Krzysztof Makowski
nacionales —por ejemplo, los capetingios se llamarán a sí mismos reyes de los franceses y no reyes de los francos como lo hacían siglos atrás los merovingios—. En el contexto mencionado vuelve a consolidarse el papel del centro, de la capital del reino, y del palacio real en la capital. Este palacio, a diferencia de otras residencias del rey, se constituye en el centro del espacio soberano, el centro en el que se manifiesta el poder del rey vivo y se realizan todos los actos políticos relevantes. La palabra ‘palacio’ en castellano, como en otros idiomas europeos, viene del latín ‘palatium’, derivado de una de las siete colinas de la campiña romana —el Palatino, donde la leyenda situaba el palacio de Rómulo y, posteriormente, se construyeron los palacios de Augusto, Tiberio así como la imponente Domus Flavia; la Domus Aurea de Nerón se extendía al pie de la famosa colina— (Alessio 2006). La palabra ‘palatium’ como denominación del lugar desde donde se ejerce el poder entra el vocabulario del latín medieval a partir del siglo VII después de Cristo y se difunde en toda la Europa cristiana con el canon arquitectónico carolingio y con el programa ideológico de la renovación del Imperio romano, cuyos orígenes en las personas de Julio César y Augusto, residentes en el Palatino, se entrelazaban en la memoria histórica con los de la cristiandad. El palatium carolingio, según el modelo de la residencia de Aquisgrán, la ‘cuarta Roma’, se componía de una amplia sala con columnas, la aula palatina, el lugar de reunión del rey con sus señores, de la galería que daba a los aposentos laterales y de la monumental capilla en el extremo opuesto del complejo (Hubert y otros 1968). Los emperadores y los reyes de la Europa medieval construían palacios en todos sus feudos para atender en constantes viajes las necesidades de las más alejadas provincias y limitar las ambiciones de sus vasallos. Palacios similares construían también los obispos. Por cierto, los palacios edificados en el siglo XVI por los reyes de España distaban mucho del palatium carolingio no solo en forma. Su macizo trazo de cuadrilátero con uno o varios patios internos, numerosos pisos y torres en las esquinas dominaba orgullosamente el paisaje (véase El Escorial o el Alcázar de Toledo). Cientos de habitaciones permitían albergar y atender toda la numerosa corte, a la guardia y a cientos de sirvientes. Su sólido aspecto defensivo es heredero de la tradición de castillos urbanos, una solución híbrida, entre castillo y mansión palaciega, aunque 126
Garu, región Huánuco, provincia de Yarowilca, distrito de Choras, uno de los sectores residenciales del asentamiento construido durante el Periodo Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.)
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