EDITORIAL
EDITORIAL Dirección General Adolfo Lemos adolfolemos@musicmachine.com.co Corrector de Estilo Miguel Corzo redaccion@musicmachine.com.co Columnistas invitados en esta edición Camilo Ardila, Alejandro Bonilla, Rodrigo Castaño, Miguel Corzo, Ricardo Echeverri, Nicolás Jiménez, Camilo Olaya, Luis Ramírez, Luisa Piñeros, Julián Portillo, Felipe Sepúlveda. Portada & Dirección de Arte La Creme Design Lab http://lacremestudio.com/ Diseño, diagramación, Preprensa e Impresión Adriana Diaz Caro adrianadiazcaro@gmail.com Ilustraciones Nicolás Jiménez http://facebook.com/nicobasss Depto. Comercial comercial@musicmachine.com.co Web Site
¿Y qué pasaría si esa gran masa de rockeros que asistirá sin falta a los veinte años de Rock al Parque fueran también masivamente -y pagando su entrada- a todos los buenos eventos de rock y metal que hay durante todo el año en la ciudad de Bogotá? En ese hipotético escenario tendríamos una de las más grandes y crecientes escenas del rock independiente en el mundo, sin exagerar. Tendríamos varios eventos al año con la infraestructura de Rock al Parque pero no solo de carácter público, aumentaría el número de estudiantes de música así como la venta de instrumentos musicales, empresarios se arriesgarían a abrir nuevas salas de ensayo, estudios de grabación, bares con música en vivo… Los medios de comunicación crecerían en calidad y no solo en cantidad (como sucede actualmente); el nivel de las bandas también aumentaría, habría más managers, serios, comprometidos, viviendo no del cuento pero sí por una buena causa, en pocas palabras, todos ganaríamos. Es muy triste ver que los que menos ganamos en este negocio de ser músico en Bogotá seamos precisamente nosotros, los músicos… “El rock and roll está muy caro”. La culpa de que la escena rockera local se estanque medio año no es sólo de Rock al Parque, también es del público que se acostumbró a esperar pasivamente el festival año tras año para nada más que criticarlo; durante el festival muy pocos compran un CD, una camiseta o siquiera un sticker de un grupo local en la carpa distrito rock; el bananeo se institucionalizó dentro del festival: ver y no comprar, criticar y no apoyar, apoyar sin pagar no es apoyo real; papá gobierno para hacernos sentir incluidos y vivos dentro de una ciudad fría e indolente nos organiza el festival de rock al aire libre de carácter gratuito más grande de América y ¿qué hacen la mayoría de los rockeros locales por su escena?: Literalmente nada. Saben que el festival tendrá una nueva versión el próximo año, y el otro, y el de más adelante. Lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta… “El metal no ha muerto, tan solo agoniza”. El buen trabajo en equipo no sólo se debe aplicar a una selección de fútbol (¿Ya superaron lo del gol de Yepes?) o dentro de una empresa, la industria musical local y en especial la rockera también debería poner al público a trabajar dentro del engranaje, cada banda debería inculcarle a su grupo de seguidores la importancia de asistir a los eventos, pagar la entrada, comprar su discografía y merchandising; los mismos músicos también deberían asistir a los eventos de sus colegas… Y es que si no nos apoyamos así no haremos nada, Rock al Parque pasará, uno tras otro, las grandes bandas internacionales se llevarán buena parte del dinero y las bandas locales tendrán nada más que el nombre de su proyecto musical dentro de un afiche que fue criticado (como raro) por miles, porque acá, en Colombia, somos número uno en criticar pero ocupamos el último puesto en proponer. Ha sido muy triste ver muchos proyectos musicales terminados prematuramente por la falta de apoyo del público local antes de que llegaran a su cúspide o cuando empezaban a alcanzar una madurez, un sonido, identidad y estilo propios. Siempre admiraré a los otros, a los que a pesar de todo aguantaron la presión y morirán con las botas puestas, a La Etnnia, Skampida, Kraken, La 33, Aterciopelados, La Pestilencia, La Severa Matacera, 1280 Almas, I.R.A., a Chucho Merchán y a todos los rebeldes con causa que siguen sus pasos, a los músicos colombianos que llevan muchos años de tozudez y sabia terquedad está dedicada esta edición impresa número 20 que a su vez está dedicada a los 20 años de nuestro Rock al Parque.
Irene Bosch www.barcelonabogota.com Redes Sociales, Publicación de eventos & Concursos info@musicmachine.com.co Distribución MANDDE S.A.
Adolfo Lemos Pdta. 1: El pasado viernes 04 de Julio fue día cívico en Colombia (Debido al juego de la selección colombiana de fútbol frente a Brasil) lo paradójico fue que muy pocos compatriotas supieran lo que es el civismo. Pdta. 2: Critican el ingreso de Starbucks a Colombia pero no salen de Subway, Mc Donalds o KFC (Entre otras franquicias)... ¡Cocacolos paradójicos! Hace rato cambié el pan Bimbo y los Corn Flakes por agua de panela con queso.
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PRODUCCIÓN MUSICAL
Los ‘pequeños grandes’ detalles de la producción musical
Por Camilo Ardila Granados
Coordinador Académico Producción Digital de Sonido Academia de Artes Guerrero
¿A quién no le ha pasado que en una producción musical se pierda tiempo valioso en el estudio de grabación por problemas técnicos o porque los músicos llegan sin ensayar o incluso llegan a terminar los arreglos en el tiempo de grabación? ¿O que un músico o ingeniero no llega a la sesión de grabación y ni siquiera llama para avisar? ¿O que se pierdan las sesiones de grabación y/o mezcla porque se daña el disco duro o se robaron el computador? ¿O que se detenga la producción por problemas interpersonales entre los participantes de la producción? ¿O que al final del proceso nos damos cuenta de que se tuvo que mezclar y masterizar en 3 días, mientras se utilizaron 8 semanas para hacer arreglos, 6 para ensayar y 4 para grabar? Alguien puede pensar que los ejemplos son exagerados, pero no lo son, yo he podido conocer casos reales en los que ha ocurrido cada una de estas situaciones y podría seguir enumerando muchas más. Para llevar a cabo con éxito una producción musical se deben tener en cuenta varios aspectos adicionales a los procesos claros y evidentes de composición, grabación, mezcla y masterización. Estos aspectos son de particular importancia, y aunque no sabemos qué pueda pasar a lo largo de la producción, estos ayudan a aumentar las probabilidades de tener un proceso de producción fluido y sin problemas. Hay muchos factores que el productor inexperto pasa por alto con respecto a la planeación de la producción, como por ejemplo algo tan básico y necesario como crear un cronograma de trabajo claro. Hay casos en los que pueda que sí se tenga un cronograma, pero la debilidad está en la calidad y el nivel de detalle, y aún más importante, en tener la disciplina necesaria
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para poder seguirlo a lo largo de las diferentes etapas que conforman la producción musical. El manejo del tiempo es, a mi modo de ver, la debilidad más grande que tiene la mayoría de productores principiantes y/o estudiantes de producción, sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestro medio los tiempos de entrega siempre son un tema de prioridad. Otro error común es la falta de claridad en las necesidades técnicas del proyecto y sus costos, esto, generalmente es debido a una ausencia total de la proyección de un presupuesto dentro de la producción. Tampoco se tiene claridad sobre los aspectos legales y normalmente no se dejan definidos en los documentos necesarios (registro de canciones, contratos con terceros como músicos, estudios, proveedores, etc.). Es muy común ver que las producciones musicales se llevan a cabo de una manera muy informal, por ejemplo he visto en repetidas ocasiones que los músicos ni siquiera tienen claridad sobre quién o quiénes son los compositores de las canciones e incluso no saben reconocer la diferencia entre los compositores y los que se involucraron solamente en el área de arreglos musicales y, como es de esperar, esto genera muchos roces y problemas. Todos
estos factores de debilidad son tareas que el productor debe realizar y/o verificar en la etapa de preproducción, etapa que es muy subvalorada y que es de vital importancia. Para desenvolverse como productor musical se deben tener conocimientos no sólo en música e ingeniería de sonido, también se debe tener una visión clara de lo que cada artista quiere expresar y se debe saber cómo proyectarla. Un productor musical debe conocer la industria musical y en la medida de lo posible estar relacionado con ella, y así mismo se deben tener buenos fundamentos en gerencia de proyectos y buena capacidad en el manejo de las comunicaciones interpersonales y manejar muy bien la inteligencia emocional. Esta última cualidad, la considero como una de las más importantes en un productor musical, manejar las habilidades psicológicas para entender nuestras propias emociones y las de los demás y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento, esto nos permitirá ser verdaderos líderes del proceso y obtener lo máximo de cada uno de los participantes de nuestra producción. En conclusión, el productor debe tener gran capacidad de organización y planeación, y tener ciertas habilidades adicionales como persona, las cuales se deben relacionar con un grupo de individuos con diversos talentos y personalidades y poder sacar el máximo provecho de todos y cada uno de ellos. En la actualidad todo esto ha venido mejorando bastante gracias a que la producción ha pasado a ser un área de conocimiento con formación académica, lo que le facilita al futuro productor la apropiación y el entendimiento de todos estos factores y de esta manera se está logrando tener en nuestro medio personas cada vez más capacitadas y conscientes de su labor. Porque el proceso de producción musical es mucho más que componer, grabar, mezclar y masterizar, y las áreas de conocimiento del productor musical van más allá de la música y la ingeniería de sonido.
