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Rectificación

nuevo gobierno de la URSS ante la peligrosa situación creada a la Isla, pues Brezhniev, gravemente enfermo, murió el 10 de noviembre de 1982. La máxima dirección soviética, encabezada ahora por Yuri Andropov, informó confidencialmente en ese mismo mes al propio general Raúl Castro, en ocasión de su visita a Moscú, al frente de delegación cubana a las actividades por los sesenta y cinco años de la Revolución de Octubre, que la URSS no respaldaría a Cuba en caso de una invasión estadounidense.

Una década después, Raúl Castro reveló al periodista mexicano Mario Vázquez Raña de El Sol de México, que ante una solicitud suya de una declaración soviética que detuviera la creciente agresividad norteamericana, exigiendo además al gobierno de Reagan el cumplimiento del compromiso adquirido durante la crisis de los cohetes, Andropov contestó que no sólo no saldrían en defensa de la Isla, sino que tampoco “[...] estaba en posición de plantearle a Estados Unidos ningún tipo de advertencia con relación a Cuba, ni siquiera recordar a Washington el compromiso de Kennedy de octubre de 1962. Ello nos obligó -continuó contando Raúl Castro- a guardar celosamente el secreto, para no estimular al enemigo y redoblar nuestra preparación para librar la guerra de todo el pueblo, si el imperialismo nos la imponía.”381

A pesar de la redoblada hostilidad norteamericana, que llegó al extremo de organizar sofisticadas maniobras del ejército de Estados Unidos en el entorno de Cuba, y desde el 8 de abril de 1983, alegando razones de seguridad nacional, volvió a restringir el viaje de sus ciudadanos a la Isla,382 en la práctica, como señala Arboleya, en el periodo de los gobiernos republicanos (1981-1993) de Reagan y George Bush, las agresiones contrarrevolucionarias disminuyeron. No obstante, se efectuaron en esos años casi dos decenas de acciones armadas contra las costas cubanas y catorce atentados terroristas.383

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A mediados de los años ochenta, sin embargo, la economía de Cuba comenzó a presentar algunas dificultades, agravadas porque en 1985 el precio del azúcar cayó a su nivel más bajo desde 1929, lo cual contrajo a menos de la mitad los ingresos en divisas. Casi al mismo tiempo se iban complicando las relaciones con la URSS como resultado de la perestroika

381 A esa revelación la alta dirigencia cubana le puso el nombre clave de “Caso Pandora”. Entrevista a Raúl Castro publicada en cuatro partes por El Sol de México, del 21 al 24 de abril de 1993. Citada por Leonov, op.cit., p. 202. 382 En Fornes-Bonavia Dolz, op. cit., p. 269 383 Arboleya, op.cit., p. 182.

propugnada por el siguiente líder soviético Mijail Gorbachov, encaramado en el poder tras la muerte de Andropov.

En 1987 las importaciones procedentes del área capitalista se redujeron a la mitad, mientras el Producto Social Global registraba cifras negativas (-3,5%), lo que no había ocurrido en más de quince años. Por añadidura, el índice de mortalidad infantil había aumentado, mientras la tasa de desempleo llegaba al 6% (1988),384 situación sin precedentes desde el triunfo de la Revolución.

Entre las causas de estos fenómenos estaban en el creciente deterioro de las condiciones económicas internacionales, la sustancial disminución de los beneficios procedentes de las ventas al exterior y el aumento del déficit comercial, junto a las persistentes exigencias de los acreedores occidentales y de Japón. En 1986 Cuba suspendió por primera vez el pago de su deuda externa con más de un centenar de bancos internacionales, pues el endeudamiento con los países capitalistas había pasado de 291 millones de dólares en 1969 a algo más de 6 mil millones hacia 1988.385

Esta adversa situación se combinó con las crecientes dificultades y obstáculos para obtener más créditos y financiamiento de los países socialistas y de la URSS, lo que tenía que ver con la nueva política de Gorbachov -quien según Leonov “odiaba a Cuba”, 386 a pesar de las propuestas de colaboración económica, comercial y financiera que de manera formal el líder soviético hiciera al gobierno cubano y que se mantendrían hasta poco después de su visita a la Isla en abril de 1989. A ello se sumaba las desviaciones detectadas en el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, inspirado en el soviético y adoptado desde 1975 por acuerdo del I Congreso del Partido Comunista de Cuba, como la producción de valores para cumplir el plan, sin que ello se tradujera en resultados finales palpables, de lo que eran ejemplo algunas construcciones.

