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centro andina
II.1.2. El concepto de eje cósmico o percepción axial de algunas formas de la cosmovisión centro andina.
Si bien hemos explicado la noción geométrica del cosmos, nos vemos obligados a incluir el concepto de centro u eje cósmico, pues representa parte de esta geometría. El centro alude a la unión o percepción de las regiones en un punto del universo determinado; o a la idea de centro teniendo en cuenta otras partes o regiones. Los mayas, por ejemplo, asocian este lugar con el color verde y con la Ceiba. Pero en este punto de la investigación, nos preguntamos cómo se concibió el “centro del mundo” en la cosmovisión centroandina. ¿Se determinaba como un centro partiendo de que existían otras regiones límites que posicionaban a éste? Aunque el universo andino se conciba formado por diferentes capas; como explica el investigador Víctor Vacas Mora; con determinadas características, definidas en su esencia, la combinación de la suma de todas ellas compone un universo armónico. Tal coherencia; comprende el investigador; la otorga el centro, al axis mundi; tan importante como cada parte, pues el eje organiza y distribuye el espacio (Vacas Mora, Víctor; 2007:6). El punto de unión de las cuatro regiones, en las que fue segmentado el plano horizontal del cosmos andino, forma un eje comunicativo que pone en contacto sus diferentes planos: el cielo, la tierra y el inframundo. La convergencia fue denominada chaupi141, que entendemos como un vocablo similar al concepto de “axis mundi”. El investigador Tom Zuidema ha relacionado este centro con la estructura del ushnu (Zuidema, Tom; 1997:151). Al igual que se nos presentó una gran complejidad para delimitar los organismos y perfiles del cosmos andino; pues participan de agentes multiformales; las formas axiales que hemos analizado se despliegan a modo de complejos sistemas. Por lo tanto, las delimitaciones no existen, sino que se trasforman, pues se desarrollan en el ecosistema, que es una entidad viva. De esta manera entender el concepto de eje como una monoforma es, en cierta medida, una percepción falsa, pues participa de los movimientos trasmutativos del universo. Se podría concebir que existan seres o entelequias cuyas
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141 Chaupi: “centro, medio” (Lara, Jesús; 1971:79); Chaupi quimray quitin: El centro (González Holguín, Fray Diego; 2007: 206).
características nos hacen pensar que podrían haber sido concebidos como un eje. Básicamente por su cualidad como vínculo de comunicación de los diferentes planos del mundo andino; como por ejemplo el dios jaguar142. Todos los datos analizados nos hacen pensar que en la cosmovisión centro andina no se podría hablar de eje, sino de ejes; en plural. En las crónicas apenas existe información sobre la geometrización del cosmos; y sobre el concepto de forma axial, la mayor información se centra en las narraciones sobre la ubicación de las ciudades. Éstas, como hemos analizado anteriormente, se emplazaban en lugares con una predisposición y conjunción analizada y meditada, a través de la cual la ciudad formaba un centro cívico-sagrado143. Así, la percepción de un núcleo como espacio de unión, no sólo abarcaba las manifestaciones materiales, como fue el comercio, sino que abarcaba la unión de las potencias que regían el universo andino. La ciudad, consecuentemente, formaba un eje comunicativo. Por ejemplo, la ciudad de Chavín de Huantár, como se explicó, controló los intercambios de alimentos y cerámica entre la costa, la sierra y la selva; pero a la vez fue una ciudad sagrada a la cual se peregrinaba desde territorios lejanos a ésta. Al igual, el santuario de Pachacamac se ha destacado por la importancia de su oráculo, pero la ciudad, a su vez, poseyó el monopolio de los productos utilizados en los rituales: las plumas, el mullu, etc. Así, como indica Deborah Poole, “… los santuarios están ubicados en áreas limítrofes entre zonas ecológicas o productivas y/o sociales...los santuarios tienen vínculos no solo concretos sino también simbólicos con las actividades económicas...” (Poole, Deborah; 1982:104 y sig.). La ciudad de Cuzco fue denominada, en las crónicas, como el centro del universo, el “Ombligo del Mundo”. El territorio estaba dividido en cuatro grandes regiones o suyus (“parte”), a ello debe su nombre Tahuantinsuyu¸ que significa “Tierra de los Cuatro Cuarteles” o de las “Cuatro Partes”. Éstos fueron: el
142 Entrevista a Daniel Morales, en Ortman, Dorotea, Ciencias de la Religión en el Perú de hoy, Lima, Perú, UNMSM, Oficina General del Sistema de Bibliotecas, Colección Digital, cap.4, 2002-2005. 143 Según aumentaba la lejanía hacia la capital del imperio la jerarquía más allegada al Inca se degradaba paulatinamente, al estar formada la distribución territorial en círculos concéntricos. “…representó la plasmación de todo un conjunto de ideas bajo las cuales se ordenó el mundo y se integro a la sociedad con la naturaleza” (Ossio, Juan María; 1992:129).
