El Centinela: Entre el temor y la confianza

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SA L U D

YVONNE BETETA Y HARVEY SANTOS BETETA

Cómo prepararnos para resistir el

COVID-19

Mantengamos la calma, ayudemos a que el COVID-19 no se propague más. Confiemos en que Dios controla todas las cosas.

C

uando empezamos a escuchar acerca de este nuevo virus, recordamos nuestras experiencias con el Ébola en Sierra Leona. Empezamos a investigar para aprender cómo este virus se comporta, buscando alguna manera de ayudar al público a mantenerse a salvo en medio de esta pandemia, y cómo prepararse para evitar su propagación.

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El virus que causa el COVID-19 puede vivir en el aire y en la superficie durante varias horas o días. ¿Qué es el coronavirus?

¿Cómo se propaga el virus?

Los coronavirus son virus de 200 nanómetros, virus ribonucleicos de una sola cadena de nucleótidos, rodeada de una proteína con azúcar que le da al virus el aspecto de una corona. Hay cuatro subgrupos principales de coronavirus, conocidos como alfa, beta, gamma y delta. Los coronavirus humanos se identificaron por primera vez a mediados de la década de 1960.

Se cree que el virus se propaga principalmente: • De persona a persona, entre personas que están en contacto cercano entre sí, a menos de dos metros (seis pies) de distancia, a través de gotas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda. Estas gotas pueden caer en la boca, los ojos o la nariz de las personas cercanas o posiblemente ser inhaladas hasta los pulmones. • A través del aire, lo que diferencia el COVID-19 de los otros virus. • Del contacto con superficies u objetos infectados. Es posible que una persona pueda contraer COVID-19 al tocar una superficie u objeto que tiene el virus y luego tocarse la boca, la nariz o posiblemente los ojos. Según un estudio reciente publicado en el New England Journal of Medicine, el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, puede vivir en el aire y en la superficie durante varias horas o días. El estudio encontró que el virus es viable durante hasta 72 horas en plásticos, 48 horas en acero inoxidable, 24 horas en cartón, y 4 horas en cobre. También es detectable en el aire durante tres horas. • Se puede transmitir el virus sin tener síntomas. • Las personas son más contagiosas cuando son sintomáticas.2

Los siete coronavirus humanos comunes que pueden infectar a las personas son: 1. 2. 3. 4. 5.

229E (coronavirus alfa) NL63 (coronavirus alfa) OC43 (coronavirus beta) HKU1 (coronavirus beta) MERS-CoV (la beta coronavirus que causa el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, o MERS) 6. SARS-CoV (el coronavirus beta que causa el síndrome respiratorio agudo severo o SARS) 7. SARS-CoV-2 (el nuevo coronavirus que causa la enfermedad por coronavirus 2019, o COVID-19).

Las personas de todo el mundo se infectan comúnmente con coronavirus humanos 229E, NL63, OC43 y HKU1. A veces, los coronavirus que infectan a los animales pueden evolucionar y enfermar a las personas y convertirse en un nuevo coronavirus humano. Tres ejemplos recientes de esto son el SARSCoV-2, SARS-CoV y MERS-CoV, los cuales son todos beta coronavirus.1

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La mejor forma de prevenir la enfermedad es evitar la exposición al virus. Síntomas El cuadro clínico de la enfermedad por COVID-19 aún no se conoce completamente. Los siguientes síntomas pueden aparecer de dos a catorce días después de la exposición: • Una simple gripe, con fiebre. • Tos mayormente seca. • Falta de aliento o dificultad respiratoria, produciendo neumonía tan grave que puede causar la muerte. Actualmente (abril de 2020), no hay una vacuna o tratamiento disponible para el COVID-19, pero los Institutos Nacionales de Salud están evaluando tratamientos, y ya están intentando desarrollar una vacuna.

Las pautas de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sobre cómo protegerse incluyen: • Limpiar y desinfectar las superficies con las que muchas personas entran en contacto: mesas, perillas de puertas, interruptores de luz, manijas, escritorios, teléfonos, teclados, inodoros, grifos, lavabos, etc. • Lavarse las manos a menudo con agua y jabón durante al menos 20 segundos, e inmediatamente cuando regrese a casa. Evitar tocarse la cara, porque la boca, los ojos y la nariz tienen tejido mucoso, y por allí penetra el virus. • Cuando esté en un espacio público, mantener una distancia de dos metros (seis pies) entre usted y los demás. • Lo más importante, quedarse en casa si está enfermo y comunícarse con su médico. • La mejor forma de prevenir la enfermedad es evitar la exposición al virus. • Los adultos mayores y las personas con afecciones crónicas subyacentes graves, como enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares o diabetes, parecen tener un mayor riesgo de presentar complicaciones más graves a causa del COVID-19.