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SUENA COLOMBIA
SUENA COLOM Superlito
Cinemacinco
DR. KRÀPULA
Álbum: Nocturna Sello: M3 Año: 2014
Álbum: Buen Camino Sello: Independiente Año: 2014
Álbum: Ama- Zonas Sello: Independiente Año: 2014
Las diez canciones son una sola película, cada tema es una escena que narra lo que sucede dentro de “Nocturna”, lo nuevo de Superlitio. Es quizá el álbum con mayor concepto que han producido en sus casi 20 años de carrera, los SL han logrado moldear sus ideas y materializarlas en forma de cumbia rockera, pop caleño o simplemente psicodelia con sello colombiano. Atmosferas, buenas guitarras y la voz de Pipe Bravo que se convierte en ese personaje que nos lleva por la decadencia del amor (Vándalos), su lucidez (Mi tesoro), su dolor (Alma pedazos). Lo interesante es escuchar cómo la experiencia los lleva a reinventarse y convertirse en una tremenda banda latinoamericana que sin miedo al pop también lo toman como base para construir buenas canciones (Sometido) y proponer todo un abanico de posibilidades musicales.
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A fuego lento se cocinó el segundo disco de Cinemacinco. Los ingredientes fueron un par de corazones que alguna vez se han roto, altas dosis de noche, pizcas de humor y toneladas de ganas por apostarle a una música que a veces es mejor no rotular dentro de un género, si no simplemente describir las emociones que suscita esta banda que se conoce por ser portadora de la “Gozadera Popular Rock”. Buen Camino es un compendio de vivencias y lo destacable en el disco es el lenguaje en la composición. Sin metáforas ni grandes tratados literarios, Tino, Alejo y Álvaro, lo resuelven coloquialmente, evocando siempre su ser valluno y el hecho de ser colombianos. Por eso la verbena, la fiesta, el colorido, lo romántico y casi cliché, hacen parte de la gran cocina sonora que es Cinemacinco. Recomendadas: Santo no soy, domingo pa’ pedir perdón, Metete en mi cama.
Junto al colectivo Jaguar, Dr. Krápula nuevamente envía un mensaje sobre su serio compromiso con el planeta. El punto de partida e inspiración es el Amazonas, corazón y pulmón del mundo, que le dio la posibilidad a Dr. Krápula de armar un disco entorno a una sola idea, una sola palabra. Durante dos años realizaron la preproducción del álbum, tiempo suficiente para convocar a artistas como Rubén Albarrán de Café Tacuva, Los Auténticos decadentes, Elsa y el mar, Santiago Cruz, Roco Pachukote de La Maldita Vecindad y Moyenei de Sonidero Mestizo, entre otros. El ska, el punk, el rock, el country y más géneros, nos invitan a decir NO a la indiferencia y que el arte y en este caso la música, ayudan a que no nos quedemos callados mientras el planeta se acaba a pedazos. Potente disco y una de las más bellas carátulas que hayan sacado los Krápula.
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› EDICIÓN 20 › JULIO 2014
MBIA
Por Luisa Piñeros @RADIANDOANDO
Magdalena Music
Conector
Álbum: El Rojo de tu corazón Sello: Independiente Año: 2014
Álbum: Niños Cristal Sello: EntreCasa Año: 2014
Rajaleñas, pasillos, cañas, sanjuaneros, son la base musical de esta naciente agrupación huilense radicada en Bogotá quienes movidos por la curiosidad de fundir las músicas de su tierra con el lenguaje universal del rock, lograron que un tiple dialogue con la guitarra eléctrica, la tambora con la batería y las buenas letras con el sentir de una región muy musical. A la cabeza está Diego Oliveros (voz), Kike Narváez (percusión) y Oswaldo Serrano (tiple), un power trío que acogió las letras del periodista Fernando Calderón España. Hay un buen trabajo en la construcción de lo ancestral que quieren destacar, con la modernidad en la que viven. Ambas van de la mano, por eso el álbum se deja escuchar, con la delicadeza o la fuerza que se siente cuando se navega por las aguas del río Magdalena.
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Con este álbum se cierra la trilogía solista de Héctor Buitrago quien elaboró un disco “Eco-Amigable”, por su contenido y mensaje. El productor, músico y bajista de Aterciopelados, se le midió a cantar y no lo hace solo. Reunió las voces del coro Clara Luna para darle vida a un disco que no pierde la esencia indígena en lo percutivo y el aire místico en lo musical. Mensajes encaminados a la `pacha mama`, que con inocencia se escuchan en voces infantiles, nos deja entre líneas escuchar que los Niños Cristal son esas nuevas almas que llegan al planeta con mayor evolución de conciencia y que son capaces de reparar el daño y la huella que esta generación está dejando. Escuchar el disco es una excusa perfecta para armonizarnos con nosotros mismos y con el medio que nos rodea. Buitrago sigue liderando importantes causas medioambientales y su discurso musical es consecuente con su forma de vida. Escúchelo en familia: “Salva la selva”, “Soy la semilla nativa” y “Consumismo Pantalón”.
EL RADICALISMO
El radicalismo esta en otro lado…
No en el Rock Por Ricardo Echeverry Fotografias por Juan Ramiro Munar
Mucho se viene hablando desde diferentes posturas sobre la inclusión de La Etnnia en el festival Rock al Parque, quien estará celebrando su vigésimo aniversario este año. Hemos visto voces criticando e incluso promoviendo la recolección de firmas para evitar que se presente esta legendaria agrupación de hip hop en el festival. Así mismo hemos visto voces de apoyo que han criticado el radicalismo, señalando al rockero y al metalero de poco incluyente y de tener una mente cerrada. Entre polo y polo, también se han manifestado algunos en el medio, que sin ser radicales pero aún siendo metaleros no ven ninguna falla en que un artista de otro género se presente en el festival de Rock más importante al aire libre y gratuito del continente. Esta situación vale la pena abordarla desde diferentes puntos de vista, uno puede ser la lectura que un asistente melómano rockero o metalero pueda dar, otra diferente la lectura que un músico pueda tener al saber que su banda no puede tocar en el festival que le corresponde debido a que su oportunidad fue concedida a un artista de otro género en pro de las banderas de la pluralidad y la inclusión. Para el público bien está que haya variedad y la inclusión puede resultar en una oportunidad de conocer propuestas musicales diferentes, y quizás pueda incluso hasta relajar el oído con un sonido distinto que resalte entre un solo género, que por cierto es un género tan diverso como pocos, el rock nació de mezclar elementos del folk, blues, swing y jazz. Entonces su propia historia nace de la fusión pero su evolución lo ha convertido en una música con identidad propia. Ahora como músico la lectura puede ser diferente, primero destacar que habría que conocer la historia del rock en nuestro país, sus luchas durante décadas para superar estigmas, y salir de la marginalidad a la que fue sometido por la sociedad, sobre todo la colombiana, tan conservadora y puritana, donde se le llamó siempre como una música satánica y de drogadictos para poco a poco ganarse el espacio que hoy en día es de admiración para muchos. Rock al Parque como conquista de la escena rockera y metalera del país no nos puede hacer olvidar a los que ya pasamos los 30 y pico de años que antes de existir este festival teníamos -y muchos tenemos- que luchar por tocar en espacios limitados, para un creciente número de
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bandas y artistas. Fue a través de este ejemplo que otros géneros como la Salsa, el Jazz y el Hip Hop lucharon por espacios similares donde frente a su público expresaran su propia identidad. Un músico puede sentir extraña la inclusión de La Etnnia en este festival de rock, y aunque pueda haber el que diga que no le importa, o le da lo mismo, o le parece bien, así mismo es innegable que el hecho de que una banda de otro género toque en Rock al Parque desplaza o concede esta oportunidad que un artista de rock o metal tendría, ese artista tampoco ve compensado su sacrificio con una oportunidad retributiva en
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un espacio como Hip Hop, Jazz o Salsa al parque. Entonces cuando el público rockero o el músico rockero en general sale a manifestarse por no estar de acuerdo con la inclusión de artistas de otro género, se le acusa de radical, se le acusa de tener su mente cerrada, pero para ser justos tendríamos que hacer un balance de lo incluyente que ha sido el rock y lo incluyentes que han sido los demás géneros, músicos y públicos.
artistas hip hop a participar en sus producciones, pero pensar que un artista de Jazz, de Salsa o de Hip Hop que haya llamado a rockeros o metaleros a participar de sus producciones… Les confieso que cuesta trabajo encontrar tan solo a uno.
