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Lo que la Tierra grita: cambio climático

CARMEN DÍAZ BEYÁ | PERIODISTA

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La borrasca Filomena provocó pérdidas por valor de 8,4 millones en la Región de Murcia.

Una borrasca histórica como Filomena o incendios capaces de modificar la meteorología de su alrededor –conocidos como de ‘sexta generación’– han sido solo dos de los fenómenos meteorológicos extremos que vuelven a constatar el cambio climático que tenemos encima. Mientras que la pandemia nos recuerda lo pequeño que es el mundo, las desigualdades siguen su propia marcha. En este tiempo de covid, los 10 individuos más ricos del mundo han duplicado su fortuna y el 10% de la población acumula el 76% de la riqueza mundial. Sin embargo, iniciativas y héroes muchas veces anónimos, siguen inyectando dosis expansivas de esperanza, para seguir confiando en que cualquier pequeño cambio merece la pena.

El sustantivo ‘tiempo’ según la RAE, tiene hasta 18 acepciones diferentes. La primera de ellas es: “Duración de las cosas sujetas a mudanza”. Me gusta esta primera definición. Parece que el hecho de que algo exista en este mundo, lleva implícito por naturaleza el cambio a lo largo de su existencia. Solo tenemos que mirarnos a nosotros mismos como seres que nacen, crecen y mueren para comprobarlo.

Si lo pensamos, el tiempo es el único orden real y a su vez intangible, a través del cual sucede nuestra vida. Es en realidad, la medida de todas las cosas. Es al final, lo que todos tenemos en común, en mayor o menor medida, pero el hecho de ser y estar aquí, implica que tenemos tiempo y vivimos a través de él.

Unas cosas necesitan más tiempo que otras. En ocasiones, que las cosas que deseamos realmente sucedan, se escapa de nuestro control, aunque no de nuestro deseo. Viene bien en estos casos conocer el pragmatismo estoico, donde se nos enseña a no cargar sobre nuestras espaldas responsabilidades que abarcan demasiadas ecuaciones y normalmente se extienden más allá de nosotros mismos. Por ejemplo, los aconteceres mundiales, tan injustos en muchos casos.

Todo lo que abarca grandes extensiones geográficas, quiere decir que se da en muchos y diferentes lugares, cada uno con su idiosincrasia y con sus diferentes habitantes. Dentro de esa multitud, volvemos a lo individual, a ti y a mí, a la importancia que tenemos dentro de una globalidad. A la importancia que tiene el hecho de actuar en consecuencia al mundo en el que vivimos. A la importancia que tiene conocerlo y no cerrar los ojos ante realidades demasiado crudas que sí o sí, determinan nuestro presente, por muy lejanas que nos parezcan. Porque nuestro mundo ya estaba globalizado desde mucho antes de que nos lo dijeran.

Volviendo al tema del tiempo, hay quién dice que la percepción que tenemos los seres humanos sobre su transcurrir es subjetiva ¿A quién no se le ha pasado el tiempo volando riendo a carcajada limpia y a quién no se le ha hecho el tiempo interminable ante una situación incómoda o aburrida?

Para quien no existe subjetividad posible, es para el planeta. La Tierra, nuestro hogar, refleja sin sentimentalismos posibles cómo pasa y qué pasa a lo largo del tiempo. Tanto lo que surge de su propia constitución y dinámicas, como aquello que nosotros le provocamos como especie.

Estado del clima global Estamos a tan solo un año de que el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo perteneciente a la ONU, cumpla su treintena. El Estado del Clima Global, lleva 29 años ofreciéndonos datos que avalan las conclusiones de otro gran informe, el de los científicos que componen el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Casi treinta años de conclusiones que demuestran significativos aumentos de temperatura en tierra y océanos, así como tantos otros cambios como el patrón de precipitaciones, la intensificación de fenómenos climatológicos extremos, el deshielo o el aumento del nivel del mar.

