La fe de Jonatán | 1 Samuel 14:1-23

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25 de Junio de 2023

PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
“La fe de Jonatán "

Prédica dominical del pastor Ock Soo Park

"La fe de Jonatán ”

¿Cómo están, hermanos? Mucho gusto. ¿Verdad? Qué linda la música hoy, parece como que estaba soñando. Iba a ser bueno que me haya dedicado a la música yo. Vamos a leer la palabra, es Primera de Samuel, capítulo 14:1-23. Vamos a leer bastante hoy. Por favor no se duerman mientras que vayamos leyendo.

1 Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre.

2 Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres.

3 Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido.

4 Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el otro Sene.

5 Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.

6 Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.

7 Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad.

8 Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos.

9 Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros, entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos.

10 Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos será por señal.

11 Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas donde se habían escondido.

12 Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel.

13 Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba.

14 Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra.

15 Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación.

16 Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha.

17 Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad ahora revista, y ved quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba Jonatán y su paje de armas.

18 Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.

19 Pero aconteció que mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano.

20 Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno estaba vuelta contra su compañero, y había gran confusión.

Hasta aquí hemos leído. Ayer una hermana trajo a una señora joven que conocía y a esa señora joven yo le anuncié el evangelio de Jesús. Al comienzo no sabía que tenía incomodidad en la pierna. Se sentó en la silla de ruedas; yo no sabía al comienzo. Ella estaba contenta al salir y ella iba empujando con su mano su silla de ruedas. Le seguí y yo le saludé hasta su auto. Ella se subió al carro y presionaba un botón y toda la silla de ruedas era automática y la silla de ruedas iba automáticamente dentro del carro. No sé muy bien. Ella no podía usar su pierna pero después de encontrarse con Jesús, cuando veía cómo ella se regresaba con Jesús, feliz, me conmoví mucho en mi corazón. Entre nosotros tenemos estas y aquellas enfermedades, puede haber problemas, puede haber alguna dificultad pero todo eso es una buena oportunidad para que Jesús trabaje dentro de nosotros.

Hubo una época en mí llamada 1962: oscura, tan oscura en el período de mi vida. No había nada que me salga bien, todo se había hecho un desastre. Ese día yo me encontré con Jesús. Nadie me explicó. Leyendo la Biblia pude entender la realidad de que mi pecado había sido perdonado. Aparentemente nada en mí cambió pero ya Jesús estaba dentro de mí, en mi corazón. Mientras que yo iba leyendo continuamente la Biblia, no podía realmente ser más maravillosa en mí. Yo no tenía nada en este mundo pero sentía como que yo era el más millonario del mundo. Me convertí en un ministro. Mientras que viví la vida, el problema continuó en mí. Cuando fui a Apgokdong y Jangpalli, tuve muchas dificultades. En el cuartel de la misma manera tenía dificultades pero después de que yo creí en Jesús, sea lo que fuera lo que realmente me ocurra, siempre el Señor me ayudó a mí.

Yo estaba en la base 54 de Daegu. Eran las 12 el momento que yo tenía que entrar al cuartel. En ese entonces había una reunión de oración en la iglesia. Rápidamente tenía que acabar y nos teníamos que realmente saludar, por lo cual yo no podía irme simplemente. Terminó la reunión de oración y era como la una. A las 12 tenía que llegar al cuartel. El misionero estaba ocupado y me puso en su carro y fuimos hacia la base. Él entró simplemente dentro del cuartel, toda la gente estaba reunida y él me bajó allí. A la noche alguien me llamó a mí.

—Toda la tarde viniste con carro, ¿verdad?

—Sí, es así.

En ese entonces el carro era algo tremendo. Tendría que ser un alcalde para entrar en carro. Este hombre pensó que yo era un multimillonario.

—Yo te voy a enviar realmente a la región del post que está abajo.

—Muchas gracias.

—Ahora paga 10 000 para ir a la retaguardia.

Le dije que no tenía. No hay nadie que no lleve 10 dólares cuando va al cuartel en ese entonces. Él dijo:

—Siete dólares.

Bajó a cinco dólares. Bajó a tres dólares y yo ni eso tenía.

—¿Cuánto tienes? –me preguntó.

—Creo que tengo como cinco centavos –le dije a él. Se enojó él.

—Tú, ah, parece que estás muy confiado. Tienes, parece, a alguien. Yo te digo con toda convicción: irás a Gangwon-do, a un profundo bosque en donde no verás gente.

—Muchas gracias –le dije. Lo saludé y salí. Terminamos todo el entrenamiento y luego dijo:

—3013, Ock Soo Park, tú irás a la base de Gangwon-do.

