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Que treinta años no es nada

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“Que treinta años no es nada…”

VERÓNICA BAÑOS FRANCO | PERIODISTA

Así versa –parafraseada– la letra del mítico tango argentino compuesto por Alfredo Le Pera y Carlos Gardel en 1934 y titulado: Volver. ¿Cuántas veces hemos anhelado retornar a épocas anteriores –vividas por uno mismo o incluso más allá– en momentos de debilidad, depresión, mala suerte o algo peor…?

Pero no. Esa no es la solución. Y es que, como dice un buen amigo: “Lo de volver atrás, ni para coger carrerilla”.

Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. El retroceso se puede aplicar para rememorar, conocer o –sobre todo– para aprender. De lo bueno y de lo malo. Principalmente para no repetir errores. Para no volver a caer en la misma piedra… 1992 siempre será recordado como un año histórico para nuestro país por muy variados motivos; pero también como un aprendizaje en muchos otros sentidos y un punto de inflexión en determinados aspectos que fueron fundamentales –además de para la propia España– para el mundo y –por supuesto– para nuestra región. Aunque la intención sea centrarse en la Región de Murcia de entonces y la actual, es necesario conocer –al menos en términos generales y de forma resumida– el contexto que se vivía en ese momento en los diferentes ámbitos de la vida: económico, turístico, social, sanitario, educativo, cultural… Incluso salir de las fronteras regionales para analizar la situación nacional e internacional de aquellos años y así tratar de entender el porqué de las causas y consecuencias que afectaron a la región murciana y condicionaron su desarrollo a lo largo de los años noventa y durante la primera veintena tras el cambio de siglo.

Leyendo crónicas de la época, resulta muy curiosa la estrecha similitud que existe en ciertos temas cuya situación, a pesar de haber pasado treinta años, es prácticamente igual ahora que entonces. De hecho, muchos titulares bien podrían servir para textos presentes o para encabezar artículos de pura actualidad informativa.

Por ello, recurriendo al siempre oportuno y acertado refranero español, gran parte de las frases que lo completan relativas al tiempo –al paso de los años– nos servirán para complementar las ideas expuestas en los diversos apartados de esta crónica.

Contexto mundial, continental y nacional en un año para la posteridad O “el tiempo presente, un segundo: lo demás, o es pasado o es futuro”.

A nivel internacional, en 1992 el demócrata Bill Clinton tomó el relevo en una Casa Blanca encabezada por la administración republicana durante más de una década. Por aquel entonces –y como parece ser habitual a pesar del paso de los años–, el racismo era uno de los temas a la orden del día a nivel mundial. La ola de racismo que recorría Europa tuvo su principal foco en la recientemente unificada Alemania, mientras que los disturbios raciales se cobraban vidas por decenas en Estados Unidos.

Al conflicto árabe-israelí, la Cuba de Fidel Castro, la situación de Camboya y el asunto de Sadam Hussein y el terrorismo islamista hubo que sumar otros aconte-

Cartagena, 3.02.1992.- El presidente de la Asamblea Regional de Murcia, Miguel Navarro, ante el edificio del parlamento regional murciano incendiado./ TITO BERNAL

1991.12.17.- Barricada en la huelga general./ JOAQUÍN DE HARO

1992.02.03.- Barricada con contenedor. /JOAQUÍN DE HARO

Cartagena, 03.02.1992.- Enfrentamientos de trabajadores con la policía y quema de contenedores y vehículos./ JOSÉ Mª. RODRÍGUEZ

Cartagena, 03.02.1992.- Trabajadores de las empresas Bazán y Peñarroya protagonizan una dura protesta./ JOAQUÍN DE HARO

Cartagena, 04.03.1992.- Trabajadores de la empresa Peñarroya protestan, ante la Asamblea Regional, durante una de las movilizaciones convocadas a causa de la crisis industrial./ JOSÉ Mª. RODRÍGUEZ

Cartagena, 03.02.1992.- Trabajadores protagonizan enfrentamientos con la policía y quema de mobiliario urbano./ MOISÉS RUIZ

Cartagena, 04.02.1992.- Trabajadores de las empresas Bazán y Peñarroya durante la crisis industrial que afectó a las empresas ubicadas en la zona./ JOSÉ ALBALADEJO

Cartagena, 03.02.1992.- Trabajadores de las empresas Bazán y Peñarroya, durante la crisis industrial que afecta a las empresas ubicadas en la zona./ CARLOS GALLEGO

Cartagena, 15.02.1992.- Manifestación de trabajadores de Bazán ante el Ayuntamiento de Cartagena en plena crisis industrial./ CARLOS GALLEGO Uno de los acontecimientos más recordados de aquel 1992 a nivel regional fue la quema de la Asamblea en Cartagena, motivada precisamente por la situación de crisis industrial y la concatenación de diversas manifestaciones

Cartagena, 15.12.1992.- Más de quince mil personas se manifestaron en Cartagena para exigir soluciones a la crisis de las empresas de fertilizante instaladas en dicha ciudad./ PEDRO SÁNCHEZ SAGA Cartagena, 16.05.1991.- El líder de la oposición, José María Aznar, se dispone a intervenir durante un mitin de su partido celebrado con motivo de las elecciones autonómicas del 26 de mayo./ MOISÉS RUIZ

cimientos, como la tragedia de Sarajevo, el integrismo argelino, la descomposición de la antigua Unión Soviética, el fantasma neonazi o el hambre en Somalia.

Treinta años después, por la Casa Blanca han pasado cinco presidentes –siendo Donald Trump el más ‘curioso’ de todos ellos– y el mundo sigue diferenciando entre ‘primeros’ y ‘terceros’, mientras aspectos como el hambre, la guerra o cualquier otra crisis existen –y seguirán haciéndolo– siempre porque interesa.

Por otra parte, la anécdota protagonizada por el entonces presidente del Gobierno español, Felipe González, llegando tarde a la foto de familia en la Cumbre de Edimburgo pareció una premonición sobre muchas de las actuaciones de nuestro país con respecto al continente europeo: arribando con retraso.

Pese a las dificultades, la citada cumbre solucionó las nefastas consecuencias que el referéndum negativo danés sobre el Tratado de Maastricht tuvo en el desarrollo de la Unión Europea, cuyos efectos más destacados fueron una caída generalizada de las Bolsas, una situación de peligro para el Sistema Monetario Europeo y la devaluación de las monedas menos potentes de la Comisión Europea, entre las que se encontraba la peseta.

También las misiones de paz impulsadas por el recién nombrado Secretario General de la ONU, el egipcio Butros Gali, tuvieron un papel relevante a partir de 1992 en numerosas zonas en conflicto: Los Balcanes, Camboya, Oriente Medio, Centroamérica, África… Legionarios españoles participaron como «cascos azules» en las tareas de pacificación de la ONU en Yugoslavia. No obstante, los esfuerzos de mediación no lograron un consenso en Bosnia, donde el alto al fuego no fue respetado por ninguna de las tres comunidades implicadas.

Tal y como se recoge en artículos de la época, la acción estructural de Europa destinada a las regiones más retrasadas en su desarrollo –con un nivel de renta per cápita inferior al 75 % de la media comunitaria– impulsó de forma notable el crecimiento de la Región de Murcia.

Un total de 134 millones de ecus fue la cantidad asignada para la cofinanciación de actuaciones de competencia de la Comunidad Autónoma, es decir, para la realización de inversiones en la región murciana financiadas con fondos comunitarios.

Ahora, los repartos de los fondos europeos siguen siendo objeto de quejas entre los peor parados al tiempo que Europa va resistiendo los extremismos emergentes por todo el continente y lidia con la reciente guerra de Ucrania –motivada por los intereses hegemónicos rusos–.

El año 1992 difícilmente se entiende sin España, ni viceversa. Los sobradamente conocidos acontecimientos que tuvieron como sede la península ibérica coparon las portadas y titulares de los principales medios de comunicación de todo el mundo. Un contexto de aparente auge que probablemente desplazó a un segundo plano tanto la grave crisis económica del país como también una de las más intensas de las últimas décadas en el ámbito político.

El desgaste del PSOE tras diez años de gobierno socialista empezó a hacerse patente, a pesar de que Felipe González tomara las riendas de un partido claramente dividido entre los seguidores de Alfonso Guerra y los que apostaban por el cambio a través de una renovación interna.

Entretanto, superando los datos de Fraga en intención de votos, el popular José María Aznar ascendía con fuerza como un más que probable nuevo presidente del gobierno nacional. Y todos saben lo que aconteció después…

Actualmente, el bipartidismo –al menos en cuanto a términos de representación política– ha dado paso a un pluralismo tan variado como variopinto donde se unen polos aparentemente opuestos mediante acuerdos e in-

tercambios de intereses que sorprenderían a cualquier hombre de Estado de verdad –que los hubo, aunque a veces no lo parezca–.

Una situación regional que derivó en un cambio transcendental O como “el tiempo es inventor de novedades y descubridor de verdades”.

Mientras España encandilaba al mundo con la Exposición Universal de Sevilla y la celebración de los Juegos Olímpicos en la ciudad de Barcelona durante el año 1992, la Región de Murcia se encontraba sumida en una profunda crisis social y económica. La imagen de un país en auge –reproducida por toda la prensa española– contrastaba con la caótica situación industrial de la región, cuando la amenaza de la pérdida de 5.000 empleos directos y unos 15.000 indirectos por el delicado trance que atravesaban el sector naval, minero, de fertilizantes y de la fundición acechaban Cartagena.

Tampoco ayudaba el contexto laboral. Gran parte de las factorías más importantes de Cartagena mostraban una clara incertidumbre sobre la continuidad de sus actividades, el paro aumentó hasta el 22,3% a final de año mientras la contratación descendía a la par que los salarios de los murcianos.

La reconversión industrial marcada por Europa llegó con mucha demora a la Región de Murcia y, por ende, a la ciudad portuaria. Pero la gota que colmó el vaso fueron los expedientes de regulación de empleo de la Empresa Nacional Bazán –ahora Navantia– y los cierres de la Sociedad Minera y Metalúrgica Peñarroya España S. A. y Fertilizantes Españoles S. A., con una plantilla de casi trescientos empleados que perdieron su puesto.

Por ello, con este contexto de completa incertidumbre laboral, precariedad en los puestos de trabajo y el pretexto de algunos incidentes ocurridos en las 127 manifestaciones que se produjeron en apenas 180 días, el hartazgo de los trabajadores copó su paciencia ante la visión de un futuro muy incierto. En total, se perdieron 187.000 jornadas por huelgas a lo largo del año y los 18.194 accidentes laborales ocurridos en la región se saldaron con 360 heridos y 24 muertos.

De hecho, uno de los acontecimientos más recordados de aquel 1992 a nivel regional fue la quema de la Asamblea en Cartagena –hace ahora treinta años–, motivada precisamente por la situación de crisis industrial y la concatenación de diversas manifestaciones.

Aunque, de acuerdo con las crónicas de entonces, lo sucedido supuso un punto de inflexión para el desarrollo de la ciudad portuaria –pues a partir de ese día la ciudad fue el foco de múltiples inversiones para la explotación de su riqueza turística y la puesta en valor de su patrimonio histórico y marítimo–, el suceso nunca dejará de ser una triste mancha en la historia de la región.

El 3 de febrero de 1992, sindicatos y trabajadores se unieron en protesta frente al parlamento murciano con el objetivo de reunirse con el entonces presidente autonómico, Carlos Collado, para exigirle que presionara al Gobierno español y evitar así los despidos, ya que algunas empresas eran de titularidad pública.

Sin embargo, la delegada del Gobierno en la región, Concepción Sáenz, decidió desplegar un amplio dispositivo policial para evitar secuestros o bloqueos a los diputados –teniendo en cuenta los incidentes similares ocurridos en diciembre de 1991 en las protestas de los mineros de La Unión y el ambiente de crispación que asolaba la ciudad y el sector industrial–.

Los enfrentamientos se extendieron prácticamente durante toda la jornada. Aunque, más allá de los heridos y los numerosos daños materiales, lo más destacado fue el lanzamiento de varios cócteles molotov –de procedencia desconocida– que impactaron en una de las ventanas del edificio, propiciando un incendio al alcanzar una de las cortinas de la sala de prensa.

Un hecho aislado y camuflado –como tantos otros– bajo el problema real de la protesta, pero que nada tenía que ver con los manifestantes pues, según protagonistas del suceso, esa nunca fue la intención de ninguno de los manifestantes que tan solo reclamaban otra vía diferente de reorganización frente a los inminentes y más que probables despidos masivos de sus empresas. Pero, por suerte o por desgracia, esa imagen quedó para la posteridad…

Así lo creyó también el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en 1992, Carlos Collado: “No creo que fuese un intento de atacar a la Asamblea, sino de ponernos firmes y concienciarnos a los políticos. Se trató de una situación anómala y crispada. Siempre he rechazado que se venda como un hito o un símbolo de los trabajadores. No creo que se merezca esa repercusión. En cuanto a las causas, creo que se pudo aguantar más en Cartagena, como no podía ocurrir en otros territorios, como Asturias. Era más apremiante y necesario en algunos territorios que en Cartagena”.

Aquel 3 de febrero, al hacerse eco de los disturbios, muchos trabajadores industriales acudieron al lugar como muestra de apoyo: “Todos coinciden en señalar que la ciudad de Cartagena apoyaba mayoritariamente a los manifestantes, puesto que la economía de la comarca dependía directamente de estas industrias y del sector militar y se vería muy afectada por los despidos planteados, hasta el punto de que algunos comercios en la zona de las protestas dieron cobijo a los que huían de la policía”, afirmó Alberto Castillo, actual presidente de la Asamblea, a la Agencia EFE.

Otros protagonistas o testigos del momento también

En 1992 quedó constituida la Fundación ‘Laureles’ de la Asociación de la Prensa de la Región de Murcia, que mantiene la entrega de los premios más antiguos de la Región

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Murcia, 10.02.1992.- El atentado perpetrado por ETA junto a la comandancia de la Guardia Civil de Murcia./ JUAN FCO. MORENO

Murcia, 10.02.1992.- El policía nacional Angel García Rabadán muere en el atentado perpetrado por ETA./ JUAN LEAL

Murcia, 11.02.1992.- Entierro del policía nacional Angel García Rabadán./ JUAN FCO. MORENO

Murcia, 11.02.1992.- Varios cientos de personas asisten al funeral del policía nacional Ángel García Rabadán, fallecido en el atentado perpetrado por ETA./ JUAN LEAL

Murcia, 14.02.1992.- Alrededor de 50.000 personas se manifestaron por las calles de Murcia para condenar el terrorismo y por la paz./ MARCIAL GUILLÉN

compartieron sus impresiones sobre lo acontecido, como Teresa González-Adalid, jefa de prensa del Parlamento regional en 1992, quien aseguró que “en la Asamblea la mayoría del personal compartíamos las reivindicaciones de los trabajadores porque iba a afectar a miles de personas, vecinos, conocidos, amigos…”, o José Luis Romero de Jódar, entonces delegado sindical de CC.OO., y José Ibarra, actual secretario comarcal de CC.OO. en Cartagena, quienes coinciden en que, aunque aparentemente fortuito, el incendio “provocó la solución del conflicto” y realzaron el “valor de esas manifestaciones”: “Cartagena estaba a la cola de España. No había un modelo de ciudad”, sentenció Romero.

Andrés Campillo, delegado sindical de UGT en 1992, destacó el contexto previo que derivó en la histórica protesta: “Se habían dado ya dos huelgas generales en un año. Cartagena estaba hundida y la población estaba descendiendo. Lo que se llevó a cabo en las manifestaciones fue un proceso revolucionario. Aquel día hicimos el amago de dirigirnos para el ayuntamiento y, una vez que se desplazó hasta allí el despliegue policial, dejaron libre la Asamblea Regional. Entre 15.000 y 20.000 personas llegamos a concentrar. Hoy echo en falta esta actitud, añoro esa etapa. Sé que los cartageneros responden cuando se les llama”.

Sea como fuere, ahora, treinta años después de aquel histórico hecho, son muchos los que coinciden en el cambio político y social que supusieron los enfrentamientos.

No obstante, siguiendo con la comparativa entre 1992 y la actualidad, cabe destacar una afirmación del entonces presidente del Comité de Empresa, Antonio Sáez de Jódar, quien dijo que “la clase política regional no estuvo a la altura de las expectativas”.

