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DESDE LA ESCUELA Juan Gabino Barrera Espinosa

Juan Gabino Barrera Espinosa

El valor de ser maestro

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Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga. Cuando estaba a punto de comérsela, ésta le dijo: «¿Puedo hacerte una pregunta?». La serpiente respondió: «En realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú, te lo voy a permitir». Entonces, la luciérnaga preguntó: «¿Yo te he hecho algo?». «No», respondió la serpiente. «¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?», preguntó la luciérnaga. «No», volvió a responder la serpiente. «Entonces, ¿por qué me quieres comer?», inquirió el insecto. «Porque no soporto verte brillar», respondió la serpiente.

En la vida, he tenido la oportunidad de conocer maestros admirables, pero, el que ocupa un lugar especial es el maestro que inicia sus primeros años de servicio docente en escuelas multigrado. Es común pensar, que en la escuela de organización completa, en la que cada grupo es atendido por un maestro, el alumno recibe una educación de calidad y, que en la escuela multigrado, donde todos los grupos son atendidos por un solo maestro, la educación es deficiente y destinada al fracaso. Hoy en día, alumnos de las escuelas multigrado han obtenido resultados positivos en las pruebas que se han aplicado, gracias a los materiales de apoyo y al diseño de estrategias, pero, sobre todo, en la esperanza de los maestros multigrado, la esperanza sobrepasa a la experiencia: porque la experiencia no es lo que me sucede, sino cómo reacciono ante lo que me sucede.

En nuestro país, un alto porcentaje de las escuelas de educación básica son multigrado; a nivel nacional, los planes y programas de la SEP están diseñados para escuelas de organización completa. La responsabilidad de diseñar y organizar los contenidos curriculares y las estrategias en el aula multigrado, las desarrollan los propios docentes en sus diferentes contextos. La escuela multigrado representa un reto, planificar las actividades escolares poniendo en juego conocimientos y habilidades didácticas, trabajar simul-

táneamente con niñas y niños de diferentes grados, atender a la diversidad de edades e intereses, propiciar que los alumnos avancen a su nivel, decidir los propósitos y los aprendizajes esperados, seleccionar los contenidos, proponer cuándo y con qué frecuencia organizar la enseñanza para trabajar un tema común con actividades diferenciadas por ciclos, grados e incluso individualmente, además de describir las actividades que propicien el trabajo cooperativo y las tareas compartidas entre los alumnos de diferentes grados, ofrece la oportunidad de formarse realmente como docente.

Ser educador de NNA en escuelas multigrado, es una de las profesiones educativas más difíciles, no sólo por la enorme responsabilidad social que esto implica, sino por el conjunto de competencias que el maestro pone en juego día a día. Le corresponde la inmensa labor de formar a los alumnos en la disciplina, que permite primero emprender la tarea de conocer, y después enfrentar con éxito las dificultades de la vida, preservando y cultivando la curiosidad infantil, logrando que se convierta en la puerta al desarrollo de la inteligencia, además, deben conseguir que todos sus alumnos aprendan lo que tienen que aprender y que lo hagan en el momento propicio, con alegría y confianza.

Hoy podemos afirmar, que las escuelas multigrado no son escuelas incompletas sino diferentes, que las escuelas multigrado posibilitan un trabajo integral hacia el desarrollo de competencias básicas, el trabajo colaborativo y la autonomía. El trabajo multigrado promueve la acción tutorial entre los niños y las niñas, el apoyo del alumno mayor al menor, le permite al primero revisar sus propios procesos de aprendizaje, con lo cual desarrolla su capacidad de aprender a aprender, además de aprender a enseñar.

Más importante aún es el papel del maestro multigrado como organizador de las actividades pedagógicas, es difícil o imposible medir si los alumnos valoran el ejemplo del maestro que participa en forma directa en su educación, ya que la educación es una comunicación espiritual permanente entre el maestro y el niño. Educar a los niños en escuelas multigrado es ser maestro de maestros, como escribió el pedagogo soviético Vasili Alexándrovich Sujomlinski en su libro Entrego mi corazón a los niños:

«Si el maestro sólo enseña cómo educar, pero no está en contacto directo con los niños,

deja de ser un educador, estaría cerrado el camino que lleva al corazón de los niños si no se comparten con ellos intereses, aficiones y aspiraciones, perdería la cualidad más importante del pedagogo: la capacidad de comprender el mundo espiritual de los niños. La comunicación viva, directa, cotidiana con los niños es una fuente de ideas, de descubrimientos pedagógicos, de alegrías, de tristezas, de decepciones, sin las que en nuestro trabajo es imposible la creación. Quien no conoce al niño no puede ser educador».

Trabajar en escuelas multigrado da herramientas como las que se integraron en la Propuesta Educativa Multigrado (PEM 05, 2005), con elementos sencillos, accesibles y funcionales que llevaba a los docentes a planear por tema común para todo el grupo, para después diferenciar actividades por ciclo o grado, respetando el nivel de complejidad de los alumnos, atendiendo simultáneamente los grados que tienen en su grupo, disminuyendo los tiempos de espera; una parte importante de esta propuesta era la aplicación de actividades permanentes.

Conocer y vivenciar la estrategia de Redes de Tutoría, una forma de aprender haciendo por medio de un Guion de Tutoría, en la que maestros y alumnos practican, reflexionan y retroalimentan, adaptándose a las condiciones particulares de cada estudiante, culminando esta estrategia en una demostración pública de lo aprendido; ambas estrategias favorecen la atención a la diversidad.

Una vez superado este reto, el maestro será capaz de reconocer en él un potencial pedagógico, y estará preparado para enfrentarse a cualquier aula.

Este ciclo escolar 2020–2021, sin duda pasará a la historia debido al confinamiento por el COVID 19, SARS-COV 2, lleno de emociones y satisfacciones, de encuentros y desencuentros, pero, sobre todo, aprendiendo.

El profesor Rafael Ordaz dice: «Un aprendizaje fundamental es la lejanía acompañada, desde la distancia hemos estado cerca de nuestros alumnos obteniendo como resultado la presencialidad absoluta, siempre cerca estando lejos»; esto nos señala que en nuestro país nada está perdido, a pesar de tantas carencias, contamos con maestros capaces y comprometidos con la niñez queretana, que de una forma u otra, han estado al frente de una escuela multigrado.

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