PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
17 de Septiembre de 2023
“El camino del evangelio"
Prédica dominical del pastor Ock Soo Park
PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
17 de Septiembre de 2023
“El camino del evangelio"
Prédica dominical del pastor Ock Soo Park
¿Cómo están? Hechos, capítulo 16, vamos a ver, desde el versículo 16 vamos a leer.
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, este se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad,
21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.
22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas.
23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.
28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.
29 Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.
34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
Hasta el versículo 34 hemos leído. ¿Cómo están, hermanos? Lo diferente de la Biblia con otro libro es que esta Biblia es la palabra de Dios. Cuando uno lee así, simplemente, es un libro pero aquí profundamente está impregnado el corazón de Dios. El corazón de Dios que está en la Biblia es muy distinto a mi corazón.
Cuando uno conoce la historia de la Biblia y habla, uno puede platicar de esa manera pero la Biblia en sí es distinta a nuestro corazón, por lo cual la palabra de la Biblia, si realmente vence a mi corazón, se convierte en hombre de Dios pero contrariamente, si la Biblia queda como una teoría y si dentro de mí hay un corazón distinto a la Biblia que se enseñorea de mí, seremos un hombre común y corriente.
En Hechos aparecen muchas historias. La palabra que hoy hemos leído: Pablo fue a una región a predicar el evangelio; allí había una mujer endemoniada. Pablo, sonriendo, decía que él es el siervo de Dios. Él predica el evangelio. Pablo realmente iba predicando la palabra pero ella iba molestando.
“Ojalá que hoy no venga” pero como demonio que sabe todo, vino, entonces Pablo se atormentaba porque estaba evangelizando y la gente estaba bien atenta pero “ji, ji, ji, ji, ji”; así, cuando ella estaba, la gente le ponía atención a ella. “Dios, ¿por qué envía a una persona endemoniada? ¿Por qué no la echa? ¿Y por qué ese demonio no se muere?” Pablo estaba muy angustiado.
Fue a predicar el evangelio. “Ay, ojalá no venga la mujer endemoniada” pero como era de esperar, venía. “Ji, ji, ji, ji”. Pablo estaba nervioso, no podía aguantar y le dijo al demonio: “En el nombre del Señor Jesús, sal de allí”. Pablo, cuando habló, dijo el nombre de Jesús; es distinta la cosa: el demonio dice: “Sí, voy a salir”.
Al momento [1] el demonio salió y esta mujer que era sierva tuvo un corazón perfecto. Hubo un problema. Esta mujer era esclava de otra persona y el demonio de ella hacía que cuando adivinaba, cien por ciento concordara su adivinanza. Entonces el dueño realmente estaba contento porque la adivina realmente adivinaba de manera perfecta; salió el demonio y ya no podía adivinar.
Cuando Dios trabaja, siempre Satanás se pone en contra y nos molesta; contrariamente, Dios también nos ayuda. Cuando pensamos en eso, nosotros nos sentimos muy agradecidos. Cuando queremos venir a la iglesia hay dificultad. “Ojalá hoy no pueda ir: estoy cansado”; miles de barbaridades Satanás hace.
Seguramente ustedes al venir al salón de culto… Este solo hecho creo que ha sido una gran victoria, el que estén sentados aquí. Habrán tenido tanta tentación, tanta dificultad para venir hasta aquí, por eso el pastor los considera preciosos porque ustedes han llegado hasta aquí.
La siguiente etapa ¿qué viene a ser? Ahora, dentro del corazón de Pablo, Jesús está presente. Ya fue echado el demonio y cuando ve el dueño, desde un día, ya el demonio no podía más adivinar. Era muy bueno para ganar dinero, era un adivino famoso. Denunció a Pablo, le pegaron y estaba en lo profundo de la cárcel porque había echado al demonio.
Cuando leemos la Biblia ¿qué es lo que después aparece? No acaba allí, a uno le pegan pero a medianoche –no sé ni cuánto pasó–, si le pegaron, puede que se hayan despertado.
Pablo y Silas se dan cuenta. “Ah, ¿dónde es aquí? Es la cárcel. No hemos muerto, estamos vivos. ¿Qué habrá pasado? Ah, hemos echado a la endemoniada, sí, y nos pegaron” pero vemos cómo están vivos, están alabando a Dios –”Aleluya”–, estaban alabando al Señor.
Algo muy interesante. Yo también, viviendo dentro de Jesús, esta y aquella dificultad tengo, estos problemas tengo pero jamás hubo ningún problema que ocurra sin ninguna razón. En ese momento no sabía, tenía dificultad, sentía vacío pero después de que el tiempo pasaba, siempre Dios cambiaba eso a gracia, a bien.
Nuestra iglesia, qué buena la ubicación, ¿verdad? Yo no sabía: construyeron el salón de culto aquí. Cuando uno viene en la autopista Gyeongbu se aparece nuestra iglesia. Hasta que uno pasa por la autopista, uno viene mirando el salón de culto. “Aquí es la iglesia Misión Buenas Nuevas de Gangnam. Los que quieren obtener el perdón del pecado, vengan aquí”; parece que desde el cielo uno oye eso.
Aquí ni nos imaginamos construir el salón de culto. El dueño de esta tierra, comprando el terreno, quería hacer un depósito y comenzó a cavar el subsuelo. Cavó el subsuelo y cuando uno quiere cavar, para que no se derrumbe la tierra, él tenía que aplicar ahora unas líneas pero el vecino de al lado realmente impidió que pongan eso en su casa, entonces ya se endeudó.
Había 34 acreedores. Yo decía: “Ay, es muy caro el terreno por aquí. Si bajamos un kilómetro por ahí, tenemos la autopista Gyeongbu. Aunque es un poco lejos, qué tal…” Hemos podido comprar este terreno, teníamos que comprar este terreno. Había 34 acreedores. Llamamos a los acreedores. “Queremos comprar el terreno a tal cantidad de dinero pero si ustedes están de acuerdo lo daré delante de ustedes, entonces ustedes cobrarán ese dinero”.
