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I.5. LA HISTORIA OFICIAL INCA
I.5. LA HISTORIA OFICIAL INCA
Como ya hemos elaborado un análisis de las características de los mitos de creación, que opinamos están influenciadas por cierta doctrina inca, en estos párrafos sólo matizaremos algunas características más de la mitología del incanato. El análisis de la cosmovisión andina resulta extremadamente complicado en nuestros días por multitud de razones. Una de estas razones fue la adquisición, a la religiosidad inca, de innumerables formas regionales de culto. En su día las influencias que se añadían por sincretismo, o simplemente por dominación, mostraban la ideología andina con un carácter claramente evolutivo, o diferenciado por etapas. En cambio, para los investigadores no están claros los regionalismos, las anexiones, y menos la evolución de la ideología andina. Por estas razones, y por otras más, el estudio de la cosmovisión andina resulta, en cierta medida, caótico. Como ejemplo para observar posibles influencias pre-incas hemos realizado un pequeño panorama, en el apartado de antecedentes, desde lo que pudo ser uno de los primeros asentamientos humanos de importancia en los Andes, con una ideología fuerte, Chavín de Huantar, hasta el alzamiento de los incas. De esta manera el análisis se ha centrado en lo que posiblemente sea la herencia ancestral; aunque los incas, por otro lado, asimilaban a su ideología aquellas características útiles para el ejercicio de poder, durante las campañas de expansión territorial. Hemos observado que algunas crónicas muestran al Tahuantinsuyu como el encargado, bajo la providencia de un final trágico, de volver a intentar restablecer un equilibrio panandino, ayudado por la sabiduría de los antiguos sacerdotes, y mediante el ordenador del Mundo: El Inca. El cronista Huamán Poma de Ayala anotó lo siguiente al respecto: “… De cómo los dichos filósofos antiguos, que ellos les llamaban camasca [hechicero], amauta runa [sabio], entendían por las estrellas y cometas y del clip del sol y de la luna y de las tempestades y de ayres y de animales y de pasaros. Veían estos dichos señales y dezía que auía de suceder mortansa de grandes rreys de Castilla y de otras naciones del mundo, alzamiento, hambre, sed, muertes de gente de pestilencia, guerra o buen año o mal año.” (Poma de Ayala, Felipe Huamán; 1987:66)
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Uno de los aspectos en los cuales parecen coincidir casi todos los cronistas fue atribuir el origen de la vida andina después del Diluvio90; además de situar, dicho comienzo, en la zona del lago Titicaca. Las aguas plateadas del lago fueron acariciadas por los rayos solares, y comenzó la vida. Toda esta región es, consecuentemente, el lugar ancestral inca, símbolo de vida, de renovación. El lago simbolizaba el surgir de un mundo diferente, bajo la dominación del pueblo inca. El origen que se atribuían los incas era descender de un cerro llamado Pacaritambo. De éste salieron tres hombres y tres mujeres: Ayar Uchu, Ayar Cachi, Ayar Manco; y las mujeres Mama Huaco, Mama Cora , Mama Rahua (Cieza de León, Pedro; 2000:38 y sig.). Aunque existen numerosos textos en los cuales el número de personas que nacen, o se salvan, varía. Por ejemplo, Huamán Poma de Ayala recopiló en su libro que los hermanos ayar fueron ocho; mientras que Cristóbal de Molina menciona en sus escritos dos hijos de Viracocha, Ymaymana Viracocha y Tocapo Vircocha, como los descendientes (Molina, Cristóbal de, [el andaluz] 1989:53). Tanto Cristóbal de Molina, como Cieza de León, Garcilaso de la Vega, o como Fray Martín de Múrua, coinciden en atribuir el origen de la dinastía incaica, mitológicamente hablando, en las personas de Manco Capac y su esposa Mama Ocllo. Y es su primer hijo, Sinchi Roca, el que marca el comienzo de la dinastía de gobernantes del Tahuantinsuyu. El origen varía según la fuente analizada. En unos textos aparece que la pareja, Manco Capac y su esposa Mamá Ocllo, fueron enviados por el Sol tras la desolación producida por el diluvio. Según los textos, esta pareja también pudo ser enviada, tras la reforma religiosa del Inca Pachacuted, por el dios Viracocha, el Hacedor. Nosotros entendemos el origen cosmogónico de los incas en torno al astro Solar. El Sol representaría, en este caso, un tótem familiar, o pacarina; aunque la información de la colonia varía. Posiblemente, en la evolución de la propia historia del Tahuantinsuyu se podrían haber ocasionado numerosas narraciones sobre el génesis incaico. En algún momento se podría haber especulado con una afiliación de parentesco hacia la divinidad Viracocha, pues es una de las divinidades más antiguas de la región.
