"La vida de fe de Pablo" - Hechos 9:1-31

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PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK

11 de Marzo de 2023

“La vida de fe de Pablo "

Prédica dominical del pastor Ock Soo Park

"La vida de fe de Pablo”

¿Cómo están? El himno de Händel, El Mesías, realmente ha sido grandioso, la obra. No es fácil poder oírla y el sentido es más profundo porque nuestro coro lo ha hecho.

La palabra de Hechos vamos a leer. Hechos, capítulo 9. Voy a leer desde el 1.

1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

6 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

7 Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.

8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,

9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,

12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;

14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.

15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;

16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.

19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios.

21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?

22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Hasta aquí vamos a leer. Hoy acerca del apóstol Pablo hemos leído. En el libro de Gálatas, el apóstol Pablo ¿qué dice? Me ha elegido desde el vientre de mi madre y se goza por manifestarse en su hijo. Es decir que Pablo… ¿Qué es lo que decimos delante del Señor? “Dios desde el vientre me ha elegido para que anuncie el evangelio”. No sé si Satanás supo sí o no eso. Durante un tiempo Pablo, dirigido por Satanás, trató de matar a muchos cristianos. Cuando vemos en la Biblia, se decía que había muchos cristianos en Damasco; recibiendo el acta, él fue a Damasco para matar a los cristianos. Saulo les perseguía, tomaba a los cristianos o los encarcelaba; eso era su oficio. Cuando iba a Damasco se encontró con Jesucristo. Había una gran luz, no podía ver y se desmayó pero le dice una voz:

—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Pablo dice:

—Señor, ¿quién es usted?

—Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Nosotros cuando pensamos en la manifestación de Dios, es maravilloso. Yo hace ya 60 años que recibí la salvación. Durante ese tiempo, congregando en la iglesia yo había vivido de manera muy oscura. Teníamos hambre, robamos y mentimos mucho. Jamás dudé que yo iría al infierno porque yo tenía mucho pecado pero en realidad no quería ir al infierno y no sabía qué hacer. Mientras leía la Biblia acerca de la verdad, que la sangre de Jesús lavó mi pecado, esta verdad comenzó a colocarse en mi corazón. Yo no me encontré con Jesús como Pablo, de una manera tan grandiosa, simplemente leía la Biblia pero claramente mi pecado había sido lavado. Era maravilloso: mi pecado ha sido lavado.

Desde ese momento yo iba a la iglesia presbiteriana y comenzó a rumorearse. Cada domingo los miembros del coro practican el himno. Terminando la práctica estábamos así, sentados, y todos, ya que nos aburrimos y no queremos volver así, cantamos canciones del mundo pero en ese momento, cuando querían cantar, yo salí para adelante. Yo dije: “deben obtener el perdón del pecado”. La gente se asustó. “Ock Soo ¿qué le pasa? ¿Está loco?” Como que se sentía eso. Yo les dije: “debemos obtener el perdón del pecado”. En ese momento todos los jóvenes de la misma manera decían: “sí, yo también, yo también. ¿Qué tengo que hacer?”

Todos unánimes decían eso. Si hubiese podido hablar bien como ahora, yo les hubiera explicado acerca del perdón de pecado; qué bueno iba a ser pero no pude. Yo no sabía cómo explicarles cómo obtener el perdón del pecado. Pasó como un mes. El pastor de la iglesia me iba aislando; él me aisló. En ese momento los diáconos, ancianos, pastores, todos decían que eran pecadores. Yo no llevo bien la vida de fe. No soy una persona buena, no soy una persona que lo hace bien. Una persona que era así, decía que obtuvo el perdón del pecado. Entonces el pastor en la hora de culto dijo: “señor Ock Soo Park, usted será castigado porque tomó el bus en un domingo”. Yo bien sé, soy un don nadie. Cuando me habían dicho eso, no me iba a tratar así si yo era una persona que realmente era pudiente, sobresaliente. Ya que yo decía que obtuve el perdón del pecado, que tenían que obtener el

perdón, entonces esto era un problema. Yo exactamente no podía explicarle cómo obtuve el perdón del pecado. A mi hermana seriamente le dije: “obtuve el perdón del pecado”. Realmente mi hermana se preocupó en gran manera al oírme. “Ock Soo, si has hallado la gracia, tienes que tener un corazón humilde. El pastor dice que es pecador, el anciano también. ¿Cómo tú dices que eres justo? Es absurdo”. Pero yo no sabía cómo explicarle a ella. Yo como que me volví raro, como que estaba ansioso.

