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I. Nuevos trabajos

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Epílogo

Epílogo

Postal de Año Nuevo desde Bogotá de Luz a Nicole. 1984. Archivo de Christine de Bremond d’Ars.

Dibujos de Luz para el edificio Persépolis. Corte y fachada principal. Anteproyecto. 1982. Fondo Rafael Maldonado Tapias. Proyecto: Persépolis, Archivo Central e Histórico, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.

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Luz en su apartamento del Bosque Izquierdo en Bogotá. 1984. Fotografía de Ignacio Gómez Pulido.

Tercer Acto 103

Luz Amorocho se jubiló en 1982 de la Universidad Nacional. Quiere decir que mi Luz era una señora jubilada. Yo no la recuerdo así. Pero ya no sé si solo recuerdo fotos. Esta es de ese año 82, en su casa. Más que una señora pensionada, yo reconozco a la archifamosa: Lucifer del Monte.

LUZ AMOROCHO92: Como quiero llevarle esta carta hoy a Xavier [Rueda], que se va mañana [para París], y el arquitecto, con quien estoy haciendo un proyecto me acaba de llamar por teléfono para que vaya a su oficina, termino ya y te abrazo mucho. Di muchas cosas buenas a toda la familia. Luz

El arquitecto supongo que es Rafael Maldonado, a quien no he presentado, mi papá. Mi papá de sangre, digamos, porque en esa comuna en la que crecí yo tenía varios “como” papás. Así como Luz era como mi mamá. Fernando y Ernesto eran como mis papás. Bueno, tal vez Fernando era más papá de mi hermano y Ernesto, más papá mío. Eso está por aclarar. Y cuando mis papás se iban de viaje me dejaban donde amigos vecinos, los Téllez, por ejemplo.

Y menciono todo este personal para hablar de un edificio que hicieron varios amigos: Persépolis. Ni idea de dónde salió ese nombre. Por un lado, el barrio de al lado, el orgulloso barrio obrero de La Perseverancia, usa de mote La Perse. Y, por otro, en 1971, el sha de Irán en las ruinas arqueológicas del palacio de Persépolis, y para celebrar los 2.500 años del imperio persa, hizo la que podría ser la fiesta más grande de la era moderna. No me extrañaría que la idea fuera de Luz. El edificio en todo caso se llamó así: Persépolis.

Años más tarde, a comienzos del 93, Luz le envió una tarjeta a Nicole deseándole feliz año y contándole de sus ocupaciones actuales:

LUZ AMOROCHO93: Un año más y nosotras en las mismas esperando todo lo que pueda traernos. Por un lado, regreso de nuevo a la arquitectura: como te decía en mi última carta mi hermana va a volver a vivir en Colombia y estoy en obra rehaciendo una parte de su apartamento, y por otro lado una amiga94 , quiere que haga la misma cosa con otro apartamento que ella acaba de comprar. Todo esto está bien y me hace feliz.

92 Carta de Luz a Nicole en París (enviada con Xavier Rueda), 25 de septiembre de 1984. 93 Tarjeta de Año Nuevo de Luz a Nicole, comienzos de 1993. 94 María de Mar Ravassa (Cali, 1942). Editora.

Luz en su apartamento del Bosque Izquierdo en Bogotá. 1984. Fotografía de Ignacio Gómez Pulido.

Luz posando para Ignacio en su apartamento del Bosque Izquierdo. 1984. Fotografía de Ignacio Gómez Pulido.

Tercer Acto 105

Fernando Jiménez, aparte de muchas cosas, era el mejor para poner apodos. Lucifer del Monte, por ejemplo. Álvaro, el maestro de obra, siempre iba a trabajar con el mismo ayudante y en el mundo de la arquitectura estaban de moda Alvar y Aino Aalto, entonces, a Álvaro y a su ayudante los llamaban Alvar y Aino.

ÁLVARO VENEGAS95: Yo conocí a doña Luz porque le gustó un color que yo había preparado. Y duré trabajando con ella alrededor de treinta años; haciendo varios trabajos, en diferentes partes. Ella era muy cuidadosa del color. Me llevaba un papel o una tela, me llevaba cualquier cosa, y yo le sacaba el tono que ella quería. Exacto. Porque le gustaba que las cosas fueran, digámoslo así, perfectas. A ella no le gustaban los errores. Una vez, estábamos remodelando el apartamento de doña María de Mar y hubo un muro que quedó corrido medio centímetro. Tocó desbaratarlo, demolerlo y corregirlo, para dejarlo tal y como estaba en el plano. Muy puntual en su trabajo, tanto en las obras como con los colores. Era muy puntual; con los pagos, con todo.