Estadísticas • La tasa de mortalidad estimada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 3 de marzo, era 4

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de 3,4 por ciento. Inicialmente, la OMS mencionó el 2 por ciento como una estimación de la tasa de mortalidad, pero el 29 de enero especificó que esta era una estimación muy temprana. • El desarrollo de la enfermedad en personas infectadas por el COVID-19 será leve, típica de la influenza o el catarro, en el 80 por ciento de la población; el 20 por ciento requerirá hospitalización y, de esas personas, el 5 por ciento aproximadamente va a requerir cuidados intensivos.

Al cierre de edición, el virus se había reportado en 172 países.3 Es inútil ofrecer cifras, porque estas cambian constantemente.

1. “Situation Summary”, Centers for Disease Control and Prevention, en https:// www.cdc.gov/coronavirus/2019-nCoV/summary.html#illness-severity; consultado el 25 de marzo, 2020. 2. Lisa Lockerd Maragakis, “Coronavirus Disease 2019 vs. the Flu”, Johns Hopkins Medicine, en https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/coronavirus/coronavirus-disease-2019-vs-the-flu, consultado el 25 de marzo, 2020. Ver también “How COVID-19 Spreads”, Center for Disease Control and Prevention, en https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/about/transmission.html, consultado el 25 de marzo, 2020. 3. Coronavirus COVID-19 Global Cases by the Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University (JHU), en https://gisanddata.maps. arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd 40299423467b48e9ecf6, consultado el 25 de marzo, 2020.

Yvonne Beteta es doctora en Medicina y tiene una maestría en Salud Pública. Fue misionera en Guyana, Malawi y Sierra Leona. Harvey Santos Beteta es licenciado en Ciencias de la Enfermería y tiene una maestría en Salud Pública. Escriben desde Nampa, Idaho.

El sistema inmunitario protege nuestro cuerpo de invasores tales como bacterias, virus y cualquier otro organismo patógeno. Si este sistema se haya fuerte y estable, podrá defenderse del COVID-19. Estas acciones ayudan a fortalecerlo: • Es esencial una dieta saludable. Adopte una dieta alcalina: frutas y verduras. • No encerrarse en casa. Salir y respirar aire puro, exponerse al sol, caminar, hacer ejercicio pero no en el gimnasio (por ahora), por lo menos media hora diaria. • Dormir por lo menos ocho horas diarias. Dormir es esencial, porque es cuando el cuerpo aumenta la producción de células T y también la producción de citocinas, lo que aumenta las células que atacan a cualquier antígeno (bacteria, virus, etc.) en el cuerpo. • Evitar bebidas alcohólicas, no fumar ni consumir drogas, para tener un sistema inmune fuerte que sea capaz de defender el cuerpo de este y otros virus. • Tomar por lo menos ocho vasos de agua al día; el agua caliente es mejor. El virus está en la garganta. Unos estudios dicen que ahí dura cuatro días, otros que once días. Si tomamos agua, en lugar de ir a los pulmones y causar neumonía, el virus es arrastrado al estómago, donde es destruido por el ácido gástrico. • Evitar el estrés, evitar entrar en pánico. Mantengamos la calma, ayudemos a que el COVID-19 no se propague más. Confiemos en que Dios controla todas las cosas.

Recomendaciones

útiles contra el contagio

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AC T UA L I DA D MARIO PEREYRA

Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra. San Lucas 21:26.

Entre el temor y la confianza

E

n cuarentena.* Algo nuevo, invisible y contagioso recorre el mundo, dejando los centros comerciales desolados, cerrando estadios, cines y lugares públicos. El fantasma de la muerte se pasea por las calles, sumiéndolas en espanto mortal. Por mandato del gobierno, la gente permanece en sus casas. Es como si un enemigo invisible, proveniente de algún lugar recóndito del universo (aunque atacó primero en China) se hubiese instalado en la tierra y asechara a todos. 6

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Cuando el presidente argentino, el doctor Alberto Fernández, anunció que todo el país debía permanecer en sus hogares, en cuarentena, como una medida de prevención del contagio del COVID-19, dijo: “Estamos luchando contra dos enemigos: el virus y la psicosis”. Habló del virus, pero de lo que llamó “psicosis” no dijo nada. Las medidas que se adoptan en todos los países son informar cómo opera el mal, qué hacer para combatirlo y los estragos a la salud y la economía. Con respecto al otro enemigo, el miedo y la


incertidumbre, no se dice nada. de las emociones hasta perder En realidad, el “temor y totalmente el control racional En realidad, la expectación” crecen más el “temor y la y ser víctima indefensa de ese rápido que el contagio. Los expectación” poderoso monstruo sombrío medios periodísticos anuncian del psiquismo. Es que cuando el crecen más hora tras hora, con grandes alma se hunde, ya no se siente rápido que el el corazón y todo el cuerpo titulares, sobre fondo negro, contagio. el número de contagiados y se vuelve blando como una de muertos en el país y en el esponja, produciendo el colapso mundo, como si se estuviera jugando de todo el ser.1 ¿Acaso no es esto más alguna suerte de competencia, a ver destructivo que el COVID-19? Los principales niveles de intensidad quién alcanza las cantidades más elevadas. Asimismo, las cotizaciones de fobígena son la prudencia, la cautela o las acciones de la bolsa se hunden y los desconfianza, el miedo, el pánico y el indicadores económicos apuntan hacia terror. ¿En qué nivel nos encontrareabajo. Los noticieros se han convertido mos como sociedad y como individuo? Paul Virilio, escribió hace unos años en asustadores profesionales. Nadie permanece inmune a la fascinación del el libro La ciudad pánico: El afuera comienza aquí, que ahora adquiere derrumbe y las cifras de la muerte. A mediados del siglo pasado, el notable vigencia. El autor mostraba doctor Emilio Mira y López, célebre cómo la inseguridad ciudadana psicólogo cubano, escribió un libro que adquiere cada día mayor importancia, fue éxito de ventas, Los cuatro gigan- propagando un estado de ánimo que tes del alma. Uno de esos gigantes, hace estar en la calle, y aun en la casa, al que denominó el “gigante negro”, como algo intrínsecamente peligroso. es el miedo. Afirma el autor que este Las ciudades actuales ejercen una poder del alma se procesa en etapas de intensidad creciente, donde la persona PÁNICO va siendo dominada por las fuerzas • inmóvil, inerte, TERROR

MIEDO

PRUDENCIA • actitud de autolimitación voluntaria • considera que está bien ser previsor y no exponerse

CAUTELA • estado de creciente preocupación y atención expectante

• actitud de alarma y desconfianza intensa

• ansiedad y angustia, la persona se siente enloquecer

"muerto de miedo", pérdida total de control

suerte de “democracia de la emoción, donde lo que ocurre es la sincronización de las emociones”, ya que todos los habitantes son dominados por la misma emoción: el pánico.2 EL CENTINELA

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Es sabido que el pánico anula la reflexión, dando lugar a cualquier acto irracional. Es posible que, con el tiempo, se cumpla la profecía de Graham Greene, que anticipaba que los gobiernos implementarían un “Ministerio del Miedo”, algo así como ocurría en el país descrito por Orwell, en su obra 1984, ya que estamos en un “mundo de miedo y de tormento, un mundo de pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada día más despiadado”.3

Cómo vencer el miedo En su libro Los miedos del nuevo milenio, Maximiliano Korstanje (2010) nos instala en una encrucijada básica, un punto donde confluye la desventura o la posibilidad.4 Estamos ante la

disyuntiva de permitir que el pánico sombrío nos invada, temblando ante la amenaza del fin o la eventualidad de asumir una disposición positiva, aceptando el mensaje de esperanza que contienen los textos bíblicos. ¿Por qué asustarse con las ideas catastrofistas y no sentirse iluminado por las promesas de un futuro mejor? La esperanza nos pone al abrigo para soportar airosos la perspectiva ineludible del epílogo. En lugar de dar cabida al miedo, apostemos a la esperanza. El autor del Apocalipsis declara: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron” (Apocalipsis 21:1). Resaltando el hecho de que en la patria futura “ya no habrá muerte, ni habrá

Al enfrentarlo, se encuentra que el miedo puede ser difícil, pero pronto se comprende que no es tan gigantesco, y la persona se ve fortalecida.

