![](https://static.isu.pub/fe/default-story-images/news.jpg?width=720&quality=85%2C50)
11 minute read
II.3.1.d. La Pachamama
III.3.1.c. La Pachamama
El concepto que conlleva la Pachamama y sus principales características han sido analizadas en multitud de investigaciones. Por esta razón, en la presente sección del estudio sólo presentaremos lo más distintivo de la divinidad y algunas aclaraciones. La investigadora Ana María Mariscotti apuntó que el origen de la palabra Pachamama es aymará, pero fue un vocablo muy difundido por la expansión del Tahuantinsuyu (en Mariscotti, Ana Mª, 1978: 28) El inframundo lo concebimos, como se explicó, segmentado en varias partes. Teniendo en cuenta la presente tesis situamos a la Pachamama en una primera zona, que podemos calificar como intra-mundo, el hurin pacha. En la parte fértil, la que donaba el sustento a la comunidad. La tradición señala que la pachamama normalmente va acompañada, como numen ctónico, de animales inframundanos, la serpiente, el sapo y el perro. Hemos advertido que estos animales son los mismos que portan la enfermedad, en el texto de Huarochirí, por ejemplo, al cacique que se hace pasar por una divinidad cae enfermo y su enfermedad se relaciona con éstos animales. En la narración el sapo es ubicado debajo del mortero, donde se realiza la comida, relacionado con las plantas domesticadas (Ávila, Francisco de; 1975:37). De igual manera, en la actualidad son animales relacionados con el inframundo y con la enfermedad (Figura 16). Estos animales están íntimamente conexos con el peligro, con la enfermedad, porque las comunidades prehispánicas concebían la idea de que la Madre Tierra reclamaba su pago a través de éstos. En los mitos, como hemos observado, se relaciona el sacrificio de una deidad, masculina o femenina, con la creación y origen de algunos frutos. La expiación de la deidad engendra las plantas cultivables, la alimentación de las comunidades. Este acto conlleva un “contrato” de correspondencia con las divinidades, que obligaba a las comunidades a mantener una relación de reciprocidad. Si este acto de mutua ayuda era olvidado, es posible que la Pachamama se apareciese en forma de sapo, por ejemplo, y la persona se enfermará.
Advertisement
Por el momento, esta primera imagen; Pachamama con su fauna; concuerda con las informaciones e ilustraciones grabadas en la cerámica
preincaica, opinamos que podría haber sido una forma o concepto base que nació en los Andes mucho antes que el desarrollo inca (Figura17). Se ha observado en los textos que los hermanos Ayar, tras el Diluvio, donde perecieron todos los hombres, salieron de una cueva, “por una ventana de piedra, que esta en la boca o respiradero de la dicha cueva…” (Cobo, Bernabé; 1956:62). Éstos escaparon del gran aguacero porque el “Hacedor del Mundo” los envió por las cavernas de la tierra. Fueron utilizados los conductos subterráneos para salir y establecer la humanidad presente. Los hermanos se dirigieron hacia el Cuzco con las semillas del maíz y otros mantenimientos, las plantas que ayudan al desarrollo de la comunidad. Y el hermano mayor, Manco Capac, tiró una honda con cuatro piedras hacia las cuatro partes del mundo. Él, como unidad dividió las cuatro partes del plano terrestre. La Pachamama aparece, pues se hace necesario volver a recalcar esta idea, como la gran madre que a través de sus conductos subterráneos parió a la humanidad. En última instancia, Pachamama representa lo fructífero, frente a la esterilidad del mundo subterráneo. Bernabé Cobo observó lo siguiente “…tenían por abusión que las mujeres preñadas o que estaban con el mes pasasen por los sembrados” (Cobo, Bernabé; 1956:234). La Pachamama, al igual que el resto de deidades andinas, se personifica como una entidad viva. La deidad aparece como un ser hambriento, pues se concibe el perfil de que ésta poseía un gran apetito para terminar su germinación, “… cuando temblaba la tierra, decían que tenían sed ella y las huacas, y que querían beber, y con esto hacían mil ceremonias, y le echaban agua para que bebiese y se hartase.” (Murúa, Fray Martín de; 2001:427). Además, al igual, se ubica un espacio-tiempo que es poseído por las fuerzas inframundanas, de tal manera que en agosto, por ejemplo, se entendía que el mundo estaba bajo estos influjos. Esta época, como hemos visto, es el periodo de lluvia, cuando la Pachamama es fecundada, es un periodo en el cual ésta se percibe receptiva. Normalmente, como hemos explicado en párrafos anteriores, aparece como la creadora de ciertos cultivos que dan el sustento a las comunidades, es la representación de la fertilidad del vientre de la tierra. Consiguientemente, la divinidad posee un carácter materno, es guardiana del mundo de los muertos, diosa de la fertilidad, la vegetación y de las plantas cultivadas. Vilar Cordoba