La curiosidad, tristemente, es que esa frase –incluso eliminando la especificidad de ‘regional’– es perfectamente compatible con la representación política actual. Siempre se ha dicho –y personalmente lo comparto– que nunca es bueno generalizar, pero, salvo raras excepciones, el mejor consejo que se le podría dar a alguien con expectativas en la política de nuestro país es que no las tenga. Así de sencillo, así de desilusionante.

Como alguien muy sabio dijo una vez: “En política, el que quiere no vale y el que vale no quiere”.

De hecho, las consecuencias de dicha recesión se sintieron con fuerza en San Esteban. A lo largo del año casi todos los ministros del Gobierno de España visitaron la región.

Además de la presión desde dentro de su propio partido, PSRM-PSOE, el ejecutivo de la Región de Murcia tuvo que enfrentarse a múltiples protestas laborales –sobre todo de los trabajadores de Cartagena–; el escándalo por la compra de terrenos de Casa Grande –en el que intervinieron altos cargos del gobierno y que tensó aún más las relaciones en el interior del partido–; dimisiones de consejeros y una pronunciada deuda de la Comunidad Autónoma de 72.000 millones de pesetas –cifra equivalente a los presupuestos generales–.

Con este pretexto, el presidente murciano, Carlos Collado, se vio obligado a reorganizar el gobierno y elaborar un reajuste económico con el fin de reducir el gasto público. Para ello se redactó el Plan de Reactivación Económica, cifrado en más de 80.000 millones de pesetas.

Actualmente, la infrafinanciación de la Región de Murcia en el reparto nacional sigue estando a la orden del día desde 2002, siendo la antepenúltima comunidad dentro del ranking del nivel de ingresos netos per cápita de las quince autonomías de Régimen Común en 2019.

En la administración local de Murcia, como venía siendo costumbre en la gestión política de la izquierda, la creación de nuevas plazas de aparcamiento –ese gran

quebradero de cabeza para los ciudadanos, sobre todo en la zona del centro de la ciudad– fue uno de los objetivos primordiales en 1992.

Por otra parte, los vecinos de La Fama, reacios a la construcción de un aparcamiento subterráneo en su avenida principal, montaron guardia día y noche para vigilar que las obras no pudieran realizarse. Tampoco estaban contentos los residentes de Barriomar, donde no se definió una remodelación urbanística frente al proyecto de un nuevo híper que afectaba dicha zona, ni los habitantes de Santiago y Zaraiche y Churra, quienes mostraron su desconfianza ante el plan de ensanchamiento de la ciudad. Hoy, constituye una de las zonas más cotizadas en la construcción y compra-venta de viviendas.

Aunque no sucedió en ese año, otro hito recogido en las crónicas de la época y materializado en 1995 fue el cambio a una elección directa de las juntas vecinales de Murcia.

Entre las grandes ciudades de la región destaca –indudablemente– Cartagena, cuya población se contagió de una atmósfera de pesimismo condicionada por el cierre de empresas, la crisis económica y el déficit municipal. Problemas que obligaron al consistorio portuario a aplicar una estricta política de austeridad, consistente en una subida de impuestos y tasas que experimentó un incremento del 10 y 15%.

Otros aspectos destacados y relativamente más positivos fueron la firma del primer convenio entre el Ayuntamiento de Cartagena y el Ministerio de Defensa, tras diez años de negociaciones –mediante el cual el consistorio pasó a disponer de diversas instalaciones militares–, y la entrega de la Medalla de Oro de la ciudad de Cartagena al Conde de Barcelona, D. Juan de Borbón, en su visita durante el mes de agosto.

Otra distinción, pero en otro emplazamiento, también tuvo lugar en la Región de Murcia en el 92. La visita del entonces príncipe de Asturias y heredero a la corona de España, D. Felipe de Borbón, a Lorca con motivo de la celebración del 550º aniversario de su denominación como ciudad –otorgada por el Rey Juan II de Castilla– motivó la entrega de la Medalla de Oro al vigente rey de nuestro país.

Economía, turismo e industria: factores clave en la evolución de la Región de Murcia O aquello de: “El dinero se va y viene… pero el tiempo ido no vuelve”.

La crisis económica azotó la Región de Murcia en todas sus actividades de producción durante 1992. En el entorno nacional se desplomaron los mercados y descendieron enormemente los niveles de producción, mientras que en el regional un PIB equivalente a la mitad de la media nacional, un desempleo al alza –80.000 parados al acabar el año– y una construcción a la baja hicieron prácticamente imposible el crecimiento y la puesta en marcha de iniciativas de mejora.

La actividad constructora cayó debido a las restricciones presupuestarias de las administraciones públicas, la reactivación suficiente y sostenida se retrasó y los niveles inversores en la región descendieron hasta la mitad respecto a años anteriores.

El entonces presidente de la Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia (CROEM), Francisco José Vicente Ortega, ya indicó la necesidad de sumar importantes inversiones públicas en infraestructuras básicas como una de las posibles medidas de choque a implementar para superar la crisis. Sin embargo, la economía española, incapaz de lograrlo, no hizo más que acentuarse a lo largo del famoso 92.

Por otra parte, mientras que el sector servicios se mantuvo como el más fuerte de todos, pese a que su nivel de empleo también descendió, otros como la hostelería estaban en caída libre. Además, los problemas en la financiación y en la gestión de las conserveras empeoraron una situación de crisis que ya venía de lejos.

Ahora, la situación económica española sigue siendo comprometida –en parte debido a la pandemia, que sirve tanto de excusa para los responsables como de hartazgo para los ciudadanos– aunque ya viniera damnificada con antelación por las numerosas crisis que ha atravesado el país en los últimos treinta años.

