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Volver a trabajar
Volver a trabajar después de un parto múltiple puede llegar a ser una decisión difícil de tomar. ¿Cuándo es el momento más adecuado? ¿Es una necesidad, un deseo, o un tema que de solo pensarlo te angustia? La legislación argentina sigue sin tener en cuenta a las mujeres con embarazos múltiples y/o con hijos prematuros al momento de establecer las licencias laborales. Y la prematurez suele ser un tema recurrente en los partos con más de un bebé. Aunque tengamos la fortuna de haber tenido a nuestros bebés a término, es natural que una multimamá sienta que necesita el doble o triple de tiempo para conocer y atender las necesidades particulares de cada bebé. Pero cumplidos los tres meses de licencia, muchas mujeres nos encontramos con el dilema de no saber qué hacer. ¿Cómo manejar los miedos o la culpa de continuar o postergar nuestra carrera laboral? ¿Qué elementos tenemos que poner en la balanza para elegir qué camino tomar? Sobre estos grandes interrogantes le consulté a Gisela Delgado Guidi, licenciada en psicología y parte del equipo de Tramas, espacio de acompañamiento en el embarazo y la crianza. Como profesional y mamá de gemelos quizás ella me podía ayudar a encontrarle la punta a este ovillo enmarañado.
El camino de la introspección Como buena psicóloga Gisela respondió mis preguntas con nuevos interrogantes. Aquí les comparto parte de ese diálogo: “Lo que me preguntás tiene tantas respuestas como familias, que seguramente atraviesan distintos miedos y angustias. Lo importante es que no nos obliguemos a tener la respuesta. Habilitémonos a ir construyendo una respuesta posible cada vez, haciendo lugar a nuestras posibles incertidumbres. No tenemos que saberlo todo y eso no significa no tener ninguna respuesta y, mucho menos, ser malas madres. Algo que puede ayudar a despegarnos de la demanda excesiva que son los primeros tiempos de maternar es pensarnos, además de como mamás, como mujeres, sujetos con un deseo más allá de nuestros hijes, pero no sin ellos. Obvio que si nos gusta nuestro trabajo y es elegido es más fácil, pero de cada actividad se puede hacer algo que nos permita desplegar nuestro empuje propio y singular. A veces, si no generamos un espacio propio, el desborde de querer estar siempre ahí, puede excedernos y no darnos el lugar necesario para tomar decisiones. No hay fórmulas, no hay una respuesta ni manera de hacer frente a la construcción y al devenir en el encuentro con cada uno de nuestres hijes, pero si afrontamos nuestra maternidad desde la obligación y el hastío, pronto el desborde no nos dejará escucharnos y escuchar qué es lo que cada uno de nuestros bebés necesita para estar bien. Si cada una de nosotras puede dejar de lado la exigencia, propia o social, y puede hacerse un lugar para el propio deseo, tendrá otra energía para enfrentar esta pérdida, como tantas otras habrá en el camino de la maternidad. Ya sea, perdernos un rato de nuestros pequeños para dejarlos al cuidado de alguien de confianza, o dejar de lado nuestros trabajos por haber encontrado en el maternal el lugar para desplegar algo de lo que nos inspira y donde realmente el deseo encuentra su lugar. Sea como sea las soluciones son día a día y en un devenir constante, nada es para siempre”. Después de hablar con Gisela me surgieron nuevas inquietudes, pero también algunas certezas: que no había una forma ideal de afrontar la decisión de “volver o no a trabajar” y la importancia de respetar nuestro modos y tiempos. Además, comprendí que en cada paso me enfrentaría con nuevas preguntas y, por eso, era tan importante ejercitarse en el arte de tomar decisiones
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Como en esos libros de “Elige tu propia aventura” que leíamos cuando éramos niñas, volver a trabajar puede ser un desafío que propone diferentes caminos según la elección que decidas tomar. Aquí te traigo algunas rutas posibles.
Retomar el trabajo fuera de casa Si esta es la elección, el primer tema a resolver es quién podrá cuidar los bebés/niños durante nuestra ausencia. Y aquí surgen dos nuevas opciones: cuidador/a o jardín maternal (o un mix de ambas).
Si decidimos dejar a los niños en casa: Cuando la familia puede salir al rescate: Con la proliferación del home office, algunas familias logran coordinar los horarios laborales para que sean padre y madre los que se alternan en el cuidado. De no ser posible, tendremos que preguntar a familiares o personas cercanas. Para no sobrecargar a nadie, se puede optar también por repartir la tarea entre más de una persona. En estos casos, es importante organizar algún tipo de registro en común (pizarrón, plantilla, agenda pediátrica, etc.), para que todos manejen la misma información. Cuando pedimos a alguien que cuide a nuestros hijos, tenemos que asegurarnos que del otro lado esta tarea (rentada o no) sea deseada. Muchas veces nuestro ser querido tiene otros deseos, obligaciones o temores al momento de quedarse sola/o con dos o más bebés. Y eso es tan válido como nuestro deseo y/o necesidad de volver a trabajar. Pero la situación económica sumada al puerperio a veces genera mucha angustia al recibir una respuesta negativa. No lo tomes como algo personal y pensá que siempre existen otras opciones posibles.
