Suplelmento Piuké 275

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Martes 6 de noviembre Suplemento Ecológico semanal de El Cordillerano

Japón lucha por almacenar agua nuclear D

OHA, 26 oct (IPS/Al Jazeera) - Japón busca desesperadamente lugar para almacenar decenas de miles de toneladas de agua altamente contaminada y usada para enfriar los accidentados reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi. Unas 200.000 toneladas de agua radiactiva, suficientes para llenar más de 50 piscinas olímpicas, están siendo acopiadas en tanques gigantes construidos en torno a la planta, ahora clausurada. La corporación privada Tokyo Electric Power Company (Tepco), responsable de la central, taló varios árboles para hacer lugar a más tanques, y pronosticó que la cantidad de agua se más que triplicará en los próximos tres años. “Es un tema apremiante porque el almacenamiento de agua tiene sus límites, hay un espacio limitado”, dijo el gerente japonés de tratamiento de aguas Yuichi Okamura, en entrevista exclusiva con la agencia de noticias AP.

Volcar enormes cantidades de agua para enfriar los reactores fue la única forma de evitar una catástrofe aún mayor luego de que estos se vieran afectados por un tsunami y un terremoto el 11 de marzo de 2011. Okamura recuerda cuán desesperadamente buscó formas de derivar el agua a las piscinas de combustible usado ubicadas en el piso más alto de la central, de 50 metros de alto. Sin agua, el combustible usado probablemente se habría sobrecalentado y derretido, causando nubes de humo radiactivo de varios kilómetros de alcance y posiblemente afectando a millones de personas. Pero las medidas tomadas para mantener la planta bajo control causaron otro dolor de cabeza para la compañía a cargo: ¿qué hacer con toda el agua radiactiva que se filtró de los reactores dañados y que fue recolectada en sótanos de la central y en instalaciones cerca-

nas? “Por entonces, nunca esperábamos que agua altamente contaminada fuera a parar en la sala de turbinas”, admitió Okamura. Al funcionario se le encargó la creación de un sistema de tratamiento que limpiara el agua para poder volver a usarla como refrigerante, además de reducir los riesgos de salud para los trabajadores y los daños ambientales. Al principio, la compañía desvió el agua a tanques de almacenamiento ya existentes cerca de los reactores. Agua contaminada El equipo de Okamura, de 55 miembros, trabajó rápidamente para instalar una unidad de tratamiento en pocos meses, siendo un proyecto que normalmente toma dos años, indicó. Con ese equipamiento, Tepco pudo hacer circular el agua reprocesada nuevamente en los núcleos

Invasión

E

stán en proceso las primeras solicitudes de las trasnacionales Monsanto y Pioneer (propiedad de DuPont) para sembrar maíz transgénico a escala comercial en México: un millón 400 mil hectáreas en Sinaloa y más de un millón de hectáreas en Tamaulipas. Esto equivale a una superficie mayor que todo el Estado de México, 17 veces mayor que el Distrito Federal, y mayor que la suma del todo el DF, Morelos, Tlaxcala, Colima y Aguascalientes juntos. Es también muy superior a decenas de países enteros, por ejemplo, mayor que todo El Salvador, Kuwait o Luxemburgo. En más de la mitad de esa superficie, quieren usar el mismo tipo de maíz transgénico (con el gen Mon603) que produjo cáncer en ratas en el experimento del doctor Seralini en Francia, publicado en octubre 2012. Las empresas y científicos afines a ellas se han dedicado a denostar el estudio, pero ¿usted quiere correr el riesgo? Claro que no. ¿Por qué hacerlo, si además existen muchísimas variedades de maíces que no significan ningún riesgo, e incluso variedades que tienen mayor rendimiento? Sin embargo, contra toda lógica de bien público y soberanía, el gobierno saliente quiere aprobar estas monstruosas soli-