Los 34 acreedores firmaron y compramos este terreno. Era bien difícil recibir el permiso de construcción pero ya en este terreno obtuvieron el permiso. Construimos el salón de culto y hubo dificultades. Nosotros en el subsuelo hemos construido el salón de culto. Al comienzo, bueno, como que nos sentíamos raros en el subsuelo pero le dijimos al que hacía la arquitectura: “Haz que tenga oxígeno limpio en el subsuelo”.
No sé cómo lo hizo, no entiendo pero cuando uno va, tiene mal olor, ¿verdad?, el subsuelo pero aquí realmente se ha hecho tan bien; estaba agradecido porque Dios lo hizo. Tenemos culto aquí y nos sentimos muy agradecidos ante Dios. Yo vivía en el apartamento Euma antes. Estaba en Seúl y después de ir al interior el pastor Moon Min Yong vendió el apartamento Euma porque quería comprar el terreno de aquí atrás.
Él compró un terreno muy bueno. Todavía no tenemos el permiso de construcción pero lo estamos solicitando; estamos, bueno, negociando con el ayuntamiento. Queremos construir un edificio allí; estamos muy agradecidos con Dios.
Entre lo que nosotros vamos haciendo, sea bueno, malo, porque es difícil o no, bueno, uno pensaba así pero después de que el tiempo pasó, Dios, estando conmigo, haga lo que haga, para el progreso del evangelio permite eso; nos sentimos agradecidos. Cuando vamos predicando el evangelio, todas las iglesias de Seúl, creyendo en Jesús, dicen que son pecadoras pero nosotros decimos algo distinto: decimos que cuando uno cree en Jesús, se convierte en justo.
En aquellas personas, bueno, no hay diferencia entre ellos pero cuando uno muere, uno está nervioso cuando muere como pecador porque irá al infierno. Es anciano pero al momento que muere es pecador. Todos tiemblan, escándalo, pero muere, qué pena. Cuando uno ve eso, obteniendo el perdón del pecado, están felices.
En el mundo, todo nuestro pecado, el hecho de que sea lavado, el que mi pecado sea lavado como blanca nieve y el que yo sea santo… “¿Esto es un sueño? ¿Esto es una realidad?” No podemos expresar todo pero dentro de nuestro corazón una paz infinita, un gozo infinito viene a nosotros, así es nuestra vida.
Pablo también, anunciando este evangelio maravilloso, tenía dificultad, problema. Sí, hay muchas ocasiones que nos ocurre aquello pero por la sangre de Jesús, cuando obtenemos el perdón del pecado… Está en el himno que dice “Un pecador como yo, obteniendo el perdón…” Siendo una persona correcta, es decir, obteniendo el perdón del
pecado, se ha hecho justo con toda confianza. Creo que mediante la sangre del Cordero Jesucristo obtuvo la redención.
Muchos en la iglesia de Seúl cantan este himno pero siguen siendo pecadores; esa es la diferencia. Mucha gente con empeño trabaja, presta servicios, es diácono pero delante de la muerte, cuando se ponen son pecadores. Hasta un niño de tres años sabe que irá al infierno si es pecador; tiembla. “Haz algo por mí por favor, ayúdame, haz algo por mí”.
Una vez fui a Ghana, África. Realizamos un campamento de jóvenes. Había como dos mil jóvenes, yo prediqué la palabra. La primera dama del presidente de Ghana vino a dar el mensaje de felicitaciones. Realmente no es algo usual que venga la primera dama a dar el mensaje, la primera dama está ocupada pero ella no se fue, se sentó al lado. Terminó la campaña y durante dos horas estábamos juntos.
Estando juntos nos separamos. La primera dama no se fue, se sentó al lado mío y me dijo: “Pastor, hay algo que quiero decirle. El presidente ahora está muy enfermo. Por favor ¿usted podría orar por él?” Fuimos a la sala presidencial del presidente John Atta Mills. Imagínense, es presidente, anciano, vive como un millonario pero delante de la muerte, cuando el pecado no puede ser lavado, puede que vaya al infierno.
Imagínense, qué nervioso; por más que muera no puede morir de tan nervioso que está. Yo me encontré con el presidente. Tenía la misma edad que yo, del año 1944. Yo era de junio, él era de julio; no le dije hermano mayor, claro. ¿Qué me dijo el presidente?
“Pastor, yo en esta mañana me levanté y dije: ‘¿Cuánto tiempo podré vivir más?’
Desde hace un año y medio el doctor privado me trata pero la enfermedad empeora más. Me desperté en la mañana. Máximo podré vivir cinco días, puede que hoy muera. Pastor, llegué a ser hasta presidente. Realmente yo no envidio a nadie pero, pastor, yo también soy pecador, he cometido pecado a pesar de que soy presidente.
Yo soy el pastor que participa realmente en los cultos de manera diligente, en comparación a otros presidentes pero yo soy pecador. Si muero sin obtener el perdón del pecado, yo iré a la destrucción. ¿Qué tengo que hacer?” En realidad esa es mi especialidad, acerca del perdón del pecado.
En el año 1944 nací, después en el 45 fuimos liberados de Japón. Yo le dije que hice el movimiento de independencia dando las patadas, acostado. Mientras que vivía yo la vida, ocurrió la guerra del 25 de junio. Después de la guerra del 25 de junio mi madre falleció, mi padre fue para ayudar a la guerra y mi hermano fue al cuartel.
Todavía me acuerdo: había un gran tronco delante de la casa. Mi hermano se llamaba Park Pil Ju. “¡Park Pil Ju, pelea con valentía!” En ese entonces, cuando uno iba al cuartel casi todos morían. En ese momento, cuando uno va al cuartel, tenemos una costumbre de que le dan dinero cuando va al cuartel; uno como que siente compasión.
