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editorial
Páginas Doradas:
Staff
A lo largo de un año que llevamos recorrido en este proyecto, hemos tenido la suerte de encontrarnos cara a cara con muchos de los integrantes de ese libro invisible, de páginas doradas, que resulta ser la vida de Racing Club. Ídolos reconocidos por cualquier alma racinguista que cuentan su historia y la vuelven a escribir para que no sea olvidada jamás. Pizzuti, Cárdenas…
Hacemos Paladar Académico: Director Propietario: Leandro Daniel Marinovich. Jefe de redacción: Cristhian Flores. Directorio de Redacción:
Nos debíamos la entrevista con Rubén Paz que va en la presente edición, y con Gustavo Bou que ingresó a ese apartado de grandeza, casi sin detenerse a imaginarlo, a fuerza de trabajo y goles determinantes. Sin embargo notamos todo el tiempo que la Historia, como abstracto, no la escriben sólo los grandes jugadores y entrenadores, los grandes artistas o músicos. Los que soñaron la creación del Predio Tita Mattiussi escribieron tal vez más historia que muchos otros, porque dejaron algo para la eternidad racinguista. Resignificaron un espacio y le dieron vida para que sea el lugar donde crezca el futuro del club. La historia se encuentra en un libro o en un teatro de cualquier parte del Cosmos, y por eso también elegimos contar la historia del “Racingnauta”. Silenciosamente, lejos de todos los flashes, cientos de deportistas amateur transpiran las canchas de Avellaneda y Villa del Parque, acompañados por pocos más que sus familiares. Sueñan con una multitud que los vaya a ver, sueñan con ser el Milito de su actividad.
Anabel Villar Lautaro Negri Ramiro Cué Barberena Oscar Ruggiero Mariano Neira Columnistas Invitados: Alejandro Wall Fotografía: Aylén Escamilla - Laura Iglesias - Paola Lara. Diseño Gráfico: Matías Longarte - Marcos Barragán. Dirección: Ingeniero Huergo 1165 (1871) - Dock SudAvellaneda- Buenos Aires Imprenta: Génesis Talleres Gráficos. Tel.: 5197-1190 Dirección: San Lorenzo 4917- Olivos- Buenos Aires
N° de DNDA: En trámite
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Predio Tita Mattiussi: Racing Club ha vuelto a la vida por Cristhian Flores Foto: AylĂŠn Escamilla
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Imaginarse a Racing en la situación previa a la creación del predio Tita Mattiussi estremece y entumece todos los sentidos como si tratásemos de imaginar a un ser querido en sus últimos respiros. Las palabras de la síndico Liliana Ripoll “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir” aún resuenan y se instalan, por un rato, como una pequeña espina en el corazón cada vez que las escuchamos. ¿Quién hubiera dicho que esas palabras fúnebres podían desencadenar lo mejor de la condición humana y de la vida? ¿Qué significa construir sentidos e identidades en torno a la pasión y el amor? ¿Cuántas veces escuchamos hablar de Racing como el club de las eternas resurrecciones? ¿Cuál fue el primer ladrillo para que el club volviera a ser? Quizá como respuesta a todas esas preguntas es que vale la pena recorrer la historia del único predio de un club del mundo construido por sus hinchas.
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Las divisiones inferiores paseando la insignia celeste y blanca por canchas ajenas, porque en Racing no tenían casa propia. Eran noticia porque perdían los puntos al no poder presentar una cancha en condiciones. La desidia política hacia fines de los 90 arrasaba al club que había sido el más grande del mundo sólo tres décadas antes y la incertidumbre de un inminente remate de los bienes contrastaba con la realidad de los millones de hinchas para los cuales la desaparición no era una posibilidad. Se sabía que el club estaba pasando un momento delicado, pero los corazones no entendían y no entienden de razones cuando se habla de la identidad que significa pertenecer a un club de fútbol. Si esa lógica es dominante para cualquier club del mundo, para La Academia nada era imposible y a lo imposible había que desafiarlo. En este contexto, un grupo de hinchas entendió que ya no alcanzaba con colmar el estadio cada vez que Racing se presentara, o no, como sucedió el 7 de marzo de 1999. No bastaba con la pertenencia de portar la camiseta ni pagar la cuota social. A Racing había que salvarlo, refundarlo, rescatarlo del ahogo económico y judicial. Para eso, había que hacer algo que resignifique el Ser de Racing y plasmarlo en una obra para la posteridad. Comenzaba una campaña: recuperar las tierras que el Estado le había otorgado a Racing y se habían perdido por incumplimiento de los planes de obras. Luis Otero, reconocido periodista de Canal 13 pero sobre todo hincha de Racing como el Estadio y el escudo, le propuso un sueño a Leonardo Strashnoy, un abogado amigo que formaba parte de la comisión ADOC que oficiaba de figura legal en representación de Racing ante el juez de la quiebra: convertir esas tierras en un Predio. Claro está que, para eso, las tierras debían recuperarse. El acuerdo que así lo establecía, fue aprobado el 15 de septiembre de 1999. Las tierras volvían a ser legalmente de Racing, pero el club no se encontraba en condiciones de trabajarlas. Tendrían que ser sus hinchas los que asumieran la utopía de crear algo en un lugar en el que no había nada.
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“Nosotros decíamos, cuando quebró Racing, que el predio Tita tenía que ser el lugar donde el club resurgiera. No importaba si desaparecía o si teníamos que empezar de la primera D. Estábamos convencidos de que los que queríamos a Racing lo íbamos a refundar para volver a ser tan grandes como lo fuimos siempre y que ese momento tenía que servir para que desapareciera la lacra que llevó al club a la quiebra.” recuerda Strashnoy. En realidad, había de todo menos césped y pelotas: Montañas de escombros, basura, ratas, neumáticos e incluso “linyeras”, a los que hubo que invitar a retirarse. Había que remover todo eso, nivelar el terreno y comenzar a sembrar, como si fuese una metáfora misma de lo que había que hacer en el club. Así fue como los hinchas comenzaron a autoconvocarse a trabajar en el Predio los fines de semana. De boca en boca, repartiendo panfletos en los partidos jugados en el Cilindro o con el apoyo de algunos periodistas de diarios de tirada nacional (Daniel Arcucci, Daniel Avellaneda, entre otros) y la convocatoria de algunos medios partidarios. Sin embargo, que la construcción del predio la realicen sus hinchas, desnudaba los intereses de las dirigencias de ese momento. Lidiar con amenazas y medios que se dedicaban a desprestigiar, pagados por Fernando Marín, era moneda corriente. “Mientras nosotros pensábamos en cómo salía Racing de esa situación económica y jurídica, Marín tenía la cabeza en aprovechar y gerenciar al club. Construyendo, dejamos en evidencia lo que hacen los millonarios que se enriquecían con Racing y no podían construir un predio para las inferiores.” afirma, con la misma convicción, Sebastián Bonino Pero allí, los fines de semana primero y los días de semana después, el abogado dejaba de estudiar leyes para seguir las leyes de su corazón y ponerse a remover escombros. El que era contador, renunciaba a los números en las clases de contabilidad para contar si la plata alcanzaba o no para comprar las semillas
Fotos: Fabiรกn Mangaretto
o cuántos choripanes se habían vendido un sábado a la tarde. Algunos aportaban dinero, otros su fuerza de trabajo. Anónimamente, un tipo se bajaba de un auto, veía a esos locos trabajando una tarde de calor, les daba un cheque y se iba. Bingos, peñas folclóricas, todo era bienvenido. A Roberto Cousillas, otro de los grandes colaboradores, le utilizaban muchas de las cosas de su ferretería. Se aportaba hasta lo que no se tenía, se vendía todo lo que podía generar recursos como sucedió con las viejas plateas del Cilindro de Avellaneda que habían sido tiradas en los terrenos cuando se remodeló el Estadio. ¿Problemas? Abundaban. Mientras el pintor dibujaba el escudo que hoy se observa en el tanque, hinchas de Independiente y Arsenal le tiraban con balas de goma. Cuando se estaba por inaugurar la primera cancha, se descubrió una piedra detrás de uno de los arcos, y que, más que una piedra, era una de las esquinas del edificio Warnes, cuyos escombros habían sido arrojados ahí tras su demolición. Se caían árboles y había que volver a empezar; la instalación del sistema de riego provocó que más de una vez se inundara la zona. Pero el sueño era tan grande que nada importaba. De forma rudimentaria, literalmente a mano, se sembró la primera cancha. “íbamos haciendo agujeritos en la tierra, y después venía otro grupo atrás, a la antigua, con una bolsa y un balde, y sembraba la cancha” Recuerda, acompañándose con los gestos de sus manos, Cousillas. Se hicieron los vestuarios para poder habilitarla en AFA. A la cancha Nº1 se la nombró en honor a quien había donado la plata para construirla, Oscar Crivari; y a la par comenzaban las obras con el sembrado de la cancha Nº2 y el alisado de la tierra para la cancha Nº3. Como si fuera poco, se creó la escuelita de fútbol pensando en los más chicos, comandada inicialmente por Hugo Lamadrid y Ramón Medina Bello. Ese era uno de los tantos anhelos que tenía Marcelo Betbese, otro de los grandes impulsores de esa locura convertida en Predio.
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“Comenzamos con categorías de 4 o 5 años para adelante. Aquella escuelita fue la base de que continuó hasta el año pasado. Algunos de esos chicos fue a las divisiones inferiores y la mayoría fue participando de la Liga Metropolitana 2. El predio cobraba vida a través de eso”. Rememora Lamadrid. Gustavo Costas (DT de ese momento), Fernando “Teté” Quiroz, eran otros de los ex jugadores que colaboraban mucho en la difusión de la causa. La suma de voluntades lo era todo, pero legalmente no era más que eso. En la situación que se encontraba el club, la quiebra y el gerenciamiento podían arrastrarlo todo. Por eso, el 4 de abril del 2000 se creó la mutual “Racing Club” (que llegó a tener más de 1500 socios) para que esas tierras no se las pueda llevar la masa de acreedores, a modo de paraguas jurídico. De este modo, el día que la situación se normalizara, los papeles de propiedad serían íntegramente patrimonio del club. Ese mismo año, se inauguró oficialmente el Predio bajo el nombre de Tita Mattiussi, como no podía ser de otra manera. No existía (ni existirá) una figura tan emblemática para el espíritu que esas tierras y ese césped buscaban representar: la casa de los chicos de divisiones inferiores, con los rasgos de identidad que eso significa, el sentido de pertenencia, el amor y el respeto por los colores, los sueños de llegar a primera. Si Tita dedicó su vida a cuidar a los chicos que venían del interior a defender los colores de Racing, el lugar donde se formaran debía llevar su nombre y así fue. Sin embargo, el gerenciamiento por parte de Blanquiceleste Sociedad Anónima lejos estaba de garantizar el futuro del club y del incipiente predio. Todo el trabajo realizado podía quedar en manos de la nueva administración y perderse por completo. Se inició un proceso de negociaciones con Fernando Marín con idas y vueltas. “El gerenciamiento tenía la potestad de llevar a las inferiores de Racing a cualquier lado. Le pedimos que utilicen el predio Tita a cambio de un convenio de obras que nunca cumplieron”
Pensemos que el presente, ese que nos encuentra campeones y disputando nuevamente torneos internacionales, tiene mucho de mérito en el predio Tita Mattiussi. Diego Milito, el mayor símbolo de Racing Club en los últimos 25 años, se formó en la cantera. Ricardo Centurión, aquel que quedará en la memoria eterna de los hinchas por hacer el gol consagratorio, también pasó por el Tita. Difícilmente el plantel pudiera haberse conformado si el club no vendía a Luciano Vietto, Rodrigo De Paul, y anteriormente a los hermanos Zuculini, Valentín Viola y Luis Fariña. Todos ellos, cada vez que vuelven al país, pasan a ver a las divisiones inferiores que juegan de local. Esa pertenencia justifica cada esfuerzo.
Remarca Leonardo Tarrio, encargado actual del predio. Él, que trabaja ahí desde su fundación hasta la actualidad, reconoce todo lo que tiene por desarrollar: “Lo que le falta al Predio es crecer en infraestructura. Acomodarse a las actividades que puede generar con las canchas que tiene. La convocatoria es muy grande, y estamos en deuda en lo que es vestuarios y baños. Pero se está pensando, ya hay proyectos.” En sólo dos años, el primer sueño estaba materializado: que los jóvenes de Racing tengan su lugar, y en ese lugar se respire Racing más que oxígeno. Dos años más tarde se inauguró por iniciativa de esos mismos hombres la escuela Primaria, que recientemente tuvo su primer camada de egresados de punta a punta. La refundación del club estaba iniciada, aunque la historia se haya encargado de dejar en claro que para eso se necesita tiempo, y aún no se ha concluido ni mucho menos. Pero un grupo de hinchas que hoy podemos ver tal vez en distintas agrupaciones políticas, y centenares que lamentablemente quedarán en el anonimato, vieron en esas tierras el futuro del club y no se equivocaron.
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Racingnauta, el eterno navegante del Cosmos Actor, profesor de historia y, sobre todo, hincha de Racing. Pelé Gómez, con sueños intergalácticos pintados de celeste y blanco, creó a un personaje que es capaz de traspasar la ficción y confundirse en su vida cotidiana. Conoce el pasado, el presente y el futuro de la Academia porque lo ha visto todo: desde el Big Bang hasta el fin de los tiempos. Atravesado por sus pasiones y el humor, su creador reflexiona sobre el Racingnauta. por Lautaro Negri Fotos: Anush Komchoyan
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n una obra donde se unen el amor por Racing y el humor, cinco historias se entrelazan entre sí para dar cuenta de una pasión que surca todos los rincones y se adueña de la vida de quien carga con ella. Un hincha que no puede despegarse de su padre, aún después de muerto, y lo lleva a la cancha en su urna funeraria. Un científico apasionado que asegura que el tiempo se mide a través de Racing. Un hombre que decide cerrar los ojos en marzo de 1999 durante 15 años al enterarse de que su club había dejado de existir y viaja por el Cosmos para sobrevolar el Cilndro, sufriendo una epifanía que cambiaría el resto de su vida. Su hija
que lo acompaña en su reposo, contándole las miserias y las hazañas Racinguistas. Y su hijo que se informa con su computadora de las glorias de la Academia desde la panza de su mamá, cumpliendo la promesa de que no saldría hasta que su papá despertara. Cinco relatos que encuentran su origen en las pasiones del director y protagonista, Jorge “Pelé” Gómez. -Tengo dos grandes pasiones en la vida: Racing y el teatro, y viceversa. Siempre tuve la intención de unir a las dos y que ese vínculo fuese genuino. Lo que más me interesaba era que la obra tuviera lenguaje teatral y calidad.
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Entonces, en el 2013, charlando con mi compañera Romina surgió la idea de Racing y el Cosmos a través de un personaje netamente de ficción. De ahí nace “Racingnauta”, que tiene que ver con el viaje y con el hecho de que Racing está presente en nosotros siempre: desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, e incluso en nuestros sueños. Así fue armándose el personaje, que tiene una clara referencia al Eternauta, de Oesterheld - ¿En qué se parecen los personajes? -Ambos tienen su traje desde donde presentan su lucha y se transforman en héroes colectivos. Pero el Racingnauta lo hace desde el “Racinguismo”. Todo este tiempo de aguantar y de sufrimiento, ha hecho a Racing muy distinto. Otros podrán venir después y querer imitar esa mística, pero eso no se copia: se da o no se da. Es algo que tiene que ver con nuestra historia, defender el club y salir a militar el “Racinguismo”. Y el Racingnauta tiene una percepción particular para captar esa esencia. - ¿Por qué el Racingnauta toma la decisión de descansar profundamente? - Él no puede interferir en el futuro ni en el pasado, pero sí puede ver lo que va a pasar. Él sabía de la situación. Por eso se sintió muy angustiado. Si bien estaba acompañado por su hija que le contaba la historia de Racing, no podía estar presente en la tribuna sobrevolando el Cilindro para disfrutar de Bezombé, Perico Ojeda, Erwin Ávalos, Lucero, Pepino y otras glorias de ese estilo. Él tiene sus convicciones. Por eso, cuando el “Chanchi” Estévez le dice que el club estaba gerenciado, entra en un sueño profundo del que sólo despierta en el 2001 al grito de batalla de: “Uuuuubeda, Uuuubeda”. Sin embargo, él vuelve después a su reposo porque su ADN Racinguista de resistencia no puede aceptar que su club esté en manos privadas. No quiso saber nada hasta que no se fuera Blanquiceleste. Pero, de todas formas, nunca abandonó su vínculo con la gloria y la esperanza porque él lo vio todo y sabe que Racing es inmortal.
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- ¿Alguna vez sentiste una epifanía como la del Racingnauta? -Sí, la primera vez que fui al Cilindro. Yo era hincha de Almirante Brown y jugaba en las inferiores del club. Pero un día a principios de los 80’, cuando tenía 11 años, un amigo con el que íbamos a ver todos los partidos de Almirante me llevó a ver a Racing con su papá. Me acuerdo de entrar a la cancha y enamorarme. Tenía esa misma sensación que se siente cuando ves a alguien y decís “Esto lo quiero para toda la vida”. Fue una especie de revelación porque mi identidad se fue armando desde ahí, con Racing. Borges dice que hay un momento en la vida en el cual vos te das cuenta de todo. Albert Camus también decía que cuando uno es consciente de eso, no podés evitarlo. A lo sumo podés intentar esquivarlo, pero ya sabés lo que querés. En mi caso, con Racing fue amor absoluto. A medida que relata las sensaciones del viajero espacial parece también describir sus propias emociones. Sin embargo, él mismo se encarga de diferenciar a Pelé con el Racingnauta, aunque en muchas cosas sean similares. -Hay un punto en donde el personaje y el autor a veces se me confunden. Claramente el Racingnauta es uno y Pelé Gómez otro, pero son parecidos en ciertos aspectos. Yo estoy pensando en todo el tiempo en Racing. Los chicos de las escuelas en donde doy clases me lo recriminan y muchos pibes se hicieron de Racing. Esa especie de evangelización también se hace presente en el Racingnauta, a través de una ideología relacionada con la resistencia que se transmite genéticamente. El Racingnauta también piensa en Racing todo el tiempo y siente que la tribuna es su lugar. Pero, a diferencia de Pelé, el Racingnauta tiene la ventaja de poder estar vinculado a Racing en un 100%. No lo ata nada, solamente su vínculo con Racing y el Cosmos, que para él son uno solo. No está mediado por ninguna relación interpersonal. En el caso de Pelé, él tiene a su familia y tiene que responder a algunas responsabilidades sociales. (Suena el teléfono, atiende la llamada y se vuelve a sentar sonriente). A esto me refería.
- Más allá de estas diferencias, ¿cómo es el ADN Racinguista compartido? -Lo defino con algo relacionado a la pasión, pero también a la razón; tener conciencia y saber quién es uno. El hincha conoce la mayoría de los detalles de la historia de Racing y, más allá de un jugador u otro, el club va a estar siempre. Lo que sostiene a la parte futbolística es lo maravilloso de ser de Racing. Durante años fui a la cancha sabiendo que no íbamos a ser campeones, pero me sentía contento igual porque Racing me une a la gente que amo. Alejandro Wall en “Academia Carajo” dice: “Cuando uno comparta cada vez menos cosas con sus hijos, siempre va a estar Racing para reunirte”. Yo siento eso porque Racing me hace llorar de felicidad cuando me doy vuelta en la tribuna y veo a mis hijos cantando. Y también hace que me abrace con un gordo que está al lado mío, que no conozco y que lo estuve puteando todo el partido por decir boludeces.
- En esa genética, ¿el humor forma parte? -Para mí, hay algo en el ADN Racinguista que amolda nuestra mirada en el mundo, donde el humor está presente. Hay muchos casos que son ejemplos como Pepe Biondi, Discépolo, el “Gordo” Porcel, Emilio Dizzi, Francella, Sergio Gonal, Capusotto. También está relacionado con la resistencia Racinguista que toma el humor como un recurso para reírse de uno mismo. El hecho de no negar la historia y nuestro sufrimiento, nos hace crear un escudo que muy difícilmente otro pueda penetrar y hace que el hincha de Racing también sea un gran refutador. Por eso, es muy raro que un hincha de Racing pierda una discusión porque su sentimiento es realmente verdadero y cuando eso pasa, no se puede hacerle frente. Además de su entrega por la actuación y su inclaudicable amor académico, su vocación por la Historia forma parte de su idiosincrasia. Tal es así que escribió y protagonizó obras como “Biblioclastas”, en la cual relata las quemas de libros realizadas durante la última dictadura militar nacional, e “Historia de una pasión bien argentina”, donde sostiene el íntimo lazo que Racing tejió a lo largo de los años con los diferentes hechos históricos del país. Una vez más, demuestra poner el cuerpo en cada una de sus facetas y no duda en unir sus pasiones desde su argumento plenamente convencido. - Racing hizo vínculo con la historia argentina ya desde el color celeste y blanco. Una muestra clara de esta relación es lo que pasó en la década del 90’, cuando la mano privada recayó con todo su peso en el país y en Racing, siendo el primer club gerenciado en el fútbol argentino. El torneo del 2001 es otro ejemplo. En “Racingnauta” pareciera ser un chiste que estuviese guionado, pero en la camiseta de Chirimbuolo está el número 35 en serio, no lo inventé yo. Cuando me di cuenta de eso, no lo podía creer. El tipo que nos hace el gol cuando estábamos a punto de salir campeón, tiene en la espalda el número 35, la cantidad de años que estuvimos sin ganar un torneo local. Además, el 35 no es un número habitual en el fútbol; si hubiese tenido el 9 o el 11, podría haber sido más creíble, ¡pero justo tenía el 35! El nombre también parece ser parte del chiste: Chirimbuolo, una deformación fonética
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pañar de por vida, gracias a su propia gente que lo hace eterno. Para nosotros, los hinchas, Racing es todo, incluso hasta el mismo cosmos. Eso el Racingnauta lo sabe porque está a muchos años de ventaja en el futuro viendo a los 11 Militos clonados y a Ñancufil, «el niño de las nieves», el futuro 10 de Racing y de la Selección, que cumplirá con la trilogía de Maradona y Messi, y hará imbatible a un Racing que jugará en otras galaxias.
Ficha técnica Actores: Pelé Gómez (Racingnauta - el hincha de la urna), Gabriel Virtuoso (Dr. Nicolás Batini – bebé en gestación) y Lucía Gómez Ramírez (hija del Racingnauta) de “chirimbolo”, que representa un objeto extraño de forma indefinida. Apareció en ese momento y después no se supo más nada con ese tipo; ahora me supongo que debe ser remisero. Por eso digo que la historia de Racing, además de ser maravillosa y mística, parece una película. - Racing saliendo campeón en el 2001, en medio de la crisis ¿lo tomás como una imagen cinematográfica? -Seguro. En ese momento, fue una contradicción para mí estar festejando en el Obelisco el campeonato que tanto habíamos esperado y, al mismo tiempo, saber que días atrás se había reprimido a unos pocos metros de distancia en Plaza de Mayo y muchas personas se estaban muriendo, mientras que el país explotaba en mil pedazos. En tiempos de espejos rotos que no reflejan ninguna identidad, Racing salió campeón. Otra cosa que fue increíble fue que la tapa de los diarios del 28 de diciembre, el día de los inocentes, dijera “Racing Campeón”. Parecía que hubiera sido a propósito. Eso da cuenta de que la historia de Racing es un gran guión escrito por Dios, que es claramente de Racing, y que el mismo Racingnauta sabe todo sobre ella. - Conociendo esta historia, ¿cuál es el mensaje que busca transmitir el Racingnauta? -El mensaje del Racingnauta es que Racing es eterno. Nació con el Big Bang y nos va a acom-
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Voces en off: Diego Milito, Diego Capusotto, Alex Caniza, Pablo N. Ruiz, Alejandro Wall, Guillermo Francella, Gustavo Bou, Rodrigo Cárdenas, Carlos Ulanovsky, Maximiliano “Chanchi” Estévez, Romina Vázquez, Gabriel Virtuoso. Presentador: Hugo Lamadrid Productor General: Nicolás Sabatini Dirección General: Pelé Gómez Nuevas funciones - Viernes 11/9, Villa del Parque - 21 hs. - Viernes 18/9, Sede Avellaneda - 21 hs.
Luego de estas fechas, la obra se presentará por diferentes filiales.
Elegancia uruguaya Dueño de una zurda fenomenal, pieza fundamental para que Racing gritase campeón, uno de los mejores futbolistas que los hinchas académicos tuvieron la posibilidad de disfrutar cada 15 días en el césped del Cilindro. Rubén Paz es mucho más de lo mencionado. Es su infancia en Artigas, sus comienzos como futbolista amateur, su paso a Peñarol, su capacidad para aprender en Brasil, su paso en falso en Francia, su alegría de encontrar el lugar que todo aquel sueña permanecer cómodo en el mundo. Es el gol a Independiente con caño a Pedro Monzón, el jugar hasta los 46 años, el reclamar por un mayor reconocimiento a quienes hicieron más grande al Racing Club de Avellaneda.
por leandro marinovich Foto: Aylén Escamilla
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ablar de Rubén Walter Paz Márquez en Racing es saber que se está mencionando a uno de sus mayores ídolos del profesionalismo. Zurdo. Elegante. Guapo. De gran pegada. Todos sinónimos de este uruguayo que llegó a Racing después de un paso en falso en el homólogo del de Avellaneda, el Racing Matra de París, y que fue convirtiéndose en emblema e insignia académica en cada pase, tiro libre, gol y partido. Hablar con Rubén Paz, en un departamento de la Ciudad de Buenos Aires, ante tanta cordialidad y una mesa amplia para que quepan en ella toda inquietud posible, fue un verdadero lujo.
Nacido el 8 de agosto de 1959, en Artigas, la ciudad que se ubica en el norte de Uruguay y del departamento que lleva su mismo nombre, y que limita con la ciudad brasilera de Quaraí, Rubén Paz creció entre pelotas de fútbol y viendo cómo su padre y sus tíos defendían los colores de Pirata Juniors, club en donde se retiró en 2006, a los 46 años de edad. “Los acompañaba y los veía jugar. Los Paz éramos y somos una familia numerosa. Es más, hasta hubo 10 jugadores de 11 en ese equipo que eran de la familia”, recuerda quien le gustaba mucho más jugar en las calles de su barrio antes que desempeñarse en algún que otro equipo. Le fascinaba mucho más disputar esos clásicos barriales entre pequeños, en donde estaba en disputa el honor de ser los mejores de sus calles: “Jugábamos clásicos dentro del barrio. Vivía al lado del hospital y había mucho terreno verde, en donde armábamos los partidos y jugábamos para entretener a los que estaban allí. Hacíamos relajo, silencio, porque éramos conscientes del lugar en donde estábamos; utilizábamos un garaje sin puerta para un arco y el otro era de piedras. Después de la escuela era juntarnos, pegar un grito y organizarnos a jugar. Así eran los clásicos”.
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-¿Cuándo empezaste a jugar en un club? -A los seis años, fui una práctica en Peñarol de Artigas. Nos invitaron a formar un equipo y jugar contra ellos. Nos juntamos unos cuantos primos y amigos, de los cuales quedamos para seguir yendo mi hermano, un primo y yo. Ahí hice todas las inferiores, Tercera, Reserva y Primera. Todo amateur. -¿Y cómo hiciste para llegar a Peñarol? -Jugué un campeonato juvenil, organizado por Coca-Cola, en donde también participaron equipos que eran profesionales, como Sudamérica y Defensor, con quienes jugamos la semifinal. Salimos campeones nacionales. A raíz de ello, nos llama Peñarol de Montevideo a cuatro de los que formábamos ese equipo. Además, ya formábamos parte de la selección juvenil. Fue dificilísimo. No estábamos acostumbrados a los hora-
rios de entrenamiento. Teníamos instalaciones espectaculares. -¿Cómo fue tu relación de Artigas con el fútbol, teniendo en cuenta que era una época en donde la información no llegaba fácil? -Artigas tiene un carnaval muy lindo, parecido al carnaval de Río. En cuanto al fútbol, por cercanía geográfica, es parecido al de Porto Alegre. Veíamos mucho a Inter y Gremio. Es más, en Uruguay, mi ídolo era el ecuatoriano Alberto Spencer, pero no lo pude ver nunca, aunque luego logré conocerlo. Apenas podíamos sintonizar la radio para escuchar la época gloriosa de Peñarol en los ’60. Mi viejo me hizo hincha. Antes de llegar a Racing, Rubén Paz ya había pasado por Peñarol, Inter de Porto Alegre y el mencionado Racing Matra de París. Cuando aún jugaba en Uruguay, tanto él como los fanáticos del fútbol tenían al torneo argentino como uno de los principales a seguir, a través de El Gráfico, la revista deportiva por excelencia de aquel momento. El majestuoso zurdo cuenta cómo hacía para rebuscársela e informarse sobre lo que pasaba cruzando el Río de La Plata: “No teníamos referentes individuales, pero sí sabíamos lo que significaba. Por ahí pasábamos por algún puesto de diarios, veíamos un ejemplar de El Gráfico y lo hojeábamos. Eso sí, todo ‘garroneando’, nada de comprar, ja, ja. Era tener un material muy bueno,
fotos en colores, reportajes. Se tenía muy en cuenta a Boca y River. De Racing, recuerdo lo del campeonato del mundo, en el mismo Uruguay. Además, había compatriotas en ese plantel”.