Mientras que pasaba el tiempo surgían obras de la salvación. Había gente que iba recibiendo la salvación, luego yo tuve el momento para ir al seminario. Los misioneros hablaban inglés y había gente que traducía. Yo tanto quería aprender el inglés. En mi corazón me decidí: “si no oigo el inglés, tengo que oír la palabra”, dije. En ese momento había como seis misioneros que empezaron la escuela misionera. Aunque no todos tenían un mismo corazón, todos eran salvos. Cuando ellos vinieron a Corea ¿qué dijeron? “Corea tiene hora piadosa, tiene realmente la plenitud del Espíritu Santo; sí, realmente son muy espirituales” pero nadie había recibido la salvación. En ese momento había un misionero muy famoso. Norman Graham, en Yeomsan de Daegu, invitó a mil personas para predicar el evangelio. Esta persona esperaba el avión de Yeomsan, Corea, estando en Japón, y habló con una persona occidental. Mientras que hablaba ¿quién era? Era el delegado de la misión wec. El delegado de la misión wec era muy famoso. Ellos empezaron a conversar. Le dijo: “vayamos a Corea”. Cambiaron el pasaje y vinieron a Corea. En el monte Choan convocó a tres mil personas. Ellos oían la palabra. Esta persona ¿qué era lo primero que sentía habiendo venido a Corea? Norman Graham, cuando predicaba, la gente dormitaba. No podían entender, luego el tercer día:

—Hazlo con el traductor.

—Mira, personas que tienen tanta plenitud ¿qué les pasa? Usted, ¿qué está traduciendo? ¿Cómo traduce?

—Sí, tal como usted dice, yo lo traduzco.

—Yo hoy ¿qué dije?

—Dijo esto, esto, esto. ¿No es así?

—Oyendo esa palabra todos están dormitando.

Esa persona se levanta al día siguiente. Comenzó a hablar. “Por si acaso entre ustedes ¿hay alguien que obtuvo el perdón del pecado? ¿Hay alguien que ha renacido? Alce la mano”. Ellos al oír dijeron que había una manifestación del evangelio, que mucha gente había recibido el perdón del pecado. Era así, ellos habían oído eso pero no había nadie que alce la mano; algunos querían levantar la mano pero dice que [la] bajaron. El delegado de la misión wec, mirando eso, dice que se asustó demasiado; [para] él realmente fue un impacto. Así volvió a Inglaterra.

Luego, había un joven que quería ir a una misión. Esta persona se preparaba para ir a la misión de un país. No obtuvo el pasaporte [ni] la visa; no había podido ir a ese país porque no le salía la visa. Norman Graham estaba realizando una gran campaña en Inglaterra y el hermano había venido para testificar. Ahora oyó el testimonio y dijo: “ese joven que vaya a Corea”. Norman Graham le dijo que vaya a Corea. Él dijo: “no, no, yo no voy a ir a Corea” pero al final no obtuvo la visa de ese país y tuvo que venir a Corea. Ellos, viniendo, cuando vieron las iglesias de Corea se dieron cuenta de que no había ninguna persona que era salva en Corea; no había nadie que pueda decir eso. Ellos durante dos semanas ayunando, orando, ¿qué es lo que debían de hacer por Corea? En Corea hay manifestación del evangelio, dicen que hay una plenitud del Espíritu Santo y entre los misioneros no había muchos misioneros salvos entre ellos pero los misioneros se daban cuenta de que realmente no era nada, que no era ni salvación lo que tenían. Kays Glass fue enviado a Corea y de esa manera nos hemos podido encontrar con misioneros quienes eran salvos. El misionero un día vino a Seonsan. Yo estaba en la secundaria. Él venía para enseñarnos el inglés. Nos encontramos realmente en el colegio, en la iglesia; a menudo nos encontrábamos. Un día él estaba doblando los volantes y yo le ayudé a él.

—¿A dónde va usted para evangelizar? ‒le pregunté.

—Voy al mercado ‒me dijo.

—¿Podemos ir nosotros también?

Él por primera vez me preguntó a mí esto:

—¿Usted obtuvo el perdón del pecado? Sin haber podido obtener el perdón del pecado ¿cómo hará que otros obtengan el perdón del pecado?

