese país también queremos enseñar esta educación; dentro del mundo espiritual, para que puedan vivir, queremos guiarlos.
Yo estaba realmente seguro por ello. Realmente el Señor Jesús cuando empieza a trabajar, no hay nadie que pueda impedir ello; nadie, nadie, no había nadie. Dentro de nosotros está el Señor Jesús. Si nos guía para predicar el evangelio, ¿quién podrá impedir ello? Aunque ustedes nunca han podido evangelizar, si Jesús en su corazón les habla: “A ver, predica el evangelio; a ver, salva a ellos con la sangre mía”; si Jesús dice ello, ¿quién va a impedir?
Imagínense solos. En nuestra iglesia son como mil 500 personas las que vinieron aquí. Todas las mil 500, si van para anunciar el evangelio, me parece un sueño. ¿Por qué hemos pensado otra cosa? ¿Por qué hemos pensado en vestirnos bien, en vivir bien? Predicando este evangelio, cuando la gente recibe la salvación, qué feliz va a estar el Señor, qué bueno si el Señor nos ayuda, qué maravilloso.
Verdaderamente, en esta ocasión no era posible ir a la isla porque había aviones una vez en tres días, una vez en cuatro días. “Sería bueno que nos vayamos en avión y nos quedemos tres, cuatro días; podemos ir a algunos países estando un mes en esa región. Entonces vamos a comprar un avión privado”. Yo no dije eso sino el pastor Park Young Joo. Era bastante caro.
Sí, no se podía con cinco centavos, no se podía ni con cinco mil. ¿Es posible? Nos hemos sentido agradecidos. Nos subimos entre 10: algunos pastores, alguna gente que trabajaba, dos coros. Cuando llegamos, luego vinimos, fuimos a la siguiente; era muy, muy bueno. Los pilotos también estaban felices estando con nosotros, agradecidos, especialmente la azafata. Había una señora joven. Ella era tan amable con nosotros porque eran 10; es decir, no podía dejar de ser amable aunque le digamos que no porque éramos apenas 10. Preparaba el almuerzo. Delante de Dios nos hemos sentido muy agradecidos.
¿Por qué? Desde hace tiempo atrás, en el sur del Pacífico, yo pensaba. “¿A quién predicaría en la isla del Pacífico?” Sin ir a casa yo me sentía apenado con mi esposa porque no había comida. No podía ir a mi casa porque me sentía apenado al ver el rostro de mi esposa. Solo me puse a orar. Dormitaba, oraba, dormitaba, oraba.
Orando dije: “Señor, en el sur del Pacífico hay muchas islas. ¿Qué ropa? ¿Qué comen ellos, Señor? ¿Quién predicará el evangelio a ellos, Señor? Permita que anuncie el evangelio en el sur del Pacífico, permita que ellos también oigan de Jesús y reciban la salvación, permita que ellos cambien también, Señor”.
Cuando me encontré con los hermanos que habían recibido la salvación, realmente ellos se conmovían, estaban felices; oyendo este evangelio estaban agradecidos. Los hermanos de la iglesia, todos, haciendo la tabla: “Bueno, fulano va al exterior, mengano… Así a todos los quiero enviar. Ustedes viajen al exterior, prediquen el evangelio; será muy bueno. Ellos están felices de ver al coreano también; contentos por ver al coreano, sienten agradecimiento. En esta ocasión por la gracia del Señor una gran puerta del evangelio se
ha abierto en muchos países; hemos estado muy, muy agradecidos. Cuando leemos la Biblia, Pedro ahora a escondidas iba.
—No, tú eres discípulo.
—No, yo no soy discípulo, no.
Es tal Pedro. El Espíritu Santo, llegando en él, realmente no le decía a la muchacha sino al judío le decía: “En lugar de oír a ustedes, a ver, considera si es justo que yo te oiga en lugar de la palabra del Señor. No podemos dejar de predicar el evangelio”. Es claro. Ellos son pescadores.
Delante de los líderes romanos, en voz alta predican el evangelio y profundamente ese evangelio entra en ellos, envuelve ese reino entero y hasta Roma entra el evangelio. Para impedir que Pablo vaya, muere Eunuco, también hay tempestad para que la nave se destruya, aunque impedía en la última ocasión.
Pablo llega a Roma y juntando a los judíos predica la palabra, el evangelio y así acaba el libro de Hechos. La ciudad de Roma, aceptando el evangelio de Cristo –un tercio de la gente de Roma dicen que eran cristianos. Yo escuché esa historia–, parece un sueño.
