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Primeros incidentes de los rebeldes con Estados Unidos

artillería y aviación. Las bajas gubernamentales representaban el 10% de sus efectivos, alrededor de mil hombres.

La Sierra Maestra quedó en poder de los insurgentes, que sólo perdieron treinta combatientes, entre ellos un comandante y cuatro capitanes, y tuvieron medio centenar de heridos. Los casi cuatrocientos prisioneros del Ejército Nacional fueron entregados a la Cruz Roja.154

Primeros incidentes de los rebeldes con Estados Unidos

Entretanto, la flexibilización en el suministro de armas por Estados Unidos a Batista -supuestamente prohibidos desde marzo de 1958provocó un grave incidente que estuvo a punto de complicar la guerra. Ello fue originado por la orden de Raúl Castro, emitida el 22 de junio de 1958, conocida como Operación Antiaérea, de capturar a un grupo de norteamericanos -cuarenta y siete ciudadanos de Estados Unidos y tres de Canadá-, en protesta por los indiscriminados bombardeos de las fuerzas batistianas contra la población civil.155

El propósito era que fueran testigos de lo que hacía el gobierno con los armamentos suministrados por Estados Unidos desde la base de Guantánamo. La detención de los norteamericanos abrió inesperadamente la posibilidad de una intervención estadounidense directa, alternativa que valoraron los altos mandos militares en Washington.

No obstante, el incidente, resuelto con una enérgica orden de Fidel Castro a su hermano para la evacuación progresiva de los norteamericanos -completada el 18 de julio-, sirvió para informar al mundo sobre la situación existente en la mayor de las Antillas. Para Paterson: “Quedó demostrado que el gobierno cubano no podía proteger a los extranjeros. Ni La Habana tenía otra opción que la de permitir a Estados Unidos negociar con los enemigos del régimen. La crisis de los secuestros llamó la atención sobre las entregas de armamento, dañando las pretensiones de neutralidad de Estados Unidos. Aunque probablemente Raúl Castro no se enteró en ese momento, la crisis de los secuestros también forzó a Washington a suspender la entrega de los aviones T-28.”156

Otro problema de los rebeldes con Estados Unidos surgió poco después cuando el gobierno de Batista, al parecer para provocar la intervención norteamericana, retiró la guarnición militar que custodiaba el acueducto de Yateras, desde donde se abastecía la base naval de

154 Abreu, op. cit., p. 204. 155 Véase de Efigenio Ameijeiras Delgado: Más allá de nosotros, La Habana, Editorial Verde Olivo, 2007, pp. 507-513. 156 Paterson, op. cit., p. 173.

Guantánamo. La zona fue ocupada por los marines lo que fue de inmediato rechazado por Fidel Castro -y también por el recién creado Frente Cívico Revolucionario como comunicó Miró Cardona, su coordinador, al propio Departamento de Estado-, quien dio garantías para mantener el suministro de agua a la base estadounidense. El 1 de agosto los marines se retiraron y las tropas de Batista volvieron a ocupar Yateras.157

La unidad contra la dictadura

La creación del mencionado Frente Cívico Revolucionario (FCR) había sido uno de los resultados del Pacto de Caracas, firmado en Venezuela el 20 de julio de 1958 por Tony de Varona a nombre del Partido Auténtico, Manuel Bisbé por el Ortodoxo, Ángel María Santos Buch y Armando Lora por el Movimiento de Resistencia Cívica -que en diciembre de 1958 ingresaría al M-26-7-, Omar Fernández y José Puente Blanco por la FEU, Primitivo Lima por el Directorio Revolucionario 13 de Marzo -quien objetó que el llamado a la unidad fuera hecho unilateralmente por el M-26-7 y no en conjunto con su organización, 158 Oscar Alvarado por la Organización Auténtica, Francisco Pividal, Oscar Villa, Juan José Díaz, Sergio Rojas y Manuel Piedra por la Sección Venezuela del M-26-7 y Luis Buch como coordinador general del Comité del Exilio de esta misma agrupación.

El documento base del Pacto de Caracas, confeccionado por Fidel Castro y firmado por once partidos y organizaciones políticas, contenía tres aspectos fundamentales: la aceptación de la insurrección armada como estrategia de lucha contra la dictadura, que todos apoyarían hasta conducir a una huelga general que permitiera el triunfo de la Revolución. A la caída de Batista se establecería un gobierno provisional que castigaría a los criminales de guerra y garantizaría mejoras económicas, sociales e institucionales para crear en breve plazo un clima democrático y constitucional en el país.

Como ha señalado Mires, el Pacto de Caracas era una obra maestra de conciliación de heterogéneas fuerzas opositoras que de hecho se plegaban a la estrategia del M-26-7: "El talento político de Fidel Castro se manifestaría sobre todo en la política de alianzas llevada a cabo antes de la toma del poder. Interesante es destacar que cuanto más fuerte era el 26 más flexible era su posición con relación a las alianzas." 159 Más adelante el propio autor añade: "La política de alianzas -primero dentro del propio 26, en seguida entre estas y otras organizaciones insurreccionales gemelas como el Directorio, después con partidos como el Ortodoxo y el

157 Buch: Más allá de los códigos, op. cit., pp. 106-109. 158 Solar, op. cit., p. 87. 159 Mires, op.cit., p. 313.

Auténtico, con sectores del ya derrotado ejército, con los comunistas, los sindicatos, con los campesinos, etc.- pertenece, según nuestra opinión, a esas obras de arte que producen revoluciones y que a su vez son producidas por éstas".160

