PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
“Siendo
PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
“Siendo
Prédica dominical del pastor Ock Soo Park
“Siendo bautizados en Cristo”
¿Cómo están? Por favor ya despiértense del himno. Es tan bueno el himno y parece que todos estamos emocionados. Vamos a leer la palabra en esta hora. Hoy vamos a compartir la palabra de Romanos 6. Yo voy a leer desde el versículo 1. Si han encontrado, yo voy a leer desde el 1.
1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
Hasta aquí hemos leído. Romanos nos dice muchas cosas muy profundas a nosotros. Algo muy importante ¿qué es? Cuando leemos el libro de Romanos en el 6:1: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Esta palabra ¿qué quiere decir?
Me dice que morí acerca del pecado, sí, nos dice que hemos muerto hacia el pecado. Yo estoy vivo, como, camino, trabajo pero me dice que morí. ¿A qué se refiere eso? La Biblia dice, ¿qué es lo que nos dice? Nosotros cuando tenemos la fe para creer en Jesucristo somos uno con Jesús, ¿cierto? ¿Correcto? Entre los hermanos, ah, tenemos un corazón. ¿Verdad que muchos dicen ello?
El matrimonio dice: “Tú y yo tenemos un cuerpo. ¿Cómo? Tenemos dos cuerpos. ¿Cómo que uno?” Es decir que tenemos el mismo corazón. En caso que si tenemos el mismo corazón que Jesús, algo muy importante es que debe fluir nuestro corazón como Jesús y el corazón de Jesús debe venir hacia nosotros. Aquí en Romanos ¿qué es lo que aparece?
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” ¿Por qué dice que cuando abunda el pecado abunda la gracia? ¿Para que abunde la gracia tenemos que estar en medio del pecado? El 2: “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” ¿Qué? ¿Que hemos muerto al pecado y que ya no podemos vivir aún en él?
No, no es así, ¿verdad? Dice que hemos muerto realmente al pecado y que no podemos estar en el pecado pero muchas veces cometemos pecado, muchas veces estamos en el pecado. Es un poco distinto a mí. Lo que la Biblia dice, en Romanos 6: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Porque abunda la gracia cuando estamos en medio del pecado…
¿Para que abunde la gracia? A eso se refiere. “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” ¿Qué cosa? ¿Que yo me he muerto al pecado? Pero yo estoy vivo. ¿Ustedes están vivos o muertos? Díganme. Están vivos, ¿verdad? Si están muertos, no pueden venir aquí y estar sentados; es absurdo, ¿verdad? Pero hay un mundo maravilloso del corazón.
En ese mundo ¿a qué se refiere? “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” En caso que… Algo que exactamente podemos decir ¿qué es? Jesús murió crucificado. Ustedes no han muerto, ¿verdad? ¿Correcto, sí o no? Alce la mano el que murió. El que murió responde, alce la mano, baja la mano; no, no puede hacer eso pero en la Biblia ¿a qué se refiere?
“En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” El Señor Jesús murió crucificado, eso podemos reconocer pero me dice que yo morí. ¿A qué se refiere? “Ah, me molesta. Estoy vivo”. Puede que así uno empiece a platicar. ¿Qué dice la Biblia? No tiene ningún error, no se equivoca en ninguna parte pero dice: “…los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
Si leemos en el 3: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Por eso el Señor Jesús ¿verdad que murió crucificado por nosotros? Eso es seguro, ¿verdad? No dudan en eso, ¿verdad? Entonces el Señor Jesús, el hecho de que haya muerto sobre la cruz, si ha muerto por nuestros pecados, la muerte del Señor Jesús tiene que ver con nuestro pecado.
No es que no murió crucificado. Por nuestros pecados Él murió. Ustedes no dudan en ese punto, ¿verdad? El Señor Jesús murió por nuestros pecados. Entendemos, claro que entendemos, murió por nuestros pecados pero el hecho de que yo he muerto, eso es absurdo. Si vamos hablando más sobre esto, el Señor Jesús murió crucificado en la cruz, no es que murió así simplemente sino que ya que murió por nuestros pecados el Señor Jesús, el hecho de que haya muerto en la cruz tiene que ver con nosotros porque Él murió por nuestros pecados, ¿correcto? Sí, entonces murió por nuestros pecados. Yo debía morir pero el Señor Jesús murió en lugar de mi pecado, ¿correcto?
Entonces el Señor Jesús murió crucificado. Yo debía morir pero Jesús murió en lugar de nosotros. No hay necesidad de que yo muera, ¿verdad que sí? El Señor Jesús, su muerte,
tiene que ver conmigo ¿sí o no? Sí, tiene que ver. No es que murió así simplemente sino que Él murió esa muerte que yo debía padecer. Fácilmente, si nos expresamos, murió por mis pecados, entonces es igual que yo haya muerto.
Cuando pensamos de esta manera, ustedes logran entender mejor. El Señor Jesús murió, yo morí; absurdo. Yo estoy vivo. La gente me dice que tengo salud. Yo practico un poquito el deporte. Tenemos un lugar en donde podemos jugar; hay un lugar. Con los hermanos jugamos a la pelota, fútbol net. Al comienzo mi pierna no subía. Practiqué una vez, dos veces y ya mi pierna subía. Después…
Realmente ahora si hablamos como el fútbol es, ya puedo chutar, ya puedo defender, puedo realmente también ser el opositor. El jugar al fútbol net en comparación a otro deporte: esto realmente encaja conmigo. Cuando troto me canso rápido pero una, dos horas yo puedo jugar al fútbol net, máximo. Si lo hago más, me siento cansado pero aguanto bastante cuando voy jugando.
Entonces el jugar a la pelota… No hay nadie que chute en lugar de mí, entonces yo soy el que juega. A veces yo debería de chutar. Si alguien chuta en lugar de mí, porque está en mi parte, es igual que yo haya chutado. El Señor Jesús dice que nosotros que hemos muerto por el pecado… Jesús murió crucificado pero murió por mi pecado.