Después de jubilada, Luz nunca abandonó la arquitectura. Aunque tampoco es que se hubiera puesto a diseñar. Como había hecho en la Nacional, pero en pequeño, su labor se centró en reformas, adecuaciones, mejoras locativas en edificios ya existentes. Me parece que es una labor nunca suficientemente reconocida, no la del arquitecto que diseña los edificios (muchas veces los diseña para otro uso que el que le da el tiempo), sino la labor del que los arregla para que sirvan mejor a quienes los usan para lo que los usan. Lo que se dice, más cómodos. El o la arquitecta arregladora. No solo en la universidad tantos años, sino con tantos amigos. Ella le hizo comprar y les arregló sendos apartamentos, no solo a su hermana Leonor en el edificio contiguo al suyo, sino a quien se volvería su gran amiga, María del Mar, cien metros más abajo, en el edificio de Vicente Nasi. Cien más arriba vivían Fernando, Ernesto y mis papás, y a otros cien metros, Jacques Mosseri y Ana Mercedes Hoyos. Era un barrio que ella, sin decir, fue haciendo; un barrio con unas relaciones humanas de amigos que se comportaban como familia escogida. Aunque con mil peleas y gritos, pero eso no lo voy a contar aquí. Al final de esta historia es un barrio lleno de árboles y de restaurantes ricos, alguno tipo parisino, como el bistro du coin, que Luz echaba de menos recién llegada. A mí me ayudó en dos reformas que le hice al que fuera el taller de arquitectura de mi papá en las Torres del Parque y donde estuve instalado viviendo. Y me asesoró en el diseño y la construcción de una cabaña, en el páramo de Guasca. Después de terminada yo quería hacer una

95 Álvaro Venegas (Bogotá, 1948). Maestro de obra.

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ampliación y, cuando se la dibujé, no le gustó y me dijo: “No, acuérdate de que el agua no pide permiso para entrar”. También me enseñó que el modulor de Le Corbusier es de 1,83 metros, pero que ella medía 1,49.

Aparte de esos trabajos de arquitectura, Luz se dedicó a las traducciones. Publicó traducciones del francés como El propietario de la catedral de Roger Judenne, o del inglés como Los mitos griegos de Mary Pope Osborne. También unos cuentos de Tolstoi que no he podido conseguir.

LUZ AMOROCHO96: En estos tiempos, me paseo de lado a lado todos los días, toda encorchada, y me voy cayendo en pequeños “deprimidos” y haciendo maromas para enderezarme. Pero a parte de eso, ahí voy […] Espero que en un futuro no muy lejano, encontraremos un lugar para volvernos a ver y hablar de tantas cosas, mientras tanto si encuentras un momento, cuéntame cómo estás, tu trabajo de consultora, tu apartamento, y todo lo demás. Te abrazo mucho ¡Nic!: mi nuevo número de teléfono: 2832948. Luz

Yo ese teléfono me lo sabía de memoria. Me encantaba ir a su casa a ver películas en Betamax, tenía muchas de guerra. Y revistas. Ella seguía en sus cosas y yo me sentaba a leer su colección de Chapinero97, una revista que para mí fue un descubrimiento tan importante como para otros Maiakovski.

En su oficio de escritora Luz publicó en la revista Proa un artículo muy bonito sobre su querido profesor Carlos Martínez y sobre los inicios de esa revista que ella sentía como propia.

96 Carta de Luz a Nicole, 12 de octubre de 1990. 97 Revista Chapinero, en referencia a Chapinero, que se había vuelto el barrio de la movida, de los locos, de los hippies. Era una revista de tiraje alternativo de Eduardo Arias y Karl Troller. Dibujo de Nicole, de 1992, retrato de Luz traductora. Archivo personal de la familia Amorocho, Federico Durán.

Revista Proa 404, 8 de mayo, 1991, 26-27.

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