Mi hermano fue al cuartel, mi papá fue para ayudar en la guerra. No estaban papá, mamá ni hermano, nadie estaba. Mi hermana la mayor tenía 15, la menor 13, yo tenía ocho y el menor tenía cuatro. La vida era bastante difícil porque vivíamos solamente entre los niños. A los 10, 12 años tenía hambre. Yo iba con mis amigos al campo y cuando maduraba el trigo yo recogía eso. Iba al pico del monte para cocinar eso y comer. Comía papa y manzana. Yo iba a robar a pesar de que iba a la iglesia; tenía remordimiento de conciencia. “Yo tengo demasiado pecado, yo tengo demasiado pecado”.
Leía la Biblia: Génesis, Levítico, Éxodo, Deuteronomio; no se imaginan cuánto leí. Una vez leyendo me asusté porque en Levítico 4 aparecía acerca del perdón del pecado. ¿Es posible? ¿Cómo que hay tal palabra? Cuando el sacerdote comete pecado, cómo obtiene el perdón; cuando toda la congregación de Israel comete pecado, cómo obtiene el perdón; cuando el jefe de la tribu, cómo obtiene el perdón y cuando un hombre común comete pecado, cómo es que obtiene el perdón.
Yo casi memoricé todo. Ya que soy un hombre común, en el 4:27: “Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; 28 luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto [...] y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación”.
¿Por qué hay que poner la mano sobre la cabra, sobre la oveja? Cuando uno se convierte en pastor o anciano le ponen la mano. Yo no podía entender esto. Durante varios meses comencé a angustiarme. Lo bueno de la Biblia ¿qué es? Inquirir la palabra de Jehová, que nada deja de tener su compañera, nada deja de tener su par.
Si busco el par de esto, podré entender por qué hay que poner la mano sobre la cabra. Varias veces leí el Antiguo y Nuevo Testamentos y no encontré. Un día leía: “Wow”, dije. En Levítico 16:21: “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío…”
El poner la mano era pasar el pecado sobre la cabra. Podía entender en la Biblia por qué el Señor Jesús, cuando lo habían bautizado en el Jordán… Jesús, bueno, a otros les decía “arrepentíos” pero cuando Jesús vino para bautizarse, se asusta Juan.
—Eres el Hijo de Dios. Yo tengo que ser bautizado, ¿por qué tú vienes? –Pero: —Deja ahora, que es justo que cumplamos toda justicia.
Todo encajaba en la Biblia. ¿Por qué? Porque nuestro pecado, cómo era perdonado, aparecía allí. En Levítico 16:21 dice: “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel”; es por eso.
Sobre la cabra, sobre la oveja… Para morir por nuestro pecado tiene que revestirse de nuestro pecado. Cuando ponemos la mano en la cabra, el pecado pasa a allí; la cabra muere, nuestro pecado es perdonado. Como ello, el Señor Jesucristo vino como el Cordero de Dios y para pasar nuestro pecado, ahora Juan el Bautista pone la mano en Jesús. En ese momento Juan dice: —¿Por qué vienes? Yo tengo que ser bautizado.
—No, deja ahora porque tenemos que cumplir toda justicia.
Le puso la mano Juan y al día siguiente cuando Juan ve a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En ese momento, cuando puso la mano sobre el Cordero, cuando Juan puso la mano en Jesús, todo el pecado del mundo pasó a Jesús.
Exactamente hablando: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En ese momento todo nuestro pecado, todo el pecado del mundo pasó a Jesús. “Consumado es”, dice; en ese momento nuestro pecado acabó.
La Biblia es algo maravilloso. Anteriormente yo cuando leí Crimen y castigo, leí una vez de una vez; leí dos veces; en la tercera ocasión solamente leía las partes divertidas; la cuarta vez ya no podía leer. La Biblia la leí en decenas de ocasiones, millones de veces. Por más que yo leía y leía era increíble lo que la Biblia decía.
“Wow, es por eso que… Ah, todo marcha de esta manera”. Yo podía creer eso en mi corazón. El Señor Jesús murió en la cruz por nuestro pecado. ¿Qué era realmente poner las manos en el Antiguo Testamento? “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel”.
Pasa el pecado a la cabra. Cuando Jesús carga nuestro pecado y muere crucificado: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Entonces ¿cómo tenemos que creerlo? ¿Cómo creerlo? ¿De qué manera tengo que creer que mi pecado fue perdonado y ya? Acabó el pecado y como el pecado pasa a la oveja, realmente es sombra de Jesús.
Verdaderamente Jesús, cargando el pecado, Juan el Bautista lo bautiza y el pecado pasa a él; cuando muere, nuestro pecado acabó. Después de saber esto era fácil la Biblia y era interesante. Hoy, esta mañana, nosotros hemos leído el libro de Hechos.
La mujer endemoniada molesta al apóstol Pablo, al demonio lo había echado y ya no podía más hacer la adivinanza, el demonio se fue y cuando los denunciaron fueron garroteados. A medianoche Pablo y Silas se despertaron. Quién sabe si se habrán desmayado pero luego alabaron a Dios. Dice que los presos los oían.
Cuando aquí vemos en el 22: “Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas”. En aquel entonces la ropa era distinta a la nuestra; la sacan así simplemente y le pegan. Pablo era golpeado, puede que se haya desmayado, quién sabe. Da la medianoche, Pablo se despierta; Silas también, que estaba con él, se despierta. “Aquí es la cárcel, no me he muerto; estoy agradecido, sí”. Si fuesen ustedes, nunca más van a predicar. “Casi me muero predicando; ya, es el fin” pero ellos alabaron, agradecían al Señor. Una cosa que deben saber: al Señor no lo vemos, no lo podemos palpar, no responde pero siempre está con nosotros.