Nos unimos con Jesús y somos uno. Yo debía morir por el pecado pero Jesús murió en lugar de mí y yo ahora estoy vivo. Somos uno. Expresándolo el apóstol Pablo, con ese motivo, escribe este texto. Me siento muy agradecido, dice. Vamos a estar… “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” El que no haya cometido pecado no puede hallar la gracia. Cometió pecado y mediante la muerte hallamos la gracia. “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Es decir, el que murió en la cruz es Jesucristo. El
Señor Jesús, ya que murió por mi pecado, soy uno con Jesús, es igual que yo haya muerto, se refiere a lo mismo; es simple.
Logran entender, ¿verdad? “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Me he muerto al pecado, no puedo seguir viviendo al pecado. La Biblia sobre ese punto nos va diciendo a nosotros, es decir, fácilmente si nos vamos expresando, esa muerte que yo debía padecer… Jesús murió en lugar de mí; es igual que yo haya muerto, ¿verdad que sí? ¿Sí o no?
Jesús murió. No es que fue perdonado el pecado de Jesús sino que mi pecado fue perdonado, entonces no hay ningún problema si nos expresamos así. “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Uno debe tener el pecado para que muera por él y que halle la gracia. “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado ¿cómo viviremos aún en él?”
Si hablamos exactamente, nosotros, para lavar el pecado si morimos en la cruz… Eso es algo seguro, que haya muerto en la cruz. Jesús murió en lugar de nosotros pero ¿por qué esto quiere decir que yo haya muerto? Esa muerte que yo debía padecer… Jesús murió en lugar de mí, entonces es igual que yo haya muerto, a eso se refiere, ¿verdad que sí?
Entonces el Señor Jesús… Ese pecado que yo cometí ¿será que va a volver a, entonces, morir de nuevo cuando vuelvo a cometer pecado? “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” En el 3 ¿qué dice? “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Es decir, cuando somos bautizados, somos uno con el Señor Jesús.
Yo debía morir pero Jesús murió en lugar de nosotros. El que Jesús haya muerto es igual que yo haya muerto, ¿entienden? Entonces aquí “Jesús, Jesús”, “yo, yo”. No, no se refiere a ello. Por mi pecado murió Jesús, entonces Jesús y yo somos uno; tenemos un cuerpo. La Biblia de esa manera lo va explicando.
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Nosotros cuando somos bautizados en el nombre del Señor Jesús… Jesús murió por nuestros pecados. Somos uno, es decir, fácilmente si nos expresamos, cuando pensamos humanamente, Jesús murió. ¿Qué quiere decir? ¿Por qué eso quiere decir que yo haya obtenido el perdón del pecado?
Jesús murió en lugar de mi pecado. El hecho que Jesús haya muerto: murió en lugar del pecado. Si acepto que Jesús murió, significa que mi pecado ha sido perdonado. Acerca de ese punto, de esta manera, el apóstol Pablo lo va expresando, es decir, si lo vamos expresando de manera contraria… El Señor Jesús murió crucificado. Aunque Jesús murió, verdaderamente esa muerte que yo debía padecer Él la padeció.
No es necesario que yo muera, Jesús murió y entonces yo me despojé del pecado, por lo cual ya no soy más pecador, ya la paga por mi pecado Jesús la pagó, por lo cual en medio de esta relación… No sé si esto es complicado pero es simple si nos expresamos de manera simple. La comida que yo debía comer, mi hermano comió todo, entonces no tengo ni una comida.
El pecado que yo cometí… Jesús recibió el castigo por mi pecado; no hay ningún castigo que yo me merezca. Jesús murió en la cruz, murió por mi pecado y mediante aquella muerte mi pecado perfectamente fue perdonado. Hoy en día mucha gente congrega a la iglesia. Bien sabe que Jesús murió por nuestros pecados; aunque lo sabe, sigue diciendo que son pecadores.
Perdónenme: es porque no han podido entender bien esta palabra. A eso se refiere pero, señores, después de obtener el perdón del pecado, alguien que nunca cometió pecado, no. Los hombres cometen pecado, se equivocan, tienen deseos. Después de recibir la salvación hay veces que cometen pecado en algunas ocasiones; es porque uno no sabe bien. Cuando uno quiere volver a cometer pecado, es otra cuestión.
“Por mi pecado Jesús murió. ¿Será que voy a poder volver a cometer pecado?” Ese corazón surge en mí y para que yo no cometa transgresión y para que pueda vivir de manera radiante, acerca de ese punto nos va hablando. Nosotros si no sabemos aquello, cometemos pecado y por ese pecado Jesús murió. Es igual que yo haya cometido pecado, es igual que yo haya muerto.
Entonces, si yo cometo pecado, Jesús volverá a morir y no puedo más que apartarme del pecado, despojarme del pecado. Para enseñarnos a esa realidad la Biblia nos habla sobre Romanos 6. En Romanos 6:1: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” ¿Quién puede hallar la gracia? Esa persona que cometió pecado. Ahora se encarga de ese pecado y uno halla la gracia.
Si no hubiese cometido pecado… Ahora, si Jesús muere pero no nos merecemos la gracia, entonces ya hemos cometido pecado, hemos hallado la gracia, por lo cual hemos obtenido el perdón del pecado. ¿Verdad que se entiende? Sin nada que ver con el pecado, aquí dice que vendrá el Señor Jesús. Ante aquellas personas que no tengan nada que ver con el pecado, Jesús fue crucificado.
Somos personas que no tienen que ver con el pecado, es decir: Jesús murió por nuestros pecados, no hay necesidad de que muramos, no hay necesidad de que vayamos al infierno. Ese sentido nos va explicando. Un poquito más… Si nuestro corazón, para unirlo al corazón de Jesús… Si somos uno con Jesús, lo que yo debía comer, Jesús cuando come…
Lo que Jesús debía comer, yo como y lo que yo debía ser castigado, Jesús es castigado y el castigo de Jesús, cuando yo soy castigado viene a ser como un estado en el que llegamos a ser uno. Jesús, ¿esto es complicado? ¿Ustedes logran entender bien? Sí, Jesús por nuestro pecado, cuando muere, de antemano acabó el pecado en nosotros, ¿entienden?