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más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (vers. 4). El miedo desaparecerá, pero la esperanza permanecerá. Por eso concluye con la segura confianza futura: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén” (Apocalipsis 22:20, 21). Ante el miedo hay dos actitudes posibles, huir o enfrentarlo. Si se huye, el miedo se acrecienta y la persona se debilita, se siente más incapacitada y vulnerable. Al enfrentarlo, se encuentra que el miedo puede ser difícil, pero pronto se comprende que no es tan gigantesco, y la persona se ve fortalecida. Más que valentía, lo que se necesita es confianza. Hace casi dos mil cuatrocientos años, en su libro Retórica, Aristóteles presentó una serie de conceptos opuestos. Por ejemplo, lo que se contrapone al amor es el odio, el antagonista de la ira es la calma. Cuando consideró el miedo (o temor), Aristóteles le opuso no la

valentía, sino la confianza. Creía muy bien el sabio filósofo que lo que podía expulsar el temor de la vida humana es la conciencia de que “las cosas que pueden salvarnos están próximas y, en cambio, no existen o están lejanas las que provocan temor”. En síntesis, es promoviendo la confianza y la esperanza como se enfrentan y superan los temores paralizantes. Son las certezas las que neutralizan los miedos; por el contrario, la desconfianza los incrementa. Ya lo había dicho el apóstol Juan: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18). Por lo tanto, hay que reafirmar la importancia de enfrentar los miedos con la seguridad de que Dios nos ayudará a superarlos y nos permitirá alcanzar la dicha de la serenidad. El autor es psicólogo clínico y docente de vasta experiencia y autor de libros y artículos sobre su especialidad. Escribe desde Buenos Aires, Argentina. Si le interesa la bibliografía, pídala a este editorial, en www.elcentinela.com, en “Escríbale a los editores”.

Este es un número especial de la revista EL CENTINELA, una revista mensual publicada por los adventistas del séptimo día. • Para conseguir información sobre EL CENTINELA, o para suscribirse, llame al 888-765-6955, o al 208-465-2517. • Visite la página de la revista en: http:// www.elcentinela.com. Allí encontrará artículos de la revista mensual, un enlace para suscribirse o para enviar pedidos de oración, y mucha información más. EL CENTINELA

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Muévete

ÓSCAR SANTANA

CÓMO AÑADIR VIDA A LOS AÑOS Y AÑOS A LA VIDA.

Hagamos ejercicio físico en casa

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ay momentos en la vida cuando mover el cuerpo fuera de casa no es posible. Las causas de esto pueden se innumerables. Sin embargo, tú quieres mejorar tu estado de salud y entiendes la necesidad y urgencia de hacer ejercicios que te puedan dar una mejor calidad de vida. Entonces, la pregunta es: ¿Cómo hacer ejercicios físicos efectivos y saludables en un espacio reducido de la casa? ¡Tengo buenas noticias para ti! Te diré cómo puedes hacer ejercicios usando simplemente una silla. Estos movimientos son simples y divertidos, y mejorarán tu salud física y mental. Debajo de esta columna tienes el link de YouTube para que veas cómo los hago.*

Primer ejercicio: marchando sentado Siéntate en una silla firme y con la altura suficiente como para que tus pies se apoyen bien en el suelo. Luego comienza a subir y bajar las piernas como si estuvieras caminando. 10

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Asegúrate de ubicar tus glúteos al frente de la silla, de manera que tu espalda no toque el respaldo, al menos que, por alguna condición física, tengas que hacerlo. Empieza marchando y acompaña el movimiento de tus piernas moviendo tus brazos hacia atrás y hacia adelante. Los brazos no deben quedar estáticos. Muévete como si caminaras rápidamente. Es importante que endurezcas el abdomen y que inhales por la nariz y exhales por la boca. Repite este movimiento durante dos minutos, para luego cambiar al segundo ejercicio sin detenerte.

Segundo ejercicio: presión sobre los hombros Este ejercicio es muy bueno para fortalecer los hombros y el abdomen. Sigue sentado, marchando, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Ahora mueve los brazos y los hombros hacia arriba y abajo. Cada brazo debe apuntar hacia arriba y estar en ángulo recto, y conformando con los hombros la forma de


un cuadrado. Mueve tus brazos y tus hombros hacia arriba y abaja mientras sigues marchando con los pies. Haz estos movimientos durante dos minutos. Si tienes dificultad en subir los brazos, no lo hagas; solamente marcha hasta cambiar al tercer ejercicio.

Tercer ejercicio: golpes al aire Este ejercicio es muy bueno para fortalecer el abdomen y los brazos. Continúa marchando e inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Ahora mueve tus brazos hacia adelante y atrás como dando golpes con tus puños cerrados al aire, como si estuvieras golpeando algo que está en la línea de tu tórax. Repite este movimiento durante dos minutos. Si a esta altura de los ejercicios necesitas detenerte un poco, hazlo, y retoma cuando lo veas conveniente.