Pongamos algunos ejemplos, muchos conocemos la trayectoria y las bandas que han pasado por Rock al Parque, y sabemos que por esos escenarios han tocado desde música electrónica hasta Hip Hop e incluso Pop. Miremos la trayectoria de Salsa, Jazz o Hip Hop al parque y preguntémonos cuántos músicos de Rock o Metal han pasado por allí. Incluso artistas que fusionan con algunos de esos géneros jamás han sido invitados a participar.
Si de públicos hablamos, muchas veces se han pasado momentos de tensión por la presentación de un artista que no se puede asociar directamente con la cultura rock en escenarios como los de Rock al Parque, pero qué pasaría si en unas ferias de Cali, en un concierto de Maelo Ruiz, Grupo Niche y Guayacán, invitan por la tan llamada “pluralidad” y la defensa de la diversidad a un artista de Rock o Metal?, digamos a una banda como la mía llamada La TUMBAGA que mezcla algo de ritmos latinos en su música, o a una banda como Goretrade que hace un Grindcore muy rítmico y como lo llamamos algunos “bien rumbero”, cómo creen ustedes que sería recibido por ese público? No sé, lo dejo a la imaginación del lector.
Los que conocemos un poco la historia de las producciones musicales sabemos que el rockero ha incluido desde música popular boyacense, hasta música electrónica en su repertorio y han invitado
Mi punto es que si bien la pluralidad debe existir, y se debe tratar de ser incluyentes, es una obligación de las instituciones del Estado cumplir con la misión encomendada desde la constitución de defender
-AVISO BOMM 22X14CM_CV.pdf
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las minorías, y proveerles un espacio en el cual puedan estas manifestar su propia identidad; también hay que reconocer la inclusión que ha manifestado el rockero y el metalero la cual es muy amplia y que al contrario de lo que muchas voces han hecho acusando de radicales a quienes defienden que el Rock al Parque sea de rockeros y metaleros y no se incluya a otros géneros. Son más radicales -y a las pruebas me remito- los demás géneros que aún teniendo sus espacios para expresar su identidad como minorías nunca han incluido a ningún otro género, pero levantan la voz para ser incluidos por el rock. Por esto concluyo demostrando que los radicales no están en el rock, las pruebas nos enseñan que el esfuerzo por la pluralidad, la inclusión y el respeto a la diferencia debe empezar a hacerse desde otros géneros, ya que el ejemplo siempre lo ha dado el rockero y el metalero, quienes también como minoría tienen derecho a contar con un espacio propio, definido y que promocione la cultura y rescate los valores intrínsecos que lo que es ser un rockero colombiano, con su historia, sus luchas y sus propias conquistas.
RESEÑAS DISCOGRÁFICAS.
Labúsqueda de lo simple
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Por Rodrigo Castaño
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Cuando recibo el mensaje para escribir acerca de estos cuatro discos, lo primero que pienso es: bien, ahora debo reinventarme ideológicamente para plasmar lo mejor de lo que escuche e intentar aterrizar los conceptos individuales de sus creadores, jugando a darle un tono discreto, objetivo —hasta donde pueda—, libre de sarcasmos y de puntillas que crucifiquen a los artistas nacionales que ya están lo suficientemente lacerados como para que yo siga derritiendo sandeces, improperios y desmadres por doquier sobre sus obras, y hacer las veces de Jorge Barón —sin patadita— para que salgan tan bien librados que al menos Ponqué Ramo quiera auspiciar su próximo concierto en vivo. Sin embargo, careció de total sacrificio mi labor pues Don Adolfo (y no el “Don Adolfo” nazi de El Águila Descalza sino el señor director de esta revista) premió mi incursión en las letras de su medio con unas piezas que merecen, sin dudarlo, aplauso, revolcón y despeluque. Mediante más de una década que le he dedicado al rock nacional, he notado que las búsquedas de los músicos viran hacia el cambio que se produce en su público pero no solamente desde el sonido sino desde el mensaje, desde la fuerza del contenido. Es ahí donde tienen la firme intención de causar recordación con un coro, un estribillo y, en algunas otras ocasiones, las canciones que logran quedarse pegadas y se convierten en parte del llavero son las que, amalgamando riffs, voces, técnica y energía, aplacan el virtuosismo sin fundamento que puso en el refrigerador al rock nacional durante algunos años, empezando ahora a ligarse a lo simple, a las estructuras básicas de sus géneros musicales correspondientes y, líricamente, encaminando sus conceptos hacia argumentos para llevar en el bolsillo frases citables en conversaciones con amigos y familiares, despojadas de vanagloria innecesaria. Esto no significa que hayan dejado de crear, componer, proponer, ni mucho menos que lo hecho en Colombia — como dicen los True Rockers de las redes sociales— sea el resultado de una copia europea aplastada por la falta de identidad y criterio. Al contrario, su capacidad de invención es tan sigilosa que denota frescura y sencillez desde la limpieza de su ejecución instrumental, la sensatez de un sonido sin cortes, al natural, sin maquillaje como en el caso de Raise the Fire America, el más reciente trabajo del talentoso Carlos Elliot Jr., quien bajo su figura extraña de Power Blues Duo, deja manifiesto que en la música como en el amor —a veces— tres son multitud. La exploración del fuego y el reconocimiento de éste como elemental de la naturaleza, permite que el disco transforme, embelese e impregne de una sensación de libertad y bienestar que pocas veces, por no decir nunca, he sentido en un disco de blues nacional.
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Coincidió la tarea con una banda caleña de thrash metal que lleva más de quince años haciendo música bajo el concepto de la ruptura de la mediocridad, el límite de la tolerancia y la hipocresía, las críticas a la corrupción, a la jerarquía de la iglesia y la concientización social. Sagros y su álbum Anger Blinds The Mind es una producción gustosa de oír, con fuerza, fruto de un parto duradero —casi tres años de larga y angustiante espera les llevó sacarlo al mercado—, y de un trabajo meritorio del batería quien ametralla métricamente desde los parches, se acompaña de la guía contundente del bajo y complementa con el juego melódico-armonioso de las guitarras. En el pasado Festival Bogothrash, cuando Sergio, vocalista de Sagros, dio un alarido desgarrador que conmocionó a la muchedumbre mientras interpretaban Falsa Victoria, había delante de mí dos thrasheros vallunos (sí, se lee hasta raro pero así es la cosa aquí) escuchando atentamente, de repente uno le dice al otro: — ¡Qué hijueputa voz!, —aludiendo al cantante—, a lo que el otro respondió: — ¡más hijueputa serás vos, no me jodás! Definitivamente Cali es Cali; lo demás… es lo de menos. En fin, Sagros es una banda que va de frente ante las problemáticas sociales, dicen lo que quieren, lo dicen como quieren y lo tocan como se les da la gana; afortunados nosotros que lo hagan de lujo. Sin duda, a esta máquina de metal no le tiembla el cigüeñal. Yendo de nuevo a conocer obras paisas —porque Carlos Elliot Jr también es paisa—, ya con mis crespos más enredados de lo normal de tanto cabecear, le di play al trabajo impecable de Blasting Hatred, Wak’a Atiy Kasu y me obligué a —como dicen las nuevas generaciones— sacudir la peluca de nuevo. ¡Tremendo discazo! Gratamente sorprendido con este despliegue de sensaciones ancestrales. Con más de diez años plasmando en su música y sus letras la fiereza de las culturas Prehispánicas, estos paisas enaltecen el brutal death metal colombiano, manteniendo firmes las raíces, el respeto por los ancestros y sus historias, poniendo en alto el desempeño y la técnica propia. Armónicos y solos tocados con suma pulcritud, cortes y remates finísimos, una voz gutural manejada de forma loable y un cúmulo de limaduras que hacen de este álbum un acompañante atrayente para la reconciliación de la memoria. La sangre, el sufrimiento, las creencias y convicciones de nuestros antepasados son las características que hacen las veces de musa inspiradora para esta agrupación. Si quien lee esto se concibe como alguien que gusta de la historia, no deje de escucharlo. Yo lo gocé enormemente. Seguidamente de la dosis implacable de metal y el resumen atroz de nuestras memorias, me dispuse, para rematar el día, a escuchar a los señores de Old Enemies.