90BNM, Manuscrito, nº 3169, Micro Ficha 2156, pág. 120.
Pero el Sol lo sustituyó como emblema incaico. El problema mayor que se presenta, en las diferentes fuentes documentales, es la génesis incaica narrada a partir de diferentes deidades, Viracocha como Ordenador del mundo, o bien, Inti, en dicho papel, diferentes apelativos para una misma deidad, o para diferentes deidades, etc. Pero, si entendemos, como se explicó con anterioridad, la “forma esencial” del mensaje, en definitiva, se podría afirmar que las dos deidades, en última instancia, representan el poder de Hanan sobre el de Hurin, y el consecuente cambio de valores y de poder que conlleva esta manifestación de los poderes que rigen el cosmos inca. Manco Capac aparece como un héroe civilizador que mantiene una peregirnación en la cual busca el lugar idóneo para asentar al pueblo “elegido”, en el “Centro del Mundo”. El viaje o peregrinación de estos dos primeros Incas, Manco Capac y su esposa Mamá Ocllo, comenzó en las lagunas del Titicaca, lugar donde se reflejaron los primeros rayos del Sol, tras el gran Diluvio. El Sol le otorgó, a Manco Capac, una guía de oro y le explicó que en el primer lugar donde ésta se hundiera sería el lugar destinado para asentarse. En este centro tenían que instruir a los primeros incas para que formasen, así, a la humanidad restante, sacándoles, como diría Garcilaso de la Vega, de la “barbarie”. La vara91 se hundió en las tierras en las cuales se asentó la ciudad de Cuzco, “ombligo del mundo andino”. Dicha pareja comenzó la formación de las poblaciones allí asentadas, Mamá Ocllo instruyó a las mujeres en las artes domésticas, y Manco Capac ilustró a los hombres en el cultivo de los campos. Es significativo destacar, en las narraciones, la gran importancia que tiene la sucesión de eras por cambios espacio- temporales. Dicha visión muestra a la ideología incaica como heredera, tras una sucesión de acontecimientos que se repiten cada cierto tiempo, de una cultura. Por ejemplo, el Pachacuti que había ocasionado el Diluvio hizo surgir la cultura inca con mayor fuerza. Así, se originó un cambio de un estado de “salvajismo”, unido a la vida nómada del hombre, hacia un estado de “civilización”, basado en una vida sedentaria y una economía controlada,
91 Esta vara puede ser el posterior yauri, o insignia real, que representaba a la casta del inca, como recuerdo del primer fundador del Tahuantinsuyu. Utilizada en los ritos de iniciación en la fiesta de Huarachicui, como homenaje a sus antepasados.
gracias a la domesticación de los animales y las plantas; teniendo en cuenta la propaganda incaica.
Existe otra adaptación del mito, la versión ayar92, sobre la fundación del Tahuantinsuyu. Esta narración cuenta que tras desaparecer las aguas del Diluvio salieron de una cueva cuatro hermanos con sus respectivas parejas.93 Junto a la cueva se situaban otras dos, y en total formaban tres nichos de los cuales salían hombres. Esta característica, y la distinción que se hace en los textos entre el nicho y los nacidos en cada uno de ellos, nos hizo pensar que existía, al igual que en la tipología social adscrita a la materia de los huevos que dieron origen a las comunidades, en una idea similar que exalta el estatus del nacimiento. Los nichos, que dieron vida a la población inca, estaban situados en el cerro de Pacaritambo: Sutic Toco, Maras Toco y Capac Toco. Una constante en el pensar andino es la continua alusión a la montaña como matriz, útero que da la vida al pueblo andino. Se concibe la idea de que las primeras tribus que habitaron Cuzco nacieron del vientre de Pachamama, de las cuevas. Estos úteros están conectados con el inframundo, con la fertilidad, los manantiales de vida. Son una oquedad de entrada y salida. Aquellos cuatro hermanos que “iniciaron la cultura incaica” fueron: Ayar Manco, Ayar Cachi, Ayar Ucho y Ayar Aucca. Y sus respectivas hermanasmujeres: Mamá Ojllo, Mamá Huaco, Mamá Cora y Mama Rava. De los nichos laterales de la cueva salieron los diez ayllus primeros de los incas.94 Las cuatro parejas dirigieron éstos ayllus hasta el valle de Cuzco, donde se asentaron.
