PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
14 de Abril de 2024
“Cantad alabanzas, oh cielos”
“Cantad alabanzas, oh cielos”
¿Cómo están, hermanos? Vamos a mirar la palabra de Isaías, capítulo 49, versículo 8.
8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;
9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.
10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.
11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.
12 He aquí estos vendrán de lejos; y he aquí estos del norte y del occidente, y estos de la tierra de Sinim.
13 Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
14 Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
Vamos a leer hasta aquí. Llevando la vida de fe no podemos ver a Dios tampoco tenemos una ocasión de poder hablar con Dios. Verdaderamente no habría algo mejor si compartimos el corazón con Dios continuamente pero en muchas ocasiones no podemos lograr eso. Cuando vemos la Biblia, la Biblia en sí…
Dios lo que quiso decirnos a nosotros lo ha escrito en la Biblia y nos ha dado a conocer el corazón de Dios. Si la Palabra de la Biblia, si la aceptamos y si llegamos a aceptar con fe la Palabra de la Biblia…
Tal como está en la Palabra, estando vivo, trabaja en nosotros, por lo cual lo que nunca hemos podido experimentar en toda nuestra vida, lo que nunca hemos podido sentir… Podemos experimentar el mundo de Dios, podemos sentir el mundo de Dios.
Además dentro de aquella Palabra, cuando aceptamos la promesa de Dios con fe en mi corazón, aquella Palabra entra en nuestro corazón y a nosotros nos hace ir, nuestro corazón, hacia la dirección que Dios se goza. Lo más importante en nuestra vida ¿qué es? El corazón. Existen varias cosas pero conforme el corazón decide se mueven la mano, los pies y la vida de uno. El corazón de uno… Cuando nosotros decidimos hacia Dios y cuando oímos la voz de Dios y cuando aceptamos la promesa de Dios, dentro de la Palabra de Dios, tal como es la Palabra, nuestro corazón sigue a la Palabra de Dios.
Nosotros en este lugar, sea quien fuera sin excepción, si en medio de este corazón… Cuando la Biblia en nuestro corazón se hace una, se unifica el corazón de ustedes, fluirá la misma dirección que el corazón de Dios. Si el corazón de ustedes fluye a la misma dirección que Dios, la promesa de Dios ustedes llegarán a creer en su corazón.
Desde ese momento Dios empezará a trabajar dentro de uno. Lo que nunca hemos podido experimentar hasta ahora, una nueva vida empezará a crearse en nosotros. Muchos congregan en la iglesia. “Ah, bueno, no me acuerdo de qué sermón era”. Bueno, muchos viven así. “Ah, Dios me ha hablado de esta manera a mí. ¿Por qué me habrá dicho esto? Ah, desea que, ah, yo vaya hacia esta dirección”.
Ah, así se inclina hacia Dios. Conforme a la promesa de Dios, Dios va a trabajar de esta manera, Dios se va a manifestar así, uno siente eso. Hace poco… En nuestra iglesia hay un hermano muy precioso que mediante que hace una presión, cura la enfermedad. Me fui junto al hermano. Él me hizo el masaje y mejoré bastante.
Yo cuando estaba en el cuartel hubo una persona que me ayudó. En la base de comunicaciones nosotros nos dedicábamos al código morse. Durante 16 semanas recibíamos el entrenamiento y se convertía uno en soldado de comunicaciones. Cuando entré a la base, yo entré como el de la primera promoción. Desde un comienzo el colegio de comunicación estaba en Daejeon pero el colegio Daejeon estaba con mucha gente.
Nos trasladamos a Wonju y yo era la primera promoción. Primera promoción, puede que para ustedes esto sea nada pero después la gente que venía, los que me seguían eran todos de un rango inferior. Cuando uno fumaba delante del mayor, no podía caminar con sus pies; si delante de un compañero mayor no saluda, no puede dormir con su glúteo y el que tenga de un rango superior, eso era algo tremendo. Yo era de un rango superior a ellos y cada sábado desde Daegu a Gwangju… Venían siempre los del rango inferior, ellos temblaban. Yo voy a cada clase. —¿Ustedes han dormido bien en el tren?
—Sí, sí.
—Saluden en silencio, no importa. Ustedes seguramente están nerviosos pero no estén nerviosos. A ver, viene siempre un compañero de un rango inferior. Él les va a traer el agua para lavarse la cara y les va a limpiar la bota. En el cuartel por favor consuélense con ello. A ver, alce la mano el que va a la iglesia.
80 por ciento alza la mano y yo anoto.
—Mañana a la mañana, cuando se anuncie el servicio vengan al servicio.
No había salón de culto, no había lugar para tener servicio. Nosotros teníamos que tener culto en el pico del monte. Cuando terminaba el servicio del domingo yo otra vez, bueno, fui a mi servicio pero de la sala de profesores: “ROC, promoción 311, venga a la sala de profesores”. Yo: “¿Por qué me llama? Yo no cometí ningún error” pero cuando le llaman a uno en el cuartel no es algo bueno. Yo fui.
—Saludo. Soy de la promoción 311.
En aquel entonces había un líder que se encargaba de la educación de nosotros, era el líder Park.
—Siéntese –me dijo.
Yo me senté. Él estaba recorriendo y vio cómo yo estaba guiando el servicio y realmente se conmovió. Desde antes dice que creía bien en Jesús. No fumaba, no tomaba pero viniendo al cuartel tomó, fumó; dice que se corrompió. Desde ese momento, él me ayudó mucho a mí. En aquel entonces venían nuevos soldados.