Pero Racing de Avellaneda se unió a Rubén Paz un poco antes de que él supiera que existía una posibilidad de vestirse de celeste y blanco. “Un día, cuando estaba viajando a Francia, para ir al Racing Matra de París, me encontré con una Solo Fútbol que tenía un reportaje al Coco Basile. Me la leí toda, sin saber que después iba a terminar jugando allí y con él como entrenador. Me informé, entendí lo que fue ese pasaje en la B, lo que significaba su gente. A los 20 días, me estaban llamando. Tenía ofertas de Brasil, de Flamengo y Corinthians, pero Juan Carlos Crespo, un fallecido ex dirigente racinguista y padrino de mi hijo Gonzalo, me convenció para que venga a Argentina. Estaba en el Racing de París, pero se había cambiado de técnico y no me quería. Entonces, la decisión del club fue que me manden a préstamo a Sudamérica y no a Valencia, para resguardarse por si triunfaba en Europa. Logré estar dos años en el club, que me hayan elegido el mejor jugador de América, haber ganado títulos”, rememora una anécdota que pinta bien claro el potencial que resguardaba la figura del uruguayo. -¿Con qué te encontraste? -Fui conociendo al club. La pasé divino. Encontré un grupo de personas bárbaras, desde los entrenadores hasta quienes trabajaban en el club. Se formó un grupo lindo, con experiencia y mucha juventud. Un arquero campeón del mundo como el Pato Fillol, o el Vasco Olarticoechea. Además, estaban lo que habían sufrido el pasaje en la B o ser alquilados, como Miguel Colombatti, Walter Fernández o los hermanos Costas. Yo llegué en el momento justo. Después de haberme presentado y de haber caído contra Boca por 6-0, le dije a un dirigente: “¿Para qué mierda me trajeron?”. -¿Qué fue lo que más te impresionó? -La cantidad de gente. La felicidad y el descontrol de haber recuperado un equipo como la gente. Me presentan, todo, y me hacen hacer una vuelta olímpica. Después, un 0-6. Un iluminado total, ja, ja. Después, a la semana y por la lesión de Fernández, me toca debutar. Por suerte, lo empaté con un gol de cabeza, que no era lo mío. Me vino fantástico, porque
a los tres días, ante Platense, hice otro gol de cabeza. -La Supercopa fue el punto máximo de felicidad… -Fue brillante. Empezó de menor a mayor. Primero, esa serie magnífica ante Santos de Brasil, con el empate 0-0 allá, con una tormenta enorme, que caía de punta. Era un barrial. La frutilla del postre fue el gol de (Néstor) Fabbri en el Monumental. Y la final, bueno, fue muy complicada. Cruzeiro jugaba muy bien al fútbol. Por suerte, pudimos ganarle acá y soportar cien mil tipos allá. Cuando digo que el entrenador sabía elegir los mejores once, el mejor ejemplo fue Omar Catalán, que entró al equipo e hizo el gol definitorio. -¿Y cómo te recibió Tita Mattiussi? -Para Racing, ella es Racing. Estuvo en todos lados con el club, convivió con los campeones mundiales. Nosotros tuvimos la suerte de vivir con ella en la “pensión”, y es entre comillas porque distaba mucho de ser un ejemplo en cuanto infraestructura, pero tenía el amor de ella. Nos acompañó en nuestros títulos, la veíamos contenta. Su alegría era que, antes de las concentraciones, hiciéramos una picada en su casa. Ella cruzaba el foso a través de una especie de puente angosto. Yo decía: “¿Cómo no se cae?”. Todas las mañanas, pasaba y se quedaba con el Coco (Basile) y el Panadero (Díaz). Si no jugábamos, pasaba con mi mujer y mis gurises (hijos) a visitarla. Después, los fines de semana se preparaba para ir a criticar, ja, ja. -¿Cómo empezaste a querer a Racing? -La culpa es de los hinchas. Y también del grupo. Me inserté rápido, fui trasparente. Tuvimos un plantel bárbaro, con un cuerpo técnico que nos sabía llevar, que elegía siempre a los mejores once. Y eso que la dirigencia, con Juan Destéfano como presidente, no nos ayudaba para nada. Más allá de su estadía en Avellaneda, Rubén Paz construyó una reconocida carrera en el exterior (Italia y Francia) y, sobre todo, en Brasil. Allí, en tierras en donde los grandes pateado-
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res florecen tan o más que las frutas tropicales, Rubén Paz perfeccionó la ejecución de tiros libres a tal punto de ser uno de los mejores “shoteadores” que tuvo el fútbol de su época. “Mucho de práctica. Aprendí con Luis Cubillas y cuando me fui a Brasil. Engordé el libro allá. Fue fantástico”, admite. -¿Qué técnicos te ayudaron mucho en esos inicios? -Yo tenía un entrenador, el brasileño Dino Sani, con quien hablábamos mucho sobre fútbol. Con 17 años, le hablábamos en ‘portuñol’ para poder entendernos. Nos enseñaba muchos aspectos del juego para que lo llevásemos a la práctica. También aprendí mucho con Luis Cubilla. Fui goleador en 1981 con Peñarol, alimentó mi ego con los tiros libres. Jugaba de lo que me pidiese. Quería estar siempre. Yo tenía que tener la capacidad para poder escuchar lo que me daban los entrenadores y su experiencia. -En Brasil, los hinchas de Gremio hasta hicieron una campaña para lesionarte… -Y… el fútbol es así, no podía negarme a jugarlo. Por suerte, al tiempo, se empezaron a usar canilleras. Pero, hasta en un partido jugado en el Beira Río, un tipo me quebró una. No sé si son o no malintencionados, pero te asesinaban. -Ahora estarías un poco más cuidado… -Hoy la pasaría mucho mejor que antes. Cuando jugaba, me molían a patadas. Hoy, hay cámaras por todos lados y los futbolistas se cuidan más. Ahora… si hablamos futbolísticamente, quizá tendría un problema con el entrenador, porque yo soy enganche y ahora te piden hacer la banda. Hay mucho movimiento, mucha rapidez. No hay velocidad mental, sólo física. Yo resaltaría porque mi velocidad es mental y, además, tengo explosividad. Hoy hacés tres goles y ya te comparan con Maradona. Cuando hice el gol de caño a Monzón, al otro día podía salir a la calle o al supermercado. Los gurises de ahora, no.
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-Hablando de compararse con Maradona, vos tuviste varias oportunidades en donde lo enfrentaste… -Una tristeza, quería jugar con él. Tuvimos la suerte de ganar en el Sudamericano previo, pero después lo agarramos inspirado, como también a Ramón Díaz. Nos ganaron bien, de contragolpe, pero bien. Cada vez que nos encontrábamos, nos mirábamos. En el Mundial, en el primer tiempo, Argentina merecía ganar 4-0. Después queda la vieja historia de que, cuando entré, podríamos habérselo empatado. Igualmente, no hubiesen merecido sufrir tanto después que entré, je. Después, lo enfrenté cuando él jugaba en Nápoli y yo para Genoa —primero— y Racing, en una gira —después—. Diego fue lo mejor que vi.
Tanto en la entrevista como en su carrera profesional, todos los caminos de la vida de Rubén Paz conducen a Racing. No deja de olvidar cuál fue el gol más lindo que vistió con la camiseta académica, ni tampoco perdona que en tantos años desde su ida del club, aún no se traten a los ídolos como se lo merecen. No lo puede creer, no entiende el porqué. El padre de tres mujeres y un único varón, con quien compartió la felicidad del título de 2001 y 2014 no encuentra razones. -¿Cuál fue el gol más lindo que hiciste acá? -Ante Independiente, sin dudas. Le hice allá y acá, pero me quedo con el del caño a Pedro Monzón, en el Cilindro, en 1988, cuando ganamos 2-1. La gente lo sigue gozando por su brillo. Voy corriendo y ya definía de derecha, pero no daba. Por suerte, me ayudó él mismo que venía corriendo. Hice todo rápido y, por suerte, todo salió bien. Fue hermoso ir al alambrado a festejarlo y pensar que se caía, quería abrazar a todos.
-¿Y a quién viste con esta camiseta parecido a vos desde tu retiro? -Rubén Capria, por su zurda. -¿Y cómo te trató el club desde tu retiro? -Desde que me retiré, pocas veces me han invitado desde la institución. Recuerdo solamente el festejo por los 100 años. Igualmente, yo separo los tantos. La gente de Racing conmigo siempre se portó excelente; los dirigentes, no. Nunca vi orden en la casa. Racing tiene muchos recursos, pero pasa que uno va y siempre están los mismos. Yo pasé muchas carencias en el club. No teníamos agua caliente, no cobrábamos. Pero teníamos un grupo muy fuerte, con verdaderos líderes. Ellos tranquilizaban a los chicos, que necesitaban la plata para poder llevarla a sus familias. A los hinchas no les importa si un jugador come o no, sino que juegue bien, es así. -Más allá de Milito ahora, ¿quién fue el último ídolo de Racing? -Yo (entre fuertes risas). Pero, hablando en serio, desde las diversas dirigencias que tuvo la institución se valoró poco a los ídolos que se tuvo, como Pizzuti o Cárdenas. No solamente pasa en Racing; en Uruguay se acordaron de Alcides Ghiggia, el último que sobrevivió del Maracanazo (NdR: Ghiggia falleció el 16 de julio, después de la entrevista), cuando llegó el Mundial de Brasil 2014. Ha ido a un estadio, mostró su carnet y alguien, que no tiene una mínima idea de fútbol, no lo dejó pasar porque se había vencido. -¿Y cómo se forma uno? -No se forma, surge. Hay que querer la camiseta, mamar Racing, convivir con todos los que forman parte de la institución. Yo caí en el lugar y el momento justo. Hoy, los pibes se van después de dos horas de entrenar. No se quedan. Nosotros, después de la práctica, armábamos una mateada con bizcochos. Uno tiene que priorizar el amor propio por sobre la guita, porque, al fin y al cabo, una va de la mano de la otra.
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LA PASIÓN MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS
JUGAR CON EL PADRE Y EL HIJO
“Estaba en Frontera Rivera y teníamos que jugar ante River de Montevideo. En el segundo tiempo entró Carlos Diogo, el defensor que estuvo en River y Real Madrid, el hijo de Víctor Diogo, un ex compañero mío en Peñarol y la Selección Uruguaya. Antes del partido, Víctor y su mujer me vinieron a saludar y decirme que tuviera ojo con el hijo. Cuando Carlos, muy veloz, entró, le dije: ‘No me vengas a romper las bolas acá, guacho, eh’”.
“Una vez, un hincha de Racing que estaba en Italia, no sé si era por la luna de miel, que dejó a la mujer tirada y se fue hasta donde estaba entrenando. Le regalé la camiseta y un par de medias. También me acuerdo de ‘Tusan’, un hincha que pasaba por el vestuario con un portafolio, un tipo genial, un personaje con muy buen humor y respeto total. La pasábamos divino con él, porque nos llevaba energía positiva a todo el plantel. Por suerte, me ocurrieron muchas cosas lindas”.
EL RETIRO, A LOS 46
ÉCNICA
FICHA T
“Cuando yo me fui del club y tras estar en Rampla y Frontera Rivera de Uruguay, dije: ‘Si no juego en Racing, no lo hago en ningún otro lado más’. Tras eso, me llamó un amigo diciéndome que me quería Godoy Cruz. Me sedujo por los colores y porque estaba en el Nacional B, es decir que no jugaría contra el equipo que tanto amaba. Encontré varios problemas, como necesitar dos firmas de garantías para alojarme ahí, no tuve comodidad. Rescindí. Después surgió continuar con el proyecto de Frontera de Rivera. Terminamos jugando en Primera y la Liguilla preLibertadores. A los cuarenta y pico de años seguía jugando contra Peñarol y Uruguay”.