Yo me convertí en un soldado de comunicaciones. La escuela en donde hacían la formación de comunicación estaba en Daejeon. Aumentaba la cantidad de soldados y faltaba un lugar para que estén todos los soldados. Ellos hicieron una base de comunicaciones en Wonju de Gangwon-do. Como primera promoción fui allí. Durante 16 semanas uno recibe ese entrenamiento del código morse, ROC. Es un curso de operador de radio. Al empezar la formación de comunicación yo era de la primera promoción. Todos los que entraban después eran los compañeros que estaban en un grado menos. En la base de comunicaciones, promoción 311, realmente yo era el tigre porque era de la primera promoción. Toda la semana venían los que estaban en un nivel inferior a mí. Yo iba a la base y realmente me sentía muy asfixiado porque no había un momento para orar pero desde el día siguiente a las 4 de la madrugada yo oraba. Dentro de la base siempre hay un soldado encargado de vigilar la mañana y siempre le llega el turno una vez dentro de cuatro días. Yo le dije a los compañeros:

—Por favor denme el último número. Yo todos los días voy a ser el vigilante porque de 4 a 6 viene a ser realmente el turno.

—Bueno –me dijeron que sí.

Me levanté a las 4 y podía tener momento para orar y leer la Biblia en ese momento. Al comienzo quería orar, quería leer la Biblia. Parecía que iba a enloquecer porque no había un momento para hacer eso. Yo, sea lo que fuera con que me encuentre, podía sentir cómo Dios estaba de mi parte. En ese momento he reunido a los compañeros y les dije que

vengan a las 8. Después de desayunar, bajo el sol, en un rincón del bosque teníamos servicio y luego después de un tiempo nosotros estábamos en la base y luego íbamos a la clase de formación. “Promoción 311, Ock Soo Park, venga a la sala de profesores”. Dentro del cuartel, cuando lo llaman a uno no es tan bueno. “¿Por qué me llaman? Yo no cometí ningún error”. Fui y saludé.

—ROC, Ock Soo Park, 311, me han llamado.

El oficial más alto de la base es un teniente y me dijo: —Soldado Park, siéntese allí. –Me preguntó a mí–: Soldado Park, ¿a qué se dedicaba antes de venir al cuartel usted?

—Sí, yo era un ministro de la iglesia –le dije.

Era como me imaginé. Él me testificó a mí que verdaderamente era una persona que creía con todo empeño. Vino al cuartel pero empezó a tomar, a fumar; se corrompió por completo. Ayer yo había juntado a los soldados y tenía servicio. Dice que él se conmovió cuando nos vio y que no pudo dormir en la noche.

—Soldado Park, ¿no hay algo en lo que le pueda ayudar?

—Sí, quisiera que me preste una habitación, hace mucho frío.

—¿Qué habitación desea?

—Deseo la clase 16.

Desde ese momento hemos podido usar esa clase como queríamos. Una vez estábamos teniendo culto dentro de la clase y vino el capitán de la base. Nos asustamos, nos paramos y él dijo:

—Continúe con la religión.

Yo terminé el sermón y subió el capitán. Nos contó cómo él estuvo en la guerra que surgió en las alturas de Baengma; casi muere en esa batalla de Baengma.

—Mañana ustedes tomarán las alturas de Baengma.

Estaban en la espera y cuando él iba a ver a los soldados, los soldados pensaban en la tierra natal, en los padres y ellos estaban llorando pero un soldado entre ellos estaba murmurando.

—Tú, ¿qué estás haciendo?

—Estoy orando.

Se asustó en gran manera.

—A ver, tú vas a orar.

—Sí, entendido.

—Tú, ¿en qué crees? –en el soldado está Dios, Jesús– Ora, ora, ora.

Las alturas de Baengma, todo es una planicie pero solamente esa altura de Baengma es un lugar estratégico, por lo cual es un lugar importante para Corea del Norte y Corea del Sur. En un mes dicen que el dueño de ese territorio cambia en 20 ocasiones. A la noche Corea del Norte lo hace mejor, entonces ellos toman el mando a la noche y de día Corea del Sur. Mucha gente murió en esa batalla. Nuestro capitán ¿qué había dicho? Cuando él había dicho “fuego”, con toda la valentía habían peleado; era la batalla con menos muertos. En ese momento él era el coronel. Me dijo: “Vine a la base, no había capellán, no había salón de culto”. Nos vio y se conmovió. Junto con el coronel empezamos a construir el salón de culto. Llevábamos arena, entonces la fábrica de ladrillos nos daba ladrillos a nosotros a cambio. Nosotros poníamos los ladrillos y usábamos ese tejado útil que anteriormente usábamos, también fuimos a traer madera y así construimos el salón de culto. El capitán me ayudó muchísimo a mí. Cuando terminé el servicio en ese cuartel tenía que irme a otro cuartel. Entre los 40, si está entre los cuatro mejores puede ir a la base que quiere. Era imposible que yo esté entre los cuatro mejores porque ocho entre nosotros ya se dedicaban en la sociedad al código morse; yo no los podía alcanzar de ninguna manera. Era momento para terminar. El oficial que me ayudó estaba allí. Las veces que teníamos servicio me ayudaba y yo fui para saludarle a él.

