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SOCIEDAD Estampas de la soledad en la CDMX

Estampas de la soledad en la CDMX

Ala altura del mirador, en el piso 44 de la Torre Latinoamericana, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el mensaje es muy claro: “Quédate en casa”. Forma parte de una campaña de la Secretaría de Salud (Ssa) presente en todo el país desde hace un mes.

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Ese exhorto, cuyo propósito es evitar el contagio o por lo menos atenuar los estragos provocados por el coronavirus, ha cambiado notablemente a la Ciudad de México. Hoy ya nada es igual. El bullicio cotidiano de sus más de 9 millones de habitantes quedó en pausa, aun cuando algunos se niegan a acatar la medida.

Debajo de la Latino, en la esquina del Eje Central y el corredor peatonal Madero, por donde solían transitar más de 600 mil personas al día y hasta 1 millón en “temporada alta”, ahora apenas una deSARA PANTOJA

cena camina evitando chocar entre sí. En esa esquina se colocaron cintas y tambos para controlar el acceso a Madero. Un policía resguarda celoso el lugar del Centro Histórico, donde casi todos los comercios están cerrados.

El Palacio de Bellas Artes está protegido por vallas metálicas que impiden el acceso a los turistas; lo mismo sucede en la Catedral Metropolitana y en Palacio Nacional. La emergencia sanitaria canceló la ceremonia oficial del izamiento de la bandera.

La jornada nacional de Sana Distancia, mediante la cual se recomendó el cierre de escuelas y empresas con actividades “no esenciales” –lo que implicó mandar a los empleados a trabajar a su casa desde el 23 de marzo– cambió radicalmente el rostro de la ciudad.

Al poniente de la ciudad, en la carretera por la que circulan todos los días miles de automovilistas procedentes de la zona de Santa Fe que durante las horas pico se convierte en un inmenso estacionamiento, hoy sólo se observan algunos autos que se desplazan a toda velocidad.

Lo mismo sucede en las avenidas Constituyentes y Paseo de la Reforma, en sus cruces con Bosques de las Lomas. Muchos de los residentes de esa colonia optaron por irse a sus casas de campo en otros estados.

Ya casi no circulan autos de lujo seguidos por escoltas. En una de sus esquinas, una niña de unos ocho años espera con paciencia a que alguien le compre chicles o mazapanes o un cigarro suelto; la desazón también embarga a un limpiaparabrisas que confía en ganarse unos pesos para comer y llevarle algo a su familia.

Los de a pie

CORONAVIRUS /SOCIEDAD

Ya nada es igual en la Ciudad de México. El coronavirus sacudió a todos y cambió sus rutinas. En algunas zonas las calles lucen solitarias, con sus negocios cerrados; muchos han perdido sus empleos; otros tienen familiares enfermos. Los más despreocupados no creen en el contagio e incluso se rebelan contra el confinamiento, pero lo cierto es que a todos les quita el sueño esta cuarentena que, por lo pronto, se amplió hasta el 30 de mayo.

La calle de Madero. Bullicio en pausa

como medida sanitaria. En las estaciones Pantitlán y Centro Médico ya no se ven las aglomeraciones en horas pico; ahora el flu jo de usuarios es relajado.

El pasaje en los servicios del Metrobús, Tren Ligero, Trolebús, los autobuses de RTP y los de transporte concesionado dis minuyó entre 40 y 60%, según datos de la Secretaría de Movilidad. Eso permite que las mujeres viajen con más confianza y no sean objeto de manoseos.

Policías y personal que atiende los mi nisterios públicos y las cárceles, así como bomberos, paramédicos, trabajadores de limpia, cocineros, empleados de supermer cados, farmacias y bancos, despachadores de gasolineras, choferes de pipas de agua, obreros de algunas industrias, mensajeros, personal de guarderías y de refugios para mujeres víctimas de violencia, entre otros que trabajan en actividades “esenciales” para el funcionamiento de la ciudad, viajan en esos transportes.

Van junto a vendedores de comercio informal y de puestos de comida ambu lante y otros no asalariados. Todos van “al día” y tienen que salir a conseguir comida para sus familias.