Debíamos de guiar el culto. Song Sun Jong, Kim Chang Won eran los compañeros que me ayudaban; estamos muy felices. Nosotros ya teníamos que graduarnos y ya se acercaba el momento en el que teníamos que graduarnos. Las veces que nos reuníamos, orábamos. “Señor, que uno de los tres quede aquí”. Si uno quiere quedarse, debe tener realmente una habilidad. Si uno obtiene el mejor puesto del primero al cuarto puede ir a donde quiera. Yo no puedo estar entre los mejores porque en la sociedad hay gente que se ha dedicado al código morse. Quince eran soldados que se dedicaban al código morse. Jamás podía realmente alcanzar a ellos, con mi capacidad no podía alcanzar a ellos pero él me dijo a mí… Me empezó a ayudar y ya era el momento en que tenía que graduarme. El oficial me estaba esperando, yo estaba esperando a él.
—¿Cómo está? Oficial Park, le agradezco. Usted me ha ayudado y vine para saludarlo.
—Soldado Park, un momento. Soldado Park, yo a usted a la base de la capital o en la base del 502, yo quería enviarte a aquellas bases pero soldado Park, si usted está aquí, me será de gran ayuda en la vida de fe. Está decidido que vendrá a esta base. No esté triste.
Yo me quedé en esa base.
—Muchas gracias –le saludé.
Yo me fui en ese lugar donde yo oraba. “Señor, usted está vivo, usted oye nuestra oración”. En esa base yo, hasta que terminé allí el servicio militar… Luego terminé y él fue a otra base. Yo no sabía pero el oficial Park Geuk Min que me ayudó… Me sentí tan agradecido. Quería encontrarme con él. Yo había hablado sobre él en la hora del culto. Un hermano dijo: —Nosotros conocemos a él muy bien.
—¿Cómo le conoce?
—Él estuvo como del rango inferior a nuestro padre.
Nos encontramos en el hotel, comimos juntos; me sentí muy agradecido. En esta ocasión su esposa estaba un poco enferma, estaba sufriendo. El hermano que hacía el masaje mediante la presión… Yo le llevé anteayer a ella para que pueda recibir el masaje; había mejorado bastante. Ojalá que si tenga la oportunidad, pueda ir en una o dos ocasiones. Le dije al hermano: “Por favor le pido por ella”.
Ellos estaban felices. Ahora nos acercamos más. Él es anciano de aquella iglesia. No pensaba venir a nuestra iglesia pero su esposa oyó en una ocasión, dos ocasiones la Palabra y vemos cómo cambia; me sentí muy agradecido. La gente cuando nace no es que crece de un día para el otro.
Por más que vemos al hombre no vemos, no podemos sentir cómo crece pero después de un año notamos que creció, después dos años, después tres años notamos que creció; pasa el tiempo y crece la estatura. El mundo del corazón es lo mismo. Nosotros cuando oímos el sermón, leemos la Biblia… Si el corazón sigue así, no habría nadie que no crezca, no habrá nadie que no tenga fe pero…
Señores, nosotros vivimos en Seúl de Corea. Imagínense cuánta competencia hay. Estamos tan ocupados, uno vive ocupado. Viviendo así, uno cree que basta con venir solamente el domingo pero no mete su corazón aquí y no es fácil vivir en esta corriente para ellos. Cuando leemos la Biblia, la Biblia habla de manera tan distinta.
“Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. El Dios santo nos ve. Aquí ¿cómo dice? “Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”.
Verdaderamente como siervo de Dios que recibe el respeto de la gente, dice que así nos convertirá. Entonces, señores, esto no se logra de una noche para el día. Dios tiene un plan por nosotros, quiere guiarme. Si eso es una realidad, cuando leemos la Biblia conocemos el corazón de Dios. Si mi corazón está aquí, está aquí el corazón de Dios.
No nos dice de una noche para el día para que venga aquí, solamente, realmente, nuestro corazón cambia. Cuando un poquito aceptamos la Palabra de la Biblia, si aunque sea un poquito de ello queda en nuestro corazón, podemos sentir cómo nuestro corazón se conecta al corazón de Dios.
Nosotros venimos los domingos. Venimos al culto, tenemos servicio, oímos la Palabra y nos vamos pero, bueno, hay gente que memoriza pero hay gente que dice “¿Qué dijo? ¿Qué Palabra dijo? ¿De qué libro? Isaías”. Sí, apenas así habrá gente que diga ello pero leyendo la Biblia, dentro de la Biblia, cuando la Palabra viene en nosotros: “Ah, Dios así hará en mí, dice que trabajará así en mí”.
A ver, óiganme, entonces jamás, de ninguna manera miente, así trabaja Dios. Entonces, mientras que vemos la Palabra de manera remota… Aquí hay hermanos que nos ayudan pero en la hora de culto siempre les decimos que pongan la silla pero tienen el
celular. “¿Por qué en la hora del culto usas tu celular? En la hora del culto por favor, cuando tienes que trasladar la silla, traslada”, le decimos.
Pero ellos, ah, me dicen, parece que más que el abuelo, su amigo más cercano siempre tiene el celular y está mirando en el culto, hora de culto. “Aunque estás allí, por favor no tengas el celular allí, ven”. Podría dejar en su bolsillo pero siempre tiene en la mano el celular.