—Teniente, ¿cómo está? Hoy yo termino la formación. Le agradezco hasta este momento y vine para saludarle.

Éramos soldados de primera categoría, segunda categoría. Me dijo:

—Soldado Park, espere un momento. A Seokgyeongsa o a la base de Busan o a la base 502 de Daegu yo quería enviarle entre aquellas bases pero, soldado Park, usted si está aquí será de gran ayuda en mi fe. Por favor yo hice que usted se quede aquí.

Él me nombró miembro de los profesores que se encargan de los exámenes. Ese departamento era muy bueno. Cada semana casi no hay nada que hacer con solo tomar exámenes. Yo no tenía absolutamente nada pero Dios estaba conmigo. Verdaderamente había muchas cosas oscuras; nunca Dios me dio la espalda.

Aquí está el hombre llamado Saúl; él se convirtió en rey. Está su hijo Jonatán: es un amigo tan realmente cercano a David. Saúl se convirtió en rey; no tenía fe. Jonatán, estando con David, tenía mucha fe. Empezó la guerra con los filisteos; era incomparable. Los israelitas todos estaban escondidos en el bosque, en las cuevas. Jonatán dentro de poquito sería ya rey después del padre, entonces estaba muy preocupado. Le dijo a su paje de armas: Vamos junto a la guarnición de los incircuncisos. Quizá Jehová trabaje por nosotros. A ver, digan eso: “Quizá haga algo Jehová por nosotros”. Recuerden por favor esta palabra cuando tengan dificultad, cuando todo sea oscuro, cuando no haya ningún camino, cuando estén cautivados en un gran problema. En ese momento ¿qué dirán? “Quizá haga algo Jehová por nosotros”. Jonatán dentro de poquito sería rey. Ya estando en medio de la guerra con los filisteos, el reino estaba a punto de destruirse.

El 14:1: “Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre”. En el 2 del capítulo 14, cuando vemos: “Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres”. Por lo cual, señores, en la guerra solamente quedaron 600, el resto se había escapado. ¿Esto realmente tiene sentido? Vamos a leer el 3: “Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido”. Aquí, cuando vemos, realmente la guerra con los filisteos era algo incomparable. En medio de la guerra todos los israelitas quedarían destruidos, ellos morirían; están en una situación pero tan miserable. En el 4, ¿qué dice? “Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos,

había un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el otro Sene”. Jonatán estaba en el medio, adelante estaban los filisteos y delante de ellos había un gran peñasco agudo, por otro lado estaba otro peñasco agudo. Cuando se sujete, realmente con subir lo iban a apuñalar y moriría. En sí realmente la batalla ellos estaban perdiendo ante los filisteos y ya todo el ejército de los israelitas se había escapado, estaba solamente Jonatán con su paje de armas. En ese momento Jonatán, por más que veía todos los lados no tenía esperanza, era oscuridad, estaba lleno de ello. Para Jonatán aparte de morir no había nada que hacer si iba al campo de los enemigos. En ese lugar no estaban los enemigos. Subía ese peñasco agudo, mientras que subía lo iban a apuñalar y todo él moriría y acabaría. ¿Qué dice Jonatán? Él habla de esta manera: “Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre”.

El 14:6 vamos a ver: “Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” si ustedes son cristianos, si ustedes son personas que creen en Jesús, si son personas que han obtenido el perdón del pecado por la sangre de Jesús. Oscuras, realmente cosas desesperantes digamos que les llegan a ustedes; yo también experimenté mucho de eso. Algo claro es que Dios ha trabajado en cada momento. Debería subir en contra de los enemigos; es un precipicio, es realmente un peñasco agudo. Si alguien le apuñala de arriba, él moriría simplemente. En el corazón de Jonatán ¿qué corazón había? Él era el primogénito, él dentro de poquito debería ser rey y debería al fin y al cabo pelear con los filisteos. No tenía camino, no tenía ninguna manera Jonatán pero un día: “Dios está conmigo. Vamos a subir. Seguramente Dios no va a estar así quieto sino que yo confío en que el Señor va a trabajar por nosotros”. Dentro del corazón, Jonatán tenía miedo, tenía dificultad pero: “Yo, ah, tengo que estar vivo. A ver, voy a entrar”. Dios puede que trabaje por nosotros. Yo después de que me convertí en ministro del evangelio, es maravilloso, yo me convertí en un don nadie; solo leí la Biblia. Leyendo la Biblia ¿qué entendí? Levítico 4, acerca de la ofrenda por el pecado y cómo la sangre de Jesús había lavado mi pecado, eso lo acepté en mi corazón. Después de ello hubo un cambio en mi vida. Sea lo que fuera que yo haga, a donde yo vaya, siempre Dios trabajaba; eso era maravilloso.