citudes que implican riesgos enormes contra la salud de la población y amenazan uno de los más importantes patrimonios genéticos de México, para cumplir turbios acuerdos con las trasnacionales. La superficie pedida por las empresas es tan vasta que superaría ampliamente el área de maíz que normalmente se siembra en esas entidades, es decir que pretenden sustituir todo el maíz de riego y además otros cultivos. Es significativo que las solicitudes no las hacen agricultores, sino directamente trasnacionales de transgénicos, que se constituyen explícitamente en los dueños del agro mexicano: qué se siembra, cuánto, dónde, a qué precio, bajo qué riesgos, para quién. Como explica Ana de Ita (Fe de ratas, La Jornada, 16/10/2012), la mayor parte del consumo de maíz en las ciudades de México, Monterrey, Guadalajara viene de esas entidades, principalmente Sinaloa, por lo cual, si se autorizan esas siembras, en pocos meses la población de las ciudades mexicanas estará comiendo tortillas transgénicas. No es un tema menor: además del estudio de Seralini, hay otros estudios científicos que señalan problemas graves en la salud por el consumo continuado de transgénicos, desde aler-

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gias a problemas en hígado, riñones y órganos reproductivos. La manipulación genética sería origen de algunas de esas dolencias, a lo que se suma que dejan mucho mayor cantidad de residuos de venenos en los alimentos, porque la mayoría de los transgénicos son resistentes a un agrotóxico. Justamente, el maíz con gen Mon603 que pretenden sembrar en Sinaloa y Tamaulipas es tolerante a glifosato (nombre comercial Faena, Rival y otros). Se hace para poder usar mayor cantidad del tóxico y más concentrado, lo que deja más residuos en el grano. Las empresas y varias instituciones gubernamentales tratan de ocultar los graves problemas de salud asociados a los transgénicos, alegando que no hay pruebas y que ya comemos transgénicos porque México importa la tercera parte del consumo nacional de maíz de Estados Unidos, donde la mayoría es transgénico. Son datos falseados. Hay cada vez más pruebas de que los transgénicos causan problemas en la salud. El estudio de Seralini es el más amplio y más reciente, pero reportes anteriores indicaban lo mismo, por lo que la Asociación Americana de Medicina Ambiental llamó a no consumir transgénicos desde 2009. El estudio de Seralini es el mismo tipo de estudio que presentó Monsanto a las autoridades, probando que no hay problemas, pero Monsanto interrumpió el estudio a los tres meses. El equipo de Seralini lo continuó toda la vida de las ratas (hasta dos años) y los principales problemas aparecieron después del cuarto mes, lo cual cuestiona la honestidad de los investigadores e instituciones que aprueban los datos de Monsanto. Además, la mayor parte del maíz importado en Mé-

de los reactores. A pesar de que estos están siendo enfriados hoy exclusivamente con agua reciclada, el volumen total del agua radiactiva sigue creciendo, sobre todo debido a que las grietas en los reactores y en los sótanos de las salas de turbinas están permitiendo que se contaminen los recursos hídricos subterráneos. El mes próximo, el grupo de Okamura pretende activar un nuevo equipamiento purificador usando tecnología de la empresa Toshiba Corp. “Usando el sistema ALPS, teóricamente, todos los productos radiactivos pueden ser purificados hasta ubicarse por debajo de los niveles de detección”, señaló. Pero, mientras tanto, los tanques se van llenando. Masashi Goto, ingeniero nuclear y conferencista universitario, alertó que el agua contaminada suponía una gran amenaza a largo plazo para la salud y el ambiente.