Tanto uno como otro informe, se retroalimentan y se

En este tiempo de covid, los 10 individuos más ricos del mundo han duplicado su fortuna y el 10% de la población acumula el 76% de la riqueza mundial

Se han documentado en los treinta últimos años significativos aumentos de temperatura en tierra y océanos, cambios en el patrón de precipitaciones, la intensificación de fenómenos climatológicos extremos, el deshielo o el aumento del nivel del mar

avalan en cuanto al constante e imparable cambio climático. Sí, imparable. Porque el cambio climático, en palabras del secretario general de la agencia de la OMM, “continuará durante las próximas décadas independientemente de nuestro éxito en la mitigación”. En este sentido, una palabra clave: adaptación. “Una de las formas más poderosas de adaptarse es invertir en servicios de alerta temprana y redes de observación meteorológica. Varios países menos desarrollados tienen importantes lagunas en sus sistemas de observación y carecen de servicios meteorológicos, climáticos y de agua de última generación”.

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, describió este último informe como “aterrador” y declaró que “nos encontramos al borde del abismo”. Y es que cada año que pasa, se convierte en uno nuevo sin precedentes en cuanto a sucesos y desastres meteorológicos extremos. En su declaración afirmó que: “Este informe muestra que no tenemos tiempo que perder. El clima está cambiando y los impactos ya son demasiado costosos para las personas y el planeta. Este es el año de la acción. Los países deben comprometerse con emisiones netas cero para 2050. Deben presentar, mucho antes de la COP26 en Glasgow, planes climáticos nacionales ambiciosos que recorten colectivamente las emisiones globales en un 45% en comparación con los niveles de 2010 para 2030. Y deben actuar ahora para proteger a las personas contra los efectos desastrosos del cambio climático”.

Son muchos años ya los que llevo escribiendo esta crónica de cambio climático y he plasmado demasiadas veces la urgencia a actuar, que manifiestan muchos de nuestros gestores sociales y líderes políticos. Cada año me digo a mí misma: “En la próxima Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático –más conocida como COP– ya no pueden seguir postponiendo acuerdos vitales para nuestra supervivencia”. El año pasado también me lo repetí con la COP26 en Glasgow, en Escocia ¿Y qué pasó? Veámoslo.

COP26 Glasgow La cita tuvo lugar a comienzos de noviembre. Tras días de negociación, el día 13 se dio a conocer el Pacto de Glasgow para el Clima, cuyo objetivo es convertir la década de 2020-2030 en una década de acción y apoyo al clima.

Después de largas discusiones y tras la redacción de varios borradores, la Cumbre emitió un documento final que, aunque muestra algunos avances, son menos de los que cabría esperar a estas alturas.

El documento fue firmado por los casi 200 países asistentes y aunque no es legalmente vinculante, se espera que se convierta en el documento guía para definir el camino global en la lucha contra el cambio climático durante los próximos diez años.

A día de hoy, China es el principal emisor de gases de efecto invernadero (GEI) y acumuló en 2019 el 27% de todos los expulsados por la actividad del ser humano. Detrás de China, está Estados Unidos (11%), India (6,6%) y la Unión Europea (6,4%). Pero si miramos las emisiones acumuladas con perspectiva, EE UU sigue siendo el país que más ha contribuido históricamente al calentamiento global.

Uno de los acuerdos conseguidos en esta cumbre, ha sido la consecución de compromisos de reducciones. Así la Unión Europea, ha fijado un descenso del 55% en 2030 respecto a 1990. EE UU, tras la vuelta al Acuerdo de París de la mano de Joe Biden, se ha comprometido a reducir entre un 50% y un 52% en 2030 respecto a los niveles de 2005. China se ha fijado como principal objetivo alcanzar su pico de emisiones en 2030, lo que le permitiría seguir con emisiones crecientes durante esta década.

António Guterres, noveno secretario general de las Naciones Unidas.

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow durante noviembre de 2021.