El año pasado habíamos ido a Israel. Yendo a Israel me encontré con el rabino del cargo más alto. Nosotros entre los dos (durante una hora estaba programado que íbamos a hablar) hablamos cuatro horas. El rabino, ya que es rabino de Israel, él debería cumplir los diez mandamientos, ¿verdad?, porque acerca de los diez mandamientos, cuando aparece en Éxodo: Si ustedes cumplen todo esto, serán un reino de sacerdotes. Al entrar y al salir recibirán la bendición; así dice. Después ¿qué es lo que aparece? Pero si no cumples aquello, si infringes, al entrar maldición, al salir maldición. La canasta, maldición; sea la cría, maldición; el forastero, maldición; maldición, maldición. Entonces si uno quiere recibir la bendición debe de cumplir todos los diez mandamientos sin infringir ni siquiera uno. No hay nadie que cumpla los diez mandamientos de manera perfecta. Los diez mandamientos nos llevan a nosotros ante la maldición. Si uno desobedece uno, en adelante si cumple bien, ¿ya no va a recibir maldición? Yo robé una vez y de ahora en adelante si no robo, uno no va a la cárcel. De antemano esa persona que desobedeció, infringió los diez mandamientos. Ahora por más que se empeñe y por más que cumpla bien, vendrá la destrucción en él. Yo le pregunté:

—¿Usted cumple bien todos los diez mandamientos?

—A mi manera yo los cumplo muy bien.

¿Verdad que no tiene convicción? Yo le hablé acerca del nuevo pacto en Jeremías 31:31: Vendrán días, haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. Luego cuando vemos en el 32, dice: “No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ello invalidaron mi pacto [eso es los diez mandamientos, es distinto a ello], aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová”. Los diez mandamientos, si uno los cumple recibe la bendición y si no cumple recibe la maldición. Los diez mandamientos, no hay ni siquiera una persona que haya cumplido todo perfectamente. Ahora en adelante los que ya han infringido es absurdo que realmente cumplan bien de ahora en adelante. Muchas iglesias enseñan que cumplan los diez mandamientos. Si una vez ya infringieron, acabó; eso es maldición.

Dios nos ha preparado un nuevo pacto, un nuevo mandamiento. Vendrán días, estableceré un nuevo pacto en la casa de Judá, en la casa de Israel. Jesús estaba en el templo de Jerusalén. Los fariseos y los escribas han traído a la mujer que cometió adulterio y dijeron: “Maestro, esta mujer fue atrapada en el acto mismo del adulterio. Moisés dice: Apedread a tales mujeres. Usted, ¿qué dice?” Pero en ese momento Jesús iba escribiendo con el dedo en la tierra. Ah, es tan maravilloso, una realidad. ¿Qué realidad? Dios había escrito con el dedo los diez mandamientos.

El Señor Jesús, en San Juan 8, delante de la mujer que cometió adulterio iba escribiendo con el dedo; Dios le dio los diez mandamientos y le dice: Si tú cumples todo esto, recibirás la bendición; si no lo cumples, recibes la maldición. ¿Amén? Por lo cual, por más que uno lo trate, si no lo hace de manera perfecta, ya que todos lo han infringido, los hombres se merecen la maldición. De antemano yo desobedecí y porque cumplan bien en adelante no es que dejan de recibir la maldición, por lo cual Dios a nosotros nos ha prometido un nuevo pacto. En Jeremías 31:31, cuando vemos, ¿cómo dice? “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová”. Ya que desobedecieron los diez mandamientos, por más que cumplan bien de ahora en adelante, siguen siendo pecadores. Los diez mandamientos no pueden salvarnos, a los que los han infringido no los puede salvar. Dios dice: Yo estableceré un nuevo pacto.