Haciendo un desglose de los principales ámbitos que movían la economía regional, el descenso general de los indicadores económicos transformó 1992 en el peor año de la última década para la industria murciana.

Cartagena, indiscutible núcleo industrial, sufrió la peor parte de las consecuencias de una política económica del Ejecutivo español que tan solo agravó la situación. Las medidas fueron entendidas por la patronal como una serie de continuas agresiones a la actividad empresarial.

Una opinión compartida por otros actores de la época como Clemente García García, secretario general de CROEM, quien afirmó que el tejido empresarial fue víctima de una política económica equivocada, torpe y agresiva.

Otro de los problemas que acecharon entonces la Región de Murcia y que serían perfectamente noticiables ahora, treinta años después, son la sequía y los bajos precios del campo, cuyo endeudamiento llegó a los 30.000 millones de pesetas. Por ejemplo, el limón se pagaba a 15 pesetas cuando su coste de producción era de 20 y la unidad de lechuga, valorada en 16 pesetas, se liquidaba con dos duros.

Los agricultores acusaron los tratos de favor de la CE, uniéndose contra Marruecos y terceros países todas las

El atentado de ETA en Murcia al policía nacional Ángel García, las manifestaciones contra la droga, la inmigración magrebí masiva y la ayuda humanitaria a Bosnia marcaron el año a nivel social en la Región

Murcia, 19.07.1992.- El presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Carlos Collado (i), traspasa la Llama Olímpica al presidente de la Generalitat Valenciana, Joan Lerma (d), en su recorrido hacia Barcelona./ JUAN FCO. MORENO Cartagena, 17.07.1992.- La antorcha olimpica recorre las calles de Cartagena hacia los JJOO Barcelona’92, escoltada por la policía./ JUAN LEAL

comunidades autónomas productoras de limón y tomate, y también las trabas en la obtención de agua para sus cultivos. Castilla-La Mancha y Aragón se negaron a realizar trasvases a Murcia. Un trasvase –el del Tajo-Segura– que aún hoy sigue llevando de cabeza a nuestra región. 1992 fue un año difícil en el que la situación agrícola e industrial se vieron duramente agravadas.

El turismo siempre ha sido una de las principales bazas de la Región de Murcia y la falta de infraestructuras y comunicaciones que la conecten eficientemente más allá de sus fronteras su mayor debilidad. A pesar de que, en treinta años –obviamente– algo se ha mejorado, siguen siendo muchas las deficiencias que impiden la máxima explotación de los recursos con los que cuenta esta tierra levantina.

Con una previsión de tendencia positiva en el número de turistas para el año siguiente, el turismo rural se potenció en un ‘atípico’ 1992 debido a la inversión entre la demanda nacional y la internacional; dando un paso atrás la primera para dejar hueco a una segunda en apogeo. Además, las zonas de interior se posicionaron como nuevo destino para vecinos y foráneos que descubrieron otra forma de visitar la región.

Otro de los aspectos más desarrollados en nuestra comunidad autónoma es el festivo. Y es que Murcia es una fiesta continua. Así queda demostrado a lo largo de la historia y también en estos últimos treinta años; periodo en el que muchas celebraciones regionales han obtenido declaraciones de Interés Turístico, tanto Nacional como Internacional. Aunque la instauración de dichas categorías fue en 1979 y la Regional fue en 1985, todas las declaraciones nacionales e internacionales fueron otorgadas a partir de los años 2000, mientras que la gran mayoría de las locales llegaron antes del cambio de siglo.

La tamborada de Mula, en este 2022, ha sido la última en incluirse dentro de una lista de universalidades muy diversas que cuenta, entre otros, con cuatro Semanas Santas internacionales –Cartagena (2005), Lorca (2007), Murcia (2011) y Jumilla (2019)– y dos nacionales –Mula (2009) y Cieza (2011)–; las Fiestas Patronales de la Santísima y Vera Cruz en Caravaca (2004); el Festival Internacional del Cante de las Minas en La Unión y el Entierro de la Sardina en Murcia –ambos en 2006–; el Bando de la Huerta de la capital (2012); Carthagineses y Romanos en la ciudad portuaria (2017); o el Carnaval de Águilas (2015).

En el rango nacional destacan las Fiestas de la Virgen en Yecla (2002); las Fiestas de las Cuadrillas en Barranda (2011); la Feria de Murcia y los Moros y Cristianos (2012); o la Fiesta de los Mayos en Alhama de Murcia (2018).

Numerosas romerías, carnavales, festivales, semanas de pasión, encierros, festejos patronales y conmemoraciones históricas repartidas por todo el territorio regional completan este selecto grupo de festividades que han ido evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos, situando a la Región de Murcia como uno de los destinos preferidos por los turistas más curiosos.

Ahora, tres décadas después, a excepción de la situación extraordinaria derivada de la pandemia durante unos dos años y su correspondiente dosis de inestabilidad e incertidumbre en el sector, el turismo parecer volver poco a poco a lo que antes considerábamos ‘normalidad’ con una amplia y variada oferta de opciones para poder visitar la Región de Murcia –desde el interior hasta la costa–, a pesar de las carencias estructurales en las comunicaciones regionales y de un atractivo playero único en el mundo, el Mar Menor, que –des-

España destacó en 1992, principalmente, en el ámbito cultural y en el deportivo. Y la Región de Murcia no se quedó atrás

Murcia, 08.03.1992.- Una de las comparsas desfila durante los carnavales de la pedanía murciana de Cabezo de Torres./ TITO BERNAL

Mula, 07.04.1993.- Un grupo de personas hacen sonar sus tambores en la tradicional tamborada de Mula, que se celebra durante toda la madrugada del miércoles santo y hasta las 4 de la tarde de dicho día. / TITO BERNAL Murcia, 25.04.1992.- Un grupo de bailarinas procedentes de los carnavales brasileños participa en el desfile del Entierro de la Sardina./ JUAN FCO. MORENO

graciadamente– lucha por no ahogarse mientras sigue haciendo aguas…

Cambiando de tercio hacia las infraestructuras, el agua y el medio ambiente regionales, cabe tener en cuenta que: “Tiempo tuviste: no culpes al tiempo, sino a ti que lo perdiste”.