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres: “El clima está cambiando y los impactos ya son demasiado costosos para las personas y el planeta. Este es el año de la acción. Los países deben comprometerse con emisiones netas cero para 2050”

Otro de los objetivos cumplidos en parte muy relacionado con lo anterior, ha sido el compromiso de disminuir el uso del carbón dado que es la principal fuente del calentamiento global. China e India al final impidieron que se firmara el término de eliminación gradual de su uso como fuente de energía.

Por otra parte, se insta a los países desarrollados a que por lo menos dupliquen sus provisiones colectivas de financiación dirigidas a ayudar a las naciones en vías de desarrollo a adaptarse al cambio climático para 2025.

En la COP26 se ha pactado también un compromiso mundial de financiación de la protección y la ordenación sostenible de los bosques. Se ha acordado proteger los hábitats naturales, con un compromiso de 130 países para poner fin a la deforestación en 2030.

Otra novedad fue el acuerdo de todos los países para revisar y fortalecer sus objetivos de emisiones actuales hasta 2030, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). Esto se combinará con una mesa redonda política anual para considerar un informe de progreso global y una cumbre de líderes en 2023.

Por último, destacar uno de los mayores avances respecto al reglamento del artículo 6 del Acuerdo de París. Este artículo hace referencia a los intercambios de derechos o unidades de emisiones de gases entre países. En el Protocolo de Kioto ya existía un sistema por el que un país que no conseguía recortar lo que debía sus gases podía comprarle a otro Estado derechos de emisiones. El problema era cómo evitar la doble contabilidad, es decir, que un mismo derecho no pueda llevarse a los balances de reducción de los dos países a la vez. Este punto es por otra parte, es el único de todo el acuerdo que hace referencia al sector privado ya que abre la puerta a que las empresas puedan adquirirlos. El artículo 6 por fin ha quedado consensuado y ha prohibido la doble contabilidad. Después de seis años de intensas negociaciones, se ha logrado el compromiso histórico de su puesta en funcionamiento, el cual permitirá a las partes ampliar su cooperación, movilizar financiación adicional, la participación del sector privado y garantizar que las reglas sean las mismas para todos. Para que haya visibilidad en la rendición de cuentas, las reglas de la puesta en marcha del artículo han incluido regulaciones de transparencia sobre cómo los países informan de sus emisiones los cuales, deberán ir haciéndolo a medida que cumplan sus objetivos.

La COP26 finalmente sorprendió por haber sido la cumbre en la que más anuncios se han dado, cerrando un buen número de acuerdos sectoriales, intergubernamentales, con empresas, regiones, ciudades, entidades financieras... Ahora falta pasar de los acuerdos y las palabras, a la acción. Esperamos que así sea.

Población mundial y recursos Según los datos del Banco Mundial y de la ONU, en el mundo cohabitamos 7.752.840.550 personas, siendo China el país con más habitantes. Según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) la población mundial hace 2000 años era de unos 250 millones de personas. En 16 siglos se duplicó a 500 millones, en dos siglos y medio, en la fecha de 1850, se duplicó hasta llegar a 1 000 millones y nuevamente se duplicó en un siglo alcanzando 2 000 millones de personas en 1950. Ahora la población del mundo se duplica cada 35 años. En 1990 llegó a 5 000 millones y hoy estamos en 7.752 millones.

Sin duda, somos muchos y esto repercute en todo, pero principalmente en aquello que atañe a dos de las principales necesidades básicas como son: el agua y la alimentación.

En el año 2014, el mundo se comprometió a acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición para 2030. El tiempo va pasando y según las últimas cuatro ediciones de: “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” (SOFI), “el mundo no ha progresado ni para garantizar el acceso a alimentos seguros, nutritivos y suficientes para todas las personas durante todo el año (Meta 2.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible) ni para erradicar todas las formas de malnutrición (Meta 2.2 de los ODS)”. Si a los conflictos en activo, a la variabilidad climática, a la corrupción política y a las desaceleraciones económicas, añadimos la pandemia de covid-19, tenemos la fórmula perfecta para hacer más difícil este objetivo y más aún donde la desigualdad es más alta.

