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El nacionalismo y el bachillerato

Surgidas durante la ilustración. Recogidas por la Revolución francesa. Puestas en práctica por las revoluciones liberales burguesas. Idea del nacionalismo: -Clara relación con el Romanticismo. -Valora lo tradicional. -Lengua como vínculo de unión. -Literatura como expresión. -Defendido por intelectuales. Formas de manifestarse: -Acción disgregadora, separarse de un Estadonación para formar un nuevo Estado. (Irlanda, Bélgica, Grecia…) Acción unificadora o constructiva. Aglutinar varios pueblos o pequeños Estados en una gran nación. Ejemplos clásicos del siglo XIX Italia y Alemania. Estamos ante un resumen de un texto de enseñanza y el disparate no puede ser más escandaloso. No hay por dónde empezar sin hacer trizas la historia, pero sí señalar la mala intención o tremenda torpeza de quienes escriben el libro en cuestión.

Texto de Bachillerato, Historia del Mundo Contemporáneo, de María Angeles Isabel Bueno Martín, José María González García, María Desamparados Peris Santa Remigia y José Luis Salas Olivan. ISBN 10 8469609157 Citar como ejemplo de nacionalismos “disgregadores” a Irlanda, Bélgica y Grecia, es un disparate mayúsculo, a no ser que se

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quiera asociar a Irlanda con el Ejercito Republicano Irlandés (IRA), a Bélgica con la batalla de Flandes y a Grecia no se sabe bien si con el Imperio Romano, la ocupación Otomana o la Guerra de las Galaxias. Hablar de nacionalismo integrador al referirse a Alemania causa risa, ya que Alemania es una escisión del Imperio Prusiano, “La Gran Alemania” de Bismarck que conformó el Gran Imperio Alemán, luego va a ser que no es algo acertado, y menos sin hablar de la iglesia luterana, la Renania, la Primera Guerra Mundial, etc. etc. y por supuesto sin tener en cuenta al Sacro Imperio Romano Germánico.

El nacionalismo es un sentimiento que muchas veces supera lo racional

Y el ejemplo último (Italia) es el único que podría ser acertado, como modelo nacionalista unificador, cuya unificación sólo se entiende con la figura de Garibaldi y la descomposición de los imperios europeos. La historia no se empezó a escribir ayer, ni antes de ayer, el nacionalismo existe desde que existen las naciones y las primeras naciones aparecieron hace más de 10.000 años en el Creciente Fértil, lo que hoy día llamamos Oriente Medio. Alguien debería explicarle a los autores del libro, cómo (el Estado de) Israel, que existe desde 1948, ha existido en la memoria imaginaria de los judíos desde hace más de 2500 años

sin haber sido nunca una nación y menos un Estado, nació como una nacionalidad asociada a una religión y así sigue siéndolo para los millones de judíos de la Diáspora, que se sienten parte de la nación judía, sin habitar en Israel, ya sean rusos, argentinos o lapones. El nacionalismo es un sentimiento común a quienes se consideran distintos por razones de raza, religión, geografía, idioma o cultura, lo que implica una psicología nacional propia, que les distingue de otros. Definir el nacionalismo por su carácter unificador o disgregador es cuando menos tendencioso, el nacionalismo siempre es unificador, otra cosa es el secesionismo, que es una opción de separación de una parte de un todo heterogéneo y diverso que ha perdido sus bondades unificadoras. Europa se ha unificado y dividido a lo largo de su historia, los últimos 50 años de la historia de Europa, son la excepción de una historia preñada de constantes guerras, unificaciones impuestas y secesiones, hasta la creación de la Unión Europea. El nacionalismo es un sentimiento arraigado en los pueblos, tanto en los unificadores (Imperialismo y Colonialismo) como en los diversos y diferenciados (Colonizados o Sometidos). Por cierto, el romanticismo no tiene nada que ver con el nacionalismo y ser intelectual no lleva implícito ser nacionalista,

de hecho muchos intelectuales desprecian el nacionalismo como un defecto burgués y reaccionario.

En vísperas de la proclamación de la República Catalana

05/10/2017 El trance histórico que están viviendo los pueblos de España, acudiendo al intento de ruptura unilateral de una parte importante de la ciudadanía catalana, mantiene divididos al resto de los ciudadanos creando una peligrosa tensión de consecuencias previsibles

Lejos de enarbolar banderas de unidad o banderas blancas, se ha recurrido al baúl de los peores recuerdos, los de la Guerra Civil que enfrentó a muerte a las dos Españas. Y una de esas dos Españas la conformaban las heridas nacionalidades históricas, en compañía de los republicanos, los demócratas de todo signo, los liberales, los socialistas, los anarquistas y los comunistas, frente a los fascistas alentados por Hitler y Mussolini, encarnados en Franco.

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