En la hora del culto, ay, yo me siento un poco molesto pero no es que siempre grito, no; podemos gritar. Entonces, ah, además yo grito, suelo gritar, entonces me dirían que soy así. Leemos la Biblia. ¿Qué dice?
Israel, el Santo suyo, el menospreciado del alma, el abominado de las naciones, “al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. Señores, Dios a nosotros de esta manera: somos menospreciados, abominados pero dice que “verán reyes”, veremos reyes “y se levantarán príncipes” y así hará Dios, dice.
Señores, así no está ocurriendo ahora. ¿Por qué Dios, usted, no hace así? Le tienen que preguntar. “¿Cuándo vendrá esto, Señor?” ¿Ustedes piensan que el servicio es simplemente algo oficial? “Bueno, ah, bueno, el pastor Park predica bien”. Eso no tiene ningún beneficio, el que digan que predica bien o mal pero esta Palabra, cuando entra en nuestro corazón y esto se establece en nuestro corazón: “Ah, ¿qué es lo que dice Dios?”
Dios habla de esta manera, así ha dicho Jehová. Aquí dice: “Te ayudé, te guardaré”. Ah, Dios así trata de hacerlo en mí. Nosotros oímos eso y nos olvidamos pero Dios desea trabajar así en nosotros. “¿Hará después de un mes? ¿Lo hará hoy? Por favor ¿puede apurarse un poquito?” Dios desea trabajar en nosotros. Hay muchas promesas pero así uno pasa de largo.
Es domingo. Uno así dice que de tanto polvo que tiene la Biblia, si sacude, viene. Hoy en día, cuando no ve durante una semana no cae polvo pero la Palabra de Dios y nuestro pensamiento cuando se hacen uno, Dios dice a nosotros:
“Al menospreciado de Alma, al abominado de las Naciones, al siervo de los tiranos: verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. Dios dice que de manera maravillosa nos va a erigir. En la Biblia existe tal palabra. “¿Cuándo Dios me va a erigir así?” ¿Ustedes han pensado? No.
Sí, porque ustedes pasan, pasa el tiempo y se olvidan. Cada una de las palabras, cuando ustedes las van aceptando: “Ah, Dios me prometió de esta manera. Aunque soy carente, Dios me va a erigir”. En una ocasión fui a un país. En la catedral, la más grande del país, el sacerdote me llamó: “Pastor, venga a nuestra iglesia. Yo fui con el coro. Él me dijo ¿qué cosa? ¿Qué me dijo? Que el coro cante durante cincuenta minutos. Me dijo que yo predique durante treinta minutos la Palabra; el sacerdote, que es el sacerdote pero el más superior de ese país. Me puse muy contento. El coro cantó y yo prediqué durante treinta minutos. Ese día no me fui a la casa, no puedo venir a esta casa porque está lejos Corea. Yo continuamente prediqué la Palabra. El sacerdote obtuvo el perdón del pecado. Él no sabía hablar el coreano, no sé si aprendió de alguien o alguien le escribió pero me envió una carta a mí. Que él en su catedral, que hay personas como él. “¿Usted puede volver a predicarnos la Palabra aquí?” Me dijo que había como setenta que eran sacerdotes como él. Parece que habla del país entero. Yo me fui en busca de ellos. Quería hablar ante setenta pero se reunieron dos mil personas; continuamente prediqué la Palabra. Luego se habían reunido 3 500. Me di cuenta de que vino una monja, vino el monje budista. Sí, 3 500; era bastante gente. Se
volvió, se regresó. Yo, lo único que les dije: Cómo, mediante la sangre de Jesús, obtuvimos el perdón del pecado.
En la Biblia, cuando Jesús murió en la cruz, nuestro pecado ha sido perdonado y nosotros… La Biblia nos dice que somos santos. Hoy en día en muchas iglesias dicen cosas distintas a la Biblia. “Señor, soy pecador. Perdóneme”. Entonces ¿la Palabra de quién es lo correcto? “Señor, soy pecador”, es lo que dice un hombre pero la Biblia nos ha santificado, nos ha justificado, así dice.
Entonces ¿cómo dice la Biblia? ¿Cómo dice aquí? “Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. Dios nos dice, verdaderamente dice que nos enaltece, claramente en la Biblia dice. “¿Cuándo, cuándo me va a enaltecer, Señor? Señor, ¿usted se olvidó? ¿Cómo usted lavó mi pecado?” Ustedes tienen que preguntar. Mediante la Biblia nos cuenta Dios cómo nos perdonó, cómo nos lavó, cómo hallamos la gracia, exactamente nos lo muestra. Nuestra vida día tras día cambia. Señores, yo, disculpen que les comente esto pero cuando voy leyendo la Biblia, vemos muchas promesas dentro de la Biblia y en mi corazón eso se establece. Yo, la mayor dificultad que tuve fue cuando yo tuve hambre. En el año 1944 yo nací. En aquel entonces, en el 45, el 15 de agosto, fuimos liberados. En ese entonces, “si no es la libertad, dame la muerte”.
Nos liberamos y nuestro país… Realmente estábamos en medio del gozo. Nací en el 44 y apenas, después de un mes y medio, fuimos liberados. Yo siempre digo: “Yo nací y yo estuve en el movimiento de independencia. Yo pateé en el cielo y nos independizamos”, así siempre digo.
