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BOTIQUÍN
Recupera el equilibrio digestivo tras las fiestas
JUAN GENÍS RINALDI Diplomado en Especialización en Alimentación Natural, Dietética y Herboristería y especialista en complementos alimenticios Tienda 603 Valencia
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Durante las Navidades es habitual bajar la guardia e ingerir una mayor cantidad de calorías, consecuencia de las comidas con un exceso de grasas y dulces, etc. Ello sobrecarga el aparato intestinal y las digestiones suelen ser pesadas. Una dieta sana, hacer ejercicio regularmente y tomar algún complemento específico es la mejor manera de volver a la normalidad.
Jugo de aloe vera
Gracias a su riqueza en polisacáridos, mucílagos, vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas, el zumo de aloe vera es un gran aliado del sistema intestinal: protege la mucosa gástrica, es antinflamatorio y combate el estreñimiento por su elevado contenido en mucílagos. Alcachofa
Entre sus principios activos más preciados se encuentra la cinarina, que posee propiedades diuréticas y depurativas, además de ayudar en el tratamiento de enfermedades hepáticas y trastornos intestinales. Igualmente, la alcachofa activa la producción de bilis, favoreciendo la digestión de las grasas, y contribuye a regular el colesterol. Enzimas digestivas
Al digerirse, los alimentos se descomponen en diferentes sustancias para que sus nutrientes puedan ser absorbidos correctamente, un proceso en el que las enzimas digestivas juegan un papel fundamental. De hecho, la carencia de enzimas puede producir digestiones pesadas, hinchazón, gases e incluso estreñimiento y con el paso del tiempo la producción de enzimas va disminuyendo. Tomar el complejo de enzimas digestivas i-Complex facilita la correcta digestión de carbohidratos, grasas, proteínas y lactosa; además, contiene extracto seco de malvavisco, que cuida la mucosa gástrica, y un extracto seco de hinojo con propiedades carminativas. Dige i-Complex
Formulado con extractos de piña y papaya (que facilitan la degradación de grasas, hidratos y proteínas), extracto de anís (con cualidades carminativas) y extracto de propóleo (perfecto para regular la acidez), este complemento está indicado para aligerar la digestión después de una comida copiosa rica en grasas y carbohidratos.
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1. Zumo de aloe vera. Ecorganic. 2. Cápsulas de alcachofa. Ecorganic. 3. Cápsulas veg de enzimas-i-complex. Requilibrium. 4. Cápsulas Dige i-complex. Requilibrium.
1 al día Libre de citrinina
Beneficioso para el colesterol
El Gúgul ayuda a mantener niveles saludables de colesterol y apoya la salud del sistema cardiovascular
Complemento alimenticio
Ecotalk con Mareva Gillioz
SILVIO ELÍAS Cofundador de Veritas
Mareva Gillioz es dietista integrativa y coach, especializada en psiconutrición, alimentación antinflamatoria e inmunodigestiva y cocina terapéutica. Hoy conversa con Silvio Elías, cofundador de Veritas, sobre su filosofía basada en el autocuidado, y juntos van desvelando las claves para llevar una alimentación e higiene de vida saludables que potencien la felicidad, el bienestar y el equilibrio.
Silvio Elías: Es una gran alegría y un lujo poder contar con tu presencia en nuestra sección de Ecotalks y compartir tu visión sobre la relación entre la comida y el autocuidado. ¿Somos lo que comemos o somos algo más que lo que comemos? Mareva Gillioz: ¡Somos tantísimo más! Efectivamente, somos lo que comemos, pero también lo que digerimos, lo que absorbemos, lo que nos decimos, lo que vemos… Percibimos todo lo que nos rodea a través de nuestros sentidos y procesamos toda esa información, ya sea en forma de alimento emocional o alimento para comer. Por tanto, soy lo que pienso, siento y como; y según cómo coma y cómo piense digeriré de una manera y estaré de otra. Todo está vinculado y no interconectarnos es un gran error. S. E.: Suena muy bien, pero no siempre vamos por la vida con esta actitud; de hecho, lo más común es funcionar con el piloto automático, siendo menos conscientes y así es más difícil reparar en toda esa información. ¿Se puede practicar dicha actitud? M. G.: En mi opinión, sí. La práctica es el gran método que tenemos los seres humanos para adaptarnos al medio, aunque es cierto que actuar así no siempre sale de manera natural y por eso hay cursos, talleres… El quid de la cuestión es autoeducarnos y autogestionarnos, siendo fundamental ahondar en el autoconocimiento: ¿quién soy?, ¿qué suelo hacer?, ¿qué me funciona?, ¿qué no me va bien?... S. E.: Está claro que se trata de escucharnos a nosotros mismos, a nuestro cuerpo, a nuestras reacciones, a nuestras emociones… ¿Y si hablamos de alimentación: cómo puede uno mismo aprender a escucharse mejor? M. G.: La única forma de escucharnos es silenciando lo de fuera. Al parar, notarás que salen todas esas señales a las que no estás prestando atención y que son una gran fuente de información, porque estás centrado en lo que sucede a tu alrededor. El piloto automático es una gran herramienta, pero debemos saber cuándo utilizarlo y cuándo deshacernos de él y escucharnos hacia dentro. S. E.: Sin embargo, en un mundo que corre a una velocidad extraordinaria y en el que todos vamos muy acelerados, encontrar esa pausa para eliminar ese ruido no es tarea fácil. M. G.: Pues no, por eso hay que agendarla. S. E.: ¿Tenemos que ponernos deberes?
M. G.: ¡Exacto! Esos deberes forman parte de la responsabilidad que tenemos hacia nosotros mismos de estar bien, pero ese compromiso no implica estar siempre perfectos; eso ni es realista ni es un autocuidado sano. Lo recomendable es hacer una autoobservación, pero sin juzgar, porque lo importante es descubrirse a uno mismo. S. E.: Y tiene que ser divertido… Es habitual asociar la dieta a un sacrificio y tendemos a pensar en el final deseando que se acabe el plazo marcado y volver a la rutina. Y esa no es la idea, tenemos que disfrutar durante el camino y para ello no es preciso ser autoexigente. M. G.: Coincido totalmente; una buena alimentación debe partir de algo sostenible en el tiempo, ya que cuando algo no es sostenible a largo plazo deja de ser saludable. Igualmente, quiero subrayar que el ser humano afronta mucho mejor los cambios desde la alegría, hay que atreverse y salir de la zona de confort. S. E.: Hay que celebrar… M. G.: Esa es la idea: celebrar y premiarse. Disfrutar del proceso y seguir una alimentación y una higiene de vida sostenibles en el tiempo. S. E.: Recuerdo que cuando comencé en este mundo, hace ya 20 años, la salud a través de la alimentación pasaba por contar calorías: “¿cuántas ingiero?, ¿cuántas quemo?”. Afortunadamente, las cosas han cambiado muchísimo, pero también es verdad que cuando hablamos de alimentación ecológica, la mayoría de personas suponen que conlleva una serie de beneficios de salud a largo plazo porque están cuidando el cuerpo, sin tóxicos y nutriéndolo mejor; pero no se trata únicamente de beneficios a largo plazo, porque la verdad es que cuando como ecológico, me encuentro genial y tengo beneficios inmediatos. M. G.: Cierto. El estar bien a nivel fisiológico e intestinal, fruto de una dieta con menos tóxicos, más antioxidantes y una mayor carga nutritiva, conlleva un mejor pensamiento porque te encuentras mejor anímicamente, pero no es solo eso; el autocuidado es un acto de autoestima y cuando te cuidas y te autofelicitas, el resultado es mucho más que unas calorías de más o de menos. Yo rechazo absolutamente las dietas basadas en las calorías y los gramos, pesar alimentos es lo más antinatural
que hay, es mucho más interesante comer variado y diverso a base de alimentos de temporada, de cultivo local y, sobre todo, gozar comiendo. Por ejemplo, piensa en una manzana (que si procede de agricultura no ecológica puede acumular más de 33 pesticidas); cuando es ecológica no solo estás ingiriendo un sinfín de nutrientes, polifenoles, fibras…, estás comiendo un alimento al que le ha dado el sol, la lluvia, que ha sido cultivado y recolectado por un agricultor, etc., y todo eso lo absorbes a nivel celular y microbiano. Así, al apostar por un comercio limpio, estamos apostando por nosotros mismos y eso es autocuidado, un autocuidado que para que sea integrativo debe ser desde dentro hacia fuera, pero también desde fuera hacia dentro. S. E.: Es una verdad aplastante y a la vez muy interesante; hay que entrar en el círculo virtuoso, es decir, tener una cierta actitud que te permita entrar; y una vez dentro, el círculo virtuoso alimenta tu alma y tus emociones y todo comienza a funcionar mejor. M. G.: Precisamente por eso no es una obligación o un deber, es algo mucho más emocional, es una filosofía; es algo en lo que crees y quieres luchar por ello y formar parte de ello. S. E.: Totalmente de acuerdo. ¿Cuál sería ese gran primer paso en alimentación que nos proporcionará beneficios muy grandes rápidamente?