La fórmula para enfrentar estos problemas se dio a conocer en abril de 1986 durante las sesiones del III Congreso del Partido Comunista, y consistió en el denominado "proceso de rectificación de errores y tendencias negativas", enfilado a desmontar parte del sistema de dirección de la economía -los mercados campesinos fueron clausurados, así como prohibida la compra venta de viviendas, y limitado el trabajo por cuenta propia- y otros mecanismos basados en los estímulos materiales que se habían copiado acríticamente de los existentes en la URSS. Según el recuento de Fernando Martínez: “Un listado incompleto de los errores y tendencias a combatir sería: la apelación desmedida al interés material individual, la multiplicación de la burocracia (aumentó 2,5 veces entre 1973

384 García Reyes, loc. cit., pp. 100 y 109. 385.Véase José Luis Rodríguez, op. cit., pp. 199 y 217. 386 Leonov,op. cit., p. 205.

y 1984) y sobre todo del burocratismo como sistema y del espíritu burocrático, el predominio de puntos de vista tecnocráticos en la dirección de la economía, y a la vez la dilapidación de recursos, las ficciones y alteraciones en la información, los pagos indebidos por concepto de trabajo, las plantillas excesivas, la corrupción en diversas formas, la mercantilización privada de numerosos productos y servicios, la utilización de cargos y funciones para obtener privilegios y ventajas materiales, la burla del ordenamiento legal y económico por parte de empresas y organismos, el descontrol.”387

Para salir al paso a estas desviaciones también se decidió volver a impulsar el trabajo voluntario y otras ideas del Che, recuperar las “microbrigradas”, que prácticamente se había disuelto, para las construcciones sociales redimensionadas: hospitales, edificios, guarderías infantiles y escuelas especiales. Además, se eliminaron gratuidades y se elevó el salario a los sectores de menores ingresos entre el 10 y el 18%, 388 a contrapelo de la sensible reducción de los ingresos en divisas -un 40% solo de 1985 a 1986- que se registraba en el país.389 A pesar de estas medidas, en 1986 el incremento del Producto Social Global alcanzó sólo el 1,2%; 1987 marcó una nueva caída del -3,5%; en 1988 y 1989 hubo una ligera recuperación del 2,1% y el 2% respectivamente, para volver a ser negativa en 1990.390

Fue en esta atmósfera que se produjo uno de los problemas más serios que debió enfrentar la Revolución Cubana en este período. Nos referimos al arresto y posterior enjuiciamiento, a mediados de junio de 1989, de varios altos oficiales de las fuerzas armadas y el Ministerio del Interior, cuatro de los cuales fueron condenados a muerte -entre ellos el general Arnaldo Ochoa y el coronel Antonio (Tony) de La Guardia- y fusilados el 13 de julio de 1989, al ser declarados culpables de corrupción y tráfico de drogas.391 La rápida y decidida actuación del gobierno cubano en este caso no sólo tuvo que ver con un problema ético y de principios, sino también ante el temor de que los vínculos de estos individuos con el mercado internacional de

387 Fernando Martínez Heredia: Desafíos del socialismo cubano, La Habana, Centro de Estudios de América, 1988, p. 23. 388 Pérez-Stable, op. cit. p. 264. Por su parte, Kapcia, op. cit., pp. 143-15, relaciona algunos de estos cambios con la salida de los ministros del Interior y Economía, el comandante Ramiro Valdés y Humberto Perez respectivamente, así con el fugaz ascenso de Carlos Aldana a la alta dirigencia del PCC. 389 Jorge Alonso: Cuba: la rectificación, México, Universidad de Guadalajara, 1990, p. 72. 390 García Reyes, loc. cit., pp. 100. 391 Amplia información sobre el tema en Vindicación de Cuba, La Habana, Editora Política, 1989. Un descarnado relato de uno de los involucrados en Norberto Fuentes: Dulces guerreros cubanos, Barcelona, Seix Barral, 1999. Entre los detenidos también figuraban Diocles Torralba, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Transporte y el general José Abrantes, ministro del Interior, ambos condenados a diferentes penas de cárcel.

estupefacientes expusiera a Cuba a una eventual invasión norteamericana similar a la que unos meses después se lanzaría por Estados Unidos contra Panamá, utilizando el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.

A pesar de las dificultades económicas, Cuba mantuvo en esa difícil coyuntura su presencia militar en África, que siempre había estado acompañada de un programa masivo de asistencia técnica. Decenas de millares de expertos de la Isla, especialmente en el campo de la salud, la educación y la construcción, entre otros, trabajaron no solo en Angola, sino también en Argelia, Mozambique, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Guinea, Etiopía, Sao Tomé y Príncipe, Tanzania, el Congo Brazzaville, Burkina Fasso y Benin. Tampoco puede dejar de mencionarse la ayuda gratuita de Cuba en sanidad, educación, deportes y otros proyectos de desarrollo social y económico brindada a diversos países del llamado Tercer Mundo. Esa colaboración sin interés material se había iniciado a principios en 1963 con el envío de un pequeño grupo de médicos y enfermeros a Argelia, poco después de alcanzada su independencia de Francia. Bajo el impacto mundial de las exitosas acciones militares de Cuba en Angola, se desarrolló entonces el proceso negociador con Estados Unidos y Sudáfrica que culminó con los acuerdos de Nueva York el 22 de diciembre de 1988. Estos tratados, que significaron un cambio radical en la correlación de fuerzas en el sur de África, permitieron la retirada de las tropas cubanas de Angola en veinte y siete meses, la independencia de Namibia, el cese de la intervención del gobierno de Pretoria en los países vecinos, el fin del apartheid y la liberación de Nelson Mandela, precisamente cuando se dibujaban en la Unión Soviética y Europa Oriental inesperados cambios que la crearían a Cuba la situación más difícil desde el triunfo de la Revolución.

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