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ÁMBITO SOCIAL
Con información de Reuters y AP
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23.Carlos Monsiváis, lector de la Biblia del
Oso: Carlos Martínez García
Monsiváis dejó plena constancia a lo largo de su amplísima obra de la influencia recibida por su constante lectura de las Escrituras Es casi medianoche del 19 de junio en México. Hoy ha sido un día de participar en varias actividades en conmemoración del décimo aniversario luctuoso de Carlos Monsiváis. La revista Nexos, en la cual Monsiváis estuvo involucrado en su fundación, publicó mi colaboración cuyo título encabeza el presente escrito y reproduzco para la comunidad de Protestante Digital. En la tarde fui copartícipe de una conversación sobre el trasfondo protestante de Carlos, junto con dos muy buenos amigos: Leopoldo Cervantes-Ortiz (conocido en Protestante Digital porque tiene un espacio semanal, Ginebra Viva) y Ariel Corpus, investigador del campo religioso mexicano y su proceso de diversificación. Comparto la liga de nuestro encuentro. Maná Museo de la Biblia subió a YouTube la charla realizada con su fundador, que trató acerca del quinto centenario del nacimiento de Casiodoro de Reina y una década que Monsiváis partió. Fue muy grato participar en ella. Carlos Monsiváis fue un querido amigo, recordarlo e intentar transmitir a las nuevas generaciones que se acerquen a su abundante obra es, para mí, colaborar en la difusión de un legado enriquecedor. Concluyo esta breve introducción con palabras del mismo Carlos, que él redactó, ante la realidad de ver irse a personas queridas y vitales en la historia personal: ―Los amigos muertos son el diálogo incesante y la melancolía de las conversaciones pendientes‖. Un decenio sin Carlos Monsiváis y cinco siglos del nacimiento del traductor de la obra que más leyó. La llamada Biblia del Oso fue publicada en 1569, y Casiodoro de Reina (o Reyna) tardó poco más de diez años en realizar la traducción al español. Carlos leyó desde su infancia la obra y, como él dijo, se plasmó en su ADN. El aserto puede corroborarse plenamente al leer la producción bibliográfica de Monsiváis, desde su primer libro publicado en 1969, Principados y potestades (título eco de un pasaje bíblico, Efesios 6:12), hasta el último, Apocalipstick, de 2009, donde adopta la mirada de Juan de Patmos, autor de la última sección del Nuevo Testamento.
En 2019 se cumplieron 450 años de la publicación de Biblia del Oso, llamada así por el grabado en la portada que in(jornada.com.mx) 20/06/2020
SOCIAL
cluye a dicho animal intentando alcanzar un panal. Aunque no se puede afirmar con certeza, los especialistas en el tema consideran que el año más probable en que nació el traductor de la obra habría sido 1520. Casiodoro de Reina ingresó al Monasterio de San Isidoro del Campo, en las afueras de Sevilla, y los monjes paulatinamente fueron adoptando postulados de la Reforma protestante. Hacía finales del verano o principios de otoño de 1557, Reina y otros de sus condiscípulos, de forma escalonada, huyeron de España para evadir a la Inquisición, dado que sospechaban el organismo represor los tenía en la mira. Residió cerca de un año en Ginebra, donde Juan Calvino encabezaba el movimiento reformador. En desacuerdo por la forma en que Calvino dominaba religiosamente la ciudad, Casiodoro de Reina consideró que tendría mejores condiciones en otra urbe y eligió asentarse en Londres. A causa de distintas señales que percibió ponían en peligro su vida, Reina debió salir de la capital inglesa en septiembre de 1563. A partir de entonces peregrinó por varios países de Europa, intentando darle continuidad a la traducción de la Biblia al español, la cual hizo no del latín sino de sus idiomas originales: hebreo, porciones en arameo y griego. El emperador Felipe II, informado por sus agentes inquisitoriales del proyecto de Reina, puso precio a la cabeza de Casiodoro. Finalmente, Reina pudo ver cumplido el sueño, gracias a su persistencia y a la red de amigos que lo apoyaron para reunir los fondos necesarios para la impresión. En septiembre de 1569 Reina tuvo en sus manos la Biblia del Oso. Hoy nada más sobreviven 32 ejemplares de los 2 mil 600 originalmente impresos. La Biblia leída asiduamente por Carlos Monsiváis era la Reina-Valera revisión de 1909. Cipriano de Valera, compañero de Reina en el Monasterio de San Isidoro del Campo, en 1557 también huyó de España y en 1602 hizo una adecuación de vocablos de la Biblia del Oso. La obra tuvo más revisiones para suplir términos en desuso por otros más comprensibles y la de 1909 llegaría a ser por varias décadas, hasta que comenzó a usarse más la de 1960, la edición identitaria de los protestantes iberoamericanos. Monsiváis evocaba la función desarrollada por la ReinaValera 1909 en su entorno familiar: ―Entre nosotros la Biblia no sólo era el fundamento religioso, sino el lazo de unidad de la razón de ser de la familia. Su papel era muy preciso, la fuente del conocimiento y del compor-
tamiento. Para mi madre, la Biblia era el objeto del cual nunca se desprendía. Era feliz cuando daba clases de Escuela Dominical. Era bibliocéntrica, y con frecuencia en una discusión respondía con versículos [bíblicos]‖ (Adela Salinas, Dios y los escritores mexicanos, Editorial Nueva Imagen, 1997, p. 95). Monsiváis dejó plena constancia a lo largo de su amplísima obra de la influencia recibida por su constante lectura de las Escrituras. Desde que comenzó a destacar en el mundo intelectual mexicano, afirmó una y otra vez la centralidad formativa que tuvo para él la Biblia. Así lo dejó asentado en varios lugares y momentos, por ejemplo cuando participó en 1965, en el ciclo, ―Narradores ante el público‖. De los participantes en este ciclo, soy el único que admira la labor del Ejército de Salvación. Esta declaración no pedida es la sutil manera de indicar que nací, me eduque y me desenvuelvo en el seno de una familia tercamente protestante. Firmes y adelante huestes de la fe. Aprendí a leer sobre las rodillas de una Biblia, a cuya admirable versión castellana de Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera debo la revelación de la literatura que después me confirmarían la Institución de la vida cristiana de Juan Calvino (traducido por De Valera), El paraíso perdido de John Milton y las letras, no siempre felices, de la himnología presbiteriana (Antonio Acevedo Escobedo (compilador), Los narradores ante el público, primera serie, segunda edición, Editorial Ficticia, 2012, p. 242). Un año después, en términos parecidos y aumentados, Monsiváis traza su itinerario infantil, entre la búsqueda familiar de un espacio menos hostil a sus creencias y primeras lecturas que lo marcaron. Así lo narraba en su Autobiografía, publicada en 1966 e incluida en la serie ―Nuevos escritores mexicanos del siglo XX presentados por sí mismos‖: En el Principio era el Verbo, y a continuación Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera tradujeron la Biblia, y acto seguido aprendí a leer. El mucho estudio aflicción es de la carne, y sin embargo la única característica de mi infancia fue la literatura: himnos conmovedores (“Cristo bendito, yo pobre niño, por tu cariño me allego a Ti, para rogarte humildemente tengas clemente piedad de mí”). Cultura puritana (“Instruye al niño en su carrera y aún cuando fuere viejo no se apartará de ella”), y libros ejemplares: (El progreso del peregrino de John Bunyan; En sus pasos o ¿Qué haría Jesús?; El Paraíso Perdido, La institución de la vida cristiana de Calvino, Bosquejo de dogmática de Kart Barth). Mi verdadero lugar de formación fue la Escuela Dominical. Allí en el contacto semanal con quienes aceptaban y compartían mis creencias me dispuse a resistir el escarnio de una primaria oficial donde los niños católicos denostaban a la evidente minoría protestante, siempre representada por mí. Allí, en la Escuela Dominical, también aprendí versículos, muchos versículos de memoria y pude en dos segundos encontrar cualquier cita bíblica. El momento culminante de mi niñez ocurrió un Domingo de Ramos cuando recité, ida y vuelta a contrarreloj, todos los libros de la Biblia en un tiempo récord: Génesiséxodolevíticonúmerosdeuteronomio. En el 2006, cuatro décadas después de lo escrito en su Autobiografía, al recibir el Premio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y donde José Emilio Pacheco tuvo a su cargo la presentación del galardonado, Carlos hizo la infaltable referencia al papel de la Biblia en su formación personal e intelectual: ¿Estas notas son biográficas o autobibliográficas? Si son lo segundo, como creo, menciono de inmediato el libro primordial en mi formación de lector: la Biblia, en la versión del reformado Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera. En mi niñez Reina y Valera me entregaron mi primera perdurable noticia de la grandeza del idioma, de la belleza literaria que uno (si quiere) le adjudica a la inspiración divina. Dice el salmista [Salmo 19:1-2]: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría”. Desde que oí esto maravillado a los ocho o nueve años de edad, con otras palabras, es decir, con otra perspectiva, es decir, ajeno a lo que voy a decir, advertí que ese idioma de los Siglos de Oro aislaba la grandeza de las palabras, y potenciaba el gozo de algo desconocido, ajeno a lo que oía y leía a diario, distinto por entero de las lecciones de Escuela Dominical, y de las reivindicaciones y temores de la minoría protestante. La Biblia de Reina-Valera es una obra maestra del idioma (Las alusiones perdidas, Editorial Anagrama, 2007, p. 31). La impronta bíblica en Monsiváis ha sido percibida en distintos grados por alguno escritore(a)s. En ocasiones nada más enunciando la presencia de las Escrituras en la obra de Carlos, otras veces percibiendo más allá de citas de versículos e intentando comprender cómo el imaginario bíblico, en la traducción de Reina y Valera, se ha filtrado en la producción intelectual del cronista. Para Sergio Pitol el entramado bíblico es parte constituyente de la obra monsivaisiana, lo que ―explica de alguna manera la excepcional textura de la escritura del autor, sus múltiples veladuras, sus reticencias y revelaciones, los sabiamente empleados claroscuros, la variedad de ritmos, su secreto esplendor‖ (―Un lenguaje afianzado en la tradición‖, en Raquel Serur (coordinadora), La excentricidad del texto. El carácter poético del Nuevo catecismo para indios remisos, UNAM, 2010, p. 53). Más adelante, en el mis-
mo ensayo, profundiza en el trasfondo que singulariza la escritura de Monsiváis: El lenguaje bíblico tuvo que aceptar, me imagino que no sin reticencias, ritmos y palabras que en su mayor parte le eran antagónicos; su superficie se revistió con una tonalidad ajena que progresivamente lo fue permeando. La pasión ya manifestada desde entonces [en la juventud de Carlos Monsiváis] logró penetrar e incorporarse al edificio majestuoso construido por Casiodoro de Reina […] El fuego de revelación que yace en el interior de la palabra sagrada logra poner en movimiento todas las energías del lenguaje […] Escribir es, pues, un resultado del azar, del instinto, un acto involuntario, en fin, una fatalidad. Monsiváis por todo ello, estaba destinado a ser escritor. Pero lo hubiera sido de modo muy diferente si su oído no se hubiera adiestrado desde la niñez en la poderosa lengua de Casiodoro de Reina, el español del siglo XVI. José Emilio Pacheco, a quien como a Sergio Pitol, Monsiváis le descubrió la Biblia Reina-Valera, capturó bien el profundo significado no de la lectura, sino del estudio sistemático de los escritos bíblicos realizado por Carlos: ―Ese niño se forma en la Biblia de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, una obra maestra del Siglo de Oro a la que nunca se toma en cuenta como parte esencial de la gran literatura española, mientras para la mayoría de sus contemporáneos la prosa castellana era lo que leían en las más veloces y descuidadas traducciones, pagadas a un céntimo por línea‖ (―La iniciación de Monsiváis‖, Nexos, mayo de 2008, p. 34). Javier Aranda Luna (―El Génesis de Carlos Monsiváis‖) aportó en octubre de 2011 parecer y testimonio con los que se ratifica lo que llama ―código genético‖ literario del escritor: No es una locura imaginar que la verdadera patria de los pueblos protestantes sea un libro, la Biblia. En esa patria nació Carlos Monsiváis uno de los críticos más agudos del México contemporáneo […] Como le gustaba jugar con su memoria y su inteligencia un día le propuse a Carlos Monsiváis un ejercicio singular: yo tomaría una antología de poemas, la abriría al azar y el tenía que decirme quién era el autor de los versos mientras yo los leía. De los catorce poemas que empecé a leer no tardó en identificar a cada uno de sus autores. No sólo eso, cuando yo leía por ejemplo el segundo o el tercer verso él continuaba recitando entre dientes los versos que seguían. No pasé de catorce porque después quise hacer algo similar con una Biblia. Después de que identificó un salmo y un versículo de los evangelios abandoné la empresa. Ese día me enteré que sabía de memoria todos los Salmos, casi todo el libro de Proverbios y no pocos pasajes bíblicos. También ese día me dijo que la mejor traducción al español de la Biblia era la traducción de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera porque su sonoridad rescataba la música del Siglo de Oro español. Hace unas semanas, en vísperas del que habría sido su cumpleaños ochenta y dos, evoqué la impronta del imaginario bíblico en quien llame Profeta apocalíptico. Ávido lector quien en la mejor tradición protestante ejerció el sacerdocio de la lectura, puso sus hallazgos y análisis al servicio de la colectividad. La voraz lectura de libros y revistas le aportó a la matriz cultural en la que se formó instrumentos para leer la realidad y vislumbrar en ella transformaciones socioculturales embrionarias que después