recogió un mito en el cual Pachamama era la viuda de Pachacamac, y la madre de los gemelos que se transforman en el Sol y la Luna (en Mariscotti, Ana Mª; 1978: 38). De este modo se podría entender que la Pachamama sería, en cierta medida, la parte femenina de la pareja del uku pacha, así formarían un binomio inframundano Pachacamac-Pachamama. En las crónicas, como se analizó, Pachacamac aparece tanto como divinidad creadora, como divinidad terrestre. Por ejemplo, Francisco de Ávila anotó lo siguiente: “Cuando él se irrita, el mundo se mueve, que también se estremece cuando vuelve la cabeza a cualquier lado. Por eso tiene la cabeza inmóvil. Si rotara todo el cuerpo, al instante se acabaría el Universo” (Ávila, Francisco de; 1975:101). Se entiende que la deidad habitaba en el interior de la tierra, y poseía el poder de trasformarla o moverla. Aparece como una divinidad terrestre, rasgo que posiblemente le uniese a la Pachamama. El investigador Gerald Taylor basándose en la raíz camac, camaquen, camasca, ha deducido el significado de Pachacamac como el “animador”, el “trasmisor de fuerza vital” (Taylor, Gerald; 1987:24-25). Mientras que Alfredo Torero le otorga un significado relacionado con “animador” y “regulador”del mundo, y no la de creador o hacedor (Citado en Manga Quispe, Eusebio). Rafael Karstein y Franklin Pease consideran que Viracocha y Pachacamac son dos nombres diferentes de la misma divinidad, pero se utilizaron para asignarle uno en las regiones de montaña y el otro en costa, así, indican la oposición entre montaña y costa. Por otro lado, Eusebio Manga Quispe entiende que Cuniraya y Pachacamac son dos divinidades independientes, y que Viracocha - Cuniraya, no tiene nada que ver con Pachacamac. Pachacamac fue una deidad inframundana, pero, si mantenemos la hipótesis que ubica en el hurin pacha una potencia-sustancia germinante, podría considerarse que Pachacamac poseía esa cualidad, frente a Viracocha. De esta manera, Viracocha era poseedor de potencia-sustancia celestial, mientras que Pachacamac fue una deidad que poseía potencia inframundana. Las dos divinidades aparecen como agentes reguladores de la creación, pero cada uno ubicado en un plano diferente del cosmos, con unas cualidades desiguales. Así, las características de las dos deidades se confunden, pues, las dos animan el universo.
Por otro lado, si consideramos a Viracocha como fluido celeste capaz de crear o engendrarse a sí mismo, como vimos, existe la posibilidad de que Pachacamac, entendido como fluido intra-terrestre, fuese una deidad andrógina, y no ocupase un binomio con otra forma femenina. En algunas crónicas la deidad aparece acompañada, con Pachamama o con Urpaiñamca, y en otras aparece como creador, por lo tanto, se perfila en determinadas ocasiones de manera confusa. La adaptación de las tradiciones prehispánicas a la doctrina católica orientó, en cierta medida, los rasgos de las divinidades andinas hacia un monoteísmo intrínseco, que no debemos olvidar. En esta parte de la investigación nos preguntábamos si Viracocha fue una deidad que ordenó, desde su unidad, los cinco rumbos del cosmos, entre otras muchas cosas, se podría entender que Pachacamac, por ejemplo, pudiese haber originado cinco rumbos en el inframundo. Esta cuestión nos serviría para comprender mejor la geometría del inframundo, pues carecemos de datos sobre esta región, pero no somos capaces de responder la cuestión, por el momento. Como se aprecia en los mitos el “Ordenador” clasificó animales domésticos, y plantas cultivadas para el sustento de la comunidad, a través de la Pachamama. Frente a los animales y plantas silvestres que son relacionados con el espíritu del inframundo, la deidad suele ser personificada como una joven pastora, una vieja anciana caníbal o una anciana hilando. Los investigadores Ana María Mariscotti, Trimborn y Kelm llegaron a la conclusión de que diversos aspectos de Pachamama eran representados por diferentes personificaciones: Mamaquilla, Mamacocha, Chaupiñamca,... (En Mariscotti, Ana Mª; 1978: 43). Éstas concebimos que sean personificaciones femeninas de los elementos relacionados con los poderes fertilizantes del inframundo, del vientre creador. Pero la Pachamama no es lo mismo que la Mamacocha, si bien son aspectos del inframundo, el cuerpo del agua y el cuerpo de la tierra, la luna, cada una de ellas se debe entender como una forma caracterizada. La Luna, Quilla, es una manifestación de los poderes inframundanos, de la Pachamama. La separación primigenia de las fuerzas que rigen el mundo, la de “arriba” y la de “abajo”, se manifiestan de forma hipostática en diferentes nomenclaturas sobrenaturales. Entendemos la división, consecuentemente, en númenes con características celestes, y númenes con características