¿Cometemos pecado para estar en medio de la gracia? No, no, no, ya somos personas que han cometido el pecado, por lo cual… Es decir, nosotros que hemos muerto hacia el
pecado ¿cómo vamos a volver a vivir en él? O los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en su muerte. Yo soy yo, tú eres tú; el cuerpo en sí es así.
Si ahora le pincha la aguja a mi hermano y a mí no me duele… Porque el hermano tiene hambre, yo no tengo hambre. Porque somos ajenos, estamos apartados pero cuando somos uno si me pinchan a mí, le va a doler al hermano que está al lado, ¿correcto? Si somos uno, cuando el hermano tiene hambre, yo también tengo hambre.
Esta relación: cuando dos llegan a ser uno… Esta Biblia ¿qué es lo que nos dice a nosotros? Nosotros hemos cometido tantos pecados. ¿Cómo vamos a ser justos? Yo tengo tanto pecado pero en esta Biblia el Señor Jesús dice que es uno con nosotros. ¿Amén? Por lo cual, por ejemplo, somos dos y tengo otro amigo que es mi pastor. Yo como todo, entonces él no tiene nada que comer, ¿correcto?
Es igual a eso. Yo cometí pecado. El pecado que yo cometí… Jesús murió por mi pecado y no hay ningún castigo que yo me merezca por el pecado que cometí, a eso se refiere porque perfectamente fui lavado. Yo también parece que me confundo al hablar pero ¿ustedes logran entender bien? Aquí dice en el 3, dice algo muy importante:
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para [su] muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre…” Aquí dice que fuimos sepultados. ¿Cómo que sepultados? Solamente me fui al sepulcro una vez. ¿Cómo que ya fui sepultado?
Dice que ya hemos muerto con él y hemos sido sepultados con él. Si tenemos el mismo cuerpo, somos uno con Jesucristo. De manera fácil, si nosotros vamos explicando, sea cual fuera el pecado que cometemos, somos uno con Jesús pero Jesús murió crucificado y nuestro pecado fue resuelto por completo. Acerca de ello nos fue explicando. En el mundo también lo mismo.
En caso de que tenemos una carga pesada en la casa, entonces en lugar de los niños ¿verdad que los adultos mueven todo eso? Y cuando los niños van a la escuela, ellos no manejan solos sino que el padre maneja en lugar de los niños porque no lo pueden hacer; sí, lo hace en lugar del niño. Jesús recibió el castigo que nos merecíamos y para explicar aquello usó esta manera.
Si fue explicado de esta manera, exactamente si lo vamos hablando… Señores, sean quienes fueran, ustedes son uno con Jesús; exactamente esto es la conclusión. Por más que les decimos que son uno, ¿verdad que ustedes no pueden sentir que sean uno? “Yo soy yo; Jesús, Jesús”, ¿verdad que sí? ¿No? ¿Ustedes no piensan así? ¿Cómo piensan ustedes? “No podemos sentir que seamos uno”, ¿verdad que sí?
Pero por ejemplo Jesús, si uno piensa que murió por su pecado, verdaderamente el castigo que nos merecíamos Él lo recibió, entonces poco a poco se forma el corazón de que somos uno. Hay alguna diferencia pero Jesús murió por nuestros pecados, entonces somos uno con Jesús. Desde ese momento la vida de fe se hace muy fácil, se hace bella y se hace bendita, por lo cual Jesús…
En el 3 dice: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. ¿Cómo que hemos sido sepultados? No se refiere…
Dice que es morir y ser sepultado al morir. “¿Cómo que hemos sido sepultados? Estamos vivos, coleando. ¿Cómo que yo he muerto? Estoy corriendo pero aquí con toda convicción lo dice: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
Nosotros, verdaderamente, el castigo que nos merecíamos Jesús lo recibió, eso. Jesús fue castigado por nuestro pecado, no por su pecado. Debemos ser uno con Jesús para que pueda ocurrir eso pero cuando vamos hablando sobre esto ¿qué es lo más difícil? En medio de nosotros nadie piensa que es uno con Jesús.
Jesús no está aquí, vino hace dos mil años y se fue. Yo ahora vivo en Corea, yo tengo mucho pecado. Hay muchos errores que yo cometí. Jamás uno puede pensar que es uno con Jesús, no puede sentir eso pero la Biblia dice: Yo debía morir crucificado pero Jesús murió en lugar de mí y acabó la obra de que yo deba ser crucificado y morir, entonces somos uno
¿Sí o no? Somos uno, ¿entienden? Luego Dios, ya que nos amó, a nosotros hace para que seamos uno con Jesús. Jesús murió derramando la sangre por mi pecado, Él perdonó mi pecado y cuando creemos en ello, Jesús… “Mi pecado fue perdonado, absurdo”. Si Jesús perdonó, no es absurdo entonces. Yo cometí pecado, Jesús fue crucificado y mi pecado fue resuelto, entonces quiere decir que somos uno, ¿verdad que sí?
Entonces ante este sentido nosotros no somos ajenos a Jesús, no somos dos sino que somos uno; ese concepto nos expresa y desea realmente anunciarnos esto a nosotros. “Somos uno. Estoy cerca”; bueno, ¿ustedes llegan a sentir eso? El castigo que yo me merecía Jesús lo recibe en lugar de nosotros; somos uno. El pecado, la muerte que yo debía padecer…
Jesús muere en lugar de nosotros, Jesús se puso en lugar de nosotros; somos uno, no hay ninguna distinción de que seamos uno pero Dios… Jesús, cuando murió crucificado, nos ha visto a nosotros y a Jesús como uno, ¿entienden? Por lo cual Jesús es uno con nosotros. Si yo soy yo, Jesús es Jesús y somos ajenos, la muerte de Jesús no tendría nada que ver conmigo, ¿verdad que sí, así sería?