En San Mateo, en el último capítulo, dice Yo estaré con ustedes hasta que el mundo acabe. Sea cual fuera el problema que les llegue, sea cual fuera la dificultad que les llegue, si ustedes saben que el Señor está con nosotros, no hay razón para que se preocupen, para que se angustien, para nada. Dentro del Señor Jesús yo, viviendo hasta ahora, predicando
el evangelio, padecí dificultad, hambre pero después de que ha pasado el tiempo veo cómo las manos del Señor han estado en nosotros; estoy muy agradecido.
Pablo decía “Ah, estamos vivos”; no sé si realmente quería estirarse o qué pero empezaron a alabar a Dios. De repente, cuando Pablo cantaba –como cuando el coro canta. ¿Verdad que el tambor ellos comienzan a tocar?– comenzó a haber un temblor. Se desamarra todo, se abre la puerta, el guardia se despertó y ve que la puerta está abierta.
“Ah, todos los presos se escaparon. Ah, ¿qué hacemos, qué hacemos?” Quería matarse. Cuando quería matarse, Pablo le dice “¡Un momento, un momento, estamos todos aquí!” El alguacil se asustó. Cuando vio con la luz nadie se escapó, todos estaban allí. Dice:
—Ah, señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
—Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa.
A medianoche se levantó, recibió la salvación, comenzó a lavar las heridas de Pablo, lo invitó a comer; qué interesante. ¿Saben lo interesante que es ese día? Ese alguacil y todas aquellas personas obtuvieron el perdón del pecado.
Dentro de la misión hay un pastor, ah, se llama Kim Ki Sung, valeroso. A él lo implicaron en un crimen de homicidio. Él recibió la sentencia y fue a la cárcel. Estaba dentro de la cárcel un compañero. Él mató con la pistola a seis personas y obtuvo la pena de muerte. Pastor Kim Ki Sung no era pena de muerte pero el otro sí era pena de muerte.
El hermano Kim Ki Sung en ese momento cometió tantas cosas en la cárcel. En la cárcel le pusieron a un pastor como un padrastro. El que obtuvo la pena de muerte tenía un corazón bien tranquilo. Por más que él muera pasado mañana, siempre estaba sonriendo. “¿Cómo puede estar así él?” Tenía mucha duda, por eso le pregunta:
—Señor, ¿usted no tiene miedo?
—No. –Entonces esta persona:
—¿Cómo es que tú puedes realmente pasar así?
—Obtuve el perdón del pecado –le dice.
Habla un poquito. Nunca, nunca ni a la esquina de la iglesia había ido; no podía entender. Él abrió su pecho, sacó un libro, El secreto del perdón del pecado y el nuevo nacimiento que yo escribí; era ese libro. Desde la mañana hasta la medianoche leyó todo el libro. Leyendo largo tiempo no entendía.
—Un momento, un momento, despierta.
—Mañana, mañana te voy a… Eso quiere decir esto.
—Ah. Cuando salía el sol a la mañana el hermano Kim Ki Sung obtuvo el perdón del pecado; era maravilloso. El hermano Kim Ki Sung, cuando estaba por salir de la cárcel ¿cuál era el problema de esta persona? Dentro de la cárcel había líderes cristianos, líderes budistas, líderes católicos. Todas estas tres personas dicen que son criminales pero son santos. El problema ¿qué es? Ellos van a la cárcel.
En la cárcel uno no puede cometer pecado, no puede robar, entonces durante cinco, 10, 20 años ¿nunca ellos roban? ¿Cómo van a robar en la cárcel? Ellos piensan que han cambiado, salen y entran. Algunos entran después de dos meses. Hay veces que los apurados salen de mañana, entran a la noche; después de dos meses entran.
El hermano Kim Ki Sung sin lugar a duda obtuvo el perdón del pecado. ¿Cuál era el problema? Él ya estaba a punto de salir, sin lugar a duda. Él veía que volvería a entrar a la
cárcel. Estaba angustiado, angustiado. Vio el libro de ese hermano y me mandó una carta. “Ah, esto es lo que me pasa. ¿Qué tengo que hacer?” “Terminando, ven a la iglesia”.
Era en el periodo que yo estaba en Daejeon. Le enseñé la dirección. Le escribió a su padre. Le dijo: “Yo salgo en tal fecha. Padre, por algo especial no puedo verlo, voy junto al pastor Park”. “Yo te extraño pero no importa que no te vea. Si es mejor para ti ir allá, vete allá”. Vino a la iglesia. Había una habitación vacía y vivió durante un año allá.
Él viviendo ¿qué pensó? “Si fuese otra persona, iría a la cárcel. Después de un mes, dos meses, regresas a la cárcel. Durante un año no fui a la cárcel”. Él estaba feliz. Pasó un año. Era muy fiel. Yo dije que entre al seminario. Él echaba todo su corazón para estudiar. Después de obtener el perdón del pecado él se convirtió en el mejor pastor.
Terminó el seminario. Cuando estaba por graduarse se casó con una hermana muy buena. Cuando uno va al exterior empieza a volcar todo. Fue a Kenia. Él cautivó a todas las cárceles de Kenia. A los que tienen pena perpetua en la cárcel de Kenia, a ellos les había dado el papel de pastor. Ellos predican y reciben la salvación.
Luego se encontró con el presidente de Kenia, él recibe otra vez el mandato y a donde vaya hay manifestación; es increíble. Cuando yo me fijo, es un ser humano, es mucho menor que yo, joven. Bueno, él aprendió de mí pero a veces no parece ser humano. ¿Cómo puede ser tan bueno? ¿Cómo puede ser tan sincero? ¿Cómo puede ser tan santo? Yo no puedo creer cuando lo veo.