árquez.
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ruguay. Artigas, U 1959, en e d o st o g to: 8 de a y. Nacimien e Urugua Peñarol d n e 7, 7 nal debut: 19 Internacio Año del (1977-81), París (1986), l ro a ñ e a: P atra de deportiv Racing M 991), Ram Carrera 982-86), 89-90); Racing (1 94-94 y (1 re g le A 9 de Porto 7-88), Genoa (19 rontera Rivera (1 Nacio98 (1996), Club F ), rs 3 Racing (1 re -9 e 2 d 9 n ), Wa rs (19 003-05), pla Junio odoy Cruz (1995 2), Tito Borjas (2 G 0 ), 0 1997-00 sé de Mayo (2 Jo nal San 06). 8, niors (20 u J arol (197 ta a Pir con Peñ Inter de s o y a u n g o s uru ños c 3 torneo staduales brasile ternacionales Títulos: se as in p lo o tu c tí 2 3 ); ); 0 Superco 84 1979, 198 re (1982, 1983, 19 mericana 1988 y o 1980) g a lit d le ia u d A S n o (Mu opa Port g (Superc pa de Oro con Racin ericana 1988); Co m pa Intera ay. u goles. con Urug idos y 12 : 66 part a y a u g n uru Selecció iors. irata Jun 06, con P 0 2 : ro ti re Año del
Nombre
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Goleador perdón A los catorce años viajó desde Concordia para vivir del fútbol. Con trabajo y una meta clara, pese a los golpes de la vida, pudo cumplir ese anhelo. Luego de altibajos en otros clubes, arribó en Avellaneda y fue uno de los refuerzos más cuestionados en los últimos tiempos, aún sin haber ingresado al campo de juego. Sin embargo, no tardó en demostrar sus cualidades y, con goles decisivos, cambió las críticas por ovaciones. Sus tantos lo convirtieron en revelación del torneo que La Academia conquistó en 2014 y en el máximo artillero de la Copa Libertadores 2015. A un año de su llegada, Gustavo Bou es parte de la historia dorada racinguista. por Anabel Villar
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L
a Pantera se dispone a charlar con Paladar Académico desde una platea del Cilindro, donde el cielo se mimetiza con las butacas y escalones. El goleador de Racing en el Torneo de Transición 2014, habla, mueve sus dedos llenos de anillos y posa sus manos en las rodillas. En la muñeca se ve tatuado el nombre de su madre, el mismo que besa cada vez que logra que una pelota proveniente de sus pies impacte contra la red oponente. Su mirada es transparente, sus palabras brotan en forma tranquila y transmiten sensibilidad cuando habla de sus recuerdos en Concordia (Entre Ríos), su llegada a River y la relación con su familia. Todo ello con un denominador común: el fútbol y la vocación por el trabajo como modo de alcanzar sus metas. ¿Cómo fue tu infancia en Concordia? Era jugar a la pelota todo el día, jugar a la bolita, cazar pájaros, ir a la escuela y no hacer nada (risas). Tuve la suerte de seguir en esto. En un momento se me hizo complicado, pero sigo yendo al barrio y viendo a mis amigos. Tuve una infancia muy linda, pero hoy disfruto el presente. ¿Y tus inicios en el fútbol? A los 14 años vine de mi pueblo a probar suerte, a dedicarme al fútbol. Afortunadamente llegué a un club como River, porque estar ahí y tener todas las comodidades fue lo primero que me impactó y me animó a continuar. Venía de tener una sola pelota para 30 chicos, y cuando llegué al club pasé a tener 20 pelotas, ropa y todas esas cosas. Perdí a mi mamá al año de llegar a River. Ahí dejé el fútbol casi un mes, pero seguí porque recordé unas palabras suyas, cuando me dijo que quería que triunfe con el fútbol y que ella desde donde esté me iba a ayudar. Quería que debute en primera y esa fue mi fuerza para seguir. El día que ella se fue, me tocó jugar en inferiores. Siempre dije que cada gol que haga se lo voy a dedicar, porque si no fuera por ella yo no estaría en el fútbol. Tuve la suerte de que me haya hablado antes de irse y por eso disfruto todo lo que estoy consiguiendo en Racing.
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¿Cuál fue el rol de tu papá en aquel momento? ¿Cómo salieron adelante con tu hermano al tener en común el camino del fútbol? Nos dolió a todos. Quizá al que más le repercutió fue a mi viejo porque estuvieron toda la vida juntos, tuvieron nueve hijos y los criaron de la mejor manera. Él siempre nos decía a mis hermanos y a mi: “fijensé cómo yo sigo, ustedes no se pueden caer, háganlo por mi y por la vieja”, eso fue importante para todos. Mi hermano más chico, el que juega en Gimnasia, en ese momento tenía 12 años y también le cayó muy mal aunque fue el que más lo entendió. Él sabía que la vieja estaba mal, lo reconocía y sabía que allá arriba iba a estar mejor. Le costó mucho, pero dice que tomó un poco de mi valentía y pensó que si yo pude él también podría seguir con el fútbol. Me pone muy contento que pudo salir adelante y esté en Gimnasia. ¿Quién te ayudó a tomar la decisión de dedicarte a esto? Yo solo. Viajaron dirigentes de River a probar muchos chicos y uno de los que quedó fui yo. La primera noche en el club me costó muchísimo, lloré hasta las tres de la mañana porque me quería ir a mi pueblo. Al otro día me levanté, fui a entrenar, y en el vestuario me recibieron con un cajón donde había camiseta, pantalón, botines, medias, canilleras. Ahí dije “esto es para mí, no lo voy a soltar por nada”. Pensé que si me echaban iba a ser por la escuela, no por otra cosa. La vida a veces da oportunidades que hay que aprovechar. Sabía que si volvía a mi pueblo esa oportunidad no la iba a tener, iba a ser difícil tener en Concordia las comodidades que el club me daba. ¿Cómo fue pasar toda tu adolescencia en la pensión? ¿Con quienes compartiste esa etapa? A algunos les tocó llegar, como Leandro Chichizola y Facundo Affranchino, a otros no. Ahí adentro fuimos una familia durante muchos años. En su momento no teníamos para viajar cada fin de semana, por eso nos aferramos mucho a los amigos de la pensión. Fue algo muy duro pero
traté de disfrutarlo porque sabía que en algún momento iba a dar frutos. No alcanza con patear bien la pelota o correr, está mucho en la cabeza. Siempre sostuve que trabajando se me iba a dar la oportunidad, y fue así. Vimos a tu familia con una bandera el día que compartieron cancha con tu hermano ante Gimnasia. ¿Cómo es el apoyo de ellos? Es muy importante porque están en todo momento. Cuando mi hermano se dedicó a jugar al fútbol, yo tenía el sueño de compartir una cancha estando en el mismo equipo o en contra. Tuvimos la suerte de poder enfrentarnos y que pueda viajar toda la familia para estar en ese partido. Fue una emoción muy linda para todos. ¿Qué enseñanza de tus padres destacás? ¿Cómo lo aplicás a tu hija? Siempre rescato lo que ellos me dijeron: que no hay que perder la humildad, no hay que creerse más que uno ni menos que nadie. Siempre hay que mostrarse como uno es, ser sincero. Lo mismo le voy a inculcar a mi hija. Los que me conocen saben cómo soy, sigo siendo el mismo chico de siempre. Desde el día que llegó Martina me cambió la vida. Es muy lindo crecer con ella, hasta me cuesta despegarme cuando estoy concentrado. Estoy muy contento de la familia que estoy formando.
me juzgaban por otras cosas como mi representante, no por cómo paraba la pelota o cómo hacía los movimientos. Estaba tranquilo, entendía que estábamos en un momento de elecciones en el club y pasaban muchas cosas. Eso me sirvió para seguir entrenando y aprovechar la oportunidad que el técnico me dio dentro de la cancha, porque es el lugar donde cada jugador se puede defender. No tengo rencores hacia la gente que habló mal de mí. A quienes vienen a pedirme perdón les digo que no pasa nada, que tienen que conocer antes de prejuzgar a alguien. Eso sirve para la vida cotidiana, no sólo en el fútbol. ¿Pensás que en Racing se dieron las condiciones para pasar por tu mejor momento? En Olimpo también tuve una buena actuación, pero quizá no fue tan vistoso porque no repercutió tanto como acá. Racing es un club grande a comparación de lo que es Olimpo y por eso hizo mucho más ruido. También tuvo que ver la confianza que me tuve al momento que supe de mi llegada al club y la que me transmitieron el técnico y mis compañeros. Eso fue todo lo que me hizo llegar a tener un buen nivel en Racing.
¿En qué sentís que cambiaste desde el nacimiento de Martina? Sabía que el día en que nazca mi hijo o hija iba a vivir para ello. Quizá voy a comprar un pantalón y antes que a mi voy a comprarle a ella, y así será de acá en más. Sé que estoy haciendo lo posible para que a mi familia no le falte nada. También entiendo que me puede ir bien o mal, pero si uno deja todo siempre va a estar tranquilo. ¿Cómo tomaste las críticas que se dieron en tu llegada? Traté de aislarme de todo eso. Sabía que todo lo que se hablaba no era cierto, porque quizá
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¿Por qué no se dio esa situación en otros clubes como River, Gimnasia o Liga de Quito?
fundamental para que yo esté tranquilo y pueda demostrar mis condiciones dentro de la cancha.
La verdad que no sé. Yo siempre quise rendir como hoy en día lo hago acá. Igualmente, de todos los lugares en donde estuve me fui tranquilo porque dejé todo. Después a uno le pueden salir las cosas, pero eso se relaciona con los momentos de los equipos y del mismo jugador. Lo importante es el momento que me toca vivir en el presente y no pienso tanto en el pasado o en el futuro.
¿Pensaste que Racing iba a ser tu lugar para poder lograr cosas importantes?