se asentaron en el país. Él percibió con agudeza cómo reivindicaciones que inicialmente movilizaban a pequeños grupos iban ganando conciencias en la sociedad mexicana. Su incisiva vena crítica él mismo la identificó en 1965, cuando participó en el ciclo ―Narradores ante el público‖: ¿Cuánto sobrevive en mi conducta actual, en mi moralismo ingenuo y formalista, en mi ferocidad autocrítica, de las lecciones de la Escuela Dominical? Si la Sala [Manuel M. Ponce, de Bellas Artes] este diván y confesionario, tiene la respuesta, no vacile en dármela. Este hugonote nativo se la implora. Y la herejía, mi falta de solidaridad ante el edipismo nacional que rodea a la Virgen de Guadalupe, me inició en saber qué se siente vivir en la acera de enfrente, el unas veces codiciado y otras aborrecido don de pertenecer a las minorías. El entrañable Carlos tuvo la generosidad de escribirme dedicatorias en varios de sus libros. Casi en todas ellas hizo menciones bíblicas. En mi ejemplar de su Autobiografía, además de citar Josué 1:9, Juan 1:1 y Salmo 1:1, incluyó una línea de su himno preferido, Firmes y adelante huestes de la fe, al que consideraba ―pieza de resistencia de los sentimientos épicos del protestantismo‖. (protestantedigital.com) 22/06/2020
24.A 10 años de la desaparición de Carlos
Monsiváis: Elena Poniatowska
En los años 50 apareció el primer Monsiváis, un muchacho de pelo chino y negro, enfundado en un suéter que le quedaba chico. Llegó al restaurante Bellinghausen, preferido por Los Divinos, acompañado por Laura Oseguera, quien canta con voz de locutora un bolero de moda al que Monsiváis le ha puesto letra: Romero, suba y dígale al Mangotas / que aquí lo espera su lambiscón. O: Pasarán más de mil años, mi curul. Humberto Romero era el secretario particular del presidente Adolfo López Mateos a quién le decían El Mango-
tas porque las mangas de su camisa asomaban fuera de las de su saco en forma espectacular. En los años 50, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco publicaron sus pininos en la revista Estaciones, del médico Elías Nandino, de bata blanca. Monsi publicó un cuento, Fino acero de niebla, en el que un líder Héctor Fofoy acuchilla a Mario, El Perfil. Si no se leyera bien claro: Por Carlos Monsiváis, podría pensarse que el cuento es de un maestro del suspense. En medio del diálogo, una frase memorable: Si se estremece un cuerpo, otro cercano explica el movimiento. También en Estaciones, aparece una crítica a César Vallejo. Monsi, fanático de Mad, escribe parodias con héroes de cómic. Manifestaciones, huelgas de hambre, mítines en el Zócalo, el Blanquita, la inolvidable Margo Su, los cafés de chinos, la Galería de Arte Mexicano, Bellas Artes y su cortina de Tiffany, las Librerías de Cristal, la avenida Madero, San Juan de Letrán, Carlos camina entre Sergio Pitol y Luis Prieto, sus dos cuates. También José Emilio lo acompaña. Nada les es ajeno. Carlos no bebe. (Años más tarde, en casa de Iván Restrepo dejará sin probar una copa de Chateau Neuf du Pape a pesar de mi advertencia: Carlos, acabas de abandonar 500 pesos en la mesa.) Carlos, el cronista, el testigo, el militante, el indignado, acompaña las marchas obreras: Uno se descubre entre ellos y ante el porvenir. En 1958, observa cómo son golpeadas las antiguas maestras con sus trajes medidos por el gis y los maestros rurales que piden mejores sueldos. Testigo del movimiento de los ferrocarrileros, de los médicos, de los maestros, él mismo se pone en huelga y se tira envuelto en una cobija bajo una tienda de campaña al lado de José Emilio Pacheco. Las hermanas Galindo les llevan una almohada. Escritor huelguista, escucha a Othón Salazar y a Demetrio Vallejo. Ambos lo convencen y sin más entra al apasionado proceso (también el de la revista Proceso) que no abandonará jamás. Si José Revueltas levanta el brazo y enseña su pluma en la mano izquierda para proclamar: Esta es mi arma, Monsiváis, inconfundible, esgrime sus dos manos de 10 dedos cubiertos de curitas. Monsiváis consignó lo mejor y lo peor de México y, al hacerlo, define toda una época, para mí la mejor, la más bella, la que todo lo define. Si alguien abrió puertas, denunció, señaló, creó conciencia y nos enseñó una nueva forma de ver (y de ser), ese fue Monsicat. Desde Días de guardar hasta su Amor prohibido, pasando por A ustedes les consta, Monsiváis hace la crónica de la Zona Rosa, la de Raphael, la de Juan Gabriel (otro cantante de masas), la del teatro Blanquita, la del Archivo Casasola, la del PRI, la de la crema de la crema de la high society que reseña el Duque de Otranto, la del Día de la Madre, la de las tomas de tierras por los campesinos, la de Chiapas y el subcomandante Marcos sobre quien Jaime Avilés, otro grandísimo cronista, escribió Cara de trapo, la de las asambleas sindicalistas, las de la derecha, la de la Onda, la de México en la Cultura de Vicente Rojo, Benítez y Jaime García Terrés, la de la CTM. Susan Sontag inventa el camp y Monsiváis lo analiza y lo aplica a México. Va del camp a la trivia, al kitch, al frenesí de los rocanroleros, la Zona Rosa, su mejor amiga Margo Su, Iván Restrepo, Tongolele, Pérez Prado. Monsiváis sitúa a México en el contexto universal y lo desprovincializa. Monsi le dio la oportunidad a cuatro generaciones de jóvenes de aprender periodismo cultural. Ahí están José Joaquín Blanco, Jaime Avilés, Carmen Lira, Fabrizio Mejía Madrid y Javier Aranda, quienes echando a perder y volviendo a hacer cumplen con los requisitos de una buena crónica. En los años 50, Carlos también consigna –convertido en juez y parte–las marchas de maestros, obreros, gays y, sobre todo, de estudiantes. Uno se descubre ante ellos y ante el porvenir. En 1958 mira cómo son golpeadas las maestras de edad con sus pizarrones negros medidos por el gis y los maestros rurales quienes pretenden regañar y no pueden, porque a sus alumnos les gana el sueño por hambre. Testigo y partícipe de los movimientos camionero, ferrocarrilero, feminista, de la huelga de los médicos, aficionado al Paseo de la Reforma, papá del Ángel de la Independencia y mamá del Monumento a la Revolución, Monsi escuchó a Othón Salazar, a Demetrio Vallejo, a Valentín Campa, a Rosario Ibarra de Piedra y, sobre todo, a los estudiantes del 68. Por ellos y para ellos, Carlos escribe dos de sus grandes crónicas sobre dos manifestaciones, la del rector de la UNAM, con la señera figura del rector Barros Sierra, el primero de agosto de 1968, y la del Silencio, el 13 de septiembre de 1968. En Estados Unidos, la crítica literaria y maestra Linda Egan publica en 2014 Carlos Monsiváis: cultura y crónica en el México contemporáneo después de varios viajes para entrevistarlo, un verdadero viacrucis, ya que Carlos llegaba tarde a las citas o simplemente no aparecía. Lo asombroso es que a pesar de su impuntualidad Carlos conservó a todos sus amigos y relaciones laborales, y fue el consejero áulico de cuentistas, políticos, poetas, divorciadas y hasta directores de periódico.