Observando el informe anual de Oxfam Intermón sobre desigualdad, titulado: “Las desigualdades matan”, en el que se analiza la situación de las personas que acumulan más riqueza en el mundo y el aumento de las desigualdades en los últimos años por el impacto de la covid-19, podemos comprobar que el 10% de la población acumula el 76% de la riqueza. Y es que, durante los dos años transcurridos desde el estallido de la pandemia, los 10 individuos más ricos del mundo han duplicado su fortuna, que ha pasado de 700.000 millones de dólares a 1,5 billones de dólares, mientras que los ingresos del 99% de la humanidad han empeorado, empujando a la pobreza a más de 160 millones de personas.

Parece que muchas cosas no van bien. El desequilibrio sigue siendo una de las características principales en nuestro mundo. Mientras sigan existiendo estos desfases de clases, de carencia extrema y de abundancia innecesaria, de explotación y de explotados, de supremacía del ser humano sobre la naturaleza y de tantos otros dislates, aquí no hay visos de mejoría. Cada vez incluso queda menos tierra que arrasar. Porque una cosa es cultivar proporcionalmente y otra, arrasar sin más objetivo que el de siempre: el beneficio de unos pocos.

La Tierra se está convirtiendo en una gigantesca hacienda global casi unificada, con los países más ricos subcontratando cada vez más la producción de cultivos

China es el principal emisor de gases de efecto invernadero (GEI) y acumuló en 2019 el 27% de todos los expulsados por la actividad del ser humano. Detrás de China, está Estados Unidos (11%), India (6,6%) y la Unión Europea (6,4%)

a las regiones más pobres.

Un equipo de investigación de la Universidad de Maryland (UMD) ha mapeado las tierras de cultivo de la superficie terrestre, utilizando un programa del Servicio Geológico de Estados Unidos y la NASA. Durante el periodo investigado, del año 2000 al 2019, la huella global de las tierras de cultivo aumentó un 9% debido principalmente a la expansión agrícola en África y América del Sur. El aumento de la superficie ocupada por los nuevos campos agrícolas es varias veces mayor que la estimación del 2,6% que había realizado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La mitad de los nuevos campos han reemplazado a bosques y otros ecosistemas naturales -vegetación natural y cubierta arbórea- que almacenaban grandes cantidades de carbono, lo que amenaza los esfuerzos por conservar la biodiversidad, cada vez más precaria de la Tierra y evitar un cambio climático catastrófico.

En América del Sur, las tierras de cultivo aumentaron en casi un 50% debido en gran parte a una industria de la soja en auge que abastece a los ganaderos, sobre todo en China.

Un patrón similar se da en los países del Sahel y África Central. El 40% de las tierras de cultivo de África ha surgido en las últimas dos décadas y la cifra se sigue acelerando. Sin embargo, los rendimientos de los cultivos de ese continente son los más bajos del mundo.

La investigación constató asimismo el abandono de tierras de cultivo después de la contaminación radiactiva de Fukushima, en Japón.

Esto es solo una pequeña panorámica que nos ayuda a hacernos una idea sobre cómo entre la conversión de bosques y sabanas en campos agrícolas y el abandono de otras tierras por contaminación, la emisión a la atmósfera de enormes cantidades de carbono almacenado en la vegetación y el suelo, está acelerando el cambio climático.

La situación de otro recurso básico para la vida como es el agua, no dista mucho de la panorámica de los suelos.

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha que suele rondar el día en que las Naciones Unidas emiten su informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo. En este año destacó que el aumento de la población junto a los cambios en las dietas, siguen incrementando la demanda de agua para los próximos años. De igual manera sigue en ascenso el número de personas que en los últimos años no han tenido acceso a este recurso. En concreto, más de 1.000 millones de personas están gravemente condicionadas por la escasez y la poca seguridad sanitaria del agua a la que tienen acceso. De acuerdo con el informe, el uso de agua dulce se ha incrementado por seis en los últimos 100 años y mantiene un crecimiento anual del 1% desde la década de 1980. Algo que está íntimamente relacionado con el uso del suelo que hablábamos arriba y la conversión de bosques en cultivos.