Ahora también Dios por nosotros, no solamente Seúl, no solamente en Corea sino que en el mundo entero, anunciando el evangelio está realizando esa obra. Los misioneros fueron enviados al exterior. Las veces que vamos al exterior veo cómo viven los misioneros: tienen dificultad, están en la pobreza pero los misioneros, cuando predican, aumenta la gente que recibe la salvación y ellos cantan himnos, se gozan. Cuando vemos eso, creo que Jesús estará muy feliz.
En esta obra tan grandiosa somos partícipes, somos personas capaces de ser partícipes en esta gran obra. No tengan miedo, no titubeen. Adelante, juntando dinero, vayan al exterior una vez al año. Las veces que tenemos campaña, ustedes pueden ir conmigo,
pueden ir con nosotros. Yendo allá, predicando también el evangelio a ellos, también ustedes aprendan inglés, aprendan idiomas extranjeros.
I think, think, think; I think, think, think. Aunque hable de tal manera me entienden, ¿verdad? ¿Verdad que lo hago muy bien? Cuando vemos en esta Biblia, verdaderamente los sacerdotes, escribas, funcionarios, ellos lo pueden molestar y lo pueden meter en la cárcel, ellos hasta fueron a la cárcel pero para nada están tristes.
“A ver, a ver, considera que oiga la palabra tuya en lugar de la palabra de Dios. ¡No podemos dejar de predicar este evangelio que hemos oído!” ¿Cómo puede decir algo tan sabio la boca de Pedro? ¿Cómo puede salir esto? Realmente a uno lo deja boquiabierto. Cubre Israel, entra el evangelio en Roma, llegó esto a Corea, hay gente que recibe la salvación aquí y hay gente que recibió la salvación en Corea; va al exterior. Yo después de casarme tuve una hija pero cuando mi esposa estaba embarazada de mi hija se acabó toda la comida en nuestra casa. Llevé a mi esposa. Había un gran orfanatorio y en él fuimos. Yo soy especialista en la prédica de niños. En ese entonces los huérfanos no seguían todo hasta que sean altos sino que a los 18 salían.
Imagínense qué dificultad tendrán ellos cuando salgan del orfanatorio. No les pediré nada. “Permítame predicar el evangelio a ellos. Permítame, abra el camino”. Me miro largo tiempo. Me dijo que sí lo haga. Mi esposa tenía el vientre hinchado. “El Señor me ama”, cantaba ese himno, los niños gritaban para cantar y era bueno de oírlo. Les predicamos la palabra.
A la tarde nos pusieron el almuerzo. El director nos puso un almuerzo tan bonito; hemos llorado de hambre, hemos probado ese almuerzo. De nuevo predicamos el evangelio. A la noche de nuevo predicamos y era delicioso. Durante una semana comimos el almuerzo y la cena y luego volvimos a casa.
Mi esposa no sabe caminar bien. Caminaba largo tiempo, desapareció y apenas ella venía caminando. Durante una semana, dos comidas al día. Habíamos sido realmente invitados a una comida maravillosa; era conmovedor. A la mañana no habíamos comido. Un día tuvimos la cantata en Gumi y vino una persona de Gimcheon.
—¿Cómo está? –Lo saludamos. Que él era un directivo del colegio de Gimcheon–. Yo conozco.
—¿Cómo usted conoce?
—¿Conoce al pastor Lee Soo Jung? –le pregunté.
—Es mi papá –me dijo él.
Trabajando en las cosas del orfanatorio, ahora empezó a trabajar en la educación, edificó el colegio Gimcheon, su hijo se convirtió en directivo y fue amigo mío. Una vez fui.
—A ver, almuerce –me invitó.
—Disculpe, yo quiero almorzar pero hoy no tengo tiempo. Si mañana usted me invita, yo vendré mañana.
—Que mañana venga.
Yo fui; tenía retiro en Daedeok. Con mi hijo fui porque quería hacerle comer a mi hijo. Me invitaron carne, su matrimonio. Nosotros entre cuatro comíamos, nosotros sacamos todo lo que estaba en la mesa. Empezamos a predicar el evangelio. Estábamos agradecidos por la comida; verdaderamente nosotros, estando en ese orfanatorio durante cinco días de mañana y tarde, realmente estábamos tan agradecidos comiendo el almuerzo y la cena.