En los años 70, Monsiváis viaja a Inglaterra como maestro y escribe desde la Universidad de Essex: ―Quizás el método que me funciona es la exigencia económica. Cuando regrese y no tenga un centavo, colaboraré donde pueda. O entraré a la publicidad (…) Sigo suponiendo que la publicidad desgasta, atrofia. Necesito integrar un prepuesto de cinco o 6 mil pesos mensuales. Con menos no creo que se viva (vivir incluye cine, revistas, libros y recorrido por el país). En fin, no quiero obsesionarme demasiado con el problema de aquí a diciembre‖. Su letra es perfectamente redonda y legible, letra de estudioso, letra de pensador, letra de filósofo y de comunicador. En otra carta de Londres, el 14 de septiembre de 1971, insiste: ―Ir hacia la clase obrera por desalentador que resulte al principio será lo más útil. Primero, porque será una experiencia reveladora. Y segundo, ¿qué caso tiene participar en la rutina, irte adueñando de tu Sitio en La Gran Familia, de tu lugarcito en el Establishment cultural? No quiero sitios, sino posibilidad de evolución personal‖. Los intelectuales suelen aspirar al Colegio Nacional, a la beca de por vida, al reconocimiento oficial. Si José Revueltas nunca se forjó un lugar en la familia cultural tampoco Monsiváis. Optó por la plebe, los grafitis, las pintas que su pluma salvó del olvido; el Blanquita (la única vez que lo vi llorar fue cuando murió Margo Su), las Marías Victorias y las Tongoleles. Nada de entierro bajo coronas mortuorias y oraciones fúnebres, nada de viaje en la suntuosa carroza negra de la cultura oficial. Por mi madre, bohemios nunca lo habría permitido. Todavía hoy, Carlos inquiere por teléfono: Oye, y ¿de veras te gustó mi bodrio? Y respondo despacio, para que me oiga: ―Sí, Carlos, sí me gustó el bodrio de tu libro, el bodrio de tu sentido del humor, el bodrio de tu vida, el bodrio de tu hilo telefónico, el bodrio de tu solidaridad, el bodrio de tu humor despiadado, los bodrios de tus cochinos gatos. Extraño a tal grado el bodrio que fuiste, que en ocasiones miro el aparato creyendo que con sólo levantar la bocina sonará tu voz de bodrio preguntando: ¿Ya despertaste? (jornada.com.mx) 21/06/2020
25.Una década sin Carlos Monsiváis: Rafael
López
Carmen Galindo, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, afirma que los textos del escritor son "literatura que tiene música e imagen" Carlos Monsiváis se ha convertido en un personaje de la cultura nacional, reitera Carmen Galindo en un homenaje personal al amigo íntimo, al confidente incondicional y al compañero solidario de luchas definitivas del movimiento político nacional. A 10 años del fallecimiento del escritor, la académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM define al crítico de la cultura mexicana contemporánea como un talentoso para acuñar frases contundentes. ―Ahora las han publicado bajo el título de ―Aforismos de Monsiváis‖, pero esas expresiones Carlos las decía a cada momento. Alguna vez le comenté en privado que el personaje Carlos Monsiváis estaba desplazando a la obra de Carlos Monsiváis. ―Lo que importa es tu literatura no el personaje. La verdad es que él mismo se convirtió él mismo en un personaje de la cultura nacional‖. Conocedora de la obra de Monsiváis, Galindo no soslaya hallazgos de otros analistas. ―Fui a una conferencia de Rafael Barajas El Fisgón y Alfonso Morales. Morales ordenó más de 15 mil fotografías de Carlos cuando su prima Bety Sánchez Monsiváis y Mauricio Parra donaron ese archivo fotográfico a El Estanquillo, y llamó la atención sobre un aspecto al cual no soy sensible: las crónicas de Días de Guardar van acompañadas de fotografías. Por su parte, El Fisgón señaló que los textos de Monsiváis tienen soundtrack, o sea: música de fondo como en el cine. Entonces escribí el artículo ―Carlos Monsiváis, una literatura multimedia‖ porque descubrí luego de la conferencia que realmente en sus crónicas, Carlos convoca a otros medios. Es una literatura que tiene música e imagen. No sólo como los escritores que presentan una imagen sino que hay crónicas que son close-up, otras medium shot, unas más panorámicas, o sea que hay un enfoque en su narración. Esa singularidad de la crónica de Carlos, lo lanza a la literatura del siglo XXI con géneros que mezclan imagen, sonido y movimiento (novela gráfica, series, animación, etcétera). Carlos llega a este nivel creando una literatura especial con características visuales y por incorporar sonido. En cuanto a su predilección por la crónica, la especialista en literatura mexicana relató que Monsiváis refirió que la primera crónica que escribió fue en 1954, a la edad de 16 años. Se trata de la manifestación en contra del golpe de Estado a Jacobo Árbenz, el presidente guatemalteco. Ahí vio a Frida Kahlo en silla de ruedas y a Diego Rivera. Esa manifestación para él fue muy significativa. Otro hecho de violencia política que citaba con frecuencia era una manifestación de profesores en Avenida 23
Juárez, pertenecientes al movimiento magisterial de Othón Salazar, la cual fue reprimida con la policía montada. Fue un hecho que Carlos tenía muy gravado. Pero la protesta social que más lo impresionó, con la que tuvo gran identificación, fue por la muerte de Rubén Jaramillo. Jaramillo no sólo era líder campesino sino pastor protestante. De manera que por doble vía lo impresionó. Como se sabe, en 1962 asesinaron al líder, a su esposa, Epifania Zúñiga, embarazada y a dos hijos menores. Participa en el movimiento estudiantil de 1968, y colabora en el suplemento La Cultura en México de la revista Siempre! En ese momento Fernando Benítez hace una pausa en la dirección del suplemento, se casa con Georgina Conde y Carlos se queda al frente del suplemento. Una tarde habló por teléfono con mi hermana Malena y le comenta que no se atreve a llevar a la imprenta ese número del suplemento. Teme que lo intercepten y lo detengan porque era un material tremendo. Le pide que pasemos en coche por él y que vayamos a la imprenta de la revista a entregar los originales. Antes de ir a la imprenta pasamos a la casa de Benítez. Carlos le dijo: Fernando, es necesario que autorices la publicación porque el material es ―fuerte‖. Fernando le respondió: no te preocupes, tengo plena confianza en tu juicio. Si crees que está bien y que se debe publicar, ¡hazlo! En el camino a la imprenta encontramos retenes militares, que tuvimos que sortear. Vimos un enfrentamiento de chamacos de secundaria con los granaderos y cómo éstos los golpeaban y detenían. En ese número apareció un artículo de María Luisa La china Mendoza, otro de Juan García