Adicionalmente, el documento hace referencia al número de personas que viven en países donde el agua experimenta ‘estrés hídrico’, algo que se produce cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante de un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad. En este sentido, el organismo señala que más de “2.000 millones de personas habitan en lugares con estrés hídrico” y la cifra aumenta a 4.000 millones cuando se toma en cuenta “las personas que habitan áreas con grave escasez de agua durante al menos un mes en el año”.

La FAO sacó a la palestra en este informe un concepto que, aunque ya ha sido otras veces nombrado, no se ha citado tan alto y claro como en esta ocasión: la mercantilización del agua y el impacto que está causando en los últimos años.

A este respecto Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, expresó que: “Quienes controlan cómo se valora el agua controlan cómo se usa. Los valores son un aspecto clave de poder y equidad en la gobernanza de los recursos hídricos. La incapacidad de valorar plenamente el agua en todos sus diferentes

La mitad de los nuevos campos han reemplazado a bosques y otros ecosistemas naturales –vegetación natural y cubierta arbórea– que almacenaban grandes cantidades de carbono, lo que amenaza los esfuerzos por conservar la biodiversidad, cada vez más precaria de la Tierra y evitar un cambio climático catastrófico

La OMS actualizó este año los niveles considerados como peligrosos en cuanto a la calidad del aire y, según estos nuevos límites, la ciudad de Murcia ha sido la cuarta más contaminante de España: en concreto, casi cuadruplicó el nuevo límite de 10 microgramos para el dióxido de nitrógeno, con 38 microgramos

usos se considera la raíz, o un síntoma, de la desatención política hacia el agua y de su mala gestión. El agua no puede reducirse a su precio. Debemos considerar que el agua es un bien común mundial”. En otras palabras, aunque la mercantilización del agua e incluso su especulación se presentan como formas de gestionar mejor la escasez de agua, lo cierto es que estos enfoques aumentan la vulnerabilidad de los más pobres y empeoran la insostenibilidad de los ecosistemas hídricos, los dos factores clave del agravamiento de la crisis mundial del agua. Tal es así que incluso el papa Francisco abordó esta cuestión durante la oración del Ángelus, el domingo 21 de marzo. En sus palabras el sumo pontífice indicó que “estamos invitados a reflexionar sobre el valor de este maravilloso e insustituible regalo de Dios. Para nosotros los creyentes, el agua no es una mercancía”.

Sería conveniente que nada de lo relacionado con cubrir las necesidades básicas de los seres humanos, fuese considerado una mercancía ni para creyentes ni para ateos o agnósticos. Por desgracia, la historia nos dice otra cosa independientemente del credo que cada cual profese.

Región de Murcia

Temperatura y clima Llevamos bastante tiempo escuchando a los científicos y demás expertos advertir que uno de los efectos más visibles del cambio climático sería el de los fenómenos meteorológicos más frecuentes, alterados y virulentos. Pues bien, 2021 ha sido el año de la visualización práctica donde hemos podido vivir desde borrascas históricas –nadie olvidará el nombre de Filomena por un tiempo- hasta incendios de sexta generación o el incremento de periodos de temperaturas extremas.

La cuenca del Mediterráneo -y en especial España y entre sus ciudades, Murcia- está considerada como la zona cero del cambio climático. El Sexto informe científico del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), presentado este año, vuelve a subrayar que en la cuenca Mediterránea es donde se observa un mayor calentamiento y más rápido del continente europeo y del norte de África. Es una de las zonas álgidas del calentamiento global junto a zonas del Ártico y otras en los Trópicos, lo que comporta una serie de implicaciones muy serias con respecto a sectores que son vulnerables al clima y su evolución.

El calentamiento del agua del mar Mediterráneo está provocando la migración de especies que buscan aguas y aire más fríos. Sin embargo, no todas las especies pueden migrar a zonas más altas ni vivir en condiciones desfavorables, lo cual genera una pérdida de las mismas. A su vez la acidificación del océano, que ya es una evidencia, provoca el aumento del nivel del mar y el calentamiento de las diferentes capas del océano.

