En la pintura de Alberto Álvarez conviven muchos mundos pictóricos; junto a fragmentos figurativos aparecen rasgos de informalismo y un dibujo en perspectiva puede estar acompañado de zonas abstractas. Probablemente es esta convivencia la que permite lecturas diferentes, significados que no se cierran sobre sí mismos. Aparecen luces indeterminadas que anuncian que la oscuridad aun no es completa, blancos que intentan desmaterializar el caos o el encierro. Estas obras operan como recordatorio, como memoria, intentando al mis tiempo comunicar una sensación de apertura al mundo.