Por el bien del optimismo común, quizás sería mejor pasar de puntillas por el asunto de las infraestructuras regionales, sobre todo las aéreas y ferroviarias. Pero hacerlo constituiría una falta grave a la deontología periodística obviando el principio básico de informar objetiva y verazmente.

Por ese motivo, cabe mencionar –al menos– lo positivo: los avances en la construcción de autovías, cuyo número se incrementó exponencialmente en la región durante 1992. Hasta seis grandes proyectos terrestres se desarrollaron a lo largo de un año en el que la base de Alcantarilla se propuso como complemento para las conexiones aéreas de la región, las Cámaras de Comercio apostaron por la promoción del Puerto de Cartagena y el Plan Director del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) apoyó la realización de carreteras y el aplazamiento de las mejoras ferroviarias.

Justamente el tema del tren en esta comunidad ya era un quebradero de cabeza por aquel entonces y lo sigue siendo en nuestros días; cuando las obras de un AVE que costó disgustos por doquier tampoco parecen alentar los ánimos de unos usuarios que, sin haber concluido los trabajos, no auguran ninguna mejoría en cuanto a velocidad y tiempo de los trayectos, especialmente en el que conecta la capital del Segura con Madrid.

‘El aeropuerto sin solución’ sobre el que se hablaba entonces se ha transformado –treinta años después– en un nuevo aeródromo, el Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, en Corvera, cuyos inicios no terminaron de convencer –aquejado, también, por la crisis sanitaria– pero cuya apuesta por el aumento en la oferta de vuelos y nuevas rutas y destinos están haciendo que, aparentemente, por fin termine de despegar.

También se puso en marcha el Plan Regional de Vivienda, que comprendía una subvención de 400.000 actuaciones en materia de Vivienda y Suelo, se ampliaron las ayudas en Viviendas de Protección Oficial –financiadas con 1.916,2 millones de pesetas– y se creó la vivienda a precio tasado.

Otro de los proyectos que ya empezó a asomar la cabeza en 1992 fue el Plan Integral de Saneamiento del Mar Menor, en el que participaron el MOPT y la Comunidad Autónoma de Murcia. Pero de eso mejor hablamos otro día pues, desgraciadamente, seguirá siendo un tema de actualidad durante mucho más tiempo.

Como se ha mencionado anteriormente, el agua es uno de los recursos más preciados y a la vez más necesitados por los murcianos. Según datos actualizados, los periodos de sequía más graves en la demarcación del Segura fueron tres: 1980-1983; 1990-1995; y 2005-2009.

Sin embargo, las estadísticas registradas desde 1930 hasta 1992 bautizaron este último como el tercer año más seco en la cuenca del Segura hasta entonces. Un hecho que llevó a las comunidades de Murcia, Castilla-La Mancha, Aragón y Valencia a unirse frente a una dramática situación de sequía que en el verano del 92 afectaba a casi toda la mitad sur de la península ibérica.

Optimizar recursos, hacer un frente común… Esas fueron algunas de las actuaciones adoptadas al respecto

El turismo siempre ha sido una de las principales bazas de la Región de Murcia y la falta de infraestructuras y comunicaciones que la conecten eficientemente más allá de sus fronteras su mayor debilidad

Murcia, 01.04.1992.- Un hombre quema una bandera del PSOE durante la protesta de trabajadores por el cierre de la fundición de la empresa minera Peñarroya./ JUAN FCO. MORENO Murcia, 28.05.1992.- Varios miles de trabajadores participan en la huelga general convocada por los sincatos mayoritarios en defensa de los derechos laborales./ JUAN FCO. MORENO Murcia, 28.05.1992.- Un manifestante muestra la portada del periódico Mundo Obrero, durante la manifestación de la Huelga General del 28 de Mayo de 1992 en la Gran Vía de Murcia./ MARCIAL GUILLÉN

por una Confederación Hidrográfica (CHS) que ese año quiso impulsar el Plan de Defensa de Avenidas –iniciado en el 88–, con una inversión de 50.000 millones de pesetas.

También se estrenó ‘el nuevo Segura’ desde la Contraparada hasta Guardamar. Un nuevo río que hoy se ha convertido en una vía de escape para los murcianos con el desarrollo del proyecto Murcia Río durante los últimos años.

Con la calidad del aire, la del agua y la protección de los espacios protegidos como ejes fundamentales de la política regional, el medio ambiente se convirtió en uno de los temas emergentes en los medios de comunicación en el transcurso de 1992.

Huelga mencionar la evolución del citado asunto a lo largo de estos treinta años, principalmente en el ámbito social, con miles de jóvenes alrededor de todo el mundo cada vez más concienciados sobre la problemática del cambio climático y la necesidad de producir –nunca mejor dicho– un cambio sobre el cambio.

Punto y aparte son las diferentes cumbres del clima que se han ido celebrando desde 1995 por distintos países y continentes, cuya principal paradoja reside en la contaminación que los medios de transporte de los dirigentes y participantes más relevantes –en su mayoría particulares– ocasionan a un medio ambiente que, mientras se debate precisamente sobre cómo ‘salvarlo’, continúa resistiendo los excesos y derroches de la humanidad.