92 Olinda Celestino propone que los Viracocha como los Ayar ocupan espacios sur-sur, surnorte y conjugan en ellos las tres funciones del esquema indoeuropeo: reproducción, religión y poder político. Tunupa, Tonopa, Taguapaca, o Tunapu actúa en los Andes meridionales y sus rutas son sureñas. El ciclo de Illapa, Chuquilla, Libiac, etc.Se desplaza en el cielo de oeste a este y de sur a norte. El ciclo mítico de Pariacaca, Pachacamac y otros héroes de los Andes centrales recorren espacios de oeste a este (Celestino, Olinda; 1997:4). 93 La versión de Pedro de Cieza de León habla de tres hermanos y tres hermanas (Cieza de León, Pedro; 2000:37-39). Mientras que Huamán Poma de Ayala narra que fueron ocho. 94 En el libro de Pedro Sarmiento de Gamboa, Historia de los Incas, redactado por orden de Don Francisco de Toledo, se halla información recopilada entre los antiguos curacas. Sobre los ayllus aparece el siguiente dato: Los diez primeros ayllus que salieron de Pacaritambo: Hanan Hurin Chavin Cuzco Sutic-tocco Arayraca Cuzco-Callan Maras Tarpuntay Cuycusa Huacaytaqui Masca Sañoc Oro
Pero, tras años de rivalidades por el poder entre los hermanos fundadores, Ayar Ucho niega la autoridad de sus hermanos. Éstos le engañan para intentar resolver la separación de la familia expresándole que él era el único que podía ir en busca de las llamas sagradas. En su busca, Ayar Ucho, quedó encerrado en la cueva, pues sus hermanos la habían tapiado para su aislamiento. Tras numerosos intentos fallidos logro escapar. Ayar Ucho apareció ante sus hermanos como un ser volador en las proximidades de Huanacauri y les indicó que: “…les aconseja (a sus hermanos) que en señal de soberanía cubran su frente con la masca- paicha, o borla encarnada (de mascas), con la que llegaron a distinguirse los emperadores” (Cossio del Pomar, Felipe; 2000: 18). Como podía volar, Ayar Ucho realizó un acercamiento al arco iris que le causó su trasformación en piedra, convirtiéndose, así, en la huaca de Huanacauri95 . Esta parte de la tradición puede estar representada de manera diferente según las crónicas que se utilicen para la investigación. Por ejemplo, Cristóbal de Molina y Pedro Cieza de León96 atribuyen dichos acontecimientos al hermano que se llamaba Ayar Cachi, el cual quedó convertido en piedra, por acercarse al arco iris. Pero, el nexo de unión en el que coinciden todas las crónicas es que Ayar97 Cachi, Ayar Ucho y Ayar Aucca se trasformaron en piedras, y esta trasformación hizo que se convirtiesen, para el pueblo inca, en huacas protectoras de Cuzco; y Manco Capac perduró como el primer instructor –educador en la ciudad de Cuzco.
95 Existen diferentes versiones, otros textos, por ejemplo, comentan que fue Ayar Cachi el que se convirtió en piedra tras los sucesos comentados. 96 Cieza de León, Pedro; 2000: 39-42. 97 Algunos investigadores observan en el arte del periodo inca influencias de la amazonía, por ejemplo en los Pakcha, que son una especie de pipas que servían para beber chicha durante los rituales. Su origen se establece en la región del Amazonas, donde abunda la madera y la goma con que los pintaban. Además la flora y la fauna dibujadas son de tierras cálidas: caimanes, loros, monos, etc. Esta posible relación se plasmaría en los mitos del pueblo inca. De esta manera los investigadores han especulado con la idea de que los hermanos ayar hacen alusión al grupo emigrante procedente de la selva amazónica que se dirigía hacia los Andes. Estos primeros emigrantes se habían formado a partir de la división de la tribu de los mascas; que a su vez, se habían aliado con sus vecinos los chillkes para emigrar a “Cuzco”. No se sabe con exactitud el impulso de este movimiento migratorio, unos investigadores han escrito que se trasladaron más por la necesidad que por la expansión territorial. Lo que sí se puede afirmar, por lo que coinciden bastantes estudios, es que la corriente migratoria fue causa de un cambio que trasformó fuertemente sus vidas (Para más información sobre el tema consultar Juan Larrea, Corona Incaica, Argentina, edit. Universidad Nacional de Córdoba, 1960).
