A tu alrededor todo espacio. A solas. Con la nada. Nadie va a salvarte. Nadie va a cortar lo que te ata, cortar las espinas abundantes en torno a ti. Nadie va a asaltar los muros del castillo ni despertarte con un beso, descender por tu cabello ni subirte en el corcel blanco. No hay nadie que vaya a alimentar el anhelo. Acéptalo. Tendrá que bastar contigo, hazlo tú misma. Y todo alrededor un terreno vasto. A solas. Con la noche. De la oscuridad debes hacerte amiga si quieres dormir en la noche. No basta con dejarse ir dos, tres veces, cien. Pronto todo se vuelve aburrido, inadecuado. La cara abierta de la noche ya no te interesa. Y pronto, una vez más, regresas a tu elemento y como pez en el aire te manifiestas tal cual solo entre inspiraciones. Pero ya te crecen branquias en los pechos. (Anzaldúa, 2016, p. 226-228)
En este capítulo reflexiono sobre mi quinto objetivo de investigación, es decir, sobre las implicancias éticas, políticas, teóricas y metodológicas de investigar sobre la dimensión emocional de un fenómeno social que aún estamos viviendo, por lo que aún me con-mueve de formas que dificultan mi narración y, al mismo tiempo, afectan mi análisis y escritura autoetnográfica. En el primer apartado doy cuenta del valor de la escritura de mis diarios como política de resistencia, que es también valorar la importancia de construir un archivo emotivo personal y sensorial de la pandemia, mientras que en el segundo apartado realizo una reflexión presente a partir de la escritura de una “Carta a mis lectorxs” sobre el proceso de escribir y analizar mis emociones