Después de Strong Like Titans, Loathsome Motherfucker y Threating Skies, repetí un par de veces Imaginary Friends Syndrome, cuarto corte del disco —homónimo de la producción discográfica— donde se siente la combinación de estridencia, el trabajo vocal exigente, las frenadas sincopadas, sus experimentaciones de tempo y las melodías abiertas a terceras que marcan una diferencia notoria. Esta banda se distingue por su sonido nueva era y por la incursión en un campo que ha sido abarcado por muchos pero al que pocos han llegado obteniendo un resultado exitoso. Un buen aterrizaje para este vuelo rocanrolero. En la mayoría de casos en los que se dedica una jornada amplia a digerir rock nacional, siempre existe algún tipo de desencanto, agravio o apatía con lo logrado y escuchado, no obstante, estos artistas mencionados brillan entre muchísimos por la potencia de sus ingenios, cuentan con la benevolencia de sus producciones que exteriorizan favorablemente su música, los sellos disqueros —el mismo en tres de ellos: Hateworks— que progresan a pasos agigantados en calidad y, además, el oído humilde, ansioso y siempre insatisfecho de personajes dispuestos a aprender, recrearse, disfrutar y repetir las canciones que a su antojo y gusto merezcan nuevamente una reproducción y un aumento de volumen. Con más llaneza que timidez, invito a quien haya leído hasta aquí a que escuche atentamente estas buenas obras, piezas valiosas que se han convertido en parte del archivo de nuestro sonido fuerte, del rock con contenido y de la sufrida, escondida y mal llamada música pesada —supongo que los que la llaman así lo hacen sin reconocer verdaderamente “su peso” en nuestra historia musical—. Dejo unos recomendados por disco, para el que se antoje y quiera salir de los catorce cañonazos:
ARTISTA
CANCIÓN RECOMENDADA
ÁLBUM
Carlos Elliot Jr.
Ritual Fire
Raise The Fire America
Carlos Elliot Jr.
Black, white or native, we´re all americans
Raise The Fire America
Sagros
For Your Blood
Anger Blind The Minds
Sagros
Asesinos
Anger Blind The Minds
Blasting Hatred
The Mictlan
Wak’a Atiy Kasu
Blasting Hatred
Kataklismik Wrath Of Chibchacum
Wak’a Atiy Kasu
Old Enemies
Imaginary Friends Syndrome
Imaginary Friends Syndrome
Old Enemies
The Devil’s Music
Imaginary Friends Syndrome
CENTRAL
¿Qué pasa con el festival y la industria local? Por Camilo Olaya Zea
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Hablar bien o mal de este magno evento capitalino es relativamente fácil, y las redes sociales son un buen lugar para que factores en contra y a favor se desplieguen en criticas y halagos, muchas veces sencillamente basados en impresiones y emociones que todo lo que en su entorno genera, y más bien pocas veces bajo la mirada objetiva y cercana de los protagonistas de una escena notoriamente en subdesarrollo, que se pregunta qué pasa más allá de los tres días de concierto y el fugaz alboroto mediático. La vigésima edición del festival trae consigo una vez más muchos planteamientos e inquietudes sobre su papel dentro del engranaje de lo que podría ser la industria del rock nacional y sus afines genéricos. Si pusiéramos a un lado de la balanza todos los recursos económicos y humanos invertidos en él, y en el otro los beneficios reales para la escena, el desequilibrio saltaría a la vista, pues todo lo que queda lejano de las fechas de calendario de su realización, responde a una realidad impotente y austera. Más allá de la Misión-Visión que plantea IDARTES, muchos nos preguntamos cuál es la intención que persigue en sí este evento multitudinario, ¿es acaso la de apoyar una escena y el oficio de rockero? ¿Es ofrecer la oportunidad a los espectadores de shows gratuitos a costas del presupuesto del distrito? ¿Es traer grandes bandas para enriquecer el aprendizaje de los músicos? ¿Justificar la inversión pública en el sector juvenil (principal asistente)? ¿Es nutrir y fortalecer una industria? Estas y muchas otras interrogantes nos podríamos hacer, pero lo que sí es seguro es que un solo festival no puede crear, desarrollar, y hacer sostenible una industria como la del rock nacional, para eso, se necesitan muchos otros factores conjugados e integrados que van más allá de nuestro querido fin de semana en el Parque Simón Bolívar. La escena de la música alternativa nacional (porque claramente este no es, ni ha sido un festival de solo rock), está conformada por los artistas, el público, los técnicos, los medios de comunicación, las escuelas, los empresarios, sellos, managers, agentes, y lugares de encuentro como bares, auditorios y festivales. Es una red, donde todos y cada uno de sus elementos juegan un papel importante en dicha cadena, y que durante años ha marchado con una mínima conexión entre sí, sin objetivos comunes y con una triste indiferencia que en términos generales, intenta desaparecer durante los días del evento. Un artista no puede hacer viable su proyecto si los medios de comunicación no difunden su material (a pesar de que las redes sociales hacen una gran labor), no pasa nada si su trabajo no genera que los empresarios se interesan en él, si estos (empresarios) en su -muchas veces- afán egoísta no ofrecen condi-
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ciones ideales para su trabajo a los músicos o simplemente no cuentan con ellos, si las bandas no exponen la calidad, entrega, y condiciones técnicas que un espectador se merece, si la mayoría de los dueños de los sitios no entienden el valor de la música en vivo, si los medios de comunicación siguen enfocándose en la visión foránea de géneros que producimos hace ya rato en nuestra región, si no hay capacitación entre los artistas para las muchas luchas que su carrera le impondrá, y finalmente, si el público no responde de manera tangible a las propuestas que plantean los Músicos (monetizar el trabajo). Es acá donde debemos reconocer el gran giro que viene dando el festival en los últimos años, con la incorporación de componentes como el académico, por medio de talleres, seminarios, clases magistrales; componentes empresariales dirigidos al emprendimiento, desarrollo y planeación administrativa de proyectos artísticos, así como la posibilidad de exposición de material de productos relacionados con la industria en espacios como la carpa distrito y las ruedas de negocios. Dando así respuesta a algunas de las más prioritarias necesidades que exige y reclama una escena en desarrollo ávida de un fortalecimiento estructurado para su crecimiento. Tristemente, la mayoría de las bandas que participan por primera vez no aprovechan estas grandes oportunidades que podrían afianzar su camino hacia la música como profesión, y no como un simple hobbie. Rock al Parque es una gran ocasión, pero desafortunadamente se convirtió en la columna vertebral del rock nacional (digo desafortunadamente, porque 20 años después, muchas de las bandas que se presentan a la convocatoria, siguen pensando que es la panacea del circuito colombiano), y de manera errónea sobrestiman el impacto promocional fugaz que en su momento este certamen ofrece, descuidando los verdaderos factores que le dan vida a una carrera profesional como el concepto, estrategia, trabajo organizado, calidad, disciplina, estudio, el direccionamiento empresarial de el artista, así como el planteamiento de una propuesta real en la sociedad. No puedo negar que a veces me pregunto con ironía si el espíritu del rock, históricamente contracultural y anti sistémico, realmente necesita del apoyo y soporte de las instituciones públicas para salir adelante, o sencillamente es parte de ese concepto tercermundista que nos engancha fácilmente con ideas paternalistas donde creamos dependencia de algo, y sentimos que nos deben dar todo por sentado y patrocinado, para en caso de no recibir el apoyo, tener la excusa para justificar nuestro fracaso. Lo cierto es que yo puedo recordar que antes de este gran festival, el concepto de grandes tarimas y montajes para bandas colombianas, ruedas de negocios, ruedas de prensa para medios alternativos, roadies,
ingenieros de audio, Managers, Backline, Camerinos, Epk, y muchas otras cosas ya comunes y de uso obligado en el medio actualmente, eran solo un privilegio para los internacionales, y ahora nos encontramos con una escena técnicamente muy evolucionada en ese segmento, y de paso fuente de materia prima, y recursos humanos y técnicos para géneros diferentes al rock nacional, que hoy por hoy han aprovechado el aprendizaje y fogueo que este tipo de festivales ofrece, por ejemplo, dese una pasadita por los equipos técnicos y musicales de artistas un tanto ajenos al rock local pero exitosos a nivel mediático como Carlos Vives, Fonseca, Andrés Cepeda, Santiago Cruz, Cabas, etc y encontrará su semillero profesional en el rock nacional que le deben mucho su aprendizaje a certámenes como R.A.P. y cercanos. Este festival está pensado para un público que no tiene las posibilidades económicas para pagar los inflados precios que deben fijar los empresarios privados para traer carteles de peso a el país, es una oportunidad de oro para encontrase con bandas que han forjado la historia de estos géneros alternativos y a interesantes propuestas musicales que de otra forma no podríamos acceder, así como esos mágicos descubrimientos con los que como espectadores nos hemos encontrado en pasadas ediciones y han marcado un especial momento en nuestras vidas. Asuntos como la entrada libre al parque no deberían trasnocharnos ya que nos encanta la idea de pensar que mal acostumbramos a los espectadores a ver gratis a las agrupaciones y que luego no quieren pagar por entrar; argumento realmente débil, pues en otros géneros, igual hacen eventos gratuitos y más que afectarlos, los fortalece, pues el verdadero seguidor siempre pagará por ver a sus artistas favoritos, y es otra justificación más cuando no se ha realizado un trabajo sólido en su carrera. Además, en la mayoría de ciudades donde no hay Rock al parque, o un símil, la situación es igual. Y nos preguntamos ¿donde están los ochenta o noventa mil metaleros que van el sábado a atiborrar el Simón Bolívar cuando las mismas bandas tocan en un bar pagando entrada? Caso contrario al de la creciente ola Neo-folclorista que cada vez más se consolida en una escena underground, con el mismo casi inexistente apoyo de los medios Mainstream, pero con una apropiada conectividad entre los elementos que configuran su circuito. O el mismo interesante crecimiento de una escena como la del Reggae y afines, que aprovecha Rock al parque. Pero no se queda ahí y va mucho más allá de un fin de semana al año. Recordemos que Rock al parque no es el objetivo final, sino una buenísima herramienta que cada uno le sacará o no provecho, la respuesta está por otro lado.
ROCK AL PARQUE
más allá de las tarimas y las luces Por Alejandro Bonilla Carvajal
La vigésima edición del Festival Rock al Parque ha destapado sus cartas en lo concerniente a bandas y artistas. Así, los días 16, 17 y 18 de agosto los capitalinos y visitantes de otros puntos de la geografía nacional e internacional se deleitarán con 87 agrupaciones de variadas tendencias y épocas en la que promete ser una auténtica fiesta. Este evento, declarado patrimonio cultural, parte de la política pública, y una de las mayores citas artísticas y musicales de la ciudad, presenta al margen de su maratón de conciertos un componente académico y de emprendimiento que se ha venido fortaleciendo y que comenzó con talleres en el mes de julio, orientados a la producción musical con énfasis en manejo de sonido de sala y de monitores para shows en vivo. Las charlas fueron dictadas por los experimentados ingenieros Lucas Pinzón y Eduardo Bergallo. En el mes de agosto se apreciará el trabajo de producción en estudio con presencia internacional: el productor peruano Germán Villacorta, el músico y productor escandinavo Lawrence Mackrory y el artista reggae procedente de Guyana, Mad Professor. Por su lado la técnica vocal contó con la valiosa instrucción de la cantante nacional Victoria Sur y la estadounidense Melissa Cross, quién ha sido maestra de figuras del metal como Corey Taylor de Slipknot o Randy Blythe de Lamb of God, y quien creó una técnica revolucionaria en el canto extremo. El apartado instrumental está respaldado por músicos de reconocida trayectoria que impartirán clínicas tanto a los avezados como al público novel: el guitarrista de los grupos Sepultura y De La Tierra, el brasileño Andreas Kisser; el guitarrista de la banda puertorriqueña Puya, Ramón Ortiz; el ex bajista de Fito Páez, Guillermo Vadalá; y el baterista de los death metaleros Nile, el estadounidense
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George Kollias. A ellos se suma un panel de músicos con credenciales en el rock nacional como el bajista Juan Carlos el “Chato” Rivas, el baterista Gregorio Merchán, y el guitarrista Leonardo Guzmán, entre otros. La prensa, motor de difusión y análisis del universo musical cuenta un espacio de lujo: el II Foro de Periodismo Rock. Este tendrá lugar los días 14 y 15 de agosto en el auditorio de la Biblioteca Virgilio Barco y contará con la presencia de veteranos e influyentes personajes de la radio y la televisión. En él, Eddie Trunk, del programa That Metal Show del canal VH1, dialogará con Andrés Durán de Radiónica y El Expreso del Rock; también estarán Humphrey Inzillo y Natalia Cano de la revista Rolling Stone (de Argentina y México respectivamente), Francisco Reinoso de Radio Sonar Chile, Jordi Meya de la revista española RockZone y Chicho Pellegrini de la Radio Pública Argentina. A lo anterior se suma la opinión de los comunicadores nacionales Renata Rincón del portal Terra, Eugenio Chahin de la productora T310, Adolfo Lemos de la revista Music Machine y Santiago Rivas de Señal Colombia. Al final de la jornada el público presente podrá disfrutar de un conversatorio anecdótico y nostálgico con las voces de músicos presentes en la primera edición de Rock al Parque y en la de este año, quienes estarán junto a gestores del que ha sido llamado el festival gratuito más grande de Latinoamérica.