Él me dijo eso a mí. No pasando mucho tiempo, por la gracia de Dios entendí que mi pecado había sido perdonado. Luego ya en la iglesia me hicieron bullying. Yo me dirigí al seminario. No miraba mucho la Biblia. De que leía, leía la Biblia pero no era tal persona. Yo, terminando el seminario, quería anunciar el evangelio, quería realizar esta misión y mi corazón se encendía por ello. En Apgokdong, yendo, yo estaba allí, luego estaba en Jangpalli. En ese entonces teníamos tanta dificultad hasta no poder expresarlo por las palabras. Fui al cuartel, terminé el servicio, obtuve mucha fuerza y prediqué en Kimcheon. Yo predicando en la base, en ese entonces había hecho un campamento de niños. Hicimos un grupo de 24 [sub]grupos y fuimos para predicar. Dijeron que era buena la palabra que anunciamos. El otoño siguiente en cinco iglesias yo fui como expositor de una iglesia pública.

Lo que no puedo olvidar es la iglesia presbiteriana de Boeun. En ese entonces en la universidad Chungnam de mujeres, [en] la carrera de enfermería, en ese internado de aquellas estudiantes había recibido la salvación el encargado. Yo cada sábado iba allí a realizar el estudio bíblico. En ese lugar estaba la joven llamada Kim Hye Kyung. ¿Quién era esta persona? Era la hija del anciano de la iglesia presbiteriana de Boeun. Fui yo a la iglesia de Boeun para realizar una campaña allí. En ese momento, realmente todos habían obtenido el perdón del pecado exceptuando a algunos ancianos. En otoño siguiente, en la iglesia presbiteriana de Boeun, en la iglesia Jincheon, en cuatro iglesias yo había realizado la campaña. ¿Qué me había ocurrido a mí? A menudo, las veces que tenía tiempo quería ir a la iglesia de Boeun juntando a los hermanos y predicar el evangelio. Continuamente, aunque yo predicaba la palabra, claramente estaban felices por haber recibido la salvación pero iban muriendo. No está mal el evangelio. ¿Por qué? ¿Qué les pasará a ellos? Nosotros hablábamos de la fe pero los pastores que no son salvos, si hablamos de la fe, ellos acentúan las obras. La gente salva tampoco tiene fuerza; eso podía sentir.

En el año 1971 yo me casé. En el 72 mi esposa me dio una hija tan preciosa. En el 73 era el primer año de Eun Sook; era en la fecha 25 de enero. Después de ese primer cumpleaños, nos mudamos a Daegu el 26 de enero. En el 74 nació Yeong Kook y en el 76 tuvimos la escuela misionera. En ese momento en Daegu, Padong, estábamos reunidos los misioneros y los seminaristas. Yo no sabía cómo hacer un seminario. El tío de mi esposa, Im Kyung Lim, pertenecía a la asamblea bíblica. Yo me fui en busca de él.

—Quiero tener una escuela misionera. ¿Usted no quisiera acompañarnos en esto?

Entonces él dijo:

—Wow ¿cómo tú eres capaz de pensar en esto? Es maravilloso.

Realmente estaba tan feliz él. Entonces yo pensé que me iba a acompañar en ello pero dijo:

—Yo tengo mucha edad. Si fuese 10 años más joven, trabajaría contigo pero tengo demasiada edad. No puedo realmente acompañarte. Empéñate.

Muchos libros de versión original que él tenía, me había dado en una maleta. Sentía carga por esta escuela misionera. “Ah, yo no, yo no” pero Dios parecía que se olvidó. Después pasaba un tiempo y de nuevo me venía a la mente. En el año 76 convocamos a cinco alumnos en la escuela misionera. Eran dos mujeres y tres hombres. En ese momento empezamos una escuela en donde se había reunido gente renacida por primera vez en Corea. Ya hace 60 años que hemos empezado de tal manera. Los estudiantes eran 10, 100 y así. Íbamos anunciando el evangelio en el mundo entero.

Aunque hay miles de misioneros, a donde iba la Misión Buenas Nuevas era diferente. A veces cuando va un hermano sentimos quebranto pero algunos hermanos van y hay muchos misioneros que trabajan mucho mejor que yo. Además, al comienzo, con este evangelio habían ido a Estados Unidos. En ese momento en Corea no nos permitían el pasaporte para poder ir al exterior. Habíamos hecho las Olimpiadas en Corea. El motto de las Olimpiadas era “El mundo a Seúl, Seúl al mundo” pero la gente había venido a Seúl para las Olimpiadas; aunque se logró “el mundo a Seúl” y luego decían “Seúl al mundo”, a nadie le permitían pasaporte en Corea en ese entonces. En primavera el presidente había dado una declaración diciendo: “[que] ahora se expida pasaporte para los ciudadanos”. Yo y mi esposa fuimos a la Embajada de Estados Unidos para hacer el pasaporte. El cónsul nos preguntó: —¿Son un matrimonio?

