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La burguesía y el nacionalismo

Ahora bien cuando la burguesía no cumple esas tareas, cuando no hace bien sus deberes, el marxismo descarga esa responsabilidad en el proletariado. Es así que en algunos países, como España, la burguesía no hace sus deberes y se pierde en juegos cortesanos, prolongando su papel de comparsa de la monarquía, a la que sirve de sostén, en parte, gracias a la existencia de una gran masa de campesinos sin tierra, que no son otra cosa que una prolongación agonizante del feudalismo y que en España tiene su máxima expresión en Andalucía, Extremadura, Murcia y Valencia. En España, las burguesías Catalana y Vasca han sido las dos únicas burguesías capaces de cumplir con su tarea histórica y en consecuencia, son las dos únicas nacionalidades españolas donde se produce la revolución industrial y surge el proletariado. El feudalismo se agota como sistema económico y con él la monarquía como sistema político, para dar paso a la sociedad industrial y con ella a la democracia burguesa y la república.

El nacionalismo es una reivindicación de la burguesía

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Pero qué tiene que ver todo esto con el nacionalismo? La revolución burguesa, la revolución industrial, tiene su máxima expresión en la Revolución Francesa y el "efecto dominó" que produce en Europa y América, poniendo fin a lo

que se calificó como Antiguo Régimen y dando paso a la Edad Contemporánea. Las burguesías locales y criollas, se sublevan contra sus monarquías siguiendo el ejemplo de París, llamando a la proclamación de las nuevas repúblicas y a la "emancipación" de los pueblos, curiosa consigna, cuando la esclavitud era una práctica generalizada y extendida en todo el Occidente. Hasta ese momento nadie habla de "autodeterminación", tan sólo se alude a la tiranía de las monarquías. Por tanto la burguesía se erige en la clase dirigente que va llamar a la defensa de las nuevas naciones, las naciones liberadas de las monarquías. Y para ello, la burguesía necesita dotar a "sus dominios" de unas señas de identidad coherentes y acordes con sus intereses de clase, creando una nueva versión de la historia. Así conocemos el cuento de hadas del surgimiento de la nación norteamericana o la versión idealista de todas y cada una de las naciones de América, todas ellas manchadas por el horror del exterminio de indígenas y la cruel explotación de esclavos, hasta bien entrado el siglo XX. O la brutalidad del reparto del mundo en las dos grandes guerras mundiales, en nombre del nacionalismo y en defensa de los intereses nacionales.

La burguesía es una clase egoísta, depredadora, perfectamente organizada para la dominación y sumisión del resto de las clases sociales que le sirven, es por tanto el peor enemigo de la clase obrera, de los trabajadores. La guillotina era el instrumento para disuadir a los burgueses, de sus sueños monárquicos, los obreros de entonces eran una clase sin conciencia, que aprendía poco a poco, en su propia piel el falso lenguaje de la burguesía y su naciente capitalismo.

La izquierda y el nacionalismo

21/09/2015 El nacionalismo burgués, ha servido para desatar guerras en todos los puntos cardinales del planeta y su máxima expresión fue el nacionalsocialismo liderado por la Alemania de Hitler, convertido en expansionismo y primacía de la raza

Pero existe un nacionalismo progresista, incluso de izquierdas y es aquel que abandera la lucha de los pueblos y las naciones oprimidas, contra el colonialismo y el imperialismo. A modo de ejemplo, citar la defensa de los derechos de los mapuches frente al atropello de las oligarquías criollas de Argentina y Chile, que han ocupado los territorios de los indígenas, les han impuesto su idioma, les han expulsado de sus tierras y se niegan a reconocer sus derechos como nación. Lo mismo sucede en México, Guatemala, Perú, Brasil o Venezuela.

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