Cuando debemos buscar una cuidadora fuera de nuestro círculo:
Quizás parezca obvio, pero al momento de elegir cuidadora lo ideal es encontrar a alguien con experiencia en el cuidado de bebés múltiples, o que haya trabajado en guarderías o jardines maternales. Cuidar a más de un bebé es una tarea intensa y contar con experiencia previa en esto es tranquilizador para ambas partes. No es sencillo, pero podés empezar consultando a madres de múltiples que sean mayores, en jardines o en agencias especializadas en esta tarea. La Fundación Multifamilias también cuenta con una sección de Bolsa de Trabajo donde podrás encontrar contactos súper útiles. Si esta primera búsqueda no resulta, podés encontrar alguna cuidadora que cuente con referencias comprobables (si es de parte de una persona de tu confianza muchísimo mejor). Si además tiene otras capacitaciones, como RCP, estimulación temprana o educación inicial, será un plus muy valioso. Pero lo más importante es comprobar que empatice con el trabajo y con los niños. Qué tenga ganas de estar ahí y aprender, más allá de sus conocimientos previos. Por eso siempre es recomendable dedicar un tiempo para la adaptación tuya y de los niños a la cuidadora. Para cada familia la duración de ese período será distinto, pero es un momento fundamental para conocerse y poder definir juntas cómo querés que sean las rutinas de sueño, alimentación, higiene y juego de tus hijos. Establecer horarios para cada tarea ayuda muchísimo a organizarse y a reducir la ansiedad.
Si optamos por una guardería o jardín maternal: Si tu pediatra evalúa que tus hijos tienen las defensas óptimas para afrontar esta nueva etapa, los jardines maternales o guarderías son una excelente opción ya que van a estar al cuidado de profesionales y, al estar rodeados de otros niños, la estimulación que recibirán será mayor. Muchas instituciones ya cuentan con salas desde el maternal hasta inicial, e incluso de los niveles siguientes. Si te sentís a gusto en esta primera etapa, será un problema resuelto a futuro y les será más fácil a los niños las adaptaciones posteriores. Si bien el costo de llevar a dos o más bebés a una guardería o jardín maternal privado a veces se equipara a los honorarios de una cuidadora domiciliaria, tené en cuenta que existen también instituciones estatales o con subvención estatal. En estos casos te conviene averiguar con tiempo los períodos de inscripciones, porque suele haber pocas vacantes disponibles. Incluso algunos te dejan anotarlos con la fecha probable de parto (como en el caso de los jardines maternales de la Ciudad de Buenos Aires). Más allá de todo esto, hay algunos puntos que es conveniente considerar al momento de elegir un jardín maternal: → Que esté cerca o camino al trabajo de alguno de los padres, o de algún familiar que pueda acercarse rápidamente si fuera necesario. → Si el jardín no es público, revisá que esté registra-
do y habilitado en la Dirección de Gestión Privada del Ministerio de Educación. Esto te asegurará que cuenta con las visitas periódicas de inspectores que controlan que se cumplan las normas vigentes. Si no tenés a nadie de tu círculo cercano que pueda recomendarte el lugar, no dudes en visitarlo un rato antes del horario de salida y preguntá a las madres y padres que esperan sobre su experiencia. No tengas vergüenza o temor de iniciar la conversación. Pensá que ellos también pasaron como vos por este proceso y comprenderán tus inquietudes al momento de hablarles. Intentá visitar todos las instituciones que te interesen para conocerlas desde adentro, sentir el clima humano, ver si los ambientes son amplios y naturalmente iluminados, qué tipo de calefacción y ventilación tienen, preguntar por los espacios de cambiado y de preparación de alimentos y otras cuestiones referente a la seguridad como la protección en ventanas, escaleras y espacios de juego. También es importante saber cuántos niños hay por
Mi historia
el emprendimiento personal como salida Como muchas madres, al quedar embaraza yo tenía un trabajo que disfrutaba y deseaba conservar. Sabía que los primeros tiempos iban a ser los más duros, pero tenía confianza que con el paso de los meses estaría más segura para retomar. Hasta había hecho los cálculos de la fecha de parto, y a los seis meses esperaba poder llevarlos a un jardín maternal estatal muy cerca de casa. Pero mis hijos nacieron con apenas 24 semanas de docente. A pesar de tratarse de un aspecto clave, no existe una normativa nacional al respecto y le corresponde a cada provincia definirlo. Según el Mapa de la Educación Inicial en la Argentina (elaborado en 2019 por Unicef y CIPPEC), la cantidad de alumnos por docente para la sección de 45 días varía entre cinco y ocho niños y niñas, para la sección de 1 año, fluctúa entre ocho y quince; mientras que para la de 2 años, varía de doce a veintiuno. No existe ninguna ley que establezca que los hermanos múltiples deban estar juntos o separados en las aulas. Y cualquiera sea tu decisión al respecto –que debe ser siempre respetada–, es fundamental que los docentes no los comparen. Son seres individuales, con personalidad, capacidades y tiempos propios. Recordáselos. Y por último, nunca dudes en hacer preguntas y compartir cualquier inquietud que surja en el proceso. Es importante elegir una institución con buena comunicación con las familias, entre otras cosas,
para que vos puedas salir a trabajar tranquila. gestación y todo cambió. Nada ni nadie me había preparado para lo que estaba por vivir. Estuvieron cuatro meses internados en neonatología en los que pasaron de todo –una verdadera montaña rusa emocional– y cuando finalmente lograron el alta, la licencia ya había terminado hacía rato y ellos tenían la fragilidad de un recién nacido sumadas a las propias de la prematurez. Recuerdo que llamé a mi empleador para decirle que no iba a seguir desde la sala de espera de la Neo. Corté y me puse a llorar a mares. Sabía que estaba renunciando a algo que necesitaba, disfrutaba y deseaba sostener, pero también comprendía que ese no era el momento de continuar. Además, debo confesar, estaba muerta de miedo y sentía que nadie los iba a poder cuidar mejor que
yo. Sus primeros meses los habían pasado conectado a máquinas y rodeados de personal médico. Me quería dar el gusto de disfrutarlos a solas. Que tanto ellos como yo nos adaptásemos a esta nueva “normalidad” llamada hogar. Con todos los desafíos que ello significaba. Así que nos ajustamos bastante y me quedé en casa con ellos. A pesar de haber sido meticulosa con el cuidado de su salud y no haberlos llevado al jardín maternal, los primeros años fueron complicados, con numerosos ingresos a la terapia pediátrica por problemas respiratorios. Yo me abocaba las 24 horas a ellos, a las tareas del hogar y a acompañarlos en sus terapias de estimulación temprana. Algunos días terminaba agotada, pero también era feliz de poder estar a su lado, ayudándolos a superar cada nuevo desafío. Lo que más disfrutaba de esos tiempos eran nuestros paseos juntos. Cuando el clima me lo permitía, preparaba todo y salía a dar una vuelta para cambiar de aire y oxigenar mi mente. Calculo que a vos te habrá pasado lo mismo, pero cuando la gente me veía caminar con su cochechito doble no podía contener la sonrisa y los comentarios: “¡2x1!, ¡cuánto trabajo!, ¿son mellizos o gemelos?, ¿te dejan dormir?” y la lista es interminable e insólita. Como soy comunicadora social, sentí que con tanto material había que hacer algo. Le di vueltas en mi cabeza, lo pasé a papel, evalué qué recursos necesitaba para arrancar y me lancé a la aventura del emprendimiento personal. No sabía cómo lo haría, pero el deseo de hacer algo más era tan fuerte que me embarqué. Así, en el momento más caótico de mi vida nació MellisPower. Una línea de remeras y bodys con diseños originales para múltiples. Te imaginarás que no tenía mucho tiempo libre, que aprovechaba cada segundo de su sueño y muchas veces trasnochaba para poder transformar ese proyecto en realidad. Pero la energía que me generaba volver al ruedo laboral lo compensaba, y cada palabra de alegría de las familias que recibían mis creaciones renovaba mis energías. Eso me animó a buscar la ayuda de una cuidadora. Hoy ella se transformó en un miembro más de nues
Volver a trabajar siempre
fuerzas de sobra para
afrontar el desafío.
tra familia y una persona clave para organizar mis tareas. Una vez a la semana se queda con los chicos y yo trabajo con mi compu desde algún bar. Para mi sorpresa, al poco tiempo que MellisPower empezó a funcionar me llamaron del trabajo que había dejado tres años atrás para retomar, pero desde casa. No quería dejar mi emprendimiento pero también necesitaba ese ingreso, así que nos organizamos con mi esposo y después que los niños se acuestan yo me quedo algunas horas trabajando y los días sábados completo lo que queda pendiente y estampo mis prendas. No te voy a mentir, emprender no es un camino fácil, pero tampoco es imposible. Y te permite manejar tus tiempos, generar ingresos y/o encontrar otros modos de expresión. Lo importante es bucear en tu interior y descubrir qué podés hacer con tus habilidades y recursos disponibles. A veces una siente que el tiempo nunca alcanza, pero es increíble cómo carga las pilas dedicarle un rato a algo que te gusta hacer. Emprender, trabajar fuera o dentro de casa, o simplemente pausar. Todas son opciones válidas. Elijas el camino que elijas, siempre se puede cambiar de ruta para poder disfrutar de este largo viaje llamado “maternar”. Volver a trabajar siempre es una aventura, pero confiá que en tu interior existen recursos y fuerzas de sobra para afrontar el desafío.
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