—Sí ‒le dije.

—¿Por qué ustedes van a Estados Unidos?

—Vamos para viajar.

—Sí. Vayan a salvo. Disfruten el viaje.

Por primera vez fuimos a Los Ángeles de Estados Unidos a predicar el evangelio, luego en otoño fuimos a Berlín, Alemania, para predicar el evangelio. Ahora ha pasado el tiempo. En el mundo entero, en casi la mayoría de los países la Misión ha entrado y estamos realizando el ministerio; el evangelio estamos anunciando. Las veces que la misión predica el evangelio, hay manifestación maravillosa. Verdaderamente el hermano Han Sol Lee, como fue secuestrado y casi muere, él realmente revive. A veces cuando hablamos por teléfono, hace cosas maravillosas. Ese país es tan pobre, no pueden comer bien. Dice que llama a mucha gente y le dan de comer comida en su casa.

—¿Y tú qué comes? ‒le pregunto.

—Yo tengo arroz.

No le puedo apoyar con mucho dinero a él pero es increíble. Dios ayuda a este hermano; es maravilloso. Algunas personas dicen que continuamente le donan arroz a él. En ese país casi la mayoría pasa hambre. Fui a Atlanta. En ese lugar había un misionero que vino del país del misionero Han Sol Lee. Cuando le hablamos del misionero Han Sol Lee, esta persona se asustó en gran manera.

De esta manera los misioneros son enviados en el mundo entero. La gente no conoce la Misión Buenas Nuevas pero cuando empieza a conocer, la gente queda maravillada. En Estados Unidos miles de pastores junto con nosotros ahora tienen comunión y están queriendo trabajar con nosotros. La vez pasada hemos ido a varios países para predicar el evangelio. Anteriormente nosotros realizamos una campaña y muchísima gente había venido. Parecía como un sueño. En esta ocasión fuimos a India, cien mil personas se han reunido y casi todas recibieron la salvación. Cuando queremos realizar una campaña de

esa escala, todos se pelean para llamarnos. También a veces yo digo: “¿esto es verdad?” Me confundo. Hay un punto importante. Saulo hasta ayer era una persona que perseguía a Jesús. Con la fe de creer en Jesús empezó a predicar el evangelio. La razón es solamente una: él se encontró con Jesucristo.

—Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?

—Señor, ¿quién es usted?

—Yo soy Jesús de Nazaret a quien tú persigues.

Saulo se asustó en gran manera.

—Señor, ¿es cierto que usted ha resucitado? Yo no sabía.

—Ve a la ciudad y se te dirá qué hacer. Habrá alguien que te diga qué hacer.

Fue a Damasco y él había cambiado. [Se le] abrió la vista después de que recibió la oración y fue a Damasco a predicar a Jesús al momento. “¿Ese no es el hombre que encarceló a todos los que creían en Jesús? ¿Por qué actúa así? ¿Está loco?” Saulo predicó con más convicción; era maravilloso. Ahora cuando va a predicar el evangelio en el exterior, en aquel entonces la capital del mundo era Roma. El apóstol Pablo empezó a escribir la carta a los romanos: “yo quiero predicar el evangelio a ustedes que están en Roma”. Así escribe. Luego Pablo predica el evangelio y luego entra a Roma. En ese entonces Roma era la capital del mundo. Después de que Pablo entra, fuertemente hubo manifestación del evangelio en Roma. Miles de personas ahora son perseguidos; aunque ellos reciben la pena de muerte, fuertemente el evangelio cubrió a Roma por entero, sin apagarse.

