El horizonte desde el que se plantea la cuestión del ver o no ver verdades artísticas es la crítica a los artificios del arte como posibilidad de ver y mirar. Resulta iniciático el encuentro de la verdad natural en el trabajo con los modelos vivos al igual que la construcción de una verdad intersubjetiva en los relatos, puesto que ellos corroen la retórica, el ornato y la codificación. Pero Sánchez avanza más allá por medio de un retroceso. El autor busca lo espontáneo, lo anterior a cual¬quier canon pero desde un punto de vista análogo a los orígenes de su pulsión escópica.
Alberto Sánchez Maratta convoca sombras percibidas en su infancia para presentificar el inicio de su pulsión escópica. Pero para abordar la genealogía de la satisfacción del mismo se recurre a otro obturado episodio biográfico, que vertebra su biografía artística y lo engarzan en la historia del arte del último cuarto de siglo XX.