Ponce, uno más, me parece, de Carlos Fuentes y otro del mismo Carlos. Esa entrega se editó antes del 2 de octubre y fueron varias las ediciones dedicadas al movimiento estudiantil. Carlos fue el cronista del 68 aunque antes había escrito crónicas de tipo político. Incluso en su autobiografía cuenta que participó en una huelga de hambre en apoyo al movimiento ferrocarrilero. Del Movimiento estudiantil es célebre ―13 de septiembre de 1968. La manifestación del silencio‖ que nos relató antes de publicarse. Mientras relataba los sucesos de la manifestación, se le rasaron los ojos de lágrimas. Esa fue una de las dos veces que lo vi llorar; la otra no la cuento. Esa crónica está en Días de Guardar. La crónica es un género vigoroso en México. No es momento de extendernos a los cronistas de Indias, pero basta citar a Vicente Rivapalacio, Artemio del Valle Arizpe, Luis González Obregón, Salvador Novo, Fernando Benítez, todo ellos cronistas formidables. A esa tradición pertenece Carlos. Un libro del que no se oye mucho es Escenas de pudor y liviandad en donde utiliza el recurso literario de convertirse en personaje. En la crónica del concierto de Menudo se convierte en un fan y va diciendo cómo un fan ve a los cantantes. Es francamente una ficción, pero convertido en personaje literario. Creo que es una cuestión interesante. Siempre digo que una de las ocupaciones de Carlos es el análisis de la cultura popular. Un ejemplo es el museo El Estanquillo donde están sus colecciones (las maquetas de Teresa Nava que reproducen una época de la ciudad de México; también las esculturas en miniatura del artista oaxaqueño Roberto Ruiz), pero lo que creo que es peculiar de Carlos es su preocupación por el arte de masas que plasma en sus crónicas (acerca de Juan Gabriel, Isela Vega, Raphael, Menudo, etc.). Su vertiente creativa como parodista es formidable. Recuerdo la que hizo a ―Los tres cochinitos‖ de Cri Cri Francisco Gabilondo Soler. Decía: ―Los diputados ya están en la Cámara, muchas prebendas les dio Díaz Ordaz y sentaditos todos en sus sillas, dentro de un rato todos roncarán / Uno soñaba que era rey del PRI, etc.‖ El público en general siempre consideró a Carlos un escritor de primer orden, pero los intelectuales tardaron en darle el reconocimiento por la cuestión de que hacía crónica, cosa que para muchos de ellos era periodismo. Carlos mismo lo rebate en A ustedes les consta donde argumenta que la crónica es un género literario. El reconocimiento a Carlos es tardío. El primer premio que recibe es el Jorge Cuesta en el tiempo en que es director de ―México en la cultura‖, luego viene el Premio Nacional de Periodismo hasta el periodo presidencial de Vicente Fox. Lo tienen castigado por su posición política, pero hay que decir que la esencia de su escritura es un género de raigambre en la cultura nacional. Fue defensor de los géneros que no sé consideraban arte. Por ejemplo, de la novela policiaca, y de la ciencia ficción, géneros considerados menores; es decir, subliteratura. También llamó la atención sobre el cómic y de los caricaturistas (Gabriel Vargas y La familia Burrón) con cuyas historias podía llegar al éxtasis sobre todo cuando la Borola se lanzaba de diputada. Asimismo sobre Chava Flores que también es un cronista de la ciudad. Los escritores predilectos de Carlos eran Salvador Novo, a quien más admiraba, y José Lezama Lima. Él tenía un diapasón intelectual muy amplio desde lo popular hasta lo más intelectual con cierto engolamiento. 24
Carlos Monsiváis Aceves (Ciudad de México, 4 de mayo de 1938 –19 de junio de 2010) el analista de la realidad mexicana contó con un agudo sentido para atisbar la modernidad o en su caso el subdesarrollo mareador. Parte de su formación académica la hizo en la UNAM. ―Estuvo inscrito en Economía y tuvo estrecha relación con la gente de Derecho y en otra escuela que me pidió jamás mencionar, me hizo prometerlo. Luego entró a Filosofía a estudiar la licenciatura de Letras‖, finalizó Galindo. (gaceta.unam.mx) 12/06/2020
26.Reporta Solalinde posible brote de coronavirus en su refugio de migrantes
Ixtepec, Oax. El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra informó que 10 personas, nueve de origen centroamericano y también uno de sus escoltas, fueron aislados en un área especial del refugio para migrantes Hermanos en el Camino, que se ubica en esta ciudad, porque presentaron síntomas de un probable contagio de Covid19. El sacerdote también señaló que podría tratarse de un brote de dengue, debido a que en las últimas semanas ha habido una proliferación de mosquitos en la zona. Los nueve migrantes tienen entre 20 y 39 años de edad. Entre ellos sólo hay una mujer, la encargada de preparar los alimentos del refugio. Solalinde expresó que se ha puesto de acuerdo con las autoridades de salud del Istmo de Tehuantepec para el monitoreo y que se habilitaron tres áreas de aislamiento dentro del inmueble. Como medida de protección, el albergue dejó de recibir a migrantes desde abril y actualmente permanecen sólo 35 personas esperando sus trámites de refugio; sin embargo, se sigue brindando la ayuda de forma externa a quienes lo soliciten. El sacerdote dijo que probablemente para el lunes se tengan los resultados de los estudios y descartó que él presente síntomas, pero aclaró que también está aislado. Otros 46 migrantes (de forma externa) están inscritos en el programa de Emergencia Social de la Secretaría de Bienestar y mensualmente reciben apoyos económicos; a cambio realizan actividades guiadas por la autoridad municipal. (jornada.com.mx) 21/06/2020
27.Corpus Christ: José Neivaldo de Souza
Corpus Cristi. ¡Bendito cuerpo! En este cuerpo, en un momento en que una multitud de cuerpos pierden su valor, un Dios se revela bajo el nombre de amor. Es solo un cuerpo, "sin belleza", dijo el profeta. Como cualquier otro, tiene hambre, sed y frío. Despreciado, soporta el odio y la locura de aquellos que, en nombre del poder, matan el espíritu y abandonan la carne. ¡Es solo un cuerpo! Pero... sobre él, el amor encarna su belleza. En él, los hambrientos están saciados, los sedientos están satisfechos y los indefensos encuentran un nido. En él, otro mundo es posible. A la luz de la justicia, la vida se cultiva y no importa el precio que se paga. Hoy, otro cuerpo está clamando por la resurrección. Es justo recordar ese cuerpo que, en un suspiro, suspiró: "He venido para que todos tengan vida y la tengan con cuidado". (amerindiaenlared.org) 11/06/2020
28.Verdad y justicia: Miguel Concha