La Misión Buenas Nuevas todavía es débil, hay muchas carencias, tiene todavía puntos débiles; sin embargo, hemos empezado a predicar el evangelio. Hay gente que es salva oyendo el evangelio. Miles de pastores de Estados Unidos, oyendo nuestro sermón, han recibido la salvación. Ahora a donde vayamos, en el mundo entero, cuando yo voy ahora me permiten subir al escenario; predico el evangelio. Esta noche yo iré a África. Después de

predicar el evangelio, en abril voy a Dallas. Continuamente ahora hacemos la planificación de la misión y nos abren la puerta para poder predicar el evangelio. No solamente lo hago yo. Muchos hermanos, muchos misioneros son enviados al exterior. A donde vayamos, las llamas del evangelio se van encendiendo; es maravilloso ver eso. Especialmente muchos pastores cristianos, cuando vamos, se reúnen, oyen la palabra, se gozan, se ponen felices. Yo a menudo pienso acerca del apóstol Pablo. A veces había perseguido a la gente que creía en Jesús, los encarcelaba. Contrariamente fue atrapado y él también fue llevado a la cárcel. Él no trató de cuidarse sino mientras que vivía por el evangelio, [es] cierto que el apóstol Pablo padeció dificultad pero hubo una manifestación del evangelio preciosa, maravillosa.

Señores, es cierto que somos perseguidos, es cierto que padecemos dificultad pero el Señor estando con nosotros nos hace marchar con el evangelio y eso es maravilloso. Ahora ¿qué es lo que nuestra misión tiene que hacer? Yendo al exterior los misioneros, nosotros que estamos aquí a nuestra manera tenemos un servicio del domingo. Los domingos descansamos, dormimos, comemos. No hagamos así sino con los volantes vayamos a las calles a predicar, uno por uno, sea quien fuera, con los volantes, cuando vayan afuera. Al comienzo parece raro, puede que, ay, no saben qué hacer pero si Dios trabaja, una manifestación maravillosa surgirá mediante ustedes. Yo con convicción creo en ello. Satanás trata de matar nuestro espíritu las veces que queremos llevar el evangelio.

La hermana Kim Ju Won me encontré un día con ella. Antes de encontrarme con la hermana Kim Ju Won, una hermana me dijo: “hay una persona [a la] que le llamo hermana mayor. ¿Usted podría encontrarse con ella?” La hermana Kim Ju Won, ella ganó mucho dinero porque tenía un negocio en Busan. Se casó, vivía y no encajaba en el carácter con su marido. Dice que salió de la casa con la niña y luego la madre y su hermano la ayudaban en el negocio pero un día había una adivina que ella conocía muy bien.

—Tienes que echar a tu hermano y a tu madre del negocio.

—¿Cómo voy a hacer eso?

—Como te parezca. ¿Gracias a quién estás viviendo bien, tú?

Entonces había echado al hermano, a la madre.

—Hermano, discúlpame pero hay una razón que no te puedo contar. Quiero que tú te marches de la empresa.

—Cuando yo estaba en una buena empresa, tú me llamaste para ayudarte. Y ahora ¿qué voy a hacer si me echas así?

A la madre y al hermano les había echado del negocio. Había otra cosa. Había una niña tan bella; su hija bella. La adivina ¿qué le dijo a la hermana Kim Ju Won? “Esta hija, cuanto más lejos esté de ti será mejor para ella”. Entonces era una bebé tan pequeña. Envió a ella a los parientes que estaban en Seúl y ella se quedó en Busan. Un día era muy de noche. La hermana Kim Ju Won se encontraba allí y alguien le dice:

—Kim Ju Won –ella oyó eso.

—Ve a la ventana.

Estuvo delante de la ventana.

—Pon una silla y salta.

Era un apartamento de 33 pisos.

—Al fin y al cabo el hombre un día debe morir. Acaba todo cuando mueres.

Esa voz era tan buena de oír. Tenía ganas de saltar. Ya quería saltar del apartamento. Un mes antes cinco amigos se habían reunido. Estaban divirtiéndose. Mañana en la mañana se habían decidido para escalar. Volviendo a la casa, luego se iban a preparar para escalar al día siguiente. Se reunieron pero una persona no venía. Le llamaban, no contestaba. Aquella persona se había suicidado en el baño. Era una persona extrovertida, era una amiga que no le faltaba nada; realmente era brillante. La hermana Kim Ju Won, cuando quería saltar del apartamento: “Ah, aquella amiga saltó oyendo esta voz, se ahorcó oyendo esta voz”. Dice que rápidamente cerró las ventanas. Luego ella sentía que estaba mal de manera psicológica y buscó a un psicólogo. Una hermana de la iglesia tenía una relación muy cercana con la hermana Kim Ju Won y le llamó.

—¿Qué haces tú?

—Yo estoy buscando a un doctor.

—Esto te tengo que contar, me digas lo que me digas.

—¿Qué es? Dime.

—Por favor encuéntrate con nuestro pastor.

—Bueno. ¿Qué tengo que hacer?

—Te vas a subir al ktx, vas a llegar a Seúl y yo voy a salir por ti.

