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Estados Unidos y la dictadura machadista

ello fueron muestras, colosales construcciones, muchas de las cuales endeudaron a Cuba con la banca norteamericana, como la carretera central, el Capitolio o la Universidad de La Habana.

La época de mayor bonanza de la economía cubana se alcanzó con el estallido de la Primera Guerra Mundial, que abrió un extraordinario auge económico que sólo concluyó con la abrupta caída del precio del azúcar en 1920. De este modo, entre 1902 y 1958, la economía de la isla se caracterizó por un crecimiento significativo pero deforme, así como por su absoluta dependencia de los intereses de Estados Unidos.

Estados Unidos y la dictadura machadista

El gobierno de Zayas fue la antesala de la dictadura del general Gerardo Machado, cuando el control político y económico norteamericano alcanzó niveles sin precedentes, mientras el embajador de Estados Unidos Earl Crowder se convertía en un verdadero procónsul. El representante norteamericano intervenía en las principales decisiones gubernamentales y hasta participó en la selección del llamado irónicamente “gabinete de la honradez”. Los mayores excesos del presidente Zayas tuvieron que ver con los fraudes vinculados a la ley Tarafa o de subpuertos, que beneficiaba a muchas compañías azucareras estadounidenses.

Ese era el convulso panorama nacional cuando el general Machado llegó a la presidencia en los comicios celebrados el 1 de noviembre de 1924, gracias al apoyo financiero recibido y, en particular, de un generoso donativo de medio millón de dólares de la Electric Bond and Share.7 El apoyo obtenido durante su campaña electoral era la mejor prueba de las expectativas despertadas por su candidatura.

La oligarquía cubana y Estados Unidos esperaban que este militar se convirtiera en el hombre fuerte que estabilizara el país y metiera en cintura la ascendente intranquilidad ciudadana, expresada en un auge sin precedentes de las protestas y luchas sociales. De ello fueron expresión la aparición de nuevas organizaciones y movimientos, como la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y el Partido Comunista, entre cuyos fundadores estaba el destacado líder estudiantil Julio Antonio Mella.

Machado, que estaba entre los fundadores del Partido Liberal y había sido general de la guerra de independencia de 1895 -también jefe del ejército nacional y ministro de Gobernación-, tenía fama de ser un

7 Juana Rosa Callaba Torres: “La alternativa oligárquico-imperialista: Machado”, en Instituto de Historia de Cuba: La neocolonia, organización y crisis. Desde 1899 hasta 1940, La Habana, Editora Política, 1998.

hombre de mano de hierro, ganada por sus actividades represivas. Su gobierno, iniciado el 20 de mayo de 1925, se convertiría en poco tiempo en una descarnada y terrible dictadura, lo que ya se vislumbraba cuando declaró que bajo su gobierno ninguna huelga duraría más de quince minutos.

Desde fines de los años veinte, el gobierno machadista se fue rápidamente desacreditando, tras imponer su reelección en la primera magistratura y desatar una brutal represión para acallar a la creciente oposición. La caída de los precios del azúcar y el crack bancario de 1929 en Estados Unidos, 8 provocaron desde 1930 las mayores protestas, huelgas y manifestaciones populares contra la dictadura de Machado, combinadas con actividades terroristas, conspiraciones y alzamientos armados. Prácticamente todos los sectores de la sociedad salieron a enfrentar la cada vez más represiva tiranía de Machado con proyectos revolucionarios, derechistas y de corte nacional-reformistas.9

Ante la gravedad de la situación, Estados Unidos decidió enviar a La Habana a un nuevo embajador, Benjamín Sumner Welles, en mayo de 1933, para poner de acuerdo a los diversos sectores y buscar una salida negociada a la crisis conocida como la mediación. 10 El enviado del presidente Franklyn D. Roosevelt pretendió lograr el consenso entre los grupos políticos, que en su mayoría pasaron a cooperar con el funcionario norteamericano, aunque ni los estudiantes, agrupados en el Directorio Estudiantil Universitario (DEU), ni los comunistas. lo aceptaron, pues consideraban la mediación una injerencia en los asuntos internos de Cuba. Tampoco lo hicieron los seguidores de Antonio Guiteras, alzado en armas en la provincia de Oriente.11

Aunque Machado se vio obligado a participar en las negociaciones con Welles y tuvo que liberar presos políticos y restablecer las garantías, se negó a abandonar el poder. En un gesto desesperado, el dictador desafió al propio representante de Estados Unidos cuando declaró por radio a todo el país la noche del 7 de agosto de 1933: “[…] quiero decir que desde este momento la labor mediacionista del Embajador de los Estados Unidos ha terminado, porque yo no puedo tolerar, ni la dignidad cubana lo consiente, que el representante extranjero intervenga en nuestras cuestiones internas… Si la actitud del embajador Sumner Welles

8 Oscar Zanetti: Historia mínima de Cuba, México, El Colegio de México, 2013, p. 224 y ss. 9 José A Tabares del Real: “Proceso revolucionario: ascenso y reflujo (1930-1935)”, en Instituto de Historia de Cuba: La neocolonia, organización y crisis. Desde 1899 hasta 1940, loc. cit., p. 287 y ss. 10 En Carlos Rafael Rodríguez: “La misión Welles”, Letra con Filo, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1983, tomo I, p. 196 y ss. 11 Véase la biografía de Paco Ignacio Taibo II: Tony Guiteras. Un hombre guapo, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2009.

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