Ahora, en varias regiones de África, ya en la cárcel tenemos la clase para estudiar la Biblia. Les había predicado a los que obtuvieron sentencia perpetua porque ellos molestan a muchos criminales pero recibieron la salvación, se convierten en pastores y comienzan a tener comunión de la vida espiritual. Es muy bueno ahora el ambiente de la cárcel. Disminuyó el porcentaje de crimen.
¿Por qué Pablo, siendo golpeado, fue a la cárcel y le pegaron? No sé por qué. Por conclusión el alguacil recibió la salvación, todos recibieron la salvación. Si acaba allí, no sería interesante, tendríamos que mencionar algo más. Después de ello todos los que van a esa cárcel salen obteniendo el perdón del pecado, ¿entienden? Dios dentro de nosotros siempre trabaja de esta manera.
El guardia ahora habrá pensado: “Predicando el evangelio, qué absurdo” pero es maravilloso cuando vemos cómo Dios trabaja. Cuando yo me veo a mí mismo: “Ah, yo me convertí en pastor”. Yo no podía creer. Soy delicado, ah, realmente muy delicado, entonces mis amigos no me quieren.
Entre mis amigos yo tenía un amigo a quien respetaba. Es guapo, realmente mucho más alto que yo. Una vez, otro compañero había roto todo. Yo me enojé y grité.
—Ock Soo, discúlpame.
—¿Con que me pidas disculpas ya se resuelve todo? ¿Eh?
Vino mi amigo y me dijo:
—Ock Soo, somos amigos. ¿Por qué eso va a ser problema? Yo te voy a dar el mío; el mío es mejor que el tuyo.
Ay, yo perdí toda la valentía, no se imaginan cómo me avergonzó. Yo decía: “¿Por qué Dios no salvó a Jong Jung Nam? ¿Por qué me salvó a mí? Realmente si él predica, realmente sería guapo, sería bueno de verlo. ¿Por qué usted salvó a un feíto como yo?” Es algo que solamente Dios sabe, tampoco le puedo decir que, bueno, retracte esto. Todo lo que Dios hace es maravilloso.
Simplemente, cuando Pablo va predicando, él debería ir… Es cierto que lo garrotean, cierto, pero todos los que van a esa cárcel reciben la salvación al salir; Dios trabajó de esa
manera. El alguacil recibió la salvación, su familia recibió la salvación. Esa cárcel ya no es cárcel, es una iglesia pequeña.
Dios no es un ser humano, no piensa como nosotros. Cuando no conocemos la voluntad de Dios, no podemos entender lo que Dios dice. “¿Por qué Dios me da esta dificultad? ¿Por qué me da este sufrimiento? ¿Por qué me tiene que doler tanto? ¿Por qué me da esta tristeza?” Uno lo dice porque no sabe bien pero todo es para bien.
En ese momento no solamente fue curada la mujer endemoniada sino que todos los que iban a la cárcel entraban como pecadores, salían como justos; oían el evangelio y obtenían el perdón del pecado. Esto fácilmente no podemos entender nosotros. “¿Por qué tengo que ir a la cárcel? ¿Por qué yo tengo que ser garroteado? ¿Por qué tengo que sufrir en esa oscuridad?” Por completo ha cambiado la cárcel.
El pastor Kim Ki Sung hasta ahora es considerado un héroe cuando va a Kenia. De nuevo le piden que vaya a otra cárcel. Desde un comienzo, comprando un televisor lo ponen en la cárcel, predica la palabra y eso es transmitido en esa televisión.
Toda la cárcel recibe la salvación, aquí todos reciben la salvación, sí, todos aquí; los alguaciles reciben la salvación. Dios no hace otra cosa sino que tiene misericordia de nuestra alma, nos erige. Para que otra persona pueda recibir el perdón del pecado, tenemos ese proceso.
Pablo piensa: “¿Por qué? Realmente yo hice bien, la endemoniada, sí, recibe la salvación. ¿Por qué yo tengo que ser garroteado? ¿Por qué?” Pero gracias a ello el alguacil recibió la salvación y todos los presos recibirán salvación, ¿verdad? Se convierte en una iglesia. Las cosas que Dios hace…
No conocemos toda su providencia. Después de recibir la salvación, viviendo durante años, a menudo me pregunto: “Dios, ¿por qué me ama a mí? Yo no sirvo para nada, soy
vil. ¿Por qué me salvó a mí?” Cuando me pongo a pensar: Dios ha querido predicar el evangelio. Cuando predicamos este evangelio, lo bueno ¿qué es?
En esta ocasión también fui al sur del Pacífico; visité siete países. Fuimos a Kiribati. El presidente de Kiribati realmente se acercó tanto a nosotros y nos dio un terreno. ¿Qué tipo de terreno? En medio del mar hay un camino, al lado del camino hay un terreno. La mitad está en el mar, la mitad está en el camino. ¿Cómo vas a construir?
“Pondremos ahora una torre alrededor del mar”; que así podrá construirse. Agradecido porque nos dio el terreno. Rápidamente queremos prepararnos y queremos dirigir una iglesia allá y que muchas personas puedan recibir la salvación allá. El presidente consideraba tan precioso a nuestro misionero. Como también se divide en dos grandes denominaciones, un grupo recibió la salvación y está aprendiendo la palabra; es maravilloso ver cómo Dios trabaja.
Todos vienen después de mí, son personas a quienes yo enseñé, son más jóvenes que yo pero cuando yo veo a ellos, tengo deseo de respetar a ellos. “Te esforzaste mucho. ¿Cómo estás viviendo en un lugar como este?” Para nada le importa, se goza, están felices; es increíble.
A Pablo le habían pegado y al día siguiente sale. Cuando Dios le permite salir, pasan años. Dentro de la cárcel se convierte en un seminario. Todos entran y cambian. “Ah, con razón, por eso me ocurre eso, al ir a la cárcel”; de esta manera uno llega a entender.