Otro fenómeno adverso propiciado por la emergencia climática y con el que, por desgracia, ya nos vamos familiarizando, es el incremento de los días de verano. En la actualidad contamos con 5 semanas más donde se dan las temperaturas propias de esta estación, que a inicios de los años 80. En agosto de 2021 se han batido récords en cuanto a las temperaturas más altas jamás registradas hasta la fecha en distintos puntos de la geografía española. Tal ha sido el caso de nuestra comunidad autónoma, donde en ese mismo mes se batieron los 45,7 grados registrados en 1994, al alcanzar los 46,1 grados. De nuevo en diciembre, hubo otro récord de temperatura máxima en Murcia capital donde se registraron 26 grados frente a la marca anterior de 25,8 grados. La Aemet en Murcia, ante estos episodios, declaró que si no se toman medidas pronto, para 2050 la temperatura media de la Región habrá subido entre 2 y 4 grados y que en verano será peor. Las tendencias marcan una subida de hasta seis grados más de media.

Contaminación “Activan el nivel 3 de contaminación atmosférica en Murcia”, ha sido uno de los titulares más repetidos en este 2021. La OMS actualizó este año los niveles considerados como peligrosos en cuanto a la calidad del aire, y según estos nuevos límites, la ciudad ha sido la cuarta más contaminante de España. En concreto, casi cuadruplicó el nuevo límite de 10 microgramos para el dióxido de nitrógeno, con 38 microgramos.

El ozono troposférico fue también otro de los problemas fundamentales de contaminación atmosférica en la Región, según el informe anual de calidad del aire en la Comunidad que elabora Ecologistas en Acción. Este contaminante se produce fundamentalmente por reacciones químicas de las emisiones industriales y el tráfico en presencia de luz solar. Según el estudio, el 69% de la población se vio afectada por él. Aunque el ozono se situó en 2021 un 58% por debajo de la media de los años precovid, los valores volvieron a subir respecto a 2020 y la alta exposición de la población a este gas sigue preocupando a los ecologistas, que recuerdan que está detrás de múltiples enfermedades broncopulmonares y que afecta de forma especial a personas mayores, niños y ciudadanos con actividades intensas en el exterior.

La estación de Alcantarilla volvió a ser el epicentro de las emisiones de Benceno, Tolueno y Xileno (BTX)

La Región de Murcia consume más del doble del agua que produce de forma natural y más del 90% va a los cultivos de regadío

asociadas al polo químico del municipio. Como “un problema creciente en la Región” se expusieron las emisiones de amoniaco (NH3) derivadas de la ganadería industrial. El grupo Ecologista recordó que la Región de Murcia es la segunda comunidad con más emisiones de NH3 después de Cataluña.

La Organización volvió a reclamar, un nuevo año, un Plan de Mejora de la Calidad del Aire pues recordemos que el último finalizó hace tres años sin ser sustituido.

Agua y desertificación Antes decíamos que Murcia está considerada como una de las regiones españolas “zona cero” del cambio climático. Para esta valoración, se tiene muy en cuenta el riesgo ya activo de desertificación que padece nuestro territorio. En zonas áridas, como es el caso, la disminución de las precipitaciones, el aumento de la temperatura, la evapotranspiración, los fenómenos extremos, pero sobre todo la mano del hombre, desencadenan procesos de desertificación. Esta degradación del suelo lleva asociada una serie de consecuencias como la reducción en la productividad de los cultivos y de la biodiversidad.

Según distintos expertos del ámbito ecológico, la Región de Murcia consume más del doble del agua que produce de forma natural y más del 90% va a los cultivos de regadío. Explican que desde hace cuatro décadas coincidiendo con la llegada del trasvase, la expansión de este tipo de cultivo no ha parado de crecer, transformando el suelo de la región. “El regadío hace que todo el recurso disponible, e incluso el que no tenemos, vaya a los cultivos. Los ríos tienen cada vez menos agua, igual ocurre con los pozos y las tomas de las acequias”. Recordemos que los cultivos tradicionales de la región, siempre han sido los de secano, los propios del clima, en los que se abancalaba la tierra para aprovechar el agua que cayera en forma de lluvia. La solución por la que apuestan sabiendo que no es fácil, es la de recortar la superficie dedicada a cultivos de regadío.

