One Percent Magazine | Dic 2020
El Mundial que se inventó Ezpeleta Podemos mirarlo como queramos. Podemos darle mil y una vueltas. Podemos citar a los más sabios de este deporte, de este negocio y de este espectáculo, y la conclusión siempre será la misma. Este Mundial que acabamos de despedir tiene un único e inmenso triunfador, llamado Carmelo Ezpeleta y sus gentes, lideradas por Manel Arroyo, y sus médicos, capitaneados por el doctor Ángel Charte; un pillo y hábil campeón, que es el mallorquín Joan Mir y la tremenda Suzuki, y un doloroso y dolorido ausente, que es el campeonísimo Marc Márquez Alentá. Y punto. Eso es lo que ha sido la temporada, el campeonato, el Mundial, la sesión más dura (pero una de las más apasionantes) de las últimas décadas, cierto. Ezpeleta ha sido capaz, llenándose de razones, ayudado por el dinero acumulado en los últimos años y peleando porque las cosas se hiciesen con el rigor y la seriedad necesaria, la que requería poner en marcha un tren con más de 1.500 pasajeros, de celebrar 14/15 grandes premios y salvar los muebles de todo el mundo. Ezpeleta ha sido capaz de proclamar tres grandes campeones en medio de un bosque de dificultades. Ezpeleta ha sido capaz de mantener viva la fe en las carreras y, sí, cierto, provocando el enfado de muchos (especialmente algunos medios periodísticos, que no entendieron la gravedad de la situación), empezar y acabar una empresa de titanes.
Alejandro Ceresuela
Este, no lo olvidemos, era un Mundial que estuvo a punto de celebrarse, integro, enterito, en territorio 64