Antisuyu, tierra oriental andina (Lara, Jesús; 1971:63); el Collasuyu, sur; el Cuntisuyu oeste; y el Chinchaysuyu; norte o septentrión (Lara, Jesús; 1971:83). La percepción del Tahuantinsuyu alberga el concepto de “Ordenación” analizada en la presente investigación. Las cuatro regiones, mas la ciudad como centro, como síntesis uní-genética manifiestan el concepto de “Ordenación” monocelular cuya expansión compone las cinco potencias diferenciadoras. Es decir, la ciudad como entidad viva se componía de un núcleo energético; el eje o centro de ésta; que a su vez se integraba en cuatro regiones, o direcciones con sus cualidades esenciales y materiales; los cuatro suyus. Cada uno de ellos determinado por un ecosistema, un hábitat y una población. Las ciudades, en la cosmovisión prehispánica, fueron concebidas como microcosmos. Cuzco poseía en la plaza de Huaytapata arena del mar que había sido trasportada hasta la capital del incanato. La ubicación de la plaza y la arena, nos hacen pensar que con este acto se quiso hacer mención al mar primigenio. Además, el sistema de canalizaciones subterráneas representa el sistema hidráulico de las aguas del subsuelo; parte de la red hidrográfica que compone el cosmos andino. Así, la ciudad, como una gran isla, representaba el núcleo o eje desde el cual tanto la vida política, como la devota, fluían hacia otros lugares. Nicolai Grube advierte que la fundación de las ciudades simulaba una nueva creación (Grube, Nicolai; 2001:299). Respecto a las partes del Tahuantinsuyu, Rolena Regalado de Hurtado hace una observación muy interesante entre los términos saya y suyu. Saya, explica la investigadora, era una división jerárquica en las unidades políticas y tierras cultivadas dentro de una unidad o pueblo, con connotación masculina, venía a significar “dentro”. Por otro lado, suyu hace referencia a una “división de la tierra fuera de la comunidad que no es poseída o no pertenece a una unidad o pueblo y estaría a disposición del servicio cíclico de los grupos avasallados al centro político, connotación femenina. Fuera” (Regalado de Hurtado, Rolena; 1993:28). Esta aclaración, entendemos, marca el carácter de los rumbos cardinales del plano terrestre, como una segmentación exterior a la comunidad, al servicio cíclico de los grupos vasallos. Ésta, suyu, se caracteriza femenina, debido, posiblemente, a que alude al tiempo primigenio, cuando lo ordenado aparece de las profundidades de la oscuridad y el caos. La ciudad,
centro del poder político, religioso y centro del universo, “… representó la plasmación de todo un conjunto de ideas cosmológicas bajo las cuales se ordenó el mundo y se integró a la sociedad con la naturaleza...” (Ossio, Juan María; 1992:129). Si bien el periodo incaico disfrutó de un gran poderío y extensión territorial, a su vez, habían existido otros “ombligos del mundo”, ubicados en otras regiones, cuyo poder había sido ejercido antes de los incas; como la ciudad de Chavín de Huantar, o Tiahuanacu. Es decir, posiblemente Cuzco continuó con un patrón heredado. Además, paralelamente al incanato se establecían ciudades con ciertas disposiciones geográficas, astronómicas, y económicas, pues, se concedía una especial importancia a los Ejes que albergaban lo “civilizado”. La ciudad fue la forma de percibir la evolución de un grupo dominante, frente a otro dominado. De esta manera, como vimos, las comunidades asentadas de forma disímil al poder dominante fueron percibidas como salvajes. Fuera de la urbe, de las leyes, de los preceptos y normas que establecían los allegados al poder. Esta manifestación permitía la expresión del poder en un lugar específico, lo que acentuaba el valor de la vida humana sedentaria. La ciudad no fue sólo un lugar de convergencia económica y sagrada, sino un lugar donde se entendía estaba ubicada la Potencia Ordenadora, la que entregó la sabiduría y el orden, a las poblaciones elegidas. Además, como sede de la Potencia Dominante la ciudad conllevaba una serie de complejos estudios para su ubicación y disposición espacial. En los textos coloniales aparece la fundación de Cuzco relacionada con dos manantiales llamados “Hurin Gacan y Hanan gacan” (Mss.3169:fol.132, p1.B.N.M). Se comprende que éstos dividían la ciudad144 en Hurin-Hanan; consecuentemente, la ciudad seguía el esquema Hanan-Hurin de subordinación inca de la confederación cuzqueña. Alrededor del núcleo urbano, explicó H.Favre, había una zona periférica para los súbditos del imperio que no pertenecían a la etnia dominante, “…cada etnia tenía su barrio en la sección de
144La división de la ciudad en hanan-hurin se percibe como una herencia de las culturas anteriores, aunque su origen es difícil de precisar. En el Archivo Nacional de Colombia hallamos unas informaciones en las cuales se habla de esta misma división. El texto dice lo siguiente: “en este pueblo de Huamachuco y doctrina de mi cargo se reconocen hoy Guaranga con los nombres de Anansaya y Urinsaya, que parece son comunes en todas las poblaciones, y según comprenhendo solo quiere decir esta significación la parte de arriba y la parte de abaxo...” (Mss. D.53, hoja 706 recto. AGN)