Sanidad, educación y otros sectores que afectaron a la Región O “el tiempo pone a cada uno en su sitio”.

El año 1992 fue subtitulado como ‘el de los proyectos’ y resumido con el refrán popular: “Una de cal y otra de arena”. Lo que quizás pocos saben es que este dicho era solo una parte de la frase completa: “Una de cal y otra de arena hacen la mezcla buena”, haciendo alusión a la argamasa –un mortero a base de arena, cal y agua utilizado en la antigüedad para la albañilería y la construcción de viviendas u otro tipo de obras–.

Curiosidades culturales aparte, la sanidad regional experimentó un buen balance al terminar el año. Murcia contaba con una escuela de matronas de 20 a 25 plazas, el nuevo modelo de atención primaria amplió su cobertura considerablemente, se construyó el hospital comarcal de Cieza y se inició un Plan regional de Salud –el más ambicioso hasta la fecha–.

Como contrapunto, la Arrixaca Vieja fue uno de los proyectos frustrados de aquel 1992, en el que los casos de SIDA se incrementaron en un centenar –llegando a cifras cercanas a la media nacional–. También la presión en los servicios de Urgencias siguió ascendiendo y las colas y las listas de espera en los hospitales eran cada vez más prolongadas.

Una situación que, aunque probablemente no fuera apellidada como ‘de saturación’ entonces, bien sirve como antecedente del contexto sanitario actual; caracterizado por la profesionalidad de la amplia mayoría de su personal y los innumerables logros desarrollados a lo largo de treinta años, pero duramente condicionado por nefastas gestiones administrativas o políticas y –recientemente– por la pandemia originada a raíz del coronavirus.

Como apunte positivo, el Hospital Clínico Universitario Virgen de La Arrixaca de Murcia es líder en donación y trasplante de órganos en España desde 2015 y un referente mundial en esta materia.

Los recortes presupuestarios impuestos por la crisis económica del país también afectaron al sector jurídico de la región, mermando –aún más– una escasez de recursos humanos y materiales que ya venía generándose años atrás y ocasionando, por ejemplo, un retraso tri-

El ejecutivo de la Región de Murcia tuvo que enfrentarse a múltiples protestas laborales; el escándalo por la compra de terrenos de Casa Grande; dimisiones de consejeros y una pronunciada deuda de la Comunidad Autónoma de 72.000 millones de pesetas

Cartagena, 21.01.1993.- Un grupo de refugiados yugoslavos, acogidos en la región murciana, descienden del buque ‘Aragón’, de la Armada española, a su llegada al muelle del Carbón en el puerto de Cartagena./ ENRIQUE MARTÍNEZ BUESO

plicado de los asuntos de la Sala de lo Contencioso-Administrativo.

Respecto a los retrasos en las gestiones administrativas –tanto judiciales como casi de cualquier otro ámbito– poco o nada han cambiado los plazos en estas tres décadas. Bueno sí, en caso de novedades, suelen ser casi siempre para peor.

Y precisamente justicia es lo que la sociedad murciana reclamó en 1992. El atentado de ETA en Murcia al policía nacional Ángel García –que motivó la mayor concentración ciudadana del año como muestra de solidaridad–; las manifestaciones contra la droga –que tuvieron su máximo protagonismo en El Palmar–, la inmigración magrebí masiva –que encontró en la región levantina un punto de acceso al país– y la ayuda humanitaria a Bosnia –inicialmente bien recibida por una población que se ofreció voluntaria para la acogida de algunas víctimas de la guerra de los Balcanes pero que, más tarde, al conocer las condiciones implícitas, se desentendió de dicho compromiso– marcaron el año a nivel social en la región.

Por otro lado, como versa el refranero: “Con el tiempo y la paciencia se adquiere la ciencia”.

Si algo nos sobra en España son reformas educativas. El continuo vaivén de antojos y contrarreformas de las últimas décadas tan solo deja patente uno de los graves problemas del sistema español: la educación es nuestra asignatura pendiente.

Sin embargo, el balance del año 1992 en materia educativa fue positivo para la Región de Murcia. La educación obligatoria y gratuita fue ampliada hasta los 16 años; se implantó el primer ciclo de Educación Primaria; se integró a alumnos con minusvalías en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) –además de ser pioneros en la incorporación de un tercer curso del citado nivel en veintidós centros murcianos–; se instauró de forma anticipada la nueva Formación Profesional (FP) y se establecieron los denominados sexenios –incremento económico de un sueldo o salario correspondiente a cada seis años de servicio activo– como nuevo sistema retributivo del profesorado.

Nada que ver con el contexto actual en el que, resumiendo mucho, se prima más la suficiencia –incluso la insuficiencia– académica que los valores del esfuerzo y la excelencia estudiantiles.

Menos suerte corrió la Universidad de Murcia el aquel 1992 pues, pese a la ampliación de la oferta universitaria con la puesta en marcha de cinco nuevas titulaciones –Odontología, Fisioterapia, Óptica y Optometría, Gestión y Administración Pública y segundo ciclo de Ingeniería Agrónoma–, sufrió las repercusiones del recorte en la subvención del Ministerio de Educación y Ciencia y la implantación de nuevas enseñanzas peligró debido a la crisis económica que atravesaba el país.