Por más que sea la misma cosa, cuando vemos con nuestros ojos, solamente tenemos pensamientos humanos pero cuando vemos con los ojos de Dios, Dios nos ha amado y para salvarnos, aquellos planes exactamente uno los llega a ver. Eso nos hace agradecer en gran manera, no basta con las palabras.
Los hermanos simplemente viven así. Cuando van viviendo, a veces tienen esta dificultad, aquella dificultad. Mediante esa dificultad, el corazón se humilla, obtiene el perdón del pecado y después de obtener el perdón del pecado le hace predicar el evangelio.
Después de obtener el perdón del pecado llega a veces otra vez. Viven por el Señor, padeciendo. Así vivimos predicando el evangelio del Señor. Dios nos ayuda en miles de ocasiones; eso llegamos a ver. Como resultado, esa cárcel se convierte en seminario.
El pastor Kim Ki Sung, antes de salir de la cárcel, le manda la carta a su padre. En la cárcel parece que vivió durante tantos años, no me acuerdo bien la fecha pero “Padre, en tal fecha, tal día, salgo. Yo lo voy a reverenciar en esa fecha” pero este hermano se puso a pensar:
“Dentro de la cárcel, los líderes cristianos, budistas, católicos, la mayoría son como un monje, ya jamás vuelven a cometer delito porque en la cárcel no se puede cometer. No cometen pecado y si cometen pecado, viven durante 20, 10 años. Ellos creen que todos fueron lavados. Ellos piensan: ‘Cuando yo salga…’ Rápidamente ellos van a entrar. A veces después de tres meses entran, a veces después de un mes, algunos salen de mañana y entran de noche.
Al salir ellos dicen: ‘Yo no voy a cometer pecado porque en la cárcel no cometí pecado porque allí no se puede cometer pecado’”. El hermano Kim Ki Sung miró eso. “Padre, yo en tal fecha salgo. Lo voy a saludar en esa fecha a usted”. De nuevo se puso a pensar. Le escribió.
“Padre, disculpe. En tal fecha yo, si salgo, no voy a poder encontrarme más con usted. Hice algo tan malo, tengo miedo de volver a cometer pecado. Quisiera realmente buscar al pastor y recibir la ayuda de él. En tal fecha lo iba a reverenciar”.
Le dijo que se iba a encontrar con el padre pero luego en segunda ocasión les escribe la carta a sus amigos. “En tal fecha voy a salir. Vamos a encontrarnos”. Si ellos se encuentran, tomarán y harán un escándalo. Él sentía que volvería a la cárcel, entonces me escribió de nuevo a mí porque no es que alguien le predicó.
Ese que estaba en la pena de muerte tenía mucha paz –”¿No tienes miedo?”–. Él sacó mi libro que tenía y el hermano Kim Ki Sung leyó toda la noche; obtuvo el perdón del pecado. Le escribió a su padre. “Padre, disculpe. Yo salgo ese día pero yo voy a volver si salgo pero por eso voy a recibir la guía de un pastor”.
El padre le responde ¿de qué manera? “Yo te extraño pero si vas junto a un pastor, yo voy a aguantar”. Él salió de la cárcel, vino a nuestra iglesia al momento. Durante un año él estaba en la iglesia. Él se encargó de la limpieza del baño; quedó limpio el baño.
“Wow, pasaron tres meses, no volví a la cárcel; pasaron seis meses y no fui; pasaron nueve meses, no fui”. Él sentía que iría a la cárcel. Las personas que van a la cárcel, al salir a la sociedad dicen que todo parece suyo, dicen que no es fácil la vida para ellos.
Pasa un año y viene al seminario. Con empeño él tomaba las clases. Aquellas personas como él viven en una dimensión distinta a nosotros. No se imaginan cómo él trabaja, es muy distinto. Él compró un televisor que puso en la pared de la cárcel para que continuamente puedan ver la palabra.
Luego, a los que están con la pena de muerte les predica el evangelio para que reciban la salvación. Les pone la imposición de pastor. Imagínense, ellos son tan inocentes. Cuando les predicamos, ellos cambian. El ambiente de la cárcel ha cambiado. Realmente son increíbles las cosas que Dios hace. Nosotros, dentro de la vida, vivimos en varias cosas cautivados.
Pablo se encuentra con la mujer endemoniada. “Ojalá hoy no me encuentre con ella”.
Estaba predicando el evangelio pero ella viene y se ríe, lo interrumpe. “Se escapó, se escapó” pero cuando quería predicar, como demonio venía porque era endemoniada. “Ay”, decía Pablo; aguantaba, aguantaba. “En nombre del Señor Jesús, sal”.
Había silencio. Fue a la cárcel y tanto, tanto que le pegaron. A medianoche él se despierta y alaba, canta a Dios. Se abrieron todas las puertas de la cárcel y el guardia pensó que se escaparon. “Un momento, no te hagas daño, estamos todos aquí”. Prendió la luz y todos seguían allá. Viene el guardia.
—Maestro, ¿qué haré para obtener la salvación?
—Cree en el nombre del Señor Jesús, entonces tú y tu casa recibirán la salvación.
Les predica el evangelio y toda la familia, los parientes, todos recibieron la salvación. En esa cárcel, sea quien fuera el que entra, entra como pecador, sale como justo. Dios había planificado de esa manera y trabajó de esa manera; era increíble. Dios, estamos tan agradecidos, cómo por nosotros trabaja, no podemos realmente expresar con las palabras.
Hoy ¿qué es lo que estoy diciendo a ustedes? No solamente en apóstol Pablo, no solamente en pastor Kim Ki Sung, no solamente en pastor Ock Soo Park. Dentro de ustedes, de la misma manera Dios está trabajando. A veces cuando son guiados: “¿Por qué me pasa esta dificultad a mí? ¿Por qué yo padezco dificultad? Ah, ¿por qué, ah…? (Cuando lo garrotean.) ¿Para qué le saqué a aquella mujer el demonio? Mira, ¿qué me está pasando? ¿Qué estoy pasando yo? Me están pegando”.
