CÁTEDRA ABIERTA Diego S. Garrocho Salcedo
Los polos de la virtud
«No llegaré a alinearme con Heráclito, para quien la guerra era el padre de todas las cosas, pero sí creo que existen virtudes civiles que solo se ejercen en el enfrentamiento y en la fecunda oposición de ideas»
L
que germinan y florecen mediante la oposición lealmente instruida. Por eso es de justicia recordar que en el debate, como en la guerra, también existen las reglas. E incluso formas de cortesía y ocasión para la elegancia. Lo que está degradando el régimen de nuestra palabra pública no es tanto la polarización como la mediocridad de los polos. Nada nos impide concebir un espacio público de deliberación donde los contendientes aglutinaran fortalezas y virtudes, principios y recursos de seducción que nos hicieran capaces de amar a un contendiente y a su contrario. Así ocurría en los duelos homéricos, en los que uno nunca sabe del todo por qué héroe habrá de tomar partido, y así imaginamos que sucedían las remotas justas literarias, en las que ambición y vanidad servían para preñar de tino e ingenio a la producción del escribiente. La oposición de ideas no es solo una consecuencia de lo político sino que se distingue como la condición de posibilidad de su más alta dignidad. Recordemos, por ejemplo, que Aristóteles en su Política no describía el logos como un puro instrumento comunicativo. Si somos animales de razón, en verdad lo somos por cuanto conversamos (disputamos, debatimos...) acerca de lo justo y lo injusto. Pedimos la palabra, damos la palabra e incluso, a veces, también la perdemos. Dos amigos lo resumieron en el certero título de un libro: somos seres de palabra. Pero lo somos de la buena como también lo somos de la mala. El hombre es un animal que duda y esa duda, habremos también de recordarlo, es el alimento que nutre su creencia. Es más que probable que el arraigo identitario de nuestros valores —somos aquello en lo que creemos— justifique la vehemencia con la que tantas veces defendemos nuestras ideas. Pero si la valentía debe apreciarse como una virtud civil, y así lo era en sede griega, la generosidad para exponer nuestras creencias a la crítica habrá también de describirse como una forma de excelencia. No sé si el bien, como advirtió el de Estagira, se dice de muchas maneras. Lo que sí tengo claro es que para encontrar tal bien, signifique este lo que signifique, habrán de reunirse distintas maneras de decir para reconocer, de entre todas ellas, la que ojalá mejor lo exprese.
A POLARIZACIÓN ya no es lo que era. En un tiempo en el que todo el mundo clama en su contra, merecería la pena, así fuera como intento, ensayar una posible apología de esta expresión contemporánea del enfrentamiento verbal. Sabemos que ya no amamos —ni odiamos— como solíamos, que la crispación pública y mediática se ha visto agravada por la intoxicación de las redes sociales y sospechamos, haríamos mal en no hacerlo, que detrás de cada tecnología se esconde una nueva forma de dominación política. Pero debemos ser sinceros. La polarización nos molesta, sobre todo, porque nos ocurre como con el infierno de Sartre: los que polarizan y tensionan son siempre los otros. Nunca somos nosotros los que cometemos excesos ni son nuestras las ideas que asedian la posición de los interlocutores. La defensa legítima de nuestras posiciones jaLA PREGUNTA DEL AUTOR más nos resulta hiriente, y la agresividad o el ruido se exhiben siempre como atributos del ¿Hace cuánto que no adversario. «L’enfer, c’est les autres». cambia de opinión sobre No llegaré a alinearme con Heráclito, para algún tema muy relevante quien la guerra era el padre de todas las cosas, para usted? pero sí creo que existen virtudes civiles que solo se ejercen en el enfrentamiento y en la fecunda oposición de ideas. Nuestra tradición filosófica asienta sus raíces en el diálogo platónico, que encarna la sublimación de un @NTunav desacuerdo, y las universidades medievales Opine sobre este asunto en consagraron la disputatio como un instruTwitter. Los mejores tuits se mento imprescindible para la indagación y el publicarán en el siguiente número. conocimiento. Las ideas no solo se cultivan a través del contacto armónico y mullido sino 84—Nuestro Tiempo otoño 2021
Diego S. Garrocho Salcedo es profesor de Ética de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente del consejo académico de Ethosfera. En noviembre de 2021 recibió el II Premio de Periodismo David Gistau. @GarrochoS