¿Cuándo creés que fue tu explosión en Racing? Desde los partidos anteriores a Newell’s yo ya me sentía bien. En las pelotas que toqué me pude ir tranquilo aunque no haya podido convertir, porque el equipo jugó bien aunque los resultados no se daban como nosotros queríamos. Creo que después del partido donde quedamos afuera de la Copa Argentina hicimos todos un clic. Tuvimos una reunión y empezamos a levantar a partir del siguiente partido, que fue contra Newell’s. ¿Influyó Diego Milito en tu adaptación? Sí, seguro. Yo conocía lo que es estar en un club grande porque estuve en River ocho años, sin jugar tan seguido como ahora. Desde que llegué acá, todos mis compañeros sirvieron mucho para mí, sobre todo Diego dentro de la cancha al ser mi compañero de ataque. Estoy seguro que voy a seguir aprendiendo de él. Que Diego Cocca te mantuviera como titular, ¿sirvió para acostumbrarte a la dinámica del club? Obviamente. La confianza que me dio el técnico fue
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En silencio siempre traté de trabajar para hoy en día estar disfrutando el momento colectivo y personal. La semana que me tocó convertir cinco goles sirvió tanto a mi confianza como a la de mis compañeros. Sabía en su momento que no me podía relajar porque me podía jugar en contra. Por eso trabajé para seguir mejorando y creo que así fue todo el resto del campeonato. En el gol de tiro libre contra Quilmes, ¿sentiste que podían ser campeones? No puedo decir que ya confiábamos que después de ese partido íbamos a salir campeones, pero sabíamos que iba a depender solamente de nosotros. Todo el grupo lo sintió de la misma manera y eso por algún lado nos dejaba tranquilos. Por suerte se dio de la mejor manera y pudimos ganar el torneo. ¿Fue el gol más lindo en tu cuenta personal desde que llegaste a Racing? Depende de donde lo mire. El gol contra Newell’s también fue lindo porque fue el primero. También tuve otros goles que me gustaron, como por ejemplo el que le hice a Belgrano. El gol contra Quilmes fue el más emotivo por cómo se dio el partido, con un penal en contra, un jugador menos y, además, me tocó hacerlo faltando sólo tres minutos. ¿Qué se te cruzó en la cabeza mientras la pelota viajaba en el aire? Pensé en mi familia y en mi vieja, que siempre está ahí arriba alentándome. Esas fueron las primeras imágenes que tuve en ese momento y después, cuando la pelota ya había entrado. Estaba contento por haber ganado ese partido, pero a la vez tuve una emoción interna muy grande.
¿Fue la misma emoción que se impregnó en ese abrazo con Centurión en el partido contra Godoy Cruz? Fue una sensación parecida porque fue uno de los que se me acercó desde que llegué y tenía mucha afinidad con él porque los dos venimos de familias humildes. Me aferré mucho a él. Conocía lo que era el club y faltando dos fechas, me dijo: “Vos no te imaginás lo que es salir campeón acá con esta gente, Pantera”. Tenía razón porque después de salir campeones, se generó algo muy lindo. Con ese abrazo que nos dimos, se nos juntó todo, la emoción del campeonato y la familia, porque él había perdido a su papá. Sabíamos que ese logro se lo íbamos a dedicar a ellos.
y mi familia. Recuerdo que con algún intendente pasaba que todo el pueblo salía a aplaudirlo a la calle y había caravana. Me pasó a mi y lo disfruté mucho. ¿Qué crees que le faltó a Racing para seguir en la Libertadores? Nos faltó convertir. Creo que hicimos todo lo posible por cómo se dieron los dos partidos con un hombre menos, sabíamos que en la Copa no se puede regalar nada. Cuando estuvimos más cerca fue acá, porque intentamos de todos lados pero el arquero tuvo una gran noche y no pudimos. Nos dolió a todos, pero a la vez nos fuimos tranquilos por dentro porque sabemos que dimos todo para pasar.
¿Cómo fue aquel recibimiento a en Concordia tras el título?
¿Cómo se ven de cara al segundo semestre?
Lo que me pasó después de salir campeón, que toda la gente de Concordia reconozca mí esfuerzo, fue muy lindo y emocionante para mí
Muy bien, hicimos una buena pretemporada. Veo al grupo muy unido, con el mismo hambre que con el que terminó y es importante que
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Foto: Aylén Escamilla
eso no se pierda. Este es un grupo que es para seguir creciendo, porque no se conforma con nada. Además sumamos dos refuerzos muy importantes como Pavone y Noir, ojalá puedan darle mucho al club.
chico en el club. Y después de ser campeones pasaron todas esas cosas que me dijo.
Te tocó vivir el “Duelo de campeones” y ver el recibimiento al plantel del 2001, a quiénes la gente los recibió como si fueran recientes campeones. ¿Sos consciente de que sos parte de esa lista de jugadores que la gente va a recibir así?
Me pidieron perdón, se arrodillaron, y hasta me besaron los pies. Todas cosas que Centu decía que me iban a pasar y yo no creía que podría ser tan así, hasta que me pasó.
Sí, soy consciente de todo lo que se consiguió grupal e individualmente, pero trato de no volverme loco y seguir trabajando, porque uno por ahí se relaja y eso juega en contra. Conseguir un campeonato después de trece años me parece muy importante para la gente y para nosotros. El hincha lo demuestra en la cancha, día a día. Recuerdo que Centu me decía “Pantera, si llegamos a ser campeones acá, la gente va a estar agradecida, se te va a arrodillar, va a pasar esto y esto”, y yo me sorprendía de lo que me contaba. Él me decía que era así, que lo decía porque estaba desde
¿Qué fue lo más loco que te pasó en ese sentido?
¿Cuáles son tus sueños dentro y fuera del fútbol? En lo futbolístico seguir consiguiendo cosas acá o en donde me toque estar, seguir mejorando tanto para mí como para el club donde esté. Hoy pienso en Racing y quiero seguir ganando acá porque es un club muy grande, y que la gente te lo reconozca de esta manera te ayuda a seguir creciendo y mejorando. En lo personal sueño ser un buen padre, seguir dando la vida por mi hija y mi esposa que son lo mejor que tengo junto a mi viejo y mis hermanos.
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BahĂa Blanca 298 esquina Bragado - (Wilde) - tel.: 4217-2491 San MartĂn 920 - (Avellaneda) - tel.: 4222-7887 Pasaje Figueroa 1654 a metros de 25 de Mayo - (Dock Sud).
ESCUELITA DE FÚTBOL 11 FILIAL 3 DE FEBRERO
DIVERTITE Y APRENDÉ A JUGAR EN CANCHA DE 11 › MARTES Y JUEVES DE 15.00 A 17.00 HS.
CON PRUEBAS ASESORADAS POR RACING CLUB DE AVELLANEDA PARROQUIA SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS BONIFACINI 4881 (1678) CASEROS
por alejandro wall Foto: Laura Iglesias
Milito hay uno solo Nuestra mejor canción encerró siempre un pasado. Ya la conocemos, porque musicaliza nuestra última vida en el Cilindro: la vieja chiflada, la cancha que llenamos y no jugamos, el remate de la sede y la nuestra es una hinchada diferente. Apenas salió se trataba de reivindicar la gloria colectiva de la tribuna por sobre la del club, si tenemos en cuenta al club como la caja —la asociación civil— que nos contiene. No era el paraíso futbolístico lo que idealizábamos sino nuestros dramas, la identidad que forjamos durante tres décadas y media obligados por las circunstancias.
en 2001. No lo conseguimos cuando se fue la empresa. No lo conseguimos. Hasta que volvió Diego Milito y una canción —quizá sea previa, pero se me antoja que es paralela— se apoderó de nosotros y se convirtió en un sonido maravilloso porque se trató —se trata— de un acto de celebración del presente. Traigan vino, juega la acadé. No hay pasado ahí, no hay homenaje al aguante ni reivindicación de los resistencia. Las cosas en su lugar, como corresponde en el fútbol: nosotros, los hinchas, brindamos por un equipo, por los once futbolistas que están ahí abajo con la camiseta de Racing.
Nos costó mucho amigarnos con el presente. No lo conseguimos cuando fuimos campeones
Hasta hay una apropiación —genuina— del vino, esa bebida tan gentil utilizada por los
que la reclaman porque dicen que les sobran copas. No, no, no: muchachos, traigan vino, juega la acadé. Siempre me pareció que ir a la cancha debería ser eso, casi una cita epicúrea y no un acto de flagelación, la ofrenda de nuestro sufrimiento. ¡Por supuesto que alguna vez tendremos que sufrir! Pero vamos a ver otra cosa, tenemos que prepararnos para ver otra cosa, para ser campeones, como lo fuimos — lo somos— desde el 14 de diciembre de 2014. Quiero que sigamos pidiendo vino por siempre, hasta que se acabe y sigamos pidiendo más. Las canciones son nuestro relato personal, la escritura de una historia como hinchas, pero también el modo de mostrar un estado de ánimo. Cómo nos sentimos. Y también qué somos y qué queremos ser. Mis hijos repiten a cada rato el fuiiiiimos campeones, le damo la gracia a lo jugadore, y está bien, me pone muy feliz cuando los escucho. Pero empiezo a advertir de que quizá —no quiero ser mala onda, por favor, pero sólo menciono la posibilidad— en algún momento habrá que dejarla de cantar. La vida es así. Parte de vivir el fútbol es entender esas variables. Tal vez el año que viene o el otro o el otro no haya que cantarla. Son ciclos. Pero vital, trascendental, diría que crucial para todo futuro, es no dejar de cantar la del vino. Esa no. Esa no tiene fecha de vencimiento. Tiene que ser siempre nuestro presente. Ahora vayamos a otra que no es una canción pero es un grito, un ritmo, apenas un estribillo que galopa el Cilindro en cada partido. Milito
hay uno solo, oh oh oh, Milito hay uno solo, oh oh oh. Primero voy a ser literal y políticamente correcto: me gusta decir que hay dos Militos y que el mejor es el nuestro. Lo contrario sería desconocer a Gabriel —un gran jugador, che— y si hay algo que ha hecho daño al fútbol en las últimas décadas es el desconocimiento del rival, del otro. Existimos porque existe un otro. Y ahí digamos que qué suerte que Diego está acá, que lo tenemos entre nosotros, que es de Racing. Pero pensemos un rato en qué cantamos cuando cantamos que Milito hay uno solo. Pensemos bien en ese grito. Más que un homenaje, parece una advertencia. Es nuestro nudo en el dedo, lo que nos avisa de que de algo no nos tenemos que olvidar. No nos tenemos que olvidar de que Milito hay uno solo. Ese grito no habla del pasado y tampoco del presente. Habla del futuro. Habíamos hablado una vez del futuro cuando dijimos que las buenas ya van a venir. Y se nos cumplió. Milito hay uno solo. La frase encierra un metamensaje. Se la canta como una forma de ningunear al hermano, pero si la escuchamos bien —si la repetimos una y otra vez— nos podemos dar cuenta de que nos estamos diciendo otra cosa. Nos estamos hablando a nosotros mismos. El metamensaje es que no vamos a tener otro. Milito hay uno solo. Podrán volver Vietto, De Paul, Fariña y quién sabe cuántos más, si es que vuelven, pero no sabemos —por ahora— si tendrán el efecto de Milito. En cualquier caso me atrevería a decir que es imposible que lo generen. Porque ídolos como Milito no son frecuentes.
