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Los gemelos como
Los gemelos como personas de apego el uno para el otro
Coks Feenstra Psicóloga infantil, especializada en gemelos
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Autora del libro El gran libro de los gemelos, accesible en Amazon
Como ya saben todos ustedes, la relación entre gemelos y múltiples es especial y distinta a la que tienen hijos de distintas edades. Y esto es así porque desde antes de nacer comparten la vida. Hay estudios que demuestran lo especial que es esa relación. Mencionaré dos:
El primero es el de Gotfried et al. de 2001. Hizo una versión adaptada del ‘Strange Assessment Test’ a gemelos de 18 a 34 meses. Este test mide el apego entre madre e hijo. Primero se observa a un niño jugando en presencia de su madre. En un momento dado la madre abandona la habitación, dejando al niño un rato solo y luego vuelve. De esta manera se puede observar las reacciones del niño ante la ausencia materna. Gotfried lo adaptó a gemelos. La madre está primero con sus gemelos. A continuación los deja solos. En la mayoría de los casos los niños continúan jugando a gusto. La madre vuelve y un rato más tarde se lleva a uno de los dos. Ahora ambos se alteran. El gemelo que se queda solo, está desconcertado y rompe en llanto. Y el otro también está intranquilo y al reunirse de nuevo con su co-gemelo, llora. Los gemelos sienten miedo a la separación y se alteran al no verse. Además, empatizan con la emoción del otro. Esto lo llamamos contagion of feeling. Los gemelos tienen un sentido de empatía muy bien desarrollado.
El segundo estudio del que quiero hablarles es el de Caroline M. Tancredy, de la Universidad Davis y R. Chris Fraley, de la Universidad de van Illinois, ambos psicólogos. Ellos investigaron en 2006 y 2011 especialmente la relación gemelar dentro del concepto de la teoría del apego, como lo formuló John Bowlby en los años 50. Y descubrieron que la relación gemelar tiene características de una relación de apego, tal como lo formuló Bowlby referente al vínculo entre madre e hijo. No fueron los primeros en darse cuenta de la relación de apego entre los gemelos. En los años 50 la psicoanalista Dorothy Burlingham, colega de Anna Freud, en Londres ya describió la tristeza de unas gemelas ante la separación entre ellas, igual como produce la ausencia de la madre. Burlingham observó a tres parejas de gemelos monozigóticos que estaban a su cuidado en un Hospital Infantil durante la Segunda Guerra Mundial (lo recopiló en el libro Twins). Ya se dio cuenta de que entre gemelos existe un apego que va mucho más allá que el apego entre hermanos de distintas edades. Tancredy y Fraley estudiaron a 30 gemelos monozigóticos, entre 14 y 61 años, 32 pares de gemelos dizigóticos y 928 hijos de parto sencillo con un hermano mayor o menor. Todos contestaron varias encuestas. Estas son las características específicas de una relación de apego tal como lo formuló Bowlby: la cercanía y búsqueda de la persona de apego activa, como el niño que se queda cerca de su mamá; estrés ante una separación de la persona de apego, como llorar cuando se va la madre; la persona de apego como un puerto seguro, por ejemplo cuando el niño se asusta a ver un perro, busca a su mamá, y a la persona de apego como base de apoyo, por ejemplo cuando el niño está con su madre, se lanza al explorar el entorno, ya que se siente seguro. En cuanto a estas cuatro características del apego, Tancredy y Fraley observan entre los gemelos las siguientes conductas:
La cercanía: los gemelos, estando juntos, se sienten seguros. La investigación de la Dra. Nancy Segal, de la
Universidad de Fullerton, Los Ángeles, en 2006, puso de relieve que los que estaban juntos en clase, se buscaban de vez en cuando con la mirada. Cuando veían que el otro seguía estando cerca, continuaban con sus tareas. La cercanía del hermano gemelo les daba seguridad. Los monozigóticos buscaban más veces la cercanía del hermano gemelo que los dizigóticos, lo cual coincide con el dato que la relación entre los primeros es más fuerte que entre los segundos (Segal, 1999). Y en cuanto a gemelos adultos, la cercanía del uno para el otro sigue siendo importante. Muchas veces no viven lejos del uno del otro, sobre todo los monozigóticos. Los gemelos, tanto monozigóticos como dizigóticos, tienen más contacto entre ellos y viven más cerca del uno del otro que los hermanos y hermanas de distintos partos.
El miedo a la separación: los padres muchas veces observan cuando se llevan a uno a dar un paseo y el otro se queda con mamá en casa, los niños se extrañan y preguntan el uno por el otro. Vuelven a estar bien cuando nuevamente están juntos. Tienen que aprender a tolerar la separación, algo que no se da (o en menor grado) entre hermanos de distintas edades.
Un puerto seguro: muchas veces los gemelos se consuelan mutuamente. Los padres observan cómo se buscan cuando por la noche hay tormenta o cuando uno recibe una riña paterna. Un gemelo, 16 años, me contó: Nuestros padres se peleaban mucho. Nosotros nos refugiábamos en nuestro cuarto, juntos estábamos a salvo. Esto sigue siendo así a mayor edad. Una gemela, ya adulta, me contó que iba a empezar un negocio propio. Lo haré con mi hermana gemela, no creo que sin ella me hubiera atrevido.
