Krzysztof Makowski
Urbanismo andino. Centro ceremonial y ciudad en el Perú prehispánico
plena estabilidad sedentaria, con poca movilidad tanto en el sentido físico (desplazamientos regulares), como metafórico, social (clases sociales antagónicas) y en el papel decisivo del comercio institucionalizado para asegurar el abastecimiento de la hipotética ‘población urbana’. En la alternativa de interpretación que se acaba de plantear con el pleno respaldo de las evidencias se esboza un escenario distinto.
de ancestros, no están subordinados a la traza urbana ni tampoco necesariamente concentrados solo en el centro monumental de una capital. Todo lo contrario, cada edificio es independiente de los demás con su propia lógica de orientación, de manera frecuente vinculada con los ejes visuales, los que apuntan hacia lugares sagrados en el paisaje, y también hacia direcciones en los que aparecen sol, luna o las constelaciones.
La diversidad formal de ambientes arquitectónicos de los que se componen los edificios monumentales tempranos se explicaría por las necesidades involucradas en el culto: banquetes, ayunos, bailes, presentación de tributos a la comunidad del templo, ofrendas, sacrificios, rituales de iniciación, espacios de oráculo, entre otros. Las diferencias en la extensión, volumen construido, duración de uso continuo, tanto entre los edificios del mismo complejo como entre diferentes centros ceremoniales, no guardan relación proporcional directa con el número de eventuales habitantes permanentes, pero sí con el número de visitantes periódicos y, por ende, con su prestigio religioso y político. La construcción de manera mancomunada —por parte de una comunidad o por una alianza de varias comunidades del espacio ceremonial y monumental—, su mantenimiento y eventuales ampliaciones se constituyen en este contexto en el mecanismo de materialización de la memoria sobre los lazos de parentesco ritual establecido por este medio, y legitimado periódicamente mediante rituales compartidos.
Cada edificio parece ser construido y mantenido además por el grupo de sus usuarios. Su ciclo de uso es corto y las modificaciones frecuentes. Nada está terminado ni definitivo. Ni la arquitectura pública ni los lugares de culto se concentran necesariamente en los asentamientos poblados, como ocurre en el urbanismo antropocéntrico occidental. Todo lo contrario: la arquitectura ayuda a organizar el paisaje como el escenario de las ceremonias religiosas. Este sistema tan particular guarda plena coherencia con las realidades sociales y las dimensiones tecnológicas y económicas de la vida en los Andes.
Es probable que esta clase de parentescos determinara, en buen grado, las alianzas matrimoniales, garantizara intercambios permanentes de ciertos productos y materias primas, derechos de paso por territorio ajeno y, eventualmente, de cultivo en áreas controladas por otra comunidad confederada. Visto desde esta perspectiva, el fenómeno de la arquitectura monumental temprana puede ser entendido como el antecedente del particular sistema «antiurbano» de los Andes Centrales en la definición que acabo de exponer. Lo demuestra la relativa similitud entre los centros ceremoniales precerámicos y Pachacámac inca. En ambos casos y en todos los analizados en el presente texto, las capitales y los santuarios oraculares comparten características de un centro ceremonial poblado.
Es la expresión material de una vida social en la que el desarrollo tecnológico no ha conducido al ocaso de la organización comunitaria de las principales actividades de subsistencia y de producción, ni tampoco ha impuesto al individuo, al padre de una familia nuclear —pater familias— por encima de las relaciones de parentesco tanto en la política como en la economía. Se percibe también debida coherencia entre el sistema ‘antiurbano’ andino y la organización económica en la que el trueque, la redistribución por parte del Estado y los regalos sustituyen de manera eficiente al comercio a cargo de mercaderes que invierten su propio capital. En este mismo sistema andino, toda propiedad de tierra o ganado es necesariamente corporativa. Considero necesario entender a plenitud las características excepcionales del ‘urbanismo andino’ para apreciar como lo merecen los aportes tan originales de las civilizaciones andinas a la compleja historia de la humanidad, y tomar distancia de modelos que sirvieron al Occidente para apropiarse de ella.
Este urbanismo sui géneris centroandino es, de hecho, cosmocéntrico. Los edificios públicos de uso esencialmente ceremonial, templos, palacios, monumentos de culto 230
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