Imaginémonos, Dios por el evangelio nos da dificultad, pobreza, decepción; más que cualquier otra cosa nos da el corazón de amar a Jesús. Si esa persona oye el evangelio, recibirá la salvación; esa persona, su vida cambiará, esa persona estará feliz, esa persona podrá liberarse de ir al infierno. Mi corazón arde.
En el mundo, cuando uno es cautivado para que no puedan llegar a pensar de esa manera; oyendo el culto el domingo, para que ustedes no puedan venir, Satanás les impide, ¿verdad?, a ustedes; escándalo para venir hasta hoy, ¿verdad?, pero Dios, es increíble cómo está vivo en medio de nosotros, trabajando.
¿Cómo es que por seres como nosotros pueden oír la palabra de Dios y recibir la salvación? ¿Cómo es posible eso? ¿Qué somos nosotros? Para salvar a aquella alma, ¡¿cómo es que nuestro Dios nos permite esa gracia tan grande a seres como nosotros?! ¡Nosotros, cuando predicamos y una persona recibe la salvación, ha obtenido la vida eterna, ese gozo, aquella gracia, ese amor ¿cómo podríamos expresar todo eso?!
A veces nosotros nos olvidamos del poder del Señor, nos cautivamos en la vida y pataleamos para vivir pero cuando ahora me pongo a pensar: “Yendo a las islas del Pacífico, a veces estamos cansados, no podíamos dormir y andábamos diligentes de acá para allá. Ellos recibieron la salvación y hemos estado felices, agradecidos”. ¿Dónde viene a ser esa iglesia donde está un hermano? ¿Fiyi, Samoa? ¿Dónde era? Ay, no, no oigo bien.
Me fui a ese país y estaba el matrimonio del pastor, los miembros. Había como 20, un poquito más. Esa noche se reunieron como 200. Yo prediqué la palabra. En la Biblia dice que Jesús murió por nuestro pecado pero hoy en día dicen que son pecadores. Jesús murió crucificado. ¿Cómo podemos decir que somos pecadores?
Eran 200, había mucha gente de otra iglesia, eran como 50, por ahí. Parece que los 50 eran miembros de nuestra iglesia. Hemos pasado un momento de gran gracia. Delante del Señor nos hemos sentido muy agradecidos. Claro, todos tenían su iglesia, no todos venían a nuestra iglesia pero Dios nos ha puesto el fuego, las llamas del evangelio; estamos agradecidos. Hermanos, todos por la sangre de Jesús, gratuitamente hemos obtenido el perdón del pecado. El Señor Jesús, alto, bajo, para nada ve ello, no ve si uno es bello o feo, si uno habla
bien o mal. No viendo nada de eso, los salvó. Lo más glorioso para ustedes es que ustedes predican el evangelio y que una persona reciba la salvación.
Yo estaba en Gochang, Jangpalli. Un año antes me habían dado la orden para que vaya al servicio. No quería ir realmente al cuartel porque estaba demasiado feliz en Jangpalli. Cuando fui, al comienzo había solamente dos niñas de tercer año; 10 recibieron la salvación. Luego cuando yo iba a ir al servicio, 20, 40, 50 recibieron la salvación.
Había muchos jóvenes. De noche, gente de Jangpalli casi no venía. Anteriormente dicen que se reunían 200, 100 porque cuando ellos venían los domingos, los misioneros les repartían El vaquero y el misionero ya no estaba, entonces no venían.
La gente de alrededor –Jangpalli, como su nombre dice, tenía una distancia–, cuando nos reuníamos en la noche: “Recibiendo mi perdón del pecado y conociendo a Jesús, todo cambió”, así cantábamos y así por turno testificábamos y luego yo predicaba la palabra. Después de predicar yo, teníamos la reunión de oración, empezábamos a las siete y media y eran como las 10.
A todas las personas que estaban alrededor, yo las subí a la bicicleta mía y todos nos bajábamos en mi bicicleta. Hablábamos, cantábamos. Los jóvenes realmente estábamos contentos. Los bajaba a ellos, había una subida y yo pedaleaba para subir.
En una noche oscura yo estaba feliz viendo cómo ellos recibían la salvación. Sentía amor por aquellas personas, estaba feliz cuando los veía en Jangpalli. Ahora no sé a dónde fueron ellos. Después de que yo salí, vino otro pastor. Al final empezamos la iglesia de Jangpalli de nuevo; ahora es una gran iglesia, hay un gran edificio y predicando el evangelio hay cosas maravillosas que han ocurrido allí.