Ayer se cumplieron cuatro años de los actos de represión y las violaciones graves a derechos humanos perpetradas por elementos de las policías estatal y Federal, y la entonces Gendarmería, en contra de integrantes de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), familiares y personas pertenecientes a la comunidad de Asunción Nochixtlán, Oaxaca, quienes se pronunciaban en oposición a la reforma educativa promovida en el sexenio del ex presidente Enrique Peña Nieto. Aunque el gobierno de Oaxaca afirmó que dichos actos respondían al desalojo del bloqueo de la carretera federal en la que se encontraban los manifestantes aquella mañana del domingo 19 de junio de 2016, gracias a varias fuentes periodísticas se pudo evidenciar que el operativo respondió más bien a un mecanismo de desarticulación social empleado por el Estado. Y ello mediante el uso desproporcionado e injustificado de la fuerza, el cual incluyó la detonación de armas de uso exclusivo del Ejército en contra de quienes se manifestaban. El operativo resultó en la privación de la vida de ocho personas: Yalid Jiménez Santiago, Anselmo Cruz Aquino, Jesús Cadena Sánchez, Óscar Luna Aguilar, Omar Gonzáles Santiago, Óscar Nicolás Santiago, Silvano Sosa Sánchez y Juan Galán Mendoza, así como en la detención arbitraria de numerosas personas, y otras más que resultaron heridas de gravedad. A raíz de los hechos ocurridos, familiares de las víctimas y sobrevivientes y miembros de la sección 22 de la CNTE protestaron con la finalidad de que se investigara y sancionara a los responsables materiales de la masacre de Nochixtlán, enfatizando en el esclarecimiento de
la verdad en cuanto a la participación de altos funcionarios públicos de los ámbitos estatal y federal. Ello no obstante, y ante la indolencia e impunidad por parte de las autoridades encargadas de investigar y sancionar a los responsables, se inició el doloroso y arduo camino por la búsqueda de la verdad y el acceso a la justicia por parte del Comité de Víctimas por Justicia y Verdad 19 de Junio (Covic), con la finalidad de impulsar las líneas de investigación propuestas por las víctimas y sobrevivientes, de la mano con otros movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil, colectivos y grupos de víctimas. De esta manera, no sólo se impulsó la exigencia de verdad y justicia en el proceso de la comunidad de Nochixtlán, sino que también se comenzó a exigir a las autoridades una respuesta integral en función de los intereses y necesidades de las víctimas y sobrevivientes, bajo la consigna de reclamar justicia para todas las víctimas y sobrevivientes del país. Consigna que fue retomada en el primer y segundo Encuentro Internacional de Defensores y Víctimas de Graves Violaciones a Derechos Humanos, que durante 2018 y 2019 realizaron foros y espacios de participación convocados por el Covic y diversos actores de la sociedad civil. Con ello se generó una articulación de personas, colectivos, comunidades, movimientos sociales, organizaciones de víctimas y sobrevivientes de violaciones graves a derechos humanos, quienes a partir de entonces se autodenominan como Segundo Encuentro, y se identifican con el lema de Justicia para todas las víctimas y sobrevivientes del país, como principal objetivo de la articulación. Gracias a la movilización que llevó a cabo a mediados de abril de 2019, el Segundo Encuentro impulsó mesas de trabajo con diversas autoridades federales. Cabe mencionar que dichas mesas son producto de amplios espacios de participación, en los que se han acordado propuestas y estrategias colectivas, en función de las exigencias de quienes integran el Segundo Encuentro. Ahora bien, es importante señalar que para dar seguimiento a las acciones de exigencia de las víctimas y sobrevivientes en el contexto de la pandemia que hoy se vive, que por su propia naturaleza ha impactado de diversas maneras en los espacios organizativos, el pasado jueves, en el marco de la Jornada de Actividades de Conmemoración por la Lucha y Resistencia de las Víctimas y Sobrevivientes del 19 de Junio. Cuatro Años sin Verdad y sin Justicia, se realizó una asamblea virtual de víctimas. Por esto es necesario hacer un amplio reconocimiento al impulso que este tipo de alternativas dan en continuidad a la búsqueda tan sentida de verdad, justicia, reparación y no repetición por parte de las víctimas y sobrevivientes de violaciones graves a derechos humanos, ya que a pesar de todos los obstáculos y circunstancias adversas, implican un notable esfuerzo colectivo por sostener los movimientos organizativos de base, y por resignificar los diversos procesos de lucha y resistencia. (jornada.com.mx) 20/06/2020
29.Pedro Uc, lengua y territorio: Luis Hernández Navarro
Pedro Uc Be es, con mucho, uno de los más importantes intelectuales indígenas en México. Maya nacido en la comu-nidad de Buctzotz, Yu-ca-tán, 90 kilómetros al noreste de Mérida, es, simultáneamente, poeta, edu
cador, teólogo, traductor de la Biblia y organizador
popular. Ha ganado tres premios de poesía y uno de narrativa. El pasado 16 de diciembre, él y su hijo fueron amenazados de muerte. Ya nos tienes hasta la madre, vete a la v... en 48 horas o te matamos a ti y a tu vieja junto con los cerdos de tus honorarios hijos, les dijeron en mensajes de WhatsApp. Ya vas a dejar de mamar o tu gente se muere, estás afectando a mucha gente local con tus mamadas y tu defensa del territorio. Pedro nació en 1963 en el seno de una familia campesina, maya monolingüe. Sus abuelos fueron esclavos de una hacienda ganadera en Buctzotz. Aprendió español en la escuela primaria pública de su comunidad. Siguió su instrucción en un seminario presbiteriano en Mérida, donde se formó en teología. Al terminar, viajó a San José, Costa Rica, donde cursó más teología y una licenciatura en educación en el área de ciencias sociales. Encarrerado, se siguió estudiando creación literaria en lengua maya en el Centro Estatal de Bellas Artes en Mérida. En Costa Rica se le cayeron las escamas de los ojos, al
entrar en contacto con una iglesia diferente a la que conocía, y con la teología de la liberación.
Más adelante, al colaborar con Samuel Ruiz y la dió
cesis de San Cristóbal, se acercó a la teología india
y se volvió su promotor en la Península de Yucatán. En este camino, redescubrió su historia, su lengua y sus valores. Eso provocó que lo corrieran de la iglesia. A partir de 1985 visitó comunidades en la Península de Yucatán. Primero, para impartir talleres de teología
india y de teología de la liberación. A raíz de su ex
pulsión eclesial, lo hizo para dar talleres de derechos humanos con enfoque en derecho indígena en la identidad y el territorio.