esta zona que correspondía a la sección del imperio en la que se encontraba situada” (Favre, Henri; 1975:79). El barrio también tenía una residencia para el gobernante de la sección y sus familiares145.Como advertimos en párrafos anteriores la división primigenia, transmisión de la historia cósmica, hace alusión a la ordenación, además, de las poblaciones. Éstas, por igual, seguían un esquema distributivo basado en los conceptos de hanan-hurin. De igual forma el lago primigenio, las formas primeras del caos junto a la oscuridad, se había considerado en la localización y posterior trazado de la ciudad, no sólo de forma simbólica sino de forma material146. Al respecto Cieza de León expresó lo siguiente. “En el comedio cerca de los collados de ella [de la ciudad], donde estaba la más de la población, había una plaza de buen tamaño, la cual dicen que antiguamente era tremedal o lago, y que los fundadores, con mezcla y piedra, lo allanaron y pusieron como agora está. Desta plaza salían cuatro caminos reales...” (Cieza de León, Pedro; 2000:323). Se concibe que Cuzco, como centro del universo, en ese periodo temporal, fue establecida por su ubicación geográfica, de características sagradas. La particularidad central fue la situación de la ciudad en la confluencia de dos ríos, al igual que Chavín de Huantár. El patrón por el cual se fundaba una ciudad fue concebido como una impronta de la Creación; así como Viracocha, o el Ser Supremo, había ordenado y creado el mundo, la ciudad se regía y constituía de forma análoga. Su construcción, posiblemente, se guíaba por un patrón por el cual se concebía vida al núcleo urbano. Éste ostentaba aquellas manifestaciones de la Creación147: el agua y la arena. Y, además, tenía la forma de un animal, con su parte hanan y la parte hurin. Su construcción y ubicación fueron actos sagrados. Al igual que la creación del mundo.
145La lengua administrativa en Cuzco fue una variante Chinchaysuyu del quechua o quechua cuzqueño. (Fossa, Lydia; 2000). Según las investigaciones de Sabine Dedenbach-Salazar Sáez el quechua ya se usaba en el Ecuador en el intercambio comercial, anterior a la expansión inca, tal vez una variedad chinchay. Los incas, a través de su política unificadora, difundieron el quechua, variedad sureña, hasta los límites del Tahuantinsuyu (DedenbachSalazar Sáez, Sabine; 1999: 513). 146 Al igual que en la ciudad de Teotihuacan, por ejemplo. 147 Indistintamente, la ubicación de las ciudades más importantes, en estos periodos, coincide con lugares por los cuales se realizaban las rutas del comercio, con acceso de diferentes ecosistemas.
En el diccionario de Jesús Lara aparece que el nombre primitivo de la ciudad de Cuzco148 fue Aqhamama. El término Aqha se refiere a chicha, a la bebida fermentada de maíz (Lara, Jesús; 1971:66). Según el autor, Cuzco vendría a significar algo así como madre del fluido de maíz. La expresión, en última instancia, posee connotaciones femeninas en torno a la madre del fluido. Sobre el origen de la ciudad de Cuzco Fray Martín de Murúa anotó lo siguiente: “Refieren los indios que, antes que Manco Capac entrase en ella y la poblase, se llamaba Acamama, y que tenía moradores naturales...Después que Manco Capac fundó en ella el principio de su monarquía, la puso por nombre Cuzco. Otros dicen que hubo otro Yngá, sin el que fue el primero, llamado Cuzco Huanca, que la conquistó y le puso su nombre llamándola Cuzco Huanca y, porque en ella estuvo el templo más famoso del Perú, consagrado al Sol, la ciudad fue consagrada a él y dedicada como cosa propia.” (Murúa, Fray Martín de; 2001:487).
El antiguo nombre de Tiahuanacu; escribió Bernabé Cobo; fue Taypicala que en aimará significa “la piedra de en medio”, “...porque tenían por opinión los indios del Collao que este pueblo estaba en medio del mundo, y que del salieron después del Diluvio los que tornaron a poblar” (Cobo, Bernabé; 1956:195). En la ciudad de Tiahuanacu, explica la investigadora Linda Manzanilla, los sacerdotes pudieron estar vinculados a las tareas de la producción, supervisión y redistribución de los bienes y servicios que se ofrecían desde la localidad. Tiahuanacu pudo ser un centro de redistribución en una amplia red de intercambio con otras zonas de la región (Manzanilla, Linda; 1996:30). El abandono de este centro tan importante, comenta Linda Manzanilla, se pudo deber al reemplazo de las formas de redistribución de los productos, al patrón tributario. Así, el nuevo núcleo, o centro del cosmos andino, se trasladó a la ciudad de Cuzco (Manzanilla, Linda; 1996:35) Los encargados de elegir el área conveniente para construir los edificios tanto religiosos como civiles fueron individuos especializados, y destinados para esta función. Probablemente los trabajadores habían heredado sus
148 Según el investigador J. Rowe al valle, donde su ubica la ciudad de Cuzco, llegaron varios grupos: los alcabizas; copalimayta y los culinclima; marasm antasaya; los sahuasiras y los tampus (en Roel Pineda, Virgilio; 2001: 124 y sig.).