M. G.: Muy sencillo: “pon más verde en tu vida, y quien dice verde, dice naranja o lila”, se trata de añadir color a tus platos e incrementar el porcentaje de verdura junto a la carne, el pescado o la pasta. El objetivo es educar al paladar: si te haces una tortilla, acompáñala de calabacín, albahaca, germinados, tomate, cebolla… Otro paso fundamental es comenzar bien el día y no me refiero a la comida; el consejo es: “duerme” porque tu mañana empieza en la noche y si quieres levantarte con el pie derecho necesitas un sueño de calidad. S. E.: Y para dormir bien hay que vigilar la cena… M. G.: ¡Justamente! La clave está en facilitar un buen proceso digestivo por la noche. Si llegas tarde de trabajar no cenes copiosamente, mejor prepara algo ligero y organízate para poder tomarte un pequeño descanso por la tarde y tomar un tentempié. Y algo que siempre recomiendo es beber una infusión o tomar algún alimento amargo para estimular el trabajo hepático, porque el hígado funciona de madrugada mientras dormimos. Por otro lado, también es bueno honrar a los alimentos ofreciéndoles un tiempo y un espacio. No hay nada más íntimo que ingerir un alimento que pasará a formar parte de ti mismo, se convertirá en tu combustible y, a la vez, tu calidad de vida dependerá en parte de ello. S. E.: ¿Cómo ves a la sociedad actualmente en ese aspecto? Pienso que vamos mejorando. M. G.: Estoy de acuerdo en que vamos mejorando, pero el problema es que también vamos desconectando y seguimos polarizando: “o me conecto todo el día o no hago nada”, y la vida es más sutil, más divertida… Hace falta empujar un poco más. S. E.: Ahí estamos, remando desde hace mucho tiempo; en mi opinión, conseguir el vínculo entre alimentación y salud –no solo salud fisiológica, también salud emocional– es el primer paso. Una vez que has establecido el vínculo, solo debes seguir el camino. Y ahora una pregunta más personal: ¿qué no falta en tu despensa?
M. G.: En mi despensa no pueden faltar especias; el motivo es que me encanta cocinar porque me divierto creando y en eso me ayudan muchísimo las especias, ya que me permiten preparar el mismo plato y solo cambiando las especias y las hierbas ya tiene otro sabor. S. E.: Sin duda, las especias nos permiten dotar de una gran riqueza la cocina, porque cambiando cuatro cosas se consigue una paleta de colores absolutamente distinta. M. G.: Así es. Yo tengo dos pasiones: viajar y comer, y cuando cocino con especias de otro país siento que me traslado automáticamente a ese lugar. Mi consejo es que no falten en tu cocina esos sabores que te hacen viajar y alegran tus platos, sin olvidar la curiosidad, ese otro gran ingrediente en nuestra cocina y en nuestro autocuidado. Hay que descubrir y disfrutar descubriendo. S. E.: Curiosidad, descubrimiento y alegría. Me quedo con esto. Muchas gracias, Mareva, por esta charla tan interesante.
marevagillioz.com
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