Siempre yo iba a la iglesia, siempre iba pero ayer era pecador, hoy soy pecador, mañana era pecador; ay, no hay otra cosa que no sea pecador. Señores, en la Biblia no solamente existe pecador, hay siervo santo, hay justo, hay siervos fieles, hay pueblo de Dios, hay profeta, hay mucho pero por más que ve la Biblia, no tiene ojos capaces de ver ello, solamente dice: “Ah, Señor, soy pecador, perdóneme”; lo único que puede decir es eso. Cree 10 años y es un pecador; 20 años, sigue siendo pecador, todos siguen diciendo que son pecadores pero en esta Biblia ¿cómo dice? Aquí: “Dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel”.
Me dice que me va a hacer volver, dice que me va a santificar, dice que el Señor nos justificará. “¿Cuándo, Señor? ¿En qué momento? ¿Cuándo nos va a dar? ¿A quién hará eso? ¿En quién hará eso?” Esto viene a ser una plática normal con Dios. Bueno, parece que es así. Uno pasa de largo. “Yo cometí este pecado. ¿Podré ser justo? ¿Puedo llegar a ser una persona sin pecado? ¿Puedo llegar a ser santo? ¿Puedo llegar a ser limpio? ¿Puede, Señor, que yo sea justo? ¿Cómo será que podré lograr eso? Empecé a leer la Biblia, desde los 10 y tantos. Esta Biblia tiene realmente… Parecen una semilla de sésamo estas letras, ¿verdad? Leí una vez, en segunda ocasión, en tercera ocasión, en cuarta ocasión.
Entonces la misma Palabra en varias ocasiones volvía a salir y esto como que se establecía en mi pensamiento. Yo iba leyendo la Biblia. ¿Qué es lo que dice la Biblia? “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Claramente yo he cometido pecado pero la Biblia no es que nos dice que somos limpios de un comienzo. Hemos cometido pecado, sin lugar a duda, pero ¿qué dice la
Biblia? “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Cometimos pecado y estamos apartados de Dios porque cometimos pecado pero luego ¿qué dice? “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Mentí, robé, comí manzana y caqui ajeno, soy pecador pero Dios me dice que es de manera gratuita. No es así simplemente sino de manera gratuita me dice que soy justo; es decir, así, justo. Quiere decir “no tienes pecado”. Entonces, señores, cuando vamos leyendo la Biblia leemos cada palabra de Dios, la aceptamos en nuestro corazón y esto es lo que aparece como resultado pero hoy en día leemos la Biblia, termina el culto.
“Dios, Padre Santo que estás en los cielos”. Uno hace el padre nuestro y se va, entonces no saben ni lo que quiere decir el padre nuestro. “Padre nuestro que está en el cielo, santificado sea tu nombre. Amén”. Nada queda en su corazón pero toda esta Palabra, ya que es la Palabra de Dios, esta Palabra por favor no la dejen pasar así.
No traten de leer todo el Nuevo Testamento, aunque sea una página traten de leer y eso por favor descríbanlo en su corazón. ¿Amén? Entonces cuando uno va buscando eso ¿qué Biblia va buscando? “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”, ¿correcto? ¿Verdad? Luego ¿qué dice? No es el fin. El 24 aparece algo totalmente distinto: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia”.
El Señor nos rescató, nos salvó y de manera gratuita dice que somos justos; es posible, así nos dice a nosotros. la Biblia no miente, es la Palabra de Dios. Si somos justificados, Dios me dice justo y si me dice justo, yo sin lugar a duda soy justo, realmente soy justo, soy justo. Uno va durante 10, 20, 30 años. Hasta los abuelitos dicen: “Señor, soy pecador”.
Desde el primer día que viene a la iglesia es pecador y luego dice que es pecador, después dice que es pecador y puede que sea un pecador más chiquito pero hasta el último día dice que es pecador, entonces el pecador tiene que ir al infierno, no puede ir al cielo.
Acerca de este punto leyendo, volviendo a leer y leyendo, yo buscaba pero realmente era increíble. A ver, óiganme.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Éramos pecadores, no podemos alcanzar a Dios. “Tú no puedes; sí, tú no puedes…” Luego ¿qué dice? “Siendo justificados gratuitamente por su gracia”. El Señor Jesucristo nos redimió, nos salvó, por lo cual por la gracia de Dios, gratuitamente, nosotros somos justificados. A ustedes les dice Dios: “Tú eres justo”, entonces somos justificados, ¿verdad?
Si Dios nos dice justos, somos justos pero tengo una duda. Yo fui a la casa de otra persona cuando era pequeño. Cometí mucho pecado. Entre ello yo iba al huerto de otra persona, comía manzana, yo comía varias frutas. Yo tenía mucho pecado, ¿verdad? Soy un ladrón, eso es pecado y soy pecador. Aquí en la Biblia me dice que soy pecador pero dice: “Mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
El Señor murió por nosotros. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia”. Nos dice justos. “Tú eres justo, tú no tienes pecado, tú eres limpio. Tu pecado ha sido lavado. Tú eres santo”. Cuando Dios les habla así… Aunque yo cometí pecado, el Señor Jesús crucificado recibió todo castigo y me dice justo a mí; uno llega a entender eso. Entonces ¿soy pecador o soy justo? ¿Por qué? Si Dios me dice justo.