La orden de cerrar los 338 centros co merciales en la ciudad dejó a millones de personas sin áreas de esparcimiento; otros tantos perdieron sus empleos. Los enor mes inmuebles con iluminación extra lucen oscuros. Sus estacionamientos están casi vacíos. La cartelera de los cines se que dó detenida en el tiempo.

La Plaza Garibaldi calla. El salón Tenam pa también está cerrado. Tepito está casi muerto. Apenas hay unos puestos tendidos que violan la medida sanitaria con la espe ranza de que llegue algún comprador. Una que otra motoneta, cuyos conductores sue len repartir droga al menudeo, pasa con sonido de reguetón.

Los pasillos del Aeropuerto Internacio nal de la Ciudad de México apenas cuentan decenas de pasajeros que caminan sin tropezar con maletas o gente sentada en el piso. Nulo reflejo de las 100 mil perso nas que, antes del virus, pasaban por ahí todos los días.

Las largas filas también disminuyeron afuera de los 13 reclusorios de la capital. La autoridad restringió y dividió las visitas a los 25 mil internos e implementó estric tas medidas de higiene al interior.

En la mayoría de los supermercados ya sólo puede entrar una persona por carrito, de preferencia, que no sea adulto mayor y que no lleve niños. En algunos lugares deben pasar por “tandas” y con tiempo li mitado, mientras afuera los que esperan hacen fila con su sana distancia.

En las calles cada vez se observa a más personas en bicicleta y motocicleta con sus mochilas-caja que, vía aplicaciones digitales, llevan comida a domicilio de los establecimientos que siguen abiertos pero que sólo venden para llevar.

Afuera de algunos hospitales, como el

Reminiscencias orwellianas Monitoreo vía celulares

Gobiernos de varios países están recurriendo a la tecnología para monitorear la movilidad de los ciudadanos, a fin de aplicar las medidas de aislamiento social y mitigar así la propagación del coronavirus.

La encargada del análisis de datos de movilidad social en la Ciudad de México es la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), que nació como un órgano desconcentrado en diciembre de 2018, y que también está al frente de otros proyectos, como un sistema de diagnóstico vía mensaje de texto para casos sospechosos de coronavirus y un padrón para la entrega de kits médicos y apoyos alimentarios.

El titular de la ADIP, José Merino, cuenta en entrevista que cuando la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, le pidió medir el cambio en la movilidad y la efectividad del llamado de Quédate en Casa, se decidió que la forma más precisa era mediante las más de 4 mil antenas de los operadores nacionales de telefonía móvil, como Telcel.

“Lo que hablamos con las empresas de celulares era tener el número de personas conectadas a cada antena, cada hora”, dice Merino. “No sabemos quiénes son, no sabemos qué dispositivos son, pero sabemos que en la antena que está en la esquina de Eje Central y Juárez, que es la antena más usada en toda la ciudad, hay 16 mil personas en una hora promedio.”

Los operadores móviles brindan de maneNELDY SAN MARTÍN

ra diaria a la Agencia Digital los datos agregados sobre la cantidad promedio de usuarios conectados en cada antena y estos datos son comparados con los de meses anteriores, que también fueron aportados por las empresas.

“Eso nos permite tener una métrica no sólo de usuarios por torre, sino en alguna zona donde no hubiera caído el movimiento en la calle, nosotros podemos decir: en tal colonia, de tal alcaldía, la gente no se está guardando”, explica.

Los datos todavía no son públicos por una saturación en las funciones de la agencia y falta de tiempo, dice Merino, pero muestran que la caída en la movilidad general en la Ciudad de México es de 55%. Las más dramáticas ocurren en zonas escolares, por ejemplo en la Ciudad Universitaria y en zonas de oficinas, como en Insurgentes, Reforma, Avenida Juárez, Madero, Polanco y Las Lomas.

“Es decir, zonas con mucho flujo de personas que se trasladaban para trabajar. No hay caídas similares en zonas residenciales”, añade el politólogo.