El IPCC por su parte, coincide en la necesidad de frenar este proceso de degradación de la tierra originado directamente por el hombre y avivado por el cambio climático. Es por ello que, en su último informe, remiten a la mejor gestión de la tierra y su restauración y a la producción sostenible de alimentos. La reducción de la deforestación y la conservación de los ecosistemas se presentan como única vía para paliar en parte, el proceso de desertificación.

En el último mes del año, el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, presentaba en la Asamblea Regional los presupuestos para 2022. Los temas más destacados donde irán las inversiones son: la ordenación del sector cinegético en la región, el Mar Menor y su regeneración, mejora de tendidos eléctricos y protección de aves, seguimiento y control de los espacios Red Natura 2000, así como un aumento del presupuesto para el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida). En general, la Consejería contará con un presupuesto global de 385 millones de euros para 2022, un 18,5% más que en las cuentas de este año.

Las cuentas para el Mar Menor se presentan en un contexto delicado para la Comunidad. La Comisión Europea decidió llevar a España ante el Tribunal de Justicia Europeo por no actuar contra la contaminación de masas de agua como el Mar Menor y el acuífero del Campo de Cartagena.

Una cantidad de 225 millones de euros se destinará “al cuidado de la fauna y flora protegida, la gestión del ciclo del agua, control de la calidad del agua, aire y suelos o el Mar Menor”. Se incluye la construcción de balsas de biorreactores para el filtrado con astillas de madera de los caudales que bajen por la rambla del Albujón y el canal de desagüe D-7 de Los Alcázares, para lo que se destina 5,7 millones, así como otro proyecto de filtro verde en la rambla de Miranda. Luengo adelantó que muchas de esas inversiones serán asumidas por la Comunidad, aunque sus ejecuciones dependan de los ayuntamientos ribereños.

Las fuertes precipitaciones que venimos padeciendo los últimos años también han tenido cabida en estos presupuestos ya que la Consejería tiene previsto invertir 10 millones en construir el nuevo tanque ambiental de Playa Honda, finalizar el de Torre Pacheco o ampliar el de regulación de San Javier. Otros 11,5 millones de euros se encargarán de la mejora de las aguas depuradas en los municipios del Campo de Cartagena mientras que la UMU y UPCT recibirán 850.000 euros para el seguimiento del estado ecológico de la laguna.

Para los caminantes y amantes de los paseos junto al mar, las salinas de Marchamalo contarán con una nueva senda para visitantes y bicicletas.

Los espacios de la Red Natura 2000 experimentarán mejoras en los centros de visitantes del parque de las Salinas de San Pedro o El Valle, así como en casas forestales de Sierra Espuña. Medio millón de euros irá destinado a la restauración de suelos contamina-

Nevada de enero de 2021 en la Región de Murcia. Sierra del Oro, entre los municipio de Cieza y Abarán./ MIRIAM SALINAS GUIRAO

dos y 435.000 euros al control de las masas de agua en la Región.

El sector cinegético de la Región, contará con 350.000 euros destinados a su ordenación, un 33% más que el año anterior. Otro asunto que está en la Fiscalía por la muerte de aves protegidas, el de la protección de los tendidos eléctricos, la Consejería destinará 440.000 euros.

El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) aumentará su presupuesto para la contratación de 10 investigadores que aumentarán la plantilla del Observatorio del Mar Menor, de reciente creación.

En el caso de la agricultura ecológica, se pasará de 15 a 25 millones de euros mientras que 9 millones serán para actuaciones entre agricultura y conservación de la biodiversidad.