Jesús murió. Yo soy yo; Jesús, Jesús. No tendría nada que ver pero cuando decimos que somos uno, cuando es un solo cuerpo… Cuando estoy en Seúl, él está en Seúl; cuando voy a Daegu, Él está en Daegu. Me sigue, conmigo; así debe seguirme para que seamos uno,
¿verdad que sí? Jesús, cuando va al cielo: “Yo también tendría que ir al cielo”; así es decir que es uno.
De que somos uno, somos uno pero estamos apartados de Jesús y no podemos ir fácilmente al cielo, ¿entienden? Pero Dios… Este pecado que nos merecemos, Jesús recibió el castigo en lugar de nosotros y podemos decir que somos uno, ¿correcto? Jesús murió por nosotros, mi pecado fue perdonado y no, no hay nadie que tenga el concepto de que seamos uno pero mediante Romanos 6, Jesús y nosotros somos uno.
Esa realidad, para hacernos entender: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” ¿Cuándo yo morí? Estoy vivo, fresco, no he muerto pero Jesús murió en lugar de nuestro pecado. La muerte de Jesús es igual que mi muerte, no puede menos que ser igual.
Entonces yo, en realidad no me he muerto pero verdaderamente me morí, ¿correcto? No me he muerto pero yo debo de ser castigado y tengo que ir al infierno pero Jesús murió en lugar de mí, mi pecado fue perdonado, entonces somos uno de antemano, por lo cual aquí el ser uno…
Ante los ojos de Dios somos uno y toda maldición que yo me merecía, Jesús la recibe; esa maldición se fue de mí, ¿verdad que sí? Yo debía recibir la maldición pero Jesús fue crucificado, entonces murió por mi pecado y somos uno, así uno puede decir, por lo cual Dios nos ve como uno con Jesús. Vamos a mirar más en el 3. Todos vamos a leer juntos el 3. A la voz de 2. ¿Ustedes ven el subtítulo? Por más que estoy parado, ¿logran ver?; es que yo soy bajito, no importa. Todos vamos a leer el 6:3: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”. Aquí nosotros, si tenemos el pensamiento de la carne, claramente es cierto que Jesús murió por nuestro pecado pero ¿cómo decimos?
“Jesús murió pero yo no he muerto”. Así uno dice, ¿verdad que sí? Con ese concepto han vivido hasta ahora, ¿verdad? Jesús murió. Yo no le dije ni que muera pero Él murió y es cierto que Él perdonó mi pecado pero Jesús murió, yo ahora estoy vivo, no he muerto, ¿verdad? Sí, todavía no me fui al sepulcro pero cuando vemos en el corazón del Señor Jesús, en lugar de nuestro pecado murió.
La muerte de Jesús: es igual que haya muerto en lugar de mi pecado. Él murió por mi pecado, Jesús murió en la cruz y mi pecado fue perdonado. ¿Por qué? Porque somos uno. ¿Amén? El 4 todos a la voz de 1, 2:
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. La muerte… Si yo morí y Jesús no haya muerto, bueno, Jesús resucita; bueno, no tendríamos nada que ver con ello pero de antemano somos uno.
El Señor Jesús, con su muerte, Él se puso en lugar nuestro, entonces para ir al cielo también somos uno, ¿entienden? Esto cuando un poquito logran entender, ustedes podrán acercarse pero en gran manera con Dios, por lo cual Dios nos ve como uno con Jesús. Se unen a Jesús y nos ve como si fueran uno. ¿No están contentos? ¿No les gusta? ¿No están felices? Es de gran gozo.
Jesús es santo, Él vivió entre los muertos, Él fue bueno pero murió por nuestro pecado. Yo soy malo, soy egoísta. ¿Cómo yo voy a ser uno con Él? Sí, por ese lado no somos uno pero Él murió en lugar de mí y Él resucitó. Jesús y nosotros en medio de ese mundo del corazón somos uno perfectamente.
Cuando oyen esto ¿ustedes pueden sentir aunque sea un poquito que son uno con Jesús? ¿Verdad que sí? Anteriormente no eran así: “Yo soy yo; Jesús, Jesús. Murió crucificado, murió por mi pecado, Jesús murió. Yo no morí, Jesús fue quien murió”, así
podíamos decir pero ahora Jesús, ya que murió por mis pecados, es igual que yo haya muerto.
La paga del pecado ya fue pagada por completo. Jesús murió y toda la paga del pecado fue pagada. Qué felices; sentimos pena un poquito, ¿verdad? Por eso nosotros cuando somos vistos desde la posición de Dios, algo muy importante ¿qué es? Dios ve que somos uno con Jesús. Ustedes por más que se vean: “Yo soy yo; Jesús es Jesús, no somos uno”. ¿Sí o no?
“Yo soy muy distinto a Jesús, yo soy muy carnal. Aunque voy a la iglesia, tengo muchos deseos, tengo mucha ambición, trato para ganar dinero, quiero engañar a otros y así ganar dinero”. Somos tan distintos en ese punto con Jesús pero desde la posición de Dios, Él nos hizo iguales a Jesús. La muerte de Jesús viene a ser nuestra muerte, es decir, morimos por el pecado y el pecado es resuelto y podemos vivir con Jesús en el cielo, a eso se refiere. Fácilmente uno no se da cuenta, uno va a la iglesia, dice: “Yo soy yo; Jesús es Jesús” y en medio de esa dimensión vivimos nosotros. “Jesús murió derramando la sangre por mí. Qué pena, tengo que vivir por Jesús”. Bueno, hasta ese punto uno llega a entender pero cuando venimos en Romanos 6, Jesús y nosotros somos uno conforme a ese concepto. Aquí manifiesta claramente ese punto.
Verdaderamente Jesús murió por nuestros pecados. Somos uno con Jesús. Él pudo morir por esa razón y debemos ser uno para que Jesús se encargue de nuestro pecado.