A escala federal, el gobierno recurrió a las empresas Google y Apple para obtener información de los lugares que visitan las personas. Gracias a que muchos usuarios dan permisos a las aplicaciones para que registren su ubicación, se puede monitorear la movilidad de los ciudadanos en el transporte, en el trabajo, en lugares de consumo, de entretenimiento, y si hay un aumento en los hogares.

De acuerdo con esos datos, en la Ciudad de México se redujeron 75% las visitas a lugares de compras y entretenimiento, 67% en estaciones de transporte, 52% la movilidad laboral, y ha aumentado 22% la estancia en los hogares, según el corte del pasado jueves 16 del reporte de Movilidad de Google.

El gobierno y las empresas aclaran que los datos de movilidad no están asociados con los datos privados de las personas, como el Apple ID de un usuario por ejemplo. Son datos agregados y están disponibles en internet para consulta pública.

Vladimir Cortés, oficial del programa de Derechos Digitales de Artículo 19, dice en entrevista que Google da la opción a los usuarios sobre si quieren o no compartir su ubicación y, una vez que se tiene activado el historial de localización, entonces se recopila esta información y se agrega sin identificar a las personas, en datos generalizados.

“Lo que despierta es una serie de dudas sobre cómo se está dando la relación entre los gobiernos y las empresas. Es decir, ¿están entregando la información procesada, agregada y anonimizada? o ¿si hay una entrega de los dataset (conjunto de datos) que podría implicar la detección individualizada?”, cuestiona Cortés.

Por ello, el especialista en derechos digitales dice que tendría que transparentarse exactamente qué datos son los que las empresas están proporcionando, sobre todo en un contexto mundial en el que se está justificando la hipervigilancia para el combate a la pandemia, como en China, donde los ciudadanos pueden transitar libremente sólo después de corroborar con sus teléfonos inteligentes que no tuvieron contacto con una persona contagiada de coronavirus con un sistema de QR; o en Corea del Sur, donde el gobierno puede acceder a la ubicación de los teléfonos móviles y a los datos en tiempo real sobre los pacientes, incluyendo su paradero y transacciones con tarjetas de crédito.

“Es importante en términos de transparencia no sólo presentar los datos, se entiende que en el contexto del covid-19, pero es fundamental que aparejado a esto se dé una mayor rendición de cuentas”, añade.

Sobre los datos que maneja la ADIP, luego que surgieran dudas a principios de este mes respecto a qué tipo de información estaba recopilando, Cortés dice que, pese a la aclaración de que se limitan a recopilar de forma agregada y anonimizada el aforo de los usuarios, el gobierno local, así como el federal, tienen que garantizar que sean medidas proporcionales, que no serán usadas como mecanismos de vigilancia o control, y que no violentan el derecho a la privacidad.

“El gobierno mexicano ha demostrado que no quiere caer en un extremo de violaciones a derechos humanos en el contexto de la pandemia, como ocurre en otros países, pero es necesario que las acciones que se emprenden tengan la mayor claridad y la mayor transparencia”, señala. O

Sanitización del transporte público

General de México, en la alcaldía Cuauhtémoc, ya no hay puestos ambulantes ni aglomeraciones cerca de la puerta. La gen te que llega de otros estados con sus pacientes graves debe buscar una banca alejada de la entrada para acomodar carto nes y cobijas y pernoctar ahí en espera de buenas noticias.

Lo que sí aumenta es la vigilancia poli ciaca afuera de las unidades médicas para prevenir agresiones a doctores, enferme ras, camilleros y demás personal de salud, como ya también ocurre en la capital.

En algunas unidades habitacionales hay letreros que rechazan la discrimina ción y agresiones que viven sus habitantes que son doctores, enfermeros, camilleros y demás personal de hospitales, bajo el aco so de vecinos que los acusan de llevarles el riesgo de contagiarlos.

Colonias “sin emergencia”

Con base en estimaciones de Google, el gobierno federal calculó el jueves 16 que en la CDMX la movilidad por el trabajo está al 50%, mientras que las compras y el entretenimiento disminuyeron 75%.

Cifras similares tiene el gobierno ca pitalino con las mediciones que hace su Agencia Digital de Innovación Pública en acuerdo con las empresas telefónicas. Esa dependencia monitorea la conexión de las antenas de los teléfonos celulares de los capitalinos –sin violar el derecho a la pri vacidad, dicen– para corroborar si en verdad respetan el “Quédate en casa”.

Ese mismo día, la jefa de gobierno, Clau dia Sheinbaum, dijo que la movilidad aumentó 10% y que la principal actividad se reflejaba en las colonias alejadas del centro.

CORONAVIRUS /SOCIEDAD

De paso advirtió que esa falta de respeto a la cuarentena se reflejará en el incremen to del número de hospitalizaciones por covid-19 en los próximos días.

Hasta el jueves 16 había al menos 355 personas intubadas en nosocomios de la capital; mil 828 casos confirmados y más de 400 defunciones. Desde que se presen tó en el país el primer caso confirmado de covid-19, el pasado 28 de febrero en la Ciu dad de México, se convirtió en la urbe con más contagios.

Justo una semana antes, por primera vez en 177 años de tradición, los organiza dores del Viacrucis más famoso de México cancelaban el recorrido en los ocho barrios y la crucifixión en el Cerro de la Estrella. Así evitaron que 2 millones de personas se aglomeraran, como cada año, para presen ciar ese acto de fe y agradecimiento al “Señor de la Cuevita” que salvó a ese pueblo de la epidemia en 1843.

Pero no todos dejaron la fe a un lado. Ese Jueves Santo, unas 4 mil personas ig noraron el llamado de emergencia y fueron de compras al mercado de La Nueva Viga. Con el argumento de “seguir la tradición” de no comer carne en Semana Santa, ma dres con hijos pequeños, algunos bebés, adultos mayores, embarazadas, personas con obesidad –y, quizá sin saberlo, con hi pertensión– se aglomeraron en torno a los puestos. Pocos llevaban cubrebocas.

Ese mercado se ubica en la alcaldía Iztapalapa, con sus 1.9 millones de habi tantes. Es el mismo municipio que encabeza la lista, no sólo de la capital, sino del país, en el número de casos activos por el nuevo coronavirus, según el corte del jue ves, que reportó 109 activos, 212 acumulados y 19 fallecimientos, de acuerdo con el monitoreo de casos en México por muni cipios que hace la UNAM. En ese rubro le

siguen Culiacán, Sinaloa; Mexicali y Tijua na, Baja California; la alcaldía capitalinas de Gustavo A. Madero; y el municipio de Benito Juárez, en Quintana Roo.

En las colonias populares iztapala penses, como en muchas de la ciudad, los habitantes viven como si el virus no exis tiera. Cada fin de semana en sus calles es común escuchar fiestas con más de 20 in vitados. En la colonia de los Doctores, por ejemplo, algunos festejos terminan en balacera.

La madrugada del miércoles 15, en la colonia Héroes de Padierna, alcaldía de Tlalpan, un comando con armas largas ra fagueó a siete personas que se encontraban jugando a las cartas. La policía dijo que fue por narcomenudeo.

En las colonias populares las señoras van al mercado más cercano o al tianguis semanal como cualquier día y muy pocas llevan su cubreboca.

Y en las estéticas abiertas, pese a no ser actividad esencial, algunos clientes acuden a cortarse el cabello o a arreglar se las uñas. El cierre de iglesias convoca los domingos a las familias en la sala de la casa para escuchar la misa televisada.

Y en medio de este desbarajuste de confinamiento y temor, hay imprudentes, como David Show, un youtuber venezola no que, pese a estar contagiado por el virus covid-19, ha salido varias veces de casa en la colonia Narvarte, en la alcaldía Benito Juárez, a comprar sus víveres en un super mercado. No sólo eso, él y su novia, también contagiada, grabaron su periplo, sin que hasta ahora las autoridades los hayan sancionado

Los capitalinos esperan impacientes a que llegue el 30 de mayo y se termine la cuarentena. Desde hace días la incerti dumbre les quita el sueño. Octavio Gómez

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