Salud ambiental Que los factores ambientales como la contaminación del aire o el uso de determinados químicos en la producción de los alimentos entre otros, influyen en nuestra salud, no es algo nuevo. Al llegar a una edad adulta, lo normal es tener más poder de decisión sobre el modo en el qué queremos vivir y dentro de nuestro modelo de vida, tener más o menos en cuenta, nuestro bienestar físico y emocional. El caso de los niños, es diferente pues dependen en gran medida de la protección y el cuidado de los adultos para su correcto desarrollo. En este sentido, los profesionales de la salud y en concreto, la pediatría, juega un papel determinante.

Aunque quizás muchos vecinos aún no lo sepan, Murcia y en concreto el hospital Virgen de la Arrixaca es pionero en el liderazgo de un área médica emergente en el planeta. Se trata de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica, que dirige desde hace años el doctor Juan Antonio Ortega, centro de referencia nacional e internacional para formar y capacitar en esta disciplina, así como realizar numerosas investigaciones.

La Salud Medioambiental Pediátrica constituye para la Organización Mundial de la Salud y para la Unión Europea, uno de los retos sanitarios más importantes del siglo XXI. Esta consiste en tomar en cuenta el medio ambiente como uno de los aspectos de la salud humana, incluyendo la calidad de vida, la cual está determinada por la interacción de los agentes medioambientales físicos, químicos, biológicos, psíquicos y sociales. Según el propio Ortega: “el 40 por ciento de las enfermedades atribuidas a factores de riesgo medioambiental recaen sobre los menores de cinco años, que sólo representan el 10 por ciento de la población general. Se trata de una población de riesgo y es necesario tomar las medidas adecuadas para minimizar las posibilidades de sufrir alguna patología de este tipo”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acordado el desarrollo de estrategias que permitan abordar y divulgar los problemas de la salud medioambiental haciendo especial hincapié en los pacientes más jóvenes. En esta estrategia jugará un papel primordial las unidades de salud medioambiental pediátricas, siendo la existente en la Arrixaca una de las referencias a nivel internacional.

Dentro de las investigaciones que se lleva a cabo desde la Unidad, este año el Arboretum de El Valle, se convirtió en una consulta muy especial. Una decena de niños, algunos con trastornos del neurodesarrollo y otros supervivientes de cáncer, participaban en un ensayo que tiene como fin observar si el contacto con el aire puro y las bondades del medio ambiente resulta terapéutico para los pequeños.

Algo aparentemente tan simple como una caminata por el bosque, un taller para estimular los sentidos, la escucha de un cuento o un taller de relajación, pueden convertirse en auténtica medicina natural cuantificable en resultados en el organismo de los niños.

Para ello, los facultativos que han participado, han tomado la tensión y la frecuencia cardíaca de los niños, han medido su diámetro abdominal, se les ha pesado y han cogido una pequeña muestra de pelo para evaluar cómo estas experiencias de contacto con la naturaleza les han beneficiado.

Los médicos analizarán si en los menores hay cambios en determinados parámetros, por ejemplo, cambios fisiológicos en el sistema nervioso, en el neuroendocrino, del estrés y asociado también a la meta inflamación, o si hay cambios en el sistema defensivo. El doctor Ortega tiene claro que “el contacto con la naturaleza tiene un efecto en el sistema del nivel del estrés y respirar algunas características del aire en el bosque produce modulaciones en el sistema inmune”.

Los niños que han participado en esta prueba, tienen edades comprendidas entre los 8 y los 13 años. Tendremos que esperar al año que viene para conocer con detalle los resultados, aunque no creo que a estas alturas mucha gente cuestione las bondades que el contacto con la naturaleza ejerce no solo en niños, sino también en adultos.

Y si la naturaleza ayuda a sanar y a mejorar la calidad de vida de los más pequeños, ¿no sería este ya motivo más que suficiente para respetarla y cuidarla con más esmero? Ahí lo dejo. Que la salud y el buen clima nos acompañe.

Campo de San Juan, Moratalla./ MIRIAM SALINAS GUIRAO

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