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2.2 ¿Quiénes asistían a los colegios?

De la fundación es inseparable la de colegios, por ser estos los principales miembros que adornan aquel cuerpo. En esta ciudad, tres son los establecidos: el de San Felipe, San Martín y Santo Toribio: todos tres gozan honores de Reales y lo acredita la corona que les sirve de divisa en las becas que cargan sus alumnos.

Y por ahora cierra este con la reflexión que me debió la ley relativa a los Seminarios, […] no sean admitidos a ellos los hijos de oficiales mecánicos y que se prefieran en igualdad de méritos a los hijos y descendientes de los primeros descubridores de estas provincias, gente honrada, de buenas esperanzas y respetos: bajo de cuyas calidades y no de otras les dio el Rey la preferencia así a estos como a otros colegios en las presentaciones y beneficios; y por eso, en todos ellos por costumbre o particular constitución suelen recibirse informaciones de la legitimidad y limpieza de los pretendientes.

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Real cédula fecha en Madrid a 14 de julio de 1768, sobre lo propuesto en cuanto a estatuto de legitimidad y limpieza de sangre para entrar en Colegios, graduarse en las Universidades, y recibirse de abogados en las Audiencias.

El Rey. - Virrey, Presidente y Oidores de mi Real Audiencia de la ciudad de Lima: En carta de 8 de noviembre próximo pasado participáis vos mi Virrey las perniciosas consecuencias, que con grave perjuicio de la república y buen gobierno ocasiona la multitud de abogados de oscuro nacimiento y malas costumbres en que abunda ese Reino, […] expresáis que este desorden proviene de la facilidad con que sin el menor reparo se admiten tales sujetos (sic) en los Colegios, pues condecorados con la beca, se les dan sin contradicción en las Universidades los grados de Licenciado y Doctor y adornados con ellos se les admite al número de abogados en las Audiencias, porque tendrían por agravio en tales circunstancias lo contrario: que deseando remediar en su raíz este daño tan nocivo al público, como vergonzoso a los que no se hallan manchados con el feo borrón de un vilísimo nacimiento de zambos, mulatos y otras peores castas, con quienes se avergüenzan de alternar y rozarse los hombres de la más mediana esfera, consideráis muy importante me digne prohibir por punto general y con las más severas penas, sea recibido sujeto alguno a los Colegios […] sin que primero califique en toda forma su legitimidad y limpieza de sangre repitiéndose esta misma prueba en las Universidades para admitirlos a los grados y en las Audiencias a los estrados de ellas […] se ha hecho, sin embargo, tan común la relajación y corruptela, que ya no dudan darla nombre de costumbre y es precisa para reponer las cosas en su primitivo estado toda mi autoridad Real, mandando con fuerza de ley observar indispensablemente aquellos loables y bien premeditados estatutos. […] Yo, el Rey. (Fuentes, 1859a, pp. 482-487). Información útil

Manuel de Amat y Junyent (1704-1782) fue virrey del Perú entre 1761 y 1776. Es recordado por haber implementado las reformas borbónicas que estaban bajo la influencia de las ideas de la Ilustración del siglo XVIII. En sus memorias, el virrey hace referencia a las normas dadas por el rey (real cédula). En el extracto que te presentamos, por ejemplo, hace mención a la real cédula del 14 de julio.

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