La hermana Kim Ju Won se encontró conmigo. Yo le iba oyendo lo que decía. El espíritu maligno para llevar a ella a la destrucción, para llevar a la muerte, yo podía claramente ver eso. El haberse divorciado con el marido, el haber echado al hermano y a su madre, el haber enviado a la bebé a Seúl era totalmente un juego del espíritu maligno. No podía morir delante de la hija; si está el hermano o la madre no podía suicidarse delante de ellos. Al oír eso, el espíritu maligno a esta mujer verdaderamente para que vaya a la destrucción va planificando claramente. La hermana Kim Ju Won no sabía eso. Yo dije:

—Debe creer en Jesús.

Ella de manera tan inocente dijo:

—La próxima. No sabía ni cuándo ella iba a morir. En ese momento ella cuenta que yo grité, dice que tanto grité yo. De repente la hermana Kim Ju Won creyó en Jesús. Ella recibió la salvación. Se subió al tren; ella volvió a Busan. “Ya tú has dejado los dioses de los antepasados. Tú seguiste a Jesús: tu hija se va a accidentar”. Ella sentía mucho tormento. Llegando a Busan se puso a pensar. “Si fuese un Dios que murió en la cruz por mí, no permitirá que suceda eso”. Lo primero que hizo fue quemar los amuletos. Dice que esos amuletos son bien caros

y dice que eso se tiene que quemar en el baño. Ella quemó todo, dice. Esta hermana después de recibir la salvación obtuvo el cambio en el corazón. Vino a Seúl y está trabajando por el evangelio. Su hija también vive con ella.

Cuando oímos [de] ese mundo, claramente el espíritu maligno, para destruir, trata de llevarla al infierno. Yo le dije: “debe creer en Jesús”. Ella de manera pero tan inocente: “la próxima”, me dijo. Yo me asusté. “¡Escándalo!”, dije yo. De repente ella dijo que creía y así de repente ella recibió la salvación. Si yo ahora hablo de manera precisa: esto es una guerra. Cuando ustedes quieren predicar el evangelio, les hablan para no permitir[lo]; ponen mucha fuerza y hacen barbaridades para llevarlos al infierno. La guerra es intensa pero ¡lo que podemos ganar porque pertenecemos a Jesús!

Dios está con nosotros. Con fe, si predicamos el evangelio, de manera maravillosa Dios abre el camino. Las personas que eran del seminario parecían como unas don nadie pero aquellos hermanos ahora trabajan por el evangelio. Cuando vemos eso hasta yo me avergüenzo. Hay tantos siervos que trabajan de manera preciosa. A nivel del mundo entero, Dios nos lo ha puesto en nuestras manos. Antes del servicio, los ancianos nos reunimos. Juntando a los silver ellos dijeron que vayamos a predicar el evangelio. “Hagamos eso, sí”. Yo también en el instituto de los silver prediqué varias veces el evangelio; es maravilloso. En este periodo ya viene casi el fin del mundo pero Satanás trata de llevar a mucha gente a la destrucción y trabaja en gran manera. Contrariamente el Señor, ahora, rescatándonos del pecado, quiere rescatar del pecado a ellos y para ello quiere trabajar mediante nosotros. Algo claro es que Jesús es mucho más grandioso que Satanás. Ustedes viviendo así: en medio, permitiendo que caigan en el mundo, haciendo que ustedes caigan en la carne… Verdaderamente nosotros cuando vivimos dentro de Jesús, si ustedes viven por el evangelio, Jesús caminando en la vida junto con ustedes, en mil millones de cosas les ayudará. Dentro de la misión, cuando veo a gente que deja esa obra de haber predicado el evangelio, yo veo cómo su vida se hace tan miserable. Sin poder aguantar, en muchas ocasiones vienen a buscarme de nuevo a mí. Cuando vivimos por el evangelio, las manos

del Señor de manera más segura nos protegen, sea hija, sea hijo, sea familia, en todo nos permite su gracia.

El Mesías de Händel que es hecho por el coro Gracias, la primera vez que lo oigo, ante el Señor me he sentido muy agradecido. Era tan buena la música. Realmente es el mejor coro del mundo. Me he conmovido en gran manera. Sea lo que fuera que hacemos, en medio de nosotros Dios abre los caminos. Cuanto hagamos, sea el coro, la evangelización, cuando hacemos algo por el Señor no hay nada que deje de ayudarnos el Señor pero Satanás a nosotros hace para que nos apartemos del evangelio, que tengamos la comodidad de la carne y para que nos dirijamos de esa manera nos lleva a nosotros.