conocimientos de las culturas pre-incas, nociones básicas, como por ejemplo estudios para el emplazamiento de las construcciones. El emplazamiento de las ciudades y sus edificios hacen pensar que la disponibilidad de éstos últimos podría haber estado subordinada a su destino. Esta taxonomía de las formas debió responder, además, a la concepción que manifestamos en el presente trabajo sobre el espacio y sus formas esenciales. De esta manera, los edificios responden no sólo a una ubicación territorial, sino a una ubicación espacial de índole mítica, manifestada en las narraciones de la historia cósmica. Los restos que se pueden observar de la antigua ciudad de Tiahuanacu muestran este tipo de distribución espacial: torres de medición astronómica, el Templo del Sol, el Kalasasaya, etc. Anthony F. Aveni observó que las mediciones que se realizaron para ubicar el Coricancha indican que éste presenta cierta orientación astronómica, además, las salas interiores miran hacia las posiciones de salida del sol, en el solsticio de junio y de la puesta del sol, en el solsticio de diciembre. Las calles principales, añade el investigador, que están situadas entorno al templo se orientan también en estas direcciones (Aveni, Anthony F.; 1997:333; Manzanilla, Linda; 1996: 39 y sig). Es decir, la orientación marca una fecha hanan, que coincide con la celebración del Inti Raymi, y otra hurin, que coincide con la realización del Capac Raymi. Estas fechas señalan dos momentos decisivos en la cosmovisión centro andina, como vimos, que resumen el esplendor y la vejez de gran Inti, además de otras muchas cosas. La capital del Tahuantinsuyu, Cuzco149, a su vez estaba dividida en dos planos, como indicamos, el Hanan Cuzco, o el alto Cuzco donde residían las autoridades y las construcciones que albergaban a éstos; y el Hurin Cuzco, o el bajo Cuzco, que era la zona donde habitaba el resto de la comunidad, y también donde estaban situadas las construcciones religiosas. Esta división significa, para algunos investigadores, entre ellos Tom Zuidema o Maria Rostworowski la posibilidad de que existiesen dos Incas que gobernasen la casta cuzqueña Hanan y Hurin (Zuidema, Tom; 1991:78; Rostworowski de Diez
149 Para más información ver el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, nº 9765=Fe 156, donde podemos ver que por encargo real, el Obispo Agustín de Ugarte Saravia habla de esta ciudad, de sus piedras, de las hierbas medicinales que utilizaban, de sus gentes, etc. Desde una visión del año 1650, muy interesante para nuestro estudio, al proyectar la imagen de una ciudad que no existe hoy en día, un Nuevo Mundo.
Canseco, María; 1983:56). Para estos autores dicho sistema diárquico se apoyaba en el esquema andino dual de las divinidades y de toda una cosmovisión cultural. Además, en opinión de estos autores, no tendríamos una historia de los incas, sino, lo que ellos quisieron dejarnos con sus taquis, quipus y pinturas; sólo episodios de lo más importante, lo que nos lleva a una historia sin cronología. Se destacaban únicamente las hazañas que realmente habían cambiado el Tahuantinsuyu, pero desde un punto de vista dual de su gobierno.
Esta afirmación no se resuelve claramente como para hacerla verificable en esta investigación. Pues, no hemos conseguido que las fuentes nos esclareciesen esa diarquía en el gobierno; aunque sí hay que afirmar un constante plano dual en la cosmovisión andina. Bueno, más que dual, la cosmovisión andina percibe aspectos múltiples de la segmentación, pero entendida ésta como un fenómeno monoformal. De esta manera entendemos la posibilidad de un gobierno dividido. Es decir, cuatro gobernantes en los diferentes suyus, pero con una unidad hallada en el Inca. Esta percepción conlleva una jerarquía del poder; patente en las crónicas. De tal manera que el aspecto Hurin de la ciudad lo relacionamos con las características que posee la figura de la Coya. Así, se podría haber concebido un aspecto masculino al poder, una potencia dominante en la figura del Inca, frente a un aspecto femenino, una potencia subordinada, en la figura de la coya. Ambos forman el concepto bipolar básico del cosmos. Pero, a la vez, el Tahuantinsuyu se rige por las extensiones del poder nuclear manifestadas en los cuatro suyus por los representantes y sus esposas, del gran “ordenador del mundo”: el hijo de Inti.
Como capital del imperio incaico, en Cuzco se alzaron las más impresionantes construcciones religiosas a modo de residencias para las divinidades andinas. La morada del Sol, el templo Coricancha, representó el centro ceremonial, el ombligo espiritual del Tahuantinsuyu. En este templo, a su vez, residía el sacerdote principal de la potencia incaica, el Villcaoma. Dentro del conjunto arquitectónico, también, se emplazaron las instalaciones de los edificios que acogían a las acllas150 (mujeres escogidas), o vírgenes del Sol.