Pedro Cieza de León, al igual que Garcilaso de la Vega, habla de la misión del pueblo inca como instructor para sacar a los territorios del bestialismo en el que vivían. De esta manera se puede hablar de una mitología pro-Tahuantinsuyu, a favor de la dominación inca. Así, concuerdan unos y otros autores que: “…sus antecesores vivían con poca orden antes que los incas los señoreasen, y que por lo alto de los cerros tenían sus pueblos fuertes, de donde se daban guerra y que eran viciosos en otras costumbres malas…” (Cieza de León, Pedro; 2000:341) como hemos hallado reiteradas alusiones hacia el dominio incaico como pueblo civilizador, comprendemos que, posiblemente, los incas elaboraron todo un tejido propagandístico para afianzar su dominio sobre la extensión territorial del Tahuantinsuyu. Por otra parte Garcilaso de la Vega no hace mención a los hermanos, tres o cuatro, que narran las otras crónicas. La perspectiva se ve alterada, ya que en otros textos el origen se presenta desde una matriz comunal. En estas informaciones varios individuos, hermanos, hijos, recorrían largas distancias para agruparse y formar un asentamiento. En cambio, Gracilaso de la Vega hace mención de un sólo hombre que dota a los Andes de vida tras el Diluvio. El cronista describió al respecto que en la región andina, tras el gran Diluvio, apareció un hombre en la ciudad de Tiahuanacu que dividió el Mundo en cuatro partes, que posteriormente repartió entre cuatro hombres: Manco Capac, Colla, Tocay y Pinahua. A Manco Capac le obsequió la zona septentrional, donde fundó la ciudad de Cuzco; la zona meridional fue para Colla, que fundó allí la provincia del Collao; al tercero, Tocay, le entregó la zona del levante; y la zona del poniente fue para Pinahua. De ésta primera repartición del Mundo nació el imperio de los incas, que llamaron Tahuantinsuyu (Garcilaso de la Vega, Inca; 1996:146-147). De manera opuesta los pasajes presentan el origen de los incas con aspectos comunales, o bien, con características que rasgan el más puro estilo monoteísta; opinamos que, posiblemente, todo ello fue fruto del contacto de la cultura andina y la cultura española. Así, la relación cultural originó una trasformación que se percibirá claramente en los textos de la época, adaptados a la mentalidad colonial. Por otra parte, podría haber ocurrido que la información se simplificase de manera involuntaria. De esta manera la información recopilada se adaptaba al conocimiento previo del cronista.
Gracilaso de la Vega, al igual que otros cronistas, describe a Manco Capac y a su hermana-esposa como los instructores de la bárbara gente que poblaban las tierras elegidas para el asentamiento inca. Y atribuye a las instrucciones de Mama Ocllo las primeras manifestaciones del culto idolátrico en los Andes. “…Señaló sitio para hacer templo al sol, donde sacrificasen, persuadiéndoles que lo tuviesen por principal dios, a quien adorasen y rindiesen las gracias de los beneficios naturales que les hacia con su luz y calor, pues veían que les producía sus campos y multiplicaba sus ganados con las demás mercedes que cada día recibían; y que particularmente debían adoración y servicio al sol y a la luna por haberles enviado dos hijos suyos...” (Garcilaso de la Vega, Inca; 1996: 149).
Huamán Poma de Ayala manifestó, igualmente, en sus escritos que Mama Ocllo fue una bruja idolátrica. Los dos cronistas, mestizos y de época tardía, presentan el origen de la idolatría, del culto “malo” o “demoníaco”, a la primera mujer de la pareja que se salvó del Diluvio. Esta información nos hizo pensar en una influencia del catolicismo y la asociación de mujer curandera a la brujería del medievo. De esta manera se podría entender que atribuyesen el pecado de la idolatría al género femenino. En este punto existe una gran confusión, pues, por ejemplo, para los párrocos de indios el demonio es la imagen del “mal”, mientras que para la cosmovisión andina los seres inframundanos poseen características ambiguas, no son limitadas el mal. Entendemos que por este motivo el inframundo es relacionado con el “mal” en el pensamiento católico, mientras que la cosmovisión andina presenta una perspectiva diferente. Característica que debemos tener presente en la investigación. Las características más importantes de la mitología, influenciada por el incanato, se pueden resumir: • Presentación del Diluvio. • Levantamiento de la vida desde el lago Titicaca. El lago simbolizaba el surgir de un mundo diferente bajo la dominación del pueblo inca. • El origen divino de los incas en el poder. • Las migraciones en busca del lugar idóneo para su asentamiento.