PAISAJE PEREGRINO
Por Carla Barbero
Raíces en meandros buscan, retorcidas. Si esto pasa a los árboles qué pasará a las almas. Sara Gallardo, La rosa en el viento
En el instante en que alzamos la vista alrededor y observamos el paisaje, la imagen que se forma es una alianza íntima entre lo visto y el lenguaje. Esa relación es siempre particular y con los años se irá integrando a nuestras historias, colores e ilusiones. Aquella imagen viaja con nosotros, es una compañía en la quietud y un desafío cuando misteriosamente cambia. Se afianza a pasos lentos, crece buscando su sustrato. El paisaje es ese encuentro estrecho entre la mirada hacia el entorno y las preguntas que nos inquietan, una experiencia común a todos. Entre aguas barrosas de tiempos inmemorables y kilómetros de orillas murmurantes, los ríos organizan sus afluentes, como en esta exposición donde se reúnen las visiones de tres grandes artistas argentinas que contribuyen a una imaginación expandida de lo local desde la fantasía, la historia social y la naturaleza. Las obras de Adriana Bustos (Bahía Blanca, 1965), Claudia del Río (Rosario, 1957) y Mónica Millán (San Ignacio, Misiones, 1960) se despliegan en un espacio sin urgencias. Paisaje peregrino es una exposición que nuclea sus poéticas, que tienen una honda relación con el medioambiente que las ha formado: desde la presencia alquímica del río Paraná que envuelve la vida y obra de la artista rosarina, a través de la abigarrada selva guaraní que se extiende más allá de los límites políticos del litoral argentino donde Millán encuentra la fuente de misterios, hasta las tensiones con la herencia colonial que para Bustos son centrales debido a su formación
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