Al final todos en la cárcel recibieron la salvación. Todos los que van a esa prisión reciben la salvación. Van como pecadores, salen como justos. Realmente es un lugar renacido que Dios erigió. De manera maravillosa Dios estaba trabajando. Yo vivía sin saber nada de esto, simplemente leía la Biblia.
Obteniendo el perdón del pecado vivía uno, dos, tres, cuatro años. “Ah, este es el camino que Dios desea en mí también. Esto es algo que Dios hizo. Dios me rescató del pecado para que pudiera ir al cielo. A otros también quiere hacer esto”, entonces me utiliza a mí. Entonces a cada miembro de la iglesia Dios está cambiando, a cada uno. Toda aquella familia recibe la salvación y cambiará, ellos se transformarán; es maravilloso.
Yo, a los 7 años, mi madre falleció. Un día mi padre nos llamó y nos dijo: “Después de que tu madre falleció, mis amigos alrededor quieren presentarme a otras mujeres y están haciendo de mediadores” pero ¿qué me dijo mi padre?
“Nunca me encontré con una mujer que se parezca a tu madre. Nunca voy a poder conseguir a una mujer como ella. Si es una mujer como ella, yo ahora mismo me caso. Viviendo en la vida no es fácil encontrar a alguien bueno. Yo simplemente sin casarme quisiera vivir con ustedes”.
Porque papá, cuando tenía 47 años, mamá falleció; toda su vida vivió solo. Papá tanto nos amó. No pasó mucho tiempo después de que mi madre haya fallecido. Mi hermano tenía sarampión y mi padre lo abrazó fuerte. Había sol, era cálido y mi hermano quería salir –“No importa”– y salió. En ese momento mi hermano empezó a engriparse y toser. Desde ese momento siempre se arrepintió por ello mi papá.
Cuando mi hermano tenía que recibir el tratamiento, no tenía dinero. Un día fue a la casa de un doctor. El doctor fue al hospital. Su esposa estaba sola. En ese entonces era manual el inodoro y ahora estaba lleno de excremento. Mi padre llevaba eso y tiraba y limpiaba el inodoro de la casa del doctor. Cuando el doctor iba estaba vacío y le dice a la esposa:
—¿Quién limpió este baño?
—Ah, el señor Park limpió nuestro baño.
—¿Por qué?
Después mi padre fue a la casa del doctor. Le dijo:
—Doctor, yo le voy a arreglar su techo.
El doctor estaba muy agradecido porque en ese entonces era una casa de choza.
—Señor Park, ¿por qué usted actúa así?
—Es que, realmente, tengo un hijo, él está enfermo y no lo puedo llevar al doctor.
—¿Por qué no se apuró en decirme?
Cuando fuese, de manera gratuita iba al doctor. Mi padre, cuando veo cómo amaba al hijo, ¿cómo podríamos comparar el amor de Dios hacia nosotros, verdad? Con un amor tan cálido mi padre nos crió y mi madre nos crió. Cuando mamá falleció, luego papá falleció a los 70.
A veces cuando yo miro la foto de mi padre, realmente tengo 10 años más que cuando papá estaba vivo pero ahora veo que mi papá estaba tan viejo, más que yo, es que sufrió tanto él. Una vez nos subimos al carro. Había una persona parecida a mi padre, me bajé y la perseguí. Sí, la parte de atrás se parecía pero adelante era muy distinta a mi padre.
A menudo yo añoro a mi padre; yo no le llego ni a sus pies (el amor que él tenía hacia los hijos). Dios en gran manera es incomparable. No puedo comparar el amor que el padre tenía realmente con la gracia, el amor.
Dios, en Filipenses, él quería establecer una gran iglesia en Filipo y cuando anunciaba el evangelio allá, había venido ahora la mujer endemoniada; se acercaba a él. “Ojalá no me encuentre”. Como demonio, venía otra vez la mujer a molestarlos. Se enojaba, aguantaba, aguantaba. “En el nombre del Señor Jesús, sal”. Ya no podía más adivinar porque no estaba el demonio.
Lo habían garroteado y estaba en la cárcel. A medianoche, Pablo y Silas estaban cantando himnos. Se abren las rejas, el alguacil estaba durmiendo y cuando cree que se escaparon, se quería matar. “Calma, todos estamos aquí”. Entonces el alguacil no se suicidó. Ese día le dice a Pablo:
—Maestro, ¿cómo voy a obtener la salvación?
—Cree en el Señor Jesús. Tú y tu casa recibirán la salvación.
Por eso todos en esa cárcel han recibido la salvación. Cuando alguien entraba en esa cárcel, iba como pecador y salía como justo. ¿Quién podría pensar eso? Era un plan de Dios. El guardia ahora quería suicidarse. Nadie se había escapado. Le había lavado la herida, lo había invitado a comer y fue una noche muy, muy feliz; por lo cual, los pecadores que venían allí, todos obtenían el perdón del pecado. Dios va realizando esta obra y cumple su voluntad; es increíble.
Señores, no todos ustedes son alguaciles, ¿verdad? Todos son distintos, ¿verdad?, pero Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y está trabajando. Yo hace poco, después de obtener el perdón del pecado de pequeño, Dios deseaba trabajar, realizar la obra del evangelio por mí. Desde ese momento yo entré al seminario y haga lo que haga, Dios me ayuda y trabajamos juntamente. Yo pude sentir eso cuando empezamos la iglesia, cuando empezamos el seminario, así fue.