“Ah, Jesús murió. ¿Qué tiene eso que ver conmigo?” Entonces no tendríamos nada que ver. La muerte de Jesús sí se encargó de mi pecado, la muerte de Jesús es mi muerte, entonces somos uno. Lo que Romanos nos dice: nosotros por más que creemos en Jesús… “Jesús es Jesús; yo soy yo. Jesús murió por el pecado. Qué pena, ah, sufrió; tengo que ser bueno con Jesús”.
Bueno, todos tenemos ese concepto, ¿entienden? ¿Correcto? Pero lo que Romanos dice no se refiere a ello, ¡no! Hermano, tú eres uno con Jesús. Hermana, tú eres una con Jesús. Todo lo de Jesús es tuyo; todo lo tuyo es Jesús, entonces Jesús murió y tu pecado ha sido lavado, así se dirige la Biblia. ¿Logran entender un poco? Romanos 6 fue escrito para que realmente uno entienda.
Yo también al comienzo pensaba y pensaba. Ahora entienden un poquito, ahora les hacemos la siguiente pregunta si han entendido:
—¿Ustedes son uno con ese Jesús?
—Todavía no. Ah, yo soy muy carnal.
—Ustedes son muy carnales, ¿verdad? Ustedes tienen mucha ambición, ustedes les gusta el dinero y el comer, son mundanos. ¿Cómo que son uno con Jesús?
Nunca hemos visto que Jesús ande con el dinero en su bolsillo, ¿verdad? Es así, por eso ¿cómo pensamos? “Jesús es santo, es espiritual, es maravilloso. Yo todavía soy sucio, soy pecador”, así uno se pone a pensar pero la Biblia ¿cómo dice? ¡No, tú eres uno con Jesús!
—Yo robé.
—A pesar de ello eres uno, ¿entienden?
—Pero yo me peleé tanto con mi hermana, sí, por 50 centavos.
—Pero igual eres uno.
¿Amén? Acerca de ese punto la Biblia para explicarnos nos lo dice. Pues ¿qué diremos? “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Jesús no puede estar en el pecado porque murió al pecado pero nosotros sí podemos estar en el pecado, sí podemos estar al pecado si pensamos con nuestro pensamiento.
Pero cuando nos dice que somos uno con Jesús, si uno piensa que es uno con Jesús ¿puede cometer pecado? ¿Será que va a poder cometer pecado? ¿Por qué de repente no responden, eh? ¿Por qué son miles aquí y nadie responde? La muerte de Jesús… Dios nos dice que somos uno mediante su muerte.
Así, únicamente él puede morir por nuestros pecados en su muerte y la muerte de Jesús puede ser nuestra muerte. Así, únicamente, cuando Jesús va al cielo puedo ir al cielo y somos uno, ¿verdad? Dios mediante esta manera nos ha hecho uno con Jesús. “Pero, Señor, soy uno con el Señor”. Ustedes como que se sienten apenados para decir ello ¿sí o no?
Yo soy tan vil, yo soy tan sucio, yo soy tan malo, yo soy así, astuto. Ah, como que nos sentimos apenados para decir que somos uno pero algo muy importante: Jesús en la cruz murió por nuestros pecados. En ese momento, si no somos uno con Jesús, ¿para qué Jesús va a morir por nuestros pecados? Absurdo.
Jesús de antemano piensa que somos uno con él, por lo cual por nuestros pecados Jesús murió y es lo mismo que nosotros hayamos muerto; podemos tener la libertad hacia el pecado. Con mi hermano menor y yo somos hermanos, ¿verdad? Por ejemplo Jesús padece una dificultad y yo voy para encargarme por ello y encargarme de la dificultad de mi hermano.
Esto está en la relación de hermanos porque es mi hermano menor; si fuese otro, no haría esto, ¿verdad? Yo cuando estaba en la secundaria, porque no pagué la mensualidad, me dijeron en la escuelita que le pida a papá la mensualidad, la cuota. Entonces vine a casa. Yo bien sé que papá no tiene dinero, entonces: “Papá, por la matrícula me han echado”.
Si le digo eso, yo bien sé que papá se iba a preocupar, entonces desde un comienzo no fui a casa. Yo ¿qué hice para ser pastor? Pesqué mucho. Como Pedro pescó y se convirtió en pastor, todos los pescadores se convierten en pastores, en siervos de Dios. Ah, es bien divertido pescar. Ustedes conocen la casa de retiro de Daedeok.
Delante hay un arroyo y en ese arroyo ¿ustedes saben cómo se le llama a ello? Esa agua viene hasta Seonsan y se une al río Nakdong. Tenemos un gran puente para entrar a Seonsan y el arroyo fluye allí. Yo iba con mi hermano menor. Cuando voy allí, pescamos.
Al comienzo ¿qué hacemos? Hay una gran red que tiene unos metales al extremo y es bien ancho, como tres, cuatro metros.
Ponemos en una costa y le digo a mi hermano que vaya pataleando en el otro extremo. Mi hermano, cuando va pataleando, los peces se escapan pero ellos escapan hacia el lado donde está nuestra red. Ya que está hecho por un metal ¿verdad que ellos pueden sentir, nosotros podemos sentir?
Cuando alzamos, realmente, cuando así simplemente subimos no es divertido pero cuando lo subimos bajo los rayos del sol, parecen así de grandes. Es divertidísimo pescar.
Entonces los discípulos de Jesús, todos deben ser pescadores. No sé si para ser discípulo del Señor Jesús… Desde aquel entonces empecé a pescar. Otra manera ¿qué es? Tenemos la madera de la escoba. A escondidas de mi padre saco eso y hacemos una caña de pescar.
Si queremos volver a comprar, es bien caro, entonces solamente compramos la caña de pescar. ¿Verdad? Conocen ese hilo que se usa para atar el cemento. Tenemos la madera, tenemos luego la aguja, lo atamos así y ponemos nosotros ahora la comida; wow, es divertidísimo. El pez… ah, realmente no sé, ese pez simplemente come la comida y se escapa. Tenemos que apartar cuando viene ese pez.