Una base de apoyo: los gemelos suelen recurrir menos a peluches o trapos de tela. No es extraño: ellos son, el uno para el otro, su trapito de consuelo. Tancredy y Fraley también examinaron la evolución del apego a lo largo de la vida, y compararon los datos de los gemelos con el grupo de los no-gemelos. Descubrieron grandes diferencias entre ambos grupos. En el desarrollo del apego del hijo único se da primero el vínculo a la madre, el padre y luego se va extendiendo a otros familiares, como los abuelos, los tíos y a los hermanos. A la edad adulta el hijo del parto simple utiliza menos a los hermanos como persona de apego. Ahora es la pareja la que sube en la jerarquía, igual como los amigos; los padres bajan, aunque las madres en el grupo de los adultos jóvenes mantienen su posición favorita. Por lo visto la madre es para cualquier ser humano una persona de apego especial. En el grupo de los gemelos vieron que estos, a la edad adulta recurren más al co-gemelos que a los padres. Los gemelos sitúan las parejas, sus hermanos gemelos y amigos en una posición alta en la escala de jerarquía del apego. Los hermanos de parto simple sitúan los hermanos y las hermanas en una posición baja en esta jerarquía. Mientras para los hermanos de parto simple su relación va descrecimiento en importancia, para los gemelos es al revés: los gemelos de más edad se apoyan más el uno en el otro que los gemelos de menos edad. En cuanto a la relación con la pareja sentimental, esta cobra importancia y se hace una persona de apego, tanto para gemelos como para los no-gemelos. Su importancia es algo más grande para el último grupo. En los gemelos ciertamente hay un apego hacia la pareja, pero debido al vínculo con el gemelo este es algo menor, aunque la diferencia no es muy grande. Y cuando se analizaba cómo posicionaban los gemelos su co-gemelos en la jerarquía de personas de apego, curiosamente estos no estaban en la posición más alta. Como primeros en el ranking situaban a las parejas, luego al co-gemelos, después a los amigos y como último a los padres. En el grupo de los no gemelos, las posiciones eran, de mayor a menor grado de apego, las parejas sentimentales, los amigos, los padres y los hermanos. También factores que refuerzan el apego, como por ejemplo una educación paterna que estimula el contacto entre los hijos, el compartir intereses y hobbies, tener mutua compenetración (tener empatía con el hermano) o la elección de vocaciones similares. Los genes también juegan un papel. Los monozigóticos que comparten el 100% de sus genes tienen un vínculo más fuerte que los dizigóticos. Pero el vínculo entre los gemelos, tanto los monozigóticos como los dizigóticos, es más fuerte entre ellos que entre los hermanos de parto distinto. Esto es así porque los gemelos comparten la vida prenatal y crecen juntos estando en su mutua compañía. También los hermanos y las hermanas que se parecen mucho y que se parecen genéticamente más, tienen un vínculo más fuerte. Esto explica por qué con un hermano el vínculo es más íntimo que con otro. La conclusión es obvia: la relación entre gemelos es fuerte desde que nacen. Son el uno para el otro, personas de apego, dentro del marco de la teoría de John Bowlby. Esto no cambia a mayor edad, los gemelos adultos continúan siendo una persona de apego el uno
para el otro y recurren menos a sus padres en tiempos difíciles que los hijos de parto único. Dentro de los diferentes grupos de gemelos (idénticos, no idénticos, de mismo sexo o sexo distinto), los monozigóticos tienen el apego más fuerte. Tener los mismos genes aumenta la empatía que a su vez refuerza el vínculo. A continuación, de mayor a menor, vienen los dizigóticos del mismo sexo y como último los dizigóticos de sexo opuesto. Pero es importante tener en mente que la relación entre gemelos, sean del tipo que sean, siempre ¡es más fuerte que la que se da entre hermanos de partos distintos! Y tal como el niño aprende a estar sin mama y papá, los gemelos también aprenden a tolerar la separación. Es un proceso largo que ellos mismos recorren. Generalmente ya en la pubertad (e incluso pre-pubertad) se observa los primeros indicios de ello. Quieren hacer cosas distintas, no parecerse, apuntarse a clubs distintos, etc. Los gemelos que en esta fase dependen mucho el uno del otro suelen tener más problemas somáticos y problemas emocionales que aquellos que se sienten más independientes. El apoyo y comprensión paternos son importantes durante esta fase. El hecho de que los gemelos sean el uno para el otro, personas de apego, científicamente demostrado, es una prueba más de lo importante que es que a los gemelos se les permite empezar juntos la etapa escolar. Ténganlo en cuenta y pidan que los colegios lo respeten. La ciencia está de su parte.
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Referencias bibliográficas ‘The Nature of Adult Twin Relationships: an Attachment Theoretical Perspective’. C. Tancredy, C. Fraley. Journal of personality and social psychology, 2006, Vol. 90, no 1, 78-93. Relationships between twins: literature review/intertwin relationships: a review article, Trias, Tuulikki, Ebeling, Hanna and Irma Moilanen, Rev. Psychopathology, Mental Health, Adolescent Child, 2012.
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