A la mujer que cometió adulterio, a Jesús la gente le había traído. Si ella era juzgada por los diez mandamientos, debía morir apedreada. Dios le había prometido un nuevo pacto. ¿Qué era el nuevo pacto? Sin nada que ver con que cumpla los diez mandamientos. Yo “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Los que han infringido los diez mandamientos, porque cumplan bien los diez mandamientos de ahora en adelante, no es que irán al cielo. Nosotros, por más que lo hagamos bien, hemos infringido los diez mandamientos. Con los diez mandamientos, si ustedes son juzgados, todos se merecen la destrucción. Aparte de los mandamientos, en Levítico aparece y en Hebreos aparece que hay realmente otra justicia aparte de la ley: es la justicia que surge creyendo en Jesús. No hay ninguna diferencia, por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente mediante la gracia, mediante la

redención en Cristo Jesús. Dios en primer lugar nos ha dado el pacto, los diez mandamientos. Realmente no pueden más que recibir la maldición mediante los diez mandamientos. El segundo pacto ¿qué es? El primero ya todos lo han infringido, no se puede con el primero. Preparó el segundo pacto para salvarnos a nosotros. El segundo pacto maravilloso ¿cuál es? Yo “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”, dice Jehová. En la primera ocasión nos dio los diez mandamientos. Si cumplen todo esto, recibirán la bendición pero todo lo hemos infringido. Cuando uno infringe ello solamente le espera la maldición. Ya cuando una vez lo infringió, porque de ahora en adelante lo cumpla bien no es que realmente mejorará; es imposible que recibamos la salvación cumpliendo bien o mal los diez mandamientos. Dios nos dio un nuevo pacto. El segundo pacto ¿qué es? Yo “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Esto es el nuevo pacto. El Señor Jesús se encontró con la mujer que ha cometido adulterio, se encontró con los escribas y fariseos. “Maestro, esta mujer fue atrapada en el acto mismo del adulterio. Moisés dice: Apedrear a tales mujeres. Usted, ¿qué dirá?” Si es mediante la ley, todos nos merecemos la maldición pero el Señor Jesús va escribiendo con el dedo; es el nuevo pacto. ¿Qué es ese nuevo pacto? Yo “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”; es la palabra de Jehová. Cuando nosotros nos vamos delante de los diez mandamientos solamente nos espera la maldición pero Dios erigió un nuevo pacto: Yo “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Ahora uno se encuentra en la misma postura. Realmente la ley no lleva la maldición pero Jesús nos lleva hacia la salvación.

Saúl estaba en medio de la guerra con los filisteos pero había fracasado por completo. “Debe ser destruido”. Jonatán hijo de Saúl dice: “Aunque yo soy ahora rey, realmente ¿de qué me sirve si se hace cautivo todo mi reino?”; entonces Jonatán ¿en qué se pone a pensar? “Vamos ahora junto a los filisteos, quizá Jehová obre. Eso quiere decir que hemos fracasado, sí. Yo aunque soy rey, es el fin, ni el rey nos puede salvar. Hagamos que Jehová trabaje. Vamos a correr hacia los enemigos, quizá haga algo Jehová por nosotros”. En ese momento hubo una manifestación maravillosa. Los filisteos: “Ah, suban, suban”, ellos dicen que suban pero cuando vemos en el 14:6 de 1 Samuel: “Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”. Uno va a ese

peñasco agudo y Jonatán y el paje de armas van hacia la guarnición de los filisteos. En el 13 ¿qué dice? “Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba. 14 Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra. 15 Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación”.

Si ustedes son personas que han obtenido el perdón del pecado creyendo en Jesús, Dios está con ustedes. Tengan alguna enfermedad, tengan alguna deuda y ahora se han despojado de toda su riqueza o cuando están en medio de la desesperación, sin lugar a duda si ustedes han recibido el perdón de pecados por la sangre de Jesús, Dios trabajará en ustedes. Jonatán dice: Humanamente no había manera para vencer a los filisteos, es un ejército grande. Ya todos los israelitas habían escapado entonces le iban a despojar de todo el reino en ese momento. Jonatán estaba vivo en su corazón. Nosotros vamos al campamento de los filisteos. Dios, Jehová está con nosotros. Realmente el ejército de Dios no depende de que haya mucho o poco. Quizá haga algo Dios por nosotros; había algo maravilloso. Yo cuando terminé el servicio militar quería ir a Kimcheon para realizar la obra del evangelio. En ese momento tenía apenas tres, cuatro dólares en mi bolsillo. Yo fui a Kimcheon por tren. Quería conseguir una habitación y cuando yo buscaba tenía dos, tres dólares en mi bolsillo. Me pedían un sistema prepago de 70 dólares por la casa a la que queríamos ir. Estuve tres años en el servicio militar; no tenía sensibilidad económica, no sabía cuánto costaba una casa. Solo, yo recorría la ciudad de Kimcheon. Yo iba hablando: “Señor, allá está un bar, allá hay una sastrería, allá hay una librería”. Yo solo miraba y yo iba hablando solo. “Dios, hasta los dioses del mundo le dan a su gente un edificio. El hijo de Dios va anunciando el evangelio, permítale un edificio a su hijo”. Volví a Apgokdong en lo profundo del bosque. No tenía ni un centavo pero tuve la fe de que Dios nos daría un edificio. Luego de nuevo yo recorría y me subí al bus que se dirigía de Kimcheon a Gochang. En el bus había alguien que estaba al lado mío; era un caballero inglés. Mi capacidad en inglés y la capacidad de su coreano eran casi parecidas. Movíamos las manos y los pies para comunicarnos.