Ese pez viene simplemente, come la comida; no se imaginan lo divertido que es. Mi hermano menor tiene 4 años menos que yo. Siempre iba con mi hermano a pescar. Yo soy el mayor y mi hermano menor me obedece muy bien. Luego, hay otra manera de pescar. Anteriormente pescábamos con la red y luego con la caña. Después, tenemos un pozo.
Todo el día sacamos el agua de ese pozo; todo el día, cuando sacamos el agua, claro, cada pozo tiene diferencia… Cuando sacamos el agua, tres, cuatro horas se ausenta el agua y luego cuando derramamos el agua hacia el otro lado y van saltando los peces, mi hermano solamente va recogiendo el pez. Desde pequeño, cuando salimos a la tierra de Seonsan: “Hoy vamos a pescar aquí, allá”. Siempre nosotros pescamos muchísimo.
Luego Pedro, pescando, se encuentra con Jesús. Yo soy Pedro coreano, obtuve el perdón del pecado y vivo en medio de la gracia. Luego, por último, cuando sacábamos toda el agua del pozo, saltaban peces de este tamaño y era bien divertido pescar. Yo, en fin, de tal manera parece que me convertí en pastor como Pedro.
Como uno va pescando, qué bueno si pescamos al hombre así pero los hombres son un poco más sabios, les atrapamos y se escapan. Uno tiene que decir muy buenas cosas. Cuando creemos en Jesús, Jesús, ya que ha muerto por mis pecados, en la Biblia es igual que yo haya muerto, ¿entienden? ¿Verdad que tiene sentido? Él, ya que murió por mis pecados, mi pecado ¿cómo es lavado?
Jesús, ya que murió por todos mis pecados, Él recibe el castigo por mi pecado, mi pecado fue lavado; nos sentimos agradecidos ante Jesús, el corazón de agradecimiento lo expresamos al Señor. Es cierto que hemos obtenido el perdón del pecado. El que yo haya muerto al pecado, el que Jesús haya muerto por mi pecado…
Es cierto que murió por mi pecado, es cierto que Jesús recibió mi castigo, entonces mediante la muerte de Jesús mi pecado ha sido lavado; claramente eso es algo seguro. ¿Cuál es la diferencia con la iglesia pública? En la iglesia pública todos dicen que Jesús murió por nuestros pecados pero dicen que son pecadores. Jesús murió por mi pecado hace dos mil años atrás pero que todavía no pudo perdonar: absurdo.
Entonces Jesús murió hace dos mil años y sí, ahora lo perdonó, sí, porque somos uno. Murió hace dos mil años; es lo mismo que Él haya sido castigado por mi pecado. “¿O no
sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. Como cuando morimos y luego resucitamos, Él resucita dentro de tres días. Como ello, de la misma manera con Él, ahora significa que somos uno con Jesús porque hemos sido bautizados en su muerte.
Somos dos; cuando somos uno, uno muere, entonces significa que el otro murió. Jesús murió por nosotros, nuestro pecado ha sido perdonado y nos despojamos. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
Es diferente al concepto nuestro porque es bien claro el concepto que se llama el “yo”; es decir, esto es mío, esto es tuyo. Exactamente diferenciamos, ¿verdad? Por más que sea el mismo zapato pero nos enoja cuando el otro lleva mi zapato, ¿verdad? Sí, “el mío es mío; tuyo, tuyo”. Bien, la raya está bien definida, ¿verdad?
No solamente en ese punto: “Mi casa, tu casa”; también “mi hijo, tu hijo”; todo es distinto, ¿verdad?, pero el Señor Jesús… Dios nos hace uno a nosotros. Esa muerte de Jesús se convierte en mi muerte, ¿entienden? ¿Verdad que sí? Fácilmente podemos entender. Yo cometí la deuda pero si mi padre paga la deuda, no hay necesidad de que yo pague. Yo comí la comida del restaurante, papá paga por mí, entonces no hay necesidad de que yo pague porque es lo mismo que yo haya pagado. Verdaderamente Jesús murió por mí y ¿qué es lo que profundamente lo va expresando? Tú, si no tienes nada que ver con Jesús, ¿cómo Jesús va a morir por ti? Jesús murió por ti, eres uno con Jesús; eso es lo que la Biblia dice.
Cuando uno va oyendo esto: “Ustedes son uno con Jesús”. Un poquito, ¿verdad que logran entender entonces? ¿Ustedes entienden un poquito? Todavía: “Yo soy yo; Jesús es Jesús”; ustedes piensan de tal manera, ustedes si entran un poquito hacia la fe: “El pecado que yo debía, realmente el castigo que yo me merecía… Somos uno, ahora yo soy uno con Jesús”. Cuando uno conoce exactamente este mundo…
“Jesús es Jesús; yo soy yo”. No, no es así, ¿entienden? “Jesús es Jesús; yo soy yo”. No, no viene a ser así. Si Jesús murió, yo también me he muerto; si Jesús resucitó, yo también resucité. No, no es que no haya resucitado.
Si Jesús fue al cielo, somos uno, entonces es obvio que vayamos al cielo y si Jesús venció el pecado, es obvio que lleguemos a vencer el pecado, eso es muy obvio. ¿Logran entender esta palabra? En Romanos 6 nos va hablando sobre eso; entonces, dentro del ser llamado el “yo”, vivimos en medio de ello, es bien claro el “yo”.
“Ese es mi zapato; yo dibujé; esto es lo que yo dije; eso compramos en nuestra casa; es mío, es tuyo”. Claramente definimos eso pero eso es bien claro, no podemos fácilmente, ah, hacernos uno con Jesús porque claramente tenemos definido el “yo”.
“Jesús murió por mí, eso es cierto pero la muerte de Jesús es distinta a mi muerte”, uno puede llegar a pensar de tal manera pero la Biblia dice que no es así. En el 4: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
No es la vida que ahora tenemos, es la nueva vida, esa vida que uno tiene después de la muerte. Dice que “así también nosotros andemos en vida nueva”. Es decir, señores, Jesús murió por nuestro pecado y creyendo eso nosotros somos uno con Jesús. “Pero Jesús murió
por mi pecado, pero yo soy yo; Jesús es Jesús”. Si somos ajenos, no hay necesidad de que Jesús muera, ¿verdad?