Silvia Ribeiro* xico se usa para alimentar cerdos y pollos industriales –criados por otras trasnacionales–, sólo una parte menor se usa en tortillas industriales. Al autorizar esta invasión en el norte del país, el consumo de maíz transgénico en las ciudades aumentará exponencialmente. Con esta superficie gigantesca, la contaminación transgénica de otros maíces en México (híbridos o campesinos) será inevitable y con el tiempo llegará a todas partes, lo cual sirve a las mismas trasnacionales, que podrán llevar a juicio a quienes se contaminen por uso sin licencia de sus genes patentados, tal como han hecho con cientos de agricultores en Estados Unidos y Canadá. El mapa oficial de zonas centro de origen del maíz es absurdo, porque los insectos y el viento llevarán el polen transgénico a todas partes. Todo México es centro de origen del maíz y no se debería permitir en ninguna parte. Además de un ataque concertado a la salud de la población, la aprobación de estas solicitudes significaría la primera contaminación masiva del centro de origen de un importante cultivo alimentario a nivel global, por lo que también hay una alerta internacional. Cínicamente, las empresas dicen que no sólo plantan para México, también para exportar. ¡A costa de la contaminación en el centro de origen! Urge movilizarnos por todas las vías ante este gravísimo ataque: informándonos y difundiendo información, resistiendo desde cada milpa, escuela, comedor y barrio, objetando las solicitudes en consulta pública, aumentando las redes campociudad libre de transgénicos. Más información en ceccam.org.mx y redendefensadelmaiz.net *Investigadora del Grupo ETC

Por corresponsales

Dijo estar especialmente preocupado porque el agua radiactiva en los sótanos estaría infiltrándose en el sistema hídrico subterráneo, por cuyos canales podría llegar mucho más lejos y posiblemente alcanzar el océano o suministros de agua públicos. “Hay piscinas con unas 10.000 o 20.000 toneladas de agua contaminada en cada planta, y hay muchas de esas. Trasladar todo eso a un solo lugar significaría tratar cientos de miles de toneladas de agua, lo cual es una locura en sí”, dijo Goto. “Es una cantidad escandalosa, realmente escandalosa”, añadió. La planta tendrá que manejar el agua contaminada hasta que todo el combustible derretido y otros escombros sean removidos, proceso que tomará fácilmente más de una década. * Publicado en acuerdo con Al Jazeera.

Gourmet’s

“G

rano que en diversas formas produce las plantas y que al caer o ser sembrado produce nuevas plantas de la misma especie”. De este modo, la Real Academia Española define la palabra “semilla”. Pero, en realidad, una “semilla” es mucho más. La semilla es el primer paso a la vida, al fruto, al alimento. Aunque, a pesar del papel central que juegan en la agricultura, hoy muchas semillas se encuentran en peligro de extinción. Si a lo largo de 12.000 años de agricultura, se manejaron unas 7.000 especies de plantas y miles de razas de animales para la alimentación; en la actualidad, según datos del Convenio sobre Diversidad Biológica, sólo quince variedades de cultivos y ocho de animales representan el 90% de nuestra comida. Esta pérdida de agrodiversidad no sólo tiene negativas consecuencias ecológicas sino que implica la desaparición de saberes, principios nutritivos y conocimientos gastronómicos y amenaza nuestra seguridad alimentaria al depender de unos pocos cultivos. La globalización alimentaria, en su camino por mercantilizar y hacer negocio con los alimentos, ha contribuido, en muy pocos años, a la desaparición de cientos de variedades agrícolas y ganaderas. Y ha primado aquellas que mejor se adaptaban a las necesidades del mercado: ser trasladadas largas distancias, que requerían de menos cuidados, buena apariencia, más productivas, etc. La agricultura industrial e intensiva, a partir de la Revolución Verde, en los años 60/70, con el teórico fin de mejorar y modernizar la producción agrícola y alimentaria, acabó imponiendo semillas industriales, desacreditando las semillas campesinas y privatizando su uso. Mediante la firma de contratos, el campesinado pasó a depender de la compra anual de semillas, sin posibilidad de poder guardarlas después de la cosecha y plantarlas la siguiente temporada. Las semillas, que representaban un bien común, fueron privatizadas, patentadas y, en definitiva, “secuestradas”. Y actualmente el mercado mundial de semillas está extremadamente monopolizado: diez empresas controlan el 70% del mismo. “Somos víctimas de una guerra por el control de las semillas. Y el resultado de esta guerra será determinante para el futuro de la humanidad, porque de las semillas dependemos todos y todas para nuestra alimentación cotidiana” afirmaba el movimiento internacional de La Vía Campesina. Tomemos nota. Autora: Esther Vivas: es coautora del libro ‘Del campo al plato. Los circuitos de producción y distribución de alimentos’. Artículo publicado en El Periódico Gourmet’s


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