—¿Cómo se llama usted? –Me dijo:

—John Anderson.

—Ah, ¿sí? ¿De dónde vino usted?

—Vine de Inglaterra.

—¿A qué se dedica usted?

—Soy un misionero.

—¿A dónde se dirige?

—Yo estoy viajando –me dijo.

—¿Es un viaje evangelístico?

—Simplemente viaje.

A mí me enojó mucho.

—¿Es un misionero? Usted está viajando en lugar de evangelizar. Realmente es un corrupto –yo lo exhorté–. Con esa mentalidad vuelva a Inglaterra, no necesitamos a misioneros corruptos en nuestro país.

Yo le hablé así. Yo realmente hice notar que era un coreano. Él se hizo notar como un inglés. Ah, qué caballeroso era el inglés. “Yo estoy viajando. ¿Tú qué tienes que ver conmigo? ¿Qué te importa?” Con eso bastaría. Yo así iba hablando y así llegamos a Gochang. Me subí; estaba esperando el bus que iría a Apgokdong. El misionero John Anderson se acercó a mí.

—Señor Park, ¿puedo dormir esta noche en su casa?

—Venga –le dije.

Yo lo llevé al bosque de Apgokdong. Claro, allí no había ni agua potable, había un pozo en el barrio. No teníamos ni ese pozo del barrio en nuestra casa, era el agua que bajaba del monte. Tomábamos todos los días eso, no nos pasaba nada. Realmente el estómago de un coreano era bastante bueno, no nos pasaba nada por más que tomábamos esa agua pero el caballero inglés tomó eso y le dio indigestión. “Wow, escándalo”, dije. “Lo

siento”. Desde ese día empecé a hervirle el agua. Durante cuatro días él sufrió en gran manera. Al quinto día él dijo: —Parece que estoy mejor.

El cuarto día ¿qué había dicho?

—Si yo muero, por favor, ¿usted puede darle mi cadáver a mi esposa?

—Ah, no se preocupe –yo dije.

Al día siguiente a la mañana, él se levantó y me dijo:

—Hoy ya me voy –nosotros hablamos.

—Antes de ir hay algo que quiero decirle a usted.

—A ver, dígame.

—Yo hasta ahora me encontré con muchos pastores misioneros. Es la primera vez que me encuentro con una persona como usted –me dijo–. Bajo, realmente tengo boca grande. ¿Qué me dijo él?

—Quiero vivir un año con usted para poder aprender su vida.

Yo me reí. ¿Qué tiene que aprender de esto? No, no es así.

—Me encontré con muchos misioneros, con muchos pastores –me dijo– pero no hay nadie que viva como usted. Nunca he visto a alguien que viva como usted. Quiero aprender de su vida. Permítame vivir con usted durante un año.

Esta vida que yo tengo… Realmente ¿qué es lo que tiene que aprender de mí? Ah, no.

—Usted es misionero del exterior. ¿Le llega el dinero de la misión a usted?

—Sí –me dijo.

—¿Usted sabe cómo yo vivo? No hay nadie que me ayude a mí, solamente pongo los ojos en Dios. A menudo paso hambre –le dije–. Usted tiene mucho pan y si se nos acaba el pan, yo continuamente voy a estar esperando por el pan de usted, eso sería un problema para mí. Hasta ahora solamente puse los ojos en Dios.

—¿Qué haremos?

—Mientras que vive con nosotros, usted no me dará comida aunque rebose la comida, aunque se pudra (claro, no ocurre algo así). Usted no me dará, yo no le daré. ¿Usted puede hacer eso?

—Sí, no es nada difícil eso –me dijo.

—Entonces de ahora en adelante queremos trabajar en Kimcheon. Consiga una casa en Kimcheon.