Pero Jesús es uno con nosotros. Ahora también somos uno, vivimos en esta tierra, Él vive en el cielo; esa es la única diferencia. Después de un poquito vamos al cielo y allí también somos uno. ¿Amén? Ustedes, yendo allá, recibirán el mismo trato que Jesús, en medio de la misma gracia de Jesús vivirán y en medio de la bendición llegarán a vivir.
Pero ahora, la mayoría de ustedes… Será un poco raro ante ustedes. “Yo soy yo; Jesús es Jesús”; claramente está erigido ello pero verdaderamente ante los ojos de Dios, cuando vemos desde el mundo del corazón, Dios nos ve uno con Jesús. Ustedes están tristes porque les decimos que son uno con Jesús. ¿Ustedes quieren vivir su vida? ¿Quieren ir a menudo al shopping? ¿Quieren ir a acampar, a escalar?
“Es un poco raro que seamos uno con Jesús”. ¿Hay gente que diga eso? No responden para nada, ustedes son bien sabios, ustedes no responden cosas que les van a perjudicar, sí. En fin, hermanos, es tan glorioso: somos Dios santo, somos uno con Jesús y por más que morimos en esta tierra, volvemos a vivir y vamos a vivir eternamente en el reino eterno del cielo. Cuanto más nos ponemos a pensar es glorioso, es conmovedor; estamos agradecidos. En la Biblia Dios no nos ve ajenos a Jesús pero la mayoría de nosotros: “Creo en Jesús, de que creo, pero Jesús es un poco distinto a mí”. ¿Verdad? No, Dios dice: “No, son iguales. Murió por tu pecado. Tú también vas a ser como él”, así Dios nos lo dice, ¿entienden?
Hace tiempo que he recibido la salvación. Hace años, al comienzo, pataleaba por el pecado. Yo iba con mis amigos a robar la papa que estaba en el campo y a la noche nos divertíamos y nosotros íbamos a robar caqui en el campo del caqui. Había hecho bastante eso con mis amigos y luego yo iba a la iglesia. Yendo a la iglesia había tanto pecado que yo cometí.
Yo iba a la hora piadosa cuando era pequeño. En nuestra iglesia simplemente era un piso en un edificio. Teníamos unas ventanas. Hacía bastante frío en el salón de culto porque no podíamos ni poner calefacción; ni una hora poníamos la calefacción porque era época de pobreza. Mi padre me decía: “Te vas a engripar. Hace frío, no te vayas” pero yo casi no me ausentaba, siempre iba a la iglesia.
Iba a la iglesia, terminaba la hora piadosa y cuando todos se retiraban yo solito me arrepentía por mis pecados. Si yo en silencio me arrepentía, tenía sueño pero si lo hacía en voz alta, bueno, ya que otros iban oyendo, yo me confesaba cuando todos se iban y yo pedía el perdón de mis pecados.
Un día, leyendo Levítico, me di cuenta de que… Levítico 4 me dio una gran conmoción a mí. En Levítico 4 aparecía acerca de cómo perdonar el pecado; exactamente iba hablando sobre eso. En aquel entonces el pastor decía que obteníamos el perdón si nos confesábamos. Todos los días yo iba a la hora piadosa y cuando todos se retiraban, si oraba con los labios, tenía sueño.
Entonces si quería gritar, otros me iban a oír. Tenía miedo, entonces cuando todos se marchaban, solito me sentaba y me confesaba por mis pecados, uno por uno. Luego yo un día, leyendo la Biblia, ¿qué descubrí? Yo descubrí la realidad de que Jesús perdonó todos mis pecados. En ese entonces yo grité que obtuve el perdón del pecado.
Mis amigos decían que sí pero de igual manera decían que tenían pecado y que eran pecadores. Sí, que Jesús nos perdonó pero que volvíamos a cometer…, que éramos pecadores. Empezó a surgir un problema en la iglesia. El pastor decía que era pecador, el anciano también y yo decía que no tenía pecado. Esto era absurdo, todo era absurdo. “Ock Soo Park, ese ¿qué se cree?”
Un día me fui en la habitación donde los jóvenes se reunían a jugar y hablaban de mí. “Ock Soo Park ¿qué se cree? Yo le conozco también pero él dice que no tiene pecado”. El hecho de que yo diga que no tengo pecado es porque Jesús me perdonó. No es que no haya cometido pecado pero él interpretó de tal manera.
“¿Qué? ¿Qué has dicho?” Quería abrir la puerta y decir pero me aguanté y en silencio dejé la manija y salí. Luego estaba en el pasillo de la iglesia y me sentí muy solo porque lo único que yo tenía era iglesia. Todos mis amigos estaban en la iglesia, todos me hicieron bullying. Me sentía muy solo, nadie quería hablar conmigo.
Un día me encontré con una maestra de la iglesia.
—Ah, señor, ¿quién comió?
—Tú tienes que recibir el perdón del pecado –le dije a la maestra.
Me miró ella.
—Señor Park, por favor despiértese usted. ¿Tú eres mejor que el pastor, eh? Ah, háblale así al pastor.
O sea, la iglesia parecía que habló de mí y en la iglesia me comenzaron a aislar. Por más que yo me fijaba, era claro que mi pecado había sido perdonado. Todos en la iglesia decían que eran pecadores. Sí, siempre el pastor decía en la oración: “Señor, perdone a este pecador sucio. Oramos en nombre de este pecador tan sucio”.
Pero era correcto que había obtenido el perdón pero me aislaron y ahora me quedé solo porque me hicieron bullying. Pasó un mes. En ese momento había como 300 misioneros en Corea del Sur que estaban trabajando. Fácilmente en el camino podíamos ver a un misionero extranjero. Había un misionero holandés, Kays Glass, que estaba en nuestra iglesia. Él había obtenido el perdón del pecado.