Milito no es sólo un jugador que salió del club y volvió para ser campeón. Milito es un concepto. Milito es la idea de un club en crecimiento, siempre con un objetivo más alto, que puede ganar o perder pero nunca destruirse; un club administrado para el bienestar de los socios y los hinchas y no para los negocios personales; un club que mejore en infraestructura, que piense en los pibes, que apueste a todos los deportes; un club donde no se asesine a un socio en una de sus sedes; un club que sea protagonista todo el tiempo, que se lo proponga al menos, que entienda que el partido está siempre cero a cero y que se quite de encima esa cruz de que, al final, terminará perdiendo. Podríamos agregar más ítems a esa cuenta de deseos pero más o menos es lo que queremos para Racing. Milito nos ayuda a comprender todo esto. Y es la gran oportunidad de Racing. Pero tampoco puede ser responsable —solo él— del futuro de un club. Porque un club no se construye con personalismos. A Milito hay que aprovecharlo. Pero eso no significa que se tiene que hacer cargo de todo —¡que tentación!— y que hay que preguntarle todo y que tiene que decidir sobre todo. Entraríamos en un personalismo peligroso y le impondríamos a nuestro jugador símbolo una carga difícil de llevar, aunque creamos que Milito es el superhéroe que puede con todo. Aprovechar a Milito es escucharlo, por supuesto, seguirlo, desde ya, darle el lugar que se merece de acá en adelante, afuera o adentro de la cancha, sin dudarlo, pero por sobre todas las cosas aprovechar a Milito significa estar a su altura. Milito impone una vara. Respetemos esa vara. Uno de los movimientos que surgió con la vuelta de Milito fue el de Racing Positivo, la viralización de los pulgares para arriba. Algunos —sobre todo los hinchas de otros equipos— lo entendieron como una especie de manual de autoayuda, un encadenamiento de frases que pueden ir en un sobrecito de azúcar o en un libro de Ravi Shankar. Era más que eso. El empalme de Racing Positivo —nacido en el peor momento del equipo— con el título que se consiguió en 2014 puede leerse como una casualidad. Pero se trató de un emergente. La
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necesidad de un cambio de paradigma estaba latente entre los hinchas de Racing: dejar de lado el fetiche de la derrota, abandonar la idealización del aguante y terminar de una buena vez con la idea de que todo siempre saldrá mal. Era fácil avanzar entre los triunfos. Era fácil hablar de Racing Positivo con un equipo campeón. El desafío estaba en la derrota. Y se superó. La eliminación de la Copa Libertadores no supuso el principio de la autodestrucción. La ovación en la caída demostró que había otra forma de ser hinchas: no fue una ovación autocelebratoria —como tantas veces sucedió— sino un homenaje al equipo. Había que pensar que, al fin, jugar la Libertadores o pelear un campeonato no es una excepción sino una posibilidad más de nuestra vida futbolística. Pero Racing Positivo no debe ser optimismo bobo. No tiene que ser —¡de ninguna manera!— la ausencia de crítica. Ejercer la crítica en el club no sólo es un derecho sino que también es una obligación cuando se cree que las cosas están mal. Cambiar el paradigma, entonces, no es cambiarse la cara con un emoji de sonrisa. No es aceptarlo todo. Pero que la crítica no derive en el pico y pala para el derribamiento, en las operaciones o en la carnicería. Así pusieron en la mira, con saña, a tipos como Sebastián Saja, esa clase de jugador que por sus valores aporta más al club que lo que incluso se ve en la cancha. Cada uno puede hacer de Racing Positivo lo que quiera, si es que quiere. Cada cual le da su significado. Yo le doy el mío. Racing Positivo tributa a otros momentos de nuestra historia. Los que construyeron el Predio Tita lo hicieron —quizá sin saberlo— bajo esa filosofía. Fueron hinchas de toda la semana y no de los partidos. Para ser un club cada día mejor hay que mantener vivo el ejemplo de esos socios. Aquello fue una acción colectiva. No la hizo una persona. El predio fue una acción de muchos. Ahora que está Milito, que lo tenemos entre nosotros, sepamos que Racing puede ser mejor gracias a él. Pero no sólo por él. Entenderlo es estar a la altura. Y este es el momento.
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Foto: paola lara
por Ramiro Cué Barbera
Maximiliano Bertolino es el capitán y símbolo del equipo de básquet de Racing. En exclusiva para Paladar Académico, contó de su sentimiento por Racing, el apoyo de la gente y los dirigentes; la política de la institución respecto a los deportes amateurs. Las limitaciones para entrenar, la clasificación a los playoffs, el clásico frente a Independiente y su sueño personal. Pasá y conocé la otra cara del club, la que no tiene que ver con el fútbol.
“Racing no es un club social”
Entrevista a Maximiliano bertolino
H
ace cinco años que llegó a la Academia. Desde el anonimato, representa a Racing de la mejor manera. Lejos de las luces que se llevan Diego Milito y Gustavo Bou, el equipo que él capitanea se esfuerza para hacer día a día un poco más grande al club. ¿Qué importancia le da Racing al básquet? -Racing es un club de fútbol que no apunta a lo social, siempre fue así. Partiendo de esa base, se puede abrir el panorama mucho más. El club trabaja para el socio que va a la cancha a ver fútbol. No para el que está activo, hace cosas y demás. A partir de eso, el deporte amateur tiene un vacío y se las arregla como puede. Como básquet, somos un club chico dentro de la magnitud que es Racing. Como deporte semi amateur, jugamos contra equipos profesionales. Es una lástima porque la estructura está y se podría hacer mucho más, pero es la política del club. No reniego de eso, uno sabe a lo que está expuesto. ¿Se sienten acompañados por la gente? -El club tiene socios para el fútbol. A eso me refiero con que el socio es de Racing por el fútbol, pero no reniego con eso tampoco. Cuando estás desde adentro, es normal. El apoyo de la gente con el deporte amateur no existe, tenemos el apoyo de nuestras familias y de un grupo de gente que nos va a ver a todos lados. Pero no es ni dirigencial ni tenemos seguidores ni periodistas, pero no es una recriminación. El único que va a todo lado es Federico Ronsino y Paola, la fotógrafa. Tampoco tenemos un seguimiento de los periodistas, más allá de que nos preguntan y apoyan por redes sociales. Entendemos cómo es, se podrían hacer las cosas mejor. Para nosotros es un club de fútbol, que tiene otros deportes pero no sé por qué. ¿El presupuesto de ustedes es inferior al del resto? -No sé bien cómo son los presupuestos de los demás equipos. Nosotros cobramos una beca deportiva, un viático y tenemos un par de
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meses atrasados. Jugamos el Pre-Federal, que es un torneo semi profesional y hay equipos que tienen presupuestos altísimos porque se dedican exclusivamente a esto. En los playoffs, jugamos contra Hacoaj que tiene un presupuesto mucho más alto. Pero tampoco es excusa para no dejar todo en la cancha, ahí somos cinco contra cinco, los nombres no te dicen demasiado. Perdimos contra equipos de menor presupuesto, le ganamos a los que tienen más. No le doy mucha importancia. ¿Qué significó clasificar a los play off para el equipo? -Fue un objetivo que teníamos al principio de la temporada. Pudemos competir contra cualquiera, a pesar de ser un plantel corto, con poca rotación. Los juveniles ya demostraron que están a la altura, que pueden tomar decisiones importantes cuando les toca la responsabilidad. Para nosotros es un gran alivio tener chicos que pueden aportarle a la Primera cosas importantes de acá al futuro. Hoy, Racing no está capacitado para afrontar un Torneo Federal, porque para eso se necesitan horas de cancha y práctica. Antes de jugar contra Hacoaj, no pudimos tener la cancha para entrenar, por ejemplo. ¿Por qué no tienen la cancha para entrenar? -Porque hay futsal y otras actividades. Los tiempos no dan y no hay una bajada de línea para que haya prioridades en cuanto a torneos de los diferentes equipos. Si no tenemos la cancha para entrenar, va a ser muy difícil que juguemos cualquier torneo y damos muchísimas ventajas. Esos son los pequeños detalles que te terminan dando los resultados finales. -¿Qué significa Racing para vos? Es una parte importante en mi vida. Soy hincha, voy a la cancha todos los domingos, tengo un compromiso por el club y por mis compañeros, sobre todo y ante todo. Soy un apasionado, no te digo que es mi vida porque hay cosas más importantes. Nada es más importante que mi familia, pero Racing está un escalón abajo. Voy a dar siempre lo mejor para
el club porque siento un compromiso que me nace de mis 34 años y siempre tuve ganas de jugar en Racing, siempre lo había soñado. Hace 5 años, cuando llegué, me puse como objetivo terminar mi carrera en el club. No sé cuánta nafta más tengo, pero toda la que me quede voy a depositarla acá. Siento que es mi casa, tengo amigos acá y siempre le deseo lo mejor, más allá de algunas cuestiones que no me gustan, algunos manejos políticos. Ojalá algún día cambien las cosas. -¿Cómo viviste a nivel personal y grupal la victoria contra Independiente que ganaron por 46 puntos? Ese fin de semana le ganamos dos veces a Independiente. Esa fue por el torneo local que fue la menos importante, más allá del resultado. Y el domingo, por el Pre Federal, le ganamos a un equipo con jugadores de mucha jerarquía que vienen de jugar la Liga Nacional y el TNA. Ese partido nos marcó para lo que quedó del Pre Federal. Más allá de la victoria del viernes que fue abultadísima, no había demasiados parámetros entre los equipos, pero la del domingo nos marcó porque fue una victoria que nos dejó en la puerta de la clasificación que consumamos des-
pués. Siempre es lindo ganarle a Independiente en lo que sea, es el partido que preparamos de otra manera porque es el que todos queremos ganar. Ganarle dos veces en dos días, fue muy lindo. Lo disfrutamos mucho.
