![](https://static.isu.pub/fe/default-story-images/news.jpg?width=720&quality=85%2C50)
11 minute read
III.1.3. Los recintos religiosos: la morada de los dioses andinos
siguiente: “… tuviesen lamisma horden los gobernadores cada uno en su partido computando el sol comforme la costelacion y temples de los valles y lugares…” (Bautista de Salazar, Antonio; Mss 2010: fol.36r .B.N.M). De igual forma, el método por el cual se dividía a las gentes por ayllus y barrios se utilizó en otros pueblos del Tahuantinsuyu (Murúa, Fray Martín de; 2001:43). Esta división conllevaba su consecuente control sobre el mes y la huaca, pues las familias velaban “su espacio-tiempo” asignado. Hemos hallado una interesante información en el archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid recopilada por Antonio Bautista de Salazar en 1596 en la cual se explica que el inca Ingá Yupanqui en Cuzco “ hordeno y rrepartio en doce parcialidades de los yngas que cada parcialidad tuviese quenta con su mes tomando ensi el apellido y nombre de tal mes lunar y en lo que avian de exercitar aquel mes y estava obligado el día que entrava en su mes de salir a la plaça publicando su mes tocando bozinas y dando alaridos...” (Bautista de Salazar, Antonio; Mss 2010: f.35v. B.N.M). El ayllu elegido, según su grado de relación con el poder, era el encargado de avisar, mediante la observación de los hitos que formaban las huacas de los ceques, el espacio-tiempo que dominaba. Teniendo en cuenta que la metodología se apoyaba en la observación del paisaje y de los astros, se considera que fue una metodología conocida, heredada, y que manifestaba las percepciones de la cosmovisión andina. Es decir el Kay pacha se percibía como un micro cosmos, con una geometrización determinada y compleja. El padre Bernabé Cobo, muy influenciado por las Averiguaciones de Polo de Ondegardo, escribió lo siguiente: “...en cada uno de aquellos ceques estaban por su orden las guacas y adoratorios que había en el Cuzco y en su comarca, como estaciones de lugares píos, cuya veneración era general para todos; y cada ceque estaba a cargo de las parcialidades y familias de dicha ciudad de Cuzco, de las cuales, salían los ministros y sirvientes que cuidaban de las guacas y de su ceque y atendían a ofrecer a sus tiempos los sacrificios estatuidos” ( Cobo, Bernabé; 1956:169). En párrafos posteriores añade que: “ …los adoratorios generales de los pueblos principales y cabeceras de provincia, dado que no eran tantos en número como los que había en el Cuzco, estaban dispuestos por la misma orden y con las mismas vocaciones...” (Cobo, Bernabé; 1956:167). Esta información nos suministra un dato de gran interés, las huacas o adoratorios esenciales, importantes, eran los que se repetían en
las cabeceras de las ciudades o provincias principales. Estos eran los que marcaban los ritmos cósmicos, los que anunciaban las cosechas, y los que ordenaban los sacrificios que mantenían el ritmo del Tahuantinsuyu; normalmente eran formas destacadas del paisaje. Para observar las Pléyades en el sistema de ceques estaban las huacas de Catachillay, que era un manantial, y la huaca de Sucanca, en los pilares situados en el horizonte poniente de Cuzco. Según Jesús Galindo Trejo el inicio del año se observaba en la dirección del manantial de Susurpuquio, alineado al templo de Coricancha, en el horizonte el veinticinco de mayo (Galindo Trejo, Jesús; 1994:233 y sig.). El investigador Gary Urton propone que el sistema de ceques estaba orientado siguiendo las coordenadas de la Vía Láctea. Los incas habrían tomado la salida de la estrella alfa de la Cruz del Sur como señal para orientarse, hacia el sur. La Vía Láctea gira alrededor de un eje que une los polos galácticos. Contemplada desde el polo norte galáctico, la rotación de la Vía Láctea se produce en el sentido de las agujas del reloj, arrastrando los brazos espirales. Desde la tierra, los incas observarían, con mucha atención, los cambios de posición de este inmenso río, en relación con el sol y la luna (Galindo Trejo, Jesús; 1994:238). Para observar si existe una relación entre las huacas, el periodo temporal que señalan y las “posibles sustancias” que opinamos podrían relacionarse con esas regiones, hemos analizado la información que existe en los textos coloniales y los trabajos de campo. A continuación enumeraremos cuadrante por cuadrante las huacas principales de los cuatro suyus120: Región del Chinchaysuyu: • Una cueva donde se pensaba salía el granizo, cirocaya. • El cerro donde se sacrificaba para la salud del inca, Sonconancay; • El brasero donde se encendía el fuego sagrado para los sacrificios, Nina. • La casa del sueño, pumui. • El lugar donde se hacían orejones, guamancacha.