Decíamos que éramos pecadores pero él no podía decir nada por si surja un problema pero había un señor Shim que estaba en la iglesia. Él pero hablaba de maravilla el inglés. Por más que hablaba de maravilla el inglés no había nadie que le entienda en Seonsan. Él, cuando vino el misionero Dick, él vino personalmente.
Otra persona que había venido mediante la misión le proporcionaba dinero pero el misionero Dick no tenía dinero, siempre andaba en bicicleta y me causaba pena; vivía en dificultad él pero el Señor Shim fue junto al misionero Dick y le tradujo de manera gratuita. En ese entonces había como 300 misioneros que vinieron del exterior, entre ellos había seis misioneros que habían renacido.
Ellos se reunieron, decían que los coreanos tenían fe, que iban a la hora piadosa pero todos decían que eran pecadores y no podían decir que no obtuvieron el perdón de pecado porque les iban a echar, entonces ellos empezaron una escuela misionera. El señor Shim… Durante dos semanas ellos ayunaron y empezaron la escuela misionera. Habían escrito la carta al anciano, a la iglesia. “Empezamos una escuela misionera. Envíenos un estudiante”.
Yo era bien cercano a ese anciano.
—Ey, joven Park, venga aquí. Tú hoy en día ¿qué haces?
—Bueno, no hago nada, estoy jugando.
—¿Quieres ir a la escuela misionera?
—Escuela misionera ¿qué es?
—Si va allá, te va a dar café, comida americana.
Yo fui a la escuela misionera pero yo era el más pequeño entre todos. Todos tenían más edad que yo. Yo me gradué. A otros les llamaban pero a mí nadie me llamó. Yo solito fui a Apgokdong. En ese lugar estuve nueve meses, luego fui a Jangpalli y me trasladé porque el misionero de Jangpalli me dijo que vaya allí. Yo en Jangpalli estuve durante un año y medio.
Muchos recibieron la salvación. Estuve allá hasta que fui al cuartel; fue estupendo. Cuando yo salí del cuartel, estaba otra persona en Jangpalli. Estaba en Gimcheon, en Daegu y en Padong de Daegu. Empecé la escuela misionera. Había como 50 misioneros. Cuando les dije que iba a empezar la escuela misionera todos se asustaron.
—¿Qué es eso?
—Es una escuela donde vamos a formar a ministros.
—¿Dónde la hará?
—En nuestra iglesia.
—¿Dónde va a dormir?
—Allí.
—¿Qué comerán?
—Comida.
—¿Y en dónde le van a proporcionar comida?
Comida…; en fin, así. Al comienzo había dos niñas y cuatro niños; eran seis. Disculpen que les diga esto a las hermanas: realmente formar a una niña era realmente más difícil que formar a cinco hombres. Ya no acepté a mujeres. Aquellos jóvenes ahora han sido esparcidos en todo el mundo. Están anunciando el Evangelio en todo el mundo; es maravilloso. Eran cosas que no nos imaginamos pero a nivel del mundo entero mucha gente se ha graduado de la escuela misionera. Muchos presidentes han recibido la salvación; ministros, muchos presidentes. Cuando yo me encuentro con todos ellos son diez y tantos. Dios abrió el camino, ahora el mundo entero nos da la bienvenida con este Evangelio; estamos muy, muy agradecidos.
El Señor Jesús vino a esta tierra, murió derramando la sangre y nos ha perdonado nuestros pecados, es bien simple. Entonces Jesús, si nos perdonó, no deberíamos ser pecadores pero hoy en día en muchas iglesias muchos pastores enseñan que somos pecadores. Por más que creen diez años, son pecadores; por más que creen veinte años, son pecadores; por más que creen treinta años, son pecadores.
¿Qué pasa cuando muere? Debe ir al infierno. No. Jesús en lugar de nuestro pecado murió. Entonces digamos que comemos la comida en el restaurante. Tengo una deuda. Si papá paga por mí, yo simplemente salgo. Tengo la deuda. Papá, cuando paga la deuda, sí, es lo mismo que Jesús haya pagado la deuda de mis pecados. Hoy en día muchas iglesias enseñan a los miembros que son pecadores. No.
Jesús, por su sangre, hemos sido lavados, así nos lo dice la Biblia, por lo cual, sea lo que fuera lo que nos digan… Conforme a la Biblia empecé a enseñar. Había mucha gente que me decía que yo era secta pero ahora ellos están de acuerdo de que mi palabra tiene la razón. Mucha gente del mundo entero, por nosotros, ha obtenido el perdón del pecado; estamos muy agradecidos por ello.
No es que yo haya hecho bien algo sino que Jesús nos ayudó, por lo cual hemos podido hacer algo tan precioso. Algo muy importante en ello: Para que abunde la gracia ¿estaremos en medio del pecado? “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”
En la Biblia dice que somos uno con Jesús, ¿correcto? Ustedes no pueden, ¿verdad?, entender bien el hecho de que son uno. ¿Verdad que como que no, no nos viene al corazón? Somos uno. Por Jesús hemos obtenido el perdón del pecado y cuando con fe aceptamos aquello, somos uno con Jesús. No, no es como que… No podemos sentir en la piel.
Ah, somos un… Pastor es pastor; Jesús es Jesús; yo soy yo. ¿Cómo que somos uno? No. Somos uno con Jesús; además, como Jesús, vamos al reino eterno y llegaremos a vivir eternamente con él. Somos uno igualmente con él, por lo cual para salvarnos Dios envió a Jesús. Jesús murió por nuestro pecado, nos rescató del pecado.
Jesús, si es justo, somos justos y somos uno con él; si Jesús es santo, somos santos, así nos dice la Biblia. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”. En la Biblia nos dice que somos uno con Jesús. ¿Verdad que no les llega a la piel? ¿No les llega a la piel? Desde que obtenemos el perdón del pecado, uno por uno nos va formando con la forma de Jesús.
Ustedes van hacia la carne, hacia el deseo, ustedes caen en medio del pecado pero de igual manera con Jesús, con la fe, son uno y ustedes viven en ese reino eterno para siempre. Hasta aquí vamos a compartir. Muchas gracias.