Nadie puede impedir eso, entonces nadie puede estar en contra, es así. Cometí pecado. ¿Por qué me dice justo? Es absurdo, no tiene sentido. El Señor recibió el castigo por tu pecado y tú eres justo, ¿correcto? “Simplemente, Señor, perdóneme, soy pecador; perdóneme, soy pecador”. En la Biblia dice que por la sangre de Jesús mi pecado fue perdonado.
Hoy en día si son cien mil los que congregan a la iglesia, todos dicen que son pecadores. En esta ocasión, ayer, nosotros… El coro Gracias realmente es el mejor en el mundo. Eso uno tiene que pagar como 100, 200 dólares para poder expectar ello. En esta ocasión la conductora del coro Gracias ¿qué plan había hecho?
Allí, en lo profundo del campo en donde no hay mucha gente, que de manera gratuita vayamos a hacer un concierto, dijo ella. Ayer fui. Realmente en lo profundo de Gangwondo fuimos con el carro pero en lo profundo vino tanta gente. En ese lugar un pastor de una iglesia dijo que éramos secta y dice que muchos no pudieron venir. El hermano fue allí.
Estaba el copastor de esa iglesia y habló con ellos. Qué pena, ¿verdad? Una persona llamada pastor hace que no puedan oír sobre el perdón del pecado. No sé qué castigo piensa recibir por ese pecado que comete, además ni averiguó que éramos secta. Ahora de tanto que nos dice que somos secta, nosotros hemos denunciado a un pastor y recibió una multa. Desde ese momento él cerró la boca; la gente no sabe eso en realidad. Nosotros no somos secta. ¿Por qué? Cuando uno habla de manera pero de manera igual a la Biblia no es secta pero si habla de manera distinta, es secta. la Biblia dice que Jesús nos perdonó. Ellos ¿qué dicen? Que son pecadores; son secta. Dios, si nos perdonó, debemos creer que nos perdonó. ¿Cómo uno va a decir que es pecador? La mayoría dice eso; nos causa pena. El coro preparó la música, realmente ellos estaban trabajando bastante. Es el mejor coro del mundo. Nuestro coro fue al concurso internacional. Jamás obtuvo el segundo puesto, siempre obtuvo el primer puesto, el mejor. Aquí ustedes han visto hace un momento al conductor Boris; es el mejor conductor del mundo.
Mi hija estudió junto con él, mi hija también ahora es una artista famosa a nivel mundial. Con su pensamiento, porque fulano dijo que somos secta sin saber nada y uno no puede platicar bien… El hermano fue, vino el copastor y dice que no apareció. Claro, no pueden entender jamás. Ellos decían que eran pecadores como si fuera algo realmente… Ellos decían que eran pecadores.
En la Biblia aparece la palabra de que es pecador, justo, ¿correcto? Entonces ¿uno puede esquivar la palabra pecador y no puede aceptar la palabra que dice justo? “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Otra cosa no sé pero Dios me dice justo a mí, entonces yo soy justo.
Es simplemente que uno tiene que creer. “Así, así me lavé el pecado, así como que me duché, me lavé dos veces, tres veces, 10 veces, 20 veces y me quedé limpio”. No, no es así. Bien no sé pero Dios me dice justo, entonces somos justos. La palabra justo es el que no tiene pecado; uno simplemente tiene que aceptar eso.
A miembros de otra iglesia Dios les dice justos pero dicen: “No, no, no, yo soy pecador”; así están. En Corea así está la mayoría de las iglesias. En la Biblia cuando me dice justo: “Sí, yo soy justo”; sí, así debería aceptar. “No, yo soy pecador”; absurdo. Es una persona que está en un lugar más alto que Dios, es sobresaliente y así va al infierno.
Hace poco un pastor había testificado en la televisión: “Yo morí, fui al infierno, yo me arrepentí y yo pude ir al cielo cuando me arrepentí”, así dijo. Yo escuché y me di cuenta de que era una mentira lo que él decía. Una persona que va al infierno… No, el cielo no es un lugar donde uno va y viene, ¿correcto? Entonces todos, yendo al infierno, se arrepentirían e irían al cielo. Entonces ¿quién iría, quién dejaría de ir al cielo? Todos irían así, es absurdo. Antes de ir debe ser santificado para ir. “Ahora me pongo en una, dos, tres, cuatro ocasiones la santificación”. No, la Biblia me dice que soy santo. Así ya memorizamos todo. Dios me dijo santo, entonces cuando vamos al cielo, el portero no sabemos si es diablo.
—¿Por qué tú estás en contra de mí? ¿Por qué estás cerrando mi paso?
—Tú tienes pecado –me dice a mí.
—Ey, hombre. Dios cuando me dice justo, soy justo, hombre, pues. Ah, ¿tú eres portero de Dios? Eres un falso. Dios me dijo justo.
la Biblia, yo memorizo todo esto, ¿correcto? Dios… El bebé de ustedes, el hijo de ustedes; cinco, seis, el niño de seis años, si tiene algo sucio: “Hijo mío, ¿por qué tienes tanta mugre?” Le saca la ropa. ¿Verdad que le pone agua desde la cabeza? Le lava con jabón y le deja limpio, ¿verdad? Eso es lo que uno ha aprendido de Dios.
