Jet Lag: un mal de viajeros

Por Héctor Reynolds

Imaginemos por un momento que estamos de vacaciones, tenemos la disponibilidad de visitar otra ciudad y decidimos viajar a Londres, Inglaterra desde nuestra querida Ciudad de México, por decir algo. Tomamos nuestro vuelo, que parte a las 00:00 hrs tiempo local y que tiene una duración aproximada de 12 horas. Una vez en el aire nos ponemos cómodos y decidimos tomar un largo sueño ya que el día previo al despegue fue agotador. Despertamos, descendemos del avión pensando que tuvimos un grato descanso durante toda la noche e inmediatamente nos percatamos de que, ¿todavía es de noche? Porque a pesar de que para nosotros naturalmente serían las 12 del medio día, para los londinenses el tiempo local marca las 18:00 hrs debido a la diferencia de horarios (+6 horas).

La peor parte viene cuando llegas a tu hotel, te entregan tus llaves en la recepción y te dedican un: “have a good night”. Subes a tu recámara y no logras conciliar nunca el sueño. El tiempo pasa, llega el momento de despertar y salir a conocer la ciudad para disfrutar tus vacaciones, pero ahora ya no te puedes ni levantar pues tu cuerpo te dice que de nuevo es hora de dormir. Eso amigo mío, ¡es el Jet Lag!

El Jet Lag es una perturbación en el ciclo circadiano, que ocurre cuando atravesamos varios husos horarios para llegar a nuestro destino y sometemos a nuestro reloj biológico, a un nuevo itinerario de forma repentina y sin permitirle adaptarse. Al no estar nuestro cuerpo sincronizado con el nuevo horario, altera los hábitos que nuestro organismo tenía previamente programados para realizar a lo largo de un día común. Esto produce insomnio, fatiga durante el día, cambios de humor, falta de concentración y memoria e inclusive dolor de estómago, náuseas y diarrea, ya que ingerimos alimentos en puntos de la jornada en los que anteriormente no lo hacíamos.

Los expertos aseguran que a partir de 4 horas de diferencia el Jet Lag puede hacerse presente y que, evidentemente a medida que más husos horarios atravesemos, mayor será el tiempo que los síntomas perduren.

Un tema importante es que la nula, o prolongada exposición a luz solar, es un factor fundamental en la descompensación del sueño, ya que por la noche cuando la luminosidad es baja, el hipotálamo estimula la glándula pineal para liberar la melatonina, que es la hormona que regula el ciclo del sueño-vigilia. Por esta razón, la falta prolongada de sol en un ambiente nocturno afectaría nuestro ritmo circadiano.

Desafortunadamente no existe un tratamiento definitivo o comprobado para erradicarlo, solo queda aguardar los días necesarios para que nuestro cuerpo se ajuste a la nueva dinámica. Sin embargo, si eres un viajero intrépido en estos tiempos, lo que te puedo recomendar es que ajustes tu sueño con antelación; puedes dormirte 1 o 2 horas más tarde de lo que acostumbras si viajas hacia el oeste y 1 o 2 horas antes si vas al este, esto también lo puedes llevar a cabo en tus horas de comida. Otra cosa importante es descansar muy bien antes de la expedición y procurar llegar al destino lo más próximo a la hora de salida del sol. La hidratación es primordial así como evitar la cafeína y el alcohol. Con estos pequeños cambios puedes ayudarte a gozar plenamente de tu descanso sin nada ni nadie que te moleste. ¡Suerte viajero!