Cuarto ejercicio: rotación de hombros Continúa marchando e inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Extiende tus brazos hacia los costados y rótalos en forma circular. Mantén esta actividad durante dos minutos. Sigue marchando con ánimo, que tu cuerpo se sentirá muy bien. A esta altura de los ejercicios, quizá sientas

algunos músculos que pensabas que no tenías. No te resignes ante el cansancio, pues esto es para tu bien. Estos ejercicios deben realizarse en forma continua, sin parar uno tras otro. Ten presente de inhalar siempre por la nariz y exhalar por la boca, para que haya una buena respiración. Mantén firme el abdomen. Si en un momento te sientes cansado, relájate un poco y hazlos a tu ritmo. Esta clase de ejercicio físico te ayudará a controlar el estrés y mejorará tu estado de ánimo. Recuerda que desde el origen del mundo, Dios le prescribió el ejercicio físico al ser humano, cuando lo “puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15). Haz estos ejercicios en tu casa unas cuatro o cinco veces por semana y verás un cambio maravilloso en tu vida. Conforme vas avanzando, puedes repetir este circuito dos veces. Que Dios te bendiga y te dé salud. *Este es el link para el video: https://youtu.be/TXBD9SdxpEQ.

El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington. EL CENTINELA

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O R A C IÓN

RICARDO BENTANCUR

Oraciones en medio de una pandemia Padre nuestro que estás en los cielos ¿No te has dado cuenta de que estamos solos en medio de una pandemia, llevando la mochila de nuestra vida, con nuestra historia y contigo adentro? ¿No quieres acaso llevar nuestras ansiedades y miedos? Santificado sea tu nombre ¿No quieres santificarnos con la humildad de Jesús? ¿No quieres santificarnos con el fuego de tu Espíritu para que arda en nuestro corazón tu deseo por nosotros? Venga tu reino ¿No quieres acaso dejar caer tu gracia de un modo silencioso y anónimo como cae el rocío por las noches, preanunciando un amanecer sereno? Hágase tu voluntad ¿No quieres darnos la fe valiente de creer en ti a pesar de la oscuridad que nos rodea, de entregarnos a ti más allá de nuestra comprensión, a hacer tu voluntad a cualquier precio? El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy ¿No quieres darnos con el pan cotidiano también el don de saber que necesitamos poco para vivir y que eso poco lo necesitamos por poco tiempo? 12

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¿No quieres darnos el don del hambre por ti para que sacies a través de nosotros tu hambre y tu sed por los otros? Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores ¿No quieres tomarnos de la mano y llevarnos al sótano de nuestra vida, donde escondemos nuestros secretos inconfesados? ¿Puedes ayudarnos a pedirte perdón y a concederlo a quienes hemos odiado porque nos han ofendido? Líbranos de la tentación y del mal ¿Podrás librarnos de la tentación de resignarnos a no buscarte ni a amarte? ¿Podrás libarnos del mal de medir tu amor por las veces que has satisfecho nuestros deseos y necesidades? ¿Podrás ayudarnos a entender, Padre bueno, que tu mirada no produce miedo? ¿Que tu mirada nos libera, porque no es como la mirada del carcelero que aterra al prisionero cuando lo observa a través de la mirilla de su celda? ¿Podremos entender en esta cuarentena que tú eres nuestro Padre Celestial? Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos Amén.


Mi amado hijo, Me dices: Padre nuestro Si así me nombras, ¿por qué me preguntas si puedo llevar tus cargas de dolor? Elígeme. Ven a mí como el ave que en la oscuridad del bosque toma vuelo al encuentro del resplandor. Me dices: Santificado sea tu nombre ¿Cómo santificarte si toda tu vida gira en torno de tus afanes? Elígeme. Y le sacaré el veneno a las flechas de tus preocupaciones, que podrán herirte pero jamás matarte. Me dices: Venga tu reino ¿No es esta la hora en la que se arriesga tu cuerpo y se desnuda tu alma? Elígeme. No tengas miedo, porque mi buena voluntad es llenarte de gracia. Me dices: Hágase tu voluntad ¿Hay algo más libre que un ave en el cielo o algo más bello que un lirio en la tierra, que obedecen alegres y en silencio la ley del Universo? Elígeme. Y serás como ellos que hacen mi voluntad sin proponérselo. Me dices: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy ¿No vales tú mucho más que las aves del cielo, que no siembran ni siegan ni recogen en graneros, y yo las alimento? Elígeme. Y tu trabajo tendrá un sentido y tus afanes un destino eterno. Me dices: Perdona nuestras deudas ¿No nacen ellas de tus envidias y tus tristezas a causa de la comparación y la confrontación? Elígeme. Y te enseñaré la justicia de ser manso y humilde de corazón.