Para más información visite: www.rockalparque.gov.co www.idartes.gov.co
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PAZ Y ROCK
AL PARQUE
2014
Por Miguel Corzo Fajardo Los 20 años de Rock al Parque no representan un hecho noticioso, tampoco un tema trascendental para debate. Su ejecución monótona y tradición lineal que no ha mostrado innovaciones y llevó a su fracaso el año pasado, probablemente motivaron la conformación en 2014 de un cartel ganador, ante una eventual pérdida de recursos o su desaparición. Es un cartel que satisface la demanda de públicos diversos con bandas invitadas populares, en su mayoría reconocidas y con méritos que las acreditan para estar allí –independientemente de su género–; a los asistentes de un festival gratuito que se paga con dineros del erario público, debe dárseles lo que quieren ver en concierto, lo que les gusta, no lo que los organizadores consideren que debe ponerse sobre las tarimas. Y es que Rock al Parque debería ser reinventado en toda su estructura, cambiar su modelo, volverse más dinámico, repensarse a partir de otras miradas entorno a las necesidades del sector y de la población, desde la manera en que son medidas y seleccionadas las bandas locales, hasta los incentivos y mecanismos de participación ciudadana para escoger a los artistas nacionales e internacionales; eso sí sería un proceso democrático, en que los amantes del rock y sus derivados tuvieran el derecho de escoger. Rock al Parque es como un ser humano que después de los veinte años ya tendría que estar demostrando madurez, cambios profundos de personalidad, adaptación y no seguir siendo un niño caprichoso con plata, porque lo que ocurra con su supervivencia podría relacionarse confusamente con un grave problema de aprendizaje y desarrollo en su intelecto y creatividad. Sin embargo, es mejor asistir y sacar sus propias conclusiones. Pero hay otras conclusiones de orden colectivo que cada colombiano también debería formarse respecto a la despreciable bellaquería de un ser malévolo y rastrero que sigue promoviendo la intolerancia, el odio y el desprecio como buitre, bajo sofismas de distracción e inmunidad diplomática –no solo en nuestro país como congresista, sino en Estado Unidos como expresidente–. Este ser humano dañino pretende mantener a Colombia en un oscurantismo aberrante en que los pobres sigan manteniendo el status quo de las élites económicas nacionales y transnacionales; de su boca sólo sale el excremento que digiere su venganza personal para justificar la guerra y sus intereses sombríos, ahora con dos decenas de esbirros en su bancada fascista y con quienes seguirá intentando amordazar la paz y desprestigiar una oportunidad histórica de reconciliación, en que además, se está reconociendo implícitamente el origen de la existencia de un conflicto armado y a sus interlocutores, con el propósito de salir del estancamiento y poder avanzar en la modernización del Estado y el progreso de la sociedad colombiana. Es por eso que la voz masiva en rechazo de este personajillo, sus propuestas y palabras, debería hacerse sentir sin beligerancia demostrando en las calles y en las redes sociales que hay más gente en favor del fin de la guerra, y menos estúpidos en favor de la perpetuación de un ideario obtuso y guerrerista. El rechazo masivo de las ideas retrógradas de Uribe como senador de la república, constituye su deslegitimación y podría ser un gran aporte para el futuro de este pedazo de tierra que aún está en manos de capataces, latifundistas y paramilitares. No es posible que un criminal con más de 200 denuncias penales en proceso pueda seguir acabando con la dignidad de un país entero, mientras una pequeña porción de la población lo avala por ignorancia, complicidad o miedo; su corrupción inmoral y su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad, tendrán, en algún momento de la historia, que ser juzgados y penalizados como se hizo con Pinochet y Fujimori. Sin embargo, junto a la esperanza de un país en paz que tenga la prioridad de cambiar su condición de desigualdad en todos los niveles de la vida social y, de construir un verdadero progreso, también está la necesidad individual de aceptar y proteger los cambios que podrían surgir tras la entrega de las armas por parte de los grupos insurgentes, como en el pasado. Esto no convierte en santista o castrochavista a nadie, demuestra raciocinio e inteligencia. Asumir interés por los acontecimientos y decisiones del acontecer político que se avecina, es positivo, decisivo, es ir más allá del simple acto sufragante, es hacer historia y generar cultura de transformación. ***
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LA ETNNIA
LA ETNNIA, 20 AÑOS HACIENDO HIP HOP
Por Julián Portillo
UNIVERSAL Desde el barrio Las Cruces, barrio céntrico de la ciudad de Bogotá, hace mas de 20 años un grupo de jóvenes que influenciados por los ritmos y movimientos de algunas películas americanas de la época lograron ser la semilla de la escena hip hop en Colombia. LA ETNNIA no solo representa un barrio o un país, ellos han representado por dos décadas la realidad universal de la calle, del ghetto. Las problemáticas que se viven en el día a día de las personas del común. En esta edición Kany –MC de La Etnnianos habla sobre su proceso, su sello discográfico independiente, su lucha, su nuevo disco y nos invitan a disfrutar en Rock al Parque de una descarga de rap crudo. HÁBLENOS DE SUS INICIOS EN 1984 Nosotros no nacimos como LA ETNNIA, si no como bailarines de break dance, influenciado por las películas como Breaking -Beat Street – Electric Boogaloo. Nos reuníamos con los jóvenes de esa época en lugares a imitar los movimientos que veíamos en esas películas, en lugares como el Teatro Embajador en el centro de Bogotá. Algo que nos impactó de estas películas era el entorno en el que se desarrollaban, Beat Street se rodó en el Bronx, el beat nos impactó, la música nos impactó, pero su entorno era algo muy paralelo a lo que nosotros estábamos viviendo en el barrio. Y lo adoptamos a nuestra forma, duramos en el gremio del break dance desde 1984 hasta más o menos 1990, nosotros llevamos el break a las fiestas, y con eso nos dimos a conocer, en ese entonces ya estaban llegando a algunas tiendas los vinilos de algunos raperos donde se podía encontrar por un lado la instrumental y por el otro la voz, sobre esas instrumentales Káiser y Ata empezaron a improvisar, la musa llego en ellos para escribir algunas liricas, y fueron puliendo el estilo de frasear, y no íbamos a narrar lo que pasaba en Estados Unidos, si no nuestra propia historia, lo que estábamos viviendo
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en el barrio, en la ciudad, en el país. Ahí empezamos a maquetear EL ATAQUE DEL METANO que fue el primer álbum, el primer parto que tuvimos nosotros como agrupación, lanzamos ese álbum y tuvo un fuerte impacto en la ciudad por que no se había plasmado antes un proyecto de hip hop serio en ese entonces. Lo sacamos primero en cassette y lo respaldamos con un video que se llama “LA VIDA EN EL GHETTO” como soporte visual a lo que estábamos plasmando en la canción, como este álbum lo sacamos en formato cassette en las emisoras nos recomendaron sacarlo en formato cd que era un formato que en ese entonces estaba en auge. Estamos hablando de hace más o menos 20 años. Ya con el cd afuera lanzamos el sencillo MANICOMIO 527 que tuvo fuerte impacto en la radio, estuvimos de #1 en varias emisoras de la época. Y ahí surgió LA ETNNIA, como proyecto serio, como 527 RECORDS, todo con autogestión. 20 AÑOS QUE SE HAN PASADO LUCHANDO POR POSICIONAR EL HIP HOP COLOMBIANO, ¿CUANDO EMPEZARON CREYERON LLEGAR A ESTAR EN LA MISMA LUCHA 20 AÑOS DESPUES? La única alternativa que tuvimos fue hacer música, cuando usted dedica todo su tiempo a un solo proyecto no hay marcha atrás, arrancamos y vamos ahí como un tren sin frenos, siempre estamos haciendo proyectos. En ese entonces no había movimiento hip hop, habían algunos grupos bailando break dance pero movimiento como tal no existía. El día a día lo hemos pasado haciendo arte, amando la cultura y estando presentes. Es como cuando decían que el movimiento break dance era momentáneo y que ella no se bailaba, hoy en día año 2014 sigue presente y cada vez más y más. Para algunos la cosa paró por que estaban en esto por moda, pero para nosotros nunca ha parado. USTEDES ERAN MUY JOVENES CUANDO EMPEZARON LOS CONCIERTOS, LAS
GIRAS, LAS GRABACIONES, ¿QUÉ PASABA POR LA MENTE DE UN GRUPO DE PELADOS QUE NO ESTABAN EN LA MISMA DEL RESTO DEL BARRIO? La verdad cuando nosotros estábamos en el colegio hacíamos grafitis y para algunos era vandalismo, pero para nosotros era parte de nuestra cultura y nos estábamos expresando, mientras ellos estaban pensando en unas cosas nosotros estábamos en otra. Para muchos era como raro, esta gente cómo se viste, cómo se raya y esa música “el rock y el rap”… ESTE AÑO 2014 HAN SIDO INVITADOS AL FESTIVAL DE ROCK MAS GRANDE DE LATINOAMERICA, ROCK AL PARQUE ¿CÓMO RECIBIERON USTEDES ESTA INVITACIÓN? A nosotros nos llegó la invitación, la estudiamos y decidimos. Así lo hacemos con todas las propuestas que nos llegan, aceptamos porque sabemos de la importancia del festival. DICHA INVITACION TRAJO CONSIGO UNA SERIE DE CRITICAS Y DE MALA PUBLICIDAD HACIA EL EVENTO, HACIA LA INSTITUCION Y HACIA LA AGRUIPACION, ¿CÓMO REACCIONARON USTEDES? Son una minoría, son críticas de cada año que siempre están prestas a descabezar en las redes sociales y hablar mal de los festivales, ellos son radicales que no han entendido que la música es una sola y que los festivales importantes están dando un espacio a todas las músicas, artistas como Dr. Dre, Jay Z y Kayne West están cerrando eventos de rock, ya se está buscando nutrir de otras músicas los festivales y así romper tanto estigma. El rock y el rap siempre han estado de la mano desde sus orígenes.
