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IV. Marat-Sade
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En la primera carta que le escribió a Nic desde Bogotá, a cinco días de su llegada, Luz se lamenta de no haber podido ver en Nueva York el Marat… Sade; así se abreviaría en general el titulito del dramaturgo Peter Weiss: La persecución y asesinato de Jean-Paul Marat, como fue representada por los internos del manicomio de Charenton bajo la dirección del marqués de Sade.
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LUZ AMOROCHO62: Desgraciadamente no pude ver “Marat-Sade”, por total imposibilidad para encontrar una entrada, mucha lástima porque parece que fue el evento teatral más importante de la temporada en Nueva York y Londres.
Se refiere al famoso montaje de Peter Brook, estrenado en 1965 y llevado a la pantalla dos años después en una versión dirigida por él mismo, y que habría de influir a muchos teatreros alrededor del mundo, entre ellos Santiago García, un viejo novio de Luz ya mencionado. Esa relación de Luz y Santiago duraría muchos años, contaba Patricia Ariza, la pareja de Santiago. Hablaban muy largo por teléfono porque Santiago le contaba a Luz del montaje que estuviera haciendo, para que Luz le opinara.
LUZ AMOROCHO: Con Jacques [Mosseri] he visto muy seguido al grupo de teatro de Santiago García (¿te acuerdas del tipo que vino un día a tu casa con una chica morena muy bonita?). Esa gente está organizando una “Casa de la Cultura” a partir de la cual ellos esperan desarrollar diversas actividades, como cine, música, exposiciones, etc., además de teatro. Ya hay programas bien coordinados y las presentaciones van a comenzar el 14 de junio con una exposición de dibujos y una obra de teatro.
Encontraron un local comercial que convirtieron en pequeño teatro —suficientemente bien desde el punto de vista técnico y de aspecto— para ciento ochenta personas. Ya hay muchas actividades alrededor de eso. Seguramente, las cosas vistas de lejos pueden parecer pequeñas y también está el hecho de que la gente aquí comparada con la gente en Francia es menos constante. En sus proyectos (en su conjunto). Hay una mayor facilidad cuando se trata de tener una idea, pero para prolongarla en el tiempo es otra historia. ¡Pero te explico banalidades! Por el momento lo que es interesante es que hay un proyecto y se hacen realidad unas pequeñas manifestaciones.
62 Carta de Luz a Nic, escrita desde Bogotá entre el 20 y el 28 de mayo de 1966. Bogotá. Ca. 1970. Fotografía de Ignacio Gómez Pulido.
Rafael Maldonado - mi papá - a la izquierda con un gorro; un desconocido, Jacques Mosseri y Luz, en primera fila. Todos haciendo de los locos del asilo de Charenton. 1966. Archivo Maldonado-Tió.
Segundo Acto 65
El proyecto del que se hacían realidad unas pequeñas manifestaciones era la Casa de la Cultura, que muy pronto se convertiría en el Teatro La Candelaria, base del teatro moderno en Bogotá. Sí resultaron constantes, pero cambiaron de nombre, cuando se hicieron a un local definitivo. Y, con respecto a la obra de teatro que iban a presentar, se trataba de Marat-Sade, en la que la propia Luz acabó actuando de loca.
LUZ AMOROCHO63: A las seis o a las seis y media, en general, me voy para donde mi mamá [y] a las nueve salgo para el ensayo de la obra de teatro que vamos a presentar […].
ISABEL MARIÑO: Un día Luz nos invitó a ver Marat. Yo llevé a las niñas y en la obra gritaban “copulación, copulación, copulación”. Las niñas me preguntan “¿Qué es eso?”, pues debían creer que era un postre de natas. Yo no les expliqué y entonces Luz me dijo que yo me había escandalizado, porque ella había obligado a que las niñas escucharan esa palabra.
63 Carta de Luz a Nic, escrita desde Bogotá el 25 de julio de 1966.
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LUZ AMOROCHO64: A mí me parecía muy interesante eso de estar haciendo teatro.
Aunque no me gustaba toda la juerga que se organizaba en la Casa de la Cultura, de amanecidos… Uno llegaba a las nueve de la mañana, un día, y había cadáveres por el suelo, borrachos. Y yo no era de eso y era mayor también. Siempre he sido mayor que todos. Pero lo importante es que estaba en otra cosa, yo era completamente distinta de la que había dejado. Allá no había ningún Cuéllar Serrano Gómez, ni la vaina confesional, ni tenía que tapar que yo era atea ni ninguna de esas cosas. Entré a una cosa completamente distinta. No tenía nada que ver con lo que había dejado y tampoco tenía ningunas ganas de tomar las riendas de eso que había dejado.
CARLOS NIÑO MURCIA: ¿Te acuerdas de que Mosseri no tenía una pierna?
LUCAS: Me acuerdo. Incluso mi mamá a veces cuenta una anécdota muy divertida de una salida galante, pero ahora no viene al caso. Tengo entendido que Jacques la había perdido a causa de una enfermedad que tuvo de niño.