Me dices: Líbranos de la tentación y del mal ¿No sabes que mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos? Elígeme. Y te sostendré cuando se tiente a olvidarse de mí tu corazón cansado. Me dices: Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos ¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre? Sin embargo, ni uno solo puede caer a tierra sin que yo lo sepa. Tú eres más que ellos. Por eso no tengas miedo ni ansiedad. Elígeme ahora, y nacerás nuevamente. Sentirás el instante en que mi reino traspasa tu tiempo, para que tus días se vayan contando con la eternidad.

El autor es el editor de El Centinela.

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MÚS I C A

ADRIANA PERERA

La música: el antídoto que nos une

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aúl tiene setenta y ocho años, vive en Roma, y lleva cuatro semanas confinado en su pequeño apartamento. A las siete de la tarde se asoma al balcón porque Luisa, la vecina de enfrente, es cantante de ópera y ofrece un miniconcierto todos los días a la misma hora. Los vecinos acompañan el canto en un coro improvisado. Lloran, ríen, agitan pañuelos, mientras la música de Luisa llena el aire de belleza y esperanza, desafiando el gris confinamiento. Antonio tiene diez años y vive en Buenos Aires. Hace dos semanas que no va a la escuela. Por momentos está triste y ansioso, pero cuando llegan las diez en punto de la mañana se conecta por Internet con el coro virtual de su escuela y su ánimo cambia: salta, danza, cierra los ojos y sonríe. ¡Todo cambia! Sofía tiene noventa y tres años y contrajo coronavirus. Después de quince días luchando por su vida en una sala de cuidados intensivos, ha superado la infección. ¡Ya se puede ir a casa! Cuando la llevan por el pasillo 14

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en una silla de ruedas, un coro de enfermeras y médicos cantan entre aplausos y lágrimas de emoción, “Resistiré”, una de las canciones que han llevado esperanza a miles de personas en el mundo. ¡Sofía ha resistido! ¡Todos celebran la victoria! Cuando cantamos pensando en los enfermos que se recuperan, ¡todos celebramos la vida! En medio de una pandemia que nos ha llenado de miedo, impotencia y ansiedad, la música se ha vuelto un símbolo de unidad, de esperanza, de resiliencia. ¡Y de sanidad física y mental! Cuando escuchamos música positiva le permitimos al cuerpo segregar endorfinas que activan un estado de ánimo más optimista. Hoy, en todo el mundo se escuchan coros improvisados en los balcones para compartir alegría y esperanza. Nada puede detenerla, ni muros, ni ventanas, ni fronteras, ni confinamientos. Es impresionante cómo la música nos hace sentir libres, conectados, y nos inyecta felicidad.


Ya desde tiempos remotos, la música fue usada como método terapéutico. En el siglo VII a.C. una plaga asoló la ciudad de Esparta, y los líderes de la ciudad le pidieron al poeta Tales que cantara himnos para levantar la moral de los ciudadanos. La música es una herramienta poderosa que nos ayuda a superar el miedo y la depresión. Una médica amiga que trabaja en un hospital de Nueva York me contó que cada vez que un paciente en el hospital deja de usar respirador, ¡signo de que se está recuperando!, todos los enfermeros comienzan a cantar la misma canción. La música los ayuda a hacer su trabajo. El arte nos da belleza y esperanza. No deje, querido lector, que la rutina gris o la falta de esperanza hagan nido en su corazón. Lo invito a que cante,

que escuche música, que celebre que estamos vivos, y que somos parte de un coro universal que se une para cantar al unísono: ¡Todavía hay esperanza! La autora es directora del Departamento de Música de la Universidad Andrews en Berrien Springs, Michigan.

Algunas formas de utilizar la música durante estos días de confinamiento: • Recuerde que “el que canta sus males espanta”. Cante por lo menos quince minutos cada día. ¡Notará la diferencia! • Seleccione canciones rítmicas que lo motiven a hacer ejercicio físico en casa. • Escuche música que le transmita emociones positivas. • Envíe una canción que tenga mensaje de esperanza y alegría a alguna persona que esté pasando por un momento difícil. Vaya a este link y cantemos todos:https://www. youtube.com/watch?v=WL1Jv1-9OEM. EL CENTINELA

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AC T UA L I DA D ALEJANDRO MEDINA V.

coronavirus nos ha enseñado

Lo que el

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finales del año 2019, la noticia de que en Wuhan, China, había estallado un brote del COVID-19, un nuevo virus que no había sido detectado en humanos hasta la fecha, sacudió al mundo. Las reacciones en todo el planeta fueron diversas. Unos se llenaron de pánico y se abalanzaron a saquear farmacias y tiendas de autoservicio, otros ignoraron las recomendaciones en medio de la emergencia sanitaria. Independientemente de que el COVID-19 no es un asunto menor, la reacción que ha habido para enfrentarlo resulta muy reveladora respecto a la conducta humana. En estos casos es más que evidente que “es en la crisis cuando se revela el carácter”.1 Y esta pandemia ha reflejado algunas tendencias de nuestra sociedad. 16

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Hoy es un buen momento para reconocer nuestra profunda necesidad de confiar en Dios.