La manera más preciosa de protegernos es el evangelio. Durante un tiempo mi estómago estaba tan débil y sufrí mucho. En el año 1999 mi corazón estaba tan mal y tuve mucha dificultad. En el hospital universitario Hanyang no me podían tratar. Me habían presentado un doctor muy famoso, fui junto con él. Ese doctor tenía como 80 años; se había jubilado ya. Todos los días viene para descansar en el hospital. En alguna ocasión él ve a pacientes especiales. Todo el día él me examinó. Él dijo a la noche:

—Disculpe, señor, yo no puedo ayudar a usted. No hay camino –dijo él.

—Está bien, se empeñó mucho –le dije.

Eso era en el año 1999, en la casa de pino Solbat, en el retiro. Estaba acostado en la tienda y me puse a pensar. Desde la sede de la casa de pino hasta la escuela dominical son cuatro kilómetros. Es realmente tan larga la distancia. Cuatro veces fui y vine. Mi cuerpo estaba débil. “¿Podré llegar hasta el fin de año?” Yo decía eso pero cuatro veces ida y vuelta… ¿Será? Ah, realmente era increíble. Yo caminé sobre la arena, bajo el sol. Ah, yo no podía creer pero era una verdad. Al día siguiente me levanté y empecé a trotar. Luego cuando vivíamos en Daejeon había un colegio de mujeres, Seodaejeon, cerca. El colegio de mujeres Seodaejeon tiene un buen bosque y la cancha es tan buena para trotar. Al comienzo, para realmente correr toda una ronda, no lo lograba porque me dolían los costados. Corrí, corrí, corrí. Realmente es bastante bueno. Cuando iba al exterior yo

compré unos tenis y cada madrugada iba para trotar. En Rusia iba al palacio para poder trotar alrededor del palacio. Con la gracia había mejorado en gran manera. Los hermanos dijeron: “pastor, no trote” porque dicen que los hombres tienen poca articulación y dicen que tenemos que cuidar la articulación cuando envejecemos, que no podemos caminar si se gasta toda la articulación. Desde ese momento empecé a nadar pero empezando a nadar, no pasando mucho tiempo empezó el covid y no podía ir a nadar por el covid. Así simplemente pasé. El Señor realmente me dio salud.

Cuando voy al exterior no hay una hora exacta de comida ni de sueño. Tal como me dan tengo que comer. A veces hago de noche, a veces lo hago de día. Cuando se programa, hasta ahora lo hice así pero ahora tengo salud y estoy muy agradecido. Claro, tengo muchas arrugas, estoy muy canoso; se nota un poquito que soy viejito pero no tengo ninguna incomodidad para predicar el evangelio. Estoy muy agradecido. Sí, hasta la muerte voy a predicar el evangelio. Yo voy a predicar el evangelio, ¿Dios no me ayudará? De esa manera yo iba marchando. Sea cuando fuera para predicar el evangelio… Ahora tengo edad. Mi padre falleció a los 71; sufrió bastante en ese entonces. Cuando veo el rostro de mi abuelo, de mi padre, estaban mucho más ancianos que yo ahora. El Señor me dio un cuerpo saludable. Mientras que yo voy viviendo por el evangelio, me ayuda en todo a mí.

Hermanos de la iglesia, sea hombre, mujer; sea abuelo, sea joven, sea quien fuera, acostados en la cama no se queden así sino que vayan con los volantes y cuando amanezca vayan a repartir los volantes. Cuando lo hagan así, ustedes tendrán salud y las articulaciones no se gastarán; mejorará el pulmón de ustedes. El Señor les va a dar la salud. La única razón por la cual yo tengo salud es porque predico el evangelio. No hay ninguna otra razón. Ahora, la vida que les queda, espero que ustedes vivan por el evangelio. Aunque sea una vez al día salgan con los volantes y, a ver, hablen de Jesús en las calles, entonces se rejuvenecerán, tendrán salud. Verdaderamente al comienzo no estaba bien mi estómago; sufrí mucho. Luego en el 99 mi riñón no estaba bien; cuando construíamos el edificio de Daejeon no podía ver a los obreros porque parecía que mi corazón se iba a parar y yo cerraba los ojos.