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KRAKEN
años 30
Por Luis Ramírez Bajista de Kraken / Docente Universidad Distrital y Pedagógica
viviendo para ser eternamente libre
Comencé a redactar este artículo bajo la errónea premisa de que mi posición como bajista de la agrupación colombiana de rock Kraken haría más sencilla una reflexión sobre el cumplimiento del trigésimo aniversario de vida artística de la banda, el cual se cumple en este año 2014. El principal error al iniciar esta tarea consistió en intentar observar a Kraken en retrospectiva; creía que una trayectoria de 30 años de vida artística, en un medio musical que tiende a producir cada vez una mayor cantidad de productos desechables y artistas de corta duración, obedecería a una realidad lejana, un pasado extraño y absurdo en donde los artistas tenían algo que decir, los cantantes usaban palabras completas con más de una silaba, y los músicos se esmeraban en desarrollar un concepto musical propio, más que por componer un “Hit” mediático, obtener millones de “likes” en Facebook, lograr una buena crítica de la prensa especializada o ganar un premio Shock o Tv y novelas; así que, de manera ingenua y como lo ha hecho la gran mayoría, comencé a buscar en el pasado la idea central de mi artículo. Sin embargo, sería el presente mismo de la banda, el que me hiciera dirigir esta reflexión hacia otra dirección; el mirar al pasado me hacía sentir como aquellos que con desdén preguntan cosas como por qué no hemos vuelto a tocar, o por qué no hemos sacado nada nuevo, y se sorprenden cuando les decimos que el año pasado estrenamos sencillo y video, que este año fuimos invitados al festival Vive Latino en México, que estrenaremos próximamente DVD en vivo, o que viene una gira de 5 países para el segundo semestre del 2014; en fin, se sorprenden cuando ven que la banda ha seguido activa y vigente todo este tiempo, pero más que sorprenderse por estos logros, lo hacen cuando confrontan su idea de que en este medio es imposible sobrevivir con un proyecto musical o artístico por todo este tiempo. La verdadera reflexión sobre estos 30 años de Kraken, sucede cuando al mismo tiempo en el que trataba infructuosamente de redactar este escrito, se me solicita la realización de algunos nuevos arreglos para formato de banda de rock, orquesta sinfónica y coro, ya que se realizaría nuevamente el montaje Kraken Filarmónico y sería vital mostrar la capacidad y el compromiso profesional de renovar la propuesta del concierto en relación a lo que la banda es actualmente. Coincidencialmente comencé trabajando sobre dos temas, el primero “Muere Libre” y el segundo “La barca de los locos”, y reitero el carácter de coincidencia puesto que no había reparado en el hecho de que “Muere Libre” hace parte de las dos primeras composiciones de la agrupación, publicada el año 1986 en un sencillo de vinilo de 7” junto a el tema “Todo hombre es una Historia”; mientras que el segundo, “La barca de los locos” fue lanzado en video en el 2013, siendo a su vez, el más reciente tema presentado al público por la agrupación. Tenía ante mis ojos el resultado artístico de dos instantes diferentes de la historia de la banda, uno como ejemplo de su origen y el otro como ejemplo de su realidad actual, ahora tenía una manera objetiva desde la cual reflexionar sobre lo que fue y es la agrupación, aunque al mismo tiempo tenía la responsabilidad de unirlos a un
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formato sinfónico, haciéndolos parte de un solo concepto, de una sola estética y ser interpretados en un mismo instante. Justo en el ejercicio musical comprendí que a Kraken no puede entendérsele en retrospectiva, una mirada de este tipo es una mirada que reduce, que reduce a lo medible y probable, es precisamente la mirada que hace la crítica o la prensa cuando luego de escuchar una propuesta musical, se remite a aprobar su pertinencia o calidad en relación a los estándares que la industria del entretenimiento ha impuesto; limitándose a poner irresponsablemente una calificación o un número de estrellas sobre la obra de otro, y al mismo tiempo sobre la existencia misma del otro, de aquel que crea, porque un músico existe en su obra. Una mirada en retrospectiva le restaría vigencia a una obra, al querer encontrar vestigios de ese extraño pasado en el que se generó el tema “Muere libre”, paradójicamente nos encontramos con que su letra bien puede haber sido escrita el día de hoy al tener total pertinencia con nuestra realidad; muchos proyectos musicales no han superado el tiempo porque, por temor, han sido “presa de otros sueños”, de los sueños de la fama, el dinero, o los sueños impuestos por la industria musical; algunos simplemente le temen al actuar, y desde la comodidad de la crítica, o desde la silla del espectador se han dedicado a juzgar; otros han renegado de su historia, historia generalmente narrada en español, pero que por principios de la lógica del mercado o para “pegar” internacionalmente, debe ser cantada en Inglés. De igual manera en la “Barca de los locos” nos encontramos con una reivindicación de una postura de correr el riesgo al labrar el propio camino por encima del sometimiento de nuestros sueños, esta postura que bien pudo haber aparecido 30 años atrás, no es propia de quienes hemos atravesado el límite de la tercer década, en donde cada vez más, quizá de manera inconsciente, sometemos nuestros sueños de juventud a las realidades de un sistema. Pero Kraken está por encima de quienes hacemos parte ella, nos ha permitido ser como músicos en función de un concepto artístico que se ha mantenido fiel y honesto desde el principio, fiel y honesto a sí mismo y a quienes por tres décadas se han identificado con su discurso, y quizá ese es el pecado que se ha cometido, pero a la vez es la fortaleza que le mantiene viva, creer en que la única manera de existir, es labrando el propio camino, sin dejarse vencer por el miedo o por el juicio de los demás, ya que se vive una vez para ser, eternamente libre. Llevo 10 años en la agrupación como bajista y hasta ahora reparo en que es un tiempo considerable, que de no haber hecho este artículo no hubiese reflexionado sobre el tiempo mismo, ya que en Kraken pareciera que solo hay presentes, o que siempre se están forjando futuros y labrando caminos. El paso del tiempo se refleja en la responsabilidad de actuar profesionalmente como banda y como músicos, mejorando nuestra escena y sonido, pero a la vez de ser coherentes con aquellos sueños que generaron su estética, y con los cuales muchos se ven identificados, siendo honestos siempre, con los medios, en los conciertos, en formato acústico, con una orquesta sinfónica o en nuestra simple existencia.
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SKAMPIDA
Skampida: 15 años de buen ejemplo Difícil hablar de Skampida, difícil ser objetivo con una banda que te gusta, difícil no quedar como un fan y como un seguidor ferviente de su trabajo, difícil muy difícil, tan difícil como su gira de más de cien conciertos en Estados Unidos en el año 2011, difícil como sus dos giras en Europa, difícil como su gira en el Cono Sur, difícil como su presencia (tan discutida por algunos) en la gira de “Rock al Parque” por México, difícil no por la mala fortuna o por el hecho de hacer giras largas y ambiciosas, difícil porque una banda totalmente auto gestionada debe pensar el doble y trabajar el triple que el promedio de bandas nacionales, porque una banda con un estilo crudo y urbano no es tan solicitada por los escenarios internacionales (o por lo menos eso nos hacen creer). Porque es más “fácil” hacer folklore, porque es más fácil hacer letras rosadas e ignorar la realidad de donde se viene, porque es más fácil no ser SKAMPIDA.
inconformes que cansados de los extranjerismos encontraron en el rock nacional una salida.
Difícil no hacerle caso a la industria de un país cada vez más permeado por el éxito instantáneo que dan las emisoras radiales y la moda del momento, pero para Skampida ha sido fácil ser, hacer y mantenerse, sencillamente porque les nace, porque lo viven y lo llevan viviendo desde 1999 cuando arrancaron, ensayando en la casa después del colegio.
Canciones como “Sucios”, “FDT”, “Círculo vicioso” o “Indiferencia” alentaban a echar cabeza sobre la situación de nuestro país, mientras nos enseñaban que más allá del ska existían más músicas, con una fuerte influencia de “Todos tus muertos” y “Kortatu”, Skampida empezó a afilar su sonido a través de sus shows en vivo y en sus palabras como “un toke vale por dos ensayos”. Rápidamente se convirtieron en un proyecto fuerte en escenario, divertido y con un ensamble claro.