A nosotros los pecadores sucios ¿cómo nos deja? Limpios, ¿verdad? La mamá es lo mismo. Cuando el bebé de ustedes tiene excremento, mugre, no le deja simplemente. “Hombre, ven aquí. ¿De dónde te has puesto esta mugre?” Así le lava con jabón y le hace el masaje, le seca con la toalla y hace para que esté bien limpito, ¿verdad? La mamá le deja así. Nosotros también somos unos pecadores sucios. Por la sangre del Señor nos dejó justos, santos, nos ha dejado bellos, así nos ha dejado a nosotros pero en la Biblia hay gente que solamente ve la parte donde dice: “Señor, soy pecador”; es absurdo. Yo, leyendo la Biblia… Discúlpenme que les diga esto. En aquel entonces… Yo nací en el año 1944.
Era periodo de Japón y luego en el año 45, el 15 de agosto, fuimos liberados de Japón. En aquel entonces nuestro país: “Si no es la libertad, dame la muerte. Si no es la libertad, dame la muerte. Libertad; si no es libertad, yo quiero la muerte”. Nos liberamos de Japón. Todo parecía como un sueño. Luego, mientras que yo iba cumpliendo la edad, con los amigos yo iba jugando a la noche. “Vamos a comer manzana, caqui”. Iba al huerto de la manzana. Gateando, entrábamos allí y nosotros quitábamos la manzana, el caqui. En varias ocasiones yo había hecho eso pero iba a la iglesia y yo veía que era pecador. Entonces yo, a pesar de que era pequeño, yo iba siempre a la madrugada, yo, para pedir el perdón de mis pecados. En aquel entonces Corea, económicamente, no era bueno.
La sala era un piso de madera sin calefacción. Iba orando. Mi padre me decía: “Te vas a engripar. No vayas hoy” y siempre… Cuando a uno le dice que no vaya, quiere ir más. Yo fui y terminamos la hora piadosa. Era el momento en que tenía que confesarme. Comí la manzana, comí el caqui y así vivía. Luego un día me sentí muy agradecido.
Yo había leído una novela realmente interesante. Algunas novelas leí dos, tres ocasiones. Había leído El pecado y el castigo. Leí realmente dos veces de seguido. En la tercera ocasión ya no era tan divertido. Ya en la segunda ocasión leía solamente las partes divertidas pero la Biblia, qué bueno, leía 10, 100 veces la Biblia pero no sentía que sea aburrida porque siempre decía cosas nuevas.
Continuamente iba leyendo la Biblia. Yo: “Ah, ah, es así”. El Señor Jesús fue bautizado en el Jordán. Juan el Bautista le bautizaba. Cuando Jesús le dice: “Bautízame”, se asusta. “Tú eres Hijo de Dios. Yo tengo que ser bautizado. ¿Por qué usted viene a mí?” pero en ese momento: “Ah, cierto. A ver, tienes que ser bautizado”. No, Jesús no dijo eso. Jesús ¿qué dice? “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó”. Jesús fue bautizado por Juan; bautizó a Jesús. Al día siguiente cuando Juan ve que viene Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Entonces ayer el Señor Jesús, cuando fue bautizado por Juan, es el momento en el que el pecado pasa.
Entonces cuando vemos en la Biblia, en Levítico, en el capítulo 21, Aarón pone las dos manos y cuando deja el pecado es el momento en el que pasa el pecado, Aarón. “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel”; es el proceso en el que el pecado pasa.
En la expiación, lo más importante es traer a la cabra o al cordero porque la paga del pecado es la muerte. Necesitamos a alguien que muera por este pecado y el hombre no
podemos dejar que muera, entonces traemos a la cabra o al cordero y uno pone la mano sobre el animal y nuestro pecado pasa al cordero y no tenemos más pecado. Cuando el cordero muere, nuestro pecado es perdonado.
Esto nos muestra como ejemplo de cómo el Señor Jesús muere por nuestros pecados y luego Juan el Bautista, cuando le bautiza, Jesús se acerca.
—Yo quiero ser bautizado.
Juan se asusta.
—Usted es Hijo de Dios. Yo tengo que ser bautizado. ¿Cómo usted viene a mí? Es absurdo.
El Señor Jesús le dice:
—Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.
Entonces Juan le bautiza al Señor Jesús y luego al día siguiente Juan ve que se acerca Jesús y le dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Ayer cuando le puso la mano, pasó el pecado a Jesús; todos nuestros pecados pasaron a Jesús. ¿Amén? Es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
El Señor Jesús, cargando nuestro pecado, Él murió crucificado y toda la carga del pecado, todo el castigo del pecado que nos merecíamos, Él lo recibió y logra la gracia de la salvación. Exactamente en la Biblia ha escrito esto pero la gente, ya que no sabe… Por el pecado muchas veces pedí perdón, lloré, oré; sí, muchas ocasiones pero de tal manera yo iba leyendo la Biblia.
En mi corazón Dios me daba el entendimiento a mí. El Señor Jesús cuando muere crucificado, murió por el pecado del mundo. Cuando puso la mano Juan el Bautista, el pecado pasó a Jesús y por ese pecado, ya que Jesús murió por el pecado del mundo, en ese momento todos nuestros pecados fueron lavados, es algo muy claro.
Ayer puso la mano en Jesús y al día siguiente, cuando ve a Jesús le dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. La Biblia… Uno ora, se empeña, ofrenda. No, no eso. Uno a uno esta Palabra la conecta consigo mismo. Al día siguiente, cuando Juan ve a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, así está escrito, ¿verdad? Sin leer así, dentro del mundo está incluido mi pecado también, ¿correcto? Si ha llevado el pecado del mundo ¿qué ocurre? Mi pecado también lo llevó, lo quitó. Bueno, sacó el pecado de pastor Ock Soo Park, excepto el pecado de la hermana Yeong Ja Lee; bueno, excepto el pecado del hermano Kim Cheon Su; no, quitó el pecado del mundo.