A la declaración de unidad se adhirieron también el ex auténtico Lincoln Rodón por el Partido Demócrata, el capitán Gabino Rodríguez por el Movimiento 4 de abril, Justo Carrillo por la Agrupación Montecristi heredera de Acción Libertadora- y Miró Cardona por el conjunto de instituciones cívicas, quien posteriormente fue designado, como ya se dijo, coordinador del Frente Cívico Revolucionario (FCR). La Agrupación Montecristi de Justo Carrillo y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo no estuvieron de acuerdo en la reunión constitutiva con la designación de Urrutia como presidente provisional, aunque posteriormente se aceptó en otra reunión en Miami, con el voto en contra de la última de estas dos organizaciones. Como bien explica Solar: “La actitud del Directorio provocó irritación en el Movimiento 26 de Julio, pues impidió la consecución de un objetivo político que le resultaba prioritario: la proclamación de Urrutia como máxima figura de la provisionalidad por toda la oposición no electoralista, de forma simultánea a la firma del pacto de unidad.”161

Por su parte, el Partido Socialista Popular (PSP), cuyo secretario general (Blas Roca) se hallaba en el exilio y era conducido en el país por Aníbal Escalante, no se adhirió al Pacto de Caracas, pues según Luis Buch: “Ellos aún sostenían una táctica y una estrategia políticas que no implicaban la lucha armada contra la tiranía. Creían que era posible encontrar alguna fórmula de arreglo político de la crisis. No es que no suscribieran el Pacto de Caracas porque se opusieran; es que no participaron del proceso de unidad.”162

Al parecer, el PSP, a través de Severo Aguirre, envió un documento firmado por Blas Roca y Juan Marinello, sus máximos dirigentes, donde todavía contemplaban la posibilidad de una solución negociada con Batista, lo que fue rechazado por los firmantes del Pacto. Tampoco se incorporaron al acuerdo los partidarios de Grau y los ortodoxos electoralistas de Márquez Sterling.

La posición asumida por el PSP estaba en consonancia con su tradicional política de “lucha de masas”, que lo había llevado a condenar lo que consideraba acciones armadas “aventureras”. Tras el ataque al cuartel Moncada por Fidel Castro, el PSP había dado a conocer una declaración

160. Ibid., p. 315 161 Solar, op. cit., p. 89. 162 En Reinaldo Suárez: Un insurreccional en dos épocas con Antonio Guiteras y con Fidel Castro, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2001, p. 168.

donde repudiaba el “método putschista peculiar a todas las facciones políticas burguesas”.163 Luego, en Carta Semanal, del 26 de septiembre de 1953, la propia organización señalaba “El camino escogido por Fidel Castro y sus compañeros en falso. Nosotros, que apreciamos su limpieza moral y que estamos convencidos de su honradez, tenemos que decir que el putch, que la acción armada desesperada y con categoría de aventura, no conducen a otra cosa que al fracaso [...].”164

Casi cuatro años después, en junio de 1957, el propio PSP había divulgado la Carta del Comité Nacional del Partido Socialista Popular al Movimiento 26 de Julio en la que manifestaba su “desacuerdo radical” con las tácticas y estrategias de los seguidores de Fidel Castro, a los que además atribuía falta de definición frente al imperialismo.165 Según Luis Buch: “Los comunistas mantenían una actitud de rechazo a la estrategia de lucha armada que desarrollaba el Movimiento 26 de Julio, y en esa posición se mantuvieron firmes casi hasta el final de la guerra. Su táctica política no era correcta. Eso explica mucho que la organización que arrastra al pueblo a la lucha y que es determinante en la victoria sea el Movimiento 26 de Julio y no el Partido Socialista Popular”.166

A pesar de ello, después del Pacto de Caracas y la reunión de Altos de Mompié, se pudo advertir una creciente presencia de militantes del PSP en el Ejército Rebelde, particularmente en el II Frente comandado por Raúl Castro -quien había pertenecido a la Juventud Socialista, 167 como los jóvenes comunistas Jorge Risquet y Antonio Pérez Herrero y el dirigente campesino José (Pepe) Ramírez. Es conocido que el primer contacto oficial entre Fidel Castro y el PSP en la Sierra Maestra tuvo lugar a fines de 1957 a través del líder obrero comunista Ursinio Rojas, aunque en México, poco antes de la salida del Granma, ya se había producido una entrevista con Flavio Bravo en representación del Partido Socialista Popular.

Además, en el verano de 1958, un alto dirigente del PSP, Carlos Rafael Rodríguez, subió a la Sierra Maestra y desde entonces esta organización se alió en la práctica con el M-26-7 en la lucha final contra Batista. Según Caridad Masson “Después de la reunión de Altos de Mompié, el PSP decidió mandar a Carlos Rafael Rodríguez a la Comandancia de la Plata en

163 Publicada por el Daily Worker, New York, 5 de agosto de 1953. Véase Martin, op. cit., p. 166. 164 En Darushenkov, op. cit., 85 165 Consúltese Pericás, op. cit., p. 224 166 En Reinaldo Suárez, op. cit., p. 98. 167 A su regreso del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Bucarest en la primavera de 1953, Raúl Castro ingresó en el mes de junio de ese mismo año en la Juventud Socialista (Comunista). Más detalles en Nikolai Leonov, op. cit., pp. 70-76. Según Lionel Soto el PSP consideró a Raúl Castro miembro de la dirección de la propia Juventud Socialista en 1959. Veáse su libro De la historia y la memoria, La Habana, Editorial Si-Mar S. A., 2006, tomo 1 (1949-1961).

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