150 En el diccionario de Fray Diego González Holguín aparecen los siguientes vocablos. Acllacuna: “Las mugeres religiosas que estauan en recogimiento escogidas para el seruicio de su Dios el Sol. Y agora se dira, Diospa acllancuna. Los religiosos o monjas que estan escogidos de Dios para su seruicio”; Diospa acllantucuni: “Hazerse religioso; Acllanichhiclluni:
Cuzco era la capital, y por lo tanto, representaba el núcleo político, religioso y económico de todo el territorio que habían conquistado los incas. Bernabé Cobo escribió que apiadado el Sol del estado miserable del mundo envió a él un hijo y una hija a la Laguna del Titicaca. De la laguna se dirigieron hacia Cuzco, y allí, la pareja, dividió la ciudad en dos barrios, uno para el príncipe y otro para la princesa (Cobo, Bernabé; 1994:63). Los datos analizados nos hacen pensar que las ciudades se percibían, posiblemente, como entelequias vivas compuestas por un principio femenino y otro masculino. Probablemente este fue uno de los motivos por los cuales en Cuzco la parte Hurin posee los templos de culto, las residencias de las acllas, la confluencia de los ríos, el mar primigenio, en definitiva, los lugares relacionadas con las fuerzas sobrenaturales inframundanas. Y, por otra parte, en la sección Hanan de la ciudad se observa una vinculación con el culto estatal, con las divinidades celestiales, patronas del incanato, etc. Aunque, en ambas partes, existen, además, perfiles no tan definidos; es decir, no podemos hablar de los puramente hanan, ni de lo puramente hurin.
Para expresar el dominio que ejercía la ciudad sobre los pueblos conquistados en Cuzco se hallaban “retenidas” las huacas de las diferentes provincias que se anexionaban con la conquista territorial; “invitadas” junto a las divinidades principales del panteón inca. Este acto implicaba un dominio muy importante para la política imperial, pues la sujeción de sus huacas, o pacarinas simbolizaba el control y gobierno espiritual del ayllu al que representaban. Así, en Cuzco residían los poderes espirituales más importantes del Tahuantinsuyu: el Inca y su morada; Inti y su morada; el Vilcaoma; y las huacas de las tierras conquistadas.
Cuzco poseía la residencia de su máximo representante, este núcleo personalizó el habitáculo del Ordenador del mundo: el Inca. Como reflejo del poder que ejercían los incas sobre los demás pueblos y como morada de Inti y de su hijo el Inca, Cuzco tenía que plasmar físicamente la grandiosidad de su origen divino. A partir de este concepto, algunos investigadores han afirmado
Escoger o eligir o entresacar lo mejor a gusto”. Acllacuni, o acllarccucuni: “Escoger para si. Acllatamuni Yrse y dexar escogido. Acllapayani. Escoger demasiado. Acllaytucuni. Ser escogido, o eligido”. Acllay: “Eleccion. Acllascca. Escogido. Acllasccapura, o acllasccamacipura. Los eligidos o escogidos” (González de Holguín, Diego; 2007:43).
que el antiguo perímetro de la capital tenía la forma, en su silueta, de un puma (Figura 8), pero su cabeza era la de un halcón (Kauffman, Federico; 2002, tomo VI: 920-924). La cabeza estaba constituida por el conjunto de Sacsayhuamán, el ave, y la cola del animal la formaban la conjunción de los ríos Huatanay y Tullumayo. La ciudad, a su vez, poseía la plaza Haucaypata, “plaza del llanto151”, y la plaza de Cusipata, “plaza del regocijo” (Kauffman, Federico; 2002, tomo VI: 920-924). La parte que se denomina hanan, la región celestial, el investigador ubica al ave, mientras que en la parte baja, hurin, ubica al puma. Además, Federico Kauffman explica que el periodo auroral, 2000 a.C- 1500 a.C, destaca, aparte de las construcciones en forma de U con plazas hundidas y galerías interiores, porque los planos de construcción de estas ciudades reproducen, a grandes trazos, una imagen simbólica de los contornos de un personaje que combina rasgos humanos con atributos tanto de felino como de ave (Kauffman, Federico; 2002, tomo VI: 920). El cronista Sarmiento de Gamboa expresó que Cuzco era la ciudad del león (Sarmiento de Gamboa, Pedro; 1988:135). El investigador Juan Larrea, analizando las crónicas, opinaba que la ciudad, su distribución espacial, correspondía a la silueta de un felino (Larrea, Jesús; 1960:183). El cronista Pedro Cieza de León escribió, al igual, que la cabeza del animal era Sacsahuamán (Figura 9) (Cieza de León, Pedro; 2000:322). Obsérvese que el lugar que era relacionado con la cabeza del animal estaba ubicado en el lado norte de la ciudad, región sagrada- Hanan por excelencia, y en el cerro mas elevado de ésta. El plano del animal conllevaba el concepto de microcosmos basado en el binomio básico: Hanan (Cusipata), Hurin (Haucaypata). El investigador William Isbell explica, en su estudio sobre la plaza de Garay de Chavín de Huantár y la plaza de Haucaypata de Cuzco, que la U invertida señala en Cuzco el NE, lugar donde se ubica el templo de Quishuarcancha, donde se acoplan la derecha con la izquierda, dedicado a la deidad Viracocha. Esta constituido por el vientre del puma, forma que los investigadores otorgan al plano de Cuzco; además de otros edificios en honor al mismo dios. W. Isbell explica que el vientre es la parte que representa el centro del animal, de lo delantero y lo trasero, al tiempo que simboliza la fecundidad. Además, añade
151 Recuérdese que una forma de acto petitorio era la emisión del llanto.
que es factible realizar la identificación de Viracocha y el puma (Citado en Lozada Pereira, Blithz; 2003:57-58). Sobre la división de la ciudad de Cuzco Bartolomé de las Casas señaló lo siguiente: “Lo primero que cerca desto hizo, fue dividir toda la ciudad del Cuzco, que ya era muy populosa, en dos barrios o partes o bandos. El uno y más principal llamó Hanancuzquo, que quiere decir «la parte o barrio o bando de arriba del Cuzco», a la otra puso nombre Rurincuzquo, que significa, «la parte o barrio de abajo del Cuzco». El barrio y parte Hanancuzquo, que era principal, subdividió en cinco barrios o partes: al uno y principal nombró Cápac ayllo, que quiere decir «el linaje del Rey»; con éste juntó gran multitud de gente y parte de la ciudad, que fuesen de aquel bando; al segundo llamó Iñaca panaca; el tercero Cucco panaca; el cuarto Auca yllipanaca ; el quinto Vicaquirau panaca; a cada uno de los cuales señaló su número grande de gente, y así repartió por bandos toda la ciudad. Del primer barrio o bando hizo capitán a su hijo mayor y que le había de suceder en el reino; el segundo y tercero señaló a su padre y descendientes por la línea trasversal; el cuarto a su agüelo y descendientes también por la línea transversal; el quinto a su visagüelo, por la misma línea”.
Asimismo la parte y bando segundo y principal de la ciudad que llamó de Rurincuzco barrio de abajo del Cuzco, subdividió en otras cinco partes o parcialidades: a la primera llamó Uzcamayta, y deste hizo capitanes a los descendientes del segundo hijo del primer Rey Inga; a la segunda nombró Apomaytha, de la cual constituyó capitán y capitanes al segundo hijo y descendientes del segundo Inga, a la tercera parcialidad o bando puso nombre Haguayni, del cual nombró por capitán y capitanes al segundo y descendientes del tercero Inga; al cuarto barrio nombró Rauraupanaca, cuya capitanía encomendó al segundo hijo y descendientes del cuarto Inga; al quinto barrio llamó Chimapanaca, y diole por capitán y capitanes al segundo hijo y sus descendientes del quinto Inga”(De las Casas, Bartolomé; cap.XVII, 1892:146 148)
Según la investigadora Laura Laurencich los ayamarca fueron un grupo que se instaló en Acamama, que posteriormente sería la ciudad de Cuzco, y llegaron antes que los Ayar Manco, que los derrotaron (en Bonavia, Duccio; 1992:134). Este primer núcleo estaba dividido en cuatro barrios que más tarde heredaron los incas: • Quenti cancha: barrio del picaflor.
