3 minute read

El concepto territorial de hombre

Pero eso no va a suponer necesariamente la desaparición de las lenguas maternas y locales, que pueden coexistir a lo largo de los siglos mientras las mantengan vivas los pueblos que las hablan y cultivan. Falemos galego, na rúa e na escola… en casa xa o falamos dende cativos.

21/09/2020

Advertisement

La territorialidad es un concepto que anida en el subconsciente después de años de actividad dentro de los límites del territorio en el que desarrollamos nuestras vidas y que pasa a formar parte de nuestra memoria como algo que nos pertenece, que conocemos y reconocemos como nuestro

En la Epopeya de Gilgamesh, se puede apreciar nítidamente el simbolismo entre los distintos territorios en los que se desarrolla la Epopeya, trasladándonos de la vida salvaje de Ekindu, a la vida civilizada de Gilgamesh, que se desarrolla sobre la tierra, el inframundo subterráneo donde se encuentra el infierno y el cielo donde habitan los dioses. Cada uno de esos territorios tiene unos personajes claramente diferenciados a pesar de que todos ellos forman parte de una misma historia que se desarrolla de forma paralela al mundo de

los vivos y el mundo de los muertos, el mundo de lo real y el de lo irreal. Desmond Morris, en su Mono desnudo, cita este aspecto cuando habla de los animales y nos lleva a interesantes reflexiones sobre la territorialidad animal, el polaco Amos Rapoport en sus Aspectos Humanos del Habitat (Human Aspects of Urban Form), se deleita en la descripción de las sensaciones que recibimos en las ciudades en función de sus actividades en los distintos lugares del planeta, llegando hasta el detalle de los olores que distingue a los distintos países. Si tenemos en cuenta que un Puma americano extiende su área de caza a cientos de hectáreas tal como lo hace el león de las sabanas africanas y lo comparamos con el hombre moderno de a pie --el vecino de enfrente-- nos damos cuenta de forma inmediata que somos como las ratas, animales de alcantarillas urbanas si vivimos en ciudades y ratoncillos de campo si vivimos en las afueras. Pero si seguimos profundizando en la reflexión y hablamos del vecino del quinto, entonces nos damos cuenta de que podemos llegar a ser como las bacterias del ombligo, es decir, millones de necios egocéntricos concentrados en un ombligo. Lo que nos llevaría al ombliguismo, al egocentrismo y al aislamiento de la realidad circundante, algo por lo visto muy corriente en la población humana a juzgar por los hechos.

Si nos trasladamos a la historia y no precisamente a Gilgamesh, podemos comprobar que los historiadores suelen pasar por alto este concepto y su relación con los hechos narrados, así cuando se habla de las guerras europeas –por concretar algo— no tienen en consideración el hecho de que los ciudadanos de los pueblos tienen muy asumida su territorialidad, su apego a la tierra en la que han nacido y sobre todo su vinculación afectiva con el entorno, algo que opera en su inconsciente y que determina el concepto de nación.

La territorialidad es un concepto primitivo... animal

Por poner un caso conocido, Julio Cesar cuando emprende la conquista de las Galias, ya había asumido este concepto en su experiencia anterior en Hispania después de sus tropiezos con los vascones y las tribus aisladas de la península, así que para evitar cometer errores anteriores se rodeó de lugareños atraídos por su vanguardia antes de entrar en territorios que desconocían las legiones romanas. La territorialidad es un concepto personal y colectivo, es un mapa mental que se adquiere a lo largo de la vida, es el mapa de sus dominios asociado a sus conocimientos y es muy similar a hombres y animales. Es lo que les permite recordar dónde están las mejores zonas de caza, dónde los recursos minerales, dónde las aguas termales o dónde se asientan los enemigos.

Cuando se dice que España es una nación de naciones hay que recordar que a pesar de las invasiones suevas, godas o francesas, las naciones que existían en tiempos de los romanos, siguieron vinculadas unas a otras a través de la vecindad, del comercio, de sus invasores y de la historia común de todos ellos. Otra cuestión es la visión que tienen los hombres y los pueblos desde su interior y la que tienen otros pueblos sobre ellos desde el exterior, algo a lo que nos hemos referido en un anterior artículo, por cierto poco leído. (De lo interior y lo exterior) Y lo que vale para España, vale para cualquier territorio, cualquier pueblo y cualquier etapa de la historia.

This article is from: