Afuera la inmensidad es infinita y se pierde la noción del espacio, adentro está contenida, acotada o erguida y ligada más directamente a su entorno. La instalación de las pircas de la artista plástica Elena Spengler, que no ilustra sino evoca, puede sintetizarse en el contrapunto de dos volúmenes que se despliegan como cuerpos, como una forma de manifestación de los materiales primarios o primordiales. Éstos se conectan desde el estar en el mundo, en la naturaleza “haciendo lugar”. Este lugar se hace a través del amasado de la tierra, los tejidos, las telas, texturas y colores.