Somos demasiado vulnerables A pesar de vivir en un mundo donde se supone que todo está controlado por los avances de la ciencia y la tecnología, de pronto surge algo que descoloca a todos. Pero, ¿por qué? ¿Acaso no tendríamos que vivir seguros? ¿Cómo es posible que seamos tan vulnerables a un simple virus? El coronavirus nos ha demostrado que somos enormemente vulnerables.2 Específicamente, hemos constatado lo susceptibles que somos a la desinformación a través de los medios masivos de comunicación. Solo bastaba ver los rostros aterrados de la gente en las farmacias suplicando por una mascarilla, gel antibacteriano o guantes desechables. De pronto, alguien arrebató a la raza humana su manto omnipotente que le han dado los gobiernos democráticos, la bonanza económica y los avances tecnológicos. Ahora se veía a sí misma presa de la indefensión, una conducta muy extraña en este tiempo, especialmente en los países desarrollados. Lo cierto es que los seres humanos no somos omnipotentes. Tenemos marcadas limitaciones propias de nuestra naturaleza. Por eso, el rey David le suplicaba a Dios: “Hazme saber, Jehová, mi fin y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy” (Salmo 39:4). Así es. Esta enfermedad nos ha recordado cuán frágiles somos.

El miedo va más allá de la tecnología El COVID-19 pasará dentro de un tiempo. Seguramente, se encontrará una vacuna y todo habrá pasado. Muchos no van a recordar los malos momentos. Lo único que va a quedar es el miedo a la muerte, el pánico a una peste que acabe con todos. Como ha dicho Mario Vargas Llosa: “El terror a la peste es, simplemente, el miedo a la muerte que nos acompañará siempre como una sombra”.3 El miedo no favorece el pensamiento. Una sociedad aterrada no piensa. Más bien, reacciona de manera salvaje. Durante los meses del COVID-19 fuimos testigos de epidemias de miedo que reflejaron lo peligrosa que resulta la irracionalidad social, como las compras de pánico, las teorías conspirativas construidas por algunos sectores radicales de la población o las crisis de ansiedad. El miedo también nos recuerda que seguimos siendo seres humanos, algo que la embriaguez de la tecnología, los logros científicos y las comodidades de la vida contemporánea nos hacen olvidar con frecuencia. No tenemos todo bajo control. Necesitamos a Dios, aunque nos cueste trabajo reconocerlo. Jesús dijo que durante nuestra época la gente sería proclive al miedo: “Habrá más angustia que en cualquier otro momento desde el principio del mundo. Y jamás habrá una angustia tan grande” (Mateo 24:21, NTV).4 Así es. Hoy tenemos más miedo. Es uno de los rasgos más acendrados de la condiEL CENTINELA

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La dimensión de la crisis sanitaria obligó a varios gobiernos a tomar medidas extremas, como el declarar confinamientos obligatorios de la población, suspender actos multitudinarios, e incluso controlar el desplazamiento de la gente.

ción posmoderna. Reaccionamos con menos fuerza ante la adversidad. Por eso, necesitamos más fe.

acabamos de vivir? ¿De verdad resulta tan alejado de la realidad?

Sí se pueden perder las libertades

Sí puede haber medidas de carácter mundial

La dimensión de la crisis sanitaria obligó a varios gobiernos a tomar medidas extremas, como el declarar confinamientos obligatorios de la población, suspender actos multitudinarios, e incluso controlar el desplazamiento de la gente. Esto nos ha recordado que, a pesar de vivir en sociedades democráticas, las libertades también se pueden perder. En este caso, la Biblia presenta escenarios antes del regreso de Jesús a este mundo en los que la gente perderá sus libertades. Por ejemplo, dice que habrá restricciones económicas y medidas extremas en cuestiones de libertad (Apocalipsis 13:16, 17). Para muchos críticos de la Biblia, estas declaraciones han resultado motivo de escarnio. ¿Pero qué podemos pensar ante lo que