Señores, habla el apóstol Pablo. A pesar de que había muchos que se ponían en contra de él, Dios le protegió y le volvió a proteger en cada momento. Fue a Roma, a cubrir a

Roma con el evangelio. A pesar de tener mucha persecución, las manos del Señor lo han acompañado. Ahora los hermanos de la iglesia de Gangnam, todos los hermanos, como pastor Ock Soo Park, enteramente espero que vivan por el evangelio. A la mañana me levanto a las 4, vengo a la iglesia y a las 10 de la noche vuelvo a mi casa. Hay un gran beneficio. ¿Por qué? ¿Qué es? Ah, no gastamos arroz en la casa, es que estoy en la iglesia; realmente es mucho mejor comer en la iglesia. Vengo a la madrugada. Hoy vine un poco tarde a la mañana. La hermana dejó mi comida. Yo como las tres comidas del día en la iglesia. Dice que no gastamos arroz en la casa.

Por el evangelio, mientras que yo voy trabajando, [en] mil millones de cosas nos ayuda. Hermanos de la iglesia de Gangnam, ¿hay alguien que no tenga buena articulación? ¿Hay alguien cuyo pulmón está débil? ¿Hay alguien que está enfermo? Antes de morir vivamos por el evangelio; hasta los 100 años estarán con salud. Verdaderamente cuando vivimos por el evangelio: la hermana Son Eul Sun, cuando ella partió del mundo, yo había vuelto de un viaje; yo no sabía que ella había muerto. Si ella hubiese estado viva hasta ahora, iba a tener un poquito más de 100 años; ya hace como 10 años que murió. Toda su vida vivió por el evangelio; era precioso, bello. El pastor Bang Lee Jin, cuando tenía tuberculosis y estaba muriendo, oyó el evangelio mediante esta hermana, revivió y fue un siervo precioso. Realmente somos un don nadie pero perfectamente le curó el Señor. Vemos cómo el Señor trabaja en medio de nosotros. “La próxima, la próxima”: lo posponemos nosotros. Ahora, siempre en nuestra cartera vamos a tener un libro para regalar y predicar el evangelio a la gente. Hay gente a quien queremos, hay gente que no queremos; seguramente es así pero el Señor, si nos ayuda, la vida con toda seguridad mejorará.

Cuando la gente me ve jugar con la pelota, se asusta. “Ah, ¿cuántos años tiene él?” Cuando le decimos “80”… Realmente no hay nadie que a mi edad juegue la pelota como yo. Vivamos por el evangelio de Jesús. El Señor ha muerto derramando la sangre por nosotros. En esta mañana la canción del coro Gracias ha sido maravillosa. Sin descansar, sin descansar ellos practican y esta música tan difícil…; realmente lo han logrado y es bello. Nadie lo ha hecho así. Cantan por el evangelio y ahora son el mejor coro del mundo. Sea lo que fuera que hagan, caminen, vayan al trabajo, trabajen, háganlo poniendo el evangelio en su corazón. El Señor, permitiéndole a usted un cuerpo sano, vivamos mucho. Ese anciano, sí, vivió hasta los 102 años. Sí, cómo va a dejar de vivir largo tiempo si trabajó de esa manera, si es el que vivió pero de manera larga; en la misión, el que vivió más. Yo voy a

vivir hasta los 111 años. Vamos a hacer que haya alguien que viva 112. Dejando todo de lado, vivamos por el evangelio. Pablo en Damasco, después de haberse encontrado con Jesús, había vivido únicamente por el evangelio. Había salvado a mucha gente, a muchos países. No piensen que son viejos. Vivan por el evangelio. Solamente háganlo un año, sentirán que se rejuvenecen, les dará una nueva fuerza. Toda enfermedad se marchará. ¿Hay alguien enfermo? Aunque ustedes están enfermos, levántense, prediquen el evangelio. ¿Hay alguien pobre? Vivan por el evangelio. Hay gente que vive por el evangelio y la ayuda en mil millones de cosas. Alrededor de ustedes surgirá gente que reciba la salvación; será glorioso. Verdaderamente esperamos ser seres que vivan por el evangelio del Señor. Alce la mano alguien que vivirá así. ¿Quién no alzó la mano? ¿Por qué tú no alzas la mano? Ahora bajen la mano. Gracias. Vivamos de tal manera. Vamos a enloquecer por el evangelio y vamos a disfrutar de la gran bendición que Dios nos da. Toda la familia de ustedes que reciba la salvación. Ustedes espero que glorifiquen a Jesús. Verdaderamente Dios desea bendecirnos. Muchas gracias.

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