CARLOS NIÑO MURCIA: Eso. Entonces en Marat-Sade Mosseri se aflojaba la prótesis, y salía sin pierna y la golpeaba contra el suelo. [Risas]
JACQUES MOSSERI: Fue una locura, durante ese montaje vivíamos todos con todos, como en una comuna, durante meses. Eso nos cambió la vida a todos los que pasamos por ahí, aun a los que no seguimos haciendo teatro sino arquitectura, o lo que sea.
ELSA MAHECHA: Yo vi la obra. Espectacular. Y me acuerdo del papel de Luz, que era fantástico, haciendo de loca. Ella gozó mucho con eso, mucho. Porque ella era crespita y se alborotaba el pelo así, que ella odiaba, pero para el teatro le quedaba súper.
JACQUES MOSSERI: En las fiestas Rafael65 y Luz tenían un espectáculo de ventrílocuo: Luz hablaba y Rafael hacía el muñeco.
64 Entrevista inédita a Luz Amorocho, realizada por Ana María Pinzón en 2007.
65 Rafael Maldonado Tapias (Bucaramanga, 1936 – Bogotá, 2001). Arquitecto, docente e investigador. Entre sus edificios más importantes en Bucaramanga están el Centro Ferial (1995) y hasta su muerte prácticamente la totalidad del Campus de la Universidad Autónoma. En 1999 publica su Historia de la arquitectura escolar en Colombia. Unal. Unibiblos. Ya lo veremos más adelante.
Segundo Acto 67
Última página de la carta desde Bogotá de Luz a Nicole, del 29 de agosto de 1967, con dibujo de la planta de su apartamento y habitación disponible para su amiga.
Las zonas señaladas en el dibujo se traducen así, de arriba a abajo, en el sentido de las manecillas del reloj: -Habitación disponible (trabajo, depósito o para ti, si vienes) -Habitación de Kurt (Barch) -Cocina con un minúsculo cuarto para la coima (que no tengo ni tendré) y su baño -Salón-comedor -Sol de tarde y magnífica vista -Corte muy impreciso -Toda la vista que te puedas imaginar sobre la sabana -Mi cuarto
Archivo de Christine de Bremond d’Ars. LUZ AMOROCHO66 : Bogotá, 29 de agosto del 67. Mi querida Nic. […] Quería explicarte el montón de razones que justifican mi largo silencio, pero no lo haré […]. Lo único que puedo hacer ahora es escribirte… nada más… y esperar a que me expliques qué idea tú te haces de mí.
RAFA MOURE: ¡Ese edificio sí es el de Luz! El de la foto que sigue. Yo no sé por qué Darío dice que Luz vivió años en la Colina de la Deshonra, la pura Colina era esa calle que subía empinada, en la foto que pasó hace como seis páginas con las Torres del Parque atrás, aunque cuando eso no se habían construido las Torres, para nada. Ella siempre vivió en un mismo edificio desde que llegó al barrio, ese sobre la carrera 4.a.
DARÍO JARAMILLO: Pues Luz sí vivió en el edificio que había sido de Beatriz Daza y que entonces era de su hermana, Dora Daza. Allí conocí, pregúnteles si no me cree, a Camila, a su papá, a Lleras y a Luza Morocho…
LUZ AMOROCHO: Tengo sin embargo razones que me paralizaron varios meses —si no lo estoy aún— “Asuntos del corazón” como dirías tú, que en ese momento me dejaron terriblemente tonta: durante varias semanas no podía ni siquiera leer: montones de momentos, te lo aseguro, sin comparación con otros vividos antes: Con Nico67 por ejemplo. […]
66 Carta de Luz a Nic escrita desde Boghotá el 29 de agosto de 1967. 67 ¿Acaso será este, Nico, el novio secreto de París?
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En Francia era distinto, precisamente creo, por la falta de referentes. Siempre amé, amo aún, vivir entre jóvenes, digamos, para dar una explicación… amable y no hablar de otras más “psicológicas”, también válidas. Y es una manera de probar la novedad, en el día a día, con frescura y el maravillarse de aquel que no ha vuelto de todas las cosas. Y este gusto tiene su precio… Pero vale la pena, para mí al menos. Qué caro me habría salido quedarme con mis contemporáneos […] Los señores miran y oyen a las mujeres como si fueran los viejos maestros de antaño. […] Vivo en un apartamento que comparto (arriendo y todo) con un “joven” arquitecto suizo. (El suizo no es aquel de los “asuntos del corazón”). Frecuento jóvenes arquitectos que son mis vecinos (por ejemplo, Jacques Mosseri y otros). Y de repente, me vi completamente dependiente de uno de los jóvenes (no muy joven, 31 años) con todos los problemas que ello conlleva, más algún otro: ¿ok? Pues es la vida y sigo viva. ¿Qué opinas tú?
Esa es una carta sin respuesta de Nicole. No la tenemos, se perdió. La edad del joven no tan joven coincide con la de mi papá.
A la izquierda, el edificio desde el que Luz escribió la carta reseñada en la página anterior. 1970. Fotografía de Ignacio Gómez Pulido.