9 minute read

Afganistán, retorno al terror

Asalto al Capitolio de los Estados Unidos en enero de 2021

Los talibanes entran en Kabul./ VÍDEO DE STRINGER PARA EFE

Advertisement

JAVIER MOÑINO | PERIODISTA

Veinte años después, y ante la progresiva retirada de las fuerzas de la OTAN y la inexistente resistencia del ejército, los talibanes se hicieron con el control del país con facilidad

Un combatiente taliban levanta la bandera del movimiento tras la entrada en Kabul, en agosto de 2021./ MARCUS YAM, PUBLICADA POR AMNISTÍA INTERNACIONAL

Si hiciéramos una encuesta entre cien personas bien informadas de la actualidad internacional y les pidiéramos que nos dijeran una imagen estremecedora de 2021 seguramente un amplio porcentaje de ellas nos hablaría del aeropuerto de Kabul en los días que sucedieron a la toma por parte de los talibanes de la capital afgana. Resulta difícil imaginar, desde nuestra comodidad del primer mundo, la desesperación que puede llevar a unos padres a coger a sus hijos en brazos en mitad de la noche y meterse en las pistas de un aeropuerto entre miles de personas con la vaga esperanza de subir a un avión, el que sea, y salir del infierno que les pisa los talones. Es inexplicable para nosotros hasta qué límite hay que estar desesperado para subirse al tren de aterrizaje de un avión en marcha, apostando la vida en el intento contra todo atisbo de razón. Veinte años después y ante la progresiva retirada de las fuerzas de la OTAN y la inexistente resistencia del ejército, los talibanes se hicieron con el control del país con una facilidad que les sorprendió a ellos mismos.

“La caída de Kabul el 15 de agosto quedará como una fecha histórica, en el sentido de que representa de alguna manera un cambio de época, como lo fue la caída del Muro de Berlín o los atentados de las Torres Gemelas”, con estas palabras, Carlos Javier Frías, coronel de Artillería y doctor en Paz y Seguridad Internacionales, nos da una idea de la trascendencia histórica de este hecho que puede marcar un antes y un después en la forma de afrontar una invasión por parte de las fuerzas occidentales. Estados Unidos y sus aliados llegaron a Afganistán en busca de Bin Laden, combatieron para derrocar a un régimen opresor, especialmente duro con las mujeres y algunas minorías étnicas como los hazaras, y se quedaron para encender la llama de la democracia y la libertad en el pueblo. El fracaso ha sido estrepitoso.

Para Manuel López-Lago López-Zuazo, teniente coronel y miembro del Departamento de Política de Seguridad y Defensa de la ESFAS el diagnóstico parece claro: “La falta de identidad nacional, la corrupción política, la diversidad étnica y una cultura muy arraigada en la vida en comunidad supuso que el plan de «democratizar» Afganistán fracasara”. La corrupción a todos los niveles de lo que pretendía ser un sistema democrático está en la práctica totalidad de los análisis de los expertos y en numerosos artículos de fondo como el firmado por Jason Motlagh en National Geographic (septiembre 2021) en el que destaca que “la cultura de la corrupción nacida en las altas esferas con la llegada del dinero extranjero y propagada a toda la escala social ha tenido un efecto devastador sobre la policía”. En dicho artículo resuena con fuerza una reflexión de Abdulah Yan, un agricultor afgano que refleja el sentir del mayoritario Afganistán rural: “Los talibanes no prestan servicios y no construyen casas ni hospitales, pero no roban”.

El papel de España en la evacuación “Han hecho un trabajo excepcional, salvando muchísimas vidas. Su labor es heroica y toda España se siente muy orgullosa de ellos”, estas palabras de Margarita Robles, ministra de Defensa del Gobierno de España, aparecen reflejadas en la Revista de Defensa (número 386) y resumen el sentir del operativo de nuestro país que tuvo que actuar de urgencia y al límite tras precipitarse los acontecimientos por el rápido desmoronamiento del gobierno afgano y de la capital.

En apenas diez días (del 18 a 27 de agosto), España rescató a 2.206 afganos. La mayoría de ellos eran

En apenas diez días (del 18 a 27 de agosto), España rescató a 2.206 afganos en once vuelos que sirvieron para salvar vidas

Legionarios españoles, en un observatorio en Afganistán./ MINISTERIO DE DEFENSA, 2012 Los tenientes enfermeros Arévalo y Hossein realizan una cura de las quemaduras que padece el niño afgano Rached, en el destacamento español del PRT de Qala i Naw./ MINISTERIO DE DEFENSA, 2006

personas que habían trabajado con las Fuerzas Armadas y la cooperación española por lo que sus vidas y las de sus familiares corrían peligro de haberse quedado en su país. También se rescataron a antiguos empleados de la Unión Europea, de Estados Unidos, de la OTAN y de Portugal. Ciento treinta militares y cerca de veinte policías de la misión diplomática de España en Kabul formaron parte de este operativo que finalizó el 28 de agosto con la llegada de los dos últimos A400M procedentes de la base intermedia de Dubái. En total fueron once vuelos que sirvieron para salvar vidas a cooperadores afganos. Lejos del régimen talibán tendrán la oportunidad de iniciar una nueva vida.

El futuro de Afganistán “El futuro de Afganistán, relativo a derechos humanos y especialmente a la libertad de las mujeres, se prevé como el de la bandera talibán: negro”. López-Lago López-Zuazo resume así la sensación de la población mundial ante la llegada de los talibanes al poder veinte años después.