En Gimcheon me casé y fui a Gimcheon. Estaba hinchado el vientre de mi esposa. Se acabó toda la comida en la mañana. Pasamos hambre yo y mi esposa, por lo cual yo con mi esposa fuimos al orfanatorio. “Yo soy un especialista en la prédica de niños. Ellos están en el orfanatorio ahora pero cuando salgan ¿cómo podrán sobrevivir en este mundo tan vil? Si usted me permite, señor director, durante una semana quisiera predicarles la Biblia a los niños para que no caigan en pecado y puedan vivir una vida bendita. Yo no voy a
pedir nada a cambio”. El director me miró largo tiempo a mí, me miró de arriba a abajo y me dijo que sí lo haga. Mi esposa estaba con el vientre hinchado. Mi esposa les enseñaba el himno “El Señor me ama”. Ellos cantaban eso y yo predicaba la palabra. El director, sentado, oía todo lo que yo decía y de noche había tanta comida; la mesa la habían puesto con tanto corazón. Con gozo comí. Después de comer, de nuevo les volví a enseñar y luego de nuevo yo prediqué la palabra. A las nueve, acabando, eran como cuatro o cinco kilómetros. Mi esposa no podía caminar bien largo tiempo. Yo caminaba, ella desaparecía y yo miraba; estaba ya a lo lejos. Durante seis días comíamos el almuerzo y en la noche estábamos muy agradecidos. Eran huérfanos y ella, mi esposa, abrazaba a los niños. Ellos no sabían qué hacer. Se sentían felices y cada uno de ellos recibía el perdón del pecado. Una vez fuimos a Gumi; estábamos en Gimcheon. Realizamos la cantata de Navidad. Una persona participó en la cantata y dijo que era un directivo en Gimcheon.
—Yo conozco bien ese lugar.
—¿Cómo?
—¿Allí era la iglesia del pastor Lee Soo Jung?
—Yo soy su hijo –me dijo.
Él erigió ahora un colegio después del orfanatorio. Una vez fui al colegio y me dijo que quería almorzar conmigo, le dije que no tenía tiempo porque era la hora para predicar. “¿Mañana podría venir?” Me dijo que sí. Fui al día siguiente. Llevé a mi hijo. Fuimos a un restaurante. Me invitaron a comer carne con su matrimonio y con mi hijo.
Yo luego de comer saqué todo a un lado, le prediqué el evangelio y estaban felices obteniendo el perdón del pecado. Por esto y aquello, cuando nos conectamos con la gente simplemente le predicamos el evangelio. Cuando ella obtiene el perdón del pecado, cambia su vida y llegamos a tener una relación tan cercana. Yo me tengo que ir a buscarlos. Para encontrarme a veces vienen a la cantata; me siento muy agradecido.
Hermanos, nosotros vemos el rostro de la esposa, del esposo, del amigo pero no vemos el rostro de Dios. A veces sentimos como que Dios no está aquí, a veces no podemos sentir la presencia de Dios pero Dios, en medio de nosotros, estando vivo él trabaja.
¿Por qué la mujer endemoniada lo interrumpirá, buscará a Pablo? “No me dejes así sino echa a Satanás que está en mí”; eso es lo que quiere decir. Entonces, después de recibir la salvación va a la cárcel y después de que le saca el demonio va a la cárcel. El alguacil recibe la salvación, todos los presos reciben la salvación.
Sea quien fuera, quien vaya allí obtiene el perdón del pecado. Va como pecador y sale como justo. Dios, de esa manera, hasta ahora ha hecho varias cosas. Cuando empezó esta iglesia, cuando hemos construido el salón de culto, realmente fue por la ayuda del Señor; nos sentimos agradecidos. Cuando empezamos el seminario teníamos realmente el corazón de que teníamos que empezar el seminario pero no sabía cómo empezar esto. El primo del hermano de mi suegra era el doctor Lim Young Bin. Él había erigido la asamblea bíblica. Me casé y no pasando mucho tiempo yo fui junto con él.
—Yo quisiera empezar esto –y le comenté sobre mi proyecto–. Ojalá usted me pueda ayudar –le dije a él. Él me dijo:
—Wow, ¿tú has pensado en esto? Qué bueno. ¿Cómo es que fuiste capaz de pensar en esto?
Yo pensé que él me acompañaría pero luego me dijo:
—Sí, pon esfuerzo, afán. Yo estoy bastante viejo, creo que yo sería un estorbo para ti.
Yo estaba feliz por si él me acompaña pero él me dio muchos textos originales y solamente traje libros en ese entonces. Al comienzo empezamos con cinco, dos mujeres, tres hombres. Nuestra misión, ahora en el mundo entero, con el evangelio vamos trabajando; estamos muy, muy agradecidos. Todo lo que nos llega parece que simplemente así pasa de largo pero siempre Dios está vivo en nosotros y él trabaja.
A todos ustedes: “¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué tengo gripe? ¿Por qué esto?” No piensen así sino que Dios los quiere revestir de su gracia y los ha hecho renacer con el evangelio y hace para que le prediquen a su familia. Hallando esta gracia maravillosa del Señor para guiarlos, Dios trabaja. Al comienzo no saben pero cada una de las cosas que ustedes pasan, una por una es mediante el Señor y se conecta por el evangelio.
Ahora los pastores de todo el cristianismo en el mundo entero nos acompañan. El verano pasado delante de mil 500 personas; ahora mil 500 líderes vinieron a nuestro retiro. Las veces que voy al exterior vienen a ser personas famosas y todas estas personas… Este evangelio, cuando se extienda en el mundo entero, será el momento en que venga el Señor.
Señores, no vivan así por vivir. Leyendo la Biblia, pensando si tienen dificultad en la familia, si tiene algo bueno, si alguien se enferma, no piensen que así de la nada surgió, no piensen solamente en curarse sino que en medio de la gracia del Señor: “Ah, Dios me quiere dar su gracia”. Si ustedes van orando, Dios les va a enseñar el camino en donde dirigirse, Dios va a trabajar en ustedes y mediante la gracia todo será bendición.
Muchas gracias.