Cartagena, 21.01.1993.- Refugiados yugoslavos, acogidos en la región murciana./ CARLOS GALLEGO

El Hospital Clínico Universitario Virgen de La Arrixaca de Murcia es líder en donación y trasplante de órganos en España desde 2015 y un referente mundial en esta materia

No obstante, durante estos treinta años la universidad ha ido mejorando su oferta, ampliando sus instalaciones y aumentando su variedad de titulaciones, llegando a ser algunas de ellas referentes en sus respectivos campos –tanto a nivel nacional como internacional–.

España apostó por el riesgo en 1992 y la jugada –a la vista está– no le salió del todo mal. Científicamente hablando, se unió al exclusivo grupo que, mediante pago, pugnaba por un hueco en el espacio lanzando el Hispasat, su primer satélite de comunicaciones, a 36.000 kilómetros sobre el Ecuador.

El ocio, el deporte y el ámbito cultural mueven la actividad regional Un claro ejemplo del popular: “Dar tiempo al tiempo”.

España destacó en 1992, principalmente, en el ámbito cultural y en el deportivo. Y la Región de Murcia no se quedó atrás.

El pabellón regional de la Exposición Universal de Sevilla 92, con el submarino de Isaac Peral a la cabeza como atractivo estrella, fue uno de los más visitados del recinto. Calificado como brillante y audaz por muchos de los asistentes a la muestra internacional, el murciano fue el único que contó con una sala permanente de exposiciones de pintura. A través de la Expo, la actualmente conocida como ‘huerta de Europa’ mostró al mundo –como afirmó entonces el propio comisario del pabellón dedicado a Murcia, Marcos Salvador Romera– “lo mejor del pasado y del presente de una región abierta al futuro”.

Por otra parte, la convergencia de múltiples artes como la literatura, el teatro, el pensamiento, el flamenco o la moda, entre otros, hacen de nuestra tierra un foro cultural sin parangón y cargado de luz propia.

Como se ha mencionado con anterioridad, la Región de Murcia también aportó su granito de arena al éxito deportivo de España en los Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona durante el verano de 1992.

El atleta alhameño, Antonio Peñalver, consiguió la medalla de plata en la prueba reina del atletismo en las olimpiadas, el decatlón –consistente en un total de diez fases diferentes–, siendo el primer metal olímpico de la historia para Murcia y logrando, además, un récord nunca antes alcanzado por ningún otro atleta español.

También el ciclista Jesús Montoya se mantuvo durante doce jornadas como líder de la Vuelta a España, quedando finalmente en segunda posición.

Por el contrario, un asunto que parece no variar en el tiempo, volviendo una y otra vez al mismo punto, es la situación del Real Murcia Club de Fútbol. Desgraciadamente, un titular del anuario dedicado al 92 que versaba: “El Murcia sufre los mayores descalabros de su historia”, podría ser perfectamente válido en nuestros días.

Por aquel entonces, el equipo grana descendió por primera vez a Segunda B, ante la imposibilidad de constituirse como sociedad anónima deportiva y elevar su deuda global a 1.488 millones de pesetas, y, por primera vez en sus 85 años de historia, La Condomina quedó embargada por 204 millones. Descensos de categoría e innumerables problemas económicos –derivados en su mayoría por malas gestiones administrativas– que, como muchos saben, aún hoy siguen siendo las principales debilidades del club murciano.

Más suerte corrió el Efese que, a pesar de acabar la Liga de forma decepcionante, acumuló una cantidad de puntos jamás registrada anteriormente por el equipo cartagenero.

Un aspecto que precisamente ha incentivado el consumo de cultura o deportes, entre otros, y que probablemente ha cambiado con el paso del tiempo –sobre todo con la llegada de las nuevas tecnologías y de las redes sociales– es el de la preferencia de la población para informarse a través de los medios de comunicación.

Si bien es cierto que en la actualidad gran parte de los usuarios se ‘informan’ por medio de las redes sociales –sin constituir estas un medio de comunicación propiamente dicho–, en 1992 el orden de prioridad de los murcianos era: televisión –nueve de cada diez la veía diariamente–; radio –que, según un estudio de audiencias, aumentó de forma considerable su seguimiento– y prensa escrita –cuyas estadísticas se mantuvieron estables con 223.000 lectores diarios–.

Como breve guiño al Colegio de Periodistas que edita esta publicación, en 1992 quedó constituía la Fundación Laureles de la Asociación de la Prensa de la Región de Murcia, consolidándose en la actualidad como la entrega de premios más antigua de la región.

Un colegio que, además, en este 2022 celebra el trigésimo aniversario del Anuario de la Región de Murcia. Publicación –inicialmente subtitulada como ‘Crónica de Murcia’– que, en palabras de su editor original, Felipe Julián Hernández Lorca, en su primera edición de 1992, nació con la idea de “dejar constancia de lo que hemos hecho en común y apuntar –lo que se verá con mayor perspectiva cuando este Anuario se consulte pasados unos años– fenómenos sociológicos ya claramente visibles o que inician un tímido reflejo. Es, también, una memoria de cuanto, juntos, hemos de resolver para hacer de Murcia una región más próspera y más solidaria”. ¡Y vaya si lo ha conseguido!

Desde aquel señalado 1992, el Anuario de la Región de Murcia se ha convertido en una de las publicaciones anuales de cabecera referentes para conocer toda la actualidad informativa regional, nacional e internacional. Una completa memoria textualmente gráfica que, además, ha sabido ir adaptándose a la perfección a los diferentes contextos que ha afrontado durante su evolución.

O lo que es lo mismo –atendiendo a nuestro querido refranero español–: “Uno recoge lo que siembra”. Y parece que por aquí ha habido muy, muy buena cosecha…

El descenso general de los indicadores económicos transformó 1992 en el peor año de la última década para la industria murciana

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