Advertisement
120 Para esta información hemos utilizado las recopilaciones del padre Bernabé Cobo.
• El cerro donde estaban tres piedras en representación de
Pachayachachic, Intiillapa y Punchao, Chuquipalta • Un ídolo del trueno, Pucamarca. • La plaza principal donde se ofrecía el sacrificio universal al Sol y a la Luna, Haucaypata • El cerro donde los jóvenes cogían la paja para los ritos de iniciación, Chacaguanacauri • La casa-templo donde se ofrecían los sacrificios a
Pachayachachic. • El camino que se tomaba hacia el Chinchaysuyu y en el cual se realizaban sacrificio universal para los caminantes, Ñan. • Al igual se hallaba la huaca Capi, que significa raíz. Bernabé
Cobo explicó, sobre esta huaca, que ésta era una raíz muy grande de quinua, la cual decían los hechiceros que era la raíz de donde procedía el Cuzco, y que mediante aquella se conservaba. Este dato concuerda, al igual, con los datos que suministra el texto de Huarochirí, donde se dice que los primeros hombres vienen de la sangre del Universo lejano y la quinua (Ávila, Francisco de; 1975: 106). • El Quingalla que eran dos mojones que señalaban el comienzo del verano. • El Churuncana era un cerro donde se hacían sacrificios a
Ticciviracocha. • Mancochuqui, era la chácara de Huanacauri, cuyos frutos estaban destinados a los sacrificios. • Aacaipata era la fuente donde se bañaba el Trueno. • Sucanca, cerro por donde iba la acequia de Chinchero, con dos mojones que señalaban cuando llegaba el Sol y era el momento de comenzar a sembrar maíz. Es decir, de introducir la semilla en la tierra. • Quinoacalla, era el cerro donde descansaban los orejones en la fiesta de Inti Raymi. • Apuyavira era una huaca sobre el cerro Piccho, “tenían creído que era uno de aquellos que salideron de la tierra con
Huanacauri; y que después de haber vivido mucho tiempo, se subió allí y se volvió piedra; a la cual iban a adorar todos los ayllos en la fiesta del Raymi” (Cobo, Bernabé; 1956:174)
El Antisuyu: Bernabé Cobo suministra la siguiente información sobre las huacas ubicadas en la región del Antisuyu: • Turuca, era una piedra casi redhonda, que decían que era el Guauque de Ticciviracocha. Teniendo en cuenta que el oriente se relaciona con conceptos relacionados con lo “salvaje”, como veremos, se puede comprender, que el gemelo de la deidad se ubique en dicha dirección. • Chiripacha, era la piedra del camino hacia el Collasuyu, lugar donde se realizaba el sacrificio para tener un buen viaje. • La casa en la que se hospedaba inca Yupanqui, cuando iba de caza. La caza, al igual, se relacionaba con aspectos calificados como “salvajes”. • Huaca donde se hallaba la cantera de donde se obtenían las piedras para los edificios, sostén del microcosmos. • Guarupancu, un puente que pasaba del templo del Sol a la plaza de los peces. Es decir una forma axial que comunicaba ambas zonas. • Chuqimarca, templo del sol, ubicado en el cerro Mant • ocalla, huaca donde dormía el sol. • Mantocalla, cerro que marcaba el tiempo para desgranar el maíz. • Yuncaypalla, era una huaca “como una puerta” donde se sacrificaba a los mercaderes para buen viaje, y había guardas para que nadie se llevase cosa hurtada. • Maychaguanacauri, hecha a manera del cerro Huanacauri que se mandó poner en ese camino del Antisuyu. • Usno, piedra ubicada en la plaza de Hurinaucaypata. Éste era recorrido por conductos subterráneos. • Manantial para obtener sal, Cachipuquiu. En el que se mencionan los sacrificios con conchas de colores.
• Curavacaja, fin y mojón de las huacas, tenían un jaguar muerto. • Ayllipampa, un llano que decían era la diosa Pachamama. • Picas, piedra que se creía abogada del granizo.
El collasuyu: • Churucana, cerro pequeño en el cual había tres piedras tenidas por ídolos y se las ofrecía sacrificios para que el sol no perdiese sus fuerzas. • Guayra, quebrada donde se metía el viento. • Limapampa, llano donde se hacía la fiesta de recogida del maíz. • Llulpacturo, cerro donde se ofrecían sacrificios a Ticciviracocha. • Tancaray, sepultura donde se juntaban todos los muertos. • Huanacauri, huaca relacionada con la fiesta del Inti Rayni, el ídolo, además, lo llevaban a la guerra. • Matoro, ladera cerca de Huanacauri donde durmieron, la primera jornada, aquellos individuos que salieron tras el Diluvio. • Vilcaraypuquiu, fuente donde bebieron agua los que partieron de Huanacauri. • Pactaguañui, llano “…sacrificábanle para ser librados de muerte repentina…” (Cobo, Bernabé; 1956:182).