Al mismo tiempo, el COVID-19 ha recordado a todo el planeta que, bajo ciertos escenarios, se requiere tomar medidas mundiales. En este sentido, la crisis sanitaria ha unido a la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones a un problema que atañe a todos. En tales circunstancias, nadie puede actuar solo. A pesar de las marcadas diferencias políticas entre las naciones, una vez más ha quedado demostrado que sí puede haber medidas de carácter global. Bajo escenarios futuros de crisis, las naciones estarían obligadas a sumarse en bien de todo el planeta, sin importar su condición económica, religiosa o política. En la Biblia también se plantean escenarios de unidad mundial antes del segundo adveni-

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EL CENTINELA


miento de Jesús (Apocalipsis 18:3, 9). De modo que, a la luz de las recientes actuaciones de los líderes del mundo, tampoco resultan tan desatinados.

Hemos perdido la capacidad de ponderar lo más valioso en el mundo Otra de las grandes lecciones del COVID-19 ha sido la incapacidad de convivir en familia. En realidad, las medidas de prevención para enfrentar la epidemia eran muy sencillas: quedarse en casa, lavarse las manos constantemente y guardar una sana distancia con el resto de la gente en caso de verse obligado a salir a la calle, entre otras cosas. Pero a muchos eso les pareció muy difícil, quizá porque algunos no podrían generar recursos económicos. ¿Pero quedarse en casa es algo tan difícil cuando de eso podría depender la vida? ¿Resulta complicado hacer un alto en medio del frenesí cotidiano y dedicar tiempo para hablar con el cónyuge y los hijos? Por si fuera poco, la crisis sanitaria nos ha mostrado nuestra propia soledad e incapacidad de encontrarnos con nosotros mismos. De pronto, hemos sido obligados a pensar en el valor de la vida en vez de llenarnos la cabeza de asuntos baladíes —como los deportes, las series de televisión, la música, etc.—. Pero, como no estamos acostumbrados a reflexionar en cuestiones relevantes, a muchos les ha sobrevenido una enorme tristeza y desesperación.

• Todo acaba bien para todo el que sabe esperar —León Tolstoi • Para sobrevivir debes creer — Neil Richard Gaiman https://www.mundifrases.com/buscar-frases/?q=fe

Conclusión ¿Estamos listos para enfrentar el futuro? ¿Cómo hemos de encarar las crisis venideras? ¿O acaso creemos que esto que hemos vivido no se repetirá? Hoy es un buen momento para reconocer nuestra profunda necesidad de confiar en Dios. Una vez más hemos demostrado que necesitamos de su ayuda. No tenemos por qué seguir en la orfandad espiritual. Es mejor apropiarnos de aquella maravillosa promesa aún vigente: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). El autor es vicepresidente editorial de GEMA Editores. Escribe desde la Ciudad de México. Si le interesa la bibliografía, pídala a este editorial, en www.elcentinela.com, en “Escríbale a los editores”.

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La Voz de la Esperanza

OMAR E. GRIEVE

MENSAJES DE FE Y ENTUSIASMO.

¡Cobrad ánimo!

L

a gigantesca rueda de la sociedad parecía nunca parar. Todos corrían sin cesar, buscando cristalizar sus sueños y alcanzar sus metas. Ahora, con la incertidumbre de la duración de la pandemia, el miedo al contagio, la angustia de no tener control de lo que sucede, y el temor de perder a nuestros amados, todo ha cambiado. Ante la magnitud de la emergencia nos preguntamos: ¿Se interesa Dios en nosotros? Habiendo millones de seres humanos en este mundo, ¿puede él preocuparse por ti y por mí? ¡La Santa Biblia nos dice que sí! “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios” (S. Lucas 12:6), dijo nuestro Redentor. Si Dios toma nota de los pajarillos, con más razón se interesa en nosotros. Las profecías que Dios dio en su Palabra nos dicen dónde estamos hoy en la procesión del tiempo. Lo que enfrentamos indica claramente que nos hallamos en el umbral de otros acontecimientos aun más grandes y solemnes. Los gobernantes y los pensadores tienen la atención fija en estos eventos insólitos. Observan la intensidad que se apodera de todo elemento

terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis estupenda. Lo bueno es que todo esto solo preludia un final glorioso y un luminoso amanecer para los que aman a Dios. Jesucristo dijo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (S. Lucas 21:28). Entre tanto, no desesperemos. El Señor nos insta: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo…, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6). Cerremos las ventanas del desánimo que dan hacia la tierra, y abramos las ventanas de la esperanza que dan hacia el cielo. Pidámosle a Dios que nos lleve de la mano, y que nos induzca a fortalecer a otros que desfallecen. El autor es director y orador de La Voz de la Esperanza.


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