Él era un misionero bien alto. Contento se fue. Después de una semana él vino a Apgokdong.

—Señor Park, ¡hay una buena noticia! –Me dijo él.

—¿Qué hay?

—Yo oré por Kimcheon. Dios me dio el dinero para comprar la mejor casa de Kimcheon.

Dios, por favor no haga diferencia. Cuando el inglés ora, usted le responde; cuando yo oro, no me responde.

—Ah, si consigue casa, yo también lo voy a hacer.

—No. ¿Qué tal si vivimos juntos? Al fin y al cabo es grande la casa.

Yo me puse a pensar: “Él oro, consiguió un dinero para comprar casa. Yo quería comprar una casa. Si me dice para vivir con él, ¿esto no ha sido preparado por Dios también? Si me dice para vivir juntos, si tenemos que vivir juntos, si queremos aprender el uno del otro…” Él vivió durante un año conmigo. Teníamos que comprar la casa pero no sabíamos bien. Conseguimos con el sistema prepago la casa. Él, cuando se fue después de un año, me obsequió esa casa y se fue. La razón de que yo no reciba eso: nunca le había pedido la casa a él. Dios en mi vida me iba guiando a mí y eso es increíble.

Nosotros a veces tenemos sufrimiento y dificultad; pareciera que tenemos eso pero Jonatán en medio de la guerra con los filisteos: hay muchos soldados, ellos tienen poco y todos se escaparon, solamente quedaban algunos. Jonatán, cuando se fijó, ya su país había fracasado, dentro de poquito cuando sea cautivo con el enemigo: “Yo soy príncipe y me

matarán, pasaré por la dificultad (ay, estaba en gran dificultad Jonatán). Prefiero ahora, mejor… si al fin y al cabo Dios está conmigo, tengo convicción de que Dios va a trabajar conmigo. A ver, voy a intentar ir en contra de los enemigos”. Estaba el paje de armas, no estaba solo. Él va en el peñasco agudo, se sujeta y sube, sube y sube. Sigue con la lanza, le clavan, al momento muere. “Sí, Dios está con nosotros, no creo que permita que muramos. Él va a trabajar”. Él se sujeta en el peñasco y sube, sube, sube. Cuando llega allá, al pico, los filisteos simplemente desmayan. El paje de armas sacó su lanza y comenzó a apuñalarlos y le ganaron a todos los filisteos.

Señores, deseo que sean millonarios, que vivan bien. Aunque deseo también eso, a ver, traten de vivir en dificultad. En toda mi vida ahora estoy viviendo pero en el mejor periodo de mi vida. Antes de venir a Seúl no tenía casa, todo era así pero Dios, exactamente dentro de mí, él va trabajando. Después de creer en Jesús, nunca le di pistas o le extendí la mano diciendo: “no tengo ni 10 centavos” a nadie, a nadie jamás le dije: “por favor necesito dinero”. Estoy comiendo, viviendo muy bien. Lo bueno de nuestra iglesia ¿qué es? Los ministros pueden venir a la iglesia a comer. Yo para mezquinar el arroz, desde la mañana vengo a comer aquí. Como en la mañana, el almuerzo y realmente la cena. Cuando vengo a veces, cuando vengo tarde, parto a las 4 y un poco temprano vengo a las 3 de la madrugada. Vengo aquí temprano, leo la Biblia, oro. A las 6 y media desayunamos. Cuando sea, cuando voy me dan la comida. Aunque el comedor no es extravagante, verdaderamente es bueno, es humilde; es delicioso, tiene muchos nutrientes distribuidos. Dios dentro de nosotros estando vivo trabaja y es muy glorioso.

Yo la vez pasada cuando fui a América del Norte y prediqué la palabra, una persona joven se acercó y ¿qué me dijo?

—¿No quiere ir conmigo a encontrarse con nuestro presidente?

—¿Por qué? ¿Por qué? –le pregunté.

—Sería bueno que el presidente se encuentre con usted, pastor.

—¿El presidente desea encontrarse conmigo?

—Voy a llamar –y rápidamente lo llamó por teléfono y dijo–: el presidente lo llama.

Recibió la salvación el presidente: Al día siguiente a la mañana le prediqué continuamente; él recibió la salvación. A la tarde me dijeron que me encuentre con la ministra de Educación y en la oficina del ministro reunió a todos los funcionarios, empleados y me dijo que predique el evangelio. Dios abría los caminos y era increíble. El año pasado fui a Brasil. Me habían invitado de la iglesia católica a mí. Era la primera vez. Me dijo que era una iglesia católica grande de Brasil. Llevamos al coro y yo prediqué el evangelio y personalmente yo había hablado. El padre estaba tan contento. Envió una carta por imágenes a mí. Ya que no podía hacerlo bien llamó a un coreano para que ponga subtítulos. Estábamos felices.

—Estamos tan felices de haberlo escuchado. Cuando sea, venga para anunciarnos la palabra.

Yo quiero ir de nuevo a esa iglesia cuando vaya a Brasil.

—No solamente usted, sacerdote, a sus amigos sacerdotes, diez y tantos, llámelos –le dije.

Continuamente Dios abre los caminos delante de nosotros y es increíble. Recibiendo el perdón del pecado, ellos se maravillaban: era la primera vez que oían esta palabra. Dios dentro de nosotros iba trabajando y era maravilloso. Dios no se ve, no podemos tocarlo con la mano pero después de recibir el perdón del pecado, si uno tiene la fe de creer en Dios, dentro de la vida de ustedes claramente podrán sentir ¡cómo Dios trabaja en su vida, claramente podrán sentirlo! Viendo cómo Dios trabaja en ustedes: “Ah, Dios trabaja en mí”. Ustedes van a sentirlo.

Ahora estaban escondidos porque escaparon de los filisteos y con el paje de armas, Jonatán estaba en la cueva, escondido. —¡Vamos junto al campamento de los filisteos. Dios está con nosotros! Sí, realmente quizá haga algo Jehová por nosotros. ¡Vayamos!

—Es una locura. El príncipe si va solo, al momento puede ser asesinado.

Mientras que iban:

—Bueno, cuando veamos al filisteo, vamos a ver qué es lo que dice el filisteo.

—Quédense.

—Ah, vamos a bajar.

—Entonces vamos a quedarnos. Si nos dicen: “vengan”, vamos a subir. ¡Dios va a trabajar!

Salieron de la cueva. Ahora los filisteos aparecieron.

—¡Wow, los israelitas escondidos en la cueva salieron. A ver, vengan, les vamos a mostrar. ¡Vengan, suban!

—Ellos dijeron que subamos, ¿verdad? Entonces si subimos, Dios va a trabajar, ¿verdad? Sujetándose ellos apenas, iban subiendo. Estuvieron en la planicie. Como si fuese una promesa, los filisteos se desmayaban delante de ellos y ellos los iban clavando y pasaban. Ya habían ganado la guerra entre ellos dos. Nosotros somos hombres de Dios. Pueden ser pobres, puede que tengan dificultad pero cuando estamos en una posición realmente alarmante, Dios siempre trabaja. Mientras que realmente yo estaba vivo, Dios ha trabajado en mí y eso es maravilloso. “¡A ver, sal de la cueva. Ven, sube aquí, vamos a subir. Dios va a trabajar!” Subieron y los filisteos se habían echado, estaban temblando. Con la fe de creer en Dios habían ganado la guerra. Yo hasta ahora tuve varios problemas pero Dios me ha amado, murió crucificado en la cruz y me ha rescatado del pecado a mí. Desde ese día que yo creí en ese Jesús, siempre Dios ha estado conmigo. Ahora no digan simplemente, no viajen simplemente, caminen el camino con Jesús. “Está conmigo, en este camino me va a ayudar, va a obrar en mí! Claramente nosotros deberíamos de caer ante los filisteos” pero el filisteo se acerca y delante de Jonatán se echa y ellos lo clavan y entran matando a los filisteos. Allí ahora han ganado los filisteos. Yo hasta ahora he pasado por grandes y pequeñas dificultades que yo no podía soportar. Jamás el Señor me dio la espalda a mí, siempre estuvo conmigo. Yo estaré con ustedes hasta los confines de la tierra; así me prometió.

Cuando estaba en la base, cuando estaba en Kimcheon, cuando estaba en Daegu, cuando iba al exterior, sea el país al que vaya, Dios estaba conmigo. ¿Están en dificultad?

Alcen los ojos hacia Dios, a ver, den los pasos; podrán ver cómo Dios trabaja en nosotros. ¿Por qué? Dios nos ama, ese amor llegará a todos ustedes. Creyendo en ese Dios que obrará en nosotros, den los pasos. Cuando pasen andando en una o dos ocasiones podrán sentir: “Ah, Dios está trabajando en mí”. Cuanto más vayan experimentando ello, es maravilloso; ustedes realmente se sentirán agradecidos. Somos pobres pero no somos pobres, realmente somos frágiles pero no somos frágiles, somos carentes pero no somos carentes. Dios que hizo todo el universo está junto con nosotros. Amén. Muchas gracias.

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