intraterrenas. En la geografía sagrada que ordenó el Creador, la Pachamama se relaciona con lo creado, con el pasado, los difuntos, y en consecuencia, la relacionamos con el sur, frente al norte que es la región sagrada de dominio celestial por antonomasia. Los aymaras, por ejemplo, conciben el origen del mundo desde la Pachamama, la Madre Universal que posee la facultad de convertirse en Gran Serpiente (Granda Paz, Osvaldo; 1998: 17). Esta característica coincide con la representación que se halla en los vasos mochicas, y con el culto que amuru poseía durante el incanato. Las formas que la deidad poseía en la región terrestre son identificadas en el plano celestial con fenómenos atmosféricos, como el rayo, el trueno, el relámpago, la lluvia, el arco iris y el viento. Estas expresiones naturales ponen de manifiesto el concepto circular que tenían las comunidades andinas sobre el universo y su interrelación. Si bien, el interior de la Pachamama albergaba la vida, y por ella corrían las aguas, éstas a su vez, se masculinizaban y se convertían en lluvia, en rayo o en otro fenómeno atmosférico. Como dicen en la actualidad “lo femenino no funciona sin lo masculino” (Trabajo de campo, Potosí, Bolivia, 2006) Tras analizar los mitos y las informaciones coloniales entendimos que el ser humano se podría analizar no como una entidad individual y ajena a la Naturaleza, sino como un ser más de lo creado. El vínculo que posee éste con el contexto que le rodea es más que de simple observador, pues, el hombre, al igual que el resto de lo seres, participa de la Naturaleza. El hombre es hijo de la Naturaleza, de la Pachamama, ésta le parió, como se evalúa en las crónicas. No es cuestión de hallar una profunda interrelación del hombre con el entorno, el hombre participa, al igual que el resto de lo creado, en la creación. Hemos elegido una entrevista recogida y recopilada por Rosalind Gow y Bernabé Conde porque opinamos que estos datos aportan una valiosa información para entender algunos aspectos que todavía se desconocen sobre la cosmovisión pre-hispánica (en Kay Pacha: 1982). El texto es el siguiente: “P: ¿Sabe hablar o no la Pacha tierra? C: En los tiempos antiguos sabía hablar la pacha tierra. Existía gente sabia que sabía hablar con los lugares sagrados y las ñustas. Los apus hablaban al llamado sabio. P: ¿Desde cuando vive?
C: en agosto del primero al seis, después en Navidad no más también la tierra vive... P: ¿Cómo cuida a todos? C: De repente puede venir un mal, entonces en secreto a todos hace entenderlo. No hace caer no hace enfermar, no niega. Se revela en sueños en día de su fiesta.”
A través del texto y de las crónicas, se observa, por ejemplo, que en los tiempos primigenios existía una comunicación entre el individuo elegido, el oficiante-sabio, y la naturaleza. Éste fue un vínculo comunicativo de reciprocidad existencial. Se considera además, que la vida de Pachamama; los periodos naturales de las fases en las que produce, o en las que “pare”; es vista en el plano terrenal, al igual que se computaba en los tiempos precoloniales. Esta manifestación estacional, que rige la vida, confirma nuestra hipótesis de trabajo, en la que afirmamos que el tiempo es dividido en Hanan y Hurin, en un dominio de los poderes celestiales, regidos y ordenados a través de las huacas-ídolos de los ceques. Otro de los aspectos del texto es la importancia que se da a los sueños. Si bien la comunicación se ha perdido en el espacio-tiempo en el que habitan los humanos, el vínculo de unión, o la única forma de comunicación entre los poderes sobrenaturales y éstos, era a través del sueño. El cuerpo, cuando duerme está en una posición peligrosa, en una forma de muerte transitoria donde el alma o camac puede viajar y comunicarse con las formas etéreas, con los poderes inframundanos. En el diccionario de Jesús Lara hemos hallado wañuy: “morir”, relacionado íntimamente con wañuypuñuy: “sueño muy profundo” (Lara, Jesús; 1989:311). Se podría concebir la idea de que tanto el sueño como la muerte implicaban la separación del cuerpo y de alguna entidad anímica. La Pachamama para comunicarse utilizaría el sueño. La Pachamama fue concebida por las poblaciones prehispánicas como la madre de la humanidad. Por sus conductos, el Ordenador envío a las poblaciones, y las ubicó en los lugares por los cuales paría la engendradora. Estos orificios fueron la pacarina de las comunidades, las regiones de nacimiento, lugares de culto, como Pacaritambo. Pachamama, en los mitos, se personifica como una anciana, una tejedora o una caníbal, esta caracterización
hace referencia a muchas de las cualidades que hallamos en el hurin pacha. Por otro lado, se la vinculaba con animales ctónicos, y con la primera parte del inframundo, con la región fértil. Además, el hombre posee una relación de mutua reciprocidad, ya que su sacrificio se relaciona con la creación de las plantas domésticas que alientan a las comunidades. Al igual que para el resto de las divinidades, existen periodos temporales que pertenecen a la Pachamama. Además, hemos presentado la posibilidad de comprender un binomio inframundano entre Pachacamac-Pachamama; o una deidad andrógina inframundana.