• Chumbi Cancha: barrio de los tejedores. • Sairi Cancha: barrio del tabaco. • Yarambuy cancha: barrio mestizo (Rostworowski, María; 1992:180). Basándose en las informaciones de Garcilaso de la Vega, Virgilio Pineda distingue los siguientes barrios en Cuzco: • Barrio de Qolqanpata: “lugar de los grandes depósitos”. Situado al norte de la plaza principal. Estaba el palacio de Manco Capac y la huaca de Sapantiana. • Barrio de Qantupata “lugar de las plantas del qantu”. Situado en el lado oriental de Qolqanpata. • Barrio de Pumakurku: “el tronco o la viga del puma”. • Barrio de Toqokachi: “hueco o mina de sal”. Al oriente de la ciudad. • Barrio Munaysenqa: “nariz bella o bonita” • Barrio rimacpampa: “lugar donde se habla”. De aquí partía el camino hacia el Collasuyu. • Barrio Pumaq-Chupan: “cola de puma”.Confluencia de los ríos Saphy y Tullumayu. • Barrio Kayaokachi: “existencia salina”. • Barrio del Coricancha: El barrio del Coricancha fue uno de los más importantes de la ciudad de Cuzco. Éste incluía la plaza principal de la ciudad, que los incas trasformaron, pues, era un pantanal que desecaron por medio de canales de desagüe y arena de mar. El río Saphy la dividía en dos partes, el lado oriental, lugar donde se colocaban los mallkus en las grandes celebraciones; donde estaba ubicado el ushnu y el suntur huasi o casa redonda donde se realizaban los ritos para hanan, para el cielo. En el lado occidental, Cusipata, se realizaban las fiestas que ponían fin a las grandes ceremonias y desfiles militares (Davies, Nigel; 1999:131). Y la plaza de Haucaypata estaba reservada para las principales festividades religiosas: como el Inti Raymi. Además, en la plaza se ubicaban los palacios de los gobernantes. Por igual, el templo de Viracocha estaba construido sobre el antiguo lago que Sinchi Roca había drenado. La arena que tenía la plaza Haucaypata, que estaba enfrente de este templo, fue construida por los incas, para colocar el mar
primigenio, entiende la investigadora Jeannette Sherbondy, en el centro religioso y político del imperio (Sherbondy, Jeannette; 1992:47). Principalmente los palacios fueron: .- Lado Oriental o Qasana: templo de la panaca yñaka de Pachacuted. o Qoracora: templo de la panaca raura del Inca Roca. Colinda con el anterior. o Kiswarkancha: panaca sujsu del inca Viracocha. o Atún Cancha: residencia panaca del Inca Yupanqui. o Aclla huasi: casa de las escogidas. o Amaru cancha: lugar de la serpiente sagrada, panaca de Tumipampa, perteneciente a Huaina Capac. .- Lado Occidental o El mercado. o La zona de almacenamiento, collcapata. Situado al norte de la plaza principal, en la ladera del cerro de SacsaHuamán. o Pucamarca: “población roja” panaca de hatun ayllu, Tupac Inca Yupanqui. o Hatun Rumiyuj: panaca del ayllu huaca kirau, Inca Roca. o El complejo de Sacsahuamán; Hanan Cuzco. El diseño es en zigzag, posible imitación del contorno de rayo, Illapa (Figura 9).
Como microcosmos, organizador del territorio, la ciudad tenía que poseer en su trazo distinciones regionales. Así, la ciudad era percibida como una entidad viva que poseía tanto características Hanan, como características Hurin. Estas características, a su vez, marcaban el patrón de asentamiento, las poblaciones se repartían en la ciudad según los barrios, que a su vez eran dirigios por los ceques que cada familia cuidaba. Asimismo, los ceques se expandían de igual manera por regiones, respondían a la misma división de las fuerzas antagónicas que componen el universo desde la “Ordenación del Hacedor”. Hemos apreciado que el cosmos andino se caracteriza por ser una forma compleja, en un continuo movimiento que trasmuta las formas; sin una clara división hanan-hurin. Es decir, podemos decir que existen tendencias
hurin en el lado sur, y tendencias hanan, en el lado norte, pero no es una división estricta. Posiblemente se concebía que los seres poseían cualidades, entidades anímicas, pero, además, se ha observado que algunas cualidades humanas, o divinas, podrían haber sido interpretadas como potencias alojadas en los animales. Es decir, los animales son la materialización de una parte de la potencia del cosmos. La ciudad, como entidad viva, fue percibida bajo estos parámetros asociativos (Cieza de León, Pedro; 2000:322; Kauffman, Federico; 2002, tomo VI: 920-924; Larrea, J, 1960:183; Sarmiento de Gamboa, Pedro; 1988:135). La parte elevada de la ciudad se concibió como la cabeza de un animal, en este caso unos investigadores afirman que era un ave y otros que era un felino; y su parte posterior, la parte hurin de la ciudad , se disponía como la parte baja de un microcosmos vivo, de un ser vivo, es decir las partes bajas. Así, la capital del imperio podría haber sido concebida como la materialización, que en muchos casos es asociada al puma o jaguar, como hemos visto; y como consecuencia también a la “Potencia Primera”, o Viracocha. Podemos hacer un recuento de las diversas formas que pueden tomar el concepto de eje cósmico, éste pude expresar seres y entelequias muy variados del entorno: el Arco del Cielo, la Vía Láctea, el ushnu, determinadas plantas, el Obelisco Tello, determinadas ciudades, etc. Cuando explicamos la segmentación del universo concebimos la idea de que la apacheta, además, podría haber sido concebida como una forma axial por la cual se comunicaban los diferentes planos. Éstas podrían formar “soportes” de las regiones del cosmos, mientras que la Vía Láctea o el Arco Iris forman una especie de columna vertebral del espacio cósmico. Todas estas formas son ejes de comunicación, “soportes” de sustentación por los cuales se podía maniobrar, establecer un diálogo. Su importancia se halla en que fueron formas en las cuales se concebían los conductos del cosmos. De esta manera existieron ciertas formas axiales de mayor importancia, como la Vía Láctea y multitud de formas axiales en el entorno, como son, por ejemplo, los cruces de caminos, de los ríos, etc. Pues, en ellos las confluencias de potencias buscaban un punto de conexión que les permitía formar túneles por los cuales se concebía una comunicación.