Han transcurrido más de 35 años desde esa fecha, en los que Pedro ha recorrido la mayoría de las comunidades de región. Las conoce de primera mano, de arriba abajo. El maestro Uc Be se inició en la poesía y narrativa en maya por una necesidad y una impotencia. La lectura de libros de filosofía y de economía lo llevó a descubrir las razones de la marginación, la pobreza y el aplastamiento que sufren los pobres. El hallazgo le causó un dolor que lo obligó a nombrar las cosas con la palabra escrita en maya, narrando la experiencia vivida desde el trabajo con las comunidades. Pedro es mayahablante. Siempre lo ha sido, al igual que su familia. Al finalizar el seminario se sumó a un equipo de especialistas que trabajaba en la traducción del Antiguo Testamento al Maya. Durante dos años participó en el proyecto. La experiencia le permitió entender cosas muy importantes dentro de la lengua. Comenzó a hacer traducciones de otros textos y escribir los suyos. A partir de allí, descubrió el pensamiento filosófico que hay en la lengua maya. Cayó en cuenta de la enorme riqueza que posee. En 1992, la llamada celebración de los 500 años del descubrimiento lo sacudió. Respondió volcándose a las comunidades para denunciar el evento. Participó activamente en la gran marcha nacional del 12 de octubre de ese año en la Ciudad de México. La experiencia lo marcó. Dos años después, la insurrección zapatista lo volvió a impactar. Su cercanía con Samuel Ruiz le permitió
estar informado del levantamiento y comprender su
naturaleza. A partir de 1996, se involucró en el Congreso Nacional Indígena (CNI). Se volcó entonces a construir autonomía y autodeterminación en la región, y a levantar una organización peninsular capaz de convertirse en la columna vertebral de la resistencia y reconstitución de los pueblos como pueblos. Desde hace 13 años, con la llegada de los menonitas a la región y la tala de miles de hectáreas de selva y la siembra de soya transgénica, Pedro se comprometió en la defensa de la tierra y el territorio. La ofensiva modernizadora en la región, auspiciada por los go-biernos, caminó de la mano de la devastación y el despojo provocados por parques eólicos fotovoltaicos, granjas porcícolas y el turismo verde. Para enfrentar la invasión empresarial, Pedro y sus compañeros fundaron en 2018 la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal. La organización, nacida de décadas de trabajo comunitario, tiene profundas raíces, posee una indiscutible autoridad y representatividad regional, y ha cosechado importantes triunfos contra diversos megaproyectos. La construcción del Tren Maya es, según el poeta, continuación del asalto contra las tierras y los territorios indígenas de los proyectos anteriores. Para él, es una imposición no consultada con las comunidades. Un gran arrebato, en el sentido de que despoja a los pueblos de miles de hectáreas y de su lengua y formas de vida. La amenaza de muerte contra Uc y su hijo está inscrita en su activa oposición a este proyecto colonizador (https://bit.ly/37RdNRZ). Al razonar su lucha contra el Tren Maya, Pedro Uc dice: Sí, como dice Monsiváis, somos de las causas perdidas. Estamos acostumbrados a perder. Pero no se trata de ganar; se trata de luchar. No queremos colaborar en nuestro asesinato. Queremos luchar para evitarlo. Eso es lo que está en nuestro corazón. (jornada.com.mx) 23/06/2020
30.Inician jornadas anuales contra la pedofilia en BC
Mexicali, BC. La asociación Arte Laboratorio y Activismo Sociocultural (ALAS) AC/Soñando Mariposas inició sus jornadas anuales de sensibilización contra la pedofilia en México y el mundo, dio a conocer su presidenta Vivaldina Jaubert. ―Estamos en contra de la pedofilia y de la conmemoración del Día del Orgullo Pedófilo que se realiza en algunas ciudades del mundo y que se ha orquestado a través de las redes sociales y el internet para celebrar un supuesto derecho a amar sexualmente a niños y niñas, lo que constituye una agresión a menores de edad‖, señaló. Hasta principios de año, agregó, las ciudades de mayor índice de explotación sexual forzada, que incluye a la infantil, son Mexicali y Tijuana en Baja California; Tapachula, en Chiapas; Ciudad Juárez, en Chihuahua; Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, en la Ciudad de México; Acapulco, en Guerrero; Guadalajara y Puerto Vallarta, en Jalisco; Cuernavaca, en Morelos; Cancún, en Quintana Roo y Tenancingo, en Tlaxcala. El abuso sexual infantil se ejerce con y sin contacto físico aunque ambos son igual de lastimosos y traumáticos, sostuvo Jaubert, y dijo que nunca había visto en la historia a tantos menores de edad conectados a las redes sociales, como ahora en el confinamiento que hay ante la pandemia de Covid-19, situación que aprovechan los pedófilos.
El gromming (el abuso sexual infantil virtual o engaño pederasta) ―es el delito que está vejando a la niñez‖, además de que ha aumentado masivamente la producción y el consumo de pornografía infantil, agregó. Vivaldina Jaubert explicó en entrevista que el movimiento pedófilo más conocido en México es el MinorAttracted Person (MAP o persona atraída por menores) que busca que la Organización Mundial de la Salud la elimine del Manual de Trastornos Mentales (DSM-5). Enfatizó que México es primer lugar en explotación infantil y líder en creación y distribución de pornografía de este tipo, un delito muy lucrativo después del tráfico de drogas y de armas. Las víctimas van de los 0 a los 14 años y como país aporta el 60% del contenido pornográfico en el mundo; uno de cada cinco niñas y niños víctimas de este delito son contactados por internet y el confinamiento incrementó 73% el consumo de pornografía de niños, puntualizó. La presidenta de ALAS, AC/Soñando Mariposas explicó que Michoacán es la cuna de la pedofilia, donde se denunció en 2013 la operación ―Hurt 2 thw Core‖, mediante la cual se traficaban menores de 11 años, ―se rentaban o vendían como esclavos sexuales a partir de 4 mil dólares‖. Esta red de tráfico de niños tiene sedes en Morelia y extiende sus servicios a la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Dijo que el mayor índice de pedofilia se registra en el sexoturismo que ubica a México como "un pseudoparaíso" en este rubro. En noviembre de 2019, cada minuto ingresó a nuestro país un pedófilo-pederasta, según la Conferencia Internacional de Turismo y Explotación Sexual Comercial Infantil. "Cerca de 600 mil depredadores sexuales visitan nuestro país cada año, mil 600 al día, 66 cada hora, poco más de un pedófilo al minuto. Lo anterior con base a los 96.5 millones de personas extranjeras que visitan nuestro país cada año y la estimación de que 20% del turismo mundial se hace con fines sexuales; de este 3% involucra a niñas y niños‖. Jaubert añadió que las ciudades en donde el turismo sexual se ha enraizado en nuestro país son: Acapulco, Guerrero; Cancún, Quintana Roo; Puerto Vallarta, Jalisco, además de las fronterizas Tijuana, Baja California y Ciudad Juárez, Chihuahua.
