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Transformación

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El nuevo tipo

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ISTOCK.COM/RCHPHOTO

Transformación

Por Charles Mills

La Biblia fue su arma preferida en sus batallas por la justicia social y la igualdad en el trato con todas las personas. Es lo que usó para proclamar el mensaje transformador y reconciliador del evangelio.

Habíamos estado en la carretera durante horas a lo largo del árduo camino de tierra. Cada pocos minutos, un camión cargado con troncos recién cortados pasaba a toda velocidad en la dirección opuesta, arrojando espesas nubes de rojizo polvo sobre nosotros, llenando nuestras fosas nasales, hiriendo nuestros ojos y dificultando la respiración.

Revisé para asegurarme que mi equipo todavía estuviese protegido del polvo que se acumulaba. Si iba a regresar de ese viaje con un registro fotográfico de lo que vimos, las cámaras y la película guardadas dentro de las cajas a mis pies tenían que estar protegidas a toda costa.

Mi tarea era simple. Viajar a esa jungla sudamericana y tomar fotos de cierto pueblo lleno de gente muy especial. ¿Qué los hizo especial? Cada miembro del asentamiento era un cristiano adventista del séptimo día. A diferencia de sus vecinos que adoraban a muchos dioses, algunos de los cuales decían que vivían en árboles, ríos y serpientes, esos hombres, mujeres y niños adoraban solo a un Dios, el Dios del cielo.

Los asentamientos que pasamos revelaron con vívido detalle la pobreza que se apoderaba de la tierra. Lejos de la riqueza relativa de las ciudades, esos aldeanos pasaban sus días haciendo poco más que tratar de sobrevivir. Debido a su gran necesidad, tenían poca autoestima. Sus casas, patios y carreteras reflejaban el vacío y el desaliento que llenaban sus corazones. Sus alrededores eran insalubres —por decir lo menos— y había habido informes de disturbios violentos entre los diferentes grupos en esa área.

El muy maltratado vehículo en el que viajábamos disminuyó la velocidad y salió de la carretera principal y comenzó a aden-

trarse en la jungla. Pronto nos encontramos con un pequeño y aislado pueblo ubicado en un claro junto a los rápidos de un río. El conductor encontró un lugar sombreado debajo de una arboleda y apagó el motor.

Perspectiva muy enfocada

Mirar el mundo a través del visor de una cámara ofrece una perspectiva muy enfocada. Mientras la película se movía silenciosamente frente a mi lente, fui testigo de la vida cotidiana de un pueblo cuya existencia misma había sido transformada. Sus sencillas casas, amuebladas con solo lo esencial, estaban limpias y ordenadas. Sus céspedes estaban recortados, los caminos bien marcados y los baches rellenos. ¿Dónde estaban los cerdos errantes, las pilas de basura, los olores inconfundibles de la enfermedad? ¿Dónde estaban los niños de aspecto harapiento y el semblante ceniciento de sus padres? Esas personas se veían sanas y presentables; sus ojos claros, sus rostros brillantes de esperanza. ¿Había sido ese pueblo realmente como los demás? ¿Cómo fue posible un cambio tan asombroso? Me llevaron a la pequeña casa de troncos y paja del maestro misionero adventista de esa área. Me recibió con una amplia sonrisa y me permitió el privilegio de ver el lugar que llamaba su hogar. A través del ojo de mi cámara, observé una alfombra de hierba en el suelo, una manta cuidadosamente doblada, una pequeña cómoda colocada junto a la cama y un par de sandalias.

Entonces entendí. Descansar sobre la manta estaba la razón de la transformación —la razón por la que ese pueblo se veía, olía y sonaba diferente y la gente actuaba de manera más solidaria—. Con sus cubiertas desgastadas por el uso y las páginas amarillentas por el tiempo, una copia de la Palabra de Dios esperaba en la quietud del sofocante aire de la tarde, lista para levantar el espíritu del lector y del oyente por igual, lista para crear imágenes claras de cómo se supone que se debe vivir la vida incluso cuando está cargada de pobreza. El dueño de esa Biblia había tomado las palabras muy en serio y había difundido las Buenas Nuevas por todo el pueblo.

Esa era su misión. La Biblia fue su arma preferida en sus batallas por la justicia social y la igualdad en el trato con todas las personas. Es lo que usó para proclamar el mensaje transformador y reconciliador del evangelio.

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