Entonces ¿el pecado que ustedes cometen es el pecado del mundo o el pecado que está fuera del mundo? No. Qué suerte que es del mundo. Si hubiese saltado hacia fuera, cómo le hubiéramos traído, ¿verdad? El pecado del mundo, cuando Juan el Bautista le puso la mano por ese pecado, el Señor Jesús murió crucificado.
Antes de morir crucificado le dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, le dice a Jesús. Jesús cargó aquel pecado, murió por ese pecado y cuando murió crucificado, nuestro pecado fue lavado. ¿Amén? Detalladamente, cuando vemos la Biblia, uno puede llegar a entender así y es muy interesante. Anteriormente yo, cuando leía la novela…
La novela que leí en la última ocasión era El pecado y el castigo. Raskólnikov, él mata a una vieja de la casa de empeño y le golpeó, le va persiguiendo. Dostoyevski había escrito ello. Yo prestaba las novelas, leía en una, en dos ocasiones y luego les devolvía después. Cuando yo iba pensando en eso, qué interesante, había sido escrito pero de una manera magnífica lo que escribió Dostoyevski.
Cuando leía la tercera ocasión, ya no me era interesante. Lo mismo pasa con ustedes, ¿verdad? El mismo libro. Yo leí 30 veces la Biblia. Por más que leía en 30 ocasiones, me era tan refrescante, así es la palabra de la Biblia. Yo no conozco toda la Biblia. Leo y a veces no
sé pero paso de largo. Mientras que leo, el Señor me reviste de su gracia y me hace entender. Hay veces que uno llega a entender. El Señor Jesucristo cuando muere crucificado derramando la sangre por nuestros pecados, el castigo por nuestro pecado Él lo recibió. Eso es correcto, él fue castigado por nosotros. Entonces, si recibió el castigo, yo fui lavado de mis pecados, yo soy limpio, por eso Dios me dice justo. No es que no hemos cometido pecado.
Esta realidad, cuando ustedes llegan a entender en su corazón: “Ah, mi pecado por eso fue lavado. El Señor lavó mi pecado, murió en la cruz. Señor, muchas gracias; Señor, usted murió por mi pecado”. En ese momento todos mis pecados fueron lavados. Murió derramando la sangre. Un pastor testificaba: “Cuando yo morí me fui al infierno”, dice él. Que él se arrepintió y que fue al cielo, así dice.
Eso es mentira entre mentiras. El cielo y el infierno no es que uno va y viene, va y viene, va y viene; no. Cuando uno va al infierno jamás puede salir de allí. Eternamente, sí, no puede ir al cielo. No conoce la Biblia y habla de tal manera. Nuestros pecados no es que son lavados porque hacemos algo, no es que nos arrepentimos.
Cierto, nosotros cometemos pecado pero la paga del pecado la tiene que pagar… Sí, el amigo de mi padre es dueño de una librería. Cuando le pido cuaderno a mi padre me dice: “Pídele a mi amigo”, él anota. Cuando mi papá paga, borra eso, es así, siempre. Con su amigo él toma. “Amigo, ¿hay algo que llevó? ¿Algunos útiles?” Mi padre pagaba todo eso.
Siempre yo, sea lápiz, cuaderno, uno va y mi padre paga todo eso. Es igual a ello: siempre cometemos pecado pero Jesús paga todo eso. ¿Amén? “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Dios les ha hecho justos. Jesús murió crucificado por nuestro pecado, Jesús se encargó de nuestro pecado. Nosotros somos justos, no somos pecadores; nos ha justificado. ¿Amén? Amén. Yo no digo que soy pecador, yo digo que soy justo.
—¿Tú no cometiste pecado, no cometiste pecado?
—Sí, cometí. ¿Cómo que no voy a cometer?
—Entonces tú eres un pecador –me dice.
—Sí, cierto, yo soy pecador pero el Señor Jesús murió por ese pecado y todo ese pecado fue lavado. A eso me refiero, ¿entiendes?
Entonces me dice:
—¿Cómo tú supiste eso?
—En la Biblia está eso. Cuando leemos la Biblia está escrito así. Yo leí tanto la Biblia, no se imaginan cuánto pero hubo un problema cuando yo obtuve el perdón del pecado. Mi pastor decía que era pecador, el anciano; yo era el único que decía que no tenía pecado. No era algo tan pequeño el problema. Es correcto que uno no tiene pecado, es correcto. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Justificado significa que no tiene pecado. ¿Amén? En esta mañana entre ustedes que no tienen pecado a ver, escúchenme, no hay nadie que no haya cometido pecado pero Jesús cuando muere por el pecado de ustedes, él murió en lugar de ustedes. Gratuitamente nos dice justos; nosotros hemos sido justificados.