El condesuyu: • Pomachupa, la cola de león, llano en el barrio del mismo nombre, “… y desde allí se ofrecía a aquellos dos riachuelos que por allí corren…” (Cobo, Bernabé; 1956:183) • Ravaraya, cerro donde se terminaba de correr en el Inti Raymi • Dos huacas que se tenían como puertas, formadas éstas por dos cerros, Cachicalla y Cavadcalla. Se percibe como una forma axial, que une la costa y la sierra. • Asiento donde descansaba el inca cuando iba al Inti Raymi, Chichicalla. • Cerro grande con dos mojones que marcaban el tiempo de sembrar, cuando las semillas, al igual que el sol, se introducían en la tierra.
Basándose en los trabajos realizados por Bauer, Christian Vitrey, señaló que de las trescientas veintiocho huacas mencionadas por Bernabé Cobo un: • 29% son manantiales o fuentes de agua,(96) • 29% rocas, (95)121 • 10% cerros y pasos de montaña, (32) • 9% palacios y templos de los reyes incas, (28) • 9% campos y lugares llanos, (28) • 3% tumbas, (10) • 2% cañadas, (7) • 1% cuevas, (3) • 1% canteras, (3) • 1% asientos de piedra, (3) • 1% señalizadores de puesta de sol, (3) • 1% árboles, (2) • 1% Caminos, (2)
Como se aprecia en los datos recopilados, sobre el sistema de ceques, imperan las huacas relacionadas con el agua y las rocas. En general el paisaje se percibe como un gran conjunto sagrado; en algunos casos, además, formaban marcadores naturales. Al igual, existían huacas que velaban por la salud del inca, y por las victorias, etc. Todos estos testimonios muestran una serie de características que determinan las influencias ubicadas en las diferentes regiones del paisaje andino. O, al menos, las definen. Los investigadores Tom Zuidema y Philip K. Bock han observado, como ya hemos mencionado, que las huacas corresponden a trescientos veintiocho días, distribuidos en doce meses siderales, dejando un periodo de treinta y
121La mayor parte de las piedras talladas que se han investigado están relacionadas con el sistema de ceques, por lo que están, a su vez, ligadas a concepciones calendáricas, astronómicas, rituales, sociales; y con los conceptos de agua-fertilidad (Alcina Franch, José; 1997:298). Al investigar las rocas talladas Alcina Franch observó unas determinadas características comunes a todas ellas. Por ejemplo, casi todas ellas están rodeadas de un muro que da a las cuatro direcciones del plano horizontal, y es curvo. La roca suele estar sin tallar o levemente tallada. Todas sus características apuntan a entender estas rocas como lugares sagrados, seleccionados con un objetivo específico que les dotaba de esencia sagrada y los unía, posiblemente al tiempo; a los ancestros.
siete días sin contabilizar, éstos eran los comprendidos entre la cosecha y los preparativos para la nueva temporada. De la noche del ocho al nueve de mayo hasta la noche del tres al cuatro de junio la visibilidad de las Pléyades anunciaba la temporada de la agricultura. El mes de diciembre con la culminación de las Pléyades y el solsticio de diciembre, anunciaba la estación de lluvias, los brotes de maíz en el campo estaban lo suficientemente maduros para resistir las asperezas temporales. La investigadora Olinda Celestino entiende que en noviembre, al la par que germinan los cultivos, también los muertos emergen de las entrañas de la tierra o bajan del cielo (Celestino, Olinda; 1997:13). Se aprecian en el tiempo dos ritmos temporales marcados por las lluvias, o por la falta de éstas. Dos formas antagónicas de percibir el ritmo del cosmos, los poderes del inframundo, periodo de lluvias y el periodo de dominación celeste, cuando el sol maduraba las cosechas. Así, la contabilidad del tiempo distribuía una información de gran valor para el individuo donde la aspereza del entorno marcaba los ritmos vitales.
Teniendo en cuenta que el ceque era una línea imaginaria que marcaba los tiempos a través de su observación, el cosmos se dividía, en el plano horizontal, en cuatro cuartos determinados por estas líneas imaginarias. Cada una de las cuatro partes del incanato estaba dominada por un espacio-tiempo que dominaba ese rumbo y que le caracterizaba: en dirección, tal vez en olor, influencias, fuerzas, sustancias, etc. Se podría considerar, además, que los rumbos se asociaban a la división primaria hanan-hurin, como hemos indicado; detectada en la percepción del espacio-tiempo. De esta manera las huacas situadas en los ceques del Chinchaysuyu y del Contisuyu, podrían haber manifestado acontecimientos relacionados con el concepto de Hanan, por el contrario, los ceques ubicados en el Collasuyu y el Andesuyu podrían haber representado acontecimientos temporales relacionados con las potencias Hurin. Si bien, hemos mostrado que existen estas influencias espaciogeográficas, estas influencias no se muestran con un patrón simplemente hanan-hurin. Hemos observado que las huacas del Chinchaysuyu, por ejemplo, están relacionadas con aspectos hanan, pero al igual aparecen aspectos hurin. Esta caracterización es extensible a los cuatro suyus. De esta manera, se aprecia cierta tendencia entre el espacio geográfico y ciertas influencias o bien