Ahora, hermanos, hay algo que quiero yo decir. Dentro de ustedes deseo de la carne, placer; es cierto que trabaja eso en nosotros pero lo más profundo: el corazón de amar al Señor Jesús, el corazón de pensar en el Señor, ese corazón está en todos ustedes.
Cuando experimentan la gracia del Señor, cuando son guiados en el amor del Señor, cuando van caminando con el Señor, esas personas que experimentan cómo Dios va trabajando, placer, gozo del mundo es nada, es nada. Yo ¿con qué cambiaría el que uno reciba la salvación? Ellos irán hasta el cielo y me dirán: “Si tú no me invitabas, yo iba a ir al infierno”. Imagínense eso, qué conmovedor sería.
Cuando hay alguien realmente que se pone en contra y luego cuando vencemos, imagínense todo eso. Nosotros, sí, estamos ocupados un poquito, hay muchas cosas que hacer en el mundo también pero al lado del evangelio vamos a inclinar nuestro corazón. Queremos recibir la guía del Espíritu Santo. Ojalá que puedan ser guiados por el Espíritu Santo. Si es uno por año, 50 personas recibirán la salvación después de 50 años y los 50, cuando predican el evangelio, si así ustedes calculan, es maravilloso el evangelio. Sí, somos seres humanos, no podemos conocer todo muy bien.
A veces nos inclinamos a la carne, a veces somos muy humanos pero el Espíritu Santo que está dentro de ustedes: “Tu amigo no ha recibido la salvación; puede que aquellas personas vayan al infierno. A ver, predica el evangelio a tal persona. Tú también, ¿qué iba a ser si tú no recibes? Si alguien no te predicaba, ibas a ir al infierno eterno[1] , no este mundo que se ve ante los ojos”.
Si ustedes van marchando, si van corriendo… Pedro, Andrés, Juan eran ignorantes pescadores pero de manera maravillosa surgió la manifestación del evangelio por ellos. Cuando vemos cómo Dios trabaja, estamos demasiado agradecidos, no podemos expresar todo con las palabras.
Hermanos amados, hemos recibido la salvación por la sangre preciosa de Jesús. Entendiendo mediante la Biblia esto, si mi pecado ha sido perdonado, yo recibí la salvación, soy uno con Jesús, Jesús vive dentro de mí. Satanás para realmente borrar eso, barbaridades de cosas hace en ustedes pero en ustedes, cuando tienen el corazón de amar al Señor, si ustedes viven por el evangelio…
10 y tantas personas que están junto con nosotros… Durante una semana hemos ido a algunos países para predicar el evangelio. Como el hermano que testificó en la mañana, con agradecimiento nos hemos llenado en nuestro corazón y es maravilloso, es precioso. El Señor Jesús precioso, dentro de nosotros, estando vivo, va trabajando. Cuando vemos a ellos, los apóstoles, cuando hablan al pueblo:
1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Aquí dice “cinco mil”; es inmenso, ¿verdad que sí?
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Pareciera que uno va a padecer dificultad cuando predica el evangelio pero cuando Dios lo ayuda, lo deja al lado opuesto, boquiabierto. Dios, estando vivo, trabaja; es maravilloso. Hermanos, hermanas amadas, mucha gente se congrega en la iglesia y dice que es pecadora. Hemos hallado la gracia: claramente éramos pecadores pero por la gracia del Señor hemos obtenido el perdón del pecado.
Nosotros decimos que somos justos. También, a menudo, cuando pensamos en la gracia del Señor, estamos felices, agradecidos, contentos; de eso estamos llenos nosotros. Hermanos amados, el Señor abre el camino para ellos cuando son perseguidos y los meten a la cárcel, ¿verdad que sí?, pero cuando oímos cómo ellos responden, ellos están conmovidos y realmente vemos cómo nadie puede vencer a ellos.
A menudo, cuando vamos a la casa tenemos heladera, tenemos carro, hay una silla, donde podemos dormir bien, tenemos mesa. No, aparte de ello, en nuestra casa está Jesús.
Jesús se goza cuando yo predico el evangelio. “Yo también voy a aprender el idioma extranjero y una vez al año, entre tres y cuatro veces, durante un mes predicando el evangelio, a ver, voy a predicar durante un mes en el extranjero con la familia y vengo luego”.
Teniendo ese plan, por favor no piensen ir rápido al cielo porque si van rápido, no pueden predicar en esta tierra. Es bueno que vayan también a ese reino pero prediquen plenamente en la tierra hasta los 135 años. Será muy bueno que vayan en ese momento, nadie les va a impedir que vayan.
Amando al Señor, trabajando por el evangelio. Luego, en ese momento, fuertemente surgiendo la manifestación del evangelio, Pedro, Juan, Jacobo, aquellas personas cuando son utilizadas por el Señor, siendo como ellas, seres prestigiosos, siervos del Señor, ellos han sido siervos maravillosos.
Todos ustedes han recibido el perdón del pecado por la sangre de Jesús. Jesús los acompaña. No es pensamiento del hombre, solamente sean guiados por la palabra de Jesús. Si viven una vida bendita, no habrá algo mejor que ello.
De mi amigo a menudo les cuento. Yo, entre mis amigos… Sí, Jung Jong Nam, mi amigo tan guapo. Sí, él era tan bueno. Una vez él llevó lo mío y lo destrozó.
—Ock Soo, perdón.
—¡¡Aaah, ¿con que me pidas disculpas ya está?!!
De repente Jong Nam me dijo:
—Ock Soo, somos amigos. ¿Por qué tanto así? Yo te voy a dar el mío, el mío es mucho mejor que el tuyo.
No se imaginan, me avergonzó tanto ese amigo. Yo a menudo me pongo a pensar en esto. Jung Jong Nam, tan guapo, si se pone en el púlpito, será bueno realmente verlo, predicará tan bien pero Dios ¿por qué salvó a un hombre como yo? Fui a la tierra natal y mis amigos me dijeron:
—Ock Soo, ¿oíste sobre Jong Nam?
—No. ¿Por qué?
—Se casó y su esposa, dicen que es muy bonita. Ella iba a candidatearse como Miss Corea y no se fue.
—Ay, no he visto a su esposa pero Jong Nam también es guapo, es muy guapo.
A veces me pongo a pensar. “Jong Nam guapo, alto, si viene aquí, será bueno de verlo, sentiremos tanta satisfacción pero ¿por qué me salvó a mí?” Me pongo a pensar así. Lo triste: después, pasando un tiempo fui a la tierra natal.
—Ock Soo, ¿escuchaste sobre Jong Nam?
—No. ¿Cómo pasa él?
—Se suicidó –dice.
—¿Qué? Él es… pero ¿por qué? ¿Por qué se suicidó si él es tan guapo y tiene una esposa tan buena?
No podemos verlo porque murió. Hubiese preguntado antes de que muera… Si hubiese sabido que se iba a suicidar… A veces me pongo a pensar. “Dios, ¿por qué me salvó a mí, un ser tan inútil como yo? Tengo un carácter tan feo. Soy feo, solamente mi boca es grande, lo único que tengo grande; mi boca es la más grande entre todas. Soy el primero en comer”.
A veces me pongo a pensar y siento demasiado agradecimiento ante el Señor. Predicando el evangelio, cuando vuelvo a casa me subo al ascensor. Cuando voy hasta el séptimo piso: “Dios, muchas gracias. Hoy también prediqué el evangelio. Pasó un día”.
Hermanos, viviendo junto con ese Señor Jesús, creyendo en el Señor Jesús, si ustedes viven por ese Señor Jesús, el Señor Jesús los cambia como a un Jesús pequeño. Ahora en más no vivamos por nosotros, vivamos por Jesús.
Juntando dinero, sí, vayan, viajen a un país, prediquen el evangelio durante un mes, hablen el idioma extranjero. Vamos a hacer un curso para aprender el idioma extranjero: cursos de inglés, cursos de francés, para que puedan aprender el inglés cuando nos encontremos con la gente, predicando, enseñándole, sí, predicando cuando vayan caminando por el camino.
Pudiendo sentir el amor de Jesús, experimentando y hablando, es mucho más bendito, mucho más glorioso. Sus hijos, sus hijas, para que todos vivan por el evangelio, cuando nos ponemos a pensar, realmente nos sentimos agradecidos, muy agradecidos. ¿Verdad que agradecidos se sienten? Con que reciban la salvación, con eso es suficiente, ¿verdad? Espero que ustedes pongan los ojos en el Señor. Muchas gracias.