Ock Soo Park, si fuese Ock Soo Park, no tendría sentido pero si Dios les dice justos, somos justos; si Dios nos dice santificados, somos santos; estaba muy, muy agradecido ante Dios. Yo, cuando me decían eso, yo era el único que decía que yo era justo. Era absurdo. ¿Por qué es absurdo? No, sí tiene sentido:
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Yo fui justificado, ¿correcto? Dios me dijo justo. “Tú eres justo, Ock Soo Park, tú eres justo”, Dios me dice así. Yo soy justo. A ver, que venga alguien que dice que esto está incorrecto. Yo le voy a decir a Dios, entonces: “Ah, no, yo soy pecador”; no tiene sentido. Si Dios nos dice justos, somos justos y punto, es clara la Biblia pero la gente se pone a ver solamente un lado. Señores, ¿por qué yo predico sobre esto? Las veces que predico esto yo me acuerdo cómo obtuve el perdón del pecado y me pongo feliz, contento. Antes, cuando no había podido obtener el perdón del pecado, sufría. “Ah, Señor, Señor, Señor, óigame. Ah, cuando llama al pecador me ha llamado a mí, cuando llamaba al pecador”. Obviamente: “Llámeme. Ay, ¿cómo que me llama?” En fin, cuando llama al pecador, ahora yo soy justificado. En esta mañana todos ustedes que están aquí sentados, a todos ustedes Dios le dice justos. Es cierto que cometieron pecado y Jesús recibió el castigo por todo ese pecado y el pecado de ustedes perfectamente fue perdonado.
Cuando vemos la Biblia nos sentimos tan agradecidos. ¿Por qué? El Señor, cuando vemos esta Biblia ¿qué es lo que nos dice? Isaías 8, en el 8 ¿qué es lo que dice? Ah, es el 49:8; ah, hoy como que me estoy un poquito confundiendo. Cuando vemos en el 7: “Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos:
Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió. Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades”. Aquí en la Biblia ¿qué es lo que dice en el 49:8?
“Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades”. Luego estas promesas nos las dice a nosotros. En el 7 ¿cómo dice?
“Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. Dios nos da estas promesas, que somos santos, que somos justos, que somos limpios.
Señores, yo he cometido tanto pecado, no me acuerdo cuánto pero el Señor Jesucristo murió por mis pecados y todo ese pecado fue emblanquecido como una nieve. El Señor Jesús murió en la cruz, murió en lugar de nuestros pecados, ¿ustedes entienden? El que Jesús haya muerto tiene el mismo efecto de como si nosotros hubiésemos muerto. Sea cual fuera el pecado que cometimos, ahora recibe el castigo y somos limpios.
De tal manera, algo tan maravilloso el Señor ha hecho en nosotros. Cuando nos ponemos a pensar, cuanto más pensamos, ante el Señor nos sentimos agradecidos. El Señor… Ahora yo no tengo pecado, soy justo, soy santo; así ha hablado. En la palabra de la Biblia: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente […] mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Por lo cual, por más que tengamos muchos pecados, cuando Dios nos dice justos, somos justos. ¿Por qué? ¿Por qué nos dice justos? El Señor Jesús recibió el castigo por el pecado que nos merecíamos, recibió todo castigo en ese momento. Nuestro pecado fue lavado para siempre, para siempre.
Jesús fue con su sangre al templo del cielo, en los cuernos del altar había escrito ello y había puesto la sangre en los cuernos del altar. ¿Por qué no puso la sangre en el altar de esta tierra? Porque en esta tierra estamos en un espacio del tiempo. Cuando pasa lo que se llama hoy, viene otro tiempo, ¿correcto? Existe pasado, presente, futuro, ¿verdad?
En ese reino eterno, ya que es un reino eterno no estamos en el espacio del tiempo y todo es eterno allí; además nuestro pecado, el que sea perdonado, cuando derrama la sangre en el cielo, para siempre es lavado. ¿Amén? En el cielo no existe pasado, presente, futuro, es eterno. En este mundo teníamos pasado, presente, futuro, eso es la diferencia. Hoy en día ¿qué es lo que hemos leído?
Dios, enviando al Señor Jesús, cuando Él muere crucificado, nuestro pecado perfectamente ha sido perdonado. ¿Amén? Para siempre. ¿Por qué? Porque en los cuernos del altar del cielo lo ha derramado todo eterno. En este mundo tenemos pasado, presente, futuro pero Dios no tiene pasado ni futuro, solamente tiene el presente para siempre. Cuando uno lava el pecado, para siempre es lavado, ¿entienden?
Por lo cual el Señor Jesús con su sangre va al reino del cielo y pinta el cuerno del altar y nuestro pecado ha sido lavado allí. Sea lo que fuera, en este mundo estamos en el espacio del tiempo y hay días distintos. De que uno nace es una fecha distinta al día en que el padre de uno muere pero en el cielo es eterno.
No existe pasado, no existe futuro, solamente existe presente, por lo cual el Señor Jesús fue crucificado y nuestro pecado para siempre ha sido lavado en el cielo. Nosotros, ya que se encargó de todos nuestros pecados, delante de Dios obtenemos la bendición y nosotros vivimos con una gracia maravillosa, ¿entienden? Dios a veces, cuando yo me fijo, hay veces que uno al comienzo dice que es pecador porque cometió pecado.
No, ahora por la sangre de Jesús, “más blanco que la nieve”; existe ese himno que dice: “Más blanco que la nieve, más blanco que la nieve. Mediante la sangre que el Señor derramó, me ha lavado y me ha emblanquecido”; existe esa canción. Todos crean en ello. El Señor Jesús murió por nuestros pecados y cuando Él murió, nuestro pecado fue lavado para siempre. Cuando creen en esta realidad maravillosa, tendrán una vida bendita. Muchas gracias. Vamos a finalizar.