Posiblemente determinadas plantas, al igual, fueron identificadas como formas axiales152. Los diccionarios quechuas y aymarás traducen mallqui como planta, árbol y de estas palabras derivan los verbos plantar y germinar. En párrafos anteriores se destaca la importancia de determinados árboles como ejes. En el texto de Huarochirí, por ejemplo, aparece el árbol de Lúcuma como eje comunicativo que pone en contacto los poderes celestes y los poderes inframundanos. Por el árbol ascienden y descienden los dioses, las almas de los muertos, y el curandero-chamán. Se percibía como un centro del mundo, eje de comunicación de los diferentes planos del universo (Ávila, Francisco de; 1975: 26) Los rituales fúnebres se ven intervenidos por medidas auxiliares, a través de los cuales se comprendía que se facilitaba el acceso del difunto a otra región. El mundo de los vivos y el mundo de los muertos se percibió con una estrecha, y necesaria, comunicación. Los sueños, en cierta medida, fueron estados que facilitaban el tránsito, como hemos visto. Las sustancias, los aromas, los hilos, las escaleras de los sepulcros de los infantes, etc. Aquellas ofrendas o actos por los que se pretendía contactar con formas ubicadas en otros planos-regiones viajan por esos conductos. El día de los difuntos, por ejemplo, se asociaba, en el pensamiento andino, a una apertura por la cual los difuntos visitaban a sus familiares (Sullivan, William; 1999:424). En el estudio de campo que realizó el investigador Xosé Mariño observó que al día siguiente de Difuntos se pone al pie del montículo un arbolito (Mariño, Xosé; 1989:61). Igualmente, cuando un individuo de la comunidad muere, como medida auxiliar, atan una cuerda en la cintura para que un difunto lo ayude a subir, o se hace una escalera de papel para que suban al cielo o ponen al pie de la tumba un arbolito (Mariño, Xosé; 1989:43). En el estudio de campo que realizamos en Potosí, a los infantes difuntos se les pone una escalera, unas alitas o alguna otra cosa que les ayude a subir (Trabajo de campo, Potosí, Bolivia, 2006). De igual forma se percibe un túnel conectivo entre el kay pacha y el hanan pacha, como muestra el dibujo que exponemos en el anexo (Trabajo de campo, Potosí, Bolivia, 2006; figura 23). Por ejemplo,
152 Por ejemplo, para los shuar, del Ecuador, la utilización del yagé tiene un carácter sagrado. Entre muchas razones porque crece de forma simbiótica con algunas especies de árboles. La planta es un “eje” que hará que el acto chamánico sea favorecido; ésta ayudará al oficiante en su viaje como eje; se percibe como un espíritu auxiliador.
casi todas las crónicas parecen coincidir en la afirmación que narra que a los difuntos se les colocaba una caña por la cual se derramaba chicha, y por la cual se concebía que el alma pudiera salir; en este caso hablaríamos de conductos (Cieza de León, Pedro; 2001: 221). En las regiones de Chimborazo los investigadores hallaron cañas rollizas de bambú, llamadas gadúa, en las que se vertían bebidas y alimentos para sustentar a los difuntos; usadas por los antiguos caras en la región de Quito (Cieza de León, Pedro; 2001: 221; Girard, Raphael; 1976, TomoIII: 1771). Como conclusión al concepto de eje, matizaremos que el principal problema que hemos hallado para realizar un análisis correcto, es que realmente existen multitud de puntos de conexión que fluyen por el cosmos; pues, tanto las energías celestes como las inframundanas se comunican por infinidad de lugares “centrales”. Éstos son los lugares en los cuales se ubicaba una conexión especialmente eficiente. Hemos detectado que los centros que llamaron la atención en las crónicas son algunos que albergan gran peligro; posiblemente habría más de los que nos informaron: los manantiales, las cuevas, las montañas, los ríos, etc. Posiblemente, como explica Miercea Eliade, estas formas axiales son el reflejo del deseo de vivir en el centro del mundo, recuerdese el concepto de ciudad inca, por representar un espacio en contacto con lo sagrado (Eliade, Mircea; 1985: 47) Las formas axiales se ven incrementadas por algún fenómeno que albergan, o que sucede en el espacio tiempo, como por ejemplo, el Arco Iris. La creación primera; las formas que se perciben en el kay pacha; participan tanto del plano celeste como del inframundano. Todas ellas poseen la capacidad de poder comunicarse con los diferentes planos, pues, forman parte de ellos. Entendemos que la diferencia se halla en el acontecimiento, y además, en que las formas del universo se han creado de forma asimétrica. El concepto de eje conlleva seres y entelequias del entorno que podrían concebirse como formas axiales, el Arco del Cielo, la Vía Láctea, el ushnu, determinadas plantas, etc. Posiblemente, el cosmos centro andino pre-colonial fue concebido como una gran forma oval recorrida por túneles que comunicaban los planos. Como diría M. Eliade establecer un centro, un espacio sagrado revelado por los dioeses que le da sentido cosmológico al mundo y a uno mismo en él (Eliade, Mircea; 1985:45).