Jornadas contra la pedofilia
Las jornadas de sensibilización contra la pedofilia cada 24 de junio se basan en los derechos a los niños, niñas y adolescentes a una vida sin violencia, además de que esta conducta es un delito, señaló Vivaldina Jaubert. Informó que este año concluirán las actividades con una manifestación artística de 10 a 18 horas en el Monumento a la Madre de la Ciudad de México que contará con un módulo de información y se pronunció por "sensibilizar a niños y niñas para que descubran que existe tipo de agresores sexuales". ALAS, AC/Soñando Mariposas es una asociación civil que es punta de lanza en una serie de acciones y programas en México sobre la prevención del abuso sexual infantil, cuyos trabajos tienen sede en sus instalaciones ubicadas en la calle Sol 192 de la colonia Buenavista, alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, en dónde realizan cursos, talleres, asesorías y actividades artísticas de prevención de abuso sexual infantil en esa capital y otras ciudades del país. (jornada.com.mx) 23/06/2020
31.Tiempo y tiempo… tiempos…: Rosa Ramos "Todo tiene su tiempo.../ Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; / su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar." Son muy conocidos estos versículos y otros del capítulo 3 del Qohelet (en voz hebrea) o Eclesiastés (en voz griega) que recogen la experiencia sapiencial. Si seguimos leyendo veremos un dejo de amargura, de desazón, ante lo que para los antiguos semitas era ineluctable: ―nada hay nuevo bajo el sol‖. Para los cristianos, en tanto, la vida tiene posibilidades inéditas, la historia está abierta desde el amor de Dios aconteciendo una y otra vez, siempre nuevo. Hoy comparto esta reflexión sobre los diversos tiempos en que experimentamos ese acontecer de Dios que nos humaniza. También la muerte es -o puede ser- lugar teológico y teofánico. Hay tiempos de gestas heroicas, de grandes movimientos sociales que nos colocan codo a codo en la calle, como vimos a raíz de la muerte de George Floyd-. Existen otros tiempos que son de crisálida, en que la densidad de Dios acontece discreta en nuestros gestos de amor más íntimos, incluso mínimos, en lo cotidiano: alimentando a un niño, cuidando a un enfermo. Todos los tiempos son de Dios y todos los tiempos son nuestros. Podemos vivirlos con mayor o menor consciencia… de ahí la percepción o no del kairos: tiempo propicio, de salvación. A veces los tiempos exigen grandes rebeldías, que son fruto de sensibilidades que se niegan a aceptar lo indigno, mísero o injusto de la vida, fruto maduro de los grandes corazones ardientes. Así se dinamizan revolu-
ciones (políticas, sociales, artísticas), logrando -algunas veces- mover una milésima de milímetro la historia. Milésimas muy difíciles de mantener sin que las devore la entropía o la desidia. Porque también retrocedemos, perdemos los avances conquistados y llegan tiempos oscuros, de lamentación. A veces por omisión, por repliegue, porque no nos da la talla para resistir, para defender las rebeldías y avanzar otro milímetro hacia la humanización. Sin embargo hay un fuego interior inextinguible en los seres que bregamos por ser humanos, que hace posible que la vida y la historia se sostengan en pie de un modo misterioso desde la cotidianidad invisible. En esa cotidianidad fiel de soles y lluvias, de días, meses o años (a veces cientos de años) permanece como rescoldo fiel la reserva del fuego sagrado. A los tiempos de empuje, de rebeldía, de decir fuerte ―NO, basta‖, o de decir un ―SÍ‖ rotundo y lanzarnos tras una utopía promisoria, los podemos llamar tiempos proféticos. Tiempos en que nos parece clara la voz de Dios en la historia llamándonos a empujar esos milímetros y la compartimos, la hacemos resonar para convocar a otros. Claro que nuestro ánimo en esos momentos es tan elevado que nos parece casi alcanzar la parusía y no pocas veces nos engañamos, también cometemos errores de los cuales nos es difícil hacernos cargo. A veces son esos errores o esos retrocesos históricos, ese encallarse del proceso evolutivo de hominización, el que nos hace entrar en otros tiempos que podemos llamar más sapienciales. Tiempos sapienciales son esos en que buscamos conectar humildemente con la fuente última, rendidos ante el Misterio o ante lo que suponemos es el ―silencio de Dios‖. Sentimos que no es mucho lo que podemos hacer y que es tiempo de ir a las raíces, de aprender a leer la propia historia y la de nuestro pueblo, en procura de ―entender‖ desde otro lugar. Algunos buscan claves en sabidurías de los ancestros, otros en los textos sagrados, otros en los grandes místicos… Tiempo de alimentar una espiritualidad de escucha profunda. En la historia de Israel, y también en la historia occidental, podemos reconocer esos dos tipos de tiempos, proféticos y sapienciales. Distinguimos períodos, textos y lenguajes de uno u otro. Por otra parte, esos tiempos o esos modos de descubrir y hacer la experiencia de la presencia de Dios en la historia coexisten también en un mismo momento histórico. Vale decir, podemos estar en el mismo siglo XXI y captar que en un lugar del planeta se vive un tiempo profético fuerte y en otro lugar un tiempo de silenciosa rumia sapiencial. Asimismo hay personas que tienen un modo de relacionarse con Dios y con los otros que podemos calificar como más profético o más sapiencial. Algunas las reconocemos con talante y vida de profetas, llenas de celo por la dignidad humana; y, a otras, con una presencia serena que trasunta paz en medio de los conflictos. También hay grupos humanos, comunidades y familias, con rasgos más proféticos o más sapienciales. Tiempos proféticos y tiempos sapienciales, personas, comunidades, familias con uno u otro acento: se trata de diversos modos de encuentro-desvelamientorevelación del Misterio que se hace historia y que nos habita. Los diferentes tiempos y modos de encuentro son ambos necesarios, mantienen la tensión de la vida y de la historia. Se trata de discernir y vivir atentos en ―la hora‖ precisa, en ―el lugar‖ adecuando, amando y sirviendo, generando vida y comunión, alentando, bendiciendo. En estos días tuve la oportunidad de estar cerca -a la distancia- de un acontecimiento muy natural -morir- pero vivido de un modo muy especial por la persona y su entorno familiar. Es que acoger lo que la vida ofrece (también la muerte) aquí y ahora con sabiduría, constituye un gesto profético, capaz de abrir caminos nuevos de fecundidad y esperanza para muchos. Alguien que había vivido valientemente opciones que podrían calificarse de proféticas, cuando aún soñaba vivir veinte años más al filo de nuevos desafíos en otras tierras, debió confrontarse con la enfermedad: afincarse, confinarse, aquietarse, cuidarse, dejarse cuidar… tiempo de crecer en sabiduría, de masticar el misterio lentamente. Más temprano de lo que esperaba le llegó el tiempo de parto y dedicó su último día, sus últimas horas, a una despedida plena de vida, de emoción, de abrazos físicos y virtuales. Vivió su muerte, saboreó su amargor dulce. Nacer y morir, son dos partos igualmente importantes, que nuestra sociedad separa de modo tajante. Sin embargo nacer y morir merecen ser vividos con idéntica dignidad, lucidez, apertura y amor. Saber vivir es saber morir.