Conformada desde sus inicios por David Mujica, Juan Pablo Tobón y Pedro Vega, Skampida ha sabido mezclar el punk , el merengue, la folka, el gipsy, el hip-hop y el ska. Gracias en gran parte al virtuosismo de Tobón, a la imaginación de Pedro y a la iniciativa de Mujica, su primer trabajo “Stereoblaster” está lleno de canciones que aún hoy siguen siendo visionarias, arriesgadas y originales; letras cargadas de realidad social, de inconformismo y de trabajo social desde las entrañas de Bogotá. Conocí a Skampida en los festivales de ska y punk organizados en la capital durante el año 2000, cuando el ska estaba de moda, cuando el ska llenaba bodegas y bares, cuando el ska y el reggae parecían ser la respuesta a los interrogantes de una generación de jóvenes muy jóvenes como para apreciar a “Faith No More” y muy viejos para escuchar boys bands gringas; una generación de jóvenes
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La boleta costaba diez mil pesos y el cartel era de lujo: “La Severa”, “Batracios”, “Los Elefantes”, “La Mojiganga”, “Desorden Social”, entre otros. Diez mil pesos que ahorraba de las onces del colegio, diez mil pesos para la boleta y dos mil para los buses: era mucho tener diez mil pesos a los dieciséis (triste que las boletas para los conciertos aún cuesten lo mismo). Skampida se destacó instantáneamente, entre los hi-hat’s abiertos y el skanking repetitivo, atraían con su mezcla de ritmos y con sus letras, que más allá de denunciar a la policía con aburrimiento o hacer la típica letra propia del género acerca de la cerveza y los viernes sin novia, contaban la situación del campo, denunciaban a los paramilitares y el abuso estatal, enaltecían nuestra cultura indígena y criticaban con inteligencia la lógica laboral.
Por Nicolás Jiménez
recordar y con un espíritu punk digno de dar clase, “Manifestación”, “Criminales”, “Déjala” y “Barreto” son hits para poguear, bailar y despelucarse, al son del balkan, el klezmer y el poder del caribe reinventado por los viajes por carretera de película gringa, los largos turnos al volante de la van en la que se transportan, la comida chatarra de McDonalds y el whisky que muchas veces hizo parte del pago por tocar. Todo esto le da madurez a una banda, le da calle, le da experiencia. Skampida es la única banda que ha hecho más de cien conciertos en un año fuera del país, lejos de un patrocinio, una disquera, una empresa de prensa o un manager, todo logrado a punta de trabajo duro, mails, llamadas por skype para cerrar fechas, perseverancia y calidad musical.
Viajaron a EEUU con la esperanza de llegar a más gente con su música y en el proceso, además de posicionarse en ciudades como Miami y New York, la banda se fue depurando (proceso natural cuando hay muchos músicos en un proyecto): de ser once integrantes pasaron a ser sólo seis; y de estar experimentando con todo, lograron encontrar su sonido en su segundo álbum “Inflamable”. Después de pulirlo paso a paso y concierto a concierto durante sus extensas giras en Canadá, México y EEUU, lo estrenaron en Bogotá con un lleno total y uno de los shows de más importancia en la historia de nuestra escena.
Hoy cumpliendo 15 años de carrera musical vuelven a “Rock al Parque” en su vigésima edición, están por estrenar su tercer disco y ya perdieron la cuenta de cuántos toques han hecho; su calidad humana los ha hecho merecedores de estar rodeados de amigos en toda la escena nacional, no se han ganado nada por rosca, no comen cuento de estrellas, muchas veces ni siquiera se han enterado que han sido número uno en varias emisoras del país, siguen siendo los mismos tipos con los que sales a tomarte un trago después del toque, que hacen la vaca para algún licor barato, los que cuentan chistes y sacan guitarra a media noche para mamar gallo, los mismos tipos que valoran esos diez mil pesos que costaba la boleta para entrar a verlos por allá hace quince años cuando el ska era una moda, los mismos que no se conformaron con lo que el ska podía ofrecerles, con lo que nuestra media industria podía ofrecerles, los mismos que se han atrevido a soñar con más, a creer en su banda como escudo de batalla y en sus ideas como política de vida, los mismos que me enseñaron a creer en la música independiente, los mismos que hoy entre risas dicen que quisieran cambiarle el nombre a su banda por ESTAMPIDA. Y eso es lo que son, una estampida, un movimiento, un parche de jóvenes ejemplo de Independencia, Fuerza y Constancia.
“Inflamable” es un disco compacto, con una capacidad comercial significativa, reefs pegajosos, tonadas de vientos complejas y al mismo tiempo fáciles de
Y aunque siempre les pasa lo mismo, dicen cosas que no piensan, piensan cosas que no hacen, hacen cosas que no deben… ¡siempre terminaran dando buen ejemplo!
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CINE
SILENCIO / INCENDIO Por Felipe Sepúlveda Martínez
“HAY ALGO AMENAZANTE EN UN SILENCIO DEMASIADO GRANDE” SÓFOCLES En estos tiempos donde hemos visto y vivido cómo nuestra sociedad colombiana se ha dividido en dos… dos “partidos políticos”, dos deportes, dos opiniones, dos clases sociales, dos religiones, dos grupos armados, dos ideologías, dos regiones, dos ídolos, y dos y dos, etc. es importante repensar la unidad, desde la diferencia, desde la humanidad, desde ser comunidad. Así y con este preámbulo llega desde tierras lejanas pero a la vez cercanas, Wajdi Mouawad, dramaturgo libanés que creció en Canadá por el exilio de sus padres y que hoy día vive en Francia por decisión propia, viene dejando huella en la historia del teatro y del cine gracias a que Incendies, una de sus obras, fue llevada al séptimo arte por Denis Villeneuve, director canadiense. Wajdi, nos deja a la humanidad una tetralogía increíble y desgarradora, poética y trágica que hace recordar las clásicas tragedias griegas. Le sangs des promesses consta de Forêts, Littoral, Incendies y Ciels. Incendies (Incendios), estuvo nominada al Oscar como mejor película extranjera en el año 2011 y realmente dejó en varios festivales muy buena crítica por su dureza y rareza a la vez. Incendies también estuvo en Colombia gracias al dramaturgo peruano, Miguel Ángel Rivera que con una compañía teatral integrada por actores latinoamericanos estuvo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y en el Teatro Nacional este año. Para focalizarnos en Incendies, es importante revisar un poco a Wajdi, ya que su vida y la de su familia, permea totalmente la dureza y crudeza de sus historias. Los padres de Wajdi tuvieron que partir del Líbano con el propósito de escapar de la guerra. Wajdi tuvo
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acercamiento directo con ella en su niñez – “En 1977, cuando tenía nueve años, el líder izquierdista druso Kamal Youmblatt fue asesinado. Hoy recuerdo haber salido a la calle para bailar sobre un cadáver todavía caliente. No fue hasta los veintitantos años cuando tomé conciencia de lo que aquella celebración significaba. Me pareció una profunda injusticia, de la que encima yo era el verdugo. La voluntad de escribir surge de ese sentimiento” - Entrevista para El País de España (febrero 8 de 2014) Y efectivamente es lo que uno siente al ver esta obra, lo paradójico e interesante son las conexiones con historias de nuestro país, a pesar de la distancia geográfica no hay distancia alguna en el tiempo. Represión, extremismo, silencio, tortura, esperanza, amor, valentía, violencia y fe cargan profundamente toda la historia y la vida de Nawal Marwan, una mujer que es abusada y vulnerada desde su propio hogar, su característica el SILENCIO, silencio aterrador pero a la vez contradictorio ya que está lleno de “amor”. Insisto, esta historia es una historia que aquí y en cualquier lugar de nuestro país sucede a diario, por eso vale la pena preguntarse ¿somos realmente seres HUMANOS? ¿Existe la HUMANIDAD? ¿La seguiremos extinguiendo, quemándola?… ríos de INCENDIOS. Nawal puede ser cualquier mujer, de hecho el azar es parte esencial en esta película, entendiéndolo como destino,
imprevisible a nuestros propios deseos, un hilo de Ariadna que jamás se rompe. Nawal y sus dos hijos gemelos, son símbolos de sociedad. Esta madre que al final de sus días cae en un silencio sepulcral y expone a sus hijos inocentes ante una dura y cruda verdad, verdad que ha permitido la vida, la redención, el cumplimiento de una promesa. No vale la pena entrar en detalles cinematográficos o el desarrollo de la historia, sólo basta con decir que las sociedades se han venido construyendo bajo los fundamentos más violentos y sangrientos, de polarizaciones entre comunidades que siembran la misma tierra, donde los niños no tienen ningún valor y son negados hasta la muerte, donde la venganza orienta las vidas de las personas y donde se nos enseña a odiar al que piensa o tiene creencias contrarias a nosotros… todos son el enemigo. Incendies es una historia de Palestina, pero así mismo de Colombia, del mundo. Un símbolo hermoso de Wajdi, los gemelos. Ellos nacen de un solo cigoto, son dos pero al sumar uno más uno su resultado no es dos, es uno…¡UNA SOLA FUERZA! Palabras Clave: Sectarismo, Guerra Civil, Violación de Derechos Humanos, Impunidad.
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