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Otros deportes Futsal
Hockey
El futsal es la disciplina que, tanto en masculino como en femenino, está en la elite de la competencia: ambos equipos compiten en la División de Honor de AFA.
El Hockey sobre césped es la actividad donde más cantidad de deportistas hay, a pesar de ser una de los deportes más nuevos en el club. Hay más de 200 chicas practicando esta disciplina.
Este año el futsal femenino pasó a entrenar en Avellaneda, lo que generó una mejora sustancial en lo deportivo porque las jugadores entrenan donde después disputan los partidos oficiales.
El gran déficit en el hockey es la falta infraestructura. Sin embargo, uno de los proyectos más ambiciosos en el deporte amateur, es la cancha propia de césped sintético en el Predio Tita Mattiussi, que se estrenó días atrás. Anteriormente, las deportistas practicaban en el predio del club Villa Modelo.
Este deporte cuenta con 170 jugadores (entre hombres y mujeres). También se practica en Villa del Parque en dos ligas: LAFA y FAFI. Este año se realizó un amistoso entre ambos equipos para buscar generar un canal de captación de jugadores para el equipo competitivo de AFA. El futsal es uno de los dos deportes (el otro es el básquet) que poseen un presupuesto extraordinario para sus competiciones por ser semi profesionales. El resto de las disciplinas se sustentan con las cuotas de quienes desarrollan las actividades. Este es un deporte clásico en todos los clubes de Argentina y en Racing no es la excepción. De los amateurs, es uno de los más desarrollados y cuidados por el club. Además de ser uno de los que más gente moviliza. El hecho de estar bien posicionados a nivel categoría ayuda a la difusión.
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El presupuesto que maneja esta disciplina es similar al de la mayoría de los demás deportes amateurs del club: solamente es la cuota que abonan quienes participan de la actividad. Otra de las necesidades es el tema de la indumentaria. Aunque esto no es sólo un problema para le hockey sino que abarca a la mayoría de los deportes. A principio de año, fueron entregadas más de 600 prendas para las actividades de Avellaneda y Villa del Parque.
Voley
Boxeo
El voley se practica solo en Villa del Parque. En comparación con el año pasado, dio un salto importante: en 2014, la actividad había finalizado con sólo siete jugadoras y hoy tiene cerca de 30.
Con la Academia Horacio Acavallo, en el boxeo se busca formar profesionales. Sin embargo, la afluencia de socios para ejercer este deporte de manera recreativa es importante. Se practica en Avellaneda y tiene un gimnasio propio en el Polideportivo Jorge Camba.
En cuanto a lo deportivo, juegan en la liga UNILIVO y este año pelean por un ascenso de categoría (actualmente están en la tercera división).
Este es una de las disciplinas que menos problemas infraestructurales tiene, porque posee dos lugares, uno de ellos, ni más ni menos que el Camba.
En esta disciplina tampoco hay un presupuesto extraordinario, sino que sólo es lo que abonan quienes participan.
Deportivamente, los boxeadores amateurs hacen diferentes exhibiciones o compiten en torneos.
Uno de los mayores déficits son las camisetas, pero, al igual que otras disciplinas, se les irán entregando en unos meses. Por otra parte, a principio de año se realizó un relevamiento de la necesidad de materiales deportivos y se compraron todos los necesarios para comenzar las actividades. Con el correr de los meses, esos equipos van a ser repuestos y ampliados. La idea es conseguir mejoras que sean percibidas por los deportistas y los responsables de las actividades para fomentar la motivación deportiva y crecer gradualmente. Con humildad y de a poco, el voley en Racing está creciendo. No solo en lo institucional y lo que respecta a la infraestructura, sino también en lo deportivo. Es un mérito exclusivo de las jugadoras que, con pocos recursos, consiguen los triunfos.
Patín Artístico Actualmente, el patín artístico cuenta con 20 chicas en Avellaneda y 50 en Villa del Parque. Este deporte tiene a alumnos de la zona de VdP y del Colegio de Racing, que compiten a nivel federado. Se hacen presentaciones en las escuelas para promocionar la actividad en el club y sumar más chicos. Hace semanas, obtuvo un éxito deportivo: el de Camila Anca Bus, en el Nacional. Racing la acompañó pagándole los viajes, pero también colaboró la comunidad de Patín. La idea es acondicionar espacios en el estadio para la práctica del patín.
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Me moviliza más el bosque por oscar ruggiero
La ilusión era grande y el cachetazo se sintió. Dolió no vernos en semifinales. Estaba todo dado y no se pudo dar el paso. Pero no hay reproches para un equipo que afrontó tres partidos en siete días, clásico incluido, y noventa minutos de una serie con un jugador menos. Quedó alguna objeción en cuanto al planteo en Paraguay y el haber puesto titulares contra los vecinos, aunque también era fundamental llegar con el ánimo arriba a la revancha en Avellaneda. No se pudo, pero la Copa se gana jugándola tres años seguidos. Y Racing debe acostumbrarse a eso. Los objetivos para esta segunda mitad del año serán mantener la constancia, pelear campeonato y Copa Argentina y, claro, clasificar a la Libertadores del próximo año. Hay material, pero más importante, este equipo tiene una idea clara y gene-
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ró, después de añares, una identidad y una ilusión constante. El buen momento deportivo, para mantenerse, debe estar respaldado a nivel institucional. Ajustarse a un plan de trabajo con un camino claro para transitar. Hoy, ése camino no está trazado. Racing, en muchos niveles, continúa manejándose con asombrosa falta de profesionalismo. La actual dirigencia comenzó a gestarse poco tiempo antes de las elecciones. Un Blanco dubitativo en cuanto a su candidatura, terminó definiendo una alianza con Miguel Jiménez, cuando las listas estaban por cerrar. De hecho, literalmente media hora antes del límite para entregarlas. ¿Qué tenían en común? Que los dos, por su cuenta, no podían ganar las elecciones. Proyecto e ideales se discu-
tirían más tarde. Paralelamente, Cocca, Milito y compañía, gestaban un verdadero milagro. Racing arrastraba caos deportivo e institucional. Siete técnicos en apenas dos años, entre ellos Merlo, Basile, Zubeldía y Carlos Ischia. La peor campaña de la historia y una cúpula dirigencial dirimiendo egos en medio de un escándalo mediático. Diego Cocca asumió en junio de 2014, en medio de un recambio que incluyó 14 nuevos jugadores. Salir campeón en este contexto, en apenas seis meses, fue más azaroso que un tiro en la oscuridad. Sin embargo, Racing lo logró y repitió la epopeya ocurrida trece años antes. Esto, sin dudas, fue un empujón clave a la candidatura de Víctor Blanco, único sobreviviente a aquel escándalo que terminó con masivas renuncias. Sin embargo, ése campeonato también terminó jugándole en contra. No pasaron muchos días de este nuevo gobierno para que Blanco se dé cuenta de lo poco que tiene en común con Miguel Jiménez. Desde marzo vienen sondeando gente para que se sume a Racing Gana, agrupación de Blanco, con la intención de a alguien de confianza, cerca. Hoy, la preocupación del Presidente pasa por que la gestión no tenga manchas, que todo esté claro y no quede un centavo sin contar. Y evitar que Jiménez ponga capital
propio, como ofreció en este mercado de pases, para que no gane poder de decisión. ¿Plan? No lo hubo y no hay. Por eso, hoy es Diego Cocca la persona más preponderante a la hora de tomar decisiones importantes a nivel futbolístico. Sin importar si coincidimos con ellas o no, ése es otro asunto. La cuestión central es que fue el entrenador quien decidió cambiar al técnico de Reserva, al canchero, al médico y es el que resuelve qué jugador llega al Club y de cuál se va a prescindir. Además, Cocca tiene una mala relación con Fabio Radaelli, Coordinador General de las Inferiores. Es que el entrenador no tiene inclinación por los juveniles del club (dio a préstamo a Roger Martínez, Juan Dinneno, Castro y otros). Lo único que no pudo decidir Cocca fue el nombre del nuevo entrenador de Reserva. Él quería a Rubén Capria, pero Blanco, esta vez, se puso firme. Finalmente, discutieron las diferencias y acordaron el nombre de Gustavo Zapata. Seguramente, algunas de estas decisiones fueron acertadas, pero repito que esto no está en discusión. Aquí la cuestión es que los roles están invertidos. Club serio es el que desarrolla un proyecto y contrata entrenador y juga-
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dores acorde a los ideales establecidos, nunca al revés. ¿Y si Cocca se va en diciembre? Se debe buscar un entrenador que encaje a todo lo promocionado por el actual. ¿Puede un club depender de un proyecto basado en un individuo en particular? Claro que también hay gente capaz que está realizando una buena tarea, poniéndole el pecho al club día a día. Pero esto, para Racing, es muy poco. Un Club enorme como queremos y merecemos, se gesta desde otro lugar. Con una Secretaría Técnica a cargo del Fútbol Profesional (promesa de campaña, además), con deportes amateurs realmente integrados, con presupuesto propio. Un club que no necesite de una gala de 7.000 pesos el cubierto y demás colaboraciones para poder montar una cancha de sintético (y ni siquiera se invite oficialmente a los que colaboraron). Con una fiesta de campeones gestionada por el club y para beneficio del club, no terciarizada y sin facilidades para el hincha del interior. Un club donde el jefe del departamento de Marketing no postee en sus cuentas personales acciones del club antes que en los canales oficiales. El salto de calidad te lo da estar en el detalle.
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Esto, en Racing, no está cerca de ocurrir. No hay que esperar las malas para pensar todo lo que hicimos mal. Las buenas, como nos toca vivir después de mucho tiempo, son las que nos dan margen para seguir creciendo. Un campeonato no puede tapar toda falencia. Nos pasó en 2001 y no puede volver a ocurrir. Recuerdo que hasta el año 2007, se escuchaba cómo gran parte de la gente chistaba pidiendo silencio a los que cantábamos contra la gerenciadora. Un título, ni siquiera en Racing, brinda inmunidad. Todavía están a tiempo, todavía pueden aprovechar esta oportunidad única de hacernos despegar de una vez por todas. No la desaprovechen. Por el amor de Milito se los pido. A mí, me moviliza más el bosque que el árbol.
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