La desoladora imagen de las mujeres, cuyas identidades quedan eliminadas tras el burka, tiene un fuerte impacto en la mirada de la sociedad occidental. Incluso las mujeres afganas, especialmente las que han vivido estos últimos veinte años en los núcleos urbanos, comprueban con verdadero terror lo que supone el retorno del extremismo. Así lo explica Fernando Prieto, periodista y profesor de Periodismo Internacional en la Universidad Carlos III de Madrid: “Los derechos que habían conseguido, el esfuerzo realizado por garantizarlos de manera efectiva (aunque no siempre eficaz), los avances que se habían logrado pueden desaparecer de la noche a la mañana porque en la mentalidad de estos fanáticos la mujer no tiene asignado ningún rol en la sociedad aparte del de la servidumbre”.

Otro asunto bien diferente es el de las relaciones internacionales ya que los talibanes parece que tienen claro que la estrategia utilizada a finales del siglo XX no se puede replicar de nuevo y su país es un lugar muy interesante para las potencias, especialmente la vecina China, a la hora de explotar determinados minerales y tierras raras, especialmente valiosas para la producción de productos tecnológicos. El profesor Prieto lo explica gráficamente: “Los talibanes siguen siendo la facción armada más poderosa y aunque no han cambiado su objetivo de recuperar lo que una vez les fue arrebatado por las armas, sí han modificado su estrategia. Ahora han combinado la vía diplomática y política con la fuerza militar (…) ahora no van a estar tan aislados como lo estuvieron en el quinquenio 1996-2001 cuando solo Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Pakistán los reconocían”.

El negocio es el negocio y muchos países no dudarán en llegar a acuerdos con los talibanes a pesar de su extremismo. A fin de cuentas, qué impide a otras autocracias o países sin muchos miramientos con los derechos humanos llegar a acuerdos con los que podrían salir muy beneficiadas ambas partes. López-Lago López Zuazo comentaba en su artículo algunas de las cifras que se barajan y que colocan a Afganistán en el punto de mira de todos los grandes productores: “Según varias fuentes se estima que Afganistán tiene 1,4 millones de toneladas de elementos de tierras raras como lantano,

Manuel López-Lago López-Zuazo, teniente coronel y miembro del Departamento de Política de Seguridad y Defensa de la ESFAS: “La falta de identidad nacional, la corrupción política, la diversidad étnica y una cultura muy arraigada en la vida en comunidad supuso que el plan de «democratizar» Afganistán fracasara”

cerio, neodimio; así como una gran cantidad de otros minerales claves en la producción de tecnología como el litio; un volumen valorado entre 853.565 millones y 2,5 billones de euros”.

Mujeres con burka./ FLICKR Mujeres protestando por las medidas tomadas en Afganistán./ FIDH

La desoladora imagen de las mujeres, cuyas identidades quedan eliminadas tras el burka, tiene un fuerte impacto en la mirada de la sociedad occidental

Pero no será sencillo sacar rendimiento a toda esa riqueza, y así lo advierte José Luis Calvo Albero, coronel del Ejército de Tierra: “Las tan cacareadas reservas de minerales estratégicos necesitarán décadas de inversiones y construcción de infraestructuras para ser mínimamente rentables”. Y en los primeros meses de gobierno talibán, según Eva Borreguero escribía en El País, parece que el camino es bien diferente ya que “al colapso de la economía propiciado por la victoria talibán, se suma la hambruna causada por una excepcional sequía”. Una situación que puede llevar al límite a la población, especialmente en las ciudades.

Por desgracia, el intento fallido de occidente de impulsar y estabilizar una democracia en Afganistán ha fracasado. A las muchas causas de este desastre, ya comentadas, Jesús de Miguel Sebastián, coronel retirado, añade la gran incógnita que sigue vigente en nuestros pensamientos: “No se tiene la certeza si seguirá por la senda de impulsar el terrorismo internacional, o si su régimen teocrático, que sin duda va a imponer, va a seguir vulnerando sistemáticamente los derechos humanos o, por el contrario, como piensa algunos optimistas (cada vez menos), cumplirán con lo pactado en las conversaciones previas mantenidas”.

Este golpe de realidad que se ha llevado occidente en Afganistán quizá haga reflexionar a muchos dirigentes. Las fórmulas que han funcionado, relativamente, en algunos países no tienen por qué ser extrapolables al resto de la comunidad internacional. Esta reflexión de Carlos Javier Frías nos sirve como epílogo, con la esperanza de que, en un futuro muy lejano, Afganistán emprenda un nuevo camino alejado del extremismo y el terror de los talibanes: “La democracia es un concepto tan alejado de la estructura tribal de la sociedad afgana que resulta muy dudoso que tenga un atractivo real fuera de sectores urbanos muy minoritarios. Aún más, la promesa de una democracia igualitaria suponía la destrucción de esa estructura social y la pérdida del poder de sus dirigentes, a cambio de beneficios poco evidentes”. Resumiendo, con el riesgo que ello supone, será el pueblo afgano el que tendrá que decidir su futuro, aunque revisando su historia a lo largo de los siglos hay pocos motivos para ser optimistas.

Reflexiones de Carlos Javier Frías, Manuel López-Lago López-Zuazo, Fernando Prieto, José Luis Calvo Albero y Jesús de Miguel Sebastián extraídas de sus artículos en la web del Instituto Español de Estudios Estratégicos dependiente del Ministerio de Defensa.

Entrega de ayuda humanitaria en Qala i Naw, Afganistán./ MINISTERIO DE DEFENSA, 2013

El negocio es el negocio y muchos países